5
Presses Universitaires du Mirail En pugna Author(s): Saúl YURKIEVICH Source: Caravelle (1988-), No. 50, 25 ANS D’AMERIQUE LATINE (1988), pp. 201-204 Published by: Presses Universitaires du Mirail Stable URL: http://www.jstor.org/stable/40853045 . Accessed: 14/06/2014 07:32 Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at . http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp . JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. . Presses Universitaires du Mirail is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Caravelle (1988-). http://www.jstor.org This content downloaded from 62.122.77.83 on Sat, 14 Jun 2014 07:32:58 AM All use subject to JSTOR Terms and Conditions

25 ANS D’AMERIQUE LATINE || En pugna

Embed Size (px)

Citation preview

Presses Universitaires du Mirail

En pugnaAuthor(s): Saúl YURKIEVICHSource: Caravelle (1988-), No. 50, 25 ANS D’AMERIQUE LATINE (1988), pp. 201-204Published by: Presses Universitaires du MirailStable URL: http://www.jstor.org/stable/40853045 .

Accessed: 14/06/2014 07:32

Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at .http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp

.JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range ofcontent in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new formsof scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected].

.

Presses Universitaires du Mirail is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access toCaravelle (1988-).

http://www.jstor.org

This content downloaded from 62.122.77.83 on Sat, 14 Jun 2014 07:32:58 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

LITTÉRATURES 201

Saúl YÜRKIEVICH

En pugna

Nadie sabe con certeza de dónde provienen los ataques. Y a la vez cómo no achacar esa cadena de catástrofes a una misma ofensiva, sucia y sin cuartel. El incendio de la refinería, el choque de los trenes expreso, la caída de los Jumbos, la explosión de la usina atómica, la propagación de nuevas plagas : los desastres cunden. Cómo no vincularlos a una causa común. Cualquier lugar puede con- vertirse en campo de acción. Nadie está exento de amenaza. Nadie queda fuera de peligro. Ya no hay afuera. Querámoslo o no, estamos todos involucrados. Esta guerra parece regida por una fatalidad in- mune a nuestras reacciones, tan eficiente que hasta cobrar conciencia del riesgo resulta superfluo.

Ni a concertarnos llegamos. Sólo atinamos a organizar algunas defensas, a la larga ineficaces. Imposible abarcar la extrema comple- jidad de un teatro de operaciones tan cambiante. La complicación nos excede, desborda nuestra capacidad de discernimiento : resulta impensable. Nos posibilita, a pesar de nuestros muchos recursos técnicos, una conformidad de base. Y cualquier respuesta coherente la requiere.

Cuando discutimos acerca de ese cúmulo embarullado, tenemos a menudo la impresión de formular conjeturas que no nos pertenecen, como si estuviésemos bajo los efectos de un extraño circuito de transmisión cuyos mensajes no dominamos.

Las hostilidades aumentan. Las ocasiones varían demasiado. Es imposible predecir cuándo y dónde ocurrirá un ataque. Se lo reco- noce una vez consumado, pero nada puede preverse a partir de los precedentes. Si tomamos en cuenta la totalidad de los acontecimien- tos, la suma parece conformar un conjunto de relativa integración. Pero en su seno, a pesar de los distingos, existen indefinidas e infini- tas posibilidades.

This content downloaded from 62.122.77.83 on Sat, 14 Jun 2014 07:32:58 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

202 C.M.H.L.B. Caravelle

Numerosos analistas intentan determinar el orden de la guerra, el carácter de los agresores y las tácticas empleadas. Ninguno ha conseguido dar una explicación satisfactoria. De una variación imposi- ble de encuadrar, los hechos desbaratan con su movilidad toda teoría. Y sin teoría operativa no hay esquemas previsores, y menos estrate- gia de combate. Algunos aventuran que la noción de serie no se aplica a tanta disparidad. Si admitimos que todo este terror procede del mismo origen, nadie logra recomponer la cadena causal. Nadie alcanza a remontar hasta la fuente.

This content downloaded from 62.122.77.83 on Sat, 14 Jun 2014 07:32:58 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

LITTÉRATURES 203

Amnesia

He perdido la memoria. No recuerdo quién soy. No me acuerdo de que estoy casado desde hace veinticinco años, que he atiborrado mi casa con objetos personales, que tengo tres hijos que atender, que mantener a diario, que debo administrar mi magro sueldo para que alcance, que a pesar del cuidado me enredo, empobrezco, que no sé cómo hacer para evitar que todo se me embrolle, que tengo mi trabajo que me exige continua atención, que absorbe lo mejor de mis energías que querría dedicarlas por lo menos en parte a satis- facer una vocación artística, por lo visto no compatible con mis obligaciones, que mis amigos, como mi mujer y yo, envejecen, se llenan de achaques, mueren de pronto, en pleno uso de sus facultades, como acaba de ocurrirle a los dos más talentosos, más bien jóvenes, que hay tensión por todas partes, que con la crisis la situación se va agravando, que la amenaza de guerra es cada vez mayor, más alar- mante, que las dificultades aumentan y que las satisfacciones no compensan, que no dispongo ya de la necesaria capacidad de con- centración con tanto ruido, tanta complicación, tanto desorden...

De todo esto no me acuerdo más, ni en grueso ni en detalle. Acabo de perder la memoria. Sin pasado, sin noción de vínculo, nada de lo que a mi alrededor sucede me concierne ya. Espectador de un mundo ajeno, eso es lo que me hace falta. No insistan, no los reconozco. Déjenme tranquilo, déjenme gozar un poco de esta inesperada paz.

This content downloaded from 62.122.77.83 on Sat, 14 Jun 2014 07:32:58 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions

204 C.M.H.LB. Caravelle

Algo lo delata

Algo lo delata : el simulacro nunca llega a completarse. Para impe- dir que nos engañe, Dios le prohibe a Satán que apareza totalmente idéntico al hombre. Sus pies, por ejemplo, pueden no estar confor- mados como los nuestros. (Los pies, en sentido místico, alegorizan las pasiones sensuales. Los pies desnudos enardecen el deseo de con- tacto carnal. Los adoradores besan con fruición los pies de sus ídolos.) Los del diablo suelen estar a la inversa. Repugnan. Significan por lo deforme que, sujetos al mandato supremo, a la vez lo contra- rían, desacatan el designio armonioso de Dios.

Se dice que el diablo adopta patas de ganso. Quizá el ganso posea cualidades malignas que ignoramos y que convienen al orden infer- nal. Su graznido irritante o su afán por chapotear en el lodo hurgán- dolo en busca de deleznables alimentos lo vinculan con lo perverso y con lo inmundo, con el mundo tenebroso.

Alguien, seguramente, entre la gente que frecuentamos, debe ser un diablo, pero resulta difícil descubrirlo. Debemos intimar con la per- sona sospechada hasta que alguna inequívoca indicación nos lo revele, casi siempre tarde, como demonio. Sutiles señales pueden delatarla : axilas córneas ocultas por el vello, un prepucio dentado o un clitoris espinoso, determinada floración umbilical, alguna espina lacerante detrás de la oreja, cierta conformación y cierta consistencia del codo.

This content downloaded from 62.122.77.83 on Sat, 14 Jun 2014 07:32:58 AMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions