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Fernando Valladares Luis Balaguer Ignacio Mola Adrián Escudero V alentín A lfaya Restaura ción ecológica de áreas afectadas por infraestructuras de transporte Bases cientícas para s olucion es té cnicas

Valladares Et Al 2011

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  • Fernando Valladares

    Luis Balaguer

    Ignacio Mola

    Adrin Escudero

    Valentn Alfaya

    Restauracin ecolgica de reas afectadaspor infraestructuras de transporte

    Vivimos en un mundo atravesado por carreteras, lneas de tren, gasoductos y tendidos elctricos. Aunque nos hemos acostumbrado a ello, los sistemas naturales no. En este libro se revisan los impactos principales de la alteracin ambiental que implica la creacin y el uso de las infraestructuras lineales, y se abordan los principales criterios cientfi cos para reconducir y atenuar estos impactos. Pero el libro no es solo un tratado cientfi co, sino que incluye ingredientes clave, como los aspectos tcnicos y el marco legal, para que sirva de referencia til y completa a quienes les interese la restauracin ecolgica de estos nuevos ecosistemas generados con la construccin de infraestructuras lineales. El libro busca estimular la interaccin frtil entre cientfi cos y tcnicos para abordar un tema ambiental, legal, social y econmicamente complejo, como es el de qu ocurre y qu conviene hacer con las reas afectadas por estas infraestructuras. Para contribuir a esta interaccin, el libro rene el trabajo y la experiencia de ms de treinta expertos y recopila la informacin de numerosos proyectos tanto de investigacin como de construccin y de restauracin, aportando una seleccin clave de referencias bibliogrfi cas y recursos disponibles en internet.

    Fortuny 7 28010 MadridT. 91 121 09 2o F. 91 121 09 31biodiversidad@fundacion-biodiversidad.eswww.fundacion-biodiversidad.es

    Restau

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    lentn Alfa

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    Los editores de este libro anan experiencias profesionales complementarias, incluso contrastadas, ya que mientras tres de ellos provienen del mbito acadmico, los otros dos realizan su trabajo en el seno de empresas privadas. Los cinco comparten el inters por el impacto de las infraestructuras lineales sobre el medio natural y llevan muchos aos recopilando informacin y participando en diversos proyectos con el fi n de comprender mejor estos impactos y como atenuarlos. Las ideas tericas desde el campo de la ecologa que Fernando Valladares, Luis Balaguer y Adrin Escudero han ido destilando como resultado de su investigacin han debido combinarse por un lado con el conocimiento de la realidad a pie de obra que Valentn Alfaya ha acumulado durante el seguimiento de numerosos proyectos de construccin y por otro, con la experiencia de Ignacio Mola quien ana ambos intereses, cientfi cos y de empresa, como coordinador de proyectos en restauracin de I+D+i en el mbito de la construccin y explotacin de infraestructuras. La necesidad de combinar visiones y experiencias les ha llevado a colaborar con frecuencia y el resultado de ese cruce frtil entre la ciencia y la tcnica, entre el mundo de las ideas y el marco tozudo de una realidad compleja, es lo que ha dado origen a este libro.

    Restauracin ecolgica de reas afectadaspor infraestructuras

    de transporteBases cientfi cas para soluciones tcnicas

  • Fernando Valladares

    Luis Balaguer

    Ignacio Mola

    Adrin Escudero

    Valentn Alfaya

    Restauracin ecolgica de reas afectadaspor infraestructuras de transporte

    Vivimos en un mundo atravesado por carreteras, lneas de tren, gasoductos y tendidos elctricos. Aunque nos hemos acostumbrado a ello, los sistemas naturales no. En este libro se revisan los impactos principales de la alteracin ambiental que implica la creacin y el uso de las infraestructuras lineales, y se abordan los principales criterios cientfi cos para reconducir y atenuar estos impactos. Pero el libro no es solo un tratado cientfi co, sino que incluye ingredientes clave, como los aspectos tcnicos y el marco legal, para que sirva de referencia til y completa a quienes les interese la restauracin ecolgica de estos nuevos ecosistemas generados con la construccin de infraestructuras lineales. El libro busca estimular la interaccin frtil entre cientfi cos y tcnicos para abordar un tema ambiental, legal, social y econmicamente complejo, como es el de qu ocurre y qu conviene hacer con las reas afectadas por estas infraestructuras. Para contribuir a esta interaccin, el libro rene el trabajo y la experiencia de ms de treinta expertos y recopila la informacin de numerosos proyectos tanto de investigacin como de construccin y de restauracin, aportando una seleccin clave de referencias bibliogrfi cas y recursos disponibles en internet.

    Fortuny 7 28010 MadridT. 91 121 09 2o F. 91 121 09 31biodiversidad@fundacion-biodiversidad.eswww.fundacion-biodiversidad.es

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    Los editores de este libro anan experiencias profesionales complementarias, incluso contrastadas, ya que mientras tres de ellos provienen del mbito acadmico, los otros dos realizan su trabajo en el seno de empresas privadas. Los cinco comparten el inters por el impacto de las infraestructuras lineales sobre el medio natural y llevan muchos aos recopilando informacin y participando en diversos proyectos con el fi n de comprender mejor estos impactos y como atenuarlos. Las ideas tericas desde el campo de la ecologa que Fernando Valladares, Luis Balaguer y Adrin Escudero han ido destilando como resultado de su investigacin han debido combinarse por un lado con el conocimiento de la realidad a pie de obra que Valentn Alfaya ha acumulado durante el seguimiento de numerosos proyectos de construccin y por otro, con la experiencia de Ignacio Mola quien ana ambos intereses, cientfi cos y de empresa, como coordinador de proyectos en restauracin de I+D+i en el mbito de la construccin y explotacin de infraestructuras. La necesidad de combinar visiones y experiencias les ha llevado a colaborar con frecuencia y el resultado de ese cruce frtil entre la ciencia y la tcnica, entre el mundo de las ideas y el marco tozudo de una realidad compleja, es lo que ha dado origen a este libro.

    Restauracin ecolgica de reas afectadaspor infraestructuras

    de transporteBases cientfi cas para soluciones tcnicas

  • Restauracin ecolgica de reas afectadaspor infraestructuras de transporte

    Fernando Valladares | Luis Balaguer | Ignacio Mola

    Adrin Escudero | Valentn Alfaya

    Bases cientficas para soluciones tcnicas

  • Prlogos 7

    Agradecimientos 11

    1 / Restauracin ecolgica e infraestructuras de transporte: definiciones, problemas y desafosLuis Balaguer, Fernando Valladares e Ignacio Mola 15

    2 / Consideraciones geomorfolgicas e hidrolgicasJos F. Martn Duque, Saturnino de Alba y Fernando Barbero Abolafio 43

    3 / Ecohidrologa: erosin hdrica y dinmica de la vegetacin en laderas artificialesJos Manuel Nicolau, Tiscar Espigares, Mariano Moreno de las Heras y Luis Merino-Martn 75

    4 / Importancia del suelo para la restauracin de la cubierta vegetalPablo Garca-Palacios 85

    5 / Procesos ecolgicos y restauracin de la cubierta vegetalEsther Bochet, Pablo Garca-Palacios, Begoa Peco, Jaume Tormo y Patricio Garca-Fayos 101

    6 / Introduccin de especies leosasPedro Villar-Salvador, Santiago Soliveres y Jos Luis Quero 143

    7 / Ecotecnologa aplicada a la restauracin de infraestructuras de transporteSantiago Soliveres, Valentn Contreras, Joo Paulo Fernandes, Jordi Cortina, Pablo Garca-Palacios, Marisa Martnez y Jorge Fort 177

    8 / Actuaciones para minimizar los efectos sobre la faunaJuan E. Malo y Cristina Mata 213

    9 / Seguimiento y vigilancia ambientalCarlos Iglesias, Santiago Soliveres, Valentn Alfaya, Je-ss lvarez, Ignacio Mola, Javier Martnez de Castilla y Xavier Artigas 243

    10 / LegislacinCarlos Iglesias, Luis Balaguer, Ignacio Mola y Valentn Alfaya 275

    11 / Restauracin ecolgica e infraestructuras de transporte: perspectivas y recomendacionesLuis Balaguer, Fernando Valladares, Adrin Escudero, Ignacio Mola y Valentn Alfaya 303

    Anexo 1 / Fuentes recomendadas de informacin adicional 311

    Anexo 2 /Sobre los autores y revisores del libro 317

    Restauracin ecolgica de reas afectadas por infraestructuras de transporte. Bases cientficas para soluciones tcnicas

    Publicado por:

    Fundacin Biodiversidad

    Editores:

    Fernando Valladares, Luis Balaguer, Ignacio Mola, Adrin Escudero y Valentn Alfaya

    Esta publicacin ha sido posible gracias a la colaboracin de:

    Ferrovial, S. A. Prncipe de Vergara 135 - 28002 Madrid (Espaa). Tel.: (+34) 91 586 25 00 www.ferrovial.com

    Obrascn Huarte Lan, S. A. Torre Espacio. Paseo de la Castellana, 259D - 28046 Madrid (Espaa). Tel.: (+34) 91 348 41 00 www.ohl.es

    Diseo, maquetacin e impresin:

    AGSM Artes Grficas. www.agsmartesgraficas.es

    Depsito Legal: AB-338-2011

    Fotografas: las fotografas que aparecen en este libro son propiedad exclusiva de sus autores. En caso de no sealarse explcitamente su autora, pertenecen a los autores del captulo correspondiente.

    Cita recomendada:

    Valladares, F., Balaguer, L., Mola, I., Escudero, A., y Alfaya, V., eds. 2011. Restauracin ecolgica de reas afectadas por infraestructuras de transporte. Bases cientficas para soluciones tcnicas. Fundacin Biodiversidad, Madrid, Espaa. Fundacin Biodiversidad 2011.

    Impreso en papel certificado FSC

  • 7NDICE

    PRLO

    GO

    Teresa Ribera RodrguezSecretaria de Estado de Cambio ClimticoVicepresidenta de la Fundacin Biodiversidad

    La conservacin de la diversidad de la vida, como define la biodiversidad el Convenio sobre Diversidad Biolgica, se ha revelado como un componente cla-ve del desarrollo sostenible. Del buen funcionamien-to de los ecosistemas depende el futuro econmico, social y cultural del pas. Sin embargo, las presiones que amenazan esta diversidad son numerosas. Entre otros factores, el aumento de infraestructuras linea-les de transporte ha sido identificado como uno de los motivos de prdida de biodiversidad relevantes en la actualidad.

    Las infraestructuras viarias son el escenario en el que cada da se desenvuelven millones de perso-nas. La superficie que ocupan en Espaa ha tenido un ritmo de crecimiento exponencial en las ltimas dcadas, suponiendo en la actualidad alrededor de 1% del territorio. El avance que estas suponen en trminos de movilidad y de impulso econmico debe ir acompaado de una evaluacin ambiental para co-nocer sus consecuencias sobre el patrimonio natural y la biodiversidad, y de esta forma buscar frmulas que permitan minimizar sus impactos tal como est previsto por la legislacin de evaluacin ambiental.

    Desde el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino trabajamos para preservar el buen estado de los ecosistemas y para restaurar su fun-cionalidad como va para mantener los importantes servicios que prestan a la sociedad. Por ello, somos conscientes de la importancia de seguir avanzando

    en la integracin de las polticas sectoriales, en este caso las polticas de movilidad y transporte con las polticas ambientales. Es un reto que nos compete a todas las administraciones y cuyas exigencias b-sicas nos marca la ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, y la legislacin vigente sobre evaluacin ambiental.

    Por ello, a travs de la Fundacin Biodiversidad, y desde el 2006, se ha trabajado en colaboracin con el Consejo Superior de Investigaciones Cientficas, la Universidad Rey Juan Carlos y Cintra para desarro-llar el proyecto EXPERTAL Elaboracin de las bases experimentales para la sostenibilidad ecolgica de los taludes de autopistas. El objetivo ha sido esta-blecer las bases ecolgicas que regulan el desarro-llo de las comunidades vegetales en los taludes de carreteras y autopistas en las distintas condiciones ambientales de la Pennsula Ibrica.

    Este libro recoge las conclusiones de este estudio. Aunque se ha querido ir ms all para ofrecer un texto completo que recopile y sintetice los trabajos de otros grupos de investigacin. Desde estas lneas queremos agradecer a todos los que han intervenido su valiosa aportacin. Estamos convencidos de que servir para disear, ejecutar y mantener los taludes de las infraestructuras lineales de transporte de una manera ms eficiente. Como bien concluye el libro, el futuro pasa por tener infraestructuras ms sostenibles y mejor integradas en el entorno que les rodea.

  • 98

    NDICE

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    Luis Garca-Linares GarcaDirector General Corporativo del Grupo OHL

    Supone para m un placer presentar este libro, que creo que viene a cubrir una carencia en la literatura divul-gativa y tcnica en restauracin de espacios afectados por la construccin de infraestructuras. Me gustara por ello agradecer en primer lugar a la Fundacin Biodiver-sidad la oportunidad brindada para hacerlo realidad.

    Se trata esta de una disciplina joven, pero a la que se intuye una creciente relevancia si consideramos algunos de los datos que se exponen de forma rigu-rosa a lo largo de estas pginas. As, aspectos como el porcentaje que suponen en los pases desarrolla-dos los espacios afectados por las infraestructuras sobre el total de su superficie, o el volumen de mo-vimiento de tierra que generan en su construccin, comparado con los producidos por los fenmenos geolgicos tradicionales, invitan a dejar de pensar en ellos como meras superficies marginales. Todo ello, unido a la singularidad de los ecosistemas ge-nerados con estas actuaciones, ofrece una nueva perspectiva acerca de la importancia que supone para nuestras sociedades ampliar el conocimiento sobre estas materias y acerca de la responsabilidad con que deben actuar todos los agentes implicados.

    Consciente de esta realidad, el Grupo OHL, especializa-do en construccin y explotacin de infraestructuras a nivel internacional, lleva implicado activamente desde 2003 en la I+D relacionada con la integracin ambiental y la reduccin del impacto de esta, enfocada a identifi-car y desarrollar las medidas y tcnicas ms adecuadas y con menores incertidumbres en su resultado.

    Para recorrer este camino, en OHL hemos tenido el privilegio de establecer una colaboracin continua-da con el prestigioso equipo de investigacin del Dr. Luis Balaguer, de la Universidad Complutense de Madrid, que tambin ha participado activamente en la preparacin de este libro que el lector tiene entre sus manos. Tras ms de 8 aos abordando proyec-tos en comn, se ha logrado cristalizar un equipo mixto de investigacin integrado por profesionales de la universidad y de la empresa, que rompe el t-pico de la falta de comunicacin entre ambos mun-dos. Esta colaboracin nos ha permitido optimizar el retorno de los trabajos de I+D+i, en forma de experiencia y resultados, aplicados progresivamen-te en nuestras lneas de produccin (construccin y explotacin).

    Hasta el momento, la lnea de investigacin indus-trial en restauracin de espacios afectados por la construccin de infraestructuras de OHL ha dado lugar a dos proyectos finalizados, otros tantos en curso y alguno ms en fase de lanzamiento. Se tra-ta de una lnea asentada, exitosa y con proyeccin internacional, que ha aportado a este libro algunos resultados relevantes.

    Por ltimo, me gustara felicitar y agradecer sus aportaciones a todos los autores que han traslada-do su conocimiento y experiencia a estas pginas, que estoy seguro supondrn una valiosa referencia tcnica y cientfica en el futuro de esta incipiente y ciertamente relevante disciplina.

    igo Meirs Amusco Consejero Delegado de Ferrovial

    En tiempos, las carreteras se construan adaptndo-se a la topografa del terreno, respetando las curvas de nivel de los accidentes geogrficos que atrave-saban. De esta manera, el trazado se adecuaba al relieve y, en cierto sentido, al paisaje circundante, minimizando el impacto medioambiental de estas infraestructuras. Actualmente, las nuevas autopistas y ferrocarriles suponen indiscutibles mejoras para la calidad de vida; poblaciones antes lejanas se han aproximado en la misma medida en que se ha incre-mentado la velocidad de los vehculos que circulan por nuestras infraestructuras, mejorando adems la seguridad para los usuarios y para los habitantes de la zona. Pero, al mismo tiempo, los trazados se han hecho ms exigentes, implicando en ocasiones ingentes movimientos de tierras que conllevan la al-teracin de los ecosistemas que se asentaban en el entorno de la nueva infraestructura.

    La mitigacin de este impacto pasa, como es sabido, por la restauracin de los ecosistemas daados, si no en su integridad, s en una medida suficiente como para recuperar una gran parte de su valor en trminos ecolgicos, funcionales y, por qu no, tambin cultu-rales. Por ello, todos los agentes que intervenimos di-rectamente en la planificacin, diseo y construccin de estas infraestructuras estamos obligados a encon-trar soluciones cada vez ms eficientes para restaurar el medio natural afectado por las obras.

    Hace casi dos dcadas, el profesor Jourdain se pre-guntaba: Por qu querer imponer una cubierta ve-getal, proyeccin de nuestra imaginacin, sobre un

    terreno para el que la Naturaleza tiene ya su propio proyecto?. En Ferrovial, una de las mayores empresas de infraestructuras del mundo, estamos convencidos de que el diseo de mejores medidas de restauracin ambiental pasa sin duda por entender qu hace la propia naturaleza para reconstruir los sistemas afecta-dos por un impacto de estas caractersticas. Con toda seguridad, los proyectos de restauracin ms eficien-tes tcnica y econmicamente sern aquellos que, en cierta medida, ayuden a la naturaleza a recuperarse por s misma, sacando el mximo partido a los pro-cesos ecolgicos que operan en estas circunstancias.

    Para avanzar en este conocimiento, desde hace casi diez aos trabajamos con instituciones como el Con-sejo Superior de Investigaciones Cientficas, la Univer-sidad Complutense, la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y, ms recientemente, la Fundacin Biodiversi-dad. El manual que usted tiene ahora en sus manos re-coge los resultados de investigacin generados por di-versos grupos de investigadores en todos estos aos. Los avances se han concretado en diversas soluciones tcnicas que gestores e ingenieros podrn aplicar en futuros proyectos de restauracin ambiental, tcnica y econmicamente ms eficientes que los actuales.

    En Ferrovial esperamos que este innovador texto contribuya a sentar las bases de lo que los cientfi-cos han dado en llamar restauracin ecolgica, y que, en definitiva, no es sino actuar con ms inte-ligencia y eficiencia, aprendiendo de la naturaleza para facilitar la integracin ecolgica de las infraes-tructuras de transporte del futuro.

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    AGRADECIMIENTOS: lo que ha hecho posible este libro

    Este libro es una labor colectiva en el ms amplio sentido. No solo por reunir a ms de 30 especialistas que han acabado como coautores del mismo, sino por conseguir la participacin de representantes de los colectivos ms diversos: cientficos, profesores, estudiantes de doctorado, tcnicos de la adminis-tracin, responsables de empresas de construccin e infraestructuras, tcnicos en restauracin y pro-duccin forestal, autoridades en el mundo de la legislacin ambiental y en planes de seguimiento, etc. Combinar opiniones, informacin y experiencia de autores tan dispares ha sido todo un reto, pero tambin un punto de partida en esta aventura de cuya experiencia hemos salido todos enriquecidos. Durante el ao de gestacin de este libro hemos sufrido numerosos desafos personales para com-patibilizar este esfuerzo con nuestras obligaciones habituales. Por suerte, pudimos con todo, y creemos con honestidad que el resultado habla por s mis-mo. Estamos convencidos de que nuestro trabajo marca un hito que sentar precedente al conseguir reunir a los principales agentes implicados en este complejo mundo de la restauracin ecolgica. Con-fiamos en que sea una aportacin til para andar el largo camino que deberan recorrer, necesariamente de la mano, los diversos agentes econmicos, ins-tituciones y expertos implicados en la integracin ambiental de las infraestructuras de transporte y en la restauracin de las reas afectadas por estas. La relacin detallada de agradecimientos de una obra as sera muy larga y seguro que siempre incomple-ta; recogemos, a continuacin, los principales hitos y apoyos que hicieron este libro posible y pedimos disculpas por las omisiones en que podamos incurrir.

    La Fundacin Biodiversidad se brind desde un prin-cipio a correr con los gastos de la impresin del libro, dando, por tanto, ese necesario soporte para cristalizar un proyecto que venamos acariciando desde haca mucho tiempo. El apoyo de Ignacio To-rres y el buen hacer de Raquel Palomeque han sido esenciales en este sentido. Queremos manifestar de forma explcita el enorme apoyo de dos grupos de empresas del mundo de la construccin y las infra-estructuras, el grupo Ferrovial y el grupo OHL, que han alentado la necesidad de que todos los agentes nos reunamos alrededor de una mesa para hacer posible esta obra y que han apoyado las iniciativas cientficas que han precedido a este libro. Dentro de estas se cuentan un buen nmero de proyectos de investigacin, como TALMED (Bases ecolgicas para la restauracin de taludes en reas de clima medite-rrneo, TALMED. REN 2001-2313), proyecto financia-do por el Ministerio de Ciencia y Tecnologa (actual-mente Ministerio de Ciencia e Innovacin) en 2001 y Ferrovial, y que sirvi de arranque para muchas de las ideas que aqu han cristalizado. A TALMED le han seguido muchos otros, entre los que destacan EX-PERTAL (Bases experimentales para la sostenibilidad ecolgica de los taludes de autopistas), resultado de un convenio entre el CSIC, la Universidad Rey Juan Carlos (Madrid), CINTRA y la Fundacin Bio-diversidad durante los aos 2006 y 2010. Por su parte, OHL ha realizado otros tantos proyectos de investigacin, entre los que podemos destacar los ya finalizados, como HIDROTAL (Desarrollo de crite-rios y mtodos para evaluar el xito de la restaura-cin de taludes mediante hidrosiembra), que cont con ayudas del Ministerio de Ciencia e Innovacin

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    (PROFIT: FIT-050000-2003-36, FIT-310200-2004-101; CIT-310200-2005-100) y del Centro para el Desarrollo Tecnolgico e Industrial (CDTI: OHL-04-0391), reali-zado entre 2003 y 2006; o RECOTAL (Restauracin ecolgica de espacios afectados por la construccin de infraestructuras), que tambin cont con ayu-das de los citados organismos (PROFIT: CIT-310200-2007-24; CDTI: IDI-20080334) durante el periodo 2007-2008. Ambos proyectos llegaron a buen puerto gracias a la imprescindible colaboracin de Univer-sidad Complutense de Madrid. Ms recientemente, la red REMEDINAL2 (Restauracin y conservacin de los ecosistemas madrileos: Respuesta frente al cambio global S2009/AMB-1783) de la Comunidad de Madrid ha permitido maximizar las interacciones

    cientficas entre distintos grupos cientficos y empre-sas con sede en Madrid, favoreciendo las circunstan-cias que han conducido a este libro.

    El libro se ha beneficiado de la informacin grfica disponible por editores y autores. Adems de las numerosas figuras y fotografas que se han apor-tado para ilustrar las ideas expresadas en el texto, el libro ha incorporado una coleccin de las me-jores imgenes del fondo documental de Ferrovial y del grupo de fauna de la Universidad Autnoma de Madrid, as como los aportes de autores indi-viduales como Ignacio Mola, Jos Francisco Martn Duque, Marisa Martnez, Santiago Soliveres y Pa-blo Garca Palacios.

    Fernando Valladares, Luis Balaguer, Ignacio Mola, Adrin Escudero y Valentn Alfaya

  • Restauracin ecolgica e infraestructuras de transporte: definiciones, problemas y desafos

    Luis Balaguer, Fernando Valladares e Ignacio Mola

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    I. EL CONCEPTO DE RESTAURACIN ECOLGICA EN EL CONTEXTO DE LA OBRA CIVIL

    1. Trminos y conceptos

    En el contexto de la obra civil han proliferado diversos trminos para describir el tratamiento de los espacios afectados por la construccin de infraestructuras. El enunciado ms difuso es el de ordenacin ecolgica, esttica y paisajstica, en el que no se identifican obje-tivos, sino nicamente el mbito de las acciones pro-puestas. Esta frmula suma, a su escasa definicin, el carcter fragmentario de la enumeracin de trminos, al no conseguir integrar en una sola estrategia discipli-nas que deberan converger en el entorno de la obra civil. Ms concreto, pero igualmente poco comprome-tido, es el trmino revegetacin, entendida como el establecimiento de un tapiz o cubierta vegetal. En el otro extremo de ambicin se encontrara el ttulo de numerosos proyectos que comienzan con expresiones como recuperacin del medio natural. Recuperacin es un trmino engaoso, porque sugiere la reversibi-lidad de las acciones ejecutadas. Lamentablemente, el tiempo transcurre en un solo sentido, y solo excepcio-nalmente es posible reconstruir o reponer el mosaico de ecosistemas inicial. Medio natural es igualmente desafortunado. Muchos de los paisajes considerados como paradigmticos de naturaleza bien conservada son el resultado de la interaccin secular o milena-ria del hombre con su entorno: encinares, castaares, choperas, carrizales, praderas, etc. Es esta interaccin la que confiere singularidad a algunos de los espacios

    CAPTULO 1 Restauracin ecolgica e infraestructuras de transporte: definiciones, problemas y desafos

    Luis Balaguer, Fernando Valladares e Ignacio Mola

    naturales protegidos de este territorio. Por ltimo, es errneo posicionar al ser humano y a sus actividades al margen de lo natural, en el campo de lo artificial.

    De modo general, el proyecto para el tratamiento de los espacios afectados por las obras se articu-la en torno a los potenciales impactos ambientales. Desde los Reales Decretos 1302/1986 y 1131/1988, se establece que los estudios de evaluacin de im-pacto ambiental deben proponer las actuaciones ne-cesarias para evitar, reducir o compensar los efectos ambientales negativos significativos. Estas acciones reciben el nombre de medidas protectoras (o preven-tivas), correctoras y compensatorias, respectivamen-te. La Ley 1/2008, de Evaluacin de Impacto Ambien-tal, sumada a sus homlogas autonmicas, extiende el dominio de aplicacin de estas definiciones en el mbito de las infraestructuras lineales.

    La Ley 8/2001, de Carreteras de Andaluca, propone dos trminos: integracin ambiental y restauracin paisajstica. La intencin es establecer una diferen-cia entre la ejecucin de las medidas preventivas y correctoras establecidas en la declaracin de im-pacto ambiental (integracin ambiental) de aquellas otras adicionales que persigan, con mayor rigor y detalle, la revegetacin del dominio pblico viario y del entorno afectado para su mejor integracin en el paisaje local (restauracin paisajstica).

    Es probable que expresiones como recuperacin del medio natural o restauracin paisajstica respondan a una demanda social de conservacin del patrimonio, de la biodiversidad y del paisaje, pero sobre todo de

    mejora de la calidad de vida del usuario y de los resi-dentes en zonas prximas a la infraestructura. En esta coyuntura aparece, procedente de otro mbito, una nueva visin, la de la restauracin ecolgica.

    2. Una nueva visin

    La restauracin ecolgica, entendida como la colabo-racin al desarrollo de un determinado mosaico de co-munidades de organismos con el fin de mejorar la ca-lidad integral de los ecosistemas y su expresin como paisaje, constituye una herramienta primordial dentro de los planes de conservacin y gestin de especies y espacios. El trmino restauracin integra los dos objetivos que persiguen las actuaciones: a) orientar el dinamismo espontneo del sistema hacia un de-terminado mosaico de comunidades de organismos, y b) acelerar el proceso que espontneamente habra tardado en suceder un tiempo ms dilatado o no ha-bra ocurrido por s mismo. El epteto ecolgica hace referencia a los criterios y mtodos utilizados por el restaurador. El diseo de protocolos para la recupera-cin de poblaciones, comunidades y hbitats supone un reto tanto cientfico como tcnico. En el mbito cientfico, el desarrollo de contenidos que sustenten el concepto y la praxis de la restauracin ha generado una nueva sntesis de la teora ecolgica basada en la reflexin sobre la dimensin del impacto antropo-gnico en el planeta. El intento de reunir las piezas del puzle, ensamblarlas y que el conjunto funcione de una determinada forma plantea hiptesis relevantes sobre la ecologa y evolucin de los organismos y sistemas (Figura 1).

    Figura 1. La cobertura vegetal de este terrapln generado durante la construccin de una autopista no se debe al xito de la hidrosiembra realizada, ya que las especies presentes no estaban incluidas en el coctel de semillas aplicado, sino a la germinacin espontnea de espe-cies anuales que alcanzaron este escenario mediante dos posibles vas, bien por dispersin natural desde el entorno (matriz), bien al estar incluidas sus semillas en el extendido de tierra vegetal que se realiz de forma previa a la ejecucin de la hidrosiembra (Foto: Ignacio Mola).

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    Las primeras propuestas tcnicas implicaban costes ecolgicos y econmicos inaceptables, beneficios fugaces o se basaban en concepciones errneas. Estas deficiencias se han visto agravadas por la aplicacin de tcnicas y criterios agronmicos in-apropiados en el marco de la restauracin ecolgi-ca. La influencia de estos criterios an se manifiesta en numerosos proyectos de obra que persiguen la integracin paisajstica de reas degradadas, pero recomiendan el aporte de nutrientes, el extendido de una gruesa capa de sustrato frtil y la evalua-cin del xito de las siembras atendiendo a valores de cobertura, sin que en ninguno de estos casos se contemplen como referente las caractersticas de la matriz circundante no alterada. Los planteamien-tos basados en una filosofa agronmica tienen un espacio restringido, pero de enorme inters en el contexto de la restauracin. La restauracin de am-plias superficies frecuentemente conlleva el reto de generar mosaicos en los que se integren paisajes agrarios que supongan la disponibilidad de nuevos recursos para las poblaciones humanas afectadas o constituyan por s mismos un patrimonio natural, por su alta diversidad biolgica, o cultural, como resultado secular de una interaccin sostenible del hombre con su medio. En el mbito de la obra civil, los protocolos de inspiracin agronmica se han justificado aludiendo a que el objetivo prioritario de la revegetacin es la estabilizacin del sustrato de los taludes generados por la construccin de infraestructuras. Por ello, se seleccionan y siembran linajes de especies de germinacin y crecimiento rpido, se abona y se riega. Este planteamiento terico que vincula las prcticas de inspiracin agronmica con la estabilidad geotcnica contrasta con la realidad en obra. De hecho, los taludes se siembran semanas o meses despus de haberse abierto (Figura 2); los dientes de los cazos de las retroexcavadoras abren canales que evolucionan en regueros y crcavas; y, sobre todo, la erosin superficial podra paliarse con una red de drenaje adecuada y un acabado ms estable.

    Frente a estos planteamientos agronmicos, el cambio cualitativo en el diseo de paisajes en el contexto de la restauracin ha sido el compren-der que el objetivo no es reunir una coleccin de

    elementos caractersticos para recrear un paisaje, sino operar sobre variables ecolgicas clave de for-ma que se inicie y acelere un proceso espontneo de cicatrizacin. Ms que en la recuperacin de la composicin, la atencin se debe centrar en la re-paracin de procesos, como la hidrologa, el ciclo de nutrientes o la captacin de energa. El nuevo paradigma de la restauracin basa las estrategias de actuacin en una intervencin mnima sobre los procesos autognicos del sistema. Por ello, estas actuaciones deben representar un coste econmico reducido y ser efectivas en vastas superficies, lo cual es apropiado cuando el objetivo que se persi-gue es el establecimiento de una cubierta vegetal de escaso o nulo mantenimiento, soporte de un uso mltiple que pueda incluir desde la conserva-cin de la diversidad biolgica, hasta la explotacin agropecuaria y forestal o el turismo.

    Figura 2. Aspecto de los taludes de un desmonte de la autova M-12 das antes de proceder a su hidrosiembra. Se observan los canales generados por los dientes de los cazos de las retroexcavadoras que han sido ampliados por erosin, generando regueros y pequeos desprendimientos (Foto: Ignacio Mola).

    II. EL ENTORNO DE LAS INFRAESTRUCTURAS DE TRANSPORTE

    Todas las obras civiles denominadas infraestructuras lineales, entre las que destacan las infraestructuras de transporte, comparten el hecho de que una de sus dimensiones, la longitud, predomina sobre las otras dos, lo cual tiene estas dos importantes im-plicaciones:

    1. Generan corredores, con su doble accin como conectores y barreras.

    2. Atraviesan una elevada variedad de medios, lo que, a su vez, conlleva:

    Gran diversidad de normas aplicables (leyes de aguas, costas, montes, conservacin de la naturaleza, etc.).

    Numerosas expropiaciones, con los consi-guientes cambios de uso.

    Diseos complejos, dado que deben respon-der a una importante variacin del entorno.

    El resultado de las obras genera un nuevo escenario en el que la restauracin ecolgica, en general, y la reve-getacin, en particular, deben contribuir a resolver tam-bin cuestiones relacionadas con el funcionamiento de la infraestructura. En el caso de carreteras, por ejem-plo, se trata de evitar deslumbramientos y la hipnosis del conductor, y la reduccin del peligro marginal.

    En el caso de las infraestructuras de transporte, los condicionantes tcnicos obligan a realizar impor-tantes movimientos de tierra (Figura 3). El volumen y destino de dichos movimientos depende de la

    diferencia de cota entre la rasante de la va y la topografa y la pendiente de los taludes con que se disee la seccin tipo de la infraestructura. En caso de que la rasante se encuentre a una cota superior a la del terreno, ser necesario efectuar un relleno con materiales de aportacin, que se denomina terra-pln. Por el contrario, se denomina desmonte cuan-do es necesario excavar para realizar la explanacin de la infraestructura porque la rasante se sita por debajo de la cota del nivel natural del terreno (Figu-ra 4). Las superficies inclinadas que resultan a lo lar-go de un terrapln o de un desmonte se denominan taludes, en el primer caso taludes de terrapln y en el segundo caso taludes de desmonte. La estrategia a seguir por el responsable de la obra debe ser com-pensar las tierras y as minimizar la necesidad de recurrir a prstamos y vertederos. Es importante sa-ber que, aunque no est incluido en las actividades de restauracin, el movimiento de tierras representa un monto en el presupuesto que, por lo general, es varios rdenes de magnitud superior al de las actuaciones del captulo de restauracin, y su coor-dinacin con estas actividades posteriores permitira no solo ganar en eficacia, sino potenciales ahorros econmicos para la constructora.

    Adems de taludes, los espacios en los que se ejecu-tan medidas correctoras ambientales en el entorno de la infraestructura incluyen prstamos (generados como consecuencia de la extraccin de materiales constructivos), vertederos (en los que se vierten las tierras no compensadas), parques de maquinaria, plantas de asfaltado y hormigonado, zonas de aco-pios temporales, viario de acceso a la obra, entre otras reas de instalaciones auxiliares de obra.

    Figura 3. Vista area de las obras de la variante de El Molar en la A-1. Se puede apreciar la magnitud del impacto producido por el movimiento de tierras y la construccin de un viaducto (Foto: OHL).

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    Figura 4a. Esquema de la construccin de una carretera sobre una ladera. 1. Seccin de la ladera sobre la que se va a construir una in-fraestructura lineal de transporte terrestre. 2. Se superpone el plano de la plataforma de la va, y se oscurece la zona de la ladera que se ver afectada por el movimiento de tierras. 3. Se realiza un desbroce de toda la vegetacin de la zona afectada. 4. Se retiran los 30-40 cm superficiales del rea afectada, denominada tierra vegetal, que ser acopiada por un tiempo variable hasta su posterior extendido sobre los nuevos planos originados tras los movimientos de tierra. 5. Esquema en planos traslcidos de los movimientos de tierra necesarios. 6. A la izquierda, aparece el volumen de tierra que ser necesario excavar para el desmonte y a la derecha, el volumen de tierra que ser necesario acopiar para construir el terrapln. La diferencia entre ambos volmenes se denomina balance del movimiento de tierras: si es 0, el volumen de tierra excavado es superior al necesario para acopiar, la obra es excedentaria en tierra, lo que implica la necesidad de un vertedero donde depositar los volmenes sobrantes. Si es =0, los movimientos de tierra est equilibrados/compensados, es la situacin ptima, ya que no ser necesario ocupar espacios adicionales. 7. Perfil final tras realizar los movimientos de tierra. Quedan construidos tanto el desmonte como el terrapln (se colorea en tono ms oscuro el terrapln, para diferenciarlo respecto al perfil original). 8. Lo habitual es que sobre los terraplenes se realice tras su construccin un extendido de tierra vegetal de 30-40 cm. En desmonte, a no ser que sean muy tendidos, es decir, de pendiente muy baja, no se realiza este tipo de actividad (Figura: Ignacio Mola).

    Figura 4b. Resultado de la construccin de la carretera sobre una ladera. La superficie ocupada por los taludes (de excavacin o desmonte y de acumulacin o terrapln) constituye junto con las medianas, bermas, zonas interiores de enlaces, etc., los principales espacios a restaurar y las dianas ms importantes de las actuaciones correctoras y de integracin paisajstica de las infraestructuras de transporte (Figura: Ignacio Mola).

    III. IMPACTOS VARIADOS SOBRE LOS ECOSISTEMAS

    La creacin de infraestructuras de transporte ge-nera un amplio nmero de impactos sobre los ecosistemas por los que transcurre. La ocupacin del suelo, los movimientos y compactacin de tie-rras y la generacin de prstamos y vertederos ocasionan un impacto directo en la prdida de la cubierta vegetal y de suelo original con todas sus propiedades biolgicas (Figura 5). El trnsito de vehculos y sus emisiones sonoras y gaseosas generan otros efectos indirectos ms difciles de cuantificar (Figura 6). A estos se suman impactos estticos y paisajsticos, adems de aquellos que afectan a la provisin de bienes y servicios eco-sistmicos. Los impactos ecolgicos de la cons-truccin, explotacin y eventual deconstruccin son, por tanto, difciles de valorar y muchos estn apenas comenzando a conocerse.

    Figura 5. Movimiento de tierras y generacin de taludes durante la construccin de una autopista (Foto: Nerea Aizpurua y Adoracin Gmez).

    Cuneta

    Desmonte

    Drenajes del desmonte

    Mediana

    Terrapln

    1 5

    2 6

    3 7

    4 8

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    Figura 6. Emisin de polvo sobre la vegetacin. La fase de cons-truccin genera numerosos impactos sobre la flora y la fauna in-cluyendo el polvo, la contaminacin atmosfrica y el ruido (Foto: Nerea Aizpurua y Adoracin Gmez).

    Cuando desaparece la cubierta vegetal por causa de los desbroces o del movimiento de tierras, la capa de suelo frtil se queda sin el efecto protector que le proporcionaban las races y el dosel vegetal. En los eventos de lluvia que tengan lugar a continuacin, el agua de escorrenta arrastrar la capa superior ms frtil y que contiene propgulos y semillas, formn-dose surcos y regueros de difcil colonizacin por las plantas. El sustrato que queda despus de que se produzcan fenmenos erosivos importantes es muy pobre y muchas veces demasiado duro para que las semillas puedan enraizar. Este efecto se produce es-pecialmente en zonas de elevada pendiente, como en los desmontes y terraplenes. La prdida de suelo y vegetacin, a su vez, ejerce una influencia direc-ta e indirecta sobre otros organismos, dando lugar a ecosistemas simplificados y poco resilientes, es decir, con baja capacidad de recuperacin despus de ser perturbados. Este crculo vicioso requiere in-tervencin o, de lo contrario, se pone en peligro la propia estabilidad de las infraestructuras (Figura 7).

    Figura 7. Grandes procesos erosivos tras una lluvia intensa en la Autopista de la Costa del Sol (Mlaga) (Foto: Fernando Valladares).

    La construccin de toda infraestructura viaria, desde una perspectiva espacial, supone la fragmentacin de los hbitats, es decir, la transformacin del terri-torio al resultar subdividido en fragmentos menores y aislados, con la consiguiente reduccin de conec-tividad. El tamao de estos fragmentos de territorio condiciona en gran medida la dinmica de las po-blaciones naturales y los patrones de distribucin de numerosos organismos, entre los que destacan los vertebrados, grupo biolgico sobre el que se han centrado diversos estudios (Robinson et al. 1992), producindose incluso una reduccin de la riqueza especfica en las teselas de menor superficie, favore-ciendo la aparicin de especies introducidas y aque-llas autctonas ms comunes en detrimento de las ms especializadas y escasas (Bennett 1990, Gilbert et al. 1998). As mismo, producto de esta reduccin de la conectividad, las poblaciones de vertebrados pueden quedar subdivididas en poblaciones de me-nor tamao y, por ello, sometidas a un mayor riesgo de extincin, puesto que resultan ms sensibles a los fenmenos estocsticos e imprevisibles, como incendios, sequas o perturbaciones de origen antr-pico (Andrews 1990, Forman y Alexander 1998). La fragmentacin de hbitats es un proceso que integra mltiples efectos, entre los que destacan la prdi-da y reduccin de calidad del hbitat, el aumento de la mortalidad por atropello y la modificacin de la conectividad del paisaje. Proceso que constitu-ye una de las principales amenazas para especies con amplias reas de campeo, siendo el lince ibrico (Lynx pardina) un claro ejemplo de ello (Ferreras et al. 1992, Iglesias Merchn 2009) y en suma para la biodiversidad en general (Trombulak y Frissell 2000, Forman et al. 2003), comprometiendo el equilibro entre el desarrollo socioeconmico y la conservacin de la fauna.

    Adems de los impactos generales ya comenta-dos, podemos destacar las siguientes considera-ciones:

    La modificacin del relieve original por los movi-mientos de tierra modifica las redes de drenaje, y expone grandes superficies susceptibles de ero-sin y, por lo tanto, capaces de emitir enormes cantidades de sedimentos, lo que produce seve-ras modificaciones en las redes hidrogrficas del entorno.

    La prdida o alteracin del hbitat no se limita a la zona directamente afectada por la infraes-tructura, sino que puede afectar a zonas aleja-das ms de 200 metros desde el borde de la misma.

    Las infraestructuras lineales pueden actuar como barrera para la dispersin de algunas especies, limi-tando su extensin, pero tambin facilitan la disper-sin de especies exticas con carcter invasor.

    Las infraestructuras lineales son efectivas para la propagacin de enfermedades, pudiendo oca-sionar impactos importantes en las poblaciones vegetales y animales.

    La dispersin de otras especies no deseables a travs de la infraestructura viaria puede tener, a su vez, efectos secundarios en las comunidades nativas.

    Los elementos asociados a la infraestructura, tales como puentes y tneles, generan corredores fren-te a barreras geogrficas (ros, mares, cordilleras montaosas, etc.), lo que puede dar lugar a la apa-ricin de especies nuevas para la zona con efectos complejos sobre la red de interacciones biolgicas.

    La prdida de la vegetacin de ribera cuando la infraestructura atraviesa ros o zonas lacustres (Figura 8) provoca alteraciones en la dinmica geomorfolgica del cauce, afectando a su esta-bilidad y su potencia hidrulica. La prdida de la vegetacin de ribera puede afectar a las carac-tersticas fsico-qumicas del agua y a la calidad general del cauce.

    Las sales empleadas para eliminar el hielo en las carreteras y otros productos qumicos que se aaden en la fase de explotacin o uso de la infraestructura modifican las propiedades fsico-qumicas del suelo, tales como la conductividad y el pH. Las plantas se ven muy afectadas por la toxicidad producida por el aumento en las con-centraciones de iones del suelo y la dificultad para captar agua de l. Estas modificaciones pue-den favorecer la aparicin de nuevas comunida-des de plantas y animales, formadas por especies tolerantes a la sal (comunidades halfilas).

    El viento que se crea por el paso de los coches o por la apertura de corredores tiene un impacto adicional sobre las comunidades vegetales y ani-males adyacentes.

    Las emisiones de los vehculos, las partculas pro-cedentes del deterioro de los neumticos, las pr-didas de aceite, el ruido y otro tipo de molestias pueden extenderse desde el borde de la carretera a una distancia variable, produciendo impactos diversos sobre las comunidades naturales.

    El polvo generado por el trfico, depositado so-bre las hojas, puede afectar a los procesos de fotosntesis y transpiracin de las plantas.

    Las actividades asociadas a las carreteras, como estaciones de servicio, reas de peaje, control y mantenimiento, etc., generan, adems, diversos impactos adicionales.

    Figura 8. Prdida de la vegetacin de ribera por el paso supe-rior de la Autopista R4. Esta prdida provoca, a su vez, impactos en la estructura y funcionamiento del ro (Foto: Nerea Aizpurua y Adoracin Gmez).

    Todos estos impactos, y muchos ms de los que an no somos conscientes, requieren una actua-cin previa y posterior para evitarlos, atenuarlos o corregirlos. En la mayora de los casos, el primer objetivo es hacer frente a las nuevas superficies generadas. Los taludes son, junto con zonas inte-riores de enlaces, prstamos, vertederos y dems zonas no asfaltadas de la plataforma, el foco prin-cipal de las actuaciones de restauracin. Y el primer paso se da actuando sobre la vegetacin. O sobre la falta de ella.

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    IV. REVEGETACIN DE TALUDES, UN PRIMER PASO EN FALSO?

    En el diseo de taludes, la revegetacin y la obra civil siguen criterios contrapuestos (principio de in-compatibilidad). Si el establecimiento de una cubier-ta vegetal requiere sustratos francos que faciliten la progresin subterrnea del vegetal, la estabilidad estructural de la obra exige que los taludes de te-rrapln se encuentren altamente compactados. Por ello, los terraplenes se construyen mediante suce-sivas tongadas de unos 30 cm de potencia y los desmontes sufren un refino mediante ripado o vola-duras en lneas con retardadores. La acusada dismi-nucin de la porosidad del suelo da lugar a una su-perficie impenetrable, de escasa permeabilidad, que alcanza temperaturas ms elevadas que el entorno para el desarrollo de la microflora y fauna edfica. La disparidad de criterios se repite en relacin con el contenido del sustrato en materia orgnica. Su valor como fuente de nutrientes y, sobre todo, su capacidad de retencin hdrica favorece el desarrollo vegetal, al tiempo que compromete la estabilidad de los taludes.

    La solucin habitual a este conflicto implica un compromiso entre los objetivos de la restaura-cin y la obra civil, que se traduce en la reali-zacin de labores someras destinadas a facilitar la germinacin y el enraizamiento inicial. Estas medidas consisten en el extendido de tierra ve-getal, cuya potencia oscila entre 15 y 30 cm, o en el uso de mulches o acolchados, definidos como recubrimientos permeables de materiales orgni-cos, naturales o sintticos, biodegradables, que favorecen la retencin de agua y reducen el ries-go de erosin.

    El xito de estas labores posteriores depende de variables clave, entre las que destacan:

    1. La pendiente. Cuanto ms vertical es un talud, mayor dificultad ofrece para la revegetacin y mayores son los costes. La pendiente es un cociente entre la diferencia de cota (v) y la pro-yeccin horizontal de la distancia recorrida (h), en este caso por un talud. Los proyectos de obra suelen determinar una inclinacin para te-rraplenes de 2h:1v y para los desmontes ms tendidos de 3h:2v, referidos as tradicional-mente por aplicacin del sistema acotado, o de planos acotados, al trazado de las infraes-tructuras. Por encima de este ltimo valor no

    se realizan aportes de tierra vegetal. De hecho, a medida que la inclinacin se aproxima a este umbral, se agrava el riesgo de inestabilidad, que en caso de manifestarse no solo cancela el efecto benefactor de estos aportes sobre la cubierta, sino que resultara en costosos ate-rramientos de las cunetas. Este riesgo se incre-menta a medida que aumenta la potencia de la capa extendida y la longitud de los taludes. Para pendientes iguales o superiores a 1:1, los proyectos de obra no suelen proponer medidas restauradoras.

    La inclinacin interacciona con variables ambien-tales relevantes, como la interceptacin de ra-diacin solar, la temperatura y la disponibilidad hdrica. Estas interacciones dependen tambin de la orientacin de los taludes. As, en taludes orientados a solana, una mayor inclinacin deter-mina una mayor exposicin a la radiacin, mien-tras que en umbra, el incremento de la pendiente tiene el efecto contrario.

    2. Calidad de la tierra vegetal. Es probablemente el factor ms determinante del xito de las actuaciones. Su accin es mltiple: fertilidad por su contenido en materia orgnica y nu-trientes, aporte del banco de semilla y de sim-biontes (hongos micorrizgenos y bacterias fijadoras de nitrgeno), penetrabilidad gracias a su efecto sobre la textura, higroscopicidad y pH. En aquellos taludes en los que no se extiende por ahorrar costes, por tratarse de desmontes o por su excesiva pendiente, la re-vegetacin es notablemente ms lenta y en ocasiones infructuosa. El acopio de la tierra vegetal durante los movimientos de tierras ge-nerados durante la fase de construccin de la infraestructura es un aspecto delicado que afecta a la utilidad y valor para la restauracin de la tierra vegetal (Figura 9).

    3. Caresta de nutrientes. Se intenta resolver a corto plazo mediante el uso de fertilizantes solubles, y en un creciente nmero de ocasiones con abonos de liberacin lenta. Sin embargo, el aporte es con frecuencia insuficiente y resulta determinante el contenido en nutrientes del extendido de tierra vegetal, que a su vez favorece su retencin y su uso gradual por la vegetacin.

    Figura 9. La denominada en obra tierra vegetal se corresponde con los primeros 30-40 cm del suelo, que se retira de todas las superficies que se vern afectadas por movimientos de tierra. En esta capa estn importantes nutrientes y sobre todo numerosas semillas que permitirn la regeneracin de la cubierta vegetal. El almacenamiento de la tierra vegetal es crtico, no puede mantenerse mucho tiempo, porque se pierde la viabilidad de muchas semillas. Tambin es crtico el efecto dilucin del banco de semillas, al mezclarse con otros sustratos o suelos sin semillas o al decantarse (Figura: Ignacio Mola).

    4. Interaccin con la obra civil. Las principales fuen-tes de conflicto son:

    Realizacin de siembras y plantaciones fuera de poca como consecuencia de las exigencias del plan de obra. Dado que el proyecto suele exigir dos aos de garanta, el contratista se encuentra con un mayor volumen de marras a reponer. Este hecho puede encarecer el presupuesto de revege-tacin hasta en un 50%.

    Retraso de las siembras. En este caso, al igual que si lloviera torrencialmente antes de que se cumplieran 15 das tras la diseminacin de las semillas, es de esperar que se disparen fenmenos erosivos y de inestabilidad de

    taludes. Es notable que ms del 10% de las siembras suele repetirse.

    Efectos negativos derivados de la simultanei-dad entre obra civil y restauracin: cada de escombros, paso de maquinaria, etc.

    Perfilado o refino de taludes con posterioridad a la ejecucin de siembras y plantaciones, o al esta-blecimiento espontneo de una cubierta vegetal.

    Vertido de los materiales procedentes de la lim-pieza de cunetas sobre los taludes sembrados, plantados o cubiertos por vegetacin espontnea.

    Instalacin de pasarelas, drenajes, o medios auxiliares en taludes revegetados previamente.

    3-5 cm banco desemillas viable

    30 cm retiradoscomo tierra vegetal

    La tierra vegetal retirada se acopla durante un periodo

    de tiempo variable. El banco de semillas se diluye por 10

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    5. Deficiencias en la ejecucin de los trabajos. Las labores de revegetacin de los taludes se realizan en el tramo final del periodo de ejecucin de la infraestructura. El balance econmico adverso, la multiplicidad de subcontratas, la inmediatez de la fecha de entrega, la exigencia de un acabado pa-tentemente verde en la inauguracin son causas frecuentes de errores y efectos no deseados.

    Figura 10. La hidrosiembra es una tcnica habitual para sembrar semillas en amplias superficies, como los taludes que se generan al crear vas de transporte. La hidrosembradora consiste en un vehcu-lo equipado con un tanque o cisterna en cuyo interior se mantiene en el cctel en permanente agitacin para asegurar una mezcla homognea. Los modelos de mayores dimensiones, como el que aparece en la imagen, cuentan con una torreta en la parte superior desde la cual proyectar con una manguera la siembra (Foto: Mara Altamirano; OHL).

    6. Conflicto de intereses entre objetivos propuestos del proyecto de restauracin. En la mayora de los proyectos se proponen como objetivos indepen-dientes la atenuacin de los impactos ambientales y el acondicionamiento esttico. En consecuencia, se plantean para estos objetivos medidas correcto-ras independientes, cuando en la prctica interac-cionan. As, es frecuente encontrar que las especies ornamentales elegidas para las plantaciones linea-les en las mrgenes de la va son especies exticas con un reconocido carcter invasor. De esta forma, se da la paradoja de que sobre la superficie del ta-lud se valora positivamente la inclusin de especies autctonas aportadas en el cctel de hidrosiembra o con las plantaciones, y, sin embargo, en medianas o a pie de talud se favorece a las especies alctonas capaces de propagarse con facilidad y transformar el medio dificultando el ingreso de ejemplares au-tctonos o, incluso, alcanzando espacios naturales en los que su establecimiento puede causar graves daos ambientales.

    En resumen, la revegetacin de taludes es un pri-mer paso habitual en la restauracin de reas afectadas por infraestructuras de transporte, pero su ejecucin se apoya frecuentemente en criterios agronmicos y no ecolgicos. Adems, colisiona con numerosos aspectos tcnicos y prcticos re-lativos a la planificacin, construccin y funciona-miento de las infraestructuras.

    V. EL SALTO DE LA PRCTICA ACTUAL A LA APLICACIN DE LOS PRINCIPIOS DE LA RESTAURACIN ECOLGICA

    El procedimiento habitual para la revegetacin de taludes y, en general, para corregir los impactos ge-nerados por la construccin de las infraestructuras de transporte dista significativamente del que ca-bra seguir en el caso de que se aplicaran los prin-cipios fundamentales de la restauracin ecolgica. En la actualidad, los proyectos de obra civil utilizan el establecimiento de cubiertas vegetales como ele-mento constructivo para dotar de estabilidad geo-tcnica a los taludes generados como resultado de los movimientos de tierra. El ser humano lleva ms de 9.000 aos ejecutando movimientos de tierras con fines constructivos (c. 9.700 en Tell Abu Hureyra, Siria). Las tcnicas (siembras y plantaciones) y los elementos (variedades de cultivo, fertilizantes, etc.) necesarios para establecer una cubierta vegetal se remontan an ms en el tiempo (c. 10.500 aos en

    el Creciente Frtil). La adaptacin de los principios y tcnicas de cultivo a los fines de la obra civil ha sido un largo proceso que en las ltimas dcadas ha dado lugar a tcnicas tan especficas como la hidrosiembra (Figura 10). Su desarrollo ha originado maquinaria especfica (hidrosembradoras) y ccteles de siembra complejos (mezclas comerciales de se-millas, abonos solubles y de liberacin lenta, co-polmeros, colorantes, mulches, estabilizantes) que permiten el establecimiento de una cubierta vegetal eficaz contra la erosin en un plazo inferior a un mes, aun en superficies de elevada pendiente o di-fcil accesibilidad.

    Desde finales del siglo pasado, los proyectos de obra civil han incorporado la reconstruccin del medio na-tural entre los objetivos perseguidos. Dependiendo

    del rigor del proyecto, esta meta puede confundir-se con la integracin esttica en el paisaje local o puede ambicionar la restauracin de un mosaico de ecosistemas en consonancia con las condiciones del entorno. En este segundo caso, no se trata de adecuar las tcnicas convencionales para obtener un beneficio aadido, sino que se est planteando un salto cualitativo para el que se requiere una base conceptual diferente, aunque no opuesta.

    Frente a los mtodos habituales, los principios bsi-cos que deberan inspirar los nuevos protocolos son extraordinariamente recientes. El concepto de pai-saje como ente singular, no como marco, tiene me-nos de 500 aos, el concepto de comunidad vegetal menos de 200, el de evolucin menos de 150, el de sucesin ecolgica menos de 90. A partir de los aos ochenta del siglo xx, la demanda de instrumentos que permitieran ralentizar la tasa de extincin de es-pecies y recuperar sus hbitats condujo a la revisin de las bases fundamentales de la ecologa. Aparece con ello una nueva sntesis denominada ecologa de la restauracin. En el marco de la obra civil, la re-visin de los criterios desde esta nueva perspectiva supone pasar de los planteamientos agronmicos a los ecolgicos, lo cual se concreta en desplazar el centro de atencin desde los elementos hacia el sistema. Esta afirmacin, que puede parecer terica, permite distinguir entre aquellos protocolos que a lo sumo favorecen la estabilidad y aquellos otros dise-ados para adems orientar y catalizar la reconstruc-cin de ecosistemas. Aquellos autores de proyectos, jefes y directores de obra, auditores ambientales, responsables de programas de vigilancia ambien-tal, tcnicos ambientales que cifran la calidad en la seleccin de especies son herederos del plantea-miento agronmico tradicional: son especialistas en elementos. Esta perspectiva todava inspira la mayor parte de los proyectos de obra en la actualidad. As, se recomienda el aporte de nutrientes, el extendido de una gruesa capa de tierra vegetal y la evaluacin del xito de las siembras atendiendo a valores de co-bertura, con independencia de las caractersticas de la matriz circundante no alterada. Desde la perspectiva agronmica se ha realizado un esfuerzo por revalori-zar los protocolos convencionales introduciendo nue-vos elementos. As, las mezclas de hidrosiembra se enriquecen aadiendo un porcentaje de semillas de especies autctonas. Estas propuestas adolecen, sin embargo, de una visin sistmica de la restauracin.

    En contraste, desde una perspectiva centrada en el sistema, la calidad de las propuestas y resultados se deber basar en la restitucin de los procesos ecolgicos clave. Segn la Sociedad Internacional

    para la Restauracin Ecolgica, el objetivo es asistir la evolucin del espacio degradado. Este nfasis en los procesos es crucial cuando se trata de restaurar ambientes severamente alterados (Whisenant 1999), tales como desmontes o terraplenes de infraestruc-turas lineales. Se debe prestar un menor inters a la estructura del ecosistema a recrear (disponibi-lidad de nutrientes y agua, presencia de especies dominantes) para dedicar una mayor atencin a los procesos que regulan los flujos de los recursos limi-tantes dentro y a travs de las clulas del paisaje a recuperar.

    Los procesos clave son:

    1. La estabilidad y el control de la erosin.

    2. La hidrologa.

    3. El ciclo de los nutrientes.

    4. La captura y transferencia de la energa.

    Administraciones, ingenieras y constructoras ten-drn que optar ante la dicotoma existente entre mantener los protocolos convencionales, ligeramen-te mejorados con, por ejemplo, la incorporacin de semillas de especies autctonas o con aportes de tierra vegetal de potencia mayor, y revisar dichos protocolos desde la ptica de la restauracin ecol-gica, esto es, de la restitucin de procesos.

    El principal escollo en el diseo de nuevos proto-colos desde la perspectiva de la ecologa de la res-tauracin reside en que se conoce muy poco sobre el funcionamiento de los procesos clave en los talu-des. Las comunidades vegetales que se establecen de forma espontnea en los taludes de carretera di-fieren, en contra de lo esperado, de las catalogadas como comunidades ruderales o de bordes de cami-nos. Algunos cientficos han propuesto que aque-llos ecosistemas que presentan una composicin de especies con abundancias relativas que no se ha-ban encontrado previamente en un amplio territorio de clima homogneo sean denominados ecosiste-mas emergentes (Hobbs et al. 2006). Ejemplos de ecosistemas emergentes son los bosques tropicales lluviosos sabanizados por la apertura de vas de co-municacin, las granjas abandonadas de moluscos y crustceos en manglares y los matorrales mediterr-neos alterados por la contaminacin atmosfrica, la invasin de especies exticas y el sobrepastoreo. La novedad de todos estos ecosistemas introduce un elevado grado de incertidumbre sobre cul debera ser el ecosistema de referencia que permita orientar

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    el horizonte de las actuaciones de restauracin. Si las comunidades de desmontes y terraplenes forman parte de ecosistemas emergentes y no pueden iden-tificarse con ninguna de las etapas de las series de vegetacin descritas, las comunidades maduras que

    habitan en las laderas dejan de ser una referencia vlida. De ser este el caso, es an ms acuciante centrar las actuaciones en la restitucin de procesos ms que en aproximar la composicin florstica a la de una determinada comunidad diana.

    VI. SIETE RAZONES PARA LA RESTAURACIN ECOLGICA DE REAS AFECTADAS POR INFRAESTRUCTURAS DE TRANSPORTE

    Razn 1: por su extensin

    Segn el Anuario 2009 publicado por el Ministerio de Fomento, se calcula que la densidad de carreteras en Espaa es de 0,328 km/km2 (Figura 11 y Tabla 1). Este dato permite estimar la superficie total que ocupan las superficies a restaurar de carreteras en el Estado. Analizando los distintos tipos de vas, la estimacin asciende a unos 5.000 km2. Este valor es notablemente

    superior al de otros escenarios en los que desde los aos setenta se exige la ejecucin integral de un plan de restauracin, como es el caso de las escombreras generadas como consecuencia de actividades extracti-vas. As, la superficie estimada ocupada por estos es-cenarios equivale a ms de 250 veces la superficie to-tal de la escombrera de la corta de carbn de Puentes de Garca Rodrguez en La Corua (800 ha), probable-mente la de mayores dimensiones del Estado espaol.

    Figura 11. Dos indicadores de la red de carreteras espaola para las diferentes comunidades autnomas: kilmetros de red por kilmetro cuadrado (barras en color gris), y kilmetros de red por cada mil habitantes (barras en color amarillo). Tomado del Anuario estadstico 2009, Ministerio de Fomento.

    En el mbito de la conservacin de la biodiversi-dad, esa estimacin de la superficie ocupada por las superficies de carretera a restaurar equivale a 10 veces la extensin de un parque nacional tan emble-mtico como Doana (50.720 ha). Parece, a nuestro juicio, una negligencia el limitar el tratamiento de una superficie tan extensa a soluciones estndares, alejadas de los rigurosos criterios de la restauracin ecolgica, como herramienta para la conservacin

    de la diversidad biolgica. Hasta el presente, estos criterios se han aplicado, en todo caso, a la inte-gracin paisajstica de espacios generados tras la eliminacin de infraestructuras abandonadas. Las razones expuestas ms abajo en lo referente a su geometra, singularidad e integracin en el funcio-namiento ecolgico del mosaico de ecosistemas jus-tifican, a nuestro juicio, que se reconsidere y revise esta prctica.

    Tabla 1. Red de carreteras del Estado, Comunidades Autnomas y Diputaciones y Cabildos segn su tipologa(*).

    AOSRED

    NACIONAL TOTAL

    TOTALVAS DE GRAN

    CAPACIDAD

    AUTOPISTAS DE PEAJE

    AUTOVASCARRETERAS DE DOBLE CALZADA

    RESTO DE LA RED

    OTRAS CARRETERAS

    1970 139.212 203 82 121 - 139.009 -

    1980 149.576 1.933 1.530 403 - 147.643 -

    1985(1) 153.253 2.925 1.798 498 629 150.328 168.470

    1990 156.243 5.624 1.887 2.806 931 150.619 168.470

    1994(2) 162.169 7.748 2.023 4.474 1.251 154.448 168.470

    2000 163.557 10.443 2.202 6.847 1.394 153.114 168.470

    2008(2) 165.008 15.105 2.997 10.521 1.587 149.903 168.470

    2009(p) 165.463 15.621 3.016 11.005 1.599 149.843 168.470

    Datos obtenidos del Anuario Estadstico 2009. Ministerio de Fomento. Fuente: DG de Carreteras (Ministerio de Fomento), comunidades autnomas y diputaciones. (*) Adems de este viario, los ayuntamientos (dato 1998) tiene 489.698 km, de los cuales 361.517 km son interurbanos y, adems, existen 11.355 (dato 1998) de viario de otros organismos. (1) A partir de 1985 aparece la tipologa de carreteras de doble calzada y se hacen homogneas las series teniendo en cuenta esta clase de carreteras. Adems, se incluyen otras carreteras o caminos vecinales a cargo de los ayuntamientos, ICONA, IRYDA, Ministerio de De-fensa, organismos autnomos y otros organismos. (2) Se elabora en este ao un nuevo inventario en la red de carreteras del Estado (p) Datos provisionales.

    Razn 2: por su geometra

    A pesar de su vasta extensin, el aprovechamiento po-tencial de este espacio viene drsticamente condicio-nado por su geometra en estrechas franjas a ambos lados de la va. El desarrollo de la Ecologa del Paisaje, en su acepcin anglosajona (Forman y Godron 1986), y del anlisis de las repercusiones de la fragmentacin de hbitats, evidencia las limitaciones de la geometra de los taludes de carretera para acoger ecosistemas maduros o complejos, dado que se trata de espacios marginales sometidos a un intenso efecto borde. En

    este contexto, el efecto borde se define como la per-meabilidad a los impactos causados por la proximidad de la va. La penetracin de este efecto es diferente para cada especie y para cada hbitat (Tabla 2). Este fenmeno debe reflejarse tanto en las propuestas de restauracin ecolgica como en el espacio disponible para su ejecucin. La normativa deslinda, desde la Ley 25/1988 de Carreteras y Caminos, tres zonas anidadas de influencia de la va: la de dominio pblico, de ser-vidumbre y de afeccin. En autopistas, autovas y vas rpidas, la zona de dominio pblico se extiende hasta 8 m desde la arista exterior de la explanacin (es decir,

    Indicadores: km de red/km2 y km de red/mil habitantes

    Km de red/Km2

    Km de red/1.000 habitantes

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    desde la interseccin del talud con el terreno original adyacente). La zona de servidumbre se extiende 25 m desde el mismo eje y la de afeccin alcanza los 100 m. La Ley andaluza 8/2001, probablemente la norma de carreteras ms avanzada en materia ambiental, delimi-ta el espacio en el que deben ejecutarse las medidas y proyectos de integracin ambiental y restauracin pai-sajstica. As, dentro de la zona de servidumbre legal, el uso de los terrenos por sus propietarios o titulares estn supeditados a su compatibilidad con la integra-cin ambiental y paisajstica de la carretera. Asimismo, las medidas de integracin ambiental o restauracin del paisaje podrn ocupar las zonas de afeccin, que incluso podrn ampliarse ms all de los 100 m desde

    la explanacin, si existen razones ambientales que lo justifiquen a juicio de la Administracin.

    En conclusin, los taludes son espacios afectados por la existencia y funcionamiento de la va, pero la publicacin de normas tan avanzadas como la andaluza permite disear y ejecutar protocolos de restauracin ecolgica en un espacio que no solo no se circunscribe al de la explanacin, sino que puede ocupar toda la superficie que se considere oportuna por su vinculacin desde un punto de vista ecolgico, lo cual abre la puerta a que se pueda proyectar algo ms ambicioso que el simple maquillaje verde.

    mediterrneo (Figura 12). Cabe destacar que tambin hay una importante representacin de especies ex-ticas (introducidas procedentes de otros territorios, alctonas), e incluso un 3% de endemismos.

    Elemento alctono

    Elemento cosmopolita y subcosmopolita

    Elemento eurosiberiano-atlntico-mediterrneo

    Elemento endmico ibrico

    Elemento mediterrneo

    Figura 12. Representacin grfica del porcentaje de taxones perte-neciente a cada uno de los distintos elementos corolgicos identifi-cados en la flora de los taludes madrileos. Fuente: Lpez Jimnez, N. 2004. VII Congreso Nacional de Medio Ambiente.

    Algunas de las comunidades vegetales descritas o reconocidas en taludes de carretera tambin se en-cuentran en otras localizaciones: taludes artificiales creados en la construccin de otras infraestructuras o edificaciones, paisajes agrcolas, espacios natura-les protegidos. Sin embargo, tambin se han descrito comunidades vegetales que alcanzan su mayor rique-za y complejidad en taludes de carretera y rara vez se encuentran en otros enclaves (Schaffers y Sy cora 2002). La singularidad de las comunidades vegetales en estos enclaves viene dada por tres contingentes:

    Figura 13. En la obra Las amapolas de Claude Monet (1873) ya se aprecia una mayor frecuencia de estas plantas en el terrapln que en los campos de labor.

    Especies exticas. La frecuencia de estas especies en las comunidades de taludes de carretera es ma-yor que en otras formaciones comparables alejadas de la va (Hansen y Clevenger 2005).

    1. Especies nativas arvenses y de pastizales. El aban-dono de las tcnicas tradicionales de cultivo y de ganadera extensiva, el uso de herbicidas, la prdida de tierras agrcolas, son las causas prin-cipales de la desaparicin progresiva de especies arvenses, ruderales y de pastizales que hasta hace poco tiempo eran muy comunes (Figura 13). Los taludes de carreteras pueden actuar como refugio (Tikka et al. 2000) e incluso como corredores que favorezcan su propagacin y contribuyan a reducir su riesgo de extincin (Tikka et al. 2001).

    2. Especies que toleran el rgimen de perturbaciones. En cualquier ecosistema, la presencia de un deter-minado mosaico de comunidades de organismos viene determinado por el rgimen de perturbacio-nes (fuegos, inundaciones, etc.). En los taludes de carretera, ese rgimen viene definido por las ope-raciones de mantenimiento de la va (vertido de tierras procedentes de la limpieza de cunetas, sie-gas, podas, etc.). En consecuencia, las operaciones de mantenimiento determinan tanto la vegetacin como la fauna de los taludes. As, entre las espe-cies leosas, las operaciones de limpieza mecnica (gradeo o fresado) parecen estar seleccionando a las especies rebrotadoras frente a las que carecen de esta cualidad (Spooner 2005). Es sabido que las labores de siega alteran la frecuencia con la que aparecen en estos medios distintos mamferos de pequeo porte (Meunier et al. 1999).

    Este efecto modelador de las operaciones de manteni-miento podra aprovecharse con el fin de potenciar el papel de los taludes como refugio y corredor para el desplazamiento de especies vegetales, e incluso como sumidero de las emisiones de dixido de carbono.

    3. Especies nativas en entornos transformados. La agricultura intensiva y la urbanizacin han relega-do a la flora espontnea local a los taludes de carretera, convirtindose estos en la mejor repre-sentacin de las especies y comunidades autcto-nas, cuando no en el ltimo reducto (Figura 14). La conservacin de las franjas de vegetacin nativa en las mrgenes de las vas de transporte se ha reclamado incluso en marcos tan emblemticos como la Amazona brasilea, territorio en el que la subvencin de la expansin de las tierras agrcolas ha conducido a que se pongan en cultivo incluso los taludes de carretera (Allen 1997).

    Tabla 2. Efectos de la penetracin de efecto de borde de las carreteras asfaltadas en diferentes grupos de mamferos y aves.

    GRUPO HBITAT ALCANCE DEL EFECTO (M)

    Ungulados Bosque 90-200

    Osos Bosque 2.500 (con trfico)

    Osos Bosque 740 (sin trfico)

    Linces Bosque 100

    Lobos Bosque 2.000

    Insectvoros Bosque 800

    Limcolas Prados 2.000 (trfico denso)

    Limcolas Prados 625 (poco trfico)

    Varias especies de aves Prados 810

    Varias especies de aves Bosque 100-680

    Varias especies de aves Cultivos 300

    Fuente: Elaborado a partir de Delgado, J.D. 2003

    Razn 3: por su singularidad

    En botnica, se ha acuado el trmino de vegetacin ruderal o viaria para reunir a aquellas comunidades vegetales propias de bordes de caminos, sometidas a constantes perturbaciones, entre ellas el pisoteo de los transentes. Se trata de comunidades forma-das por especies cosmopolitas, es decir, de amplia distribucin en el planeta. Sin embargo, no es este el perfil de la flora que se encuentra en los taludes

    de carretera. En un territorio florsticamente pobre, como el Reino Unido, el 43,5% de las especies apa-recen representadas en los taludes (Way 1977). En la Comunidad de Madrid, caracterizada por una ele-vada riqueza de especies vegetales, un estudio de-tallado de la flora de los taludes (Lpez Jimnez et al. 2004) observaba que nada menos que el 14% de los taxones de este territorio aparece represen-tado en ellos, es decir, 385 de 2.684; siendo el con-tingente ms numeroso no el cosmopolita, sino el

    46%5%

    21%

    25%3%

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    ESPECIES INVASORAS

    Debido a la severidad de las alteraciones, los es-pacios afectados por movimientos de tierras son susceptibles de ser colonizados por especies in-vasoras. Se muestran seis ejemplos de especies catalogadas como invasoras (Sanz Elorza et al., 2004*) que han sido detectadas en taludes de ca-rretera. De izquierda a derecha y de arriba abajo: coniza del Canad (Conyza canadensis), hierba del asno (Oenothera glazioviana), rbol del cielo

    (Ailanthus altissima), aquilea amarilla (Achillea fi-lipendulina), amapola de California (Eschscholzia californica) y chumbera (Opuntia maxima). Autor: Ignacio Mola.

    *Sanz Elorza M., Dana Snchez E.D. &. Sobrino Ves-perinas E., eds. 2004. Atlas de las Plantas Alctonas Invasoras en Espaa. Direccin General para la Bio-diversidad. Madrid, 384 pp.

    GNERO CENTAUREA

    Las centauras son un gnero de plantas (Cen-taurea) que bien sirven de ejemplo de la elevada diversidad florstica existente en los taludes de carretera. Se muestran en la lmina seis ejem-plos de especies de este gnero que se pueden encontrar en estos medios en diferentes puntos

    de la Pennsula Ibrica. De izquierda a derecha y de arriba abajo: centaura (Centaurea seridis), rompe piedras (C. aspera), abrepuos (C. calci-trapa), garbanzos del cura (C. alba), clavel de San Juan (C. cyanus) y arzolla (C. ornata). Autor: Ignacio Mola.

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    Figura 14. En vastas extensiones del Estado australiano de Victoria, la vegetacin espontnea autctona solo se conserva en las riberas de los ros y en los taludes de infraestructuras lineales, como consecuencia de la ocupacin del territorio por la agricultura. En la imagen puede apreciarse la banda de vegetacin espontnea en las mrgenes de la carretera en una matriz de campos arados.

    Razn 4: por su interaccin con el entorno

    La interaccin ecolgica de los taludes de las vas de transporte con su entorno inmediato deriva de su condicin de corredores. Es decir, por su geometra canalizan flujos longitudinales y constituyen barreras para flujos transversales. Sus dimensiones, adems, les fuerzan a atravesar una amplia representacin de ecosistemas. Si bien todas las interacciones son po-tencialmente relevantes, es evidente que estos efec-tos son particularmente notables cuando el trazado de la va atraviesa espacios naturales de inters o particularmente sensibles.

    1 Conectividad. La conectividad de las vas de co-municacin con su entorno tiene dos importan-tes efectos que son antagnicos y ocurren de forma simultnea: el efecto barrera y el efecto conector.

    Efecto barrera. Las vas de comunicacin como ba-rreras fragmentan poblaciones tanto de animales como de vegetales. La construccin de pasos de fauna pretende evitar la irrupcin de animales en las calzadas y facilitar el que puedan franquear el obstculo que representa la va. La restauracin ecolgica en el entorno de la va puede contribuir

    a mejorar la eficiencia de estos pasos. El concurso de la restauracin ecolgica es especialmente re-levante en el caso de los grandes pasos superio-res con tipologa constructiva de falso tnel desti-nados a ungulados y carnvoros, conocidos como ecoductos o conectores de paisaje. La eficiencia de estos ecoductos depende, adems de sus di-mensiones y ubicacin, del xito en la ocultacin de la va y en la recreacin del paisaje a lo largo del recorrido de estos pasos de fauna.

    Frente a este efecto barrera negativo, los talu-des de carretera podran ejercer un efecto ba-rrera positivo, cuando el objetivo es apantallar las emisiones procedentes del trfico rodado. Fundamentalmente, ruidos y contaminantes. En el caso de los ruidos, es sabido que la eficacia como aislante acstico de una cubierta vegetal de reducido porte es muy deficiente. Sin embar-go, puede desempear un papel relevante como filtro de partculas, de emisiones de gases con-taminantes como xidos de nitrgeno, e incluso como sumidero de dixido de carbono (Forman et al. 2003). La capacidad de la actividad vegetal en el entorno de la va como sumidero de CO

    2

    depende del aprovechamiento que se le d a los restos vegetales cosechados.

    Efecto conector. Los taludes tambin pueden funcionar como conectores, contribuyendo a aminorar los efectos de la fragmentacin de h-bitats y poblaciones. Con frecuencia, se ha asu-mido que las mrgenes de carretera mantienen poblaciones de especies vegetales forestales solo como consecuencia de la colonizacin rei-terada de individuos procedentes de fragmentos de bosque conservados en el entorno, sin que puedan completarse los ciclos vitales de estas especies en los taludes debido al marcado efec-to borde y al drstico rgimen de perturbacio-nes en este medio. Sin embargo, algunos auto-res sostienen que los taludes pueden funcionar como hbitats estables e incluso como corredo-res que permitan conectar fragmentos alejados de formaciones vegetales aisladas en el seno de matrices transformadas por la agricultura y la urbanizacin (Deckers et al. 2005). Pequeos ncleos poblacionales de especies vegetales amenazadas podran actuar como conectores, a modo de cadena de trampolines (conocidos en ingls como stepping stones), que, propicia-ran la propagacin de frutos, semillas, polen, esporas, polinizadores, dispersores de frutos, manteniendo la funcionalidad del conjunto de fragmentos, es decir, de la metapoblacin. El hecho de que los taludes pudieran cumplir este papel de conectores no es trivial. En caso de que estos corredores fueran eficaces, podran tener un papel en la conservacin de especies en el marco del cambio climtico, al ofrecer vas de migracin, reduciendo el riesgo de extincin de los taxones sensibles (Tikka et al. 2001). Sin embargo, para cumplir estos objetivos es pre-ciso revisar y adecuar las prcticas actuales de mantenimiento y limpieza de los espacios ane-jos a la va.

    2. Propagacin de invasiones biolgicas. Es un he-cho indiscutible que de entre todas las especies animales y vegetales introducidas, procedentes de territorios geogrficamente alejados, el 1 altera drsticamente el funcionamiento ecolgico de los territorios invadidos con efectos no de-seados en la economa local, en la forma de vida en los asentamientos humanos afectados y en la conservacin del patrimonio natural. Tal como se

    ha destacado en el epgrafe anterior, los taludes de carretera son enclaves enriquecidos en espe-cies exticas que, dada su geometra, podran propiciar su propagacin.

    En Espaa, este fenmeno se ha visto agravado tanto por el desconocimiento de este fenmeno por parte de los responsables del diseo, ejecu-cin y gestin de las infraestructuras (Figura 15), como por el divorcio en los proyectos de obra entre los objetivos de integracin ambiental y de acondicionamiento esttico. A la hora de estimar el riesgo, debe tenerse en cuenta que tanto la frecuencia de invasiones como su propagacin a lo largo de la va se ve favorecida por la dispo-nibilidad de recursos (agua y nutrientes), por lo que ser mayor en la Espaa atlntica que en la mediterrnea.

    Figura 15. Manuales tcnicos publicados por la Administracin es-paola (Ruiz de la Torre, 1990) recomiendan expresamente el uso del ailanto en proyectos de obra civil, a pesar de que esta especie est considerada como uno de los invasores ms agresivos en la cuenca del Mediterrneo. En la imagen, los ejemplares de ailanto no son plantados, sino que se propagan espontneamente por los taludes de la Ciudad Universitaria de Madrid.

    Razn 5: por su potencial para promover valores naturales, culturales y educativos

    Actualmente, los objetivos que se persiguen en los proyectos de revegetacin de taludes de carretera son cuatro: 1) estabilizacin geotcnica de los taludes y control de la erosin; 2) integracin visual en el pai-saje, 3) adecuacin esttica, y 4) seguridad vial.

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    ES LA RESTAURACIN DE TALUDES DE LA RED VIARIA UN EJERCICIO DE JARDINERA O DE CONSERVACIN DEL PATRIMONIO NATURAL?

    La integracin paisajstica frecuentemente es el objetivo principal de la restauracin de la cubierta vegetal en espacios afectados por obras civiles. La eficacia de esta funcin en amplias extensio-nes de la Pennsula Ibrica es cuestionable, de-bido a la profunda transformacin antrpica del paisaje en la Cuenca del Mediterrneo. A lo largo de vastas extensiones, los taludes de carreteras y vas del ferrocarril deberan ser sembrados con cereales, abandonados o simplemente asfaltados, si lo que se pretende es su convergencia con el

    paisaje circundante. La falta de un referente in-mediato de cubierta vegetal silvestre atribuira a la restauracin una funcin puramente esttica, siendo sus protocolos tcnicos un ejercicio de ajardinamiento.

    La escasa ambicin de este planteamiento con-trasta con la estrategia adoptada en pases como Australia. En las zonas mas pobladas del pas, el paisaje es una sucesin de explotaciones agrcolas sin solucin de continuidad, las mrgenes de las principales carreteras son los nicos reductos en los que se mantiene la vegetacin autctona. Las bandas de vegetacin de entre 10 y 200 m a los lados de estas vas constituyen una enorme red cuya extensin solo en el estado de Victoria supera los 5.500 km2. El reconocimiento del valor ecolgi-co de este entramado de corredores ha conducido a su denominacin como reservas (road reserves). Su gestin compete a las administraciones respon-sables del transporte y del medio ambiente, aseso-radas por comits cientficos.

    Estos objetivos no contemplan ni la singularidad de las comunidades de organismos asociados a la va, ni el valor de los taludes por su interaccin ecolgica con el entorno. Las reflexiones presentadas en los cuatro epgrafes anteriores sugieren que el nivel de ambicin de las propuestas puede ser muy superior. Ese salto cualitativo estara vinculado a la incorporacin de cri-terios ecolgicos en la transformacin del territorio. El diseo, ejecucin y gestin del acondicionamiento de los taludes de las infraestructuras de transporte podra llegar a perseguir tanto la conservacin de la biodiversidad como la educacin ambiental.

    Conservacin de la biodiversidad. Los objetivos par-ticulares en el entorno de la infraestructura seran los siguientes:

    Asegurar la calidad de las aguas y el control de la erosin en el entorno de la va.

    Proteger y favorecer los restos conservados de vegetacin nativa.

    Identificar y proteger las especies amenaza-das de flora y fauna.

    Ubicar en funcin del entorno y acondicionar los taludes como corredores para el desplaza-miento de la flora y fauna nativa.

    Acondicionar los taludes como hbitats para la vida silvestre, preservando los recursos ne-cesarios para el desarrollo de las comunida-des de microorganismos, vegetales, de aves, reptiles, mamferos, etc.

    Restablecer la vegetacin nativa mediante protocolos que propicien la regeneracin na-tural o mediante restauracin activa.

    Identificar, restaurar y proteger las riberas y humedales en el entorno de la va.

    Asegurar la conservacin del banco de dis-poras y formas de resistencia.

    Controlar la colonizacin y propagacin de es-pecies invasoras y de otras plagas o agentes patgenos.

    Regular el uso de los taludes por herbvoros.

    Regular quemas controladas y evitar riesgos de incendio.

    Promover cubiertas vegetales que amortigen las emisiones de contaminantes procedentes de la va.

    Promover la capacidad de los taludes como sumideros de CO

    2.

    Educacin ambiental. El objetivo general es divulgar los valores del patrimonio natural local, a travs de la identificacin y reconstruccin de paisajes repre-sentativos. Como objetivos particulares, incluye:

    Mantener y restaurar el atractivo visual del paisaje en el entorno de la va.

    Identificar y proteger paisajes y enclaves con valor cultural o histrico.

    Regular el uso recreativo de la va y su entorno.

    Razn 6: por imperativo legal o exigencia normativa

    La Directiva comunitaria 85/337/CEE considera, entre otros aspectos, que los efectos de un proyecto sobre el medio ambiente deben evaluarse para proteger la salud humana, contribuir mediante un mejor entorno a la calidad de vida, velar por el mantenimiento de la diversidad de especies y para conservar la ca-pacidad de reproduccin del sistema como recurso fundamental de la vida. La incorporacin en Espa-a de esta Directiva 85/337/CEE al Derecho interno estatal se efectu mediante el RDL 1302/1986, que experiment sucesivas modificaciones, y el Regla-mento que lo desarrolla, el RD 1131/1988. Con pos-terioridad, el RDL 1/2008,