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Ariel. De: José Enrique Rodó Integrantes: Enrique Alexander Ramos #17 Javier Alexander Villatoro #21 Grado: 9°B

Ariel - José Enrique Rodó

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Un peque;o trabajo acerca de esta obra y lo que quiere decir con ella, dentro del archivo viene un resumen de la obra

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Ariel. De:

José Enrique Rodó

Integrantes:Enrique Alexander Ramos #17Javier Alexander Villatoro #21

Grado: 9°B

Centro Escolar Católico San AgustínJueves 20 de Agosto del 2015

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INDICE:

Introducción………………………………………………………… 3

Finalidad del trabajo………………………………………………4

Resumen………………………………………………………………..5

Representación Gráfica De La Lectura…………………….7

Personajes………………………………………………………….…7

Biografía Breve Del Autor………………………………………8

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Introducción:

En este trabajo hablaremos sobre la obra de José Enrique Rodó Ariel acerca de lo que dice y también podremos leer un resumen de dicha

obra.

Podremos leer sobre los personajes en ella, aunque dicha obra no tiene muchos, al ser principalmente un ensayo.

A la vez sacaremos una breve conclusión de dicha obra y también

podremos leer la biografía del autor José Enrique Rodó

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Finalidad del trabajo

Tener una comprensión lectora mejor al encontrarnos con un tipo de figura literaria no tan común a lo que estamos acostumbrados a leer en la vida cotidiana.

Entender la estructura y lo que caracteriza a un ensayo así como lo es esta obra literaria de lo que habla y como lo dice, ser capaces de diferenciar un ensayo de otra obra literaria.

Tomar un poco de conciencia o reflexionar de lo que ha dicho o ha dado a entender el autor.

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RESUMEN:

El libro de Ariel está estructurado en seis capítulos, y cada capítulo plantea un problema diferente. A continuación le hablaré de cada capítulo.

Es necesario que cada generación entre a la vida activa con un programa propio.

La juventud, que así significa en el alma de los individuos y generaciones, luz, amor, energía, serán siempre la fecundidad, la fuerza, el dominio del porvenir. Grecia hizo grandes cosas porque tuvo, de la juventud, la alegría, que es el ambiente de la acción, y el entusiasmo, que es la palanca omnipotente. El escritor nos manda a ser conscientes poseedores de la fuerza bendita que llevamos dentro de nosotros mismos. También nos dice que entremos a la Vida, que nos abre sus horizontes, con la noble ambición de hacer sentir nuestra presencia en ella desde el momento en que la afrontamos con la altiva mirada del conquistador.

El hombre no debe desarrollar una sola faz de su espíritu, sino su naturaleza entera.

Guay había sostenido que “hay una profesión universal que es la del hombre”. El escritor utiliza este pensamiento para aconsejar que hay que desarrollar, dentro de lo posible, no un solo aspecto, sino la plenitud del ser. Muestra el peligro de las civilizaciones avanzadas y destaca que la hermosura de la vida de Atenas depende de que supo producir el concierto de todas las facultades humanas, en la libre y acordada expansión de todas las energías capaces de contribuir a la gloria y al poder de los hombres. Atenas supo engrandecer la razón y el instinto, las fuerzas del espíritu y las del cuerpo; con las cuatro fases del alma. El fin de la criatura humana no puede ser exclusivamente saber, ni sentir, ni imaginar, sino ser real y enteramente humana, define el ideal de perfección a que ella debe encaminar sus energías como la posibilidad de ofrecer en un tipo individual un cuadro abreviado de la especie. Rodó nos ínsita a desarrollar en lo posible, no un solo aspecto, sino la plenitud de nuestro ser.

Es muy importante el sentimiento de lo bello para la educación del espíritu.

Aunque el amor y la admiración de la belleza no respondiesen a una noble espontaneidad del ser racional y no tuvieran, con ello, suficiente valor para ser cultivados por sí mismos, sería un motivo superior de moralidad el que autorizaría a proponer la cultura de los sentimientos estéticos, como un alto interés de todos. Nunca la criatura humana se adherirá de más segura de manera al cumplimiento del deber que cuando, además de sentirse como una imposición, le sienta estéticamente como una armonía. Nunca ella será más plenamente buena que cuando sepa, en las formas con que se manifieste activamente su virtud, respetar en los demás el sentimiento de lo hermoso.

El espíritu de la democracia debe ser educado para que dominen los mejores.

Sobre la democracia pesa la acusación de guiar a la humanidad. Quien dice democracia, dice desenvolvimiento progresivo de las tendencias individuales y disminución de la cultura. La civilización de un pueblo adquiere su carácter, no de las manifestaciones de su prosperidad o de su grandeza material, sino de las superiores maneras de pensar y de sentir que dentro de

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ellas son posibles. Sería insensato pensar que de la acumulación de muchos espíritus vulgares se obtendrá jamás el equivalente de un cerebro de genio.

Los Estados Unidos representan el espíritu utilitario y la democracia mal entendida.

La civilización norteamericana no puede servir de tipo o modelo único. La concepción utilitaria como norma de la proporción social, componen la fórmula de lo que ha solido llamarse el espíritu del americanismo. Se ha podido decir del utilitarismo que es el verbo del espíritu inglés; los Estados Unidos pueden ser considerados la encarnación del verbo utilitario. Nacidos con la experiencia innata de la libertad, ellos se han mantenido fieles a la ley de su origen, y han desenvuelto los principios fundamentales de su organización. Sin sacrificarle esa soberana concepción del individuo, han sabido hacer al mismo tiempo, del espíritu de asociación, el más admirable instrumento de su grandeza y de su imperio. Rodó dice que no los ama, pero les admira. El rasgo fundamental de la vida de los norteamericanos es la pasión infinita del trabajo para la expansión material en todas sus formas.No le apasiona la idealidad de lo verdadero. Menosprecia todo ejercicio del pensamiento que prescinda de una inmediata finalidad. La investigación no es para él sino el antecedente de la aplicación utilitaria.

No existe un gran pueblo si no ostenta, como razón de su existencia, un ideal desinteresado.

No son bastantes, ciudades populosas, opulentas, magníficas, para probar la constancia y la intensidad de una civilización. No basta la grandeza material para la gloria de los pueblos. Lo que éstos necesitan para perdurar en el tiempo, es que a su sola enunciación, desparramándose la evocación por sobre los arrabales del espíritu, el nombre esclarecido anticipe todo un horizonte del tiempo.

La juventud tiene en sus posibilidades de labor, recoger las enseñanzas de Próspero.

Debe educar su juventud en el culto perseverante del porvenir. Los jóvenes serán los precursores de esta América regenerada, si consagran una parte de su alma, al porvenir desconocido que es, en la vida social de la humanidad, el pensamiento idealizador por excelencia.

Los problemas que plantea el documento estudiado están estrechamente ligados a los temas que tratamos en nuestra clase de Cívica, que básicamente es el tema de los partidos políticos y de la democracia. José Enrique Rodó habla sobre los problemas que son la juventud, el hombre, la belleza, la democracia y sobre la gran potencia que es Estados Unidos.

José Enrique Rodó comenta en su grandiosa obra Ariel algo que me llamó mucho la atención y que debería ser tomado en cuenta, y es que la civilización de un pueblo adquiere su carácter, no de las manifestaciones de su prosperidad o de su grandeza material, sino de las superiores maneras de pensar y de sentir que dentro de ellas son posibles.

Estamos muy equivocados, porque el mejor pueblo debería ser catalogado por sus superiores maneras de pensar y de sentir. Con esto podemos decir que se hace indispensable la educación intelectual y moral de toda persona. Ya todos conocemos el bajo nivel de educación que existe actualmente en nuestro país.

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PERSONAJES:

Prospero: El nombre evoca a alguien favorecido por la fortuna, denota un progreso en la vía del crecimiento, de todo orden, del conocimiento; alude a diversas acepciones del desplegarse.

Calibán: Es la metamorfosis de la palabra “aire”. En nuestros autores Ariel no es un ser

humano, sino que designa un espíritu; propiamente, un espíritu aéreo.

Ariel: Es un nombre que resulta de un juego de palabras por el cual se transmuta el sustantivo “caníbal”. El personaje evoca en Shakespeare a los caníbales, tales como describe Montaigne en su célebre ensayo titulado precisamente Les Cannibals; obra cuyas resonancias se perciben en La Tempestad .

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BIOGRAFIA DE JOSE ENRIQUE RODO

José Enrique Camilo Rodó Piñeyro (Montevideo, Uruguay, 15 de julio de 1871 - Palermo, Italia, 1 de mayo de 1917) fue un escritor y político uruguayo. Sus obras señalaron el malestar finisecular hispanoamericano con un estilo refinado y poético, típico del modernismo. Fue el creador del arielismo, corriente ideológica basada en un aprecio de la tradición grecolatina.

BIOGRAFIA

Miembro de una familia de la alta burguesía uruguaya, Rodó aprendió a leer a los 4 años, con la ayuda de su hermana, y desde entonces fue un apasionado lector. Su rendimiento escolar presentó altibajos desde un primer momento. Inició sus estudios en el prestigioso Liceo Elbio Fernández de Montevideo, en el que se interesó principalmente por materias como la historia y la literatura,1 en el que ingresó en 1882, debió pasar al año siguiente a otro colegio oficial por problemas económicos de su familia debidos a algunos fracasos en los negocios de su padre. Comenzó a trabajar a los 14 años tras la muerte de su padre, desempeñándo tareas como ayudante en un estudio de escribanos. Desarrolló su faceta periodística y desde 1895 se han publicado poemas y artículos suyos en periódicos, así como algunos artículos de crítica literaria en la Revista Nacional de Literatura y Ciencias Sociales (1895-1897), que fundó junto con otros intelectuales uruguayos. En 1896, en el mismo órgano, publicó dos ensayos, "El que vendrá" y "La novela nueva", que publicaría junto con otro artículo en 1897 bajo el título "La vida nueva". En estos ensayos Rodó se propuso analizar algunos de los aspectos que contribuían al sentimiento de malestar de su época. Ofrecía una alternativa espiritual con la esperada llegada de un redentor que podía, según él, establecer una nueva vida basada en el amor, la armonía y la paz.

No llegó a concluir sus estudios universitarios, aunque en 1898, gracias a su fama de escritor y pensador fue nombrado profesor de literatura en la Universidad de Montevideo, hoy Universidad de la República.

Formó parte de la vida política de su país como miembro del Partido Colorado de José Batlle y Ordóñez y desde 1902 ejerció de diputado por Montevideo durante tres períodos.

Luego de escribir “Liberalismo y Jacobinismo” y como consecuencia de diversos antagonismos se distanció de Batlle. Sus ensayos, marcados por la defensa del americanismo y la crítica a la cultura norteamericana, tuvieron una extraordinaria difusión: Ariel (1900), Motivos de Proteo, El mirador de Próspero.

Murió en el olvido en un hotel de Palermo, Sicilia, cuando trabajaba como corresponsal de la revista argentina Caras y Caretas. Sus restos fueron trasladados a Montevideo en 1920. Su tersa prosa y su agudo pensamiento han influido en el pensamiento de varias generaciones de toda América.

Sus actividades políticas como miembro del Partido Colorado lo llevaron como diputado por Montevideo a la Cámara en 1902, renunciando a su cargo en 1905, pues estaba desilusionado de la realidad política de su país. En 1907 volvió a la política otras dos veces: cuando fue elegido diputado en 1908 y de nuevo en 1910. Entre los años 1904 y 1907 sufrió una crisis anímica. A pesar de su pesimismo vital, escribió "Motivos de Proteo", una serie de artículos

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didácticos de tono optimista e idealismo moderado. Uno de los tópicos fundamentales es el término de regeneración donde cada individuo tiene que aspirar a la perfección y a ideales desinteresados desarrollando en el proceso un balance armónico. Los consejos morales y éticos se dan en muchos casos por medio de parábolas. En 1915, se dedica a las obras de Darío, Bolívar y Montalvo. Luego cuando su salud se empeora, emprende el siempre soñado viaje a Europa designado como corresponsal de la revista argentina "Caras y caretas". Entre 1916-1917, las impresiones de sus viajes por España, Francia e Italia se publicaron en la revista. Los artículos publicados reflejaban un tono melancólico, desilusión y tristeza. Murió abandonado el 1 de mayo de 1917, a los 45 años de edad, en un hotel de Palermo, en Sicilia, no siendo trasladados sus restos a Montevideo hasta 1920.

El movimiento latinoamericano de la Reforma Universitaria, iniciado en 1918, lo consideraba uno de los "maestros de la juventud".

OBRAS:

La novela nueva (1897). El que vendrá (1897). Rubén Darío. (1899). Ariel (1900) Liberalismo y Jacobinismo (Montevideo, 1906). Motivos de Proteo (Montevideo, 1909). El mirador de Próspero (Montevideo, 1913). - obra antológica de 45 ensayos en los que

trabajaba desde 1908. Incluye, entre otros, «Bolívar», «Magna Patria», «Montalvo» y «Artigas».

El camino de Paros (1918). Rubén Darío 2. (1920). Epistolario (1921). Nuevos motivos de Proteo (1927). Últimos motivos de Proteo (1932).