204
IRECUS Université de Sherbrooke Réseau des universités des Amériques en études sur les coopératives et les associations Volume 5, Numéro 1 · Juin 2007 Red universitaria de las Américas en estudios cooperativos y asociativismo Volumen 5, Número 1 · Junio 2007 Rede universitaria das Américas em estudos cooperativos e associativismo Volume 5, Número 1 · Junho 2007 Network of the universities of Americas in studies on cooperatives and associations Volume 5, Number 1 · June 2007 Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 1 5/24/07 11:50:17 AM

IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

IRECUSUniversité de Sherbrooke

Réseau des universités des Amériques en études sur les coopératives et les associations Volume 5, Numéro 1 · Juin 2007

Red universitaria de las Américas en estudios cooperativos y asociativismo Volumen 5, Número 1 · Junio 2007

Rede universitaria das Américas em estudos cooperativos e associativismo Volume 5, Número 1 · Junho 2007

Network of the universities of Americas in studies on cooperatives and associations Volume 5, Number 1 · June 2007

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 1 5/24/07 11:50:17 AM

Page 2: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

Comité editorial · Comitê editorial · Comité éditorial · Leading committee

Eduardo Acuña, Universidad de ChileAngelo Brás Fernandes Callou, Universidade Federal Rural de PernambucoMarietta Bucheli, Pontificia Universidad Javeriana Ernesto Molina, Université de Sherbrooke, Coordinador del comité

[email protected]

Supervisión técnica · Supervisão técnica · Supervision technique · Technical supervision

Marie-Ève Fortin, IRECUS, Université de Sherbrooke

Grafismo · Graphisme · Graphism

Graphiq Illustration

Montaje · Ajuste da página · Mise en page · Page-setting

Martel en-tête

Impresión · Impressão · Impression · Printing

Multicopie Estrie,Sherbrooke, Québec, Canada

El contenido de esta revista puede reproducirse citando la fuente.

La responsabilidad de los artículos firmados corresponde a los autores.

El género masculino es utilizado con el único objetivo de facilitar la lectura.

A reprodução total ou parcial dos artigos desta revista é permitida mediante citação da fonte.

Os artigos apresentados são de exclusiva reponsabilidade de seus autores.

O gênero masculino é utilizado com o único objetivo de facilitar a leitura.

Le contenu de cette revue peut être reproduit en citant les sources.

Le contenu des articles présentés est sous l’entière responsabilité des auteurs.

Le genre masculin est utilisé comme générique dans le seul but d’alléger le texte.

The contents of this magazine may be reproduced by acknowledging the source.

The authors of signed articleare solely responsible for their contents.

The masculine form is used with the sole objective of simplifying the text.

Editado por · Editado por Éditée par · Published by

IRECUS – Faculté d’administrationUniversité de Sherbrooke2500, Boul. de l’UniversitéSherbrooke (Québec) CanadaJ1K 2R1

Dépôt légal : 2e trimestre 2007Bibliothèque nationale du QuébecBibliothèque nationale du Canada

ISSN 1705-2165

© Unircoop, 2007

Con la ayuda financiera de · Com o apoio financeiro de ·Avec l’appui financier de · With the financial support of

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 2 5/24/07 11:50:17 AM

Page 3: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

NOTA EDITORIAL · EDITORIAL · MOT DE LA RÉDACTION · EDITOR’S INTRODUCTION 5

INDICE · SUMÁRIO · TABLE DES MATIÈRES · CONTENTS

Economía solidaria: aspectos teóricos y experiencias 9

Giuseppina Sara Da Ros

Asociatividad, redes sociales y desarrollo local 28

Hernando Zabala Salazar

Balance del contexto internacional en el plano político desde la perspectiva de la economía solidaria 51

Louis Favreau

El capital social cooperativo: el caso de COOPEAGRI en Costa Rica 76

Juan Huaylupo Alcázar

Rituales en cooperativas de ahorro y crédito mexicanas 103

Alejandra Urbiola Solís y Graciela Lara Gómez

Género y cooperativismo en Venezuela: estudio sobre cooperativas y mujeres emprendedoras y empoderadas 122

Magdalena Valdivieso Ide

The concept of social cohesion fit for co-operative studies: the health care co-operatives in Québec 146

Patrick De Bortoli and Jean-Pierre Girard

Extensão rural no Brasil: da modernização ao desenvolvimento local 164

Angelo Brás Fernandes Callou

Étude exploratoire des déterminants de la valeur perçue des coopératives de service 184

Nha Nguyen, Gaston LeBlanc, Maria Elena Rojas Herrera et Paulo de Albuquerque Peixoto

El modelo de toma de decisiones en la cooperativa 205

Lorena López González

La investigación sobre gestión de cooperativas: algunas reflexiones fundamentales 231

Paul Prévost y Mario Roy

Réseau – Red – Rede – Network uniRcoop AMERICAS 255

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 3 5/24/07 11:50:17 AM

Page 4: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 4 5/24/07 11:50:17 AM

Page 5: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

NOTA EDITORIAL

En noviembre de 2006, en Copán Ruinas, Honduras, tuvo lugar el X Seminario Internacional de la red uniRcoop, donde nació la Declaración “Hacia la coopera-ción como nuevo orden internacional”. En ella sostenemos que “asociarse y coo-perar para producir, distribuir, consumir y ahorrar” es una propuesta que cuestiona y perturba los valores dominantes de la sociedad actual. Hoy queremos recordar tres aspectos abordados en la Declaración que han permitido ordenar los artículos de este número de la revista.

En Copán Ruinas reafirmamos que la cooperación es una “concepción fun-dante de la práctica social” y “un principio activo de organización de la vida econó-mica e institucional de los grupos humanos que considera no solamente lo económico sino también lo social, el medio ambiente y las necesidades locales”. En este número de uniRcoop, el primer artículo sostiene que la economía solidaria se constituye en un proyecto ético de vida mientras el segundo reflexiona sobre el fenómeno de la asociatividad como instrumento idóneo para alcanzar el progreso de la huma-nidad.

En la Declaración invitamos a continuar “uniendo personas alrededor de visio-nes comunes con el fin de satisfacer necesidades tanto de subsistencia como de desarrollo integral”, “reforzando la naturaleza solidaria y emancipadora de las experiencias asociativas que conjugan los valores de solidaridad y ayuda mutua, para la creación de una sociedad más rica, más equitativa y más fraterna que per-mita la satisfacción más plena de las necesidades de sus miembros y la comunidad”. En otros artículos de este número de la revista se analiza cómo la economía soli-daria se presenta cada vez más apta y resuelta a participar en los grandes debates económicos y sociales del planeta; cómo el capital social cooperativo trasciende los aspectos económicos de la organización; cómo los actos rituales transmiten y construyen consenso entre los cooperativistas; y cómo las experiencias cooperati-vas y la solidaridad grupal favorecen los procesos de empoderamiento en las mujeres asociadas. Además, se aborda la cohesión social en el marco de las coope-rativas del sector salud y la relación entre extensión rural y desarrollo local desde la perspectiva de una participación orientada a estar con los campesinos como sujetos del cambio y del desarrollo.

La Declaración de Copán Ruinas confirma la necesidad de desarrollar “instru-mentos de administración eficaces” basados en la identidad cooperativa. Así, en este número de la revisa se abordan los determinantes del valor percibido en las coo-perativas de servicios, el modelo de toma de decisiones en una cooperativa y la investigación en la gestión de las cooperativas.

Este breve recorrido de la revista muestra parcialmente cómo uniRcoop con-tribuye a avanzar en un proyecto de sociedad a la imagen de la cooperación. Pero también muestra la importancia de mantener los mecanismos creados para facili-tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo. Ardua e importante tarea al llegar al final del proyecto financiado por la Agencia Canadiense de Desarrollo Internacional (ACDI). A nosotros nos toca continuar este trabajo de equipo.

¡Que la lectura nos sea provechosa!

Ernesto MolinaCoordinador del comité editorial

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 5 5/25/07 7:46:17 AM

Page 6: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

EDITORIAL

O X Seminário Internacional da Rede UniRcoop foi realizado em novembro de 2006 na cidade de Copán Ruinas, em Honduras. Naquela oportunidade foi redigida a Declaração «Em direção à cooperação como nova ordem internacional», defen-dendo que «associar-se e cooperar para produzir, distribuir, consumir e poupar» é uma proposição que questiona e se contrapõe aos valores dominantes da sociedade atual.Gostaríamos a seguir de relembrar três aspectos da Declaração que serviram a definir a ordem de apresentação dos artigos deste número da revista.

Em Copán Ruinas, reafirmamos que a cooperação é uma «concepção funda-mental da prática social» e «um princípio ativo da organização da vida econômica e institucional dos grupos humanos que consideram não somente o aspecto eco-nômico mas, igualmente, a dimensão social, o meio ambiente e as necessidades locais». Nesta edição da uniRcoop, o primeiro artigo enfatiza que a economia solidária constitui-se em um projeto ético de vida, enquanto que o segundo é uma reflexão sobre o fenômeno da associatividade como instrumento apropriado para fomentar o progresso da humanidade.

A Declaração propõe continuar «a reunir as pessoas em torno de visões comuns, objetivando satisfazer tanto as necessidades de base como aquelas rela-cionadas ao desenvolvimento integral», «a reforçar a natureza solidária e emanci-padora das experiências associativas, que conjugam os valores de solidariedade e de ajuda mútua para a criação de uma sociedade mais rica, mais eqüitativa e mais fraterna, objetivando atingir a satisfação mais completa das necessidades dos membros e da comunidade».

Outros artigos da revista analisam de que maneira a economia solidária está cada vez mais presente nos grandes debates econômicos e sociais do planeta; de que maneira o capital social cooperativo transcende os aspectos econômicos da organização; de que maneira os rituais transmitem e constroem um consenso entre os cooperadores e de que maneira as experiências cooperativas da sociedade como um todo favorecem os processos de empowerment das mulheres membros das cooperativas. Adicionalmente, abordam-se tanto a coesão social no âmbito das cooperativas do setor da saúde como a relação entre os serviços de extensão rural e o desenvolvimento local sob a perspectiva de uma participação direcionada ao acompanhamento dos camponeses como temas de mudança e de desenvolvimento.

A Declaração de Copán Ruinas confirma a necessidade de desenvolver «ferra-mentas eficientes de gestão» com base na identidade cooperativa. Abordam-se, igualmente nesta edição, os determinantes da percepção do valor nas cooperativas de serviço, o modelo da tomada de decisão numa cooperativa e a pesquisa na gestão das cooperativas.

Esta breve síntese do conteúdo da revista é uma demonstração parcial da maneira com a qual a uniRcoop contribue ao avanço de um projeto de sociedade que tem como imagem a cooperação. Isto demonstra, igualmente, a importância de mantermos os mecanismos criados, objetivando facilitar o acesso à informação científica sobre as cooperativas e as associações. Trata-se, neste caso, de uma tarefa árdua e importante, considerando-se o término do projeto financiado pela Agência Canadense de Desenvolvimento Internacional (ACDI). Resta-nos a continuação deste trabalho de equipe.

Que esta leitura nos seja proveitosa!

Ernesto Molina Coordenador do comitê editorial

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 6 5/24/07 11:50:17 AM

Page 7: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

MOT DE LA RÉDACTION

En novembre 2006 s’est tenu à Copán Ruinas, Honduras, le Xe Séminaire interna-tional du réseau uniRcoop lors duquel fut rédigée la Déclaration «Vers la coopéra-tion comme nouvel ordre international». Celle-ci soutient que «s’associer et coopérer pour produire, distribuer, consommer et épargner» est une proposition qui remet en question et contredit les valeurs dominantes de la société actuelle. Nous voulons maintenant rappeler trois aspects de la Déclaration qui ont servi à déterminer l’ordre de présentation des articles de ce numéro de la revue.

A Copán Ruinas nous avons réaffirmé que la coopération est une «conception fondamentale de la pratique sociale» et «un principe actif d’organisation de la vie économique et institutionnelle des groupes humains qui prend en considération non seulement l’aspect économique mais également la dimension sociale, l’envi-ronnement et les besoins locaux». Dans ce numéro d’uniRcoop, le premier article soutient que l’économie solidaire se constitue en un projet éthique de vie tandis que le deuxième est une réflexion sur le phénomène de l’associativité comme instrument approprié pour favoriser le progrès de l’humanité.

La Déclaration lance l’invitation de continuer «à réunir les personnes autour de visions communes dans le but de satisfaire tant les besoins de base que ceux liés au développement intégral», «à renforcer la nature solidaire et émancipatrice des expériences associatives qui conjuguent les valeurs de solidarité et d’aide mutuelle pour la création d’une société plus riche, plus équitable et plus fraternelle qui puisse permettre la satisfaction plus complète des besoins des membres et de la commu-nauté». D’autres articles de la revue analysent comment l’économie solidaire est de plus en plus présente dans les grands débats économiques et sociaux de la planète; comment le capital social coopératif transcende les aspects économiques de l’orga-nisation; comment les rituels transmettent et construisent un consensus entre les coopérateurs; et comment les expériences coopératives et la solidarité groupale favorisent les processus d’empowerment des femmes membres des coopératives. De plus, sont abordées la cohésion sociale dans le cadre des coopératives du secteur de la santé et la relation entre les services d’extension rurale et le développement local dans la perspective d’une participation orientée vers l’accompagnement des paysans comme sujets du changement et du développement.

La Déclaration de Copán Ruinas confirme la nécessité de développer «des outils de gestion efficaces» basés sur l’identité coopérative. Aussi aborde-t-on dans ce numéro de la revue les déterminants de la valeur perçue dans les coopératives de service, le modèle de la prise de décision dans une coopérative et la recherche dans la gestion des coopératives.

Ce bref parcours du contenu de la revue est une démonstration partielle de la façon dont uniRcoop contribue à l’avancement d’un projet de société à l’image de la coopération. Mais cela démontre aussi l’importance de maintenir les mécanis-mes créés pour faciliter l’accès à l’information scientifique sur les coopératives et les associations. Il s’agit là d’une tâche ardue et importante au moment où se ter-mine le projet financé par l’Agence canadienne de développement international (ACDI). A nous de continuer ce travail d’équipe.

Que cette lecture nous soit fructueuse!

Ernesto Molina Coordonnateur du comité éditorial

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 7 5/24/07 11:50:18 AM

Page 8: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

EDITORIAL

At Copán Ruinas, Honduras, in November 2006 was held the 10th International Seminar of the UniRcoop Network, which saw drafted the declaration, “Towards Cooperation as a New International Order”. This affirmation argues that “associat-ing and cooperating to produce, distribute, consume and save” is a proposition that calls into question and contradicts prevailing societal values.

At Copán Ruinas, we reaffirmed cooperation as a “fundamental concept of social practice” and “an active organizational principle of human economic and institutional life that considers not only the economic aspect, but also the social dimension, the environment and the needs of local communities”. The first article of this UniRcoop issue proposes that a economic solidarity constitutes an ethical life project, while the second is a reflection on the phenomenon of associativeness as an appropriate tool for promoting human progress.

The Declaration invites us all to continue «to gather people around common visions for the purpose of satisfying basic needs and equally those relating to com-prehensive development», «to strengthen the liberating and supportive nature of associative experiences that combine the values of solidarity and mutual assistance to create a society richer, more equitable and more fraternal that can better satisfy the needs of community members». Other articles analyze how economic solidar-ity is increasingly present in the world’s more important economic and social debates; how cooperative social capital transcends the economic aspects of orga-nizations; how rituals transmit and build consensus amongst cooperators; and how the cooperative experience and group solidarity enhance the process of empower-ment of women members of cooperatives. Further consideration is given to social cohesion within the framework of cooperatives in the field of healthcare and to rural outreach services and community development from a viewpoint of participa-tion in support of peasant-farmers as subjects for change and development.

The Copán Ruinas Declaration confirms the necessity of developing “effective management tools” based on the cooperative identity. In this issue, we also shed light on the determinants of the perceived value of service cooperatives, the model for decision-making in cooperatives, and research into cooperative management.

This cursory overview of the issue’s contents is a partial demonstration of the way uniRcoop contributes to the advancement of a societal project in the coop-erative image. However, it also shows the importance of sustaining mechanisms that were created to facilitate access to scientific information about cooperatives and associations. This represents an arduous and important task at a time when financing for the project by the Canadian International Development Agency (CIDA) is ending. It is down to us to see this work continues.

May your reading be fruitful!

Ernesto Molina Coordinator Editorial Committee

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 8 5/24/07 11:50:18 AM

Page 9: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

Economía solidaria: aspectos teóricos y experienciasGiuseppina Sara Da RosPontificia Universidad Católica del Ecuador, Ecuador

RESUMEN • Desde los mismos orígenes del capitalismo se han ido desarrollando múltiples propuestas y experiencias de formas económi-cas alternativas; a pesar de las diferentes denominaciones que han tenido (cooperativismo, autogestión, mutualismo, economía social, etc.), éstas han sido orientadas por un pensamiento común de carácter eco-nómico-social formulado en términos ético-filosóficos y doctrinarios. Actualmente, la concepción teórica de la economía solidaria tiene un cautivante poder de convocatoria que las tradicionales concepciones del cooperativismo y la autogestión parecen haber perdido, pues plantea nuevas modalidades de acción para alcanzar un desarrollo económico comunitario y una mayor cohesión social, integrando bajo una común identidad social experiencias nuevas que se han desarrollado bajo dife-rentes denominaciones pero con objetivos afines y adoptando, además, distintas estructuras organizativas. La economía solidaria es un fenó-meno complejo con diferentes facetas: económicas, sociales, políticas, culturales y ambientales, que se constituye en un “proyecto ético de vida”. Con el presente artículo se pretende dar a conocer las dos principales vertientes de la economía solidaria (la europea y la latinoamericana), sus fundamentos teóricos y el alcance de sus planteamientos.

RESUMO • Desde as origens do capitalismo, desenvolveram-se nume-rosas proposições e experiências de formas econômicas alternativas; apesar das diferentes designações com as quais foram revestidas (coo-perativismo, autogestão, mutualismo, economia social etc.), elas foram orientadas por um pensamento comum de caráter econômico-social formulado em termos ético-filosóficos e doutrinários. Atualmente, a concepção teórica da economia solidária reveste-se de um importante poder de atração que as concepções tradicionais do cooperativismo e da autogestão parecem ter perdido, uma vez que propõe novas modali-dades de ação no sentido de alcançar um desenvolvimento econômico comunitário e uma maior coesão social, integrando sob uma identidade social comum, novas experiências que se desenvolveram sob diferentes apelações, porém com objetivos similares e adotando, adicionalmente, estruturas organizacionais diferentes. A economia solidária é um fenô-meno complexo comportando diferentes facetas: econômicas, sociais, políticas, culturais e ambientais que se constituem em um «projeto ético de vida». O presente artigo tem por objetivo tornar conhecidas as duas principais versões da economia solidária (européia e latino americana), seus fundamentos teóricos e a dimensão de seus enfoques.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 9 5/24/07 11:50:18 AM

Page 10: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

10 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

RÉSUMÉ • Depuis les origines mêmes du capitalisme, se sont dévelop-pées de nombreuses propositions et expériences de formes économiques alternatives; malgré les différentes appellations qu’elles ont revêtues (coopératisme, autogestion, mutualisme, économie sociale, etc.), elles ont toutes été orientées par une pensée commune de caractère écono-mico sociale formulée en termes éthico philosophiques et doctrinaires. Actuellement, la conception théorique de l’économie solidaire revêt un important pouvoir d’attraction que les conceptions traditionnelles du coopératisme et de l’autogestion semblent avoir perdu car elle propose de nouvelles modalités d’action pour parvenir à un développement économique communautaire et à une plus grande cohésion sociale, en intégrant sous une identité sociale commune des expériences nouvelles qui se sont développées sous différentes appellations mais avec des objectifs semblables et adoptant, en plus, des structures organisation-nelles différentes. L’économie solidaire est un phénomène complexe comportant différentes facettes: économiques, sociales, politiques, culturelles et environnementales qui se constituent en un «projet éthi-que de vie». Le présent article vise à faire connaître les deux principales versions de l’économie solidaire (européenne et latino-américaine), leurs fondements théoriques et la portée de leurs approches.

SUMMARY • Since the dawn of capitalism, numerous alternative eco-nomic forms have been proposed or experienced. Although bearing a wide variety of nomenclatures (cooperatism, self-management, mutual-ism, social economics, etc,), they were all driven by a common notion of socio-economic character, formulated in ethico-philosophical and doctrinal terms. Today, the theoretical notion of economic solidarity exercises a significant power of attraction that more traditional concep-tions of cooperatism and self-management seem to have lost, as it offers new means of action for achieving economic development of communi-ties and greater social cohesion by integrating into a single social identity the experiences conducted under various headings yet sharing similar objectives, and by adopting different organizational frameworks. Economic solidarity is a complex phenomenon comprising many facets, economic, social, political, cultural and environmental, that join together to form an “ethical life project”. The present article intends to shed some light on the two main versions of economic solidarity (European and Latin-American), their theoretical basis and the range of their respective approach.

1. LAS DOS PRINCIPALES CORRIENTES DE LA ECONOMÍA SOLIDARIA

El concepto de “economía solidaria” se ha constituido, en las últimas décadas, en un componente esencial para la reflexión sobre el desarrollo y sus posibles modelos.

Dos son las principales vertientes teóricas existentes: la latinoame-ricana y la europea; cada una de ellas con algunas variantes.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 10 5/24/07 11:50:18 AM

Page 11: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 11

1.1. La vertiente latinoamericana

El término “economía solidaria” se forjó en América Latina a comienzos de la década de los ochenta del siglo pasado y tuvo como su máximo exponente al sociólogo chileno Luis Razeto. Su pensamiento encontró especial acogida en la iglesia católica; en efecto, en 1987 el Pontífice Juan Pablo II, durante su visita a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), difundió con fuerza la idea de construir una econo-mía solidaria para el continente.

Otras organizaciones también se encargaron de divulgar esa idea e impulsar experiencias de diversos tipos: por ejemplo, en Brasil, algunas universidades1 y la misma iglesia católica, a través de los Proyectos Alternativos Comunitarios (PAC) de Cáritas; en Colombia, la Confederación Latinoamericana de Cooperativas de Trabajadores (COLACOT); en Ecuador y Perú fueron las ONG de inspiración católica; y, en Argentina, también Cáritas.

El siguiente cuadro reporta de manera esquemática los principales teóricos y los aspectos sobresalientes de su visión sobre la economía solidaria.

Economía solidaria: algunos aspectos conceptuales

Teóricos País Visión de la economía solidaria

Luis Razeto Chile Tiene un contenido asociativo que involucra a pequeños grupos o comunidades con estrechos nexos de familiaridad, amistad o vecindad. Conlleva relaciones y valores, pues las personas establecen lazos de ayuda mutua, cooperación y solidaridad recíproca como algo inherente al modo a través del cual se busca la satisfacción de necesidades comunes. Las experiencias se desarrollan entre los pobres del campo y la ciudad. Surge en la informalidad para enfrentar problemas concretos (falta de trabajo o de vivienda, escasa alimentación, etc.); en algunos casos, con ayuda de ONG o de instituciones religiosas. Las organizaciones constituidas tienden a permanecer en el tiempo y a configu-rarse como un potencial elemento de cambio social, pues la solidariedad debería actuar en las diversas fases del ciclo económico: producción, distribución, consumo y acumula-ción. Debería, también, estar presente en la teoría económica, superando una carencia notoria en dicha disciplina.

Manfred Max-Neef Chile Está estructurada por pequeñas empresas populares y solidarias, las que conforman lo que el autor denomina “el mundo invisible”. A partir de estas experiencias se propone un nuevo enfoque de desarrollo económico y social a escala humana.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 11 5/24/07 11:50:18 AM

Page 12: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

12 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

Luis Ignacio Gaiger Brasil Es una iniciativa popular de generación de trabajo y renta basada en la libre asociación de trabajadores y en los principios de autogestión y cooperación.

Paul Singer Brasil Es un modo de producción y distribución alternativo al capitalista que es creado y recreado periódicamente por los marginados del mercado del trabajo. Se caracteriza por la posesión y uso colectivo de los medios de producción y distribución.

Marcos Arruda Brasil Es un movimiento que trasciende las iniciativas asumidas en el ámbito económico. Además de las transformaciones institucionales en la esfera socio-económica, implica cambios profundos en las relaciones sociales y culturales: en la visión del mundo y sus paradigmas, así como en los valores, actitudes, comportamientos y aspiraciones.

Ademar Bertucci Brasil Implica tres grandes desafíos: a) construir nuevas identidades de sujetos solidarios y articular redes de innumerables iniciativas; b) resistir y enfrentarse al capitalismo, dado el carácter alternativo de las experiencias; c) reforzar el conjunto variado de actividades que abarcan todos los sectores, pues su dispersión encubre su fuerza e identidad.

José Luis Coraggio Argentina Se diferencia de la economía empresarial capitalista por su lógica, que busca la “repro-ducción ampliada de la vida” y no la acumula-ción de riquezas. Constituye una alternativa a la economía capitalista.

Elaboración propia con base en Bertucci y Da Silva, 2004: 67-69

En Latinoamérica, la economía solidaria asume “características más radicales de las que se encuentran en otros contextos y un discurso marcadamente más político” (Guerra, s.f.: 3). Algunos de sus portavoces, como Carbonari, ponen en evidencia los referentes revolucionarios y alternativos de la propuesta: “Lo revolucionario de la organización de la economía popular solidaria está en mezclarse en la estructura produc-tiva, contraponiéndose al sistema capitalista por la construcción en su seno de condiciones para su superación, por la organización social de productores y consumidores, recuperando de alguna forma todo el sen-tido de los socialistas utópicos” (Guerra, s.f.: 3).

1.2. La vertiente europea

El concepto de economía solidaria ha tenido en Europa un desarrollo dis-tinto, a partir de una tradición rica en cooperativismo y economía social.

La economía social y cooperativa como enfoque alternativo a la economía de mercado se forja en la encrucijada de las grandes corrientes ideológicas del siglo XIX (Defourny, 1992).

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 12 5/24/07 11:50:19 AM

Page 13: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 13

La tradición cooperativa moderna se relaciona directamente con los aportes doctrinarios de los grandes socialistas utopistas como Robert Owen y Charles Fourier, que proponían transformar la organización económica de la sociedad en un régimen basado en las asociaciones de los trabajadores.

El término “economía social” es utilizado por autores como Charles Dunoyer, Frédéric Le Play, Charles Gide y Léon Walras para designar no solamente un tipo de organización creada por los trabajadores, sino también como un enfoque que integra la problemática social al estudio de la economía. Se pueden identificar dos grandes corrientes en la eco-nomía social europea: una social-cristiana (influenciada por la Encíclica Rerum Novarum) y que privilegia las dimensiones sociales y morales; la otra socialista, centrada en la capacidad de auto-organización de la clase obrera (Bastidas y Richer, 2001: 9-10).

La expresión “economía solidaria” remonta a finales de la década de los años ochenta del siglo pasado. La temática se desarrolla en dos nive-les: uno teórico-académico y otro práctico en el área de la llamada eco-nomía de la inserción y de los servicios de proximidad (se hace referencia a la creación de puestos de trabajo para ayuda familiar a domicilio)2.

A nivel teórico, cabe señalar el aporte del sociólogo francés Jean Louis Laville y de su equipo de colaboradores. Según Laville (1998), el concepto de economía solidaria se ha desarrollado para designar las organizaciones de la “nueva economía social”, que surgen en respuesta a la crisis del modelo de desarrollo basado en la sinergia Estado-mer-cado, que implicaba la separación y jerarquización de las economías. La economía mercantil, dominada por el principio del mercado y la econo-mía no mercantil regida por el principio de la redistribución. El equilibrio respondía a una regulación de las relaciones entre lo económico y lo social, en la cual el mercado era puesto bajo el control del Estado que debía, al mismo tiempo, darle dinamismo y corregir, vía regulación, sus “imperfecciones”.

Las organizaciones de la economía solidaria, que intentan aportar respuestas ante el desempleo estructural, las necesidades insatisfechas por el mercado y el sector público, agrupan, por lo general, a una diver-sidad de actores sociales mientras que las asociaciones tradicionales de la economía social (cooperativas y mutuales) reúnen a categorías de miembros más homogéneos.

Las dos características fundamentales de las organizaciones de la economía solidaria son, según Laville (Bastidas y Richer, 2001: 20), la “hibridación” de los recursos y la “construcción conjunta de la oferta y la demanda”. La “hibridación” de los recursos consiste en la combinación de recursos provenientes de diferentes fuentes: donaciones y voluntariado

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 13 5/24/07 11:50:19 AM

Page 14: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

14 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

(principio de reciprocidad), financiamiento público (principio de redis-tribución) y venta de bienes y servicios (principio de mercado). Esta combinación garantiza la sustentabilidad de los servicios de proximidad. La noción de hibridación, además, pone de manifiesto un nuevo equili-brio entre diferentes tipos de actores y, sobre todo, la existencia de nuevas relaciones entre sociedad civil y Estado. En cuanto a la “construc-ción conjunta de la oferta y la demanda”, las asociaciones de la economía solidaria definen los servicios a prestarse en función de las reales nece-sidades de los socios-usuarios, lo cual se logra a través de una participa-ción democrática de todos los miembros en la orientación y control de la organización (Bastidas y Richer, 2001).

Para Laville (Bastidas y Richer, 2001: 20), la economía solidaria tiene una importante dimensión política que retoma el proyecto originario del cooperativismo, “hoy olvidado por una parte de la economía social ins-titucionalizada en vías de banalización”, al haberse adaptado a las formas económicas dominantes3.

La economía solidaria entraña un sistema de valores que ha condu-cido a algunos autores a relacionarla con la economía social y, por tanto, a hablar de una “nueva economía social”. Se afirma que “históricamente, se pueden identificar diversas generaciones de economía social, que emergen en su mayor parte en un contexto de crisis económicas y socia-les que dan origen a nuevas necesidades” (Demoustier, 2001; Lévesque, 2003: 242). La nueva economía social no se limita a responder a situacio-nes de urgencia; la asociaciones que se han originado son sostenidas por nuevos movimientos sociales (feministas, ambientalistas, culturales, regionalistas); dichas experiencias e iniciativas son alimentadas por “aspiraciones relativas a otra sociedad o incluso para vivir y trabajar de otro modo [ …]; los promotores de la nueva economía social están motivados especialmente por aspiraciones para alcanzar una mayor democracia, por una sociedad que reconoce el lugar de las mujeres, por una sociedad más equitativa, por un desarrollo sustentable, etc.” (Lévesque, 2003: 243-244).

Otras conceptualizaciones identifican a la economía solidaria con la economía social, integrando a las cooperativas, mutuales, fondos de empleados, empresas comunitarias y demás formas organizativas de propiedad y gestión de los trabajadores. Sin embargo, en esta denomi-nación de la economía solidaria se incluyen formas y experiencias comunitarias que no constan en los cánones clásicos de la economía social, como sistemas de trueques y moneda social, los bancos éticos, el comercio justo, el consumo ético y responsable, etc. (Guerra: 8-9).

Otros autores, también franceses, como Philippe Adair (Guerra, s.f.: 5), circunscriben la economía solidaria más bien a un componente

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 14 5/24/07 11:50:19 AM

Page 15: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 15

de la economía informal, conjuntamente con la economía subterránea y doméstica.

En la práctica, la economía solidaria o nueva economía social ha adquirido un status propio con el desarrollo de experiencias concretas de trabajo (como es el caso de las empresas de inserción social4), en el marco de las nuevas políticas sociales adoptadas en Europa, luego de la crisis del modelo clásico de Estado benefactor (Guerra: 5), y en coordi-nación con grupos de la sociedad civil y ONG. Son significativas al res-pecto las actividades desempeñadas en España por la Red de Economía Alternativa y Solidaria (REAS), la Asociación Española de Recuperadores de Economía Social y Solidaria (AERESS), o la Red de Promoción e Inserción Laboral (REPRIS).

La principal misión de las empresas de inserción social es promover la integración socio-laboral de colectivos marginados: jóvenes sin forma-ción ni experiencia laboral; ex toxicómanos; ex recluidos; personas mayores de 45 años con baja formación o formación obsoleta; madres solteras, abandonadas o separadas; minorías étnicas e inmigrantes; otros colectivos con problemas personales y sociales, como los sin techo; y los discapacitados físicos y psíquicos.

Para la reintroducción (o primera inserción) de estos colectivos se crean diferentes actividades mercantiles, pues emplear lo económico como mecanismo de inserción social se ha revelado una estrategia acer-tada, lo que ha permitido superar ópticas de intervención de tipo pura-mente asistencialista (Coque y Pérez, 2002: 5). Se trata, por lo general, de empresas de producción o venta de bienes y servicios. Se estructuran sobre la base de una gestión democrática y participativa; invierten en la formación y educación de sus miembros (también en aspectos no rela-cionados directamente con la actividad desarrollada); persiguen fines sociales antes que económicos; operan en sectores con un bajo nivel tecnológico y que precisan de poca calificación; se articulan en redes más o menos amplias, formales e informales, mediante las cuales buscan complementarse. Esas son las principales características que las empre-sas de inserción comparten con las demás organizaciones de la nueva economía social.

En síntesis, la fortaleza de este nuevo paradigma reside justamente en la pluralidad de comportamientos alternativos y solidarios, en el ámbito de la producción, distribución, consumo y acumulación.

2. EL AFIANZAMIENTO TEÓRICO DE LA ECONOMÍA SOLIDARIA EN AMÉRICA LATINA

Puesto que “las teorías económicas son el resultado de la necesidad de dar respuesta a grandes interrogantes planteados por nuevas realidades”

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 15 5/24/07 11:50:19 AM

Page 16: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

16 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

(Arango, 2003: 87), en el caso de economía solidaria, y sobre todo de su vertiente latinoamericana, faltaba “la elaboración sistemática, concep-tual y científica de una teoría coherente que permitiera el conocimiento reflexivo de [….] las relaciones de producción, distribución, consumo y acumulación que se rigen por los principios de la ayuda mutua, la coope-ración, la solidaridad y la autogestión” (Arango, 2003: 93). Esta teoría surgiría gracias a una serie de situaciones favorables que se dieron en Chile a partir de los años setenta del siglo pasado, aunque su posiciona-miento, tanto en ese país como en otros del continente, se daría sola-mente a partir de la década de los noventa.

Esas situaciones favorables fueron:

ß una amplia y sólida tradición cooperativista (importantes fueron, al res-pecto, los aportes filosóficos, doctrinarios e ideológicos del cooperati-vismo europeo);

ß la existencia de una arraigada cultura asociativa y de participación democrática;

ß la necesidad de amplios sectores populares (del campo y la ciudad) de hacer frente al desempleo creciente y a la pobreza mediante la conforma-ción de organizaciones populares informales.

Estas nuevas manifestaciones empresariales, denominadas organi-zaciones económicas populares, fueron objeto de estudio por parte de investigadores sociales e intelectuales vinculados a corrientes de pensa-miento alternativo. De ahí se origina una abundante producción cientí-fica y filosófica en torno a estas experiencias de tipo solidario y la necesidad de tipificarlas y conceptualizarlas dotándolas de un marco teórico-económico. Sus principales ideólogos son el filósofo Luis Razeto y el economista Manfred Max-Neef.

Con el resquebrajamiento de la dictadura militar en Chile y el retorno a la democracia, se avanzó mucho más rápidamente sobre la teorización de la economía solidaria. También el colapso del sistema socialista y el vacío ideológico que se generó, han contribuido a que la economía solidaria sea considerada como una nueva alternativa social y se conso-liden sus fundamentos teóricos.

A esto se sumó el hecho que el cooperativismo de inspiración euro-pea se encontraba estancado en la mayoría de los países del continente y no se había convertido en una solución para la gran masa de desposeí-dos. Además, había perdido su propuesta originaria de crear un nuevo orden social, su concepción de carácter comunitario y su vitalidad origi-nal. En efecto, “nunca pudo generar, con pocas excepciones, sectores económicos y sociales fundamentados en auténticas empresas autoges-tionarias, participativas, animadas por la ayuda mutua y la solidaridad y con un factor comunidad intensivo” (Arango, 2003: 104).

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 16 5/24/07 11:50:19 AM

Page 17: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 17

Según señala Razeto (2001: 9), “el cooperativismo, si bien ha experi-mentado en su historia bicentenaria un notable desarrollo y diversifica-ción en todo el mundo, ha manifestado límites y crisis en su expansión, y no ha llegado a imponerse como sujeto autónomo dotado de efectiva capacidad de dirección de los cambios económicos y políticos, mante-niéndose en un plano subordinado respecto a las grandes tendencias tanto del mercado como de la economía pública. Dificultades de acceso al capital, problemas de gestión, escaso dinamismo de innovación tec-nológica, tendencias a la burocratización, pérdidas de identidad y asimi-lación de prácticas capitalistas, dependencia respecto al Estado y a los apoyos públicos, dificultades en su inserción en los mercados, configu-ran un cuadro de problemas que son recurrentes en el movimiento cooperativo5”.

A partir de esa tesis y de las experiencias existentes, Razeto postula un nuevo modelo de empresa de trabajadores, nuevos modos de integra-ción y asociación intercooperativa, y nuevas formas de inserción en los mercados. Su propuesta deriva sobre todo de la necesidad de afianzar una profunda renovación del cooperativismo, la que –a su parecer– debiera llevarse a cabo “integrando al movimiento las nuevas búsquedas de economías alternativas y solidarias, y orientando el proceso con una concepción económico-científica de la cooperación que corrija algunos aspectos de los principios doctrinarios e ideológicos por los que se ha guiado en su desarrollo histórico” (Razeto, 2001: 9).

El desarrollo de una teoría científica del fenómeno podrá llevar, según Razeto (1991: 14) a descubrir “una o más formas nuevas de ser ‘empresa cooperativa’ que manifiesten posibilidades de expansión y transformación económica y social que, estando disminuidas en las formas tradicionales del cooperativismo, puedan ser desplegadas ahora en base a una renovación interna o a una más radical refundación de estas organizaciones”.

La importancia del pensamiento de este filosofo chileno deriva no solamente del hecho que propone una nueva manera de comprender el cooperativismo en cuanto inserto en la perspectiva más amplia de la economía de solidaridad, sino también porque da inicio a una concep-ción teórica sobre la búsqueda de formas de empresa alternativa cen-trada en una racionalidad económica especial, sentando así las bases sobre las que se construirá la teoría de la economía de la solidaridad y trabajo, y contribuyendo a una nueva manera de comprender el mercado y la economía en general.

Otro de los factores que abrieron espacios a la economía solidaria fue la necesidad de hacer frente a los efectos de la “globalización de la pobreza”. Los graves trastornos en las estructuras sociales y económicas

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 17 5/24/07 11:50:19 AM

Page 18: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

18 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

de los países en desarrollo a raíz de las políticas neoliberales impuestas por los organismos internacionales de crédito, determinaron –en muchos casos– la disolución de las comunidades ancestrales y de sus tradiciona-les bases productivas sin que se crearan nuevas estructuras en grado de generar fuentes alternativas de trabajo.

Frente a la ausencia de propuestas concretas por parte de la econo-mía tradicional para superar la ancestral dependencia Norte-Sur, se abrió paso la teoría económica de la economía solidaria, como fundamento para una redefinición del desarrollo a través del nuevo modelo empre-sarial popular.

3. PRINCIPALES ASPECTOS TEÓRICOS DE LA ECONOMÍA SOLIDARIA

La teoría económica de la economía solidaria se fundamenta en:

ß una nueva visión de la ciencia económica;ß la integración de los conceptos de economía y solidaridad;ß una reinterpretación de los procesos económicos;ß una reformulación del concepto de empresa y de los factores de produc-

ción.

Cabe reiterar que la ciencia económica no puede ser concebida como un cuerpo teórico independiente sino que debe nutrirse de otras disciplinas como la filosofía y la ética. Debe buscar el desarrollo integral de las personas, de acuerdo con los ideales y valores culturales de cada comunidad y sociedad, para lo cual, es necesario, ante todo, “[…] romper con una visión reductora que confunde economía con economía de mercado” (Laville, 1998: 345). El mercado es sólo uno de los componen-tes, pues la economía es pluralista y tripolar; aunque la economía de mercado es dominante, la de no-mercado y la no-monetaria tienen su peso en la organización social. Además, estos tres polos no son separados sino se articulan entre sí.

Según Razeto los términos “economía” y “solidaridad” pertenecen aparentemente a campos separados y opuestos. La ciencia económica tradicional nunca ha incorporado el concepto de solidaridad: “podemos leer numerosos textos de teoría y análisis económico de las más variadas corrientes y escuelas sin encontrarnos nunca con ‘la solidaridad’”. La única excepción ha sido la presencia de ese lenguaje valórico en el dis-curso del cooperativismo, pero éste “ha encontrado grandes dificultades para hacer presente su contenido ético y doctrinario al nivel del análisis científico de la economía” (Razeto, 1993: 12).

La teoría económica de la solidaridad pretende reformular las leyes y principios que han inspirado la teoría económica capitalista, como se esquematiza a continuación.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 18 5/24/07 11:50:19 AM

Page 19: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 19

Síntesis de las principales diferencias entre la visión económica capitalista y la de la economía de la solidaridad

Aspectos Economía capitalista Economía de la solidaridad

Cimientos básicos Producción de mercan-cías

Articulación de relaciones interper-sonales e intergrupales en el marco y respecto de las diversidades culturales

Objetivo central Búsqueda de ganancias Satisfacción de necesidades fundamentales individuales y grupales; desarrollo integral de las personas

Equilibrio del sistema

Funcionamiento natural del mercado a través de la competencia

Cooperación conciliadora

Determinación de los precios

Ley de la oferta y la demanda

Conformación de circuitos económicos solidarios basados en intercambios equitativos y justos

Determinación de los salarios

Ley de la oferta y la demanda

Puesto que los asociados son a la vez trabajadores y propietarios, sus ingresos dependen del desempeño de la empresa

Distribución de los excedentes

En función del capital aportado

En proporción del trabajo realizado

Organización del trabajo y del proceso económico

División de funciones por especialización; activida-des separadas y parcelarizadas

Socialización de los conocimientos y saberes; creatividad y multiactivi-dad

Crecimiento de la empresa/ organiza-ción

Aumento de la producti-vidad por cambios en los procesos tecnológicos

Identificación con la organización y sus objetivos; presencia de un fuerte liderazgo colectivo; sentido de unión e integración; confianza y respeto recíprocos; participación democrática; buena comunicación e información; realización personal y laboral; capacitación y voluntad de superación; autovaloración y autoestima.

Desarrollo social Se expresa en términos de bienestar material

Está centrado en la persona y sus capacidades; existe un fuerte factor comunidad.

Fuente: Da Ros, 2005: 40

Del cuadro anterior se puede colegir cómo la teoría económica de la solidaridad se basa en una nueva racionalidad económica y en una diferente manera de estructurar las relaciones productivas, pues se fun-damenta en formas de propiedad comunitaria y en la cooperación y solidaridad recíproca.

Esos aspectos ponen de manifiesto la necesidad de reformular el concepto de empresa y la importancia y valoración de los factores eco-nómicos. En las empresas solidarias prima el factor trabajo sobre el

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 19 5/24/07 11:50:20 AM

Page 20: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

20 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

factor capital al ser una asociación de personas, y aparece la comunidad como un nuevo y fundamental elemento.

Por lo tanto, los elementos sustanciales de ese nuevo enfoque de la teoría económica son:

a) la revalorización del factor trabajo frente al factor capital, pues en la economía capitalista, el trabajo ha ido perdiendo importancia y crea-tividad como consecuencia de la fragmentación de las actividades en simples operaciones elementales y repetitivas; y,

b) la presencia central del factor comunitario o factor C, como cate-goría organizadora. Hay variadas expresiones del “factor C”. La letra “C” alude a que con ella comienzan, en español y varios idiomas, numerosas palabras como colaboración, cooperación, comunidad, compañerismo, comunión, compartir, confianza; otras palabras inician con el prefijo “co”, que expresa el hacer y el estar juntos, al hacer algo solidariamente (Razeto,1998: 29).

El factor C (o factor comunidad), como expresa Razeto (Guerra, s.f.: 1), “[…] se manifiesta en la cooperación en el trabajo, que acrecienta la eficiencia de la fuerza laboral; en el uso compartido de conocimientos e informaciones que da lugar a un importante elemento de creatividad social; en la adopción colectiva de decisiones, en una mejor integración funcional de los distintos componentes de la empresa, que reduce la conflictividad y los costos que de ésta derivan; en la satisfacción de necesidades de convivencia y participación que implica que la operación de la empresa proporciona a sus integrantes una serie de beneficios adicionales no contabilizables monetariamente, pero reales y efectivos; en el desarrollo personal de los sujetos involucrados en la empresa, derivados de la comunicación e intercambio entre personalidades dis-tintas”.

También se manifiesta “[…] en la comercialización conjunta, en consumir asociativamente, en distribuir los resultados de la operación económica de manera justa y equitativa, en acumular excedentes que serán utilizados en beneficios de todos, en preocuparse de los efectos que puede tener la propia actividad económica sobre la comunidad y el medio ambiente en que están insertos, en impulsar objetivos comparti-dos y defender intereses comunes” (Razeto, 1998: 30-31).

4. ECONOMÍA SOLIDARIA Y DESARROLLO ALTERNATIVO

La economía solidaria se plantea también como una propuesta alterna-tiva de desarrollo, al proponer otras formas de hacer economía que involucran a los sectores sociales más pobres, eliminando su exclusión, marginalidad y discriminación. Es decir, para alcanzar un desarrollo

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 20 5/24/07 11:50:20 AM

Page 21: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 21

económico comunitario y una mayor cohesión social, se propician nue-vas modalidades de acción dirigidas a:

ß estimular la capacidad creativa e innovadora de los individuos organiza-dos;

ß potenciar el capital humano y la participación social;ß satisfacer necesidades y aspiraciones comunes;ß favorecer la autoestima y proporcionar seguridad personal y grupal

mediante el desarrollo conjunto de actividades económico-sociales.

Desde la perspectiva de la economía solidaria, se hacen además replanteamientos a los tradicionales modelos de desarrollo por cuanto se considera que la finalidad de cualquier proceso de cambio debe ser la plena realización de la persona humana (en lo individual y social).

Esta reformulación del desarrollo económico con base en la persona humana encuentra su expresión teórica en conceptos como el del “desa-rrollo a escala humana” planteado por Manfred Max-Neef (1993).

Para ese economista, el desarrollo se asienta sobre tres pilares: la satisfacción de las necesidades humanas fundamentales tanto de natu-raleza existencial (ser, tener, hacer, estar) como axiológica (subsistencia, protección, afecto, entendimiento, participación, ocio, creación, identi-dad y libertad); la autodependencia6 (basada en la participación en las decisiones, la creatividad social, la autonomía política y la tolerancia frente a la diversidad de identidades); y la articulación orgánica de los seres humanos con la naturaleza y la tecnología (se trata de diseñar y utilizar tecnologías eco-humanistas que garanticen la sustentabilidad de los recursos naturales para el futuro).

Max-Neef considera que las relaciones de autodependencia tienen efectos multiplicadores cuando van de abajo hacia arriba, es decir, desde los territorios locales hacia lo regional y de ahí a lo nacional. Además, “[…] en términos operativos los procesos de autodependencia desde los microespacios resultan menos burocráticos, más democráticos y más eficientes en la combinación de crecimiento personal y desarrollo social” (Max-Neef et al., 1999: 104). Son precisamente estos espacios, grupales, comunitarios y locales, los que poseen una dimensión más nítida de escala humana, donde lo individual puede potenciar lo social. En el ámbito personal la autodependencia estimula la identidad propia, la capacidad creativa, la autoconfianza y la demanda de mayores espacios de libertad; mientras que en el plano social, refuerza la capacidad para subsistir, la protección frente a factores exógenos, la identidad cultural propia del grupo y la conquista de mayores espacios de libertad colectiva. La complementariedad entre los diferentes aspectos y espacios estimula el potenciamiento recíproco.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 21 5/24/07 11:50:20 AM

Page 22: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

22 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

Esa forma de concebir el desarrollo conlleva implícita la idea que deben existir diferentes proyectos políticos, individuales y colectivos, capaces de potenciarse entre sí, y no solamente un proyecto único, en manos del Estado o como expresión de una clase dominante.

Un desarrollo a escala humana debe entonces conciliar la promo-ción desde afuera con las iniciativas desde adentro, pues difícilmente la acción espontánea de grupos locales o de individuos aislados puede trascender si no es potenciada por acciones políticas concertadas capa-ces de movilizar a los grupos y comunidades ya organizados, a fin de que puedan transformar sus estrategias de supervivencia en opciones de vida y sus opciones de vida en proyectos políticos y sociales.

5. LAS EXPERIENCIAS DE ECONOMÍA SOLIDARIA EN AMÉRICA LATINA: ALGUNAS CARACTERÍSTICAS

En las últimas décadas, en América Latina se han multiplicado los inten-tos por generar procesos de desarrollo local a partir de las potencialida-des endógenas de las comunidades y en función de las condiciones y de los actores existentes para viabilizar y hacer exitosas las iniciativas emprendidas.

Los efectos de cada experiencia organizativo-empresarial de carácter solidario no se han circunscrito a su interior sino que han tenido impac-tos significativos sobre el entorno comunitario y social en que dichas experiencias se han desarrollado y que de alguna manera han contri-buido a dinamizar.

Al respecto, ejemplos significativos y éxitos se pueden encontrar en experiencias llevadas adelante por comunidades indígenas. Aunque, en varios países latinoamericanos, dichas comunidades se encuentran en proceso de disgregación, todavía conservan y sobreviven estructuras comunitarias de gran presencia e incidencia social. Sus economías se fundamentan en formas de propiedad comunitaria y trabajo colectivo, y se basan en los principios de ayuda mutua, cooperación y solidaridad como elementos culturales propios y fuertemente cohesionadores. Las comunidades representan para quienes las integran su identidad y un sistema de valores compartidos. Dada la comunión de intereses que existe, esos colectivos de personas y familias están unidos por un pro-fundo sentimiento de cooperación.

A través de experiencias de economía solidaria se han rescatado y fortalecido esos valores y con el desarrollo de proyectos comunitarios se ha logrado incorporar a esos grupos humanos a procesos de desarrollo sociales y económicos, pues las empresas de carácter solidario constitu-yen en sí “una autentica comunidad” ya que sus miembros desarrollan un elevado sentido de pertenencia hacia las mismas.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 22 5/24/07 11:50:20 AM

Page 23: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 23

De ahí que esos pueblos, tradicionalmente marginados de la vida social, económica y política, se encuentran “[…] en un activo proceso de recuperación de sus identidades y de sus modos tradicionales de vivir y hacer economía, como un mecanismo de supervivencia frente a un Estado que jamás les ha ofrecido espacios apropiados para su autodesa-rrollo […]. El modelo alternativo solidario de desarrollo [ha constituido] la primera oportunidad, en su larga historia de sometimiento para incor-porarse en un proceso en el cual no serían simples invitados, sino agen-tes activos por la comunión de valores y principios entre la economía solidaria y los suyos” (Arango, 2003: 157).

La propia propuesta teórica de la economía solidaria se ha enrique-cido notablemente “con los aportes y experiencias de quienes han logrado sobrevivir, a pesar de sus penurias y de las políticas ‘culturizantes’ de gobiernos y misioneros, precisamente gracias a sus sólidos valores comu-nitarios y a su cosmovisión integradora de la persona humana con la naturaleza” (Arango, 2003: 157).

En esas empresas solidarias y autogestionadas, el factor trabajo ha recuperado su dominio sobre los instrumentos y medios de producción, al controlar todo el proceso productivo, al dominar el saber tecnológico y tomar decisiones en grupo. Ese proceso de rescate de su plena poten-cialidad ha permitido crear condiciones para que los trabajadores des-plieguen su imaginación y creatividad y busquen alcanzar un desarrollo personal integral (su “ser”).

En el campo tecnológico, las teorías tradicionales del desarrollo han identificado el progreso del factor tecnología con una mayor automati-zación del proceso productivo; sin embargo, de las experiencias de economía solidaria, se deduce que éste debe entenderse como “[…] el ‘saber hacer’ acumulado por individuos y comunidades que se materia-liza en la aplicación de conocimientos, procedimientos y utilización de equipos y maquinas de acuerdo con el entorno social y cultural de los diferentes pueblos” (Arango, 2003: 165). En efecto, todo grupo humano tiene entre su patrimonio cultural un “saber tecnológico” que responde a su entorno socio-ambiental y a su forma de vida. No siempre la tecno-logía más avanzada es la más apropiada; de ahí que en las empresas solidarias existe socialización de los conocimientos y respeto por la sabiduría ancestral, resultado de prácticas y tradiciones milenarias. Introducir forzosamente tecnologías foráneas crea resistencias y provoca divisiones y rupturas sociales. Las tecnologías deben ser apropiadas al entorno o adaptadas tomando en cuenta las condiciones y posibilidades de su aceptación.

Las empresas de la economía solidaria tienen una mayor capacidad para racionalizar el uso de sus escasos recursos y utilizan prácticas respe-tuosas del medio ambiente (sobre todo en el ámbito de la agricultura).

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 23 5/24/07 11:50:20 AM

Page 24: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

24 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

El factor gestión tiene relación con el “poder hacer” y depende de la forma organizacional de la empresa así como del tipo de relaciones existentes entre quienes toman las decisiones y quienes las ejecutan. En las empresas capitalistas existe una ruptura entre esas dos partes y el tipo de relaciones que se dan son de carácter jerárquico. Las informaciones se concentran en pocas manos y el flujo es unidireccional: de abajo hacia arriba.

En las empresas comunitarias y solidarias existe una gestión com-partida que se basa en decisiones tomadas democráticamente; existe, además, comunicación y colaboración entre los diferentes actores.

En síntesis, las experiencias existentes de economía solidaria en América Latina permiten afirmar que ésta se presenta como una herra-mienta fuerte de cambio social a nivel comunitario y local, y como un proyecto global de desarrollo alternativo impregnado de un gran conte-nido ético, en el que es factible conciliar y armonizar el crecimiento económico con la solidaridad social y la realización personal integral.

A MANERA DE CONCLUSIÓN, UNA REFLEXIÓN SOBRE EL CONCEPTO DE ECONOMÍA SOLIDARIA

En función del marco teórico esbozado y de algunas experiencias empre-sariales comunitarias de las que se ha tenido conocimiento directo en Ecuador, Colombia y otros países de América Latina7, cabe reiterar que la definición de economía solidaria evoca los siguientes aspectos:

ß la pertenencia a un grupo social determinado; ß la existencia de vínculos muy fuertes a nivel cultural (identidad compar-

tida); ß la presencia de valores éticos;ß un espacio común de acción; ß una experiencia territorializada (barrios marginados y de comunidades

periféricas);ß una estrategia colectiva de sobrevivencia;ß la búsqueda de un bien común;ß el uso preponderante del factor trabajo para ejercer una actividad conjunta;ß una empresa comunitaria y participativa;ß una gestión asociada y autónoma;ß la presencia de un liderazgo empoderador;ß un sentido de unión, confianza, respeto y pertenencia al grupo; ß la creatividad individual y colectiva;ß la capacitación en diferentes aspectos de la vida social;ß la transmisión de los conocimientos ancestrales;ß la equidad y cooperación; ß la promoción individual y social de los miembros;ß el desarrollo integral de las personas;ß la responsabilidad personal y el compromiso con la colectividad.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 24 5/24/07 11:50:20 AM

Page 25: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 25

Todos esos aspectos o la mayoría de ellos están presentes en las experiencias exitosas de economía solidaria; por lo tanto, se convierten en elementos claves para su conceptualización.

Por otro lado, ese conjunto de características distintivas conlleva a definir a las organizaciones comunitarias solidarias como un sujeto social con identidad propia, es decir distinta de otros tipos de organiza-ciones o movimientos sociales. Su lógica interna se sustenta en prácticas sociales y comportamientos basados en una serie de valores, entre los cuales la solidaridad ocupa un lugar central.

Existe, además, un interés común, cuyo aspecto económico es una de las facetas más evidentes e inmediatas, que permite vincular las necesidades personales con las de la colectividad, mediante el valor de la solidariedad. El funcionamiento y resultado satisfactorio de las activi-dades emprendidas conjuntamente depende de la confianza mutua y de la existencia de normas sociales compartidas explicitas e implícitas.

Finalmente, el énfasis de la economía solidaria está en el grupo que protagoniza su propio empoderamiento, pues la esencia de la autodeter-minación es construir, sobre las fuerzas existentes en un colectivo deter-minado, sus capacidades para luego potenciarlas y canalizarlas hacia el fin común perseguido. Lo importante es que las personas ganen con-fianza en sí mismas para poder llevar adelante actividades productivas que les permitan aliviar sus necesidades y situación de pobreza.

Para concluir, se considera que frente a las limitaciones de los postu-lados del pensamiento económico dominante, basado en la satisfacción del interés individual, el surgimiento de un nuevo paradigma económico, fundamentado en la solidariedad, ha permitido evidenciar la importan-cia de los valores que deberían encauzar las relaciones económicas. Por un lado, el individualismo y la competitividad, que remiten a relaciones de tipo conflictivo; por el otro, la solidaridad, la interdependencia, la reciprocidad y el compartir, que conllevan a relaciones de cooperación. Esos valores están presentes en cada tipo de sociedad, aunque uno de ellos puede prevaler sobre los otros.

De ahí la importancia de impulsar una renovación y redefinición del pensamiento económico sobre la base de los principios y de la concep-ción moderna de una economía solidaria.

NOTAS

1. Los principales esfuerzos de construcción teórica se dieron en tres instancias: en la Universidad Jesuita de UNISINOS y luego en la Universidad Federal de Río Grande do Sul; en la Universidad de Sao Paulo (Paul Singer); en el Instituto de Políticas Alternativas para el Cono Sur de Río de Janeiro (Marcos Arruda).

2. Estas iniciativas, que empiezan a desarrollarse en Europa a partir de la década de los ochenta, se basan en el reconocimiento de potenciales puestos de trabajo en

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 25 5/24/07 11:50:21 AM

Page 26: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

26 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

los servicios a las personas. Dichos servicios pueden consistir en el cuidado de los niños, atención a personas enfermas o ancianas y asistencia a personas con limitaciones físicas y mentales (handicap). Se trata de actividades que permiten estructurar mejor el tejido social e incrementar la calidad de vida local frente a la disminución de la intervención del Estado.

3. Retomando el pensamiento de algunos autores, como Albert Meister (para las asociaciones) y Claude Vienney (para las cooperativas) (Demoustier, 2001: 122), se podría presumir que este proceso surge en las organizaciones cuando a los iniciales comportamientos colectivos se sustituyen conductas más individualis-tas; cuando se debilita el sentido de participación democrática y el interés por capacitar y educar el propio capital humano (socios-usuarios); y, finalmente, cuando la competencia se exacerba y la cooperación interna y la función crítica se debilitan en la gestión cotidiana.

4. Además de las empresas de inserción social, la nueva economía social incluye una vasta gama de actividades entre las cuales se pueden destacar las siguientes: comercio justo, finanzas alternativas, medioambiente, desarrollo rural e informa-ción alternativa.

5. Dichos problemas se explican en gran medida, según Razeto (2001: 9), “en razón de postulados doctrinarios e ideológicos asumidos por el movimiento coopera-tivo en sus orígenes, que en alguna medida implican cierto distanciamiento respecto a su propia racionalidad económica, y que dan lugar a inflexibilidades e ineficiencias en su participación en los mercados, y a distorsiones en su funcio-namiento como consecuencia del intento de superar esos problemas adoptando prácticas ajenas a su racionalidad especial, y que terminan asimilándolo a los modos de ser de las formas económicas capitalistas y estatales”.

6. Según Max-Neef (1993), las múltiples dependencias que sujetan a las naciones respecto a las sociedades más avanzadas, en materia económica, financiera, tecnológica y cultural (pautas de consumo) les impiden un desarrollo orientado hacia las necesidades humanas. De allí la importancia de poner en práctica estrategias de desarrollo nacional autodependientes, a través del protagonismo real de las personas en los distintos espacios y ámbitos.

7. Ver al respecto: Dávila Ladrón et al. (2005); Da Ros (2003) y Da Ros et al. (2005).

BIBLIOGRAFÍA

ARANGO, Jaramillo Mario (2003). La economía informal: una transformación demo-crática. Las famiempresas y microempresas, una alternativa solidaria, Medellín, Colombia, Universidad Cooperativa de Colombia.

BASTIDAS, Oscar y Madeleine Richer (2001). “Economía social y economía solidaria: intento de definición”, Cayapa, Revista Venezolana de Economía Social, año 1, n. 1, Mérida, Venezuela, Universidad de Los Andes.

BERTUCCI, Ademar de Andrade y Roberto Marinho Alves da Silva (2004). 20 años de Economía Popular Solidaria. Trayectoria de Caritas Brasileña de los PACs a la EPS, 1ra. Edición, Brasilia, Caritas Brasilera.

COQUE M., Jorge y Edmundo Pérez F. (2002). La nueva economía social: otra forma de hacer negocios, en: http://www.gva.es/c_economia/web/rveh/pdfs/n4/empre-sas4.pdf

DA ROS, Giuseppina (2003). Microempresas campesinas: un reto en Ecuador. La Unión de Asociaciones Artesanales Queserías de la Sierra Norte “QUESINOR”, un ejemplo de éxito asociativo, Quito, Ecuador, IMPREFEPP.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 26 5/24/07 11:50:21 AM

Page 27: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 27

DA ROS, Giuseppina (2005). “Desde la economía solidaria, una nueva visión de la ciencia económica”, Visages d’Amérique Latine, revista de estudios iberoamerica-nos, n.2, Poitiers, Francia.

DA ROS, Giuseppina et al. (2005). Mujeres y Cooperativismo, documento inédito, UniRcoop.

DÁVILA Ladrón de Guevara, Ricardo et al. (2005). Éxito e innovación en la gestión: las cooperativas como agentes del desarrollo local, Pontificia Universidad Javeriana – UNISANGIl – UNIRCOOP, San Gil, Colombia.

DEMOUSTIER, Danièle (2001). L’économie sociale et solidaire. S’associer pour entre-prendre autrement, Paris, Francia, Éditions La Découverte & Syros.

GUERRA, Pablo. Economía de la solidaridad. Una introducción a sus diversas manifes-taciones teóricas, en: http://www.trueque-marysierras.org.ar/biblioteca2.htm

LAVILLE, Jean-Louis (1998). L’Economia solidale, primera edición, Torino, Italia, Bollati Boringhieri Editor.

LÉVESQUE, Benoît (2003). “Las empresas de economía social ¿generan mayores innovaciones sociales que las empresas de otro tipo?”, en Vuotto, Mirta (compi-ladora), Economía Social. Precisiones conceptuales y algunas experiencias históri-cas, Colección Lecturas sobre Economía Social, Universidad Nacional de General Sarmiento, Fundación OSDE, Buenos Aires, Argentina, Editorial Altamira.

MAX-NEEF, Manfred (1993). Desarrollo a escala humana, Montevideo, Editorial Nordan.

MAX-NEEF, Manfred et al. (1999). “Desarrollo a Escala Humana, una opción para el futuro”, en SERRANO, Vladimir (editor), Economía de solidaridad y cosmovisión indígena, Quito, Ecuador, Ediciones Abya Yala.

RAZETO M., Luis (1991). Empresas de trabajadores y economía de mercado, Santiago, Chile, Ediciones Programa de Economía del Trabajo (PET).

RAZETO M., Luis (1993). Los caminos de la economía de la solidaridad, Santiago, Chile, Ediciones Vivarium; y

http://www.economiasolidaria.net/textos/loscaminosdelaeconomiadesolidaridad.pdf

RAZETO M., Luis (1998). “Factor C: la solidaridad convertida en fuerza productiva y en el factor económico”, en: ORTIZ, Humberto e Ismael MUNOZ (editores), Globa-lización de la solidaridad. Un reto para todos, documentos presentados al Simpo-sio Internacional realizado en Lima del 1 al 4 de julio de 1997, Lima (Perú), Grupo Internacional Economía Solidaria (GES) – Centro de Estudios y Publicaciones (CEP).

RAZETO M., Luis (2001). Una presentación (muy) personal de mis escritos, http://www.intersol.at/razetocurrbasicos01.pdf

ZABALA S., Hernando (1998). Las teorías sobre la solidaridad y el porvenir de la coope-ración, Medellín, Colombia, Centro de Integración y Desarrollo Cooperativo de Antioquia (CINCOA).

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 27 5/24/07 11:50:21 AM

Page 28: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

Asociatividad, redes sociales y desarrollo localHernando Zabala SalazarFundación Universitaria Luis Amigó, Colombia

RESUMEN • En el presente artículo se realizan una serie de reflexiones teóricas y metodológicas acerca del fenómeno de la asociatividad, que parten de entender a la asociación como un hecho absolutamente natural, presente en el devenir histórico de la humanidad, que se cons-tituye en instrumento idóneo para alcanzar su progreso y sostenerse como especie. Dicho análisis se efectúa alrededor de las dimensiones filosófica, integracionista y contemporánea, las cuales sustentan la revisión de problemas metodológicos surgidos en los procesos de for-mación de la asociatividad, entre los que se destacan la visión del modelo de desarrollo, las formas de intervención de agentes externos sobre las comunidades y el aporte al desarrollo local.

RESUMO • Este artigo comporta uma série de reflexões teóricas e metodológicas sobre o fenômeno do associativismo que propõe consi-derar a associação como um fato absolutamente natural, integrado à evolução histórica da humanidade e que se constitue em um instru-mento apropriado para beneficiar seu progresso e sua manutenção como espécie. Essa análise é realizada com base nas dimensões filosó-fica, integracionista e contemporânea, sobre as quais apoia-se a revisão dos problemas metodológicos originados dos processos de formação do associativismo Dentre esses processos, emanam a visão do modelo de desenvolvimento, as formas de intervenção dos agentes externos sobre as comunidades e a contribuição ao desenvolvimento local.

RÉSUMÉ • L’article comporte une série de réflexions théoriques et méthodologiques sur le phénomène de l’associativité qui proposent de considérer l’association comme un fait absolument naturel, présent dans le devenir historique de l’humanité et qui se constitue en un ins-trument approprié pour favoriser son progrès et son maintien comme espèce. Cette analyse est réalisée quant aux dimensions philosophique, intégrationniste et contemporaine, sur lesquelles s’appuie la révision de problèmes méthodologiques issus des processus de formation de l’as-sociativité. Parmi ces processus, ressortent la vision du modèle de développement, les formes d’intervention des agents externes sur les communautés et l’apport au développement local.

SUMMARY • This article comprises a series of theoretical and method-ological reflections on the phenomenon of associativeness, asking us to consider “association” as an altogether natural fact, present in the future

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 28 5/24/07 11:50:21 AM

Page 29: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 29

historical progression of humankind, and as a tool that can well serve to advance its progress and help ensure its continued existence as a species. This analysis encompasses philosophical, integrationist and contemporary dimensions on which is based the revision of method-ological problems resulting from the developmental processes of asso-ciativeness. Prominent among these processes are the vision of the model for development, the forms of intervention of external agents in communities, and contributions to local development.

INTRODUCCIÓN

Resulta evidente que en un mundo dominado por las racionalidades económicas y sociales de corte capitalista se pretenda hacer de los esfuerzos comunitarios, manifestados en sus formas de organización, experiencias de asociación y acumulados económicos, un elemento que refuerce el factor capital. Es por eso que, desde las lógicas capitalistas, el llamado capital social no puede ser más que un elemento constitutivo de sus pretensiones de dominio del mercado. Pero, si se observa ese proceso desde la vertiente misma de las comunidades y de los pueblos, los acumulados económicos no son más que el resultado histórico de sus procesos organizativos y se constituyen en mecanismos que sostienen la cohesión social. Estos acumulados –pretéritos y presentes– se han pro-ducido por intermedio de una acción conciente que se genera en el interior de los grupos sociales que encuentran en su semejanza la palanca suficiente para romper las barreras de sus carencias y fragilida-des. Esa acción es lo que se ha dado en llamar asociatividad.

En las siguientes notas se presentan un conjunto de reflexiones teóricas y metodológicas relacionadas con el fenómeno de la asociativi-dad. En primer lugar, son reflexiones que buscan hacer comprender que la asociación es un fenómeno natural que está presente en el devenir histórico de la humanidad, siendo el instrumento más idóneo para alcanzar su progreso y sostenerse como especie. Fenómeno que adquiere una especial significación en el amanecer del siglo XXI y que se coloca como alternativa de respuesta a las múltiples necesidades humanas. En segundo lugar, desde una perspectiva metodológica, se presentan algu-nas reflexiones que expresan las maneras cómo se produce la asociativi-dad en la intención de descubrir los problemas que se encuentran en dicho camino, sobre todo cuando se le coloca –en algunos países y terri-torios– como parte importante de la política pública contemporánea para contribuir al desarrollo local y al mejoramiento de las condiciones de vida de la gente.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 29 5/24/07 11:50:21 AM

Page 30: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

30 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

1. REFLEXIONES TEÓRICAS E HISTÓRICAS

Asociatividad, como tal, es un concepto propiamente moderno. Aunque ha sido recientemente reconocido por la Real Academia Española, ha venido siendo utilizado por la ciencia económica al ser incorporado al discurso contemporáneo relacionado con la implementación de políticas neoliberales y sus correspondientes contrapartidas.

Para comprender el concepto asociatividad es necesario realizar un corto recorrido en torno de la palabra de la cual se desprende: Asociación. Esta acepción se puede entender desde dos puntos de vista. El primero tiene que ver con su fenomenología: se define como acción y efecto de asociar (esto es, juntar una cosa con otra, de suerte que se hermanen o concurran a un mismo fin). En el segundo se explica desde su consecuen-cia: entendida como el conjunto de asociados para un mismo fin o la persona jurídica por ellos formada.

Así las cosas, la asociatividad podría definirse como el proceso que hace posible la asociación y también como la actitud que asume el indi-viduo para aceptar hacer parte del grupo asociado.

Entendida como proceso, la asociatividad comprende todas aquellas acciones previas a la configuración de una asociación humana, entre otras: descubrimiento de las afinidades, entendimiento entre quienes admiten la semejanza, establecimiento de un horizonte común, defini-ción y acuerdo de reglas de juego, aceptación de responsabilidades individuales y de grupo, comprensión de las jerarquías y abordaje de una estructura interna.

En seguimiento de estas acciones, la individualidad –comprendiendo sus limitaciones y la incapacidad de asumir ciertas tareas o propósitos atendiendo a sus propios y exclusivos esfuerzos– supera la barrera del individualismo y acepta concientemente los horizontes, roles y reglas que el grupo ha identificado. Esa actitud de separarse del individualismo –aunque manteniendo la individualidad– se puede entender también como asociatividad.

Pero esta sencilla definición del concepto asociatividad y de la pala-bra de la cual proviene, requiere una mejor explicación, abordando su análisis desde las dimensiones filosófica, integracionista y contemporá-nea. La teoría explicativa de los fenómenos de la asociación y la asocia-tividad debe estudiarse a la luz de tales dimensiones.

En lo filosófico, porque desde los primeros tratados de la filosofía antigua hasta los producidos por los reformadores sociales de comienzos del siglo XIX, el problema de la asociación humana, sus causas y sus consecuencias, se constituyó en el centro de los debates que permitieron establecer propuestas de mejor organización de la sociedad hacia el encuentro de la felicidad. En lo integracionista (que pudiera también

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 30 5/24/07 11:50:21 AM

Page 31: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 31

entenderse como una dimensión organicista) porque todo proceso aso-ciacionista debe producir, necesariamente, unas determinadas estructu-ras sociales, al interior de las cuales (y por intermedio de las cuales) se hacen posibles los objetivos de los grupos humanos que alcanzan su semejanza en la medida de la identificación previa de los mismos durante el proceso de asociatividad. Y es contemporánea, como consecuencia del descubrimiento de intensas debilidades y carencias por parte de grupos humanos diversos que se enfrentan a las políticas del neo-capitalismo.

1.1. La dimensión filosófica

Las reflexiones de Aristóteles, relacionadas con la búsqueda de mecanis-mos explicativos para construir la polis y la definición de criterios para gobernarla (el arte de la política), llevaron a descubrir el principio rector de la permanencia de la especie humana: su tendencia a la sociabilidad. De ahí el axioma conocido de que los humanos “somos seres sociales por excelencia”. Este primer concepto aristotélico rompe con una idea común en el mundo occidental que estigmatiza a los humanos señalándoles como seres que actúan motivados por una moral egoísta (centrada en el yo) y, por tanto, que aceptan fácilmente el individualismo por encima de la asociatividad.

Contrario a esa opinión generalizada, Aristóteles propone el princi-pio de la asociación. De acuerdo con el mismo, la comunidad de seme-janzas (alcanzada en torno de la polis) es el motor del autoabastecimiento que hace posible la producción de condiciones materiales de existencia. Esta comunidad de semejanzas, que es la esencia del grupo social orga-nizado (al cual se orienta la política), comprende cuatro pilares funda-mentales, a partir de los cuales se pueden identificar los principios de la asociatividad:

a) En dicha comunidad debe haber algo que “sea uno y común y lo mismo para unos y otros, tanto si participan de ello por igual como des-igualmente” (Aristóteles, 2000: 25).

b) “Cuando de dos cosas una es medio y la otra fin, nada hay entre ellas de común, como no sea que la una da y la otra recibe” (Aristóteles, 2000: 25).

c) Esta comunidad, expresada en la polis, tiene por fin la vida más perfecta posible.

d) Esta comunidad no es una muchedumbre cualquiera, sino una autosuficiente para la vida.

En el primero de estos conceptos, se encuentra que la asociación se forja a través del hallazgo de un objetivo que sea “uno’ y “común”; esto es, un propósito identificable y aceptado por todos los miembros de

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 31 5/24/07 11:50:21 AM

Page 32: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

32 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

dicha comunidad, independientemente de las características de cada individualidad, la que se compromete en participar de dicho objetivo mediante acciones que lo hagan ejecutable y la obtención de beneficios del mismo, aceptando la regla de la equidad (esto es que en la ejecución y en el beneficio, el individuo puede participar por igual o desigualmente respecto de otros individuos).

Recuerda Aristóteles que el papel de quienes participan en el proceso de asociatividad no puede ser pasivo, porque en tal caso el ejercicio asociativo tendría un beneficiario que no participó del proceso. La vida en asociación implica el compartir espacios, actitudes y aptitudes para participar de ella: debe entenderse que sólo cuando se comparte y se participa se llega a encontrar, respetar y defender la democracia, el prin-cipio rector de la política.

El objetivo último de esta asociación humana es “la vida más per-fecta posible”. Se trata pues de un proceso de hermanamiento que parte de entender la existencia de carencias o fragilidades de quienes empren-den la acción, proponiéndose la superación de las mismas de forma mancomunada, para alcanzar niveles más altos de felicidad humana. Por ello se busca la autosuficiencia para la vida y si no fuera así, ese grupo humano nunca alcanzaría la categoría de comunidad.

Pero, en la asociación no caben todos. Sólo participan de ella quienes comparten las carencias o fragilidades, aceptan el propósito común y participan activamente en su logro.

Este descubrimiento es la ratificación de que el devenir de la socie-dad humana y el progreso no son más que el resultado de la formación de comunidades de semejanza que, a través de un proceso de asociati-vidad, crearon numerosísimas asociaciones, al interior de las cuales se produjeron extensas dinámicas de trabajo en cooperación. De ahí que el poder social que mantiene los vínculos de la sociabilidad humana no es más que la institución de la asociación.

Muchos siglos después de Aristóteles, la palabra asociación recuperó la personalidad perdida en los tiempos del oscurantismo, a través de la llamada doctrina asociacionista formulada por los más connotados filó-sofos reformadores del siglo XIX.

La doctrina organicista aportó conocimientos científicos para inter-pretar y prever la organización humana: como todos los seres de la naturaleza, el hombre tiende a la asociación, obedeciendo a la debilidad que manifiesta como individuo frente a los fenómenos amenazantes del entorno. Las nuevas ciencias, empeñadas en descubrir los modos de operar de todo fenómeno, descubrieron que la asociación es una ley natural y que entre los seres humanos adquiere una especial significación no sólo para la permanencia de la especie sino también para su propia

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 32 5/24/07 11:50:22 AM

Page 33: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 33

convivencia y sustento; por eso Charles Gide llegó a decir que “no hay un solo aspecto de la actividad humana que no esté representado por alguna forma de asociación nacida espontáneamente” (Gide, 1968: 133).

Como conclusión del proceso de observación de la sociedad humana que iniciaron los científicos sociales reformadores, Teilhard de Chardin propuso, finalmente, una síntesis: la asociación “representa uno de los mecanismos más universales, más constantes y, por consiguiente, los más significativos, utilizados por la Vida para su expansión”. Es gracias a este proceso que las sustancias vivas, entre las que se cuenta a los humanos, llegan a “constituirse en masas suficientemente voluminosas para escapar a las innumerables servidumbres exteriores” (De Chardin, 1984: 115).

La asociación adquiere una especial perspectiva entre los seres humanos y ello porque la ley natural, unida al fenómeno del pensa-miento, logra una nueva significación porque ya no se trata de la conser-vación o la prolongación de la especie, sino que se avanza hacia el perfeccionamiento de la conciencia común. Esto es, con la asociación, al interior de la cual se produce el trabajo en cooperación, se generan las nuevas realidades, las transformaciones del entorno, las mentalidades colectivas y la evolución del pensamiento social.

Con razón Ludwig Feuerbach discernía al respecto que “la esencia del hombre reside únicamente en la comunidad, en la unidad del hombre con el hombre: una unidad que, empero, no reposa sino en la realidad de la diferencia entre el yo y el tú” (Feuerbach, 1976: 123).

Sobre este particular, el autor de este artículo explica que: “La socia-bilidad cobra forma en la asociación humana, única institución que respeta los vínculos, la comunidad de semejanzas y mantiene al hombre en libertad. Sólo allí es posible unir las fuerzas para realizar los fines comunes. Sólo ella ha hecho posible las gigantescas empresas humanas. Sólo en ella se conserva la Comunidad y se produce la Cooperación” (Zabala, 1998: 86).

1.2. La dimensión integracionista de los grupos humanos organizados

El proceso que hace de los individuos seres menos finitos y débiles, realizado mediante la intervención de múltiples acciones de asociativi-dad, produce, en un primer momento, los grupos y, como resultado final, la organización (la estructura formalizada de los acuerdos del grupo por intermedio de la cual se busca el alcance del objetivo común).

Este nuevo proceso de asociatividad surge cuando la comunidad antigua fue perdiendo poder de decisión ante la fuerte presencia de las estructuras estatales, llevando a que los sectores más desprotegidos o que no participaban de una manera preponderante de las instancias

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 33 5/24/07 11:50:22 AM

Page 34: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

34 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

dominantes, asumieran por su cuenta las antiguas funciones de la aso-ciación municipal.

Son los artesanos y los comerciantes quienes iniciaron el cambio en las estructuras de asociación. Estas uniones de grupos humanos identi-ficados en torno a un oficio o a una determinada actividad económica, tienen su origen simultáneamente en todas las grandes civilizaciones mediterráneas, durante el período de disgregación de la ciudad antigua y de formación de los estados federados. En el ejemplo ateniense, los miembros de estas asociaciones “se reunían para sacrificar a ciertas divinidades y para celebrar sus fiestas en común; fuera de esto, ayudaban a aquellos compañeros que se hallaban en circunstancias apremiantes y cuidaban de sus funerales. Eran a la vez asociaciones religiosas y de socorro mutuo. A veces, osadamente, asumían carácter político y comer-cial. Semejantes corporaciones privadas, reconocidas por el Estado, tenían su presidencia y demás dignatarios, sus sacerdotes, sus fondos, que provenían de las contribuciones de los miembros y de la generosidad de los bienhechores” (Husslein, 1932: 20).

Cuando se disuelven los grandes imperios de la antigüedad, influen-ciadas por las tradiciones sajonas y de los llamados “pueblos bárbaros” reaparecen las dos formas previas de asociación: la comunidad aldeana y el gremio1.

La asociación que se produce en la aldea medieval –siguiendo la misma lógica de la ciudad antigua–, no sólo era un agrupamiento para el disfrute de la tierra común, sino también para el cultivo común y para el apoyo mutuo en todas las formas posibles. En las aldeas medievales se estableció una nueva comunidad de semejanza, que en Francia tuvo por nombre commune, la cual adoptó sus propias reglas y estableció una estructura administrativa completamente autónoma. Durante un tiempo se retornó a las bases de la ciudad aristotélica, con comunidad de seme-janza, autonomía y autoabastecimiento, cuyo objetivo principal era asegurar la libertad, la administración propia y la paz, basado en el tra-bajo que se aseguraba a través de las guildas o los gremios.

Posteriormente, ante el avance del capitalismo, la asociación comu-nal perdió preponderancia y los gremios clásicos sucumbieron ante el poder de las corporaciones. Pero durante aquellos años, los artesanos y los obreros redescubrieron las lógicas de la asociación para la supervi-vencia, la defensa y la solidaridad.

Entre los antiguos gremios comunales, los cofrades, las sociedades de socorro mutuo, los sindicatos y las cooperativas surgidas en el fragor de la Revolución Industrial parece haber una línea de continuidad. En todo caso, las motivaciones que les llevaron a constituirse y las prácticas de reciprocidad que en ellas se ejercieron, presentan un fino hilo de identidad, independiente del espacio y el tiempo.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 34 5/24/07 11:50:22 AM

Page 35: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 35

Y es que la ley natural de la asociación se abre paso a pesar del tiempo y del espacio, ya que se presenta con independencia de las fuerzas domi-nantes. Por esta razón, los reformadores sociales que sustentaron proyec-tos diversos en respuesta a las terribles alternativas del capitalismo, redescubrieron la fórmula asociacionista y la propusieron como único camino de reorganización de la sociedad para instaurar la justicia, la equidad y la paz.

Así pues, ante la disolución de la comunidad antigua y de las estruc-turas de semejanza entre quienes compartían un mismo territorio u oficio, el debate filosófico del siglo XIX se centró en la pregunta acerca de quien sustentaría el bien común y la respuesta dividiría a los pensa-dores en múltiples tendencias y escuelas. Los revolucionarios franceses y los bonapartistas, los imperialistas alemanes y los marxistas, los cris-tianos y los teóricos de las nuevas economías, le apostaron al Estado como única estructura capaz de resolver la orfandad dejada por la comu-nidad antigua, la aldea comunal y la asociación gremial. Por su lado, aislados por la fuerza avasallante de sus contradictores, los utopistas sociales continuaron sosteniendo la tesis de que sólo la asociación eco-nómica autónoma, con fuertes raíces territoriales, podría ser la única salida a la creciente pauperización de las masas.

Y mientras las más variadas escuelas de pensamiento debatían las posibilidades de un porvenir más alegre y sostenible para todos, el capi-talismo avanzaba más y más; y, haciéndose la misma pregunta de sus detractores acerca del bien común, sus teóricos respondieron al unísono: ¡a la corporación! ¡a la organización industrial!.

Así fue como “las viejas comunidades –familia, aldea, parroquia, etcétera– casi han desaparecido… Su lugar ha sido en gran medida ocu-pado por la nueva unidad de integración social: la organización (Drucker, 2002: 66)”.

Para Peter Drucker existe una clara diferencia entre la asociación antigua y la propuesta por los profetas del capitalismo: la pertenencia a la comunidad era vista como parte del destino, mientras que la perte-nencia a la organización resultaba voluntaria, dentro del marco del contrato capitalista. En la comunidad antigua, esta reclamaba para sí a la persona total, mientras que la organización apenas es un medio para los fines del individuo.

Este famoso teórico contemporáneo prácticamente se pregunta lo mismo que los pensadores decimonónicos: “¿Quién, entonces, realiza las tareas sociales?”. Esto es, parafraseando a Aristóteles: ¿quién responde por la autosuficiencia para la vida y el mayor bien posible para todos?.

Explica Drucker que durante el siglo XX se presentaron dos respuestas a la pregunta enunciada, las que finalmente resultaron equivocadas. La primera nació en la Alemania de Bismarck, cuando se dieron los iniciales

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 35 5/24/07 11:50:22 AM

Page 36: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

36 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

pasos hacia el Estado benefactor: los problemas del sector social podrían, deberían y tendrían que ser resueltos por el gobierno. Esa respuesta devino en una inmensa burocracia que, a la postre, resultó ineficiente. Al respecto, concluye el autor que: “El gobierno tiene un gran papel que desempeñar en las tareas sociales, debe diseñar políticas, determinar los patrones a seguir, y en una gran medida, debe funcionar como tesorero. Pero como agencia a cargo de los servicios sociales ha demostrado ser casi totalmente incompetente” (Drucker, 2002: 67).

La segunda respuesta frente a la responsabilidad social fue formu-lada por el mismo Drucker en su libro de 1942 (El futuro del hombre industrial): “Mi argumento entonces era que la nueva organización –y hace más de cincuenta años eso significaba la gran empresa de nego-cios– debía ser la comunidad en la que el individuo encontrara su estatus y su función, con lo que la comunidad de la planta, continuaba mi argumento, se convertiría en el lugar donde por cuya acción las tareas sociales serían organizadas” (Drucker, 2002: 68). Esto es, la comunidad antigua debía ser reemplazada por la gran corporación industrial, la cual debía encargarse de suministrar lo necesario para la vida del trabajador. Así, mediante esta pretensión, las grandes corporaciones se convertirían en comunidad y serían las sucesoras de la aldea antigua y la familia patriarcal.

Pero tal propuesta tampoco fructificó. La razón de la incapacidad de la “organización” por constituirse en una comunidad para el disfrute del mayor bien posible, es la de que la relación que ésta establece con sus miembros no es estable: de un lado, la organización asume la política de flexibilización en su rol de empleadora; del otro, en el mundo de hoy, sobre todo los trabajadores del conocimiento, ven a la organización sólo como un instrumento para lograr sus propios objetivos y rechazan todo aquello que los ate, subordinando sus propias aspiraciones a los objeti-vos y valores de la organización.

En síntesis, para Drucker, ni el Estado ni la corporación capitalista son los instrumentos más idóneos para lograr los objetivos últimos de la asociación humana. ¿Cuál es, pues, la respuesta correcta?

Se trata de un nuevo sector social independiente. El llamado tercer sector. La verdad es que ante la disgregación del Estado y la concentra-ción corporativa, la tendencia universal ha sido hacia la formación de multitud de pequeñas organizaciones de todo tipo que dan respuesta a la pregunta de quién asume las funciones sociales. Así, a instancias del nuevo capitalismo, se ha forjado una sociedad de organizaciones, no corporativas, sino del estilo de los gremios antiguos y medievales. Sostiene Drucker que “todas las tareas sociales en la sociedad de organizaciones son realizadas cada vez más por organizaciones individuales, cada una

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 36 5/24/07 11:50:22 AM

Page 37: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 37

creada para una y sólo una tarea social, se trate de educación, salud o limpieza de las calles. Es decir, la sociedad se está haciendo rápidamente pluralista. Sin embargo, nuestras teorías políticas y sociales todavía suponen una sociedad en la que no existe otro centro de poder aparte del gobierno”. Sin embargo, como último interrogante frente a este hecho, se pregunta: “Pero en la sociedad de organizaciones, cada una de las nuevas instituciones se preocupa sólo de sus propios objetivos y misión. No reclama poder sobre ninguna otra cosa. Pero tampoco asume responsabilidad por ninguna otra cosa: ¿Quién, entonces, se ocupa del bien común?” (Drucker, 2002: 68).

1.3. La dimensión contemporánea

Con la presentación de las previas reflexiones de Peter Drucker, quien estableció con meridiana claridad las nuevas posibilidades de la asocia-tividad, se ha querido introducir el tema de la dimensión contemporánea respecto de este fenómeno del devenir de las sociedades humanas.

El siglo XXI inaugura un resurgimiento de la asociación humana. Ya se ha dicho: ella es intemporal y se proyecta en todo momento, en su condición de ley natural.

El experimento neoliberal de los últimos treinta años, no ha sido más que la respuesta del capitalismo a las nuevas líneas de comportamiento de la economía, que pueden resumirse en lo que hoy conocemos como las megatendencias globales. Estas realidades, inmersas en los procesos económicos, sociales y políticos, constituyen el amanecer de una nueva era. En estos comienzos del milenio nos hallamos en el vórtice del cam-bio histórico más trascendente desde la Revolución Industrial: un torbe-llino de asombrosa innovación tecnológica, con sorprendentes cambios sin precedentes en la economía, la política y la cultura. Estos grandes cambios económicos, políticos y tecnológicos, están influyendo decidi-damente en todos los individuos y en las sociedades en las cuales se encuentran incluidos.

La tecnología, conjuntamente con los nuevos esquemas de organi-zación de los Estados, el apuntalamiento de una economía basada en la informática, la sensación de movernos en proyectos globales y no locales, el abandono de los esquemas patriarcales y la diversificación cultural, son los componentes clave de las megatendencias. La síntesis de esta transformación se resume en la formación de lo que se ha dado en llamar la sociedad del conocimiento2.

La asociación humana y el proceso de asociatividad que la hace posible, se renueva en la medida en que interviene decididamente para consolidar algunas de las más caracterizadas megatendencias.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 37 5/24/07 11:50:22 AM

Page 38: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

38 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

a) En la nueva era económica los países experimentan un creci-miento de su interdependencia. En la gran mayoría de ellos se está pasando de ser unas economías aisladas y virtualmente autosuficientes a formar parte de una economía global interdependiente, implicando establecer alianzas de largo plazo con naciones económicamente fuertes o con los grupos económicos regionales dominados por ellas. En este sentido, se produce un fenómeno de asociatividad a gran escala –entre los países o las grandes corporaciones– para poder mantenerse vigente en el mercado. Pero ello también ha llevado a que la actividad industrial se ralentice y se produzca un nuevo reparto de las funciones productivas, mediante el cual cobran inmensa importancia las potencialidades de cada localidad.

b) La sociedad previa (esto es, la sociedad basada en la potencia de la industria) requirió una enorme capacidad centralizadora debido a que se organizó bajo el principio de las economías de gran escala (cuando más se produjera en un solo lugar, tanto más baratos resultaban sus costos). Hoy en día se presenta el fenómeno contrario al consolidarse la sociedad de la información; y las palabras regionalismo, federalismo, localidad, autodeterminación y desarrollo territorial son parte integrante del vocabulario contemporáneo.

Sin embargo, la clave de la descentralización es el poder local, al establecerse con base en el poder de la pertenencia. La descentralización permite mayores oportunidades y posibilidades de elección para los individuos. Así pues, se asiste a un resurgimiento del municipio aristo-télico. La asociatividad se presenta en todos los niveles de la vida local y exige de los gobiernos locales acuerdos entre ellos mismos para respon-der a sus múltiples carencias, las cuales no podrán ser resueltas por el Estado centralizado.

c) Después de los años treinta, los gobiernos asumieron un papel activo respecto de dar respuesta a los servicios sociales exigidos por los ciudadanos. Se forjó tal política al calor de coyunturas sociales y econó-micas y con respaldo en teorías que fundamentaron el desarrollo en la fuerza predominante de los Estados. Hoy en día, la formación de poderes descentralizados está conduciendo a la paulatina eliminación del gran aparato estatal centralizado. La localización de las relaciones entre indi-viduos y gobiernos, está produciendo el traslado de antiguas responsa-bilidades estatales hacia la sociedad civil, sobre todo en los campos de la previsión, la seguridad social y la educación.

La presencia cada vez más activa de los grupos organizados de los ciudadanos y de las diferentes expresiones de organización civil, es la respuesta a la eliminación del Estado central benefactor y a la incapaci-dad del Estado descentralizado para otorgar los más elementos servicios

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 38 5/24/07 11:50:23 AM

Page 39: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 39

sociales. Para cumplir con los roles a los que se comprometen y lograr eficiencia en su tarea, las diferentes organizaciones civiles (comunitarias, solidarias y autogestionarias), deben acercarse entre ellas y producir redes sociales que son el elemento central de esta nueva perspectiva de asociatividad.

d) En este nuevo escenario de descentralización política y de servicios sociales, así como de formación de múltiples expresiones organizativas locales, el principio rector es que la gente debe ser parte activa en la toma de las decisiones que le afectan. Ello está implicando un cambio en las prácticas de la democracia representativa. En ese sentido, también la asociatividad adquiere nueva fuerza, al producirse el acercamiento entre los miembros de la comunidad para hacer parte activa de la política. Como en el caso de la propuesta original de Aristóteles, no sólo se trata de asociarse para la autosuficiencia sino también de integrarse para deci-dir sobre la mejor forma de gobernarse en procura de la sostenibilidad.

e) Como resultado de las transformaciones anteriormente mencio-nadas, se exige la formación de redes de trabajo, de comunicación, de búsqueda de objetivos comunes. Por eso, también a esta nueva era se le denomina la sociedad red. No sólo porque la tecnología así lo indique sino porque las redes, en principio, posibilitan el que los individuos hablen unos con otros y compartan ideas, informaciones y recursos.

Las redes –que podrían interpretarse como expresión casi espontá-nea de la asociatividad– son indispensables para fomentar la autoayuda, para intercambiar la información, para mejorar la productividad, para compartir recursos y generar nuevas economías de escala. La sociedad en red propulsa a las instituciones para que asuman sus funciones en compañía de otras, facilitándose la eliminación de las jerarquías, la for-mación de un estilo de trabajo participativo e interdisciplinario y la solución a múltiples carencias, imposibles de resolverse por sí solas.

Sociedad del conocimiento, sociedad de la información, sociedad de la localización, sociedad de la participación, sociedad red: así rápida-mente pueden describirse los escenarios principales del mundo contem-poráneo.

A esta nueva perspectiva social y económica puede aplicarse la vieja fórmula hegeliana del encuentro de los contrarios. La gran “aldea global” no tiene ningún sentido sin la presencia de fuertes aldeas locales. La gran red de la información no puede existir sin las miles de organizaciones que la sustentan y sin los millones de individuos que la consultan. Las grandes corporaciones deben su éxito a la existencia de numerosísimas empresas que realizan por ellas las actividades complementarias y que llevan sus productos al consumidor final. Lo grande y lo pequeño se entrelazan para forjar las nuevas realidades.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 39 5/24/07 11:50:23 AM

Page 40: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

40 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

Por eso la pequeñez es el signo de nuestros tiempos. Quien dinamiza el mundo contemporáneo no es la globalización ni la concentración, es la existencia de múltiples unidades pequeñas: sean municipios, microe-mpresas, organizaciones civiles, grupos de trabajo; es decir, colectivida-des en miniatura. Y es claro que lo pequeño es más resistente a los cambios, más sólido y más sustentable; pero no por el solo hecho de la pequeñez, sino por su consecuencia: la asociación de lo pequeño.

Lo pequeño siempre tiende a asociarse, lo grande a ser único y omnipresente. La asociación y su proceso de formación –la asociativi-dad– es una ley natural que se produce exclusivamente en relación con la pequeñez y sus limitaciones.

2. REFLEXIONES METODOLÓGICAS

La asociatividad se genera entre los seres humanos y sus creaciones: el grupo y la organización.

Dos mil cuatrocientos años hace que Aristóteles estableció las bases de la asociación humana: una comunidad autosuficiente que tiene por fin la vida más perfecta posible.

Hoy en día, como en la antigüedad clásica, esa comunidad sólo se percibe, se encuentra y se produce en el territorio; esto es, en un punto concreto: la localidad.

Si ha de abordarse la asociatividad para que esta produzca una determinada asociación, debe ser en el escenario de lo local.

Lo que los griegos denominaban “vida más perfecta posible” es lo mismo que lo que entienden hoy en día los economistas como desarrollo. En todo caso, la vida más perfecta posible (o el desarrollo) sólo se gesta, se produce, se logra y se mide en la dimensión local, en donde está pre-sente todo lo pequeño: el Estado municipal, el barrio, la vereda, el emprendimiento ciudadano, la microempresa, las organizaciones de economía solidaria, las organizaciones civiles, los grupos de comunidad y las redes de participación.

De ahí que para realizar una reflexión sobre la metodología de pro-ducción de la asociatividad y de formación de las asociaciones, sea absolutamente necesario comprender el fenómeno de construcción del desarrollo local. Entonces, para explicar la metodología de formación de toda asociación y de las redes que entre dichas creaciones humanas deben producirse, se abordarán algunas reflexiones sobre el caso con-creto del territorio antioqueño (departamento colombiano) y sus poten-cialidades económicas.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 40 5/24/07 11:50:23 AM

Page 41: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 41

2.1. ¿Un modelo de desarrollo sectorial o territorial?

Cada vez más gana terreno en las ciencias sociales un punto de vista acerca del desarrollo que no pone el acento en las simples dinámicas del crecimiento y que recuerda que todo comienza con la gente, esto es, con sus necesidades, su tendencia a agruparse para responder a estas nece-sidades, con su organización y creatividad. Sin esa condición, cualquier recurso permanecerá sólo como un potencial latente. Y no puede ser de otro modo, ya que el desarrollo es producto del trabajo humano y se mide según el resultado de este trabajo, implicando alcanzar altos nive-les de bienestar de los componentes sociales productores de la riqueza.

El desarrollo está relacionado con el compromiso de modificar, crear nuevas situaciones o solucionar problemas estructurales que están imposibilitando la satisfacción de las necesidades de quienes integran un determinado sistema. Debe entenderse como un fenómeno centrado en el ser humano, por lo que la economía es un proceso orientado a la generación de satisfactores para las necesidades humanas. Un enfoque dinámico del desarrollo parte de considerar las necesidades y la res-puesta de la gente para satisfacerlas.

En esta reinvención del desarrollo, cabe destacar el papel de la eco-nomía solidaria, ya que ella desarrolla una economía de carácter endó-geno que permite construir, primeramente, el desarrollo local.

El espacio local para el desarrollo es el conjunto de interdependen-cias de orden productivo y sociocultural existentes en los ámbitos local y micro-regional, en donde se interrelacionan las diferentes expresiones de organización empresarial de las comunidades. De su lado, la nueva organización del sistema productivo hace relevante y otorga un renovado protagonismo a la pequeña empresa, que es la característica principal de las organizaciones de economía solidaria.

Estas organizaciones, especialmente las cooperativas, a través de los tiempos se han configurado como una alternativa de desarrollo de los pueblos, y su éxito –en muchos lugares del mundo– se explica principal-mente por los siguientes aspectos:

a) Por su capacidad de incidir de manera directa en la formación de una alta calidad de vida entre los sujetos sociales hacia los cuales dirige su acción económica y social. Es consecuencia lógica de que su constitu-ción, organización y objeto social no responden a alternativas de inver-sión de capitales sino a la clara conciencia de organización de sectores sociales para dar respuesta a las necesidades y aspiraciones que les unen y les convocan al ejercicio de la cooperación. Sus logros no se encuentran medidos por factores cuantitativos ni de maximización de las inversiones ni por propósitos de optimización de los recursos; su éxito radica en el estricto cumplimiento del objeto social para el cual fueron creadas.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 41 5/24/07 11:50:23 AM

Page 42: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

42 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

b) Porque sus actividades económicas y sociales se encuentran determinadas por su localización. Esto es, por la capacidad de estable-cerse y echar raíces en un territorio concreto, constituyéndose como un nuevo componente de la cultura de sus gentes. La razón de ser de estas organizaciones son los actores sociales que las crean, quienes fundamen-talmente se asocian a ellas en carácter de consumidores, o mejor, de sujetos de la acción empresarial con el propósito de que se les permita un acceso oportuno, suficiente y racional a los satisfactores de necesida-des humanas. Su éxito no se encuentra medido por la capacidad de expansión comercial geográfica o de un amplio nivel de transacciones por fuera del circuito económico de dichos emprendimientos.

c) Porque su acción empresarial se dinamiza al ser el resultado de un proceso de encadenamientos de emprendimientos de su mismo tipo, en los cuales se realiza el encuentro de semejanzas y necesidades comunes, logrando –a su vez– producir cooperación en un nivel superior. Generan, así, un ambiente de intercooperación, que no se mide por el tamaño y la cobertura de una empresa individual sino, más bien, por la capacidad de constituirse en grupo empresarial homogéneo en su nivel superior pero autónomo en su individualidad.

En consecuencia, una primera conclusión de orden metodológico es la de que el desarrollo es un fenómeno de orden local y, en este sentido, la mejor alternativa para la producción de satisfactores a las necesidades humanas es la organización nacida de la comunidad local más que de las iniciativas empresariales de orden sectorial.

Lamentablemente esa experiencia histórica universal de la contribu-ción de las formas empresariales solidarias a los programas y propósitos de desarrollo, no ha sido correctamente adaptada a muchos procesos locales, regionales o nacionales. Es el caso de la gran mayoría de las regiones colombianas, tal como la del departamento de Antioquia.

Por efectos diversos, relacionados con el manejo de la política regio-nal o por el entronque con políticas nacionales, en esta región colom-biana el fomento económico y las políticas de desarrollo, han estado referidas principalmente a las dinámicas sectoriales, a pesar de que desde los años noventa hay una especial apuesta por el desarrollo local.

El privilegio por una política hacia el incentivo sectorial, tiene efec-tos sobre la asociatividad, la organización empresarial, la composición del territorio, el poder y la historia.

Desde el punto de vista de la asociatividad, el fomento que hace énfasis en lo sectorial conduce a la formación de gremios separados, incluso con divergencias en la definición de su vinculación a las propias políticas de desarrollo, afianzándose según línea de producción o grupo económico, sin considerar sus vínculos territoriales. Este mismo tipo de

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 42 5/24/07 11:50:23 AM

Page 43: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 43

asociatividad, conduce también a privilegiar formas de integración que le son propias: siendo los gremios sólo un mecanismo de integración primaria para responder a criterios de representación (vocería, defensa e interlocución) o para el encuentro de oportunidades comunes de los empresarios de una misma línea. Otros mecanismos –en boga desde los años noventa– son las cadenas productivas, los clusters y demás formas que pretenden realizar economías de escala en variados escenarios (administrativos, de comercialización, tecnológicos, etc.).

Una política de este tipo, finalmente lo que produce es un modelo productivo del mismo carácter: sectorial; generándose problemas de limitación en las actividades productivas y haciendo al territorio depen-diente de otros en áreas que podrían ser cubiertas en el mismo, desapro-vechándose las vocaciones económicas y las potencialidades de sus gentes.

Los papeles que cumplen los diversos actores del desarrollo, son diferentes en el escenario de formación de una política de incentivo territorial.

En este caso, necesariamente la forma de asociatividad que se pro-duce no es el gremio, sino la asociación productiva local y sus diferentes formas de integración. El acercamiento que se hace entre las personas no tiene por objetivo defender un determinado oficio y lograr represen-tación ante instancias gubernamentales, sino aprovechar las potenciali-dades de las gentes en una determinada vocación productiva y crear asociaciones que las utilizan en miras a mejorar su calidad de vida y la de su entorno.

En este esquema, la asociatividad se produce por parentesco territo-rial y por semejanza de oficio e incentiva la asociación para la producción conjunta y/o individual. De ahí que la forma empresarial privilegiada en todo el mundo para potenciar la capacidad productiva local sea la coope-rativa (o mecanismos organizativos asimilados de economía solidaria).

El modelo de desarrollo que se gesta desde una vertiente territorial se presenta en el nivel local o microregional, estableciéndose diferentes formas de integración para posicionar dicho territorio y formar valores agregados que permitan distribuirse en el mismo. Estas integraciones pueden denominarse circuitos locales o distritos productivos; en todo caso, son redes de producción de bienes y servicios, de satisfactores para la vida, que contribuyen a establecer un sistema productivo local.

Los modelos sectorial y territorial de desarrollo presentan diferen-cias en relación con las interacciones entre las personas y los grupos. En el primero, la relación es de tipo vertical, deviene en políticas y orienta-ciones DESDE ARRIBA. En el segundo es de tipo horizontal, deviene en políticas y orientaciones construidas DESDE ABAJO y aceptadas arriba.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 43 5/24/07 11:50:23 AM

Page 44: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

44 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

Así mismo, es claro que las tendencias de una u otra opción presen-tan también diferencias en cuanto a la generación de factores de desa-rrollo y la construcción del propio desarrollo. En el primero se presenta como acumulados que permiten mejorar los niveles de ingreso y la for-mación de riqueza que se queda en grupos privilegiados. En el segundo, se logra la redistribución de la riqueza y el desarrollo se presenta en un nivel más universal y a escala humana.

2.2. Un modelo de intervención que garantice las tareas sociales

Un problema que se ha detectado en materia de política pública y tam-bién de actuación de la sociedad civil sobre las comunidades, en la perspectiva de la generación de factores de desarrollo que eleven las condiciones de vida de la gente, es la confusión entre los diferentes niveles de intervención de los agentes externos (gobiernos, promotores o agencias de desarrollo).

Desde un punto de vista puramente práctico, estas intervenciones pueden ser de tres tipos:

Primera: La relacionada con iniciativas absolutamente localizadas o sectorizadas que pretenden dar respuesta a un problema específico e inmediato. Son intervenciones paliativas que se basan en cierta perspec-tiva paternalista y responden a situaciones de calamidad social o de extrema pobreza. Estas intervenciones podrían llamarse de primera generación y son fundamentalmente asumidas por el propio Estado y por instituciones religiosas u organismos No Gubernamentales de bene-ficencia.

Segunda: La relacionada con la formación de actitudes o aptitudes individuales o grupales para dar respuesta ordenada y de largo plazo a situaciones de precariedad y carencias. Se trata de realizar esfuerzos de concienciación respecto del estado en que se encuentran los sujetos, las causas y las posibles soluciones. Responde a situaciones de calamidad social o de extrema pobreza pero no con beneficios materiales sino con intangibles, esperando el cambio de actitudes individuales o la forma-ción de acuerdos comunitarios. Estas intervenciones podrían denomi-narse de segunda generación y son las preferidas por la mayoría de las ONGs de Desarrollo y por instituciones especializadas del Estado, así como por la Cooperación Internacional.

Tercera: La relacionada con la formación de acuerdos asociativos para constituir una economía de cooperación que encuentre alternativas de ingresos a largo plazo. Está fundamentalmente ubicada en localidades y comunidades específicas con potencialidades y vocaciones económi-cas concretas. Responde principalmente a situaciones de debilidad

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 44 5/24/07 11:50:24 AM

Page 45: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 45

económica y social estructural, pretendiendo el cambio en el nivel eco-nómico. Estas intervenciones son las que realizan algunos organismos multilaterales y las organizaciones de economía solidaria de todo tipo. Podrían denominarse de tercera generación.

Pues bien, casi toda la acción gubernamental y de la sociedad civil en Antioquia ha estado centrada en las intervenciones de primera y segunda generación, no entendiendo la importancia de las del tercer nivel. Sobre todo el Estado confunde, en sus políticas y en sus prácticas, las diversas formas de intervención; se realizan acciones de primer nivel buscando resultados de tercer nivel. Esta es una de las grandes fallas en la política pública contemporánea.

2.3. La asociatividad y la formación de asociaciones humanas en el nivel económico: clave del desarrollo local

Un proyecto de desarrollo local es un propósito que debe dinamizar las iniciativas locales. Sino existen tales iniciativas no es posible organizar el desarrollo local. Este es el principio aristotélico de la autosuficiencia, que se mide en el nivel mismo del emprendimiento.

Parece obvio o una verdad de Perogrullo. Sin embargo esto es así, porque el desarrollo, en su expresión concreta, considera una lógica de participación y vinculación de agentes locales. De ahí que Sergio Boisier sostuviera que “el desarrollo local es socialmente construido” (Boisier, 1986: 10), esto es, se forja al calor de las iniciativas, de los proyectos y de los agentes locales. El desarrollo local, en sus primeros momentos requiere de agentes externos coadyuvantes, pero éstos no pueden constituirse en los dinamizadores y sólo llegan a obtener la categoría de facilitadores en diversas áreas de su primera etapa.

Las iniciativas locales parten de la gente. La gente se reúne para satisfacer sus necesidades y dar respuesta a sus precariedades. Esta reunión se forma a través de la asociatividad.

Pero la asociatividad se ha entendido incorrectamente cuando se parte de considerarla desde el nivel sectorial. En este nivel, la asociativi-dad es un complemento del esfuerzo productivo individual, mejorando procesos que de otra manera harían ineficiente la acción del individuo.

La asociatividad en el nivel local es otra cosa. Puede que parta –y en la mayoría de los casos parte– del reconocimiento de semejanzas productivas o de oficios, de la identificación de especializaciones pro-ductivas de los individuos; pero este encuentro no se realiza para com-plementar el esfuerzo individual, sino para unir el esfuerzo productivo de uno al de otros y construir economías de escala, con base en la pro-ductividad del trabajo y no sólo en el nivel del factor gestión.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 45 5/24/07 11:50:24 AM

Page 46: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

46 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

La asociatividad de este tipo se realiza en el ámbito local. Posteriormente puede presentarse la federalización en el nivel microre-gional o regional. Pero primero está la localidad.

Sin embargo, es necesario resaltar que esta asociatividad local no nace del rol de productores (es decir, considerando su función produc-tiva) sino del rol de consumidores que asumen los individuos y sus organizaciones.

En unos casos, cada individuo realiza esfuerzos independientes en su proceso productivo, sin estructuras empresariales de ningún tipo, y son víctimas de la intermediación o de los abusos en la adquisición de los insumos o en la asistencia técnica o en el financiamiento. El encuen-tro de estos individuos se basa en el descubrimiento de UNA NECESIDAD o UNA CARENCIA que es igual para todos. Reúnen sus fuerzas producti-vas para dar salida asociada a sus necesidades o carencias. Los produc-tores, aunque mantienen el carácter de tales, se subsumen en la asociación, la cual organiza el factor trabajo y orienta la gestión.

En los procesos de fomento económico predominantes hoy en día, sobre todo desde las esferas estatales, se comete el error de reunir a la gente –en el nivel local– exclusivamente por su carácter de productores y de ahí deviene que la política (especialmente la que proviene del Estado) se convierta en SECTORIAL. Muchos agentes del desarrollo no han podido entender que es más fácil la asociatividad cuando en el nivel local se descubren las fragilidades y se convence de la necesidad agru-pamiento para eliminarlas. Este otro tipo de asociatividad no es paliativa sino estructural.

En otros casos, se trata de individuos que asumen el rol estricto de consumidores de bienes o servicios. La asociatividad se verifica cuando se identifica UNA NECESIDAD DE CONSUMO COMÚN. Los productores o simples consumidores, mantienen la independencia de tales y se acer-can a la asociación en busca de la respuesta a la CARENCIA que les limita.

También puede haber asociación en términos de necesidades o carencias sociales o infraestructurales o de acceso a servicios básicos. Esa asociatividad debe producirse siempre en el nivel independiente.

El desarrollo local implica, pues, la formación de asociaciones de todo tipo que den respuesta a la organización productiva, a la gestión empresarial, a las necesidades de consumos productivos, sociales o infraestructurales. Y, consecuentemente, todas esas asociaciones tende-rán espontáneamente a formar redes productivas, de intercambio o sociales. El paso siguiente es la federalización y la formación de circuitos de intercooperación entre las diferentes asociaciones, dando lugar a sistemas productivos locales que luego se interrelacionarán en niveles

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 46 5/24/07 11:50:24 AM

Page 47: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 47

superiores con otros circuitos y sistemas, formando redes micro o regio-nales.

La asociatividad, en consecuencia, en el ámbito local, responde a un aspecto clave de la teoría de la cooperación: la gente se une en su carác-ter de consumidores.

2.4. Antioquia y las posibilidades de la asociatividad

Las empresas de economía social y solidaria de la región colombiana de Antioquia, han incursionado principalmente en los sectores relacionados con la producción y la comercialización agropecuaria, e igualmente en la distribución de artículos de consumo a los hogares y en la prestación de servicios diversos a la comunidad. De manera muy tangencial han estado vinculadas a los procesos productivos secundarios.

En el ámbito de la producción y comercialización agropecuaria y agroindustrial, las organizaciones de economía solidaria han interve-nido, especialmente las cooperativas (aunque en los últimos años lo han hecho diversas asociaciones de productores), alrededor de productos tales como el café, la leche, el plátano, la panela y frutos exóticos. En los dos primeros, se encuentran éxitos empresariales personificados en las cooperativas de caficultores y de productores de leche.

Las condiciones de vida, con porcentajes superiores a los del prome-dio departamental, que se aprecian en la subregión de la Meseta del Norte, por ejemplo, son el producto del esfuerzo empresarial cooperativo de los productores lecheros y, así mismo, el resultado de la persistencia financiera de sus diversas cooperativas de ahorro y crédito. El desarrollo de la infraestructura vial y de las propias localidades en el Suroeste Antioqueño, es el resultado de la acción emprendedora de los cafeteros, organizados en cooperativas con un amplio radio de acción regional.

Las cooperativas con actividad financiera de Antioquia han estado fuertemente vinculadas a procesos de desarrollo local, sobre todo las ubicadas en la Meseta del Norte, en el Oriente Antioqueño y en el Nordeste del departamento. A lo largo de la historia de este grupo coope-rativo, la preocupación por producir satisfactores de protección ha estado inmersa en sus objetos sociales; independientemente de la acti-vidad principal que sustenta estas cooperativas, han incursionado en servicios de salud, constituyendo áreas de atención en este campo; situación que también ha sido común en las asociaciones mutuales.

La previsión exequial también ha sido una de las preocupaciones complementarias de las organizaciones de economía solidaria. La cen-tenaria presencia de las mutuales ha generado un proyecto cultural alrededor del rito de la muerte, arraigado entre los sectores populares y

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 47 5/24/07 11:50:24 AM

Page 48: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

48 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

desde el mundo cooperativo se han forjado áreas de actividad que reco-gen la experiencia mutual y la adaptan a sus propias características.

Ahora bien, al tenor de los cambios producidos por la megatenden-cia de la descentralización, muchas nuevas opciones se le han presen-tado a la economía social y solidaria para vincularse al desarrollo local. Aunque todavía como prácticas empresariales marginales, se viene incursionando en la prestación de servicios básicos domiciliarios y comunitarios, enfrentando retos empresariales alrededor de los servicios de aseo municipal, reciclaje, construcción y mantenimiento de obras públicas, administración de acueductos, etc. Ellas son la expresión del nuevo mundo de lo local.

Esta corta relación de la presencia del cooperativismo y la economía solidaria en esta región colombiana, es un reconocimiento a su potencial generador de desarrollo y a su capacidad de intervenir en un territorio diverso con una larga historia productiva centrada en la forma empresa-rial capitalista.

La naturaleza ha sido pródiga con este territorio pero, así mismo, el flagelo de la inequidad social campea en todos sus rincones; esta se ha formado históricamente por los poderes dominantes fermentados durante siglos pero también por la inexistencia de una política –por lo menos en los últimos cincuenta años– que haga énfasis en la localización del desarrollo.

También es claro que los territorios comprendidos en Antioquia tienen particularidades geográficas que los diferencian unos de otros. Algunas subregiones son fértiles y otras bastante estériles y con suelos agotados; algunos sobredimensionados y otros abandonados; hay terri-torios con gran intensificación productiva y otros con deficiencias en el uso del suelo. Pero, en todo caso, muchos de los recursos materiales e inmateriales de Antioquia son de orden latente, y para lograr su visión de futuro, todos estos recursos deben ser movilizados localmente a través de múltiples emprendimientos que privilegien la asociatividad. Estamos convencidos que el tren del desarrollo arranca con el crecimiento del emprendimiento local, la iniciativa del pueblo y su natural tendencia a la asociatividad.

CONCLUSIONES

De las anteriores reflexiones teóricas y metodológicas, se puede estable-cer una primera gran conclusión: existe una simbiosis entre la unidad territorial (aldea, comuna o municipio) y la unidad empresarial (la orga-nización) para responder eficiente y sostenidamente a las tareas sociales; sólo mediante esa relación se permite el bien común y la perfección para

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 48 5/24/07 11:50:24 AM

Page 49: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 49

la vida. Hoy por hoy vivimos un momento trascendental, en el cual es posible incentivar y producir ampliamente dicha simbiosis.

Un Estado democrático y una sociedad organizada deben entender que la economía, la sociedad y el territorio están involucrados interde-pendientemente y la metodología básica para lograr armonía en esa relación es la asociatividad.

Para construir un modelo que conduzca a una Antioquia “justa, pacífica, educada, pujante y en armonía con la naturaleza”, como reza la visión de desarrollo hacia el año 2020, hay que avanzar hacia la defini-ción táctica del desarrollo local, identificando potencialidades de todo tipo en el territorio. Sin embargo, desde el punto de vista de la experien-cia mundial, un modelo de desarrollo endógeno, como el que se pre-tende, requiere de un esfuerzo inmenso por involucrar a la comunidad.

La comunidad es la ejecutora de cualquier política de desarrollo. No son los agentes externos los que construyen la visión del desarrollo no mucho menos los que la hacen real. Pero esta comunidad se hace con-ciente y participante sólo a través de la asociatividad.

Por tanto, si en una comunidad dada no existen mecanismos de asociación claros y duraderos, ni una metodología adecuada para cons-truirlos, por mucho fomento económico que se verifique en la localidad, por muchos agentes externos que intervengan, por muchos recursos que en este propósito invierta el Estado o la Cooperación Internacional, no habrán avances significativos en mejoramientos productivos ni en la generación de ingresos ni en el aumento de valores agregados ni en la calidad de vida.

Un proceso de recomposición de la política económica de Antioquia, mediante un mayor énfasis en el desarrollo local, necesariamente debe tomar en cuenta la experiencia de la cooperación universal y la metodo-logía de organización de las comunidades en cooperativas y formas asociativas que se le asimilen. Juan Eugenio Ricci plantea que:

“Cada entidad asociativa que tenga cierto grado de consolidación y asenta-miento territorial, acrecentado en el tiempo por el servicio que presta y la calidad de esta prestación, está en condiciones (institucionales y de voluntad) de acompañar el progreso económico, crecimiento productivo y formaliza-ción en nuevas formas asociativas (o no), de los emprendimientos de pro-ducción de bienes y servicios que surjan en su territorio” (Ricci, 2004: 3).

Argumenta, igualmente, que todo lo que se produzca y construya bajo la lógica de la asociatividad está necesariamente destinado a ampliar la base económica territorial, ya que los excedentes de estas asociaciones, al ser distribuidos en forma de servicio, giran permanen-temente en re-inversiones locales, siendo, por lo tanto, parte cierta del ahorro interno.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 49 5/24/07 11:50:24 AM

Page 50: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

50 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

Las posibilidades del desarrollo están mediatizadas por la capacidad de asociatividad producida en los territorios. Es claro que las políticas públicas deberían privilegiar el fortalecimiento de todo emprendimiento que tenga como objetivo consolidar el desarrollo local y comunitario.

NOTAS

1. Son variadísimos los estudios históricos, surgidos de diversas vertientes de pen-samiento, que tratan sobre la formación de las ciudades medievales, el estable-cimiento de los gremios de artesanos y su evolución hacia otras formas de organización. Los más destacados trabajos son los de Henri Pirenne (1986), Francois Gizot (1968) y P. A. Kropotkin (1989).

2. Este es un concepto ampliamente analizado por autores contemporáneos, entre los cuales destacan: John Naisbitt (1984), Manuel Castells (1996), Jeremy Rifkin (1996) y Peter Drucker (1997).

BIBLIOGRAFÍA

ARISTÓTELES (2000). La política, Bogotá, Ediciones Universales.

BOISIER, Sergio (1986). “Palimpsesto de las regiones como espacios socialmente cons-truidos”, en: Territorio, espacio y sociedad, Santiago de Chile, Editorial Pehuen.

CASTELLS, Manuel (1996). La sociedad Red, volumen 1, Madrid, Alianza Editorial.

DRUCKER, Peter (2002). La Sociedad. Escritos Fundamentales (Tomo 3), Buenos Aires, Editorial Sudamericana.

DRUCKER, Peter (1996). La sociedad postcapitalista, Colombia, Grupo Editorial Norma, S.A.

FEUERBACH, Ludwig (1976). Principios de la filosofía del futuro, Barcelona, Orbis.

GIDE, Charles (1968). Cooperativismo, Bogotá, Publicoop.

GIZOT, François (1968). Historia de la civilización en Europa, Madrid, Alianza Editorial.

HUSSLEIN, José (1932). La evolución del trabajo, Santiago, Imprenta Walter Gnadt.

KROPOTKIN, P. A. (1989). El apoyo mutuo, un factor de evolución, Cali, Editorial Madre Tierra.

NAISBITT, John (1984). Megatendencias, Bogotá, Grupo Editorial Mirte-Círculo de lectores.

PIRENNE, Henri (1986). Historia económica y social de la Edad Media, México, Fondo de Cultura Económica.

RICCI, Juan Eugenio (2004). El asociativismo y la economía social. http://www.neti-coop.net.uy.

RIFKIN, Jeremy (1996). El fin del trabajo. Nuevas tecnologías contra puestos de trabajo; el nacimiento de una nueva era, Barcelona, Paidós.

TEILHARD DE CHARDIN, Pierre (1984). El fenómeno humano, Barcelona, Orbis.

ZABALA SALAZAR, Hernando (1998). Las teorías sobre la solidaridad y el porvenir de la cooperación, Medellín, CINCOA.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 50 5/24/07 11:50:24 AM

Page 51: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

Balance del contexto internacional en el plano político desde la perspectiva de la economía solidariaLouis Favreau*Université du Québec en Outaouais, Canadá

RESUMEN • La mundialización del último decenio y por lo tanto la interdependencia acrecentada entre las naciones del planeta, hacen del periodo actual un periodo de profundos cambios que representan tanto amenazas como oportunidades. A pesar de la derrota de proyectos de gran envergadura (socialista y «desarrollista») y aun cuando la mundia-lización neoliberal representa indiscutiblemente una tendencia fuerte y durable, la correlación de fuerzas existente no tiene un sentido único. La coyuntura internacional es insegura e inestable. Lo que significa que los movimientos sociales pueden sacar partido de una situación clara-mente menos polarizada y cristalizada que durante la Guerra Fría. Actualmente, la sociedad civil se hace escuchar cada vez más en el escenario mundial. En los años noventa, asistimos no solamente a una renovación de la protesta social en el plano internacional, sino también a la internacionalización y transnacionalización de redes, organizacio-nes y empresas colectivas. Hoy en día, estas redes están cada vez más aptas y resueltas a participar activamente en los grandes debates eco-nómicos y sociales. Este texto busca despejar las principales líneas de fuerza de esta nueva coyuntura política internacional en la que los Movimientos Sociales juegan una parte activa después de haber estado en una situación mayormente defensiva.

RESUMO • A globalização vivenciada na última década e a interdepen-dêndia crescente entre as nações fazem da época atual um período de profundas mudanças que representam tanto ameaças como oportuni-dades. Apesar do fracasso dos projetos de grande envergadura (socialista e «desenvolvimentalista») e mesmo levando em consideração que a globalização neoliberal representa, indiscutivelmente, uma tendência marcante e duradoura, as relações atuais de força não caminham em uma única direção. A conjuntura internacional é incerta e instável. Isso significa que os movimentos sociais podem beneficiar-se de uma situ-ação claramente menos polarizada e cristalizada como ocorria nos tempos da guerra fria. Atualmente, a sociedade civil é cada vez mais ouvida no cenário mundial. Nos anos 90, assistimos não somente a uma renovação da contestação social no plano internacional, como também a internacionalização e a transnacionalização de redes, de organizações

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 51 5/24/07 11:50:25 AM

Page 52: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

52 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

e de empresas coletivas. Atualmente, essas redes estão cada vez mais aptas e decididas a participar ativamente dos grandes debates econô-micos e sociais. Este trabalho objetiva difundir as principais linhas de força dessa nova conjuntura político-internacional, na qual os movi-mentos sociais exercem um papel ativo após terem estado em situação eminentemente defensiva.

RÉSUMÉ • La mondialisation de la dernière décennie et pour autant l’interdépendance accrue entre les nations de la planète font de la période actuelle une période de changements profonds qui représen-tent des menaces aussi bien que des opportunités. Malgré l’échec de projets de grande envergure (socialiste et «développementaliste») et même en tenant compte que la mondialisation néolibérale représente indiscutablement une tendance forte et durable, les rapports de force actuels ne sont pas à sens unique. La conjoncture internationale est incertaine et instable. Cela signifie que les mouvements sociaux peuvent tirer parti d’une situation nettement moins polarisée et cristallisée qu’au temps de la Guerre froide. Actuellement, la société civile se fait écouter de plus en plus sur la scène mondiale. Dans les années 1990, nous avons assisté non seulement à un renouveau de la contestation sociale au plan international mais aussi à l’internationalisation et la transnationalisa-tion de réseaux, d’organisations et d’entreprises collectives. Aujourd’hui, ces réseaux sont de plus en plus aptes et résolus à participer activement aux grands débats économiques et sociaux. Ce texte vise à dégager les principales lignes de force de cette nouvelle conjoncture politique internationale dans laquelle les mouvements sociaux jouent un rôle actif après avoir été dans une situation surtout défensive.

SUMMARY • The past decade of globalization, much as the increased inter-dependence of the world’s nations, have made of the present a period of profound changes that present threats as well as opportuni-ties. Despite the failure of large-scale projects (socialist and develop-mental), and even with consideration given to the fact that neo-liberal globalization undeniably represents a strong and lasting tendency, the current tests of strength are not one-sided. The international economic situation is uncertain and unstable. Consequently, social movements can benefit from a situation decidedly less polarized and brittle than that of the Cold War. The voice of civil society is heard much more loudly in the global arena today. In the 90s, we witnessed not only the rebirth of social protest at the international level, but also the internationaliza-tion and trans-nationalization of networks, organizations and collective ventures. Today, these networks are increasingly able and willing to actively take part in major economical and social debates. This paper intends to identify the broader battle lines of this new international political situation in which social movements now play a more active role, whereas earlier they occupied a more defensive position.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 52 5/24/07 11:50:25 AM

Page 53: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 53

1. UN MOVIMIENTO CIUDADANO INTERNACIONAL EN SURGIMIENTO

La sociedad civil comenzó a hacerse escuchar en el escenario interna-cional, tal como fue el caso de las organizaciones no gubernamentales (ONG) internacionales en los años 90, durante numerosas conferencias internacionales de la ONU. Se hizo escuchar igualmente en el marco de negociaciones de envergadura en comercio internacional como fue el caso de Seattle en 1999, de Québec en 2001, contra la guerra en Irak en 2003 y hoy. En el transcurso de los años 90, hemos asistido, por lo tanto, a un ascenso de la protesta social en el plano internacional. Además hemos asistido también a la internacionalización de redes, organizacio-nes y empresas colectivas en la búsqueda de alternativas económicas a la mundialización neoliberal.

Así, a través de decenas de miles de proyectos, asistimos a una nueva vitalidad de lo asociativo en el Norte (Rouillé d’Orfeuil, 2002; Defourny et al., 1998) y a un resurgimiento de la sociedad civil y de decenas de miles de asociaciones en el Sur (Favreau y Fall, 2007; Fall et al., 2004; Defourny et al., 1999; Ortiz y Muñoz, 1998). Estas decenas de miles de proyectos traducen, de diferentes maneras, la aspiración a otra econo-mía, a otro desarrollo, a otra mundialización y la importancia de aso-ciarse para emprender en forma diferente (Demoustier, 2001).

Pero la sola conexión a una red a nivel internacional no es suficiente si lo que queremos es poder influir en las políticas de los Estados, de las grandes organizaciones internacionales y aun de las multinacionales. Cada vez más las voces claman por una organización mundial de solida-ridad más fuerte, en otros términos, por lugares de elaboración colectiva de proyectos y de propuetas de lucha contra la pobreza y por el desarro-llo. En estos tiempos de mundialización, es decir de una creciente inter-dependencia entre las sociedades a la escala del planeta, varias razones nos conducen a esta propuesta:

1) la necesidad de comprender mejor los intereses en curso, los cuales se internacionalizan hoy más que ayer;

2) la necesidad de formular nuevos proyectos que respondan de manera más adecuada a los desafíos locales y a las posturas internacionales a las que están ligadas;

3) la necesidad de hacer circular informaciones por canales que no sean sola-mente los de los grandes medios capitalistas;

4) la necesidad de negociar alianzas y acuerdos de colaboración con institucio-nes internacionales abiertas a una mundialización más equitativa (Organi-zación Internacional del Trabajo - OIT; Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo - PNUD, etc). De allí se han hecho esfuerzos sostenidos en la última década para crear espacios internacionales de diálogo entre los ciu-dadanos del Norte y los ciudadanos del Sur del mundo.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 53 5/24/07 11:50:25 AM

Page 54: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

54 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

¿Por qué intensificar, entonces, los intercambios solidarios Norte-Sur y Sur-Sur? Porque una mundialización equitativa reposa no sólo sobre nuestros respectivos gobernantes, sino en gran parte sobre el dinamismo de la sociedad civil.

En primer lugar existe la globalización financiera a la que debemos hacer frente. Son las finanzas más que las firmas las que están al mando. Luego, está la fuerza de las multinacionales, el desarrollo de una indus-tria cultural internacional, sobre todo norteamericana. Total, un capita-lismo financiero internacional en plena efervescencia y liberado, en gran parte, de los controles públicos. Lo que ha debilitado considerablemente a los Estados y reducido casi a nada los avances sociales de periodos anteriores.

Pero esta mundialización neoliberal abierta luego de la caída del Muro de Berlín en 1989, no es un conjunto único de procesos. Al lado, e incluso a menudo contra la mundialización liberal, se despliega otro conjunto de iniciativas que, sin constituir aún una fuerza socioeconó-mica y sociopolítica mundial, han superado el estado de las gestiones exclusivamente locales para inscribirse en otra mundialización que se desea social y equitativa. La economía popular, la economía social y solidaria y el desarrollo local participan de esta estrategia de lucha contra la pobreza que podríamos nombrar mejor si habláramos de una estrate-gia del primer desarrollo, el de las economías locales, que les fue negado a numerosas sociedades del Sur; del desarrollo que constituye el sustrato esencial de toda economía nacional y de toda inserción que no sea de sentido único en la economía internacional (Favreau y Fréchette, 2002; Verschave y Boisgallais, 1994).

Sabemos que para la inmensa mayoría de la población activa en el mundo, la llamada mundialización ha incrementado la precariedad y ha conducido a que el futuro de todos (o casi todos) sea imprevisible. Globalmente, 75% de las personas de la mayoría de países del Sur vive de esta manera y en los países del Norte un 25%. Total, para abreviar, en el planeta son 5 mil millones de pobres y 500 millones de ricos. La lucha contra la pobreza de la que se han apoderado todas las instituciones internacionales, en grados diversos y bajo formas distintas, hace casi una década, exige que le demos una perspectiva diferente para que se con-vierta en un combate por el desarrollo y una empresa colectiva de reno-vación de modelos y estrategias de desarrollo (Sen, 2000; Bartoli, 1999). A falta de ello, los movimientos sociales se verán confinados a la gestión social de la pobreza sin nunca atacar las estructuras, políticas y mecanis-mos que generan esta pobreza.

Las organizaciones económicas populares, cada vez más numerosas y más necesarias, participan de una movilización social para favorecer la

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 54 5/24/07 11:50:25 AM

Page 55: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 55

renovación del desarrollo y para (re)construir la democracia. Desde hace ya más de dos o tres décadas, estas experiencias populares nos conducen a poner sistemáticamente en práctica mecanismos de acompañamiento a las comunidades para regular problemas cotidianos de una manera duradera, entablando, al mismo tiempo, un proceso real de gobernanza democrática, a relanzar el desarrollo territorial y a crear riqueza de otra manera, es decir a través del desarrollo de empresas con finalidad social. Estas iniciativas no hacen sino responder a necesidades sociales inme-diatas. Ellas cuentan con los movimientos sociales y buscan edificar una correlación de fuerzas que permita arribar a la construcción de nuevas políticas públicas. Estas iniciativas, más allá de responder a las necesi-dades, nos conducen al imperativo de construir nuevas instituciones democráticas y nuevos incentivos de desarrollo. Las organizaciones económicas populares transformadas en empresas sociales y solidarias, nos introducen también, en la actualidad y en el mismo terreno, no sólo a la ayuda a los países del Tercer Mundo y a la cooperación técnica, sino directamente a la solidaridad internacional: las redes locales/nacionales de economía social y solidaria –y los enlaces internacionales que se están dando– son avales valiosos para promover a nivel del planeta valores de justicia, democracia y desarrollo solidario. Estas redes se colocan ante las preocupaciones no mercantiles, son instrumentos de información y educación indispensables y contribuyen a alimentar permanentemente el debate con los Estados e instituciones internacionales sobre los riesgos que el futuro trae consigo y sobre la necesidad de construir una mundia-lización equitativa. Estamos sólo al principio de este proceso pero ya comenzó. Aquí hace falta evitar la política-ficción que nos hará creer, por ejemplo, que este movimiento ciudadano internacional se dirige hacia una organización política mundial. No juguemos la política del “todo o nada”. Acción política y acción económica, acciones locales y acciones globales se conjugan más bajo la forma de sinergias entre redes.

2. DE EXPERIENCIAS LOCALES DE INTERÉS PLANETARIO A LA CONSTITUCIÓN DE NUEVAS REDES INTERNACIONALES

“La iniciativa económica no está reservada a los ricos ni es el monopolio de la empresa privada” J.P. Vigier, director de la Sociedad de Inversión y Desarrollo Internacional (SIDI), Francia. Luego de la intervención militar norteamericana en Irak y la guerra, ésta se convirtió en una realidad central en el mundo, dado el modo insolente con el cual los Estados Unidos se deshacen del multilateralismo en materia de cooperación entre Estados; ¿es posible aún otra mundialización? Es la pregunta que mucha gente se hace o se vuelve a hacer luego del periodo de calma entre

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 55 5/24/07 11:50:25 AM

Page 56: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

56 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

1989 (la caída del Muro de Berlín) y 2001 (la caída de las Torres de Nueva York). ¿Cuáles son las nuevas piezas que se colocan en el “rompecabezas” internacional?

Más allá de las manifestaciones por la paz, en América Latina como en numerosos países de Europa y en Estados Unidos, en este período se organizan nuevas redes: las del Foro Social Mundial pasando por la red de Encuentros Internacionales de Economía Solidaria iniciados por peruanos en Lima (1997), seguidos por canadienses de Québec (2001) y por senegaleses en Dakar (2005), los Encuentros de la Alianza por un Mundo Plural, responsable y solidario, los Encuentros de la Red Mundial de Actores del Desarrollo Local Sostenible, los del grupo internacional “Mujeres y Economía Solidaria”. Hace falta sobre todo destacar que las nuevas redes internacionales que se creen podrán apoyarse en las miles de iniciativas económicas alternativas que, al Norte y al Sur, rehacen el mundo, localmente por lo menos, inscribiéndose así en un vasto movi-miento de la sociedad civil en el plano internacional. Además, las socie-dades (y su Estado) están en la búsqueda de un desarrollo hacia una economía plural y de nuevas formas de democracia política. Es el caso del Brasil de Lula o de la Sudáfrica de Mandela.

Un movimiento ciudadano internacional ha comenzado por lo tanto a hacerse escuchar pero sobre todo a organizarse sobre sus propias bases para animar y construir alternativas a la mundialización neoliberal. Ciertamente son tiempos de incertidumbre, de gobernanza mundial en crisis, de cansancio de la ayuda pública al desarrollo, de catástrofes ecológicas angustiantes. Son tiempos de guerra en nombre, digamos, de la democracia y del desarrollo y son tiempos de consensos blandos alrededor de nociones tales como las de “participación”, “sociedad civil”, “democracia”, “desarrollo” en las instituciones internacionales. Pero son también tiempos de investigación en el seno de los Movimientos Sociales para pasar de una posición de “antimundialización” a una postura de “altermundialización”, tiempos para dar un nuevo contenido a estas nociones que inicialmente provinieron de movimientos sociales pero retomadas y endulzadas por las grandes instituciones económicas inter-nacionales. Aquí y allá, en África, en Asia, en América Latina como también en Europa y en Québec (Canadá), las organizaciones y redes le vuelven a dar un sentido pleno y una fuerza de movilización y de trans-formación social.

Citemos algunos ejemplos más visibles que otros. ¿Es el Banco Grameen solamente un banco para los pobres? No, porque cuestiona la banca privada y aún las grandes instituciones financieras cooperativas y mutualistas. Max Havelaar, y las iniciativas que le corresponden, ¿no es sólo una simple etiqueta comercial equitativa? No, porque cuestiona el

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 56 5/24/07 11:50:25 AM

Page 57: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 57

comercio internacional y demuestra que es posible comercializar de otra manera a nivel internacional. Con su política de presupuesto participa-tivo, Villa El Salvador en Perú (350 000 habitantes) o Porto Alegre en Brasil (1.3 millones de habitantes), ¿no son ellas, en tanto municipalidades, las iniciadoras de un simple instrumento de gestión urbana? No, porque ellas cuestionan a la vez la insuficiencia de la democracia representativa y el desarrollo económico dominante.

Si bien estas experiencias fueron muy localizadas al inicio, han sabido cambiar no solamente su entorno inmediato sino también el mundo, cambiando de escala de acción para orientar lo “local” hacia lo “global”. Estas experiencias, como miles de otras, tienen ya un interés mundial porque tienen en común el abrir un futuro al compartir de Norte a Sur, poniendo en marcha nuevos modos de organización colec-tiva, nuevas relaciones entre lo “social” y lo “económico” y nuevas rela-ciones entre lo “económico” y lo “político” a través de nuevos espacios públicos de diálogo social. Los programas de ajuste estructural (PAE) del Fondo Monetario Internacional (FMI) han abierto una brecha en los modelos de desarrollo ya presentes en los países del Sur, lo que ha sacu-dido duramente a los Estados y poblaciones que han sufrido el contra-golpe. Hemos asistido entonces a la aparición pujante de una economía llamada informal. Pero la sociedad civil ha utilizado esta brecha dando origen a innovaciones económicas y sociales de creación de riquezas. Haciendo esto, estas innovaciones han favorecido el primer desarrollo, es decir la reactivación de las economías locales, principalmente en el seno de los espacios abandonados por el desarrollo económico domi-nante (DED). Menos duramente trastornadas pero no menos afectadas, las sociedades del Norte también han vivido rupturas (crisis del empleo, crisis de la producción de servicios colectivos en las comunidades) que han conducido, por prácticas a menudo inéditas, a la puesta en cuestión de su modelo de desarrollo. Y estas prácticas de economía popular y de desarrollo territorial, de economía social y solidaria, de desarrollo local y regional, de democracia participativa, es decir, prácticas de mundiali-zación “desde abajo” que provienen de ONG, de sindicatos, de diásporas, de grupos de mujeres, etc. han dado lugar, con resultados evidentemente variables, a la puesta en cuestión de los antiguos contratos sociales nacionales (en el Norte y en el Sur), incluso han ayudado a modificar positivamente las políticas de algunas instituciones internacionales (OIT, PNUD). Simultáneamente, estas prácticas han venido a confluir con las reivindicaciones de movimientos sociales internacionales para la anula-ción de la deuda de países subdesarrollados, la reforma de la ONU y sobre todo de las instituciones financieras internacionales, la lucha por el impuesto a los flujos financieros especulativos, el acceso de todos a los

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 57 5/24/07 11:50:25 AM

Page 58: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

58 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

servicios básicos (acceso a agua potable, servicios sociales y de salud, servicios de educación).

Temas socio-económicos adosados a otros temas más socio-políti-cos traducen así nuevas dinámicas de actores colectivos, que se apoyan principalmente en movimientos asociativos, cooperativos y sindicales, ONG, gobiernos locales y asociaciones de productores: reagrupaciones populares, municipalidades que ponen en práctica políticas de descen-tralización (“presupuestos participativos”, “consejos de barrio”), finanzas solidarias, mutuales de ahorro y de crédito o mutuales de salud, nuevos servicios de proximidad, redes locales de empresarios (micro, pequeñas y aún medianas empresas), diásporas convertidas en agentes de desarro-llo, nuevas formas de cooperación internacional (más descentralizada, más colaboradora). No, este inicio de siglo no es necesariamente deses-peranzador ante las estrategias y políticas inéditas de desarrollo que han surgido no sólo a partir de innovaciones económicas y sociales de comu-nidades locales, de gobiernos locales o aún de Estados en respuesta a posturas locales sino también en respuesta a efectos provocados por la mundialización en curso.

En resumen, nuevas regulaciones se han abierto paso desde las bases e interactúan con los Estados que siguen siendo –aunque esto desdiga a los neoliberales del Banco Mundial– los reguladores indispensables que, con el concurso activo de su sociedad civil, crean los nuevos lineamien-tos de desarrollo. En suma, desde hace casi dos décadas, se vienen diseñando nuevas tendencias, diferentes a las neoliberales:

1) nuevas formas de relaciones internacionales aparecen luego de las vividas en el marco de la polarización entre los Bloques del Este y Oeste;

2) una nueva escala de desarrollo económico y de democratización, a nivel regional y de colectividades locales, ha emergido no sólo con fuerza sino con una acrecentada legitimidad;

3) surgen nuevos mecanismos de deliberaciones y de decisiones colectivas (gobiernos territoriales bajo la forma de “consejos de barrios”, política de presupuesto participativo, etc.).

3. MUNDIALIZACIÓN, SOCIEDAD CIVIL, ESTADOS, DEMOCRACIA Y DESARROLLO: LO QUE ESTÁ EN JUEGO EN EL NORTE Y EN EL SUR

Luego del desmoronamiento del Bloque del Este consagrado con la caída del Muro de Berlín y después del choque en el bloque occidental luego de la caída de las Torres de Nueva York, hemos entrado a otro periodo. Con la caída del Muro de Berlín, la mundialización neoliberal pudo abrirse camino de manera radical por una ofensiva económica sin pre-cedente, principalmente con el FMI y el Banco Mundial seguido luego por la Organización Mundial del Comercio (OMC), provocando así una

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 58 5/24/07 11:50:26 AM

Page 59: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 59

incertidumbre a escala nunca antes vista. Con el 11 de septiembre de 2001, a la creciente incertidumbre de esta mundialización económica vino a añadirse el temor de una ofensiva política y militar recurrente, creando un clima larvado de guerra, permanente, subterráneo y a escala del planeta. A esta incertidumbre y a este temor se unió un vacío de referentes compartidos, no siendo más el socialismo el espíritu común de decenas de países pobres del planeta como fue el caso en los años 60 y 70.

¿Cuáles son las respuestas a esta incertidumbre, a este temor, a este vacío de referentes? Dos movimientos colectivos, que evolucionan en sentido contrario, han aparecido en la esfera de influencia de esta nueva coyuntura internacional. Por un lado, un movimiento de repliegue de identidad, nuevas tensiones entre las culturas (principalmente entre el mundo árabe y musulmán y el mundo occidental cristiano), incluso enfrentamientos violentos y nuevas formas de terrorismo que tienden a ampliarse a falta de alternativas democráticas lo suficientemente fuertes, plausibles y convincentes. Por el otro, un movimiento de apertura y de búsqueda de nuevas vías conducido por las iniciativas internacionales de movimientos sociales tales como el Foro Social Mundial; movimiento de apertura igualmente llevado por proyectos de cambio social de algu-nos grandes países como Brasil en América Latina o Sudáfrica en el continente africano; movimiento de apertura también llevado por peque-ñas sociedades como Québec en Norteamérica o Mali en África Occidental; movimiento llevado en la América andina por proyectos de participación ciudadana al proceso de definición de nuevas políticas públicas (“Mesa de concertación de lucha contra la pobreza” en el Perú, “Veedurías ciu-dadanas” en Ecuador y “Mecanismo nacional de control social” en Bolivia). Además, no se deberían subestimar los esfuerzos de institucio-nes y programas internacionales como el FMI y el Banco Mundial:

1) la reflexión sobre el futuro de la especie, sobre el futuro del planeta, sobre el vivir juntos en el siglo XXI en la UNESCO (Bendé, 2000);

2) la reflexión e intervención de la OIT sobre las mutaciones de trabajo en el mundo (normas mínimas a respetar, protección social básica así como el apoyo a la microempresa y a la economía social);

3) la reflexión e intervención a favor del desarrollo humano y al desarrollo sostenible en el PNUD;

4) esta otra mundialización, la del movimiento de apertura antes mencionada, aún cuando sea modesta, ya está en camino, bajo el efecto combinado de la acción de los movimientos sociales, de la acción de la economía social y solidaria y de la acción de otra cooperación, la cooperación de igual a igual, la cooperación solidaria. Esta otra mundialización es un horizonte de reno-vación de la democracia y del desarrollo tanto en sus teorías como en sus estrategias (Favreau et al., 2003; Castel, 2002).

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 59 5/24/07 11:50:26 AM

Page 60: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

60 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

Profundas transformaciones agitan el paisaje de la solidaridad inter-nacional. Se permite soñar pero la situación exige un análisis más pro-fundo de la coyuntura internacional, una reflexión más a fondo sobre lo que es el desarrollo hoy y una reflexión más crítica sobre el alcance real de las prácticas económicas alternativas a la hora donde tantas experien-cias inéditas en América Latina, África, Asia, Norteamérica y Europa ilustran potencialmente una renovación sustancial de estas nociones.

3.1. Conflicto y cooperación en las posturas internacionales

En primer lugar, seamos claros sobre lo siguiente: los objetivos de los principales actores presentes son diferentes, hasta opuestos, aun si a menudo es difícil distinguir estas diferencias, ocultas por un vocabulario salpicado de principios tan virtuosos como la “lucha contra la pobreza” o la búsqueda del “desarrollo social”. En los tiempos actuales, casi todas las organizaciones internacionales parecen abrazar el mismo discurso de apertura invitando a la reforma del Estado, al respecto de las identidades locales o a la participación de la sociedad civil; lo importante es inscri-birse dentro de una mundialización de los mercados considerada inevi-table e ineluctable. Pero, ¿hablamos verdaderamente de las mismas cosas?

Para ampliar el tema, señalemos que coexisten dos visiones de estas realidades. Por un lado, encontramos actores directamente comprome-tidos en el proceso de la mundialización. Se trata principalmente de nuevas capas de ejecutivos y gerentes de grandes empresas privadas y hasta públicas trabajando de común acuerdo con las grandes institucio-nes económicas internacionales. Por el otro, nuevos actores (grupos de mujeres, grupos de jóvenes, asociaciones de pequeños empresarios, ecologistas, sindicalistas, militantes de los derechos humanos, etc.) que gozan del sostén de ONG y de otros organismos dedicados al desarrollo de las comunidades locales. Para una buena parte de los primeros, la mundialización es y no puede ser más que neoliberal: el crecimiento económico exige una cura de juventud que pase principalmente por la privatización de las empresas públicas y la desreglamentación, pues la intervención del Estado, estiman ellos, desanima al empresariado. Desde este punto de vista, el desarrollo pasa entonces por la reorganización del aparato productivo así como por la recomposición del espacio social y la relocalización de las empresas. Lo “local” y la descentralización juegan, a su modo de ver, un nuevo rol funcional de sustento a la emergencia o a la consolidación de polos competitivos eficientes en el plano interna-cional (Peemans, 1997). El desarrollo local y la economía popular, social y solidaria contribuyen, según su mirada, a atenuar el problema de la

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 60 5/24/07 11:50:26 AM

Page 61: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 61

fragmentación social provocada por la mundialización neoliberal que suscita iniciativas con las cuales las regiones pierden, las comunidades se empobrecen, las condiciones laborales de segmentos de la población se hacen más precarias.

Pero es ahí donde se ubica la contribución de lo “local”, de la econo-mía popular, social y solidaria y de la sociedad civil. El sector de ejecuti-vos y gerentes no se opone a ello, pero su manera de abordarlo es por lo general tímida y bien acotada. Para los que sostienen la segunda visión, no cabe duda que existe actualmente una dinámica de contra-tendencias favorables al desarrollo de “otra mundialización”, contra-tendencias en las que participan al mismo nivel el desarrollo local, la economía social y solidaria y más ampliamente la movilización activa de toda la sociedad civil. Si algunas comunidades y regiones permanecen aparentemente sin pronunciarse ante los efectos de la mundialización neoliberal, otros dan prueba por el contrario de un dinamismo en el cual las manifestaciones son a menudo inéditas. Y aun si los grandes proyectos reformadores (de tipo socialista, tercermundista, etc.) generalmente ya no forman parte de su imaginario colectivo, la afirmación de identidad de estas comunida-des y regiones, tanto en el terreno de la economía como en el de lo social, participa de una redefinición del desarrollo. Ella se concretiza por la instalación de nuevas instituciones y por la creación de nuevas ramas de desarrollo que son testigos de la capacidad de las iniciativas locales para influenciar la concepción y la realización del desarrollo a escala regional, nacional y aún internacional. Como explican autores tales como Arocena, Debuyst y Peemans (Debuyst y Del Castillo, 1999), la economía social y solidaria y el desarrollo local se inscriben dentro de una correlación de fuerzas entre actores.

La mundialización de lo “local” y de la economía social y solidaria es más que un nuevo fenómeno económico. Detrás de esta esfera de influencia, se perfilan posturas sociopolíticas relativas, por ejemplo, a la ocupación del espacio (el de los centros de las ciudades), a la utilización de recursos públicos para el desarrollo de una comunidad o de una región, etc. Los que sostienen otro desarrollo intervienen en nombre de la reconstrucción del tejido social, en nombre de la gestión colectiva del medio ambiente natural para un desarrollo sostenible, en nombre del control por las colectividades locales y regionales de su propio desarrollo; en resumen, en nombre de los derechos económicos, sociales y ambien-tales de los ciudadanos. Mientras los que están a favor de la apertura completa de los mercados intervienen en nombre de la inscripción de las metrópolis en la mundialización, de la inserción de empresas en el mercado mundial, de la iniciativa empresarial (por oposición a las ini-ciativas adosadas a las políticas públicas voluntaristas). Tal es, en el plano

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 61 5/24/07 11:50:26 AM

Page 62: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

62 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

socio-político, el contenido subyacente del componente conflictivo del desarrollo local y de la economía social y solidaria.

Para hallar soluciones a las tensiones provocadas por el choque de estas visiones tan diferentes, hace falta identificar zonas de cooperación y, si es preciso, inventar mecanismos de negociación entre lo público y lo privado, entre lo nacional y lo local, entre el Estado y las comunidades locales, entre el Estado y las regiones. En resumen, producir ramificacio-nes institucionales donde se expresen estas tensiones alrededor de posturas concretas y se puedan transformar en proyectos colectivos. Es, por ejemplo, lo que comprendemos hasta ahora del proceso de institu-cionalización iniciado en Perú, de una participación ciudadana para la elaboración de nuevas políticas públicas en el marco de la Mesa de Concertación de Lucha contra la Pobreza.

3.2. Los actores colectivos de otra mundialización: algunas tareas prioritarias

“Existen ciertas cosas que no repetiría si es que debiera comenzar de nuevo. Una de ellas es la abolición del gobierno local y la otra es el desmantelamiento de las cooperativas. Éramos impacientes e ignorantes”. Julius Nyerere, ex-presidente de Tanzania (1984).

Los actores colectivos de la otra mundialización, y en primer lugar el movimiento ciudadano internacional entre los cuales se encuentran principalmente las organizaciones de cooperación internacional (OCI), tienen la tarea prioritaria de hacer progresar su visión de las cosas. Contrariamente al periodo anterior donde prevalecían grandes divergen-cias ideológicas y grandes polarizaciones, el momento parece propicio para los debates más abiertos y para las colaboraciones insospechadas entre, por ejemplo, las grandes instituciones clásicas del movimiento obrero, campesino y cooperativo (sindicatos de la nueva Confederación sindical internacional - CSI, las grandes cooperativas que forman parte de la Alianza cooperativa internacional - ACI y la Federación internacio-nal de los productores agrícolas - FIPA) y los nuevos movimientos popu-lares (de jóvenes, mujeres, ecologistas), en torno a objetivos compartidos de desarrollo y democratización del desarrollo. Otras colaboraciones inéditas se perfilan también desde hace algún tiempo entre los movi-mientos populares y su gobierno local.

La primera batalla a llevar a cabo es evidentemente sobre la noción misma de desarrollo. La concepción “desarrollista” ha terminado. Los informes de fuentes internacionales cambiaron totalmente en favor de instituciones de Bretton Woods durante los años 80. Ellas rompieron literalmente la dinámica de desarrollo propia de los jóvenes Estados Nacionales del Sur iniciada en los años 60 y 70 (Peemans, 1997). La

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 62 5/24/07 11:50:26 AM

Page 63: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 63

concepción neoliberal que ha prevalecido desde entonces, y que ha madurado durante mucho tiempo en estas mismas instituciones inter-nacionales (FMI y Banco Mundial) está, sin embargo, muy lejos de haber pasado la prueba de éxito como lo demuestra con fuerza el ex-econo-mista en jefe del Banco Mundial y Premio Nóbel de Economía, Stiglitz (2002). Pero, luego de haber realizado una deconstrucción intelectual de ideas conservadoras, ideas, creencias y convicciones alternativas necesi-tan ser reconstruidas a través de nuevos canales institucionales: publi-caciones, redes, conferencias, foros, sitios Internet, que generen muchas ocasiones de hacer progresar estas nuevas ideas. Más que desechar la noción de desarrollo, como lo hemos adelantado en algunos trabajos recientes, creemos más justo el hacer nuestra la idea de una pluralidad de modelos de desarrollo a través del mundo y de una pluridimensiona-lidad de desarrollo que tiene que combinar lo económico, lo social y lo ambiental. ¿Qué quiere decir? Que el concepto de desarrollo no es sola-mente útil sino que es un concepto clave y considerado como tal por investigadores tanto del Sur como del Norte (Sen, 2000; Bartoli, 1999; Lipietz, 1986; Sachs, 1996 y 1997). Frente a la mundialización neoliberal, estos autores llevan de nuevo al proscenio la necesidad de reafirmar la primacía de la sociedad sobre la economía y por lo tanto la importancia de combatir la exclusión social, buscar el empleo para todos, encontrar nuevas formas de regulación socio-política. Podemos sintetizar el pen-samiento actual sobre el desarrollo de la siguiente manera:

i) lo social debe estar al mando; ii) la economía debe ser considerada por lo que es, un instrumento de desarro-

llo, no un fin; iii) el medio ambiente debe constituir una nueva condicionalidad en las opcio-

nes económicas que se apliquen;iv) se impone la búsqueda simultánea de algunas grandes prioridades, princi-

palmente el empleo, la construcción de instituciones democráticas y la distribución de la riqueza. El movimiento ciudadano internacional y las ONG, organizaciones sindicales, ecologistas, de jóvenes, de mujeres, coope-rativas, que forman parte de él en el mundo, están comprometidos, tácita o explícitamente, en la puesta en práctica de esta concepción pluridimensio-nal del desarrollo poniendo por delante algunos grandes criterios para res-paldar o animar proyectos. En efecto, ellos están guiados por las siguientes líneas directrices:

• respaldar grupos que realizan la promoción de la democracia; • sostener proyectos que favorezcan el desarrollo de organizaciones popu-

lares;• sostener proyectos que favorezcan la promoción colectiva de mujeres y

jóvenes; • apostar por proyectos capaces de suscitar alternativas económicas; • apostar por proyectos que sitúan por delante una gestión popular del

medio ambiente.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 63 5/24/07 11:50:26 AM

Page 64: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

64 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

Pero la otra batalla se hace en el terreno político, en el de la demo-cracia. Democracia y desarrollo van a la par. Sabemos que las economías industriales emergentes en el Sur no pueden desdeñar ciertas condicio-nes que han permitido el nacimiento de economías desarrolladas: una intervención vigorosa del Estado que cohabita vivamente con la sociedad civil para co-producir servicios colectivos; sociedades civiles fuertes animadas por movimientos sociales autónomos y presentes en todos los sectores de la sociedad; sistemas locales de intercambio provenientes de una estrategia de primer desarrollo, de tejido económico local, sustrato esencial en el desarrollo económico de un Estado-Nación; presencia activa de gobiernos locales (municipalidades) en una perspectiva de democracia de proximidad y de prestación de servicios lo más cercana de las poblaciones; ambiente favorable al empresariado, particularmente al de las empresas colectivas dejando de lado el esquema bipolar que hace del mercado y del Estado los únicos motores de desarrollo, en beneficio de una concepción plural que tome nota de la existencia de tres polos, teniendo cada uno su aporte respectivo.

Bajo esta perspectiva, ningún Estado puede prescindir de los gobier-nos locales y de cooperativas en el desarrollo de su sociedad tal como decía bien el antiguo presidente socialista de Tanzania, Nyerere. Los gobiernos locales ofrecen las ventajas de la proximidad, es decir, la posi-bilidad de intervenir sobre cuestiones que conciernen a la organización de la vida cotidiana (servicios locales de transporte en común, equipa-mientos localizados de servicios de salud y servicios sociales, etc.) a una escala que es objetivamente accesible para la mayoría de ciudadanos y en un territorio, en verdad de geometría variable, pero susceptible de favorecer la pertenencia a la comunidad. La economía social y solidaria desde su ángulo favorece el despegue de comunidades locales y su inser-ción en el desarrollo económico general del país. En los años 90, no sólo hemos asistido a un ascenso de lo “local” y del primer desarrollo, sino también a su transformación. En varios espacios internacionales de debate, más allá de las declaraciones oficiales, dos perspectivas que hasta entonces eran contrarias, finalmente se cruzaron:

• La de las organizaciones de la sociedad civil que saben de ahora en ade-lante que miles de pequeños proyectos aquí y allá no constituirán nunca por ellos solos un desarrollo sostenible y estructurando una determinada escala (nacional principalmente). Un buen número de promotores de proyectos efectuó igualmente, por experiencia, un cuestionamiento de las orientaciones que las hacía impermeables a la institucionalización de sus prácticas y proyectos. Hasta cierto punto, eran incluso anti-institucio-nales, anti-estatales y anti-empresas. Actualmente, estas organizaciones buscan las condiciones para que las innovaciones locales de las que son portadoras puedan difundirse, lo que implica revisar sus informes a las instituciones, al Estado y a la empresa.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 64 5/24/07 11:50:26 AM

Page 65: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 65

• La de los Estados y organizaciones internacionales que descubren hoy la "ley de la proximidad" para reunir poblaciones locales, es decir una dili-gencia de colaboración activa con organizaciones de la sociedad civil para trabajar con las poblaciones de manera estructurada y motivar un pro-ceso participativo de éstas en procesos de largo plazo.

A partir de este doble principio, la economía social y solidaria tiene un potencial a activar para situarse como espacio intermedio entre lo “local” y lo “global”. Por un lado, las organizaciones y redes de esta eco-nomía social y solidaria amplían sus colaboraciones para tener un peso en el desarrollo del conjunto y tener efectos estructurantes manteniendo al mismo tiempo su articulación local. Por otro lado, las organizaciones no gubernamentales para el desarrollo (ONGD) que las apoyan tienen una inestimable contribución de educación, de acompañamiento, de soporte técnico y de apoyo financiero sin olvidar que cuentan con una batería de nuevas metodologías y son un canal de acceso para una parte de la ayuda pública al desarrollo. Es innegable su capacidad para traba-jar con poblaciones en dificultad, en regiones o colectividades en parte desconectadas económicamente o socialmente.

A partir de esta aproximación, vemos que el itinerario de 40 años de la noción de desarrollo conduce a tres conclusiones. La primera, no es posible quedarse fijados en un modelo específico, el de la industrializa-ción capitalista o el del Estado único Central “desarrollista”. La segunda, debemos tomar en cuenta y valorizar los diversos niveles de desarrollo, es decir i) lo local y el primer desarrollo (durante largo tiempo rechazado como obstáculo al desarrollo nacional); ii) lo nacional y la reconstrucción de Estados sociales (idea hoy desacreditada); iii) lo internacional y la constitución de nuevos modos de gobernabilidad mundial, y por lo tanto de regulación económica y política (desprestigiada en nombre de una mundialización liberada de obligaciones). Y finalmente la tercera con-clusión, es necesario asociarse al empresariado colectivo para tener un efecto de palanca a fin de sacar a las organizaciones económicas popu-lares de su marginalidad proporcionándoles un reconocimiento por parte de los poderes públicos (gobiernos locales principalmente), un status y una legislación que les sean justos, nuevos medios financieros, dispositivos de calificación de la mano de obra, etc.

3.3. El desafío del desarrollo social: tres acercamientos

Los países del Sur como los del Norte, desde principios de los años 1980, atraviesan un periodo de transición mayor. El modelo de desarrollo que inspiró las políticas de los “Treinta años Gloriosos” (1945-1975) en el Norte se encuentra en crisis. Esta crisis del Estado-Nación no es sola-

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 65 5/24/07 11:50:27 AM

Page 66: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

66 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

mente económica, es también una crisis de sociedad (de empleo, de trabajo, del Estado-benefactor, de valores, etc.). No obstante, las carac-terísticas de un nuevo modelo de desarrollo social han emergido estos años en un cierto número de experimentaciones económicas y sociales. Las iniciativas en curso desde hace una o dos décadas representan para nosotros los cimientos de este nuevo modelo en vías de formación míni-mamente organizado alrededor de un eje que les es común: repensar la economía insertándola en la sociedad y no a la inversa. Actualmente, los debates concernientes al futuro del desarrollo social (y por lo tanto al rol del Estado, de las transformaciones del mundo del trabajo, el papel de las regiones y de las comunidades locales, etc.) atraviesan toda la socie-dad al nivel del planeta, al Norte como al Sur, y hacen aparecer discre-pancias no solamente entre la izquierda y la derecha, sino igualmente al interior de la izquierda y de la derecha.

Es esto lo que nos conduce a distinguir por lo menos tres visiones de desarrollo social que se confrontan en las transformaciones y los debates en curso. Se trata de las visiones neoliberal, social-estatista y solidaria.

La visión neoliberal: el todo al mercado. Aquí, el desarrollo social deriva simplemente del desarrollo económico tal como si fuera confec-cionado por las leyes del mercado. Esta visión está omnipresente en varios países. Ha sido particularmente ejemplificada por la acción de los gobernantes conservadores ingleses de los años 80 y 90. Bajo el modelo del Estado-benefactor desarrollado en el Norte en el curso de los años 1945 a 1975, y del Estado desarrollista que emergió en los países del Sur entre los años 60 y 70, el Estado y el sector público asumieron un papel central en el plano de la financiación, de la planificación, de la gestión y de la producción de servicios. En el curso de estas décadas, el sector público ocupó un protagonismo de primer plano. Los espacios asociati-vos (organizaciones comunitarias, grupos de mujeres, grupos ecológicos, grupos de jóvenes, etc.) sólo jugaron un papel complementario en la distribución de servicios a las comunidades. Sin embargo, con el empuje de grandes organizaciones sindicales y de asociaciones de consumidores, el Estado vino a asegurarles algunas protecciones básicas (educación, salud, etc.). No obstante, las empresas del sector mercantil permanecie-ron con la casi exclusividad del desarrollo económico. A partir de los años 1980, rompiendo con este tipo de regulación y preocupados por reducir los costos, los poderes públicos nacionales bajo la presión del FMI fueron acorralados al recorte sistemático de sus servicios públicos. Este escena-rio se caracterizó por una orientación centrada exclusivamente en la libertad de los consumidores, ocultando de golpe dos dimensiones car-dinales: la de una ciudadanía activa y la del productor de servicios que las comunidades ponen en acción. En resumen, este acercamiento ha

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 66 5/24/07 11:50:27 AM

Page 67: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 67

privilegiado y privilegia a los elementos individualistas de la libertad y la democracia política en detrimento de las formas colectivas de expresión y de acción. El reconocimiento de las organizaciones comunitarias ha sido utilizado nada más que para acelerar el rompimiento del Estado. El reconocimiento de estos últimos se ha limitado a la prestación de servi-cios y a la filantropía a fin de procurar un acompañamiento de proximi-dad a las personas con más dificultades. ¿No es esa la política del Banco Mundial desde 1995? Es la reactualización de una tradición liberal cui-dadosa de la paz social donde el intercambio contractual en el mercado debe completarse con la ayuda dada a los pobres. Resultado final: una sociedad a dos velocidades.

La visión social-estatista: el todo al Estado. Desde una posición opuesta, la estrategia social-estatista opera una defensa incondicional del servicio público amenazado por la corriente neoliberal. Aquí, el desarrollo social deriva en primer lugar de la intervención del Estado. El servicio público se erigió en defensa de la pérdida de las conquistas sociales. El Estado ve así reafirmado su papel de prestador de servicios, y toda política de privatización o de descentralización, sea cual fuere la forma, será denunciada como una regresión social. En la prolongación de su inclinación maximalista a favor del Estado, esta corriente de pen-samiento está propensa a sustentar una relación jerárquica con el sector asociativo y de desconfianza con respecto a proyectos de descentraliza-ción del servicio público en dirección a las regiones y a las comunidades locales. A partir de este prisma, toda consolidación de colaboración entre el Estado y el sector asociativo se une a una forma de privatización. El reconocimiento de la economía social y solidaria, de las ONGD y de las asociaciones se convierte en sospechoso, como si solamente pudiera emanar de una mirada neoliberal. Sin embargo, esta posición ha perdido estos últimos años buena parte de su fuerza de atracción al interior de los movimientos sociales. En efecto, numerosos interventores son cons-cientes de lagunas democráticas en el desarrollo de los servicios públi-cos, principalmente por la propensión a los defectos burocráticos, en especial allí donde los servicios se habían desarrollado por mucho tiempo bajo esta modalidad.

La visión solidaria: por una co-producción del Estado con las asocia-ciones, las comunidades locales y las regiones. Aquí, el desarrollo social encuentra sus cimientos en una auténtica colaboración entre el Estado y las comunidades locales que se co-responsabilizan en el marco de una cierta reciprocidad. De esta manera, se diseña la perspectiva de un Estado colaborador de la sociedad civil, a partir de espacios que permi-tan desarrollar una economía plural en la que otros componentes como la economía de mercado internacionalizada pueda tener derecho de

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 67 5/24/07 11:50:27 AM

Page 68: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

68 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

existencia, a saber, iniciativas y reformas basadas en hibridaciones entre mercado, Estado y sociedad civil, oxigenadas principalmente por la difusión de una cultura asociativa y cooperativa revitalizada. Desde hace más de dos décadas, aunque limitadas por su impacto, existen iniciativas innovadoras y se comienza a tener en cuenta políticas públicas. Además, estas iniciativas pueden verse también como laboratorios originales de búsqueda de nuevas vías, gracias a algunas innovaciones institucionales que atestiguan la posibilidad de nuevas pasarelas entre la sociedad civil y el Estado, y a pesar de desvíos siempre posibles. Son en primer lugar estos servicios de proximidad en las comunidades locales (comedores populares) que se han hecho reconocer progresivamente como institu-ciones innovadoras y profundamente marcadas por la cultura asociativa, tanto por su cercanía a los problemas, su movilización de poblaciones locales como por su permeabilidad a las demandas sociales de las comu-nidades. Son también, en otros campos como el de la salud y los servicios sociales, relaciones inéditas que se han tejido al filo de los últimos veinte años, en ciertos países, entre el Estado y las organizaciones comunitarias que prestan servicios básicos (mutuales de salud por ejemplo) siempre buscando no encasillarse en la entrega de servicios. Estas iniciativas han sido desarrolladas la mayoría de veces para responder a nuevas necesi-dades descuidadas por los servicios públicos. Ciertamente, el progreso de estas prácticas en un contexto de reconfiguración de un Estado en crisis no constituye un todo homogéneo y no puede ser interpretado de la misma manera por todos. Tenemos que considerar que el movimiento asociativo, con el correr de los años y en varios dominios, ha sido capaz de obtener un cierto reconocimiento social y político, de tener un lugar en ciertos espacios de decisión, de tener un financiamiento recurrente, de cumplir un papel proactivo en ciertas políticas públicas, etc. Otro ejemplo de colaboración activa entre estado y sociedad civil, tomada esta vez en el sector del desarrollo local: las ONG, aparecidas a mediados de 1970 o 1980, han colaborado en la revitalización de los territorios que han sufrido el impacto de la desindustrialización. Varias experiencias dan cuenta de ello. Ellas han desplegado iniciativas locales buscando conciliar objetivos económicos y sociales con colaboradores (privados y públicos) que les han estado pisando los talones. Sus prácticas interpelan a las instituciones públicas propensas a replegarse sobre ellas mismas y a reproducir la cultura burocrática.

Para nosotros, esta concepción solidaria del desarrollo social que se apoya en prácticas asociativas puede ser una de las claves para hacer que la economía y la sociedad sean más plurales y democráticas. Aquí, la sinergia ya no se hace entre dos (el mercado y el Estado) sino entre tres (mercado, Estado y asociaciones). La cuestión no es Estado chico o

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 68 5/24/07 11:50:27 AM

Page 69: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 69

estado máximo sino que se refiere a la calidad democrática de la acción del Estado y de las instituciones públicas. Esta calidad depende, en gran parte, de la capacidad de los poderes públicos para dejarse interpelar por estas iniciativas provenientes de las comunidades y de las regiones y para aceptar descentralizarse, así como de la capacidad de co-producir servi-cios colectivos y de cohabitar en el marco de nuevas instituciones de gobernabilidad democrática.

Tres enfoques del desarrollo económico y social (relación entre el Estado y la sociedad civil)

Desarrollo Económico y Social

Enfoque neoliberal Enfoque social-estatista Enfoque solidario

Rol del mercado

Mercado predominante: el desarrollo social y económico, consecuencia de la fuerza del mercado

Estado predominante: el desarrollo depende casi exclusivamente del servicio público

Colaboración activa entre los sectores público, asociativo y privado

Rol del estado y servicios públicos

Servicios colectivos por una red pública de manera subsidiaria (cuando hay)

Servicios colectivos públicos «muro a muro»

Servicios colectivos mixtos, coordinados en el plano nacional, pero descentralizados

Rol de los movimientos y de la sociedad civil en general

Gestión social de la pobreza vía programas focalizados

Universalidad de los programas sociales

Construcción conjunta de oferta y demanda de servicios colectivos

Rol de los ciudadanos Consumidores

Ciudadanos usuarios de servicios públicos

Co-productores y actores colectivos

4. ALGUNOS EJES DINÁMICOS DE DESARROLLO SOCIAL A NIVEL INTERNACIONAL EN LA DÉCADA ACTUAL

Los economistas influyentes en ciertas instituciones internacionales que no tienen una visión neoliberal de las cosas como Stiglitz (2002) y Sen (2000) nos dicen que una estrategia de desarrollo ciertamente puede beneficiarse de una ayuda exterior pero que ella no tiene otra elección que ser una construcción social interna, cimentarse sobre su capital social, dominar sus políticas públicas, y que la construcción de institu-ciones, dispositivos indispensables de todo desarrollo es, forzosamente, en primer lugar, un proceso endógeno. Estamos lejos de ello cuando vemos el peso colosal de los proveedores de fondos internacionales. Varias organizaciones y movimientos que no confunden la ayuda inter-nacional con la cooperación, la lucha contra la pobreza y una estrategia de desarrollo, trabajan por salir de esta fuerte asimetría de la relación

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 69 5/24/07 11:50:27 AM

Page 70: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

70 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

NORTE-SUR instituida por los proveedores de fondos internacionales. Estos movimientos buscan construir nuevas regulaciones alrededor de posturas internacionales concretas: seguridad alimentaria, reducción de emisiones de gas de efecto invernadero, lucha contra el Sida, estabilidad financiera. Ciertos Estados, sindicatos, ONG, colectividades locales, grupos de mujeres, asociaciones diversas se han involucrado en ello encarnizadamente en todo el planeta.

4.1. Trabajo y desarrollo social

El punto de partida del desarrollo de las comunidades es el espacio urbano o rural abandonado por el desarrollo económico dominante (DED). Es decir, la mayor parte del tiempo, las barriadas o antiguos barrios obreros y populares, pueblos y regiones de la periferia de los grandes centros urbanos o de zonas rurales en decadencia. Antes que nada, la cuestión social debe ser examinada bajo el lente del “trabajo” que es determinante: la reintroducción del desempleo masivo en los países desarrollados y la mayor importancia de la llamada economía informal en los países del Sur han movilizado las energías de numerosos movimientos sociales favoreciendo, en un cierto número de casos, la introducción de políticas públicas nacionales e internacionales aptas a mantener la innovación en la materia. La micro y pequeña empresa (MYPE) y más ampliamente el primer desarrollo forman parte de reco-nocimientos recientes que podemos sacar del análisis de actividades informales y de la importancia que ellas tienen con el tiempo para buen número de países del Sur. Pero el desarrollo de las economías locales y regionales no puede ser pensado únicamente en términos de mejora-miento de las condiciones de vida y de lucha contra la pobreza.

Otra serie de preguntas también debe plantearse: ¿qué lugar ocupa la democracia (no solamente la democracia de asociaciones) en este trabajo de desarrollo? ¿Qué lugar ocupa la dimensión política de trabajo de las ONG y las asociaciones en el desarrollo de empresas locales? ¿Qué lugar ocupa la construcción de un Estado (al nivel local, los gobiernos locales, a nivel nacional)? Han sido numerosos los fracasos en el Sur. Ahí está el porqué estamos aquí una vez más y sobre todo todavía hablando de la conquista de un derecho, del derecho al desarrollo y prácticas económicas populares. Pero hoy son numerosos los ejemplos de renova-ción de desarrollo por este movimiento de economía popular, creadores de empleos sobre bases de cooperación en el trabajo y simultáneamente de desarrollo de servicios de proximidad (restauración popular, grupos de compra, hábitat social comunitario y cooperativas de vivienda, come-dores populares), igualmente creadores de empleo y de cohesión social.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 70 5/24/07 11:50:27 AM

Page 71: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 71

4.2. Finanzas solidarias, ahorro y desarrollo

El déficit de ahorro socializado caracteriza a numerosos países del Sur. Claramente, un ahorro del conjunto de la población, canalizado por instituciones financieras apropiadas, permite invertir y financiar el desa-rrollo de un país sin tener que depender de inversiones extranjeras. Ello permite también mantener gastos de infraestructura (acceso al agua potable, a la electricidad, a carreteras), además de evitar la dependencia crónica de una deuda extranjera tan enorme que puede conducir a la parálisis de un país o a un débil margen de maniobra. El ahorro local es entonces un poderoso factor para la puesta en marcha o consolidación de MYPE y para la transformación de actividades económicas de super-vivencia en empresas que disponen de una capacidad de acumulación. De rebote, ello es un factor de estabilidad política. La socialización del ahorro colectivo y la capitalización de empresas de la economía popular para transformarlas en empresas sociales y solidarias son por lo tanto posturas de primer orden. Mutuales de ahorro y crédito, fondos de tra-bajadores, redes internacionales de financiación de proyectos al Sur hacen progresar las cosas. En Québec la importancia del movimiento de las cajas populares Desjardins, con el tiempo convertida en la más importante institución financiera, ha sido demostrada largamente ya que se trata de un componente esencial del desarrollo de Québec desde hace 40 años. No es privada sino cooperativa.

4.3. Desarrollo local y relanzamiento económico de comunidades

Megaproyectos de infraestructuras de producción energética, industria-lización pesada, gastos públicos importantes formaban un conjunto en la estrategia “desarrollista” de los años 60-70 en el marco de la dinámica de descolonización y/o del despegue económico de los jóvenes Estados. El fracaso del proyecto está ligado, lo sabemos, no sólo a la dominación ejercida por los grandes países del Norte sino también por errores inter-nos de estos jóvenes Estados (centralización de poderes públicos, mala gestión de bienes públicos, corrupción, ausencia de alternancia política, presencia indebida de militares, ausencia de organizaciones sociales autónomas). Luego de esta estrategia vino la de los programas de ajuste estructural (PAE), primero en su versión “hard” (la privatización de todos los elementos y el descrédito del Estado social); luego los PAE en su versión “soft” con el “buen gobierno” y el reconocimiento de la contri-bución de las ONG en aspectos muy específicos de la realidad, el de la lucha contra la pobreza donde hemos tenido la tendencia a confundirla con el combate por el desarrollo. La multiplicación de experiencias de desarrollo local, de este movimiento de base ascendente que se ha

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 71 5/24/07 11:50:28 AM

Page 72: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

72 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

encontrado o cruzado con gobiernos locales receptivos constituye una piedra angular de las nuevas estrategias de desarrollo de la sociedad.

4.4. Gobiernos locales, democracia y desarrollo

Varios trabajos sobre el desarrollo hacen resaltar que las municipalidades han sido conducidas a jugar un nuevo papel, tanto en el plano socio-económico (revitalización de los barrios centrales, sostén al desarrollo de iniciativas de inserción socio-profesional de jóvenes) como en el plano social a través del apoyo al desarrollo de nuevos servicios de proxi-midad o a su renovación al lado del trabajo más estrictamente de desa-rrollo económico (acogida de empresas) que las municipalidades hacían tradicionalmente. El caso más ejemplar es el de Villa El Salvador en Perú, barriada de 350 000 habitantes en las afueras de la capital, Lima, que convertida en una Comunidad autoadministrada dispone de una nueva municipalidad además de un parque industrial de 30 000 puestos de trabajo generados por el apoyo a la transformación de actividades infor-males locales. El aporte de estos gobiernos locales al desarrollo consiste en comprometerse a una gestión desde la base pero ascendente, preocu-pándose por establecer vínculos y enlaces con niveles más amplios: el desarrollo de servicios de proximidad por iniciativas de restauración popular, de grupos de compra, de hábitat social, comunitario y de coo-perativas de habitación, de comedores populares; la localización y apoyo al desarrollo de nuevas fuentes de empleo en los sectores económicos en alza, tales como la recuperación y reciclaje de desechos, las actividades culturales,etc.; el apoyo a la MYPE a través del desarrollo de asociaciones de pequeños comerciantes e industriales del sector informal, del desa-rrollo en cantidad y calidad de la formación de la mano de obra y de la comercialización colectiva de sus productos. Además, la creación de nuevas estructuras de financiación (fondo local de desarrollo, mutuales de ahorro y crédito) para facilitar el crédito a estas iniciativas económicas y sociales y la co-producción de servicios colectivos con las asociaciones locales en el marco de políticas municipales y regionales descentraliza-das (presupuesto participativo).

4.5. ONGD y solidaridad internacional

La mundialización en curso tiene de positivo que nos conduce a pasar de la ayuda al desarrollo a la solidaridad internacional. Si, por un lado, ella pone en evidencia nuevas desigualdades y diferencias culturales muy importantes entre las poblaciones del planeta, por el otro permite ver no solamente los problemas comunes (barrios en dificultad, ecología urbana, empleo, hábitat y salud, educación y servicios sociales) sino también

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 72 5/24/07 11:50:28 AM

Page 73: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 73

prácticas comunes de transformación social de nuestras sociedades respectivas. La ayuda al desarrollo Norte-Sur ha ido dando lugar poco a poco a la solidaridad internacional y a la creación de redes internacio-nales de debate, de reflexión y de compromisos en nuevas estrategias de acción colectiva a este nivel. La implementación de experiencias inno-vadoras aquí y allá, al Norte y al Sur, a la cual dedican toda su atención algunas redes internacionales de investigadores, constituye en si misma una muestra de que otra mundialización emerge y que esta última tra-baja para devolver la equidad al planeta. Esto no es evidentemente suficiente. No sólo reunir experiencias sino también analizarlas y poner-las en esta perspectiva ofrece, a nuestro entender, un muy buen medio de adelantar el movimiento general de una ciudadanía activa a escala mundial. El análisis y la puesta en perspectiva de estas experiencias pueden, en efecto, favorecer líneas de fuerza comunes más allá de las diferencias de países, cultura, continente, convergencias. Todo esto ter-mina por inspirar o, incluso, dar lugar a nuevos proyectos de otros actores por el mundo entero. Numerosos proyectos de OCI del Norte se orientan así dando origen, por ejemplo, a iniciativas de comercio justo de numerosos productos alimenticios o artesanales.

4.6. Nuevas redes internacionales

En los años 1990, la internacionalización de redes de organizaciones y de empresas colectivas tomó importancia. Varios encuentros internacio-nales han dado la medida de este nuevo impulso. Grupos de mujeres iniciaron intercambios internacionales que llevaron a la Marcha mundial de mujeres en el año 2000. El movimiento Jubileo 2000 es de la misma naturaleza. El fin de los años 90 marcó un avance en los esfuerzos para constituir redes internacionales de economía social y solidaria en una perspectiva Norte-Sur y Sur-Sur. El Encuentro Internacional iniciado por el movimiento peruano de economía solidaria, en 1997, reunió a más de 275 personas provenientes de ONG y de asociaciones de 32 países (Ortíz y Muñoz, 1998). Algunos meses antes en Europa, la Conferencia Inter-nacional sobre la Economía Social en el Norte y Sur reunió en Ostende a más de 400 personas de una treintena de países (Defourny et al., 1999). En 2001, el anfitrión del Segundo Encuentro Internacional de Economía Social y Solidaria (Favreau et al., 2003) fue Québec. Y en 2005 se realizó en Dakar el tercer encuentro del RIPESS con 1250 personas de 66 países. Alrededor del milenio, las relaciones internacionales entre redes nacidas de los movimientos sociales superaron una nueva etapa.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 73 5/24/07 11:50:28 AM

Page 74: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

74 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

CONCLUSIÓN

Contamos con abundantes diagnósticos más o menos sabios sobre los problemas de nuestras sociedades, pero las soluciones son más escasas y son a menudo hechos puntuales que disponen de una débil capacidad de movilización. Los poderes públicos, tanto a escala nacional como internacional, carecen de visión y de políticas de desarrollo que evolu-cionen con el tiempo. Se ha privilegiado el corto plazo.

Por tanto, las soluciones surgirán a través de la profusión de inicia-tivas económicas populares provenientes de comunidades, iniciativas caracterizadas por la autonomía de sus organizaciones, por la interde-pendencia de sus redes y por la durabilidad de sus intervenciones. Estas iniciativas no deberían ser eternamente locales: ellas deberían ser pron-tamente impulsadas por los gobiernos locales, los gobiernos nacionales así como por las instituciones internacionales como la OIT, PNUD. El estado actual de las fuerzas y de las movilizaciones para este efecto no debe de ser subestimado ni en el plano político ni en el plano econó-mico.

Por tanto, el desafío permanente es de multiplicar las escalas de intervención (local, regional y federativa, nacional e internacional) y de saber cambiar de estrategia de acción desde lo micro, es decir la gober-nanza democrática, hasta el nivel meso y macro para tener peso en las políticas globales a nivel mundial.

NOTA

* Louis Favreau es sociólogo canadiense, profesor de la Universidad de Québec en Outaouais. Es titular de la Cátedra de investigación en desarrollo de las comuni-dades, responsable del eje internacional de la Alianza de Investigación Universidad-Comunidad en desarrollo local y miembro de la dirección del Grupo de economía solidaria de Québec (GESQ).

[email protected]

BIBLIOGRAFÍA

BARTOLI, H. (1999). Repenser le développement, en finir avec la pauvreté, Paris UNESCO/économica.

BENDÉ, J. (2000). Les clés du XXIe siècle, Paris, Seuil/Éditions de l’UNESCO.

CASTEL, O. (2002). Le Sud dans la mondialisation: quelles alternatives?, Paris, La Découverte.

DEBUYST, F. et al. (dir.) (1999). Amérique latine. Espaces de pouvoir et d’identités collectives, Paris, L’Harmattan.

DEFOURNY, J. et al. (dir.) (1999). La Economía social en el Norte y en el Sur, Buenos Aires, Corregidor.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 74 5/24/07 11:50:28 AM

Page 75: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 75

DEFOURNY, J. et al. (dir.) (1998). Inserción y Nueva Economía Social: Un Balance Internacional, Valencia, CIRIEC España.

DEMOUSTIER, D. (2001). L’économie sociale et solidaire, s’associer pour entreprendre autrement, Paris, Éd. Syros.

FALL, A. S. et al. (2004). Le Sud et le Nord dans la mondialisation: quelles alternatives?, Québec, Presses de l’Université du Québec.

FAVREAU, L. y A. Salam Fall (2007). L’Afrique qui se refait, Québec, Presses de l’Université du Québec.

FAVREAU, L. et al. (2003). La economía social y solidaria: una perspectiva Norte-Sud, Québec, Canada, GESQ.

FAVREAU, L. y L. Fréchette (2002). Mondialisation, économie sociale, développement local et solidarité internationale, PUQ, Québec.

LIPIETZ, A. (1986). Mirages et miracles, problèmes de l’industrialisation dans le tiers-monde, Paris, Éditions La Découverte.

ORTIZ, H. e I. Muñoz (1998). Globalización de la solidaridad, un reto para todos, Lima, CEP.

PEEMANS, J.-P. (1997). Crise de la modernisation et pratiques populaires au Zaïre et en Afrique, Paris/Montréal, L’Harmattan.

ROUILLÉ d’ORFEUIL H. (2002). Économie, le réveil des citoyens (les alternatives à la mondialisation libérale), Paris, Alternatives économiques/Syros.

SACHS, I. (1997). L’écodéveloppement, stratégies pour le XXIe siècle, Paris, Syros.

SACHS, I. (dir.) (1996). Quelles villes, pour quel développement?, Paris, PUF.

SEN, A. (2000). Un nouveau modèle économique. Développement, justice, liberté, Paris, Éd. Odile Jacob.

STIGLITZ, J. (2002). La grande désillusion, Paris, Fayard.

VERSHAVE, F.-X. y A.-S. Boisgallais (1994). L’aide publique au développement, Paris, Syros.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 75 5/24/07 11:50:28 AM

Page 76: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

El capital social cooperativo: el caso de COOPEAGRI en Costa Rica Juan Huaylupo Alcázar Universidad de Costa Rica, Costa Rica

RESUMEN • Se postula que el capital social es una expresión democrá-tica de las colectividades, las cuales tienen modos distintos de manifes-tarse según cada tiempo-espacio social. La Cooperativa Agrícola, Industrial y de Servicios Múltiples El General (COOPEAGRI), actúa como un ente representativo que realiza política pública, posibilitando bien-estar a un creciente número de asociados y trabajadores, así como es una garantía para el dinamismo económico y social en una de las regiones más pobres de Costa Rica. El capital social cooperativo tras-ciende los aspectos económicos de la organización y pone en evidencia que el desarrollo económico es un proceso cuyo origen y devenir son de naturaleza social y no de carácter técnico ni de elementos de mensura-bilidad económica. El capital social redefine e invierte la relación que posterga o subordina el bienestar en razón de los dividendos o ganan-cias de las organizaciones. Asimismo, el vínculo solidario del capital social cooperativo con su medio, ha integrado y hecho dependiente su destino con las determinaciones del medio social donde se desarrolla empresarialmente, lo cual es radicalmente distinto a las economías de enclave del pasado y del presente.

RESUMO • Postula-se que o capital social é uma expressão democrática das coletividades que se manifestam de maneira diferente, segundo espaço e tempo social. A cooperativa COOPEAGRI (Cooperativa Agrícola, Industrial e de Serviços Múltiplos El General) atua como entidade representativa de interesse público, favorecendo o bem estar de um número crescente de membros e de trabalhadores, funcionando como uma garantia do dinamismo econômico e social de uma das regiões das mais pobres da Costa Rica. O capital social cooperativo transcende os aspectos econômicos da organização e evidencia o fato de que o desen-volvimento econômico é um processo no qual a origem e futuro são de natureza social e não de caráter técnico e nem da magnitude da medida econômica. O capital social redefine e inverte a relação que posterga ou subordina o bem estar aos dividendos e benefícios das organizações. Da mesma forma, A ligação solidária do capital social cooperativo com seu meio integrou e subordinou seu destino aos fatores determinantes do meio social no âmago do qual desenvolveu sua atividade de empresa, a qual é radicalmente diferente das economias fechadas, sejam passadas ou atuais.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 76 5/24/07 11:50:28 AM

Page 77: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 77

RÉSUMÉ • On postule que le capital social est une expression démo-cratique des collectivités, lesquelles se manifestent de façon différente selon l’espace-temps social. La coopérative COOPEAGRI (Cooperativa Agrícola, Industrial y de Servicios Múltiples El General) agit comme entité représentative d’intérêt public en favorisant le bien-être d’un nombre croissant de membres et de travailleurs tout en étant une garantie du dynamisme économique et social de l’une des régions les plus pauvres du Costa Rica. Le capital social coopératif transcende les aspects économiques de l’organisation et met en évidence le fait que le développement économique est un processus dont l’origine et le deve-nir sont de nature sociale et non de caractère technique ni de l’ordre de la mesure économique. Le capital social redéfinit et inverse la relation qui remet à plus tard ou subordonne le bien-être aux dividendes et bénéfices des organisations. De même, le lien solidaire du capital social coopératif avec son milieu a intégré et subordonné son destin aux déterminants du milieu social au sein duquel il développe son activité d’entreprise, laquelle est radicalement différente des économies d’en-clave passées ou actuelles.

SUMMARY • It has been suggested that social capital is the democratic expression of a community, manifesting itself in different ways depend-ing on social time and space (climate). The COOPEAGRI (Cooperativa Agrícola, Industrial y de Servicios Múltiples El General) cooperative acts as a representative body for public interest by promoting the well-being of an increasing number of members and workers, while simultaneously assuming the role of guarantor of the social and economic dynamism of one of the poorest regions of Costa Rica. Cooperative social capital transcends the economic aspect of the organization and highlights the fact that economic development is a process whose advent and contin-ued evolution are social by nature, not technical in character, nor on the order of an economic measure. Social capital redefines and reverses the relationship that puts off till later or subordinates well-being to divi-dends and business profits. The common bond linking cooperative social capital to its environment has integrated and subordinated its destiny to key factors of the social environment in which it pursues its commercial activity, so radically different from past or present economic enclaves.

INTRODUCCIÓN

El cooperativismo ha sido interpretado y valorado de modos distintos a lo largo de toda su existencia, no sólo porque cada época le ha impuesto condiciones para su desarrollo a partir de los modos particulares de inserción y por su valoración social en distintos contextos y culturas, sino porque es una entidad creada por la capacidad organizativa y decisoria de la población para resolver sus problemas de trabajo, subsistencia y de calidad de vida. El cooperativismo, no nació históricamente para atender

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 77 5/24/07 11:50:28 AM

Page 78: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

78 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

exclusivamente las necesidades de sus miembros, fue una respuesta popular ante las condiciones imperantes de un sistema excluyente e iniquitativo existente en cada sociedad. El compromiso social del coo-perativismo es histórico y esta materializado en principios que aún tie-nen vigencia en el presente globalizado.

La ponderación del cooperativismo en razón de su estructura orga-nizativa, de sus éxitos o fracasos económicos, así como, de la capitaliza-ción de sus inversiones, de su capacidad productiva, prácticas gerenciales, cantidad de asociados, redistribución de excedentes, etc., han sido y son consideraciones valoradas desde distintas perspectivas, que datan desde el mismo surgimiento del capitalismo hasta las ponderaciones empresa-riales y liberales del presente. Sin embargo, se estima que la comprensión del cooperativismo trasciende los análisis empresariales, para estar profundamente arraigado y comprometido con la situación de los traba-jadores y del contexto social donde se dan las relaciones cooperativistas. La aspiración del cooperativismo no es la reproducción ampliada del capital para su concentración y centralización, tampoco para la reedición de las desigualdades sociales y económicas de las empresas privadas no cooperativas.

La significación social e histórica del cooperativismo trasciende las visiones y prácticas individualistas en la reproducción y acumulación del capital, para estar vinculado con una condición de vida de los trabajado-res y el bienestar social en los ámbitos espaciales de convivencia, no asociada a la riqueza y poder de unos pocos en un universo de pobreza, inequidad y exclusión, sino con la solidaridad, la cooperación y la demo-cracia. Dicho de otra manera, el cooperativismo arraigado socialmente es una manifestación del capital social, es una intervención orgánica para promover el desarrollo a través de la voluntad y la acción colectiva. El capital social en el presente, es una forma de hacer política pública desde la sociedad civil, es una alternativa de poder democrático con capacidad transformadora para resolver los problemas públicos y ciuda-danos ante la crisis de la acción benefactora de los Estados centroame-ricanos.

La filosofía y espíritu del cooperativismo tiene vigencia y consisten-cia contemporánea, en la diversidad funcional de cada espacio-tiempo social, debido a su flexibilidad, articulación e influencia en la sociedad. La multiplicidad de las formas culturales y las concreciones particulares de los pueblos y grupos, no restan viabilidad al cooperativismo por ser una respuesta solidaria, democrática y contestataria a un sistema con-centrador y centralizador de la riqueza y bienestar.

La exploración investigativa realizada tiene especial significación contemporánea ante el surgimiento de concepciones que privilegian la

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 78 5/24/07 11:50:29 AM

Page 79: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 79

existencia del cooperativismo en razón de su devenir exclusivamente empresarial y competitivo, incluso entre cooperativas. Revalorar las relaciones de solidaridad, democracia y bienestar social del cooperati-vismo, con sus asociados, trabajadores y contexto social, es un medio para rescatar su vigencia en tiempos de globalización y la privatización del bienestar. Por estas razones y por ser un breve artículo, se integra la interpretación con el análisis y referencias concretas de la cooperativa estudiada.

De modo particular, el artículo sintetiza la exploración sobre las relaciones y determinaciones sociales en la orientación histórica de la funcionalidad con el contexto de la Cooperativa Agrícola, Industrial y de Servicios Múltiples El General R. L. (COOPEAGRI). El surgimiento de la cooperativa estuvo condicionado por la capacidad decisoria y voluntad de acción de una población que expresaba el sentir y necesidad de una colectividad en el espacio local, pero también de otras cooperativas en la región, como se expresó en las diversas entrevistas a profundidad efectuadas a viejos cooperativistas, directivos, ex directivos de la organi-zación, así como funcionarios públicos vinculados con la tributación y la migración. Asimismo, para apreciar su vinculación comprometida con el medio social, se tomó la información oficial de la Cooperativa, a la cual se hace referencia en distintos apartados.

Se podría afirmar que el surgimiento de COOPEAGRI fue el resultado del auto reconocimiento de lo que era común en los gestores de la orga-nización, así como de la necesidad de crear un destino compartido, el cual se profundiza según avanza y crece la organización.

La creación de algunas organizaciones y en particular de la Coope-rativa objeto de estudio, fue un acto de ruptura de las condiciones imperantes, que transformaba a sus creadores en protagonistas de su propio destino e inauguraba inéditamente, en el espacio local, la convi-vencia e interdependencia igualitaria e intereses compartidos en su población. La creación de la Cooperativa fue simultáneamente la funda-ción de lo público en el ámbito de una población urbana, San Isidro El General en Pérez Zeledón1, con un dinamismo condicionado por sus actividades económicas agrícolas2.

La organización surgió como una alternativa social y económica ante dificultades económicas relacionadas con la industrialización y comer-cialización de café, así como por la creciente pobreza imperante en la zona.

El nombre original de la cooperativa era: Cooperativa de Caficultores de Pérez Zeledón de Responsabilidad Limitada. Fueron 391 pequeños y medianos agricultores cafetaleros que iniciaron actividades en febrero de 1962 y formalizaron su constitución como cooperativa el 25 de noviembre

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 79 5/24/07 11:50:29 AM

Page 80: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

80 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

de 1962. Fue en 1972 que cambió su denominación por Cooperativa Agrícola, Industrial y de Servicios Múltiples El General R.L. (COOPEAGRI EL GENERAL R.L), con la introducción de actividades productivas de caña de azúcar y su industrialización. COOPEAGRI es una cooperativa agrícola, industrial y de servicios, que actúa como una cooperativa de autogestión y es una empresa solidaria consolidada con 9 138 asociados.

1. EL COOPERATIVISMO, UNA RELACIÓN HISTÓRICA TRASCENDENTE

La sociabilidad del ser humano se expresa no sólo por vivir en conglome-rados sociales, sino también por su capacidad organizativa y transforma-dora del medio en el cual viven, del modo como se recrean y reproducen los patrones culturales, económicos y sociales, así como, por la manera como enfrentan los dilemas y problemas cotidianos e históricos. En tal sentido, la organicidad como se manifiesta la socialidad humana, no sólo es inherente al individuo en sociedad, sino también se encuentra en directa relación con su adaptabilidad a los cambios del entorno y dina-mismo en las relaciones interpersonales e interorganizacionales.

Las organizaciones sociales cooperativas son producto de la capaci-dad integradora de las poblaciones en cada tiempo-espacio, ellas son particulares por las condiciones también específicas que las gestaron y dieron viabilidad y consistencia social. Las organizaciones no son uni-versales ni transhistóricas, lo cual no contradice la existencia del coope-rativismo en cada vez más espacios de la sociedad global contemporánea (Huaylupo, 2003a), por el contrario pone en evidencia la regularidad esencial de las relaciones sociales y organizativas existentes en las socie-dades capitalistas.

Las sociedades complejas, en donde se articulan procesos y activi-dades que involucran cada vez a más personas en espacios que superan el ámbito local o de las exclusivas relaciones primarias, son contextos sociales donde se encuentran el mayor número de organizaciones. Esta diversidad y magnitud de organizaciones es una cualidad que guarda correspondencia con las sociedades abiertas y modernas, pero no como productos pasivos de procesos sociales, sino como activas protagonistas de la complejidad y transformación de las sociedades. La constitución de las organizaciones no tiene idénticos o similares requerimientos sociales entre las poblaciones, ni se imponen arbitrariamente a las colec-tividades. Ellas se encuentran condicionadas por las peculiaridades de las culturas de los pueblos y sociedades, las cuales establecen relativos límites y pautas de actuación de las organizaciones.

Las organizaciones y su actuación social, son producto de la histori-cidad, de la cultura y de la voluntad colectiva de los pueblos. Cada

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 80 5/24/07 11:50:29 AM

Page 81: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 81

organización lleva consigo el rasgo distintivo de la sociedad donde se ha forjado y desarrollado. Imaginar que las sociedades son expresiones mecánicas de decisiones y del poder de las empresas, es un inductivismo ingenuo (Chalmers, 1982) y una visión individualista metodológica (Pereyra, 1986), en la comprensión de la realidad, que invisibilizan o igno-ran las capacidades determinadoras de las colectividades (Carr, 1998).

Las relaciones culturales son el fundamento de las organizaciones, que permiten su aceptación, existencia y reproducción. Ninguna organi-zación tiene la capacidad para transformar automática o mecánicamente las relaciones sociales, los patrones culturales ni las exigencias orgánicas de las sociedades. El dinamismo e interrelación organización-sociedad, no puede ser ignorado sin caer en interpretaciones reductivas y simpli-ficadoras de realidades complejas.

Las organizaciones empresariales, cooperativas o no cooperativas, podrán tener una aparente uniformidad, sin embargo cada una de ellas responde peculiarmente a los requerimientos de intercambio y de con-sumo de los mercados local, regional o mundial, así como de las pecu-liaridades de los contextos donde producen (condiciones jurídicas, culturales o valor del trabajo). Aspectos que determinan las formas de funcionamiento de las organizaciones y la interacción con otras organi-zaciones (Stark, 1974), o incluso inciden en la reestructuración funcional e inserción mercantil de las organizaciones.

Las entidades cooperativas se diferencian radicalmente de aquéllas con dueños privados, de las que usan a las organizaciones y el trabajo humano como el medio para aumentar su patrimonio y el bienestar privado, como también de otras que son una directa expresión del poder estatal. La capacidad social organizativa es un momento distinto de aquélla que nace del poder individual y estatal para subordinar, discipli-nar y explotar el trabajo y recursos de la colectividad. La superación de las diferencias y aspiraciones individuales, para que las personas se aglutinen en proyectos colectivos igualitarios, sin duda, es el reconoci-miento de lo común o público, así como el nacimiento de una conciencia y acción colectiva, lo cual expresa también, una forma particular de representación política de la población organizada en cooperativas.

Los procesos de exclusión y de inequidad creadas por el sistema prevaleciente, han sido las fuentes para el surgimiento de diversos movi-mientos políticos, ideológicos y económicos que han buscado paliar las desigualdades para los pobres, trabajadores o mayorías; en esa medida han sido contestatarios, antagónicos e incluso pueden jugar un papel funcional subordinado a esa forma de organización económica y social. Las diversas modalidades de cooperativismo constituyen la materializa-ción de las ideas y prácticas solidarias y democráticas de la población,

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 81 5/24/07 11:50:29 AM

Page 82: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

82 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

las cuales no son neutras ni indiferentes a las condiciones políticas y económicas imperantes.

La integración mundial contemporánea ha globalizado los procesos nacionales, no sólo en el espacio mercantil y competitivo, sino también en las formas y tendencias organizativas contemporáneas. Los procesos políticos geoestratégicos han dejado de ser un asunto en los ámbitos de las potencias, para convertirse en procesos que comprometen a la aldea mundial.

De manera específica en la fundación orgánica de COOPEAGRI, los acontecimientos internacionales y nacionales no fueron indiferentes. Los inicios de la década de los sesenta estuvieron signados por aconte-cimientos geoestratégicos. La triunfante revolución cubana de 1959, modificaba las relaciones de Estados Unidos con los países latinoameri-canos, reconociéndose la necesidad de efectuar cambios económicos para crear fronteras económicas, políticas e ideológicas, ante las crecien-tes tendencias por transformaciones en el espacio latinoamericano, algunas de las cuales adoptaban prácticas subversivas y postulaciones políticas socialistas.

De modo particular el gobierno norteamericano durante la adminis-tración gubernamental de John Kennedy (1961-1963), promueve con préstamos, programas y reformas agrarias a los gobiernos latinoameri-canos, así crea programas como: Cuerpos de Paz (voluntariado norte-americano) y de ayuda como la Alianza para el Progreso, los cuales actuaron como acciones contrainsurgentes, promoviendo liderazgos funcionales y financiando en el corto plazo actividades comunales, entre otras actividades.

2. COOPERATIVISMO Y CAPITAL SOCIAL

El capital social es una categoría polisémica, que tiene la cualidad de expresar la acción, y voluntad colectiva para transformar sus realidades para beneficio común. Esta consideración analítica es una ruptura frente a explicaciones individualistas de la historia de los pueblos, las organi-zaciones y el bienestar de sociedades.

El cooperativismo históricamente no ha sido indiferente a la situa-ción social imperante y menos aún, participe del incremento de la pobreza e inequidad local, regional o nacional, por el contrario ha sido una respuesta activa contra la inequidad y pobreza de sus contextos. Sin embargo, no es inmune a los valores, prejuicios y prácticas concretas de un medio social y económico que pondera la riqueza privada como una garantía para la supervivencia individual y organizativa y como un requi-sito previo para la redistribución social.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 82 5/24/07 11:50:29 AM

Page 83: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 83

En el ámbito latinoamericano Bernardo Kliksberg (2003) y en el mundial Amartya Sen (2000), entre otros, postulan la necesidad de rever-tir las actuales tendencias del crecimiento económico internacional para garantizar la conservación de las relaciones imperantes. Dicho de otro modo, la garantía para el crecimiento capitalista está fundada en la redistribución social de los excedentes a través de políticas públicas consistentes, orientadas al bienestar y el desarrollo.

Las políticas públicas del Estado compensaban las prácticas posesi-vas de las actividades económicas y empresariales privadas, sin embargo, el cooperativismo a diferencia de otras formas organizativas privadas, ha sido y aún es, una organización con una opción social popular, no fue una alternativa empresarial y laboral de carácter individual, que preten-diera resolver necesidades o ambiciones individualizadas, ni son entes que se apropian privadamente de los recursos públicos y del trabajo colectivo. Por el contrario, en un gran número de casos, en Centroamérica y el Caribe, las cooperativas han sido respuestas orgánicas a las condi-ciones imperantes que desfalcaban la fuerza de trabajo, que degradaban y ponían en peligro la vida de los pobres, así como el bienestar de la sociedad. El cooperativismo es un resultado histórico contestatario ante poderes y tendencias de poder individualistas que se imponían en las sociedades, por esta condición es posible postular que el cooperativismo constituye una expresión del capital social y la inauguración de la política pública desde la sociedad civil.

Esta perspectiva de análisis que ofrece el capital social, encuentra en la acción y organización cooperativa una particular concreción en la historia y devenir de las organizaciones sociales, aun cuando la referen-cia al capital, como categoría económica, no necesariamente es una cualidad relacionada con el cooperativismo, ni con la acción colectiva, aún cuando se reconozca que el capitalismo ha sido la forma organiza-tiva que masificó la cooperación social para la transformación, como un medio para la apropiación y concentración privada del excedente y del bienestar. El capital social, como el cooperativismo, es apreciado en la investigación como un proceso social que trasciende la lógica de la valorización del capital, para comprometer la acción colectiva para el bienestar común de los grupos, comunidades o sociedades. También se debe reconocer que las formas políticas de representación social en el sistema prevaleciente, han posibilitado la gestación de procesos demo-cráticos de determinación colectiva, como el capital social y el coopera-tivismo (Touraine, 2004; Kliksberg, 1999; Prévost, 1996).

Se podría afirmar que el capital social es una posición que va más allá de explicaciones individualistas metodológicas, para convertirlo en una concepción sustantiva para comprender las relaciones sociales. En

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 83 5/24/07 11:50:29 AM

Page 84: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

84 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

este sentido, es una categoría que se inscribe en concepciones más integrales en la comprensión de los procesos que ocurren en las organi-zaciones y sociedades.

La acción y voluntad colectiva en las cooperativas, es la expresión de personas que han optado por una forma organizativa particular, donde la igualdad, equidad y solidaridad constituyen los principios reguladores de su actuación en la organización. Estas características constituyen, en gran parte, una historia común de las cooperativas en el espacio latino-americano y particularmente del caso estudiado. Sin embargo, no es posible suponer que en cualquier espacio o en cualquier condición social u organizativa, es posible constituir exitosamente una cooperativa, o que ésta actúe como capital social, dado que implica en todos los casos, una voluntad colectiva, conciente y proactiva, dispuesta a modificar las con-diciones existentes, así como, la de construir un destino común.

Esta caracterización general del capital social, no reduce ni estanda-riza las distintas formas sociales e históricas, como las colectividades gestan su historia. De este modo no es posible estandarizar determina-das prácticas, acontecimientos o actuaciones, dado que serán los propios grupos humanos los que otorgarán significación a los acontecimientos de interacción colectiva. El uso del capital social no supone su aplicación uniforme ni estandarizada, por las múltiples expresiones de la voluntad y quehacer colectivo y cultural de las sociedades, así como en los distin-tos momentos en las historias de los pueblos.

Esto es, la integración y solidaridad social o las múltiples expresiones de confianza y la ayuda mutua, según expresan los entrevistados, ha contribuido a la legitimidad social en la población, creando la condición básica para posibilitar la organización de la Cooperativas, y el punto de partida para la materialización del capital social, dinámico, capaz de transformar el medio económico y social.

La libertad para organizarse en cooperativas, no sólo ha sido una opción económica, es también una alternativa política de sus integran-tes, la cual se ha desarrollado en un contexto que lo ha propiciado, o que no ha constituido un infranqueable obstáculo para su constitución. Asimismo, el capital social en su forma cooperativa, esta influido por las particularidades del medio que han impulsado el cooperativismo como una expresión de realización individual y colectiva de las poblaciones.

En el caso costarricense, las peculiaridades sociales, políticas y eco-nómicas no estuvieron asociadas con prácticas políticas contestatarias ni subversivas, como otras expresiones del cooperativismo en Centroamérica. El cooperativismo tiene una regularidad y una vigencia histórica com-partida con las condiciones que propiciaron su nacimiento y reproduc-ción. El sistema económico costarricense tiene una gran regularidad a

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 84 5/24/07 11:50:29 AM

Page 85: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 85

pesar de las diversas formas y contenidos regionales y locales, el cual ha sido el que ha modelado la constitución y dado vigencia al cooperati-vismo. De manera específica, la gestación organizativa de COOPEAGRI fue una respuesta trascendente a los procesos concretos de los modos de apropiación de los excedentes y de la privatización del bienestar social en la localidad y la región.

Los gobiernos socialdemócratas, en un Estado Benefactor validado social y políticamente con la guerra civil de 19483, crearon las condicio-nes propicias para el apoyo y generación de organizaciones cooperativas, así como para acciones gubernamentales de política pública en beneficio de organizaciones asociativas, pequeños y medianos agricultores. De este modo, se fortalecía la acción del Banco Nacional quien promovía y capacitaba en cooperativismo, a través del Departamento de Cooperativas de la institución y el Sistema de Juntas Rurales de Crédito. Asimismo, se crea la hoy liquidada Federación de Cooperativas de Agricultores R. L. (FEDECOOP), así como se establecía de interés público y estatal la acti-vidad cafetalera, lo cual incidía en la principal actividad económica del país, que absorbía a gran parte de la población agrícola y donde se asen-taban las organizaciones cooperativas del país.

El cantón de Pérez Zeledón ha sido una de las últimas zonas cercanas del Valle Central en ser colonizadas. La integración relativamente tardía del Cantón lo hacía un ámbito sin servicios públicos, infraestructura ni actividades económicas sustantivas en la localidad, región y país. Fue recién en 1953, cuando se estableció una escuela y en 1962 se inauguró el primer colegio en la zona donde se ubica COOPEAGRI. El Cantón de Pérez Zeledón, no era un espacio socialmente vacío, estaba desintegrado de la economía regional y nacional, así como conformado por una pobla-ción pobre.

COOPEAGRI surge como una alternativa orgánica para 391 pequeños y medianos agricultores hace 44 años, ante la concentración de los procesos de comercialización y procesamiento industrial (torrefactoras). Así, mien-tras que la población en Pérez Zeledón aumentaba de 47 319 en 1963 a 67 089 en 19734, sin embargo los establecimientos industriales disminuían: 362 en 1958; 224 en 1964 y 116 en 1975, aún con crecimiento del Valor Bruto de la Producción, la cual pasaba de cerca de 10 millones de colones en 1958, a 20 millones en 1964 y 57 millones en 1975 (Morales, 1982).

La disminución de formas organizativas en el Cantón de Pérez Zeledón, es el resultado de dos procesos interrelacionados; por un lado, la concentración y centralización de la actividad económica reduce la cantidad de organizaciones económicas y por otro lado, los crecientes procesos migratorios del campo a la ciudad, que desintegran y liquidan las organizaciones sociales.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 85 5/24/07 11:50:30 AM

Page 86: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

86 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

La centralización y concentración económica en Pérez Zeledón, constituía un límite para la absorción laboral, la reproducción econó-mica de los pequeños y medianos productores de café, así como para el progreso de la localidad. Por esta condición, la opción cooperativa no era indiferente para la población como para otras cooperativas, como la Cooperativa de Cerro Azul, las cooperativas de la región de Los Santos y el Valle Central, que apoyaron el proyecto organizativo. Asimismo, COOPEAGRI, se ha convertido en un ente promotor y creador de coope-rativas, así como, ha establecido alianzas estratégicas con otras coopera-tivas. La diversificación productiva y empresarial creada se ha convertido también en un generador de fuentes directas e indirectas de empleo en la región Brunca.

Cabe mencionar que la cooperativa constituye la organización en el Cantón de Pérez Zeledón que no ha perdido vigencia ni pertinencia frente a otras organizaciones sociales. La organización económica de la cooperativa ha permitido la representación social y política de la pobla-ción trabajadora en un contexto y época que tienden a excluir la repre-sentación democrática y el bienestar social.

El Cantón de Pérez Zeledón es el que tiene una proporción mayor de población cooperativizada de todo el país, se estima que es de alrededor del 41% de la población total (UNCOOSUR, 2002), sin considerar a las personas que pertenecen a más de una cooperativa. Son once coopera-tivas las que se ubican en el Cantón además del órgano de integración cooperativa: Unión de Cooperativas del Sur, que promueve la creación, la integración y el desarrollo de las cooperativas en la región. En Pérez Zeledón existe una arraigada historia de valoración positiva hacia el cooperativismo, o esta organización es el medio como se expresa la voluntad transformadora y democrática de su población.

El dinamismo, diversificación económica y compromiso alcanzado por la capacidad organizativa de la población y del cooperativismo y de modo particular por parte de COOPEAGRI ha sido paulatino en los cua-renta y cuatro años de su existencia, como se muestra en el Cuadro Nº 1.

CUADRO Nº 1

DIVERSIFICACIÓN ECONÓMICA Y ORGANIZATIVA DE COOPEAGRI R. L.

Años Actividad económica

1962-1965 Alquiler y compra al Banco Nacional del Beneficio San Jorge.

1969 Se funda el primer supermercado de las zonas rurales del país. (Supermercado Central).

1972-1974 Introducción en la producción de caña de azúcar: Compra e instalación de Central Azucarera de El General (ingenio).

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 86 5/24/07 11:50:30 AM

Page 87: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 87

1983 Se crea CECOOP en unión con cooperativas de consumo.

1984 Se crea el Almacén de Suministros Agrícolas, donde se adquieren productos agrícolas, de veterinaria, ferretería y electrodomésticos.

1988 Se establece el Departamento de Servicios Forestales en la Cooperativa.

1995 Se transforma el Departamento de Ahorro y Crédito en Cooperativa de Ahorro y Crédito para el Desarrollo (CREDECOOP R. L.).

1996 Se funda PROCAFÉ S.A.

1997 Se adquiere la antigua Bomba Garlo y la transforma en Servicentro COOPEAGRI.

1998 Se constituye el supermercado: SuperEconómico Villa Ligia, con los mejores precios al consumidor.

1999 Se transforma la sucursal de consumo en el Supermercado Pejibaye.

2000 Se crea el Proyecto Abono Orgánico El Sembrador.

2001 COOPEAGRI se incorpora a Corporación Guanazucar S.A. Sociedad con ingenio Catsa, El Viejo, el Palmar y Quebrada Azul.

2002 Se funda Produlce S.A. en sociedad con Dulce Sonador S.A.

2003 Se constituye el Beneficio Los Valles S.A. en sociedad con CoopeDota R.L.

2003 Se crea el Grupo Empresarial de Costa Rica en unión con CoopeSantos R.L y Coopemex R.L.

2003 Se establece AgriAtirro R.L. (Consorcio COOPEAGRI R.L. y CoopeAtirro R.L.).

Fuente: COOPEAGRI. Entrevistas. Pérez Zeledón, 2005.

3. COOPEAGRI Y SU CONTEXTO SOCIAL

Cooperezeledon, nombre inicial de COOPEAGRI, desde su nacimiento fue un proyecto social que paliaba la pobreza generalizada de la zona, pero también era una propuesta de proyección del cooperativismo hacia el Cantón de Pérez Zeledón. En este sentido, la cooperativa fue una opción que trascendía a la voluntad de los asociados, estaban compro-metidos todos los pequeños y medianos productores de café, ante la preeminencia y proliferación de torrefactoras privadas no cooperativas.

La vulnerabilidad productiva, industrial y comercial del café, fue la condición primigenia e inmediatista que justificaba el inicio de una actividad colectiva de agricultores de café. El cooperativismo era la única opción posible en la época que podía garantizar una compra del café más equitativa y de proyección social en la zona. La situación podía ser carac-terizada, por la expresión historiográfica de un entrevistado:

“Estábamos muy explotados. Nuestro café lo compraban en la calle, donde les venía en gana y lo pagaban al precio que ellos querían, sin recibo alguno, perdiendo así el derecho de recibir alguna preliquidación más. Estos compradores de café, la gran mayoría se lo llevaban para la meseta Central, sin control de nadie.”

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 87 5/24/07 11:50:30 AM

Page 88: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

88 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

Cooperezeledón nació como un proyecto social, más allá de la visión empresarial y organizativa, para estar articulada con necesidades con-cretas de los productores de café. Las condiciones económicas del Cantón, materializada en la iniciativa de un grupo de agricultores, lo que daba vida a la actuación de la cooperativa. COOPEAGRI no se valida socialmente solamente por los excedentes que ha generado y distribuido, desde su constitución hasta la fecha, ni esta referido a la cantidad de empleo que logra absorber. La legitimidad social de la cooperativa se encuentra relacionada con el dinamismo de las actividades que ha gene-rado en el Cantón, no sólo vinculado con beneficios a los asociados, sino con el entorno social de la cooperativa.

La crisis económica por la que atraviesa la zona sur de Costa Rica, es una relación que tiene una larga data íntimamente articulada con el comercio internacional y el establecimiento de empresas transnaciona-les de frutas. Asimismo, se encuentra vinculada con políticas agrarias que refuerzan el monocultivo. Esto es, las orientaciones económicas y pro-ductivas de los actores privados y el Estado crearon un modelo o estilo de crecimiento económico en la región, el cual tiene un precario enca-denamiento con otras actividades productivas y con los servicios en la Región, lo cual marca también un límite para la absorción laboral. En este sentido, COOPEAGRI realiza un proceso que actúa como una con-tratendencia a favor de la diversificación y la articulación económica entre las distintas actividades económicas.

La elevación de la inversión en las actividades productivas tipo plantación, como el banano, el café, la caña de azúcar y la palma aceitera, características de la Región Brunca, no se relaciona con un incremento de la oferta laboral. La racionalidad y precisión de los procesos produc-tivos por el incremento del uso de la tecnología5, tampoco ofrece posibi-lidades para la incorporación de nuevos trabajadores.

La actividad agrícola ha sido históricamente la que mayor cabida ocupacional ha ofrecido6, sin embargo la tercera revolución industrial y las aplicaciones de la ingeniería genética están revolucionando la activi-dad agropecuaria y del empleo en los espacios rurales. La nueva rurali-dad que se postula propone en la actualidad la asimilación intensiva de la tecnología en general y de tecnología de la información en los procesos de producción, como en la comercialización. Si bien esta situación, no constituye una evidencia para la Región Brunca, debe señalarse que Costa Rica es el país que tiene una mayor aceptación a las innovaciones tecnológicas y cuenta con avances y usos significativos de tecnología a nivel nacional. Asimismo, habría que reconocer que el uso de tecnología de mayor avance, es una tendencia cercana y accesible para las planta-ciones dedicadas a la exportación, aunque no necesariamente de pro-piedad transnacional (Pitty, 2002; Sancho, 2002).

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 88 5/24/07 11:50:30 AM

Page 89: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 89

La pequeña y mediana propiedad dedicada a la producción agrícola de bienes salarios, son las unidades productivas de mayor absorción laboral, aun cuando básicamente familiar, pero que reproduce inequi-dad, al incorporar al niño y adolescente en labores sin remuneración o efectuadas de manera precaria, sin las condiciones para el trabajo y el desarrollo de los niños y jóvenes adolescentes (Ministerio, 1998).

El sector productivo, pequeño y mediano, quien brinda mayor ocu-pación en términos proporcionales, pero es una absorción laboral esta-cional y dependiente de los volúmenes de producción7. Asimismo, es un sector económico económicamente inestable y vulnerable por el alto endeudamiento financiero y por la competitividad de otros productores similares. Estas características de los pequeños y medianos productores, condicionan menores niveles de rentabilidad empresarial y generan empleo temporal con bajos salarios, condición que propicia el uso de fuerza de trabajo de inmigrantes e indígenas de países vecinos (Nicaragua y Panamá)8.

Las pequeñas y medianas unidades productivas que absorben de un modo más permanente ocupación, son aquellas dedicadas a la produc-ción de hortalizas, la cual incluso tiende a agregarle un mayor valor agregado, por lavado y empaque para su comercialización interna e externamente.

La significación económica de este sector de pequeños y medianos productores, paradójicamente tiene un mayor impacto en las distintas zonas de la Región Brunca, a pesar de no tener altos volúmenes de pro-ducción, debido fundamentalmente a su mayor capacidad distributiva. Los ingresos de la actividad económica son empleados en la adquisición de bienes y servicios en los distintos espacios de la región. De esta manera, los éxitos mercantiles son absorbidos por otras actividades económicas, con efectos en el incremento de la actividad comercializa-dora, así el incremento de la capacidad de consumo de los productores y trabajadores. Esto es, la rentabilidad financiera de este sector econó-mico no es muy elevada, pero su rentabilidad social es extraordinaria, como se evidencia en la actividad económica y social que realiza la Cooperativa Agrícola, Industrial y de Servicios Múltiples El General R. L. (COOPEAGRI R.L.).

La actividad productiva agrícola de la cooperativa integra a 10 162 fin-queros, lo cual constituye una garantía para la estabilidad y reproducción social, organizativa, económica y empresarial para la región. En un con-texto de polaridad social y de procesos económicos concentradores y centralizadores, la cooperativa representa un ámbito de realización económica democrática en el espacio social de Pérez Zeledón.

No es posible comprender el devenir de la población y el dinamismo urbano de San Isidro El General y del Cantón de Pérez Zeledón, sin la

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 89 5/24/07 11:50:30 AM

Page 90: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

90 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

actividad que realiza la COOPEAGRI. La inversión directa, las relaciones y redes establecidas en las cadenas de producción, distribución y de beneficios directamente trasferidos a la colectividad son sólo algunos de los elementos que han permitido viabilizar las relaciones en el ámbito espacial y social de la cooperativa.

La acción social solidaria tiene expresiones intangibles en el devenir de la organización con su medio, pero también representan importantes erogaciones de la cooperativa como se puede apreciar a continuación, lo cual son nuevas formas de redistribución económica de la cooperativa a la colectividad, o manifestaciones concretas de política pública de la cooperativa, lo cual contrasta con la tendencia estatal nacional que pri-vatiza la política pública (Hinkelammert, 1999 y Huaylupo, 2005).

GRÁFICO Nº 1: GRÁFICO Nº 2:

COOPEAGRI: GENERACIÓN COOPEAGRI: AUXILIO DE EMPLEO ECONÓMICO (nuevos empleos) A NECESIDADES BÁSICAS

Fuente: COOPEAGRI R.L. Informe Anual 2004 y COOPEAGRI R.L Balance Social 2004. Elaboración Propia.

La creciente absorción laboral de COOPEAGRI (Gráfico Nº 1) con-trasta con las modalidades y tendencias en las organizaciones económi-cas no cooperativas, que incrementan la composición orgánica del capital, que subordina y minimiza el trabajo a favor de la tecnología. Las personas no han sido desplazadas y constituyen sujetos del quehacer cooperativo, en lo laboral como en su proyección social con el medio. Por ello, su contribución con la satisfacción de las necesidades básicas de familias pobres del entorno social; beneficiando con la donación de 30 viviendas y reparación de otras en los últimos cinco años (Programa Ilusiones Navideñas); incrementando la proporción de socias cooperati-vistas (Gráfico Nº 3), brindando campañas de vacunación y consultas médicas gratuitas a la población; efectuando campañas para recaudar alimentos y recursos para la población necesitada de la comunidad, o efectuando rebajas descuentos en la compra en el Almacén de Suministros y en los Supermercados de la Cooperativa (Grafico Nº4).

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 90 5/24/07 11:50:31 AM

Page 91: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 91

GRÁFICO Nº 3: GRÁFICO Nº 4:

COOPEAGRI: Composición de COOPEAGRI: Descuentos sobre Asociados por género compras en Almacén y nuevos asociados y Supermercados

Fuente: COOPEAGRI R.L. Informe Anual 2004 y COOPEAGRI R.L Balance Social 2004. Elaboración Propia

El cooperativismo es un producto social y es actor protagónico en la redistribución de los excedentes generados en los procesos económicos, así como es un protagonista de la planificación y el desarrollo de las localidades y regiones en los espacios nacionales. A esta interrelación social del cooperativismo con su medio social para transformar la calidad de vida y en general el desarrollo de la colectividad, efectuado de modo participativo, solidario y democrático, se le denomina capital social cooperativo.

La homogeneidad conceptual, orgánica y principista del cooperati-vismo, se desarrolla en un universo de heterogeneidad jurídica, cultural e histórica que regula su funcionamiento como organización, así como el de sus protagonistas sociales concretos. Los distintos escenarios y circunstancias que le han otorgado viabilidad al cooperativismo en cada espacio-tiempo-sociedad, pueden ser analizados como procesos orgáni-cos que se encuentran en una directa relación contestataria, con las formas económicas y políticas predominantes en la sociedad capitalista. En esta perspectiva, cada organización cooperativa lleva el sello de la sociedad que la ha creado, así como de las frustraciones, logros y sueños de sus actores (Huaylupo, 2003b), pero también responde históricamente a una forma particular de organización de sociedad.

El surgimiento del cooperativismo al amparo de gobiernos, por el esfuerzo y voluntad autónoma de trabajadores del campo y de la ciudad, e incluso por grupos insurgentes al orden constituido, habla de historias particulares, de formas como las organizaciones se han integrado y que en parte explican su funcionamiento, situación y proyección social del cooperativismo.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 91 5/24/07 11:50:31 AM

Page 92: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

92 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

El estudio sobre la integración de las organizaciones con su sociedad, por diversas razones no ha sido un objeto de análisis privilegiado en las investigaciones sobre el cooperativismo, sin embargo, ante la globaliza-ción de la pobreza y la pérdida creciente de la representatividad social del Estado o la liquidación del Estado Social (Garretón, 2002), el coope-rativismo adquiere una significación que revalora su papel económico en razón directa y dependiente con su medio social, que le otorga sentido de pertenencia, solidaridad y de actuación particular ante condiciones sociales, laborales y mercantiles específicas.

La interpretación del cooperativismo como capital social, permite apreciar su actuación planificada y pública, lo cual redefine la concep-ción y práctica de la política pública atribuida exclusivamente al Estado, para convertirse en una tarea orgánica y colectiva, en donde el coopera-tivismo es un actor con creciente importancia. El quehacer estatal como representante de la diversidad de la sociedad, lo convertía en ejecutor de políticas públicas, pero de ningún modo esa actuación era su creación ni le pertenecía. La política pública es una gestación colectiva, desde la sociedad civil, a partir de las necesidades, aspiraciones y proyectos de los distintos actores integrados en tiempo-espacio nacional. La articulación e integración del cooperativismo con las colectividades locales, para el caso de COOPEAGRI, la ha convertido en ejecutora de política pública en el ámbito local y regional, del cual también depende su propia exis-tencia como entidad con legitimidad y éxito empresarial

4. COOPEAGRI: ORGANIZACIÓN SOCIAL Y EMPRESARIAL

Las relaciones económicas son relaciones sociales o dicho de otro modo, la economía es el resultado de las condiciones y capacidades políticas, ideológicas, históricas y culturales de las poblaciones, lo cual contradice las visiones que asumían que eran las relaciones económicas las deter-minadoras de las relaciones de la vida en sociedad, así como, en nuestros días el pensamiento liberal supone que el desarrollo empresarial, indivi-dual y privado, transforma todas las relaciones sociales, que homogeni-zan las economías, mercados y consumo, que destruyen la historia de los pueblos y subordinan sus culturas para transformarlas en objetos inertes, subsumidos al capital (Sacristán, 1990). La capacidad condicionadora de la ideología es relativa, no absoluta, la fuerza política y poder económico que supone y respalda el liberalismo, transforma las realidades, pero no con la velocidad, profundidad y efectos que quisieran sus ideólogos. Por el contrario el cooperativismo, destaca lo público y social, sobre los pri-vilegios individuales o empresariales excluyentes.

La producción de medios para la vida de ninguna manera puede estar desarraigada de los patrones gestados colectiva e históricamente

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 92 5/24/07 11:50:31 AM

Page 93: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 93

por la sociedad. A pesar de la evidente inconsistencia de las cosmovisio-nes individualistas metodológicas del determinismo economicista, estas concepciones han estado presentes en el cooperativismo y en algunos casos, han orientado sus decisiones y prácticas empresariales. Así, exis-ten algunas posiciones en el cooperativismo, que asumen que el creci-miento económico es el único medio posible para garantizar su prosperidad, con lo cual se relativiza o cuestiona el compromiso social del cooperativismo en general y de COOPEAGRI en particular.

El individualismo posesivo es una característica epistemológica, ideológica y pragmática en el capitalismo que reproduce desigualdad e inequidad en los espacios económicos de su reproducción y expansión. Esta condición contrasta con la opción política y económica del coope-rativismo. La democracia y la distribución de los excedentes, han sido y son respuestas globales ante las relaciones totalizantes del capitalismo. El cooperativismo, desde su construcción social e histórica hasta el pre-sente, es un movimiento contestatario, que responde con democracia a las prácticas arbitrarias e autocráticas, así como distribuye equitativa-mente los excedentes creados socialmente, frente a las apropiaciones, ilegitimas o inmorales, de lo creado por los trabajadores, las sociedades y la naturaleza.

Se podría afirmar que la capacidad organizativa de los múltiples y heterogéneos protagonistas, en cada tiempo-espacio, construyeron las formaciones sociales capitalistas, y simultáneamente se creaban movi-mientos y tendencias que cuestionaban contradecían o antagonizaban con los poderes y relaciones sociales establecidas. Si bien, no es posible postular la simultaneidad ni equivalencia de los procesos históricos, si es posible afirmar que el devenir de las relaciones sociales iniquitativas y excluyentes del capitalismo fueron determinaciones que nutrieron las ideas y posiciones socialistas utópicas, así como en la génesis del capi-talismo, los movimientos de solidaridad y apoyo mutuo fueron precur-sores del movimiento cooperativista en las sociedades, las cuales no son prácticas ajenas ni extrañas en el devenir del cooperativismo contempo-ráneo, ni de COOPEAGRI en particular.

La regularidad de las relaciones sociales de la reproducción ampliada del capital no es de naturaleza mecánica ni estandarizada en las empre-sas, economías o sociedades (Urquidi, 2005). Las relaciones económicas implican y suponen relaciones políticas, ideológicas, jurídicas y cultura-les, las cuales siempre serán peculiares, como la historia y voluntad de los pueblos. Los procesos económicos, aun cuando valorizan el capital, los medios donde lo hacen y forma como lo hacen, varían en cada empresa, economía o sociedad. El capitalismo en las formaciones socia-les no tiene un idéntico origen histórico o coyuntural, tampoco tiene idénticas condiciones de funcionamiento, ni posee iguales costos de

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 93 5/24/07 11:50:31 AM

Page 94: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

94 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

producción, rentabilidad, competitividad o riesgo de las inversiones. La factibilidad o limitación para la continuidad del ciclo productivo del capital, obedece al dinamismo tiempo-espacio de cada sociedad donde se asienta. Las formas económicas, como los modos de organización social, son un producto histórico arraigado a las relaciones que le dieron origen, viabilidad y regularidad.

La pretensión contemporánea de homogenización del desarrollo a partir de inversiones de empresas mundiales, es un proyecto utópico o demagógico que se imponen con los Tratados de Libre Comercio y las imposiciones de los organismos financieros internacionales. Las relaciones económicas no son procesos técnicos, son procesos sociales e históricos. Asimismo, son erróneas las aplicaciones del formalismo neoclásico y liberal, en las decisiones económicas gubernamentales y empresariales.

Sin embargo, la inconsistencia epistemológica de los argumentos simplificadores también ha influido en la valoración de las cooperativas y del movimiento cooperativo. De este modo, la visión de competitividad empresarial, se ha convertido en la orientación y criterio preferente para supuestamente alcanzar el éxito y el desarrollo. Esta concepción liberal e individualista, asume el bienestar del ciudadano y de la sociedad como el resultado del crecimiento, expansión y riqueza empresarial (Martí, 2002). El inductivismo de las aplicaciones mecanicistas, imagina la sociedad como el resultado de la acción individual o empresarial, sin apreciar que la riqueza, éxito o capacidad competitiva de las organiza-ciones son producto del trabajo humano y de complejas relaciones sociales. La desigualdad en la distribución de los excedentes y la apro-piación privada del bienestar, de los recursos naturales y del trabajo de muchos, es el resultado de la exclusión de quienes crearon colectiva-mente la riqueza, de ningún modo, es producto exclusivo de iniciativas individuales. La riqueza y la pobreza son categorías que están implicadas en cada sociedad.

La sobrevaloración del crecimiento empresarial en desmedro del trabajo y la calidad de vida de los habitantes y las sociedades, sin duda es una distorsión interpretativa que impide apreciar las determinaciones colectivas, aun cuando ha sido en el capitalismo donde la fuerza y capa-cidad productiva y transformadora de la colectividad, ha tenido las mayores aplicaciones de la historia de la humanidad. La influencia ideo-lógica y economicista, en algunos casos, ha condicionado un cooperati-vismo que sobredetermina la capitalización empresarial antes que la distribución de excedentes a los asociados y en general de sus trabajado-res, así como en la precaria sensibilización por la situación social y eco-nómica en los espacios en donde se reproduce la empresa cooperativa9.

El superar las interpretaciones mecanicistas sobre la realidad econó-

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 94 5/24/07 11:50:31 AM

Page 95: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 95

mica, empresarial y cooperativa, no es una tarea sencilla, en parte porque están asociadas a posiciones ideológicas en el ejercicio del poder coti-diano y arraigadas social, cultural e históricamente en las sociedades. Esta perspectiva del cooperativismo se encuentra directamente relacio-nada con estudios sobre el capital social en la perspectiva de Kliksberg (2003), entre otros, y de modo explicito el capital social se encuentra vinculado con la asociatividad y la cooperación (Atria, 2001).

De manera específica, los prejuicios a favor de las relaciones econó-micas de la sociedad, han limitado la comprensión del éxito alcanzado en COOPEAGRI, los cuales no pueden ser reducidos exclusivamente a decisiones económicas empresariales, por el contrario algunas activida-des han sido exitosas por su compromiso y representación de las nece-sidades de la población asociada, laboral y de la población de Pérez Zeledón, por ello son cada vez más los agricultores relacionados con la cooperativa, así como mayores los consumidores de los servicios que proporciona la organización. Asimismo, es posible señalar que no ha sido la acción política estatal la que ha determinado su situación económica, la cual no ha sido permanente ni consistente a lo largo de la existencia de la cooperativa, sin embargo, si es posible afirmar, que ha sido la acción pública cooperativa, la que ha contribuido a generar satisfactores socia-les en salud, educación, empleo y servicios públicos a la población urbana de San Isidro El General y del Cantón de Pérez Zeledón, a la vez que ha influido de manera significativa al dinamismo económico de la zona y región Brunca, así como contribuye a la satisfacción de parte de las necesidades nacionales10.

La acción cooperativa ha contribuido a paliar las manifestaciones extremas de la pobreza en el Valle de El General, así como ha reducido drásticamente la emigración de la zona hacia la gran área metropolitana de la capital del país y la emigración ilegal hacia Estados Unidos. La práctica pública de la Cooperativa, también incide en favor de la igual-dad de género, así como en el fomento de la capacidad organizativa de la población femenina11 y su integración en nuevas actividades econó-micas como el turismo, entre otras.

La Cooperativa Agrícola, Industrial y de Servicios Múltiples El General R. L. (Coopeagri), representa aproximadamente el 40% de la actividad económica del Cantón de Pérez Zeledón, lo cual señala su significación social en la vida económica de la Región y de la nación, a lo cual habría que agregar la disponibilidad de recursos económicos a los asociados por reparto de excedentes, el pago por adelantado de la producción y compra de caña y café a los agricultores, así como, el pago de salarios a una creciente población trabajadora no asociada y temporal de la Cooperativa (COOPEAGRI, 2005a y 2005b).

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 95 5/24/07 11:50:31 AM

Page 96: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

96 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

Los trabajadores temporales en el corte de caña, reciben aproxima-damente entre el 55% y el 80% de lo que reciben los trabajadores de tiempo fijo y gozan de las prestaciones y seguros de protección a los trabajadores como establece la legislación vigente, aspecto que marca una diferencia importante con relación a los trabajadores agrícolas inmigrantes que regularmente no tienen seguro patronal ni propio de la Caja Costarricense del Seguro Social, ni son remunerados en razón ade-cuada y dignamente como lo establece la legislación y la Constitución de la República (Entrevista a funcionarios).

La creación de fuentes de trabajo estable por parte de COOPEAGRI, ha permitido la unidad familiar de la población laboral que no tiene permanencia laboral, a la vez que ha reducido la emigación en el espacio de su influencia, aun cuando el saldo migratorio es negativo (-0.4), durante el período de 1995-2000 (INEC, 2004). Asimismo, el devenir social y económico de la Cooperativa rompió de manera definitiva y radical con las viejas formas de economía de enclave de la actividad cañera en la región, con lo cual ha fortalecido la articulación y la inter-dependencia económica y social en la localidad y en la región Brunca.

La organización cooperativa ha fortalecido el cooperativismo en la Región Brunca, sin embargo, su emprendimiento no puede superar su inequidad estructural e histórica.

La capacidad distributiva de COOPEAGRI, en su actual desarrollo, no permite revertir las tendencias predominantes en la región y sociedad costarricense, que reproducen inequidad, pero son organizaciones socia-les y económicas que amortiguan y compensan los desequilibrios en los ámbitos de su actividad e influencia. La pobreza no se ha agudizado, por la remuneración al trabajo, incentivos (Cuadro Nº 3), distribución de excedentes, la acción social del cooperativismo, pero también habría que agregar, que parte de los excedentes generados por la actividad produc-tiva del cooperativismo, por el incremento de salarios, por incremento de la población ocupada (Gráfico Nº1) y por los beneficios distribuidos (Gráfico Nº 2), son captados por empresas privadas no cooperativas y además por el incremento de su contribución por el pago de tributos al Estado. La distribución del cooperativismo y particularmente de COOPEAGRI, contradice la visión que subordina lo social a lo económico, esto es, el posicionamiento y legitimidad del cooperativismo, por su aporte a la colectividad e integrantes, han creado y viabilizado la distri-bución de excedentes (Gráficos Nº 5 y 8 y Cuadros Nº 2 y 3), ha dinami-zado producción y exportación (Gráfico Nº 6 y Cuadro Nº 4) de la economía regional, así como al ingreso fiscal del Estado.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 96 5/24/07 11:50:32 AM

Page 97: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 97

GRÁFICO Nº 5 CUADRO Nº 2

COOPEAGRI – COOPEAGRI – Credecoop: Excedentes Credecoop: Excedentes generados generados

Años COOPEAGRI CREDECOOP Total

2000 155,029,385 98,557,927 253,587,312

2001 167,613,594 82,598,362 250,211,956

2002 279,105,540 77,314,008 356,419,548

2003 236,043,831 80,046,070 316,089,901

2004 278,345,131 95,308,540 373,653,671

Fuente: Depto. Gestión Financiera. COOPEAGRI

CUADRO Nº 3

COOPEAGRI: Incentivo económicos a asociados y colaboradores 2000-2004

AñosIncentivo

café de altura

Incentivo especial café

Incentivo precio

extracuota

Préstamo de semilla

Incentivo a la productividad

(Colaboradores)Total

2000 0 0 13,222,700 12,957,828 0 26,180,528

2001 36,870,563 0 13,254,167 48,248,175 0 98,372,905

2002 13,460,466 0 34,961,123 29,678,100 0 78,099,689

2003 21,233,750 102,768,626 37,767,737 64,733,475 30,758,678 257,262,266

2004 17,511,252 7,882,893 81,724,673 27,465,400 25,069,392 159,653,610

Fuente: Desarrollo Asociativo COOPEAGRI.

GRÁFICO Nº 6 CUADRO Nº 4

COOPEAGRI: Exportaciones COOPEAGRI: Exportaciones de café 1999-2004 (quintales) directas de azúcar

Año Bultos de 50 Kg Valor de USS

2000 6.8 176.8

2001 8 208

2002 8.8 228.8

2003 9.8 254.8

2004 12.5 325

Fuente del Gráfico Nº 5 y Cuadro Nº 4: Departamento de Contabilidad. Balance Social 2004. COOPEAGRI, 2005b.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 97 5/24/07 11:50:32 AM

Page 98: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

98 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

La actividad de COOPEAGRI es sustentable económica y socialmente, no sólo es una empresa exitosa en las diversas actividades empresariales, sino porque simultáneamente ha contribuido a revertir las tendencias centralizadoras y concentradoras de la distribución en contexto social de su labor cotidiana, redistribuyendo la rentabilidad a la población, pro-ductores, asociados y trabajadores. Asimismo, los programas de refores-tación y protección del bosque (Cuadro Nº 5 y Gráfico Nº 7), hacen de la Cooperativa una organización que contribuye al dinamismo económico, social y ambiental en la Ciudad de San Isidro El General, como en el Cantón de Pérez Zeledón y la Región Brunca de Costa Rica.

El caso estudiado es un ejemplo de una economía de capital social o de rostro humano. El dinamismo de la organización no puede ser explicado exclusivamente por la acción empresarial, que en otros espa-cios sociales, privilegia el crecimiento económico con la reproducción ampliada de la pobreza.

CUADRO Nº 5 GRÁFICO Nº 7

Proyectos de reforestación Proyectos de reforestación y protección del bosque y protección del bosque

Año Reforestación Has.

Protección Has.

TOTAL Has

2000 7.5 444 451.5

2001 0 227 227

2002 43 50 93

2003 42 550 592

2004 38 1319 1357

Fuente: Balance Social 2004. Elaboración propia

GRÁFICO Nº 8

Giro a beneficiarios y pésame a Asociados (miles de colones por años)

Fuente: Departamento de Contabilidad. Balance Social. Elaboración propia.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 98 5/24/07 11:50:32 AM

Page 99: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 99

CONSIDERACIONES FINALES

Las formas de distribución de los beneficios a los asociados, trabajadores y la colectividad, que realiza la Cooperativa Agrícola Industrial y de Servicios Múltiples (COOPEAGRI) son de diversa naturaleza y en todos los casos constituyen auténticas contribuciones destinadas a satisfacer los requerimientos sociales, a la vez que son contribuciones solidarias hacia los asociados y la comunidad.

En el caso estudiado se establece una relación directa entre capital social y política pública, en la medida que la acción colectiva de la Cooperativa, trasciende el ámbito espacial y social de su organización, para involucrar en su quehacer a la población relacionada de modo directo o indirecto con las actividades que desempeña la organización. La acción cooperativa no sólo era pública en la medida que parte de su actividad está dirigida y relacionada con otras organizaciones y el mer-cado, sino, porque también efectúa una acción benefactora en su medio social y ambiental.

Sin embargo, habría que mencionar que su actuación no constituía una práctica excepcional, pues se da en un medio donde existen coope-rativas y una proporción significativa de la población es cooperativista. De este modo, el capital social cooperativo en el caso estudiado, no debe ser apreciado como una labor sólo efectuada por COOPEAGRI, sino por una colectividad organizada para un logro compartido. La acción de la organización cooperativa no ha estado desarticulada con las necesidades y perspectivas del medio social y orgánico, lo cual ha fortalecido y enri-quecido su vínculo social y orgánico.

El capital social, para el caso estudiado, es una fuerza productiva por excelencia, no sólo para crear nuevas formas empresariales, sino porque reproduce solidaridad y unidad social entre los miembros de las organi-zaciones con la sociedad.

En el trabajo no se ha sido exhaustivo en el análisis de la información presentada, dado que no era el objetivo esclarecer la forma como se adoptaban determinadas prácticas en el seno de la cooperativa, sino el establecer la vinculación de la organización con su medio social y orga-nizativo.

Esta aproximación analítica sobre el capital social calificado como cooperativo, podría propiciar otros trabajos e investigaciones que per-mitan apreciar otras formas de manifestación de la socialidad y solidari-dad de las poblaciones para el beneficio común o público.

Asimismo, el análisis de la política pública desde la sociedad civil y particularmente del cooperativismo, es una línea de investigación que tan sólo fue señalada como una tendencia contemporánea ante la priva-tización del bienestar.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 99 5/24/07 11:50:33 AM

Page 100: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

100 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

NOTAS

1 El Cantón de Pérez Zeledón se encuentra ubicado en la parte occidental del Valle de San Isidro del General en el sureste de Costa Rica. Abarca una extensión de 190.183 Has.; está dividido en 11 distritos y tiene 230 pueblos, todos ellos bajo la jurisdicción administrativa de una sola municipalidad. La densidad poblacional del cantón es de aproximadamente 63 habitantes por Km2.

2 La cooperativa se encuentra en el Cantón de Pérez Zeledón, provincia de San José, sin embargo, según división regional establecida por el Ministerio de Planificación, se le ubica como parte de la Región Brunca que cubre toda la zona sur, una de las más pobres del país (34% por línea de pobreza, o 56% según las necesidades básicas insatisfechas –NBI–). Actualmente la cooperativa ocupa el espacio de los once distritos del Cantón de Pérez Zeledón.

3 Proceso en el cual participaron las asociaciones de ayuda mutua o de auxilio mutuo, precursoras en Costa Rica de las organizaciones cooperativas (Huaylupo, 2003b).

4 Para el año 1984 la población de Pérez Zeledón era de 84 723 habitantes, mientras que para el 2000 era de 122 187 habitantes. El Cantón crecía a una tasa de 2 498. La Región Brunca, donde se asienta la cooperativa, tenía una población de 299 336, según el censo del 2000 (UNCOOSUR, 2002).

5 La actividad bananera de Chiquita Brands, por ejemplo, producción tradicional con gran competitividad internacional, continua siendo una actividad rentable, por el uso de drenajes especiales que optimizan el uso del agua necesaria, como también de la producción. Asimismo, el incremento de la tecnología informática está contribuyendo a precisar y a controlar el proceso productivo del banano, lo cual no ha implicado la ampliación de la ocupación permanente, sino por el contrario, su disminución con elevada inversión en cada fase de renovación productiva y tecnológica.

6 En la Región Brunca son las actividades agropecuarias las que más población absorben (46 492 personas), representando el 42,2% de la población ocupada de la región. Es una característica similar para otras regiones (INEC, 2000: 30).

7 Entrevistas al Ingeniero Juan Carlos González (Ministerio de Agricultura y Ganadería) y al Ingeniero Humberto Solís (Programa Integral de Mercadeo Agropecuario - PIMA).

8 La Región Brunca es la que tiene, después de la Región Atlántica y sin tomar en cuenta la Región Central, el mayor número de trabajadores asalariados (70 089 personas), pero la de menor ingreso promedio mensual de todas las regiones del país (77 727 colones) (INEC, 2000 y 2004).

9. Aspecto que se discute en el ámbito costarricense en la formalización de una nueva disposición jurídica en la Asamblea Legislativa, donde a cambio de una imposición tributaria se establezca la contribución de las cooperativas con pro-yectos en beneficio de la colectividad en el ámbito del espacio social de la empresa cooperativa.

10. Aproximadamente el 63% de la producción de azúcar de COOPEAGRI atiende el mercado nacional y el resto es exportado, del cual el 17% se destina al mercado europeo. (COOPEAGRI, 2004).

11. En 1982 se crea la Asociación de Damas de COOPEAGRI, como una actividad que promueve la incorporación de la mujer a la vida comunitaria y productiva, así como la valoración de su estima y capacidad humana.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 100 5/24/07 11:50:33 AM

Page 101: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 101

BIBLIOGRAFÍA

ATRIA, Raúl (2001). “Capital Social: concepto, dimensiones y estrategias para su desarrollo.” Capital social y reducción de la pobreza: en busca de un nuevo para-digma, Santiago de Chile, CEPAL, Naciones Unidas.

http://www.redel.cl/documentos/capitalsocial1.html

CARR, Edward (1998). ¿Qué es la historia?, Barcelona, Editorial Seix Barral.

COOPEAGRI (2005a). Informe Anual 2004, San Isidro El General.

COOPEAGRI (2005b). Balance Social 2004, San Isidro El General.

CHALMERS, Allan (1982). ¿Qué es esa cosa llamada ciencia social?, México, Siglo XXI.

GARRETÓN, Manuel Antonio (2002). “La transformación de la acción colectiva en América Latina”, Revista de la CEPAL, Nº 76, Chile, CEPAL, Naciones Unidas.

HINKELAMMERT, Franz (1999). El Huracán de la Globalización, Departamento Ecumé-nico de Investigaciones, San José, Costa Rica.

HUAYLUPO, Juan (2003a). “Las cooperativas en Costa Rica”, Maestría en Administración Cooperativa, Costa Rica, uniRcoop.

HUAYLUPO, Juan (2003b). “La constitución Social e Histórica del Cooperativismo en Costa Rica”, Revista uniRcoop, Nº 2, Volumen Nº 1, Canadá, IRECUS, Universidad Sherbrooke, uniRcoop.

HUAYLUPO, Juan (2005). “Tiempo-espacio en la constitución estatal. Una perspectiva desde la sociedad costarricense”, Latinoamérica-Revista de estudios latinoameri-canos, México, Centro Coordinador y Difusor de Estudios Latinoamericanos, Universidad Nacional Autónoma de México.

INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA Y CENSOS-INEC (2000 y 2004). Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples, San José, Costa Rica.

KLIKSBERG, Bernardo (1999). “Capital social y cultura, claves esenciales del desarro-llo”, Revista de la CEPAL, Nº 69, Chile, CEPAL, Naciones Unidas.

KLIKSBERG, Bernardo, (2003). Hacia una Economía con Rostro Humano, Paraguay, Instituto de Capacitación y Estudios.

MARTÍ, José Pablo (2002). “La economía solidaria y las empresas cooperativas. Reflexio-nes en la búsqueda de alternativas”, Uruguay, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de La República.

MINISTERIO DE TRABAJO Y SEGURIDAD SOCIAL (1998). Plan Nacional para la pre-vención, eliminación progresiva del trabajo infantil y la protección de la persona adolescente trabajadora, Costa Rica, Programa Internacional de Eliminación del Trabajo Infantil de la Organización Internacional del Trabajo.

MORALES, Miguel y Gerhard Sandner (editores) (1982). Regiones periféricas y ciudades intermedias en Costa Rica, Costa Rica, Escuela de Ciencias Geográficas de la Universidad Nacional, Instituto de Estudios Iberoamericanos de Hamburgo, y Departamento de Geografía Económica de Universidad de Hamburgo.

PITTY, Emmanuel (2002). El impacto de la tecnología de información en la producción en el desarrollo empresarial. El caso de Chiquita Brands Internacional, Tesis de Maestría en Administración Pública, Universidad de Costa Rica.

PRÉVOST, P. (1996). “El desarrollo local y las cooperativas”, Cuadernos de Desarrollo Rural, México, Nº 37.

SACRISTÁN, Antonio (1990). “La crisis mundial y la nuestra como crisis de la teoría económica”, Problemas del Desarrollo, México, Revista Latinoamericana de Econo-mía, Vol. XXI, Enero-marzo, Instituto de Investigaciones Económicas. Universidad Nacional Autónoma de México.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 101 5/24/07 11:50:33 AM

Page 102: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

102 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

SANCHO, Federico (2002). La brecha digital: ¿Un tema prioritario para el desarrollo rural?, Tesis de Maestría en Gerencia en Proyectos de Desarrollo, Instituto Centro-americano de Administración Pública, Costa Rica.

SEN, Amartya (2000). Desarrollo y Libertad, México, Planeta.

STARK, W. (1974). Historia de la Economía en su Relación con el Desarrollo Social. México, FCE.

TOURAINE, Alain (2004). ¿Qué es democracia?, México, FCE.

URQUIDI, Víctor (2005). Otro siglo perdido. Las políticas de desarrollo en América Latina (1930-2005), México, FCE-El Colegio de México.

UNION DE COOPERATIVAS DEL SUR R.L (UNCOOSUR.) (2002). Trabajo de diagnós-tico del Cantón de Pérez Zeledón, Comisión Técnica de UNCOOSUR R. L.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 102 5/24/07 11:50:33 AM

Page 103: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

Rituales en cooperativas de ahorro y crédito mexicanasAlejandra Urbiola Solís1 y Graciela Lara Gómez2

Universidad Autónoma de Querétaro, México

RESUMEN • Los actos rituales en las cooperativas mexicanas constitu-yen elementos de la cultura organizacional que pueden estudiarse uti-lizando el marco teórico de la antropología cultural. El estudio de los rituales en las cooperativas mexicanas nos permite conocer cómo se perciben los principios y valores que sustentan ideológicamente a estas organizaciones. En las cooperativas de ahorro y crédito mexicanas los ritos y rituales permiten la transmisión y construcción de consenso entre los miembros de la organización.

RESUMO • Os atos rituais existentes nas cooperativas mexicanas constituem elementos da cultura organizacional que podem ser estu-dados por meio do quadro teórico da antropologia cultural. O estudo dos rituais nas cooperativas mexicanas nos possibilita conhecer como são percebidos os princípios e valores que constituem a base ideológica dessas organizações. Nas cooperativas mexicanas de poupança e cré-dito, os ritos e os rituais permitem a transmissão e a construção de um consenso entre os membros da organização.

RÉSUMÉ • Les actes rituels existant dans les coopératives mexicaines constituent des éléments de la culture organisationnelle qui peuvent être étudiés en utilisant le cadre théorique de l’anthropologie culturelle. L’étude des rituels dans les coopératives mexicaines nous permet de connaître comment sont perçus les principes et valeurs qui constituent la base idéologique de ces organisations. Dans les coopératives d’épar-gne et crédit mexicaines, les rites et les rituels permettent la transmission et la construction d’un consensus entre les membres de l’organisation.

SUMMARY • Ritual acts inside Mexican cooperatives are elements of the organizational culture that can be studied with the anthropological framework. The study of rituals in the Mexican cooperatives gives us the opportunity to study how the members of these organizations perceive the cultural elements, mainly the principles and values core of the ideo-logical base organizations. In the Mexican cooperatives rites and rituals, allow maintaining and transmitting cultural meaning among the orga-nizational members.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 103 5/24/07 11:50:33 AM

Page 104: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

104 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

INTRODUCCIÓN

El objeto de estudio tradicional de la antropología cultural en relación al ritual se ubicó durante mucho tiempo en el campo de la religión en culturas no “occidentales”; una definición clásica de “ritual” incluiría términos como “cuerpo de ceremonias”; “actuación”, “método detallado” u “órdenes prescritas”, entre otros, todos ellos relacionados con lo rela-tivo al rito religioso, a la costumbre y ceremonia. A través del ritual los deseos se cumplen, la mala suerte se evita y el cambio o transición den-tro del ciclo de vida se hace más suave.

Cuando nos referimos al ritual, pensamos en él en los términos que es utilizado dentro de la antropología cultural, recurriendo a la clasifica-ción que se hace dentro de este campo: rituales periódicos o cíclicos; rituales críticos o ritos de pasaje; dependiendo en cada caso, del propósito del ritual y del tiempo en el que éste se lleva a cabo. Normalmente aso-ciamos los rituales a las reglas establecidas para el culto en ceremonias religiosas y pensamos en ceremonias de bautizo o bodas, aunque somos concientes que en nuestra vida cotidiana hacemos uso de rituales (cos-tumbres o ceremonias) que no están relacionadas con aspectos religiosos y que pueden ser observados también dentro de las organizaciones.

Es evidente que existen elementos culturales dentro de las organiza-ciones como las historias, los mitos, los símbolos y los rituales, siendo todos ellos parte esencial de aquello que define a una organización con respecto a las otras. Respecto al ritual, podemos reflexionar acerca de su propósito, su función o su estructura o la manera como éstos se desarro-llan. Relacionando el ritual con los elementos de lo que se denomina “cultura organizacional” podemos también distinguir entre elementos culturales que son importantes para los miembros de la organización, de aquéllos que se pueden utilizar dentro de la misma y que tienen una función dentro de lo que conocemos como la “cultura corporativa”.

En cuanto a los primeros, la relación que se genera entre los indivi-duos en interacción dentro de la organización constituiría el “objeto de estudio” y tiene como propósito estudiar la construcción de significados comunes a partir de elementos culturales que reciben consenso (ver los trabajos de Smircich, 1983; Dávila y Martínez, 1999; y Reygadas, 2000), a diferencia de los pertenecientes a la cultura corporativa que tienen más un carácter instrumental y son utilizados para corregir problemas de clima organizacional.

El enfoque tradicional de los trabajos sobre cultura tiene un carácter instrumental, es decir, la cultura puede ser estudiada o analizada con el objeto de construir instrumentos que permiten alcanzar las metas cor-porativas (una comunicación tipo que desarrolla o hace posible tener áreas de consenso, identidad, buen clima organizacional, etc.). Este tipo

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 104 5/24/07 11:50:33 AM

Page 105: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 105

de trabajo es estructural-funcionalista porque en primer lugar ubica a la cultura dentro del esquema organizacional y busca relacionarla con los otros elementos que se encuentran presentes en la organización. En contraparte, el otro tipo de trabajos busca más el análisis de la interpre-tación o comprensión de los elementos culturales y el papel que juegan en la interacción al interior de la organización. El énfasis está en la cons-trucción de significados y por otra parte, en la conducta derivada de las áreas de consenso organizacional que permite o hace posible el mante-ner y transmitir significados culturales o ideológicos que constituyen la base de una organización.

Al considerar a la “cultura organizacional” dentro de una organización como algo que sus miembros son capaces de experimentar y dar signifi-cado, nos ubicamos en un proceso dinámico de interacción entre sus miembros, donde es posible afirmar que los elementos culturales no son estáticos, pueden re-construirse en el quehacer cotidiano y están relacio-nados con comportamientos como aprobación, discrepancia, rechazo, aceptación y cohesión entre los miembros de una organización.

En este trabajo se describen algunos resultados de dos tesis docto-rales en el campo de los estudios organizacionales (Lara, 2004; Urbiola, 2004). En él se expone la descripción de los rituales que se desarrollan en las cooperativas de ahorro y crédito mexicanas; estas ceremonias son comunes en la mayoría de ellas y puede decirse que su carácter es insti-tucional aunque todavía existen espacios para la reflexión sobre los contenidos del ritual entre los socios cooperativistas. Los rituales cons-tituyen parte de procesos de construcción simbólica alrededor de las creencias referenciadas en los principios filosóficos que sostienen estas organizaciones: principios y valores cooperativos.

Actualmente, la legislación (Ley de Ahorro y Crédito Popular) significa también cambios en las tradiciones y costumbres del sector financiero popular en general y en particular en las cooperativas de ahorro y crédito, las que están enfrentando cambios radicales en la forma de organizarse y ofrecer los servicios financieros. Sin embargo, de acuerdo con sus miem-bros, es importante conservar la filosofía cooperativista porque eso las distingue de la banca comercial y de desarrollo. A diferencia de los bancos, la cooperativa tiene una estructura de gobierno democrática, el nivel de profesionalización de sus directivos es bajo y la cobertura geográfica es mucho menos diversificada que la de los bancos.

De esta forma los valores que rigen a las cooperativas son creencias que están institucionalizadas en el entorno del cooperativismo y consti-tuyen la ideología que legitima a cada organización como miembro del sector de ahorro y crédito popular mexicano. El uso de los ritos es fun-damental en la vida organizacional de la cooperativa, proporcionando sentimientos de unidad que pueden ser visualizados inclusive en los

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 105 5/24/07 11:50:34 AM

Page 106: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

106 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

procesos de toma de decisiones. Actualmente la mayoría de las coope-rativas mexicanas siguen los principios y valores cooperativos, pertene-cen a organizaciones nacionales e internacionales que permiten reforzar esta ideología.

1. RITUAL Y ORGANIZACIÓN: UN ENFOQUE TEÓRICO

Si tomamos la definición de cultura de Geertz (2000) como el “conjunto de símbolos, creencias, valores y formas de pensar que pueden o no tener una expresión material y que están organizadas en sistemas o redes que comunican a sus miembros, que tienen un significado particular y que nos permiten entender conductas humanas” (Geertz, 2000: 20), podemos estudiar dentro de la cultura organizacional la dimensión simbólica como un proceso; buscando conocer la interpretación que hacen los miembros de la organización de los valores que identifican como suyos, de los contenidos compartidos y los de construcción simbólica. Aunque sabemos que pueden existir áreas de divergencia o un margen amplio para la interpretación (Reygadas, 2000; Owen, 1996), buscamos entender ciertos actos relacionados con los principios y creencias dentro de la organización que pueden considerarse como rituales.

La definición clásica del ritual proviene de Víctor Turner, ella esta-blece que se trata de una “conducta prescrita en ocasiones no dominada por la rutina tecnológica y relacionada con la creencia en seres o fuerzas místicas” (Turner, 1967: 19)3. Si partimos de que un símbolo es un signo convencional o figurativo interpretable por aquéllos que lo comparten (Hatch, 1997: 219), dentro de una organización podemos estudiar lo simbólico en los principios y valores o ideología que la sustenta, en los objetos, en el lenguaje y las expresiones verbales, en las actividades y acontecimientos en un contexto ritual.

Podemos decir que el significado del ritual es el de expresar nuestras creencias acerca de algo; utilizamos los rituales cuando queremos comu-nicar algo especial a los miembros de un grupo. Citando a Deal y Kennedy, Fernández sostiene que los rituales “proporcionan reglas que guían el comportamiento dentro de la vida corporativa y son, en efecto, la dramatización de los valores culturales básicos de la compañía” (Fernández,1995: 118). Podemos analizar los rituales dentro de la orga-nización en cuanto a los elementos simbólicos que incluyen, la función que tienen y el significado particular que adquieren entre los miembros de la organización. Un ritual es “una acción representacional presente en toda cultura: una práctica simbólica no necesariamente religiosa y opuesta a las acciones técnicas; es una acción susceptible de ser inter-pretada o decodificada que está integrada por dos elementos: los signos

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 106 5/24/07 11:50:34 AM

Page 107: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 107

externos o visibles que nos remiten a los significados internos” (Díaz Cruz, 1998: 22). El ritual también alude a “prácticas formalizadas, alta-mente rutinarias y previsibles que satisfacen las expectativas de los actores involucrados” (Díaz Cruz, 1998: 23).

Díaz Cruz (1998) enumera las siguientes propiedades formales de los rituales en antropología:

• Repetición: referida al tiempo y/o espacio, al contenido y/o forma, o a la combinación de ellos.

• Acción: dentro de un ritual los participantes actúan además de hablar o pensar.

• Comportamiento especial o estilización: las acciones o los símbolos4 se utilizan de manera que los participantes y observadores fijen su atención en ellos.

• Orden: los rituales siguen un proceso, son eventos organizados en los que intervienen personas y elementos culturales, tienen un orden lineal, no existe espacio para el caos o espontaneidad aunque pueden estar presen-tes pero siempre como elementos bajo control, “lo que suele quedar explicito en los rituales es quién hace qué y cuándo, las guías y reglas de acción, prescritas por tradición o convención son explícitas, pero las razones para actuar, los significados, los motivos o las interpretaciones de las acciones rituales no lo son necesariamente (Díaz Cruz, 1998: 226).

• Estilo presentacional evocativo y puesta en escena: a través de elementos simbólicos y sensoriales que se manipulan durante el ritual, se intenta producir un estado de alerta y compromiso entre los participantes.

• Dimensión colectiva: por definición los rituales tienen un significado social aunque pueden ser ejecutados por un solo actor que sigue las reglas aprobadas por su sociedad y que son del dominio público.

• Felicidad y tristeza: hace referencia a la evaluación del desempeño del ritual según su adecuación y relevancia institucional o cultural.

• Multimedia: en los rituales se utilizan múltiples canales de expresión como música, adornos, ropa especial, alimentos y bebidas, reposo y meditación, espacios de silencio, etc.

• Tiempos y espacio singulares: acotan la actividad simbólica, le imponen un límite. Los rituales pueden ser estudiados con respecto al tiempo en el cual se realizan, el propósito y el lugar en el que tienen lugar. Se puede hablar de un ciclo ritual con respecto a los rituales ordinarios y los rituales anuales. El primer grupo incluye los rituales periódicos como los ritos de pasaje por ejemplo, mientras que el segundo grupo, incluye los rituales regulares y reparadores.

Los rituales son similares a los hábitos pero no son iguales. Según Stanfield (1990), hay cuatro diferencias:

a) Los hábitos o las costumbres son comportamientos rutinarios que pue-den ser desarrollados o prescritos por el individuo o la sociedad. El ritual es diseñado para transmitir tanto el orden moral como el social.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 107 5/24/07 11:50:34 AM

Page 108: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

108 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

b) Nivel de involucramiento. La diferencia entre hábito y ritual es de grado y se refiere al nivel de conciencia sobre el ritual por parte del que lo practica o participa.

c) Función de comunicación. Un hábito o costumbre tiene un mensaje circunscrito a elementos más precisos que el ritual, donde el significado es multivocal y ambiguo. El tipo de participación también es diferente, en los rituales se requiere una respuesta más afectiva.

d) Los hábitos en general son fáciles de modificar y eliminar.

Mayer (2000), citando a Turner, establece cuatro tipos de rituales: aquéllos que se llevan a cabo en forma periódica; aquéllos que se realizan durante una crisis de vida; los rituales de regulación y los rituales repa-radores5. Cuando los rituales son periódicos tienen una fecha especial en el calendario y están relacionados con aspectos culturales considerados importantes para el grupo, estos rituales tienden a repetirse a lo largo del tiempo en determinadas fechas del calendario. El segundo tipo de ritua-les se refiere a los cambios por los que atraviesa un individuo de un estado a otro, son llamados también “ritos de pasaje” y un ejemplo de ellos son las ceremonias para celebrar el nacimiento, muerte o transición de la niñez a la adolescencia. En nuestro estudio podemos comparar los ritos de pasaje con una promoción o ascenso, o cuando un trabajador es despedido o deja la compañía. El tercer tipo de rituales, de regulación, se desarrolla en un contexto simbólico violento; son particularmente importantes en sociedades primitivas donde el poder no está centrali-zado. Por último, los rituales reparadores ayudan a los individuos a readaptarse a la sociedad, especialmente cuando algo no va bien.

Los rituales en nuestra investigación pueden clasificarse como perió-dicos, de pasaje, de regulación y reparadores. Podemos también clasifi-carlos en función de la temporalidad y el propósito: rituales relacionados con un ciclo ritual anual respecto al tiempo (ritos de pasaje y rituales cíclicos o periódicos) y rituales relacionados con un propósito particular (rituales de regulación y rituales reparadores).

2. METODOLOGÍA

Para llevar a cabo el análisis de la cultura organizacional, específica-mente de los rituales, se seleccionó a dos organizaciones cooperativas de ahorro y crédito: La Federación Unisap de Occidente6 y la Caja San Rafael7. Para su estudio se recurrió a la metodología cualitativa. Este acercamiento metodológico fue considerado el más idóneo porque proporciona un marco de referencia multidimensional, en concordancia con lo que constituye el “objeto de estudio” de este trabajo8.

La postura ontológica dentro de esta perspectiva metodológica considera que la “realidad” es una construcción, donde objeto y sujeto

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 108 5/24/07 11:50:34 AM

Page 109: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 109

interactúan, en los casos que aquí se presentan: las organizaciones coo-perativas de ahorro y crédito popular, las federaciones, el gobierno federal, la iglesia católica, los socios ahorradores, entre otros. Esta reali-dad tiene, por lo tanto, un carácter complejo y multifactorial y debe ser analizada considerando las perspectivas de aquéllos que están inmersos en su construcción. La aproximación cualitativa no se preocupa tanto por las posibles disparidades o diferentes “realidades” entre los actores, sino por la comprensión del fenómeno estudiado.

Otro elemento importante dentro de la aproximación cualitativa, relacionado con el anterior es el de la relación sujeto-objeto o relación epistemológica, dado que el mundo social es esencialmente relativo y sólo puede ser entendido desde el punto de vista de los individuos que están directamente involucrados en las actividades que se estudian, es importante rescatar su perspectiva y percepción. De ahí que se rechace la idea del “observador” o investigador desligado del fenómeno que se estudia, característica específica dentro de la epistemología positivista y se utilicen métodos y técnicas de investigación que rescaten la visión de “objeto de estudio”, específicamente se hace referencia a la aproxima-ción ideográfica, donde se obtiene la información de primera mano de alguna manera participando o interactuando y no sólo observando el fenómeno.

La postura en este trabajo se identifica con la dimensión subjetiva. Si se considera que la organización “es” cultura y que la cultura organi-zacional es un sistema de símbolos y significados compartidos, se subraya el hecho de que los conceptos tienen significados e interpreta-ciones, construidas por los miembros de una organización. El estudio de las creencias y valores de los individuos dentro de una organización implica para el investigador dar cuenta del contenido en los términos del sujeto con el que interactúa, es decir, se interpreta el fenómeno en los términos de los sujetos de investigación.

Por último, la metodología, busca obtener información en la organi-zación de los sujetos que interactúan dentro de ella en forma directa, es decir, de primera mano; en el caso que aquí se describe, se utilizó como método el interaccionismo simbólico, que afirma que la realidad es construida a través de elementos culturales. Las técnicas buscaron esa relación directa con los participantes, el dato de primera mano y fueron entre otras, la observación selectiva, la observación participante, la observación no participante, las entrevistas estructuradas y semiestruc-turadas, el análisis de fuentes documentales y artefactos.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 109 5/24/07 11:50:34 AM

Page 110: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

110 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

3. LA CULTURA EN LAS COOPERATIVAS DE AHORRO Y CRÉDITO

Los antecedentes directos de estas organizaciones las relacionan con la iglesia católica; durante el siglo XIX ante la apremiante situación social causada por la revolución industrial y el avance del capitalismo liberal, el Papa León XIII convocó la participación de los obreros, los patrones y el Estado, con la necesaria contribución de la iglesia, poniendo especial atención en la conciliación entre el trabajo y el capital. El resultado de este encuentro fue la carta encíclica Rerum Novarum (1891) publicada el 15 de mayo de 1891, donde se reconoce la importancia del tema de la cooperación con la sociedad civil.

La iglesia precisaba sus conceptos en torno a una estrecha colabo-ración del Estado como ente regulador y la conciliación entre las clases sociales. Posteriormente, se promovió la creación de organizaciones fundadas en la solidaridad: sociedades de socorro mutuo, entidades de previsión para protección de los obreros y patronatos. A partir de tal iniciativa se contribuyó a la creación y consolidación de cooperativas, como una solución a la posible ruptura del sistema capitalista, propo-niendo una base de convivencia social más justa, incluyendo una forma organizativa de asociación libre orientada a la resolución de la proble-mática básica del trabajo, consumo, distribución y producción.

Las cooperativas de ahorro y préstamo en México tienen una larga historia, de acuerdo con Rojas (1984), es durante 1950 cuando comienzan a tener una mayor presencia en territorio mexicano. En su impulso y desarrollo estuvieron presentes como agentes impulsores los sacerdotes católicos, que inspirados en el modelo canadiense, buscaron desarrollar en México, organizaciones similares para apoyar el desarrollo de las personas que no tenían opciones de crédito tradicionales. Rojas (1984) menciona que tanto la existencia de los centros sociales para trabajado-res como la ideología que repudiaba la usura, fueron elementos estruc-turales que favorecieron el desarrollo del movimiento cajista mexicano. Los fundadores del movimiento eligieron el lema: “Por un capital en manos del pueblo” y crearon un logotipo –el hombrecito feliz– que actualmente utilizan pocas organizaciones.

Los esfuerzos de la iglesia católica en México, quedaron plasmados en la ideología de base del movimiento, misma que se ha venido trans-mitiendo desde la fundación de las primeras cooperativas, hasta nuestros días.

Es así que los elementos culturales como los rituales que llevan a cabo las cooperativas del sector financiero popular, contienen elementos heredados de la tradición católica que fue trasmitida a través de sus fundadores y que persisten dentro de las organizaciones aún cuando éstas se hayan secularizado.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 110 5/24/07 11:50:34 AM

Page 111: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 111

De alguna manera esto explica la razón de que una cooperativa de ahorro y crédito sea diferente a una institución financiera comercial, y esto es porque fundamentalmente sus miembros son dueños de la misma y el fin último de estas organizaciones no es utilitario sino el de apoyar el desarrollo social de sus socios mejorando su calidad de vida y la de sus familias.

Se afirma que estas organizaciones son confiables porque son pro-piedad de los socios y están basadas en valores como ayuda mutua y solidaridad. Además de la educación de los socios ahorradores en prin-cipios y valores, los otros dos elementos que definen a este tipo de organizaciones son el crédito y el ahorro.

Hoy, la Alianza Cooperativa Internacional (1995) reconoce los siguien-tes principios:

a) membresía voluntaria y abierta b) gobierno democrático de los socios c) participación económica de los sociosd) autonomía e independencia e) educación, entrenamiento e información f) cooperación entre cooperativas g) compromiso con la comunidad

Y los Valores Cooperativos son los siguientes:

a) ayuda mutua b) responsabilidadc) democraciad) igualdad e) equidadf) solidaridad

La cultura organizacional de las cooperativas de ahorro y crédito tiene elementos materiales e inmateriales. Los primeros, pueden obser-varse directamente, constituyen parte de los medios de trabajo de las cooperativas, aquí se pueden incluir los artefactos, los edificios o el mobiliario; los segundos, incluyen aspectos simbólicos que pueden estar relacionados entre otras cosas con las creencias y valores dominantes en estas organizaciones.

Los símbolos tienen un significado mayor al que aparece a primera vista, pues tienen inmersos elementos de la cultura. Se identifican como símbolos de la organización el logotipo, las banderas nacional y del cooperativismo, las oraciones, así como los valores y principios coope-rativos. Los símbolos, los valores y las creencias compartidas entre los miembros de la organización, se relacionan con los principios y valores del movimiento cooperativista; éstos constituyen la ideología del movi-miento cooperativista en todo el mundo. La comunicación organizacio-

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 111 5/24/07 11:50:35 AM

Page 112: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

112 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

nal de estos elementos es un factor relevante, ya que permite que se construyan consensos. Es posible también que la interpretación entre los socios ahorradores no sea totalmente homogénea, sin embargo es facti-ble observar la aplicación de los principios y valores en la estructura organizacional; los miembros de este tipo de organizaciones, desarrollan en forma paralela, un conjunto de creencias y percepciones sobre ellos y comienzan a elaborar procesos de comunicación en pequeños grupos que permiten alcanzar y/o consolidar un consenso organizacional.

Un ejemplo del conjunto de elementos que constituyen la cultura organizacional son los símbolos en la Federación Unisap que se indican en el cuadro 1.

CUADRO 1

Símbolos en la Federación de Cooperativas

Símbolo Origen Significado Función

Logotipo Creado por la propia organización

Formado por dos manos estilizadas, dos pinos y una figura humana.Los dos pinos son el símbolo internacional del cooperativismo.

- Ideológica- Utilitaria- Identificación - Adhesión internacional

Banderas De MéxicoDe la ACI

Exalta el patriotismo de ser mexicano y la afiliación a organismos internaciona-les.

- Ideológica- Adhesión al sistema internacional

Oraciones Invocación inicial y final, para las reuniones de las cooperativas

Renueva el compromiso y voluntariado que deben existir en las organizacio-nes cooperativas.

- Ideológica

Principios y valores cooperativos

ACI (Alianza Cooperativa Internacional)

Es la filosofía aplicable a la organización, a sus socios y dirigentes.

- Ideológica- Identidad- Educación

Fuente: Adaptado de Urbiola y Lara (2003: 159)

4. RITUALES EN LAS COOPERATIVAS MEXICANAS

Dentro de las cooperativas existen prácticas rituales como rutinas for-malizadas que son previsibles y satisfacen a los actores involucrados tanto en las organizaciones de primer nivel como en los organismos a los que éstas pertenecen (federaciones, confederaciones); ejemplos de estas rutinas son los saludos entre los socios directivos y los socios ejecutivos, el proceso de entrada a la Asamblea General Ordinaria, las oraciones iniciales y finales durante la Asamblea, la ratificación de acuerdos, entre otros. Existen también rituales donde los participantes pueden tener una conducta no prescrita ni formal durante todo el proceso, espacios para la participación individual y la construcción de significados, por ejemplo

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 112 5/24/07 11:50:35 AM

Page 113: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 113

durante las reuniones de bienvenida o durante la presentación de los servicios de préstamos a los socios potenciales.

Los rituales como acción social involucran procesos de comunica-ción y construcción simbólica entre los miembros de la organización. Implican por lo tanto espacios especialmente dedicados a ese fin y un lenguaje “ritual”, que en el caso que nos ocupa está relacionado directa-mente con las oraciones o invocaciones iniciales y finales en los actos protocolarios para la celebración de juntas de los consejos directivos y asambleas, con el himno internacional de la cooperación y con los salu-dos a las autoridades de la federación, las cooperativas invitadas y las autoridades financieras mexicanas. En cuanto a los lugares para el ritual, se cuentan con espacios destinados a las asambleas o reuniones, que son adornados con fotografías de los fundadores del movimiento nacional y de los propios fundadores de las cooperativas o sus federaciones, así como con símbolos cooperativos aceptados en el ámbito internacional. Normalmente los eventos se preparan con antelación, todos los partici-pantes conocen de antemano el ritual y saben lo que deben de hacer en cada parte de la ceremonia. Se filman los eventos, se levanta un acta y se toman fotografías.

Un ejemplo de ritual como conducta formalmente prescrita es la Asamblea General Ordinaria que sigue un orden preestablecido y culmina con el reconocimiento a socios directivos que sirvieron en la organización con trabajo voluntario o por su antigüedad en la cooperativa.

Durante la asamblea se lleva a cabo una recepción, que incluye la vigencia de derechos para sufragar el voto; posteriormente cuando todos los socios e invitados especiales están presentes comienza la asamblea. Al inicio se realizan oraciones, se entona el himno nacional y el himno de la cooperación; al final se invoca la “oración final”, se informa, se toman decisiones y se levantan actas. Estos rituales se realizan con res-peto y solemnidad.

Este tipo de rituales proporcionan reglas de comportamiento para los socios que comienzan a participar en las asambleas y ratifican el consenso entre los socios antiguos; en el caso de las reuniones de bien-venida a los socios potenciales, la presentación de los servicios de prés-tamos, los derechos y obligaciones así como la supervisión y la Ley de Ahorro y Crédito Popular son temas que se revisan en un orden preesta-blecido –de acuerdo con la convocatoria– aunque los participantes pueden presentar una conducta informal durante el proceso ritual.

Igualmente en las federaciones, también se pueden observar con-ductas rituales, por ejemplo cuando se incorporaron algunos ritos a sus juntas, específicamente las oraciones; este tipo de conducta ritual puede ser catalogada como periódica ya que se realiza en una fecha fija en el

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 113 5/24/07 11:50:35 AM

Page 114: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

114 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

calendario y conmemora acontecimientos aceptados culturalmente dentro de un grupo como importantes para la vida colectiva. En el ritual que se indica en el cuadro 2, se realizan invocaciones para iniciar y con-cluir las reuniones de las cooperativas.

CUADRO 2

Invocaciones para iniciar y concluir las reuniones de la cooperativa

(Para invocar al iniciar las reuniones de la cooperativa)

SEÑOR: Te alabamos porque eres padre nuestro,te pedimos perdón por no amarte suficientementey no haberte sabido amar en nuestros hermanos.SEÑOR: Bendice este movimiento cooperativodel cual tú quieres que formemos parte.Que reine en él tu espíritu que es amor y paz.Apaga en nosotros el espíritu de egoísmo y de lucro y enciende en nuestros corazones el deseo de servir a nuestro prójimo.SEÑOR: Haz que el cuidar y gozar del capital material con que tú nos socorres para hacerfrente a nuestras necesidades, no dejemos de acumular el capital imperecedero sirviéndotey amándote en nuestros semejantes.

(Para invocar al finalizar las reuniones de la Cooperativa)

Señor, hazme instrumento de tu paz,donde haya odio, siempre yo amor; donde haya injuria, perdón;donde haya duda, fe;donde haya desaliento, esperanza;donde haya sombras, luz;donde haya tristeza, alegría;

¡Oh divino maestro!, concédeme,que no busque ser consolado, sino consolar,ser comprendido, sino comprender,ser amado, sino amar.Porque dando es como recibimos;perdonando es como tú nos perdonas.

Y muriendo en ties como nacemos a la vida eterna.

Fuente: Lara (2004)

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 114 5/24/07 11:50:35 AM

Page 115: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 115

Otro rito que fue incorporado a las asambleas es la “promesa del directivo” (ver el cuadro 3), que es el acto de toma de protesta de los dirigentes electos, que se incorporan a los cargos de dirección. General-mente se lleva a cabo en ocasión de la Asamblea General Ordinaria.

CUADRO 3

Promesa del directivo

En la presencia del Padre común de todos los hombres y delante de los socios que los han elegido, por el bien del México justo y fraternal que estamos construyendo: – ¿Prometen ustedes cumplir fielmente y hacer cumplir los estatutos de la caja que van a presidir?– Sí, prometemos.– ¿Prometen sacrificar su tiempo y esfuerzos personales, en beneficio de sus consocios?– Sí, prometemos.– ¿Prometen trabajar por difundir el espíritu de ayuda mutua, haciendo conocer los beneficios de esta caja y fomentando ese mismo espíritu solidario dentro y fuera de la asociación?– Sí, prometemos.– Si así como lo prometen lo cumplen, Dios se los premie y esta sociedad se los reconozca.– Pero si faltan a esta solemne promesa que han hecho, serán responsables de su falta de cumplimiento, ante esta sociedad, ante la patria y que Dios se los demande.– … Gracias.

Fuente: Lara (2004)

Los fundadores de las cajas afiliadas a la Confederación Mexicana de Cajas Populares (CMCP) –ahora desaparecida– adoptaron un himno, que posteriormente se descontinuó al disgregarse el movimiento. Más tarde, la Federación Unisap de Occidente, incorporó en sus actos protocolarios un himno latinoamericano (ver el cuadro 4) cuyo contenido se apega a la filosofía cooperativa que la rige.

CUADRO 4

Himno de la cooperación

Cooperativas, que nos dan libertad,Seguridad, de un mundo mejor,Federación, en que alienta el calorde un ideal, cooperación universal.Cooperativas significan bienestaren un mundo mejor.Federacionesde intereses que en común

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 115 5/24/07 11:50:35 AM

Page 116: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

116 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

tienen fuerza y valor.Cooperativassignifican un pendónde justicia social.Es semillaque en los surcosde la unióngerminaránCOROUnidos forjaremos,en bien de los humanos,un mundo en que seremoslos hombresmás hermanos.Pongamos en mañanala fe en este ideal.Uniendo nuestras fuerzaspodremos cooperar(se repite)

Fuente: Lara (2004)

En el cuadro 5 se muestra un ejemplo de ritual como conducta for-malmente prescrita, específicamente en los casos de la Asamblea General Ordinaria, la Reunión de bienvenida y la visita del Comité de supervisión. Del lado derecho se muestra la función en la organización. Como se mencionó anteriormente, el consenso y solidaridad con respecto a la toma de decisiones en la organización y el apego a los principios y valo-res del cooperativismo mexicano son importantes entre los socios y determinan el apego a la organización, pero al mismo tiempo la asam-blea constituye un espacio de identidad y adhesión para los recién llega-dos, mientras que los socios invitados y miembros de otras cooperativas pueden dar su aprobación a la organización.

En el caso de la visita del Comité de supervisión, se trata de un ritual periódico donde es importante llevar a cabo una supervisión que cumpla con los requerimientos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) con miras a asegurar el manejo financiero sano y los fondos de los socios ahorradores. Esta evaluación legitima a la organización no sólo ante los socios miembros de la cooperativa sino también ante las otras cooperativas con las que se puede tener relación. Aprueba la toma de decisiones de los directivos de la organización que a su vez reciben la aprobación de los miembros de la cooperativa quienes pueden desarro-llar áreas de consenso respecto al rumbo de la organización.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 116 5/24/07 11:50:35 AM

Page 117: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 117

CUADRO 5

Ritual como conducta formalmente prescrita y su función en la organización

Asamblea General Ordinaria

Entrada al recintoSaludos a los participantesInvocación inicial Invocación final Himno de la cooperaciónHimno nacional Minuto de silencio por los socios fallecidos Ratificaciones de elecciones y reelecciones

Adhesión Identidad Solidaridad Consenso Aprobación

Reunión de bienvenida

Presentación de los servicios de préstamos, el programa de socio cumplido, los derechos y obligaciones de los socios.

Adhesión

Visita del Comité de supervisión

Supervisión extra situ Supervisión in situ

Legitimidad Consenso Aprobación

Fuente: Urbiola (2004)

Los rituales involucran actividades simbólicas donde se promueve la integración, la solidaridad y la cohesión entre los miembros de la cooperativa, pero al mismo tiempo el ritual es una fuente de significantes y significados, de continua construcción simbólica (Díaz Cruz, 1998) lo que quiere decir que esas reglas que guían el comportamiento pueden irse ajustando en las acciones representacionales y adquirir significados multivocales y ambiguos. En el caso de la Caja San Rafael, la identifica-ción de los socios con los principios y valores cooperativos no es homo-génea. La visión general de la organización es la de una entidad que logra satisfacer las necesidades financieras de sus agremiados sin importar sus aportes financieros, aunque en lo particular la percepción de los socios puede variar sobre cuáles principios y valores son más importantes.

El ciclo ritual anual en la Federación Unisap y en la Caja San Rafael incluye las actividades que se realizan de manera permanente durante todo el año como la reunión de bienvenida y los círculos de estudio, o aquéllas que son sólo una vez al año como la Asamblea General Ordinaria o la visita del Comité de supervisión en la Caja San Rafael. Todas las actividades rituales tienen un formato, están sujetas a guías y reglas, es decir, todos los participantes conocen quién hace qué cosa en cada caso; el tiempo y el espacio físico para llevarlas a cabo también se controlan. Durante los rituales, se utilizan diversos canales de expresión: música, cantos, vestidos especiales, alimentos y bebidas, meditación y silencios; los participantes interactúan y se utilizan símbolos propios de las orga-nizaciones cooperativas.

Tomando a la cooperativa San Rafael como ejemplo podemos clasi-ficar los rituales en función de la temporalidad y el propósito: en el primer

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 117 5/24/07 11:50:35 AM

Page 118: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

118 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

caso los realizados en el tiempo ordinario, que incluyen a los rituales periódicos y ritos de pasaje; por otra parte, los realizados con un propó-sito particular y que se incluyen en la evaluación anual, los rituales reguladores y reparadores (cuadro 6)

CUADRO 6

Ciclo ritual anual

Ciclo ritual anual en la Caja Popular San Rafael

Tiempo ordinario Evaluación anual

Periódicos Ritos de paso Reguladores Reparadores

Reunión de bienvenida

Círculos de bstudio

Asamblea General Ordinaria

Comité de supervisión

Especializado Medio Asamblea de representantes

Extra situ

Asamblea seccional

In situ

Los rituales cumplen las características de: repetición, acción de los participantes, comportamiento simbólico, orden, dimensión colectiva, uso de múltiples canales de expresión y tiempo particular. A diferencia de los hábitos o costumbres estos rituales tienen como objetivo transmi-tir los principios y valores cooperativos, la ideología y sustento filosófico de estas organizaciones entre sus miembros; aunque algunos incluyen comportamiento rutinario o prescrito existe un mayor grado de involu-cramiento por parte de los participantes.

Estos rituales involucran actividades simbólicas donde se promueve la integración, la solidaridad y la cohesión entre los miembros de la cooperativa.

CONCLUSIONES

Aunque normalmente el uso de la palabra ritual está asociado a la antro-pología, es posible estudiar los rituales en otras disciplinas para entender procesos de construcción simbólica entre los miembros de una organi-

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 118 5/24/07 11:50:36 AM

Page 119: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 119

zación. Los rituales pueden ser clasificados en función del tiempo y del propósito con el que son llevados a cabo: rituales relacionados con un ciclo ritual anual respecto al tiempo (ritos de pasaje y rituales cíclicos o periódicos) y rituales relacionados con un propósito particular (rituales de regulación y rituales reparadores).

La conducta ritual es común tanto en las federaciones como las cooperativas de primer nivel: desarrollan actividades donde se involu-cran espacios, objetos, relaciones, etc., todas ellas dentro de un contexto ritual. Ejemplos de conductas rituales son los actos como saludos, ora-ciones o invocaciones, juramentos, conductas que están enmarcadas en un espacio o escenario programado que se repite durante un periodo determinado; se incluyen palabras específicas, como en el caso de las oraciones; se esperan ciertos gestos o actitudes por parte de los partici-pantes.

Estas actividades tienen un carácter colectivo porque involucran a los socios cajistas, incluyen ciertos elementos de presentación y orden o proceso en el cual son llevados a cabo; en algunos casos las rutinas están altamente formalizadas, pero en otros rituales, los socios pueden drama-tizar el evento.

Los rituales nos proporcionan elementos de análisis de la cultura organizacional que sostiene a las organizaciones cooperativas de ahorro y crédito mexicanas, esencialmente los tomados de la iglesia católica y de la filosofía cooperativa.

NOTAS

1. [email protected]. [email protected] 3. Otra definición de Turner (1972) es “secuencia de actividades estereotipadas…

llevadas a cabo en lugares predeterminados, designados para influenciar entida-des o fuerzas supernaturales a favor de los intereses o metas de los actores”.

4. Según Turner, los símbolos son las unidades más pequeñas de los rituales, des-critas como un conjunto de elementos que logran conectar lo desconocido con lo conocido: a “blaze or landmark, something that connects the unknown with the known” (Turner, 1967: 48), los símbolos pueden ser objetos, actividades, palabras, relaciones, eventos, gestos o unidades espaciales.

5. La tipología fue desarrollada por Arnold van Gennep, utilizada y desarrollada por otros investigadores entre los cuales están: Víctor Turner, Max Gluckman, Edmund Leach y Mary Douglas, entre otros (Encyclopedia of Religion and Society).

6. La Federación Unisap de Occidente agrupa aproximadamente a 200 mil socios en los estados de Sonora, Sinaloa, Zacatecas, Colima, Nayarit y Jalisco. Obtuvo su certificación después de un intenso trabajo con Desarrollo Internacional Des-jardins (DID) y Bansefi. El proyecto fue financiado por el Fondo de Capitalización e Inversión del Sector Rural (FONSIR) y el Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN) adscrito al BID.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 119 5/24/07 11:50:36 AM

Page 120: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

120 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

7. Cooperativa fundada en 1986 por el padre Emiliano Mercado, pertenece a la Federación Unisap de Occidente. Cuenta con cinco sucursales y una matriz, 119 empleados y 70 343 socios.

8. Para la discusión sobre paradigmas, se retomaron las afirmaciones de Burrell y Morgan (1985) sobre el análisis de la teoría social y de las organizaciones, donde se plantea la existencia de cuatro paradigmas para el estudio de las organizacio-nes: el funcionalista, el interpretativo, el humanista radical y el estructuralista radical. Las teorías sobre organizaciones parten de alguno de estos paradigmas al considerar su ontología (nominalista-realista), epistemología (positivista-no positivista), naturaleza humana (voluntarista-determinista) y metodología (nomotética-ideográfica).

BIBLIOGRAFÍA

ACI (1995). Principios y Valores Cooperativos. http://www.aciamericas.coop/spip/ article.php3?id_article=45; consultado el 9 de marzo de 2004.

BURRELL Gibson y Gareth Morgan (1985). “Assumptions about the nature of social science, Assumptions about the nature of society. Two dimensions: four para-digms, Anti-Organization theory, Radical organization theory”, Sociological Para-digms and Organizational Analysis, New Hampshire, Heinemann, 1-37, 310-325, 365-392.

DÁVILA, Anabella y Nora Martínez (1999). Cultura en Organizaciones Latinas. Elementos, injerencia y evidencia en los procesos organizacionales, México, S. XXI, ITESM.

DÍAZ CRUZ, Rodrigo (1998). Archipiélago de rituales. Teorías antropológicas del ritual. 1ª edición, México, UAM-Iztapalapa Anthropos.

ENCYCLOPEDIA OF RELIGION AND SOCIETY. William H. Swatos Editor. http://hirr.hartsem.edu/ency/Symbols.htm; consultado el 9 de marzo de 2004.

FERNÁNDEZ, C. Carlos (1995). La comunicación en las organizaciones, 2ª edición, México, Trillas.

GEERTZ, Cliford (2000), La interpretación de las culturas, 10ª edición, España, Gedisa.

HATCH, Mary Jo (1997). Organization Theory, Modern Symbolic and Postmodern Perspectives, Great Britain, Oxford University Press.

LARA GÓMEZ, Graciela (2004). Cambio organizacional: toma de decisiones y estructura. Estudio de caso de una organización del sector de ahorro y crédito popular, Tesis doctoral no publicada, México, Universidad Autónoma Metropolitana Izta-palapa.

MAYER, Leticia (2000). “El análisis del ritual aplicado a la historia de México”, Alteri-dades. Rituales, año 10, número 20, julio-diciembre, UAM-Iztapalapa, 21-33.

OWEN, Michael (1996). Studying Organizacional Symbolism: What, How, Why?, SAGE Publications, 148-174.

RERUM NOVARUM (1891). http://www.vatican.va/holy_father/leo_xiii/encyclicals/documents/hf_l-xiii_enc_15051891_rerum-novarum_sp.html; consultado el 9 de marzo de 2004.

REYGADAS, Luis (2000). “De la conciencia de clase a la business anthropology: los estudios sobre cultura y trabajo en México”, Inventario antropológico. Anuario de la Antropología Mexicana, volumen 6, UAM-Iztapalapa, 11-42.

ROJAS CORIA, Rosendo (1984). Tratado de Cooperativismo Mexicano, México, Fondo de Cultura Económica,.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 120 5/24/07 11:50:36 AM

Page 121: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 121

SMIRCICH, Linda (1983). “Concepts of culture and organizational analysis”, Adminis-trative Science Quarterly, Vol. 28, No. 3, 339-358.

STANFIELD, Tetreault et al. (1990). “Ritual, Ritualized Behavior and Habit of: refine-ments and extensions of the consumption ritual construct”, Consumer Research, Vol. 17, 31-38. http://www.gentleye.com/research/cb/acr/acr1990.html; consul-tado en 10 de marzo de 2004.

TURNER, Victor (1972). “Symbols in African Ritual”, Science, March 16, vol. 179, 1100-1105, Ritual and Communitas. http://www.creativeresistance.ca/communitas/victor-turner-on-ritual-and-communitas.htm; consultado el 10 de octubre de 2005.

TURNER, Victor (1967). http://www.anthrobase.com/; consultado el 10 de octubre de 2005.

URBIOLA SOLIS, Alejandra (2004). Cultura y comunicación en organizaciones de ahorro y crédito popular. Un caso de Institucionalización de mitos racionales y convergencia simbólica, Tesis doctoral no publicada, México, Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa.

URBIOLA SOLIS, Alejandra y Graciela Lara (2003). “Vida simbólica y organizaciones. El caso de las organizaciones de ahorro y crédito popular”, Iztapalapa, No. 55, Año 24, julio-diciembre.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 121 5/24/07 11:50:36 AM

Page 122: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

Género y cooperativismo en Venezuela: estudio sobre cooperativas y mujeres emprendedoras y empoderadasMagdalena Valdivieso Ide1

Universidad Central de Venezuela, Venezuela

RESUMEN – Se presentan resultados de la investigación realizada en el marco del proyecto “Género, mujeres y cooperativismo” 2005 – 2006, con el propósito de “determinar de qué manera las experiencias coope-rativas favorecen o no, el empoderamiento de las mujeres y la equidad de género en las interrelaciones de la vida familiar y social”. Este estudio se realizó levantando información en catorce cooperativas venezolanas y con entrevistas a trece mujeres cooperativistas con protagonismo destacado en sus comunidades. Encontramos que en las cooperativas se producen dinámicas sociales sostenidas en los valores, principios y prácticas de trabajo, que favorecen procesos de empoderamiento y alcances en la equidad de género. Sin embargo, no comprobamos interés explícito en promover los temas asociados a la igualdad y a la equidad de género. El aspecto más relevante encontrado, es la plena conciencia de las mujeres de sus capacidades y el desarrollo de procesos de empoderamiento potenciados entre ellas, por la solidaridad grupal.

RESUMO – Neste artigo, são apresentados os resultados da pesquisa realizada no escopo do projeto «Gênero, mulheres e cooperativismo» 2005-2006 com o objetivo de «determinar de que maneira as experiên-cias cooperativas beneficiam ou não o aumento do poder das mulheres e a igualdade de gênero nas interrelações da vida familiar e social». Esse estudo foi realizado a partir de informações obtidas em catorze coope-rativas venezuelanas e por meio de entrevistas com treze mulheres cooperadas envolvidas em suas comunidades. Constatou-se que nas cooperativas de dinâmicas sociais permanentes produzem-se nos valores, princípios e práticas de trabalho que favorecem os processos de responsabilização e de progressos na igualdade de gêneros. Todavia, não se encontrou interesse explícito para a promoção de temas associados à igualdade, bem como à igualdade de gênero. O aspecto que mais emerge é a plena consciência que as mulheres têm de suas próprias capacidades e o desenvolvimento dos processos de tomada de poder, favorecidos por suas solidariedades coletivas.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 122 5/24/07 11:50:36 AM

Page 123: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 123

RÉSUMÉ – Sont présentés ici les résultats de la recherche réalisée dans le cadre du projet «Genre, femmes et coopérativisme» 2005-2006 dans le but de «déterminer de quelle manière les expériences coopératives favorisent ou non l’empowerment des femmes et l’équité de genre dans les interrelations de la vie familiale et sociale». Cette étude fut réalisée à partir d’une cueillette d’information auprès de quatorze coopératives vénézuéliennes et d’entrevues avec treize femmes coopératrices impli-quées dans leurs communautés. Nous avons observé que dans les coopératives des dynamiques sociales soutenues se produisent dans les valeurs, principes et pratiques de travail qui favorisent les processus d’empowerment et des progrès dans l’équité de genre. Cependant, nous n’avons pas trouvé d’intérêt explicite pour la promotion des thèmes associés à l’égalité et à l’équité de genre. L’aspect observé qui ressort le plus est la pleine conscience que les femmes ont de leurs propres capacités et le développement de processus d’empowerment favorisés par leur solidarité collective.

SUMMARY – Presented herein are the results of the research conducted within the framework of the project, “Gender, Women and Cooperatism 2005-2006” which sought to “determine whether or not cooperative experiences enhanced the power of women and gender equity in family and social interrelations”. The study relied on data collected from 14 Venezuelan cooperatives and interviews with 13 cooperative women active in community affairs. It was revealed that, in cooperatives, social dynamics of an ongoing nature develop in regard to the work-related values, principles and practices that promote processes of empower-ment and progress in matters of gender equity. However, we found no explicit interest in the promotion of topics associated with gender equality and equity. The most striking element was the clear awareness that women have of their own abilities and the development of pro-cesses for empowerment resulting from their collective solidarity.

INTRODUCCIÓN

Las mujeres se han integrado fuertemente en proyectos cooperativos y en general de economía social, para atender necesidades familiares y sociales, entre otras causas, porque están sobre representadas entre los y las pobres, y continúan siendo las principales responsables de todas las actividades vinculadas con la reproducción social. Sin embargo, como también es notorio, están subrepresentadas en los espacios de toma de decisiones y las desigualdades de género, continúan siendo evidentes, en todos los aspectos de la vida social.

Este artículo se basa en los resultados de la investigación realizada en el marco del Comité Académico “Género, Mujeres y Cooperativismo”, 2005–2006, de la Red uniRcoop, con el propósito de conocer situaciones y condiciones en las dinámicas cooperativas que favorezcan la equidad

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 123 5/24/07 11:50:36 AM

Page 124: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

124 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

de género y el empoderamiento de las mujeres. Dicha investigación estuvo orientada por tres preguntas directrices: ¿Ha promovido la coo-perativa cambios a favor de la equidad de género y del empoderamiento de las mujeres?; ¿Ha incentivado la cooperativa el desarrollo de aspectos referidos a la equidad y al empoderamiento como son los derechos a la salud sexual y reproductiva, la participación política y la igualdad jurídica de las mujeres?; ¿Cómo se evidencian esos cambios en las relaciones cotidianas, familiares y sociales de las mujeres?

Presentamos el análisis elaborado en catorce cooperativas venezola-nas elegidas aleatoriamente, y en el intercambio sostenido con trece mujeres cooperativistas, seleccionadas por ser destacadas activistas de sus comunidades. Se realizaron entrevistas mixtas (estructuradas y no estructuradas). La parte estructurada proporciona una base informativa que permite encontrar similitudes entre las situaciones de las entrevis-tadas. La parte no estructurada permite un conocimiento de situaciones y condiciones específicas. La descripción y análisis se presentan en cinco partes.

En la primera parte del artículo se contextualiza la situación de las cooperativas en Venezuela. En la segunda se hace una elaboración teó-rica sobre empoderamiento. La tercera parte contiene una descripción de las catorce cooperativas con las que se trabajó, destacando los hallaz-gos referidos a la presencia de mujeres en los organismos de dirección, la inclusión en las actividades, programas y proyectos realizados por la cooperativa de los temas referidos a liderazgo femenino, derechos sexua-les y reproductivos, participación política, igualdad jurídica, equidad de género, y uso del lenguaje inclusivo, y se muestran los resultados de las entrevistas con el objeto de conocer procesos y señales de empodera-miento. En la cuarta parte se refleja el análisis de los cambios en las relaciones familiares y sociales, originados por las experiencias en las cooperativas. Finalmente, se presentan unas conclusiones, retomando las preguntas orientadoras de la investigación.

No conocemos investigaciones que trabajen los cambios en las relaciones de género que se pudieran producir o que se estén produ-ciendo en las cooperativas, promovidos por las experiencias, valores y dinámicas propias de estos espacios; de paso es bueno decir, que tampoco las hay para otro tipo de organizaciones, los estudios se han centrado más en mostrar la inequidad de género, que en identificar ambientes y situaciones favorables a cambios en el sentido de la igual-dad, de allí la importancia y el valor de las investigaciones realizadas en Colombia y Venezuela por el antes mencionado Comité Académico.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 124 5/24/07 11:50:36 AM

Page 125: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 125

1. CONTEXTO Y SITUACIÓN ORGANIZATIVA DE LAS COOPERATIVAS EN VENEZUELA

La situación de Venezuela está caracterizada por su riqueza petrolera, por las dificultades para transformar esa riqueza en bienestar para toda su población, por la debilidad histórica de sus instituciones políticas y por estar, en la actualidad, experimentando un complejo proceso de cambios estructurales. Con una población de 25 000 000 de habitantes, las des-igualdades socio-económicas y de género son muy marcadas; 65% de la población vive en situación de pobreza, 70 % de ella son mujeres, 29% de los hogares del país están a cargo de mujeres, pero en los sectores pobres ese número llega a casi 60%. El desempleo es de 18% y el de las mujeres es superior en 4 puntos al promedio. El empleo informal alcanza, según algunos cálculos, a 5 000 000 de personas y aporta el 15% del Producto Interno Bruto. El Instituto Nacional de Estadística sostiene que al finalizar el año 2005, 47% de los hogares venezolanos estaba en situa-ción de pobreza y 15 % en pobreza extrema, es decir, no contaban con dinero suficiente para adquirir la canasta alimentaria (INE, 2005).

Según datos del Sistema de Información Social de Cooperativas existen en el país 108 000 cooperativas (SISCOOP, 2006). La creación de cooperativas ha sido acelerada, con todas las dificultades que trae apa-rejado un crecimiento inusual, producto de políticas y financiamientos otorgados desde el gobierno, en el contexto de la promoción del desa-rrollo endógeno y bajo diversos principios consagrados en la Constitución de 1999, nos referimos principalmente a la “participación y protagonismo del pueblo en ejercicio de su soberanía”, en lo social y económico, que establece como instancias de atención ciudadana: “la autogestión, la cogestión, las cooperativas en todas sus formas incluyendo las de carácter financiero, las cajas de ahorro, la empresa comunitaria y demás formas asociativas guiadas por los valores de la mutua cooperación y la solidari-dad”. Desde 1966 fecha de creación de la Superintendencia nacional de cooperativas (SUNACOOP) y hasta 1999 se habían registrado 877 coope-rativas. En 2003 se registraron 17 939; en el 2004, 38 785 y en el 2005 el registro alcanzó 50 630 cooperativas (SISCOOP, 2006). La diferencia entre las reservas de denominación efectuadas y el número de cooperativas legalizadas muestra también un cambio significativo: en el 2003 sólo se legalizó 16,22% de las reservas para la denominación de cooperativas, el 2004 se legalizó 21,17% y en 2005 se legalizó 68,21% (SISCOOP, 2006). De acuerdo con estas cifras, va creciendo el número de proyectos que llega a la legalización, habría que saber si se debe a la facilitación de los pro-cedimientos, o si, efectivamente, estos esfuerzos cooperativos, se man-tuvieron al menos hasta la etapa de legalización.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 125 5/24/07 11:50:37 AM

Page 126: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

126 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

Oscar Bastidas (2003) consideraba que con el boom de las coopera-tivas constituidas particularmente desde el año 2002, podría comenzar a perfilarse un nuevo período de estudio del movimiento cooperativo en el país, cuya conformación dependería de la estabilidad o fracaso que éstas tuvieran. Tres años después de lo planteado por Bastidas, conside-ramos que la irrupción de este “nuevo cooperativismo” ha traído tantas situaciones a estudiar que necesariamente habrá que caracterizar este período analizando, por ejemplo, las causas de la baja sustentabilidad de las iniciativas, estimar el impulso dado a la participación de las mujeres, evaluar la identificación real de estas organizaciones con el movimiento cooperativo, entre otras cuestiones.

La preocupación por la situación de las cooperativas formadas en este boom la comparten quienes miran el fenómeno con ánimo crítico, quienes tienen la responsabilidad desde el gobierno y analistas de la situación social en el país. Así, en el informe del Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (Provea) de 2004-2005 se señala:

“El crecimiento de estas organizaciones, positivo en sí mismo, no debe hacernos olvidar la existencia de problemas, riesgos y en algunos casos franca corrupción, por ejemplo, cuando instituciones o empresas públicas contratan cooperativas para que les provean servicios con regularidad, podrían estar contribuyendo a la tendencia hacia la precarización del tra-bajo, que ha sido característico del capitalismo neoliberal durante los últi-mos lustros. Con la contratación de cooperativas se evaden derechos y beneficios de los que gozan los trabajadores formales, tales como vacación remunerada, aguinaldos, jubilación, etc. Por otra parte, dados los conside-rables aportes financieros que están disponibles para las cooperativas, pequeñas y medianas empresas privadas se inscriben como cooperativas, presentando a sus empleados como socios de las mismas, pervirtiéndose el concepto de economía social sobre el cual se basan estas formas asociativas. Otra distorsión es la creación de cooperativas para obtener financiamiento público, para luego contratar personal en relación de dependencia. Un tercer riesgo es la creación de cooperativas efímeras que sólo buscan financia-miento para un proyecto puntual, pero no se estabilizan como formas de economía popular. No podemos dejar de mencionar un cuarto riesgo, que es el de la corrupción” (Provea, 2006).

Del total de cooperativas registradas en el país 54,6% se dedica a la prestación de servicios y 38,9% a la producción. El mayor número de cooperativas se encuentra en el Distrito Metropolitano de Caracas 10 105 cooperativas, luego se ubican Aragua con 8 282, Miranda con 7 966, Carabobo con 7 215, Guárico con 7 133, Anzoátegui con 7 011, Bolívar con 4 852, Lara con 4 347 y Monagas con 4 185 (SISCOOP, 2006).

Según la Encuesta de Hogares por Muestreo (INE, 2004) hay 454 192 hombres cooperativistas y 147 903 mujeres. Las mujeres tienen su mayor

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 126 5/24/07 11:50:37 AM

Page 127: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 127

presencia en las cooperativas dedicadas al comercio, restoranes y hote-lería con 91 276 personas. La misma encuesta informa que más de 600 000 personas señalan que su actividad laboral depende de las coopera-tivas, lo que representaba 4,5 % de los puestos de trabajo a escala nacio-nal para el 2004, en la actualidad representan el 7% de los puestos de trabajo. 80% de las personas declaradas como cooperativistas tienen edades comprendidas entre los 25 y 64 años. De este 80%, 48,9% tiene entre 25 y 44 años y 30% entre 45-64 años. Estos últimos difícilmente encuentran empleo en otros sectores. 61% de las personas que han declarado ser integrantes de cooperativas tienen algún nivel de educa-ción básica; 20% tiene educación media diversificada y profesional y 12% nivel educativo superior. Las mujeres han incrementado su participación en las cooperativas desde el año 2001 hasta 2004 en un 100% y esta cifra tenderá a mantenerse, porque es producto de políticas impulsadas por distintos organismos, especialmente el Banco de Desarrollo de la Mujer, que está trabajando con una línea de crédito para cooperativas formadas mayoritariamente por mujeres y en las cuales la presidenta debe ser una mujer.

En nuestra investigación nos relacionamos tanto con cooperativas que están recibiendo el apoyo de los programas del gobierno como con otras establecidas desde hace años con mayor estabilidad y experiencia; en ambos casos encontramos cooperativistas conscientes del importante rol que las organizaciones cooperativas tienen para superar los graves problemas de exclusión presentes en el país.

2. GÉNERO Y EMPODERAMIENTO

El concepto de género alude a las relaciones de poder entre los sexos, distingue las diferencias biológicas entre hombres y mujeres de las des-igualdades histórica y socialmente construidas. Se refiere a la construc-ción política convencional, sostenida sobre la base del sexo, que determina una valoración marcadamente desigual en las relaciones de poder entre los hombres (lo considerado masculino) y las mujeres (lo considerado femenino) en la sociedad. Desde los años 80 las teóricas y activistas feministas presentes en las agencias de desarrollo internacional, propu-sieron y adoptaron el enfoque GED (Género en el Desarrollo); desde entonces, tener en cuenta las desigualdades de género y ejecutar estra-tegias para superarlas se ha impuesto como necesidad en las sociedades democráticas que aspiran a lograr una mejor calidad de vida para sus integrantes.

El empoderamiento de la mujer está referido a un mayor control de la misma sobre su propia vida, su cuerpo y su entorno, este proceso

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 127 5/24/07 11:50:37 AM

Page 128: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

128 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

involucra diferentes condiciones, tales como libertad de movimiento y acción (autonomía), injerencia en los procesos de toma de decisiones (poder de decisión), acceso y control de recursos económicos y acceso y generación de información (Kishor, 2000; Oxaal y Baden,1997). El empo-deramiento ha sido estudiado como una condición necesaria y deseable para el desarrollo económico, se ha adelantado incluso en la construc-ción de indicadores, para su medición, pero no ha sido visto como un proceso que ocurre dentro de relaciones de poder que producirá cambios en éstas y en todos los espacios de relación entre los sexos. Ballestero (2004) señala que el empoderamiento es el proceso mediante el cual se trata de generar mecanismos que disminuyan la asimetría en las relacio-nes de poder entre los sexos, tratando de revertirlas a favor de quienes están en desventaja, para equilibrar la situación. Sen (1998) define el empoderamiento como el proceso de alterar las relaciones de poder que constriñen las opciones de las mujeres, su autonomía y afectan en forma adversa su salud y bienestar. Kabeer (1998) lo define como la expansión de la habilidad de las mujeres para hacer elecciones de vida estratégicas en un contexto donde previamente estaba negado.

Estos contenidos referidos al concepto de empoderamiento no son nuevos, reconocemos en ellos las ideas de igualdad y autonomía que son consustanciales al pensamiento feminista2 y a las propuestas basadas en lo que se ha llamado perspectiva de género que evidencia las desigual-dades de poder entre los sexos. Nos preguntamos entonces, en qué radica la “fuerza” y la novedad del concepto “empoderamiento” y cuáles son sus alcances.

Pensamos que en el momento en el que el concepto se acuña, los movimientos de mujeres reflexionaban con mayor intensidad sobre la difícil relación que han sostenido con el poder, sus estructuras y sus prácticas y sobre los difíciles y lentos avances que se han conseguido. Por otra parte y quizás es principal, el hecho que las agencias internacionales para el desarrollo lo han adoptado y promocionado ampliamente. En efecto, uno de los aportes de la Conferencia de Beijing fue el acuerdo para promover el desarrollo de las mujeres desde un enfoque de empodera-miento y ciudadanía social.

Desde esta perspectiva el empoderamiento es una estrategia impul-sada principalmente por los movimientos de mujeres de los países del Tercer Mundo que se ha convertido en el eje central de la perspectiva de género y supone un fortalecimiento de la posición social, económica y política de las mujeres (Venegas, 2006). No obstante, interesa revisar si con el uso del concepto “empoderamiento” se comunica una mirada acrítica sobre el poder, que sólo promueve que las mujeres lo ejerzan de manera tradicional o rescata, o al menos insinúa, otro modo de entender

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 128 5/24/07 11:50:37 AM

Page 129: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 129

y relacionarse con el poder, es decir, una nueva narrativa del poder que no lo conciba como una construcción de relaciones subordinantes.

Ballestero (2004) ofrece una perspectiva del empoderamiento como proceso integral y multidimensional. Considera que es integral, porque no puede pensarse separadamente de todas las situaciones de desventaja que sufren las mujeres, en especial las de los sectores más empobrecidos; y que tampoco podemos continuar pensando esta problemática aislada-mente de la del género masculino, debido a que en la vida cotidiana las mujeres se encuentran en interacción con los hombres, y su situación es producto de esta relación. Considera que es multidimensional, porque se pueden diferenciar al menos cuatro dimensiones vinculadas a este proceso, a saber: individual; intra-géneros; inter-géneros y sociopolítica. La investigadora pone énfasis en la dimensión colectiva del proceso de empoderamiento, diciendo:

“La participación de las personas trae aparejado el cambio. No es posible concebir el progreso y el desarrollo social, sin la participación. Esta partici-pación es la que hace que la persona se constituya en sujeto activo de su circunstancia y de su momento histórico. Indudablemente, ese momento histórico responde a una compleja cadena construida de generación en generación. Pero el empoderamiento es el proceso por el cual las personas, al participar, se involucran en una serie de actividades y acciones orientadas al acceso a recursos propios y de la comunidad (materiales y simbólicos) para el logro de objetivos determinados” (Ballestero, 2004: 12).

Tenemos acá una visión que consideramos útil para nuestra investi-gación, dado el énfasis que pone la autora en las experiencias participa-tivas como base del empoderamiento y del mismo como un proceso individual, pero que puede ser facilitado por condiciones en el entorno.

Como se puede apreciar la discusión conceptual acerca del “empo-deramiento” se ubica en el contexto de la relación de las mujeres con el poder y lo político. Como se sabe, el patriarcado (sistema de organización social, dominado por el poder masculino), ha asignado históricamente espacios diferenciados para hombres y mujeres y el de la política ha estado, desde sus orígenes, reservado a los hombres. La política y el ejercicio del poder han sido espacios y prácticas sociales diseñadas a la medida de los varones, de sus estilos de vida y, lo que es más determi-nante, a partir de valores y normas de la experiencia masculina (Molina, 1999) Así es que “el poder” como concepto y práctica androcéntrica y reduccionista ha sido cuestionado desde la perspectiva de sujetos que no han sido actores en su construcción y ejercicio, la teoría feminista ha hecho significativos aportes a esta crítica (Mitchell, 1971).

Basándose en gran medida en las definiciones que sostienen la presencia de relaciones de poder en la textura de todas las relaciones

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 129 5/24/07 11:50:37 AM

Page 130: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

130 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

humanas, que visibilizan las hasta entonces ocultas o “insignificantes” relaciones de poder que transcurren en espacios distintos al “público” tradicional, en todas las cuales existe asimetría entre los sexos (Foucault, 1975), el pensamiento feminista asume el concepto de “empodera-miento” como una herramienta de análisis que permite una mejor comprensión de la particular naturaleza del ejercicio del poder en las relaciones sociales de género.

La perspectiva de género evidencia las desigualdades entre hombres y mujeres en distintos ámbitos de las relaciones sociales; el empodera-miento consistiría en un mecanismo de contrapeso para lograr una situación de equidad respecto a las posibilidades de control de recursos, a fin de favorecer una negociación de intereses en una situación de igualdad entre ambos sexos.

Cuando nos referimos a la situación de desigualdad de las mujeres, reconocemos que se trata de un fenómeno integral conformado por el cruce de variables tales como el trabajo doméstico, la sobrecarga de tareas, la dependencia económica, la postergación de sí misma promo-vida socio culturalmente, la insuficiente participación política, la desva-lorización de su trabajo, el desnivel en los ingresos, la competencia con sus pares masculinos en desigualdad de condiciones y la imposibilidad de reconocer legítimamente sus intereses de género.

Empoderarse implica entonces, que las mujeres adquieran poder a nivel individual, grupal y colectivo atendiendo a las diferencias que existen entre ellas, no existe un sujeto mujer, existen “las mujeres” dis-tintas según sus orígenes étnicos, su clase social, sus historias y sus posibilidades. El contexto en el que viven debe también considerarse, de modo que el empoderamiento no es un proceso lineal sino diferente para cada mujer que está influido, como ya se ha dicho, por su historia de vida y por la localización de su subordinación en lo personal, familiar, comu-nitario, nacional, regional y global ( Batliwala, 1997).

El empoderamiento es además un proceso personal, no es posible que otras personas le den poder a la mujer. Las demás personas y orga-nizaciones pueden contribuir creando condiciones para que se desarro-llen procesos de empoderamiento personal; sostenemos que éstos se inician con la concientización de la discriminación de género, por ello es importante la reflexión compartida sobre la inequidad de género en las organizaciones.

El proceso de empoderamiento por parte de las mujeres implica cambios para los hombres, ceder parte de “sus” roles y de “sus” espacios asignados por ellos mismos. Magdalena León (2001), señala que el empo-deramiento de las mujeres puede significar también un empoderamiento psicológico y emocional de los hombres, por medio del cual muchos de

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 130 5/24/07 11:50:37 AM

Page 131: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 131

ellos lograrán avanzar y quitarse la coraza limitante en que los colocan los estereotipos de género. El empoderamiento de las mujeres en las relaciones cercanas implicaría, visto así, no sólo un cambio de los com-portamientos y experiencias de ellas, sino también de su pareja y de otras personas que las rodean.

Habiendo hecho las anteriores precisiones conceptuales, destaca-mos las posibilidades que ciertamente, el empoderamiento implica para las mujeres, especialmente cuando el énfasis se hace en los aspectos subjetivos como son “tomar control sobre su propia vida, su cuerpo y su entorno”, así como alcanzar autonomía. El uso del concepto de empode-ramiento que nos interesa cuestionar es el referido a “empoderarse” como acción de pasar a formar parte acriticamente de los espacios de poder masculinizados.

A efectos de la investigación, interesó precisar cuáles son los indica-dores que permiten establecer la situación de empoderamiento de las mujeres, y siguiendo las ideas de Kishor (2000), Oxaal y Baden (1997) consideramos que ocurre cuando las mujeres tienen:

a) Libertad de movimiento y acción (autonomía)b) Injerencia en los procesos de toma de decisiones familiaresc) Acceso y control de recursos económicosd) Acceso y generación de información e) Igualdad jurídica y política

De estas condiciones se utilizaron sólo tres dimensiones en la inves-tigación para determinar la situación de empoderamiento de las mujeres que pertenecen a cooperativas3:

a) El poder de decisión de la mujer, refiriéndonos con ello al papel de la misma en los procesos de toma de decisiones familiares (índice de poder de deci-sión).

b) La autonomía de la mujer, representando ésta su capacidad de realizar actividades sin requerir para ello el permiso o autorización de su esposo o pareja (índice de autonomía).

c) Acceso y control de recursos económicos.

3. EQUIDAD DE GÉNERO Y EMPODERAMIENTO DE LAS MUJERES EN COOPERATIVAS VENEZOLANAS

Como se dijo en la introducción, para conocer la situación de la equidad de género y el empoderamiento de las mujeres, se hicieron encuestas y recogieron datos de catorce cooperativas de distintos estados del país: Mérida, Lara, Zulia, Miranda y Caracas, y se realizaron trece entrevistas a destacadas mujeres que han impulsado el trabajo cooperativo.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 131 5/24/07 11:50:38 AM

Page 132: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

132 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

3.1. La situación de las mujeres y la equidad de género en catorce cooperativas

3.1.1. Asociación Cooperativa de Producción y Servicios Múltiples de Barranquita r. l. (ACOPROSEBA). Barranquita, Municipio Rosario de Perijá, Estado Zulia

Este grupo conformado por 15 mujeres, se dedica al procesamiento de pescado, camarón y cangrejo que venden en Rosario de Perijá. Consi-guieron que la Alcaldía les diera un local, donde ahora desarrollan su actividad. Radicadas en una comunidad pesquera del Lago de Mara-caibo, empezaron organizándose como cooperativa y tomaron todos los cursos que han podido, ya llevan diecinueve. Han recibido talleres que han incluido temas de liderazgo femenino, derechos de la mujer y equi-dad de género. Dicen que no han hablado de derechos sexuales y repro-ductivos, ni participación política de la mujer, como tampoco de igualdad jurídica. La mayoría de ellas son esposas de pescadores que al inicio no estaban muy de acuerdo con su experiencia, pero como dicen, se dieron apoyo unas a otras en el grupo y han obtenido importantes resultados y beneficios, para ellas y su comunidad.

3.1.2. Cooperativa Meriendas Parianas “Doña Maura 629”. Sector Guayacán, Güiria, Municipio Valdéz, Estado Sucre

La Sra. Maura empezó sola haciendo las típicas meriendas “parianas” que son diversos tipos de dulces elaborados según recetas tradicionales; crió a sus doce hijos e hijas con la producción y la venta de sus merien-das. Esta empresa familiar se ha convertido en cooperativa con el fin de incorporar a otras mujeres de la comunidad en la producción y el mer-cadeo. Ahora son siete mujeres y tres hombres (hijos). Los organismos de dirección están integrados por las mujeres. Han incluido en sus pro-gramas los temas de liderazgo femenino, la equidad de género y los derechos sexuales y reproductivos, pero no han trabajado los temas de participación política e igualdad jurídica. Tampoco señalan que utilicen lenguaje inclusivo.

3.1.3. Asociación Civil Cooperativa Unidad de Producción “Grupo 8 de Marzo”. Palo Verde, Sanare, Estado Lara

Funciona como grupo de mujeres desde 1976, cuando formaron un comité de salud que organizó una bodega comunitaria y promovieron los huertos familiares. Relatan que: “querían producir algo para generar ingresos y experimentaron con siembra de hortalizas, flores, elaboración de pan y mermeladas”. Pero nada de esto funcionó. En 1983, un volun-tario del Movimiento Laico para América Latina las animó a fabricar

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 132 5/24/07 11:50:38 AM

Page 133: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 133

pasta. En una reunión del Comité de Salud, surgió la idea de hacer pasta integral con vegetales porque consideraron que era más nutritiva que la tradicional. El año 1983 inicia con el nombre “8 de Marzo” por el Día Internacional de la Mujer.

Actualmente elabora Pasta Integral Sanare, Pasta Blanca, Granola y empaqueta carne de Soya. Está constituida por 10 personas, 9 mujeres y 1 hombre, que junto a dos mujeres, está en el Consejo de Administración. Tiene su sede en el caserío Palo Verde (3 000 habitantes), cerca de Sanare, que es la capital de Municipio Andrés Eloy Blanco del Estado Lara. La actividad principal del caserío Palo Verde es la agricultura, siembran papas, tomates y hortalizas que venden en las ferias de la Central Coope-rativa de servicios sociales de Lara (CECOSESOLA). Dicen que: “El grupo siempre ha buscado producir algo pero también cambiar el rol tradicional de la mujer y hacer trabajo comunitario”. Reconocen que en Palo Verde, aún está presente la cultura machista y señalan que han tratado el tema de la igualdad jurídica de las mujeres.

3.1.4. Cooperativa Club Amas de Casa “Las Emprendedoras”. Guachizón, Municipio Obispo Ramos de Lora, Estado Mérida

Creada en el 2001 y ubicada en la zona del sur del Lago de Maracaibo, esta cooperativa integrada por 8 socias, se dedica a procesar frutas para la elaboración de pulpa que tiene alta demanda en el mercado local y estadal. Venden principalmente a las escuelas de la zona. Han recibido el apoyo de la Fundación de Capacitación e Innovación para el Desarrollo Rural ente adscrito al Ministerio para la Economía Popular (MINEP), especialmente a través del trabajo de promoción, capacitación y apoyo que ofrece la extensionista Noris Terán. Han tratado en talleres los temas de liderazgo, participación política, igualdad jurídica y equidad de género. Han participado en el Foro Social Mundial Caracas 2005 y en el Concurso de Emprendimientos.

3.1.5. Cooperativa Mubay. Mixteques, Municipio Rangel, Estado Mérida

Nacieron, al igual que las dos siguientes, impulsadas por los Centros de Educación Popular y el trabajo de la reconocida dirigenta María Vicenta Dávila, que moviliza las acciones de su comunidad. La coopera-tiva Mubay, produce abono orgánico, sólido y líquido; realiza además un importante trabajo en pro de la conservación ambiental recolectando los desechos orgánicos y enseñando a las familias a clasificar la basura en orgánica e inorgánica que utilizan en la lombricultura. Pudimos observar que recicla envases de vidrio y plástico que utiliza para la venta de sus

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 133 5/24/07 11:50:38 AM

Page 134: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

134 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

productos, de modo que también evita la contaminación con esta estra-tegia. Participan en las actividades cooperativas 16 mujeres y 1 hombre. Además trabajan en conjunto con la organización “Productores integra-les del páramo” para promover fincas integrales donde se utilizan los abonos y pesticidas de bajo impacto. No han incorporado formalmente los temas de género en sus actividades y proyectos.

3.1.6. Cooperativa Valle Encantado. Municipio Rangel, Estado Mérida

Dedicada a la formación, al transporte y a la truchicultura. Se creó en el año 2001. Realiza un trabajo de articulación entre cooperativas, han logrado organizar a 150 mujeres del páramo y a Proinpa (Asociación de productores integrales del Páramo). La cooperativa se creó para tener otra alternativa productiva, tiene como objetivo hacer trucha ahumada y caviar de trucha para comercializar y vender. La práctica se lleva a cabo en Gavidia una población campesina que practica la ganadería y la agri-cultura de pequeña escala. En el año 2006 cuenta con 3 mujeres y 4 hombres. Se ocupan también del transporte de Gavidia para otras loca-lidades. En sus actividades de formación han incluido algunos temas de género.

3.1.7. Cooperativa Escuela de Tejidos “La Chamarra”. Municipio Rangel, Estado Mérida

Es una iniciativa llevada a cabo por las mujeres de la región de La Chamarra, Mérida. Las mujeres extraen plantas del páramo para teñir las lanas con las cuales hacen sus productos. Con base en esta iniciativa se creó la escuela de tejidos de la Chamarra que hace parte de los proyectos del Centro de Educación Popular para el desarrollo integral de la familia - CEPDIF. La cooperativa está integrada por 23 mujeres que producen y comercializan sus productos. Promovieron la creación de la cooperativa “Seis pasos usando mis manos” en el mismo municipio.

3.1.8. Cooperativa “Seis pasos usando mis manos”. Municipio Rangel, Estado Mérida

Constituida sólo por mujeres, se dedica al procesamiento de lana y reci-bió de parte del Fondo Nacional de Ciencia y Tecnología –FONACIT– apoyo financiero para actividades que fortalecerán la Red de Innovación Productiva del Sistema de Procesamiento de Lana de los Tejedores de la Zona Andina, impulsada por el Ministerio de Ciencia y Tecnología con-juntamente con Fundacite Mérida y otras organizaciones.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 134 5/24/07 11:50:38 AM

Page 135: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 135

3.1.9. Asociación cooperativa de producción agrícola orgánica “Quebrada azul”. La Azulita, Estado Mérida

Quebrada Azul es una pequeña aldea de las 22 que pueblan el Municipio Andrés Bello del Estado Mérida. Al igual que sus vecinos caficultores, la gente de Quebrada Azul sufrió las consecuencias de la caída de los pre-cios del café. En 1993, se organizaron en una cooperativa para producirlo bajo técnicas de cultivo orgánico, con el apoyo de la Fundación Newman. Las mujeres de la cooperativa han desarrollado una pequeña industria artesanal de fabricación de cestas y tejidos de fibras naturales, además de ocuparse de los programas de salud, los cuales consisten en formar a la comunidad sobre los aspectos preventivos de salud y un programa de huertas familiares que permita a través de la nutrición balanceada, mejorar el nivel de vida de la comunidad.

Ahora tienen 51 asociados y asociadas, 17 mujeres; en el Consejo de administración 5 hombres y 2 mujeres, pero en la Junta de vigilancia y en el Comité de Educación hay más mujeres que hombres. En la organi-zación tienen un Departamento artesanal constituido por 5 mujeres y 2 hombres y en el Departamento Agropecuario la situación es al revés, 6 hombres y 1 mujer. Han trabajado los temas de liderazgo femenino, derechos sexuales y reproductivos, participación política; pero no han hablado, según dicen, de equidad de género. Además señalan que han incorporado el lenguaje inclusivo.

3.1.10. Cooperativa “5 de Julio”. Barquisimeto, Estado Lara

Dedicada al ahorro y préstamo, a actividades en la Feria de Consumo familiar de CECOSESOLA y a la prestación de servicios funerarios, fundada en 1970. Tiene 3 334 asociados y asociadas, la mayoría mujeres. Dicen: “Las mujeres mandamos, somos mayoría en el Consejo de administración, en el Comité de Educación, en el de Vigilancia y en el Comité de Crédito”. Señalan que no se han tratado, los temas de liderazgo femenino, derechos sexuales y reproductivos, igualdad jurídica y equidad de género.

3.1.11. Cooperativa La Salle. Barquisimeto, Estado Lara

Fundada en 1964, se dedica a la comercialización de productos de línea blanca, servicios de salud, de ahorro y crédito y servicios funerarios. Con 1 000 mujeres y 500 hombres asociados. Las mujeres son mayoría en el Consejo de administración y en el Comité de crédito, funcionan con un Comité de salud conformado por 6 hombres y 5 mujeres. Participan en la Feria de Consumo familiar. No han incluido los temas de género en sus actividades, programas y proyectos.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 135 5/24/07 11:50:38 AM

Page 136: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

136 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

3.1.12. Cooperativa de Servicios Múltiples El Triunfo. Barquisimeto, Estado Lara

Hace 43 años un grupo de vecinos de Pueblo Nuevo se unió con la pre-ocupación del ahorro y préstamo y constituyeron la cooperativa. Actualmente realizan muchas actividades que atienden importantes necesidades de su comunidad. Tienen servicio de productos de línea blanca, de ahorro y crédito, servicios funerarios y de salud. Fue la coo-perativa pionera en la instalación de las “Ferias”, es la más antigua de Venezuela, con 24 años de creada. Integran a productores agrícolas, unidades de producción comunitaria, otras ferias y organizaciones comunitarias en toda la región centro-occidental. Tiene en proyecto un Centro integral de atención en salud y presta estos servicios en su sede actual de manera eficiente y solidaria desde hace 14 años. Empezaron con un pequeño consultorio que sólo tenía medicina general y atención en las mañanas. Hoy, con el esfuerzo conjunto entre la cooperativa y los/as trabajadores/as asociados de CECOSESOLA han ido construyendo un Centro que es referencia en toda la ciudad por la calidad y precios de los servicios. Dictan cursos de formación en el área de la salud y perió-dicamente realizan jornadas de prevención para toda la comunidad. Desde el año 2000, tienen un servicio de laboratorio clínico, desde el 2002 servicio de odontología y en el 2003 pusieron en funcionamiento el servicio de ecosonografía. Con 2 000 socias y 1 000 socios funciona con equipos de trabajo, en los cuales hay mayoría de mujeres. No hay presi-dentes, secretarias ni secretarios, gerentes, directores. Continuamente hacen reuniones para repartirse el trabajo, analizar lo que hacen y cómo ir mejorando sus relaciones en todos los ámbitos: familiar, cooperativo y comunidad vecinal. No han incorporado, según señalan, en los progra-mas, actividades y proyectos los temas de género, pero se observa que hay preocupación e interés por la igualdad de género.

3.1.13. Cooperativa de Acompañamiento Integral Sarez (CAI). Estado Carabobo

Incluimos esta cooperativa para tener un ejemplo de las nuevas coope-rativas de acompañamiento integral cuyo objetivo está orientado hacia la realización de actividades de asistencia técnica y monitoreo de la Misión Vuelvan Caras 2006, programa social impulsado por el gobierno para generar trabajo y empleo. La CAI Sarez tiene 15 asociados, 6 son mujeres y una presencia equilibrada de ambos sexos en sus órganos de dirección. No demostraron mayor interés en el estudio que se realizaba y señalaron que no han incorporado en sus actividades, programas y proyectos los temas de género. Mostraron mayor preocupación por la

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 136 5/24/07 11:50:38 AM

Page 137: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 137

falta de educación cooperativista y las dificultades para el sostenimiento de estas cooperativas.

3.1.14. Cooperativa Atlántico 70. Caracas, Distrito Federal

Funciona en la zona llamada Atlántico del barrio 23 de Enero, uno de los sectores populares con mayor tradición de Caracas, fue fundada en 1970. Es una cooperativa de servicios múltiples: ahorro y crédito, servicios funerarios, compra y venta de artículos escolares y de electro domésticos menores para el hogar. La Sra. Olga de Amoroso, fundadora de la coope-rativa, cuenta que fue creada por la iniciativa de un pequeño grupo de mujeres que venían ocupándose de problemas de su comunidad y ante la necesidad de tener un abasto que les facilitara la compra de artículos de consumo diario. Aprovechando el impulso dado a las cooperativas de Ahorro y Crédito en la década de los 70, decidieron emprender la crea-ción de la cooperativa. Empezaron con 69 nuevos socios y socias, actual-mente son 3 957 en total y 80% son mujeres.

3.2. Testimonios de mujeres cooperativistas y emprendedoras

La mayoría de mujeres entrevistadas llegaron a las cooperativas o impul-saron su creación buscando mejores condiciones de vida para ellas, sus familias y comunidades. Estas mejoras fueron en algunos casos, los beneficios que las cooperativas ofrecen, como son la compra de artefac-tos de línea blanca, créditos, mercaderías a menor precio, pero también encontramos en sus respuestas, el interés por el bienestar social. Cono-cieron de la cooperativa por alguna amiga o familiar que les comentó, de la actividad que realizaba en ella.

Todas señalan que se han producido cambios en sus vidas con el ingreso y participación en la cooperativa, en cuanto a su autoestima, a tener proyectos de estudio y desear adquirir nuevos aprendizajes. Sienten que tienen mayor autonomía y seguridad para asumir responsabilidades. Dicen “haber tenido cambios en la manera de pensar”, sentirse “personas más útiles”, debido a que antes se dedicaban al hogar y no a la comuni-dad, que han alcanzado “mayor grado de independencia” y “valoración del trabajo que realizan”, que “aportan para los gastos del hogar” y que “tienen una fuente de trabajo estable”, muchas dicen que desean “apren-der y dominar un oficio de forma integral”.

Estas mujeres emprendedoras se saben portadoras de los valores que inspiran al movimiento cooperativo, dicen que los llevan a sus hogares y en la mayoría de los casos, han incorporado a otros/otras familiares al movimiento. Todas señalan que producir cambios en los roles en el hogar

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 137 5/24/07 11:50:39 AM

Page 138: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

138 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

es más difícil: “Es un proceso”. Entre las dificultades que implica partici-par en la cooperativa señalan que “se realiza triple tarea, pues se trabaja en la calle, en la casa y por la comunidad”.

Para ninguna ha sido fácil incorporarse y participar en las activida-des de la cooperativa; algunas fueron criticadas en sus inicios, por salir a realizar actividades fuera del hogar (Club de Amas de Casa “Las Emprendedoras”), otras tuvieron oposición por parte de sus esposos (Cooperativa Barranquita ACOPROSEBA) y a veces los hijos e hijas no comprendían que anduvieran “calle arriba y calle abajo” preocupándose de los problemas comunitarios (Cooperativa Mubay).

Tampoco contaron con que los compañeros y la familia valoraran la participación de ellas en las cooperativas. Comentan que “no ven bene-ficios y se preguntan para qué una está en esto, poco a poco, cuando ven los cambios se empiezan a interesar”.

Todas las entrevistadas destacan y valoran que la participación en la cooperativa les ha permitido relacionarse con otras personas y romper el aislamiento del hogar. Sobre cómo observan la situación de igualdad entre hombres y mujeres, la mayoría señala que hay igualdad entre hombres y mujeres, basadas principalmente en las actividades que rea-lizan conjuntamente en la cooperativa. Dicen que los hombres no toman la palabra más que las mujeres en las reuniones, aunque algunas recuer-dan que los hombres están acostumbrados a mandar.

En relación con los datos que se pudieron obtener sobre empodera-miento a través de las preguntas referidas a autonomía, generación de ingreso, decisiones sobre maternidad, decisiones económicas y valora-ción personal, encontramos que la mayoría genera ingresos económicos y decide sobre ellos y a veces en forma conjunta con su pareja, decide sobre los ingresos que éste aporta. Es interesante señalar, sin embargo, que todas dudaron al responder cuándo se habían comprado algo para sí mismas y la mayoría tenía más de tres meses sin comprarse nada, lo que comprueba que la postergación de sí mismas, continúa presente.

Las que viven con sus parejas señalan que comparten la toma de decisiones en el hogar, en relación con el uso del tiempo libre, la plani-ficación familiar, la educación y crianza de los hijos e hijas. Del mismo modo, afirman que “no piden permiso”, que “avisan” a su pareja que van a salir, realizar visitas y actividades que generen ingresos. “Nos hemos dado cuenta que debemos ser autónomas e independientes y por eso tra-bajamos y estudiamos” y que “no tenemos necesidad de pedir permiso para participar en otras cosas e incluso, salir fuera del Estado, o a otros países”. Destacan así mismo, que se han “atrevido” a actuar, varias de ellas iniciaron sus emprendimientos convenciendo a otras mujeres y venciendo obstáculos económicos y sociales (Barranquitas; Club Amas

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 138 5/24/07 11:50:39 AM

Page 139: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 139

de Casa, Mubay). Algunas de ellas solicitaron créditos por montos que nunca se habían planteado acceder y la mayoría tuvo éxito, con mucho esfuerzo y orgullo, así lo relatan. Es interesante señalar cómo se refieren al “acceso a la palabra”, a atreverse a hablar en público y cómo han asu-mido este rol de hablantes, tradicionalmente asociado con los hombres en el espacio público,

4. ANÁLISIS DE LOS CAMBIOS ENCONTRADOS EN LA EQUIDAD DE GÉNERO Y EL EMPODERAMIENTO DE LAS MUJERES EN LAS COOPERATIVAS ESTUDIADAS

Como se pudo comprobar por la información presentada, el interés por la inclusión de los temas de liderazgo femenino, derechos sexuales y reproductivos, igualdad jurídica no es alto en las cooperativas, de hecho la mitad de ellas señalan que no se han incluido estos temas en los pro-gramas, proyectos ni en las actividades de formación de las cooperativas, y en las pocas ocasiones que los han tratado es en algún taller, con excepción de las cooperativas que trabajan con apoyo del Banco de Desarrollo de la Mujer, porque forma parte de la política del Banmujer, que sus usuarias reciban información sobre derechos sexuales y repro-ductivos, sin embargo incluso en estas cooperativas no se indica que hayan trabajado todos esos aspectos relacionados con la equidad de género.

Tampoco encontramos que el pertenecer a la cooperativa haya motivado a las mujeres a interesarse por otros problemas que las afectan, como son su salud sexual y reproductiva, la violencia intrafamiliar y el embarazo adolescente, por indicar algunos. Esta situación muestra que también en las cooperativas ocurre la postergación de los temas e inte-reses de género, aunque las mujeres estén creando en ellas espacios para su desarrollo integral como seres humanos. Podemos reconocer en este hecho, que está operando en las mujeres la actitud del servicio hacia los demás, inserta en la ideología del cuidado. Se ocupan de que la coope-rativa funcione bien, por supuesto que con ello obtienen un beneficio y trabajan por y para sus comunidades, pero postergan sus necesidades individuales.

Por otra parte, se sabe que no se ha promovido especialmente la igualdad de género en el movimiento cooperativo, sin embargo, encon-tramos en nuestra investigación mujeres líderes, algunas con conciencia de género, otras sin ella, que con su trabajo y acciones cotidianas pro-mueven el liderazgo y los derechos de las mujeres. Independientemente del número de integrantes, como en todas las organizaciones sociales, encontramos en las cooperativas un elevado número de mujeres incor-poradas, incluso son mayoría en casi todas ellas y están presentes de

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 139 5/24/07 11:50:39 AM

Page 140: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

140 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

manera equitativa en los distintos organismos de trabajo: consejos de administración, comité de educación, equipos de trabajo, etc.

Acerca de la noción y práctica de la igualdad entre hombres y muje-res, podemos afirmar que la rotación en las tareas de las cooperativas la ha fomentado. Acuerdos tan simples como que todos y todas lavan platos en el comedor de la Feria de Consumo Familiar de Barquisimeto, por ejemplo, van rompiendo con las ideas de que esas son tareas de mujeres. Incluso y es importante destacarlo, jóvenes de ambos sexos muestran que han modificado su actitud ante las tareas del hogar, también lo hace un señor mayor (76 años), que es una referencia en CECOSESOLA, Barquisimeto, don José Alejandro Campero, que tiene 42 años en el movimiento cooperativo, quien en buena medida cambió con su práctica la división del trabajo por sexos en el hogar, haciendo tareas que han sido consideradas tradicionalmente de las mujeres. Destacamos este hecho que no tiene valoración estadística, porque tiene un gran valor social.

En esta situación tienen un papel importante las convivencias que se organizan en las cooperativas, porque en ellas los y las familiares tienen oportunidad de compartir y comprender mejor la actividad que las muje-res desarrollan en ellas. Por supuesto que los beneficios económicos influyen en la percepción de la importancia que tiene para los integrantes del núcleo familiar, la participación de las mujeres en las cooperativas.

En cuanto a la valoración de su trabajo, de sus aportes, de sus expe-riencias, pudimos constatar que las aprecian fuertemente, de modo que podemos sostener que las dinámicas sociales que se desarrollan en las cooperativas favorecen la autoestima de las mujeres, y como se sabe, este elemento es fundamental para el ejercicio de los derechos de género.

4.1. Empoderamiento

Como manifestación de la existencia de procesos de empoderamiento encontramos que están presentes todos los establecidos como descrip-tores en la investigación: a) El poder de decisión de la mujer, refiriéndo-nos con ello al papel de la misma en los procesos de toma de decisiones familiares (índice de poder de decisión). b) La autonomía de la mujer, representando ésta su capacidad de realizar actividades sin requerir para ello el permiso o autorización de su esposo o pareja (índice de autono-mía).c) Acceso y control de recursos económicos. Podemos señalar con base en esta comprobación que efectivamente los espacios comunitarios favorecen el empoderamiento de las mujeres que se manifiesta además en las acciones económicas, de estudio y en las responsabilidades que se consideran capaces de emprender. Destacamos en este proceso de empoderamiento el acceso de las mujeres a la representación pública

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 140 5/24/07 11:50:39 AM

Page 141: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 141

que implica su visibilización y protagonismo en el espacio público. Como se consideraba en la formulación del proyecto de investigación, las muje-res al compartir situaciones comunes de subordinación respecto de los hombres pueden asumir procesos de transformación hacia un pensa-miento crítico, construcción de confianza, reforzamiento de una auto-imagen positiva individual y colectiva, y desarrollo de proyectos colectivos que conlleven la transformación de las relaciones de género.

Consideramos que pudo comprobarse la existencia de esta situación entre las mujeres cooperativistas, especialmente las asociadas en las cooperativas del Estado Mérida, porque las difíciles condiciones de vida en el páramo andino en el que se ubican las Cooperativas “La Mubay”, “La Chamarra”, “Seis pasos usando mis manos”, así como al sur del Lago de Maracaibo, Cooperativa “Club de amas de casa” incluyen un fuerte dominio masculino, ante el cual las mujeres unidas por relaciones de solidaridad, oponen nuevas formas de relación. Todas reconocen el apoyo y la solidaridad que existe entre ellas y cómo ésta opera para enfrentar dificultades.

Como se señaló antes, el proceso de empoderamiento es individual, sin embargo, se reconoce que se pueden crear condiciones, abrir posibi-lidades y espacios para facilitarlo y acompañarlo, en las experiencias conocidas de estas mujeres, encontramos elementos que orientan esas acciones que se pueden desarrollar con la finalidad de estimular proce-sos de empoderamiento, entre los cuales está de manera importante el factor social, es incorporándose a un grupo en el que se encuentren valores y prácticas igualitarias que se impulsa el empoderamiento.

4.2. Liderazgo comunitario

Encontramos que las mujeres siguen siendo activistas comunitarias, antes de la incorporación masiva al trabajo realizado fuera del hogar, ya se sabía que en las comunidades ellas atendían los problemas colectivos. Incorporarse a las actividades económicas fuera del hogar no ha impli-cado que dejen de ocuparse de la vida de las comunidades; por el con-trario, han asumido, como dicen todas, las tres jornadas de trabajo que incluye el trabajo en la comunidad, en el que destacan como lideresas especialmente en los asuntos referidos al bienestar colectivo y a proble-mas sanitarios como abastecimiento de agua y recolección de basura en áreas urbanas y de preservación del ambiente, con posturas ecológicas en el área rural. La mayoría de las mujeres entrevistadas fueron protago-nistas de la creación y del desarrollo de sus cooperativas, vencieron obstáculos y con su constancia han llevado bienestar a sus comunidades, son reconocidas por ello.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 141 5/24/07 11:50:39 AM

Page 142: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

142 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

4.3. Cambios en las relaciones en el ámbito familiar y comunitario

Se puede afirmar que la convivencia en las cooperativas ha favorecido el cambio en las relaciones en el ámbito familiar y comunitario. La organi-zación cooperativa favorece la valoración de las personas y aunque no refuerza la idea de derechos individuales, reafirma la autoestima y el reconocimiento del “otro, “otra” que son factores principales para el establecimiento de relaciones más equilibradas entre las personas. No obstante sabemos que no es fácil modificar los roles tradicionales de las mujeres en el espacio doméstico que están siendo reafirmados continua-mente por los medios de comunicación masivos y que tenemos incor-porados en el subconsciente todos y todas, sin embargo la participación en las cooperativas ubica a la mujer en una actividad que refuerza su valoración y los demás integrantes de la familia se ubican de otra manera en sus relaciones con ellas.

CONCLUSIONES

En este trabajo se presentaron los resultados de la investigación realizada en un conjunto de cooperativas venezolanas con el objetivo de determi-nar de qué manera las experiencias cooperativas favorecen o no el empoderamiento de las mujeres y la equidad de género en la vida fami-liar, cotidiana y social.

Centrándonos en la primera pregunta directriz, ¿la cooperativa ha promovido cambios a favor de la equidad de género y del empodera-miento?, concluimos que en las organizaciones cooperativas se producen dinámicas sostenidas con base en los valores, principios y prácticas de trabajo que favorecen los procesos de empoderamiento y que esta situa-ción promueve cambios a favor de la equidad de género.

Respondiendo a la segunda pregunta, ¿ha incentivado la cooperativa el desarrollo de aspectos referidos a la equidad y al empoderamiento como son los derechos a la salud sexual y reproductiva, la participación política y la igualdad jurídica de las mujeres?, podemos señalar que no encontramos que exista especial interés por los temas de equidad de género, quizás porque se considera que los principios del cooperativismo tales como autonomía e independencia, participación económica equi-tativa, educación cooperativa, cooperación entre cooperativas y adhe-sión abierta y gestión democrática, proponen visiblemente la equidad de género.

Podría esperarse que la equidad de género, venga dada con el desa-rrollo de las experiencias en la dinámica social de las cooperativas, dado que los principios de autonomía, participación económica equitativa, democracia en las relaciones, etc, la favorecen. En parte esta afirmación

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 142 5/24/07 11:50:39 AM

Page 143: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 143

es real, encontramos prácticas igualitarias entre hombres y mujeres en las cooperativas, pero el desconocimiento de la problemática de género, referida a distintos tipos de situaciones en el ámbito de los derechos de las mujeres, impide aprovechar el potencial de transformación de las relaciones entre las personas que el cooperativismo promueve. Las orga-nizaciones cooperativas que estudiamos, y se sabe que no ha ocurrido en general (Novarese, 2003), no han incentivado el desarrollo de aspectos como son: los derechos a la salud sexual y reproductiva, la participación política y la igualdad jurídica de las mujeres. Encontramos esfuerzos aislados, circunstanciales que no forman parte de una política, ni de una intención manifiesta.

En relación con la tercera pregunta, ¿cómo se evidencian esos cam-bios en las relaciones cotidianas, familiares y sociales?, observamos que se producen cambios en la valoración que hacen las personas del núcleo familiar y de la comunidad de las mujeres incorporadas a la actividad cooperativa. Además la elevación de su autoestima favorece el estableci-miento de relaciones más equilibradas y de mayor respeto por sus actuaciones. Se evidencian algunos cambios en los roles tradicionales, que deberían ser orientados por las políticas de un nuevo acuerdo social sobre la división de las tareas necesarias para el sostenimiento de la vida familiar, entre los sexos. Pero como dice Marcone: “Nuestra experiencia nos enseña que las cooperativas en el mundo mejoran la vida de las mujeres, pero ya es hora, para el movimiento cooperativo, de ser también líder en el contribuir a producir ese cambio cultural que lleve a remover los obstáculos y las barreras que permanecen aún para las mujeres en el mundo” (Marcone, 2000: 3).

En todo caso, podemos concluir que los principios y valores coope-rativos y las prácticas sociales que se desarrollan basándose en ellos favorecen dinámicas de relaciones entre las personas que promueven la equidad. Haciendo consciente la necesidad de impulsar la igualdad de género y transformando esta necesidad en un objetivo del cooperati-vismo, se podrían obtener significativos resultados. Veremos si esto se asume como una línea de trabajo del movimiento cooperativo o se imponen las concepciones patriarcales.

NOTAS

1. Doctora en ciencias políticas, profesora asociada de la Universidad Central de Venezuela, directora del Centro de Estudios de la Mujer, magdalenavaldivieso@ cantv.net

2. En 1928, Virginia Wolf en una serie de charlas sobre el tema de la mujer y la novela, a la pregunta ¿qué necesitan las mujeres para escribir buenas novelas?, dio como respuesta: independencia económica y personal, es decir, una habitación propia.

3. Utilizamos las variables propuestas en el trabajo de Irene Cacique (2003).

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 143 5/24/07 11:50:39 AM

Page 144: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

144 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

BIBLIOGRAFÍA

ASTELARRA, Judith (1986). Las mujeres podemos: otra visión política, Barcelona, Icaria.

BALLESTERO, Mariana (2004).El empoderamiento como proceso integral y multidimen-sional, http://www.takingitglobal.org/express/panorama/article

BASTIDAS, Oscar (2003). El Cooperativismo en Venezuela, trabajo presentado en el Taller de diagnóstico del Cooperativismo en las Américas, Universidad de Costa Rica, 31 de marzo al 2 de abril de 2003, http.www.unircoop.org

BASTIDAS, Oscar (2004). La Especificidad Cooperativa. Aportes a un cooperativismo Alternativo, Caracas, Cepac-UCV.

BATLIWALA, Srilatha (1997). “El significado del empoderamiento de las mujeres: nuevos conceptos desde la acción”, en León, Magdalena (compiladora), Poder y empoderamiento de las mujeres, Bogotá, Tercer Mundo S.A.

CACIQUE, Irene (2003). Trabajo femenino, empoderamiento y bienestar de la familia, Cuernavaca, México, Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM).

FOUCAULT, Michel (1975). Microfísica del poder, España, La Piqueta.

INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICAS - INE (2005). Venezuela en cifras, htpp.www.ine.gov.ve

KABEER, Naila (1998). “Tácticas y compromisos: nexos entre género y pobreza”, en Arriagada, Irma y Carmen Torres (editoras), Género y pobreza. Nuevas dimensio-nes, Santiago de Chile, ISIS Internacional, Ediciones de las Mujeres N°26.

KISHOR, Sunita (2000). Women´s Contraceptive Use in Egypt: What do Direct Measures of Empowerment Tell Us?, Paper presented at the 2000 Annual meeting of the Population Association of America, Los Angeles, California.

LEÓN, Magdalena (1997). “El empoderamiento en la teoría y práctica del feminismo”, en León, Magdalena (compiladora), Poder y empoderamiento de las mujeres, Bogotá, Tercer Mundo S.A.

LEÓN, Magdalena (2001). “El empoderamiento de las mujeres: encuentros del primer y tercer mundos en los estudios de género”, en La Ventana, Revista de estudios de género, número 13, México, Universidad de Guadalajara.

MARCONE, Stefania (2000). El rol de las mujeres en la empresa cooperativa, Seminario Internacional sobre Cooperativas – La Habana 3-5 febrero 2000, http://www.neticoop.org.uy/documentos/dc0160.html

MOLINA PETIT, Cristina (1999). “Espacios Públicos, espacios privados. La participa-ción política de las mujeres”, en Guerra, María José y M. Eugenia Monzón (edito-ras), Mujeres, espacio y tiempo, Santa Cruz de Tenerife, Centro de Estudios de la Mujer, Universidad de la Laguna.

MITCHELL, Juliet (1971). La condición de la mujer, México, Extemporáneos.

NOVARESE, Teresa, Verónica Montes y Alicia Ressel (2003). “La mujer y las cooperativas”, Revista uniRcoop, volumen 1, número 1, Canadá, Universidad de Sherbrooke.

OXAAL, Zoe, y Sally Baden (1997). Definitions, Approaches and Implications for Policy, Bridge Report No. 40, Sussex, Institute of Development Studies.

PROVEA (2006). Informe anual del Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos 2004-2005, htpp.www.provea.org.ve

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 144 5/24/07 11:50:40 AM

Page 145: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 145

SEN, Gita (1998). “El empoderamiento como un enfoque de pobreza”, en Arriagada y Torres (editoras), Género y Pobreza Nuevas Dimensiones, Santiago de Chile, ISIS Internacional, Ediciones de las Mujeres N°26.

VENEGAS, Paki (2006). “El empoderamiento de las mujeres. Un camino hacia la equidad y el desarrollo”, Revista De Sur a Sur, Nº 31, Enero- Febrero, España.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 145 5/24/07 11:50:40 AM

Page 146: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

The concept of social cohesion fit for co-operative studies: the health care co-operatives in QuébecPatrick De Bortoli1

Jean-Pierre Girard2 Université de Sherbrooke, Canada

SUMMARY • Over the past decades we have seen the concept of social cohesion reemerge in the social sciences. It has contributed in helping us grasp the many complex changes that globalization has bestowed upon the social, political and economical spheres, and in making sense of other concepts such as social equality and social justice. Going back to the sociological roots of the concept of social cohesion, this article aims at consolidating what has so far been gathered in terms of theo-retical definitions of the concept, with the ultimate goal of pinpointing its reach, for its practical application in the field of co-operative studies. The focus is on health co-operatives in Quebec.

RESUMEN • En el transcurso de los últimos decenios, el concepto de cohesión social ha sido rehabilitado en la familia de las ciencias sociales. Este concepto se ha revelado como muy útil para comprender mejor la complejidad de los cambios provocados por la globalización en las esferas económicas, sociales y políticas, al tiempo que facilita la com-prensión de conceptos como la igualdad social y la justicia social. Revisando las raíces sociológicas del concepto de cohesión social, este artículo busca reforzar la definición teórica del concepto teniendo como marco de referencia su aplicación práctica en los estudios cooperativos. El caso analizado aquí es el de las cooperativas que funcionan en el sector de la salud en Quebec.

RESUMO • Ao longo das últimas décadas, o conceito de coesão social foi reabilitado na família das ciências sociais. Esse conceito revelou-se extremamente útil no sentido de melhor compreender a complexidade das mudanças ocasionadas pela globalização nos âmbitos econômico, social e político, ao mesmo tempo em que facilitou a compreensão de conceitos, tais como igualdade social e justiça social. Reavaliando as raízes sociológicas do conceito de coesão social, este artigo busca reforçar a definição teórica do conceito, tendo como escopo sua aplica-ção prática no âmbito dos estudos cooperativos. O caso selecionado foi o das cooperativas que atuam no setor da saúde no Quebec.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 146 5/24/07 11:50:40 AM

Page 147: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 147

RÉSUMÉ • Au cours des dernières décennies le concept de cohésion sociale a été réhabilité dans la famille des sciences sociales. Ce concept s’est avéré fort utile pour mieux comprendre la complexité des change-ments provoqués par la globalisation dans les sphères économiques, sociales et politiques tout en facilitant la compréhension de concepts tel l’égalité sociale et la justice sociale. Revisitant les racines sociologi-ques du concept de cohésion sociale, cet article cherche a renforcir la définition théorique du concept avec comme cadre de référence son application pratique dans le cadre d’études coopératives. Le cas retenu est celui des coopératives évoluant dans le secteur de la santé au Québec.

INTRODUCTION3

Far from being a new and innovative concept, the concept of social cohe-sion bears a long theoretical history, emerging every so often, each time social order is questioned or sudden changes menace the normative, economic or social bases of society. Emile Durkheim and Max Weber, each in their own way, brushed upon the concept precisely in a time of great transformations. Today, the concept of social cohesion is back on the social sciences’ agenda, brought about by globalization, speedy technological development, etc., helping us to make sense of these new changes, and to better understand how social cohesion per se can be achieved or maintained, thus ensuring social order, equality of chances, social inclusion, democratic participation and so on.

But to measure or define social cohesion is not an easy task; thus the vagueness and ambiguity of the concept. This ampleness, however con-venient and bearer of great theoretical potentialities, lacks in precision and conciseness. “This vagueness explains why it is so difficult to deter-mine exactly what is meant by social cohesion” (Bernard, 1999: 2).

The need for clear and precise tools to evaluate social cohesion, specifically oriented toward co-operative studies, is therefore imperative. What is intended by social cohesion and how does its definition or dimensions directly relate to co-operatives? To modestly contribute to the conception of such theoretical tools will be the object of this article. This research paper being part of our larger research project, Co-opera-tive Membership and Globalization: Creating Social Cohesion Through Market Relations.

For the large part inspired by previous research done at the CRISES (Research center on social innovations in the social economy) from 2000 to 2002 on social cohesion and financial co-operatives (Mager, 2001; Huot, 2001; Camus, 2001; Chouinard et al., 2001) and still unpublished works on a theoretical definition of the concept (De Bortoli), our theo-retical framework will be rooted in five specific dimensions, applied and

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 147 5/24/07 11:50:40 AM

Page 148: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

148 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

tested in earlier case studies on these financial co-operatives. These concepts are those of territoriality, accessibility, employability, demo-crativity and connectedness (Malo et al., 2002).

They have since been redefined to be applied to health and solidar-ity4 co-ops in Québec (Girard and De Bortoli, 2004). Today, we will try to briefly render an account of this evolution, by defining these five dimen-sions and showing how they can adequately relate to co-operatives providing services in the field of health care and to a certain extent to co-operative studies at large, and illustrate as best we can their adequacy in face of the specifics of two health care co-operatives in Québec to which they will eventually be applied, being those of Les Grès in Saint-Étienne-des-Grès and Robert Verrier in St-Cyrille-de-Wendover. But first, let us take a closer look at the heath care co-operative sector in Québec.

1. INNOVATIVE COLLECTIVE MODELS: HEALTH CARE CO-OPERATIVES

To better our analytical tools, it would be wise to first have a good under-standing of the field or object we will precisely apply them to. In our case, health care co-operatives in Québec.

Since the end of the 80’s, a new generation of collective enterprises, co-operatives and non-profit organizations (OBNL), came to be in the field of health care and social services. These organizations differentiate themselves from traditional non-profit organizations, both by the ser-vices they provide as well as by the composition of their membership.

In the case of the co-operatives, at the end of the 1980’s, a first group of enterprises came to be in the paramedic sector. These co-operatives, strongly supported by the CSN, one of Québec’s most influential trade unions, were born out of the intention to “civilize” a sector known for its harsh working relations (Comeau, 1991). Today, six of these workers’ co-operatives exist in Québec, in five different regions, and have together significantly strengthened the sector. After expanding to the adjacent communities, they now constitute, notwithstanding the paramedic ser-vices in Montreal (Urgence-santé), the largest paramedic service in the province of Québec.

In the mid 90’s appeared the first home care co-operatives, in part as a result of their growing interest and need in face of an aging population. Set as a priority by the Québec Summit on Economy and Employment in 1996, it gave the movement the recognition it needed, with the creation of a governmental aid program, the PEFSAD or fiscal exoneration pro-gram. This program allowed for the creation of a hundred or so social economy enterprises in the home care services sector, 60% of which have

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 148 5/24/07 11:50:40 AM

Page 149: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 149

a non-profit organization status and the other 40% as co-operative enter-prises. Thousands of citizens belong to one or another of forty co-opera-tives active in the home care sector mainly involved in household upkeep and maintenance for seniors who wish to remain at home. Of these, twenty-eight are solidarity co-operatives, three are worker co-ops, and the rest are consumer co-ops. These co-operatives too manifest great innovative potential, not just in terms of their commitment to quality service, but in the other services they offer, like the purchase and devel-opment of a senior’s residence or services for households without special needs. In 1996, these co-operatives regrouped on a more formal bases, by means of a provincial federation, the Fédération des cooperatives de services à domicile du Québec5.

In another example, the initiative of the residents of the St-Étienne-des-Grès locality, in 1995, allowed for the development of an innovative concept of health care co-operatives, which has had an unprecedented impact. Indeed, following its creation, some other co-operatives of this same type were founded. Other organizational models have also been developed but have not yet been reproduced. Lastly, except for the home care co-operatives which came to be within the framework of a particu-lar governmental program, the PEFSAD, these other co-operatives were born primarily from the will and engagement of local community mem-bers, generally reinventing the co-operative approach, specifically in terms of the services rendered. Table 1 presents the profile of the cur-rently active co-operatives in the field of health care and social services.

TABLE 1

Co-operatives in the health and social services sector Québec 2003

Field of activity Types of co-operatives (number)

Health care co-operatives Users: • Health care co-operatives (1)

Solidarity• Nursing care co-operatives (1)• Health care co-operatives (3)

Workers• Alternative medicine co-operatives (1)• Paramedic co-operatives (6)• Long term care co-operatives (1)

Social services co-operatives Users: • Home care co-operatives (11)

Solidarity• Home care co-operatives (27)

Workers• Home care co-operatives (3)

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 149 5/24/07 11:50:40 AM

Page 150: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

150 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

But for now, two of these innovative health care co-operatives par-ticularly interest us in regards to their impact on social cohesion: Les Grès and Robert Verrier.

2. AN OVERVIEW OF LES GRÈS AND ROBERT VERRIER HEALTH CARE CO-OPERATIVES6

Situated near the city of Trois-Rivières, halfway between Montreal and Québec city, the municipality of Saint-Étienne-des-Grès was confronted in the beginning of 1990 with the departure of its sole practicing medical doctor, leading to an urgent need of finding a permanent on-location practitioner. The problem strongly affecting the elderly with mobile deficiencies and young active households for whom the constant travel-ing to Trois-Rivières was a waste of time, gave birth to a petition signed by over one-thousand citizens, urging the municipality to find a solution to its shortcoming. The hypothesis of trying to attract a medical doctor with an individual practice soon appeared as obviously unrealistic, as did that of seducing a privately owned polyclinic. The recent budgetary cutbacks at the expense of the health care system in Québec also ren-dered chimerical the idea that the public clinic (CLSC) of Trois-Rivières could ever alleviate the municipality’s problems by opening a nearby clinic. Deadlocked, the Caisse populaire’s (Credit Union) general man-ager proposed an unprecedented solution, that of a user type collective enterprise which would have the objective of managing a clinic by rent-ing its spaces to diverse health care professionals. The co-operative opened its doors in the spring of 1995 strong of one-thousand members. Faced with an incommensurable success – in a few years time, the num-ber of medical charts nearing twelve-thousand – the co-operative opened in 1999 a small health care service center in the nearby village of St-Élie-de-Caxton, some twenty kilometers from St-Étienne. In the year 2000, the co-operative also took in charge the management of an elderly home, numbering nineteen units and having to its credit five employees. Today the co-operative rents its spaces to six medical doctors, a pharmacist, an optometrist, a psychologist and a dentist. It still takes in charge the ren-dering of physiotherapy services. The co-operative’s membership today nears three-thousand members and its medical charts now reach twenty-thousand. Formally a user type co-operative, Les Grès adopted in 2003 a solidarity co-operative status.

The Robert Verrier health care co-operative, a consumer type co-operative situated in Saint-Cyrille-de-Wendover, some fifteen kilometers from Drummondville, originally shared the same predicament as that of St-Étienne, knowingly the lack of on-location health care services. Strong

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 150 5/24/07 11:50:41 AM

Page 151: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 151

of a citizen and community leader mobilization, the project came to be at the end of 1998 and the founding assembly was held in July 1999, the co-operative reaching in September of the same year one-thousand members. As in the case of St-Étienne, the project would never have come to be if it wasn’t for the unprecedented role and the generous contribution of the local Caisse populaire and of the municipality. Today, the co-operative leases its spaces to two medical doctors, a pharmacist, a dieti-cian, a psychologist and two physiotherapists. Notwithstanding some recent financial difficulties, the co-operative’s membership now nearly reaches two-thousand and has an equivalent number of medical charts.

3. THEORETICAL INSPIRATIONS

The social object or field of research to which our dimensions will be applied to having been briefly specified, it now seems appropriate, if not imperative, to walk down the path of the theoretical inspirations that have shaped those five dimensions.

Firstly, as we have mentioned in our introduction, these five con-cepts were first defined and applied at the CRISES, in the context of social cohesion and financial co-operatives. It is precisely for that reason, that of having been conceptualized for and applied to the co-operative field, that we felt they could be most adequate to help us in our own research project. They were fit for co-operative studies.

That being said, we felt it useful, if not necessary, to refine them, digging deeper in theory, to enrich them by specifying their reach, ren-dering them even more fit for co-operative studies.

To do so, we firstly turned to the works of Emile Durkheim and Max Weber, each respectfully putting the emphasis on two principal aspects of social cohesion, which in our view encapsulate its essence. On the one hand, social cohesion insured by resemblance and a common adhesion to a set of beliefs and values, which is characteristic of traditional societ-ies, where a strong “moral density” ensures consensus; and a social cohe-sion more common to modern societies, which is based on individualism and the promotion of differences where a “polytheism of values” super-sedes a uniform collective conscience, leaving room for conflicts and the necessity for their regulation by intermediary social institutions, thereby securing social cohesion.

Having brought out those two principal theoretical axis, we most importantly went looking for works that had already attempted a general definition of social cohesion, which was in many ways faithful to Durkheim’s and Weber’s analysis of the concept. This time, we turned to Jenson (1998) and Vertovec (1997), as well as official documents published by the

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 151 5/24/07 11:50:41 AM

Page 152: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

152 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

OECD (1996), by the Government of Canada’s Policy Research Initiative, Social Cohesion Research Workplan (POLICY, 1997) and by the Commis-sariat general du Plan (PLAN, 1997), all of which were also closely looked at by Jenson.

Jenson’s synthesis of the concept, which abridges and embodies the essential elements of other similar works, is comprised of five principal dimensions, briefly defined here by Herman (2003), to which he added a sixth dimension, conceptualized by Bernard (1999):

Belonging . . . . . . IsolationThis dimension fits best within the sociocultural sphere and embodies values and collective identities. Isolation from the community is a clear threat to social cohesion.

Inclusion . . . . . . ExclusionThis economic dimension relates directly to involvement in the market-place, examining whether individuals are meaningfully engaged in the workings of the market to which they are inevitably subjected. Practices or mechanisms that exclude or deter inclusion in market activity are a threat to social cohe-sion.

Participation . . . . . . NoninvolmentThis dimension falls within the political sphere and examines participation in governance, particularly at the local level. Barriers to involvement, apathy, or noninvolvement can threaten social cohesion. Political disenchantment and the resulting backlash are likely indications of a lack of social cohesion.

Recognition . . . . . . RejectionThis dimension examines the extent of recognition and tolerance for pluralis-tic value systems. The existence and promotion of institutions or groups that recognize and celebrate diversity serve to mediate differences over power, resources, and values. The presence of institutions or groups that undermine the recognition of pluralism hint at a lack of social cohesion. This dimension fits most closely within a sociocultural sphere, but could arguably be placed in either the political or economic spheres quite readily.

Legitimacy . . . . . . IllegitimacyThis dimension, from the political sphere, is closely related to the last. In this case it is legitimizing the public and private institutions that provide the mediation role, described above, that is important. Expressions of cynicism, doubt, and negativity regarding these institutions put social cohesion in jeop-ardy.

Equality . . . . . . InequalityThe sixth and final dimension, added to the mix by Paul Bernard, falls within the economic sphere. Closely related to inclusion/exclusion from the market-place, it makes the subtle yet important distinction between equality of opportunities and equality of conditions. It considers whether citizens, in reality, can access opportunities to become engaged in the market-place, or if they are hindered from doing so because of the conditions in which they exist.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 152 5/24/07 11:50:41 AM

Page 153: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 153

What emerges from these dimensions is that social cohesion is a social process which instills in individuals a sense of belonging to a com-munity of shared values and common goals; a community opened to diversity, working at minimizing social and economic inequalities as well as insuring a stable and just political climate.

But to this typology of dimensions there seems to be, in our view, a missing link. It is in this sense that we propose a seventh dimension:

Safeguard . . . . . . Loss

If our field research has taught us anything is that co-operatives of various kinds, but especially solidarity co-operatives, have played a central role in regards to social cohesion, in preserving the community’s social, economic and political assets. This seventh dimension could best be defined as the many institutions, social innovations and collective projects that enable a community to keep or safeguard its most essential social assets, thus insuring a minimum of social cohesion.

This classification, although undoubtedly an essential analytical tool for anyone wishing to better measure and understand social cohesion is, in our view, unable to completely grasp the specifics of our object: the co-operative reality. To do so, we felt we needed more specifically ori-ented dimensions, which nonetheless encapsulated these seven dimen-sions, as shown in Table 2.

This table actually shows how our five dimensions, territoriality, accessibility, employability, democrativity, and connectedness (Girard and De Bortoli, 2004) meet those defined by Jenson, Bernard and De Bortoli, and how more significantly, they give them a widened practical use, on the one hand by better orienting them toward a specific object, and on the other, by enhancing their analytical potentialities, those directly related to the social economy and the co-operative field.

TABLE 2

Dimensions Internal External

Territoriality Belonging/IsolationLegitimacy/Illegitimacy

Belonging/IsolationLegitimacy/Illegitimacy

Accessibility Belonging/IsolationEquality/Inequality

Inclusion/ExclusionEquality/InequalityRecognition/RejectionSafeguard/Loss

Employability Inclusion/ExclusionInclusion/ExclusionRecognition/RejectionEquality/InequalitySafeguard/Loss

Democrativity Participation/NoninvolvementRecognition/Rejection

Participation/NoninvolvementLegitimacy/Illegitimacy

Connectedness Legitimacy/IllegitimacyRecognition/Rejection

Legitimacy/IllegitimacySafeguard/Loss

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 153 5/24/07 11:50:41 AM

Page 154: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

154 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

In fact, what distinguishes our dimensions from those of Jenson’s, Bernard’s and De Bortoli’s is their applicability at different levels of analysis. To be able to measure the impact of co-operatives on social cohesion, it is important, in our minds, to see how the “internal” social cohesion of the co-operative, or in some ways its “co-operative specific-ity” can affect by its functioning, the “external” social cohesion of the community. How for example, the co-operative, within its membership, its own democratic structure, etc. generates values, rules, ways of doing, etc. that not only ensure the “internal” cohesion favorable to the enter-prise, but which have inevitable externalities (its example alone, the values it instills in its members, etc.) that positively affect other organiza-tions and the community at large.

What our dimensions enable us to do is to precisely pinpoint the crucial elements of our object of research by combining one or many of Jenson’s, Bernard’s or De Bortoli’s dimensions, hence strengthening the definition of social cohesion adequate to our project.

But to better understand their analytical potential, it would be inter-esting, at this point, to define each of them in regards to our two co-operatives: Les Grès and Robert Verrier, leaving us the liberty to go much beyond them and show the applicability of our dimensions to the co-operative field at large.

4. TERRITORIALITY

This dimension refers to many important aspects found in the definition of social cohesion as explained above, but this time specifically oriented toward co-operatives and the social economy.

As elsewhere in North America, territory is being defined in new ways. In the past, the parish of the local Catholic Church, what we call a “micro local territory of reference,” with a more or less homogeneous population, was central. It is now being replaced by a wider territory (“supra local”) corresponding to the regional county municipality (MRC)7 with a heterogeneous population. What then has become the defining “territorial reference” of the co-operatives we want to study, and how, through it have they evolved and defined their action?

If we take the examples of Les Grès and of Robert Verrier, we can see that both started off with a micro local problematic, that of the absence of health care services on a specific local territory, still defined by its parochial characteristics and homogeneous population. Soon, they came to be confronted with a supra local reality: on the one hand having to deal with a clientele coming from outside their initial “territorial reference,” namely because of a lack of medical services elsewhere, and

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 154 5/24/07 11:50:41 AM

Page 155: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 155

on the second hand, by the fact that other organizations, like the CLSCs and the Public Health Board have adopted a “supra local territory of reference”.

What we see here can be understood from the stand point of “val-ues,” that is to say, as we have seen with Durkheim (1994), that social cohesion can result from shared values and beliefs. It is precisely what Jenson describes in her dimension Belonging/Isolation. On the one hand, the redefinition of boarders and the integration of a new com-munity, “interest-based” (Halseth, 1998), within the whelm of a micro local territory entails the production of new collective values strongly related to the community’s (“place-based”) collective identity, poten-tially embroiling the distinction between “established” and “outsiders” (Elias, 1997). Secondly, it is interesting to see if the co-operative did in fact adopt a supra local territory of reference as have other organizations, or instead is still deeply rooted in a micro local reality, thus intensifying a parochial identity.

Such a situation would have for consequence, “internally,” not only the composition of the membership, but also of its Board of Directors. To whom should the co-operative give precedence to, the “established” or the others coming from the vicinity? How to conciliate the interests of the ones and the others? An “external” dilemma this time, concerning the community as a whole.

Also, a project of the kind is likely to mobilize various social actors, and is also likely to instill a feeling of pride (in the event that the project succeeds) or on the contrary of despair (in the event that the co-operative project fails), thus having a considerable impact on the sense of belong-ing of the members of the community to an “imagined community” (Anderson, 1983) or to the territory; again, an impact on social cohesion not to be neglected.

Finally, and more from the standpoint of “regulation” this time (Weber), the adoption by the co-operative of a supra local territory of reference would mean an institutional adjustment to other organizations and institutions, whether they be local/regional or provincial/federal, that have for the most part adopted a supra local territory of reference, that of the MRC. Such an adjustment would result in granting the co-operative significantly greater legitimacy, thus increasing its chances of success, as much by internal effects (greater engagement and participa-tion of the members) than external ones (social recognition, subsidies, donations, etc). We are, to say the least, in Jenson’s Legitimacy/Illegitimacy dimension, but once again fitted to the reality of co-operatives.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 155 5/24/07 11:50:41 AM

Page 156: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

156 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

5. ACCESSIBILITY

The level or ease of accessibility of the co-op’s services is a key element of this research. Starting from Vienney’s (1994) view that co-operatives are intended to be a response to needs that are not met or not adequately met, and are aimed at actors with relatively little power, the research seeks to describe this accessibility.

First of all, in the case of Les Grès, it is strongly correlated with the concept of territoriality for it aims at answering the precise needs of a specific clientele, territorially defined, namely that of the elderly popula-tion with mobile deficiencies (who wishes to stay and get medical care in its community) and active households with young children (for whom the constant traveling to the nearest urban center for health care has become time consuming and problematic). The need for accessible and close-by health care services is in fact at the heart of what inspired the co-operative project in the fist place and subsequently, in the case of Les Grès, of their initiative to take in charge the management of the elderly home. That is also the case for their need of a small health care center in St-Élie-de-Caxton, to answer the strong demand of an extraterritorial clientele, one which exceeded the limits and initial expectations of the population/territory they wanted to grant their services to.

Furthermore, since, as we have mentioned before, the concept of accessibility points to the services rendered per se, it is important to closely look at the “nature” and the “efficiency” of these services in rela-tion to the urgency of the needs of the population. Firstly, to measure to what extent or how well the services rendered by the co-operatives answer to this demand or this deficiency (in terms of the nature of the need) and secondly to see in what proportion they are able to respond “efficiently” to theses needs (in terms of their capability to answer quan-titatively and qualitatively to the demand).

It is also worthwhile to see how these organizations develop new services, not to deal with non-members, but, as described in Desforges’ typology of co-operative development strategies (1979-1980), to broaden the range of services offered to members, and thus strengthen their ties to the co-op. We are undeniably, from an “internal” perspective, describ-ing Jenson’s Belonging/Isolation dimension. A good example is the case of Les Grès, with the management of the elderly home allowing people to remain in their community. This seems at first glance to have a direct and positive effect on social cohesion, from an “external” point of view this time, namely the safeguarding of one of the community’s most sig-nificant social assets: its elderly population (Safeguard/Loss).

We can also analyze accessibility by correlating it with connected-ness (which will be discussed later) by looking at the ways in which the

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 156 5/24/07 11:50:42 AM

Page 157: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 157

arrival of the co-operative in the area had an impact on the services rendered by other community organizations such as those of the CLSC, in regards to the accessibility to their services. We can also measure the impact of the connections the co-ops have with other organizations on the accessibility of the services of the co-op itself, by seeing for example how the accessibility of the co-op’s services is increased or diminished according to whether the co-op is or is not strongly connected to local community organizations.

Here, the limits of Jenson’s Inclusion/Exclusion dimension can be pushed further, situating the applicability of the dimension not at the individual level, but at an institutional one, by seeing how the co-opera-tive by offering services in a complementary matter with other local organizations is able to integrate a social network that will better its chances to succeed as an enterprise and, by sustaining durable ties with these organizations, will contribute to strengthening the community’s social cohesion as a whole.

Finally, the accessibility to services can also be understood in light of a concern for parity and the compromise made (if there is a compro-mise) by the co-operatives between the specific interests of individuals, the collective interests of members and the general interest of the popu-lation as a whole, regarding the accessibility to the services offered (special hours for treating patient-members, the continuous specific demands by members, etc.). In this case, the dimension conceptualized by Bernard, Equality/Inequality, is particularly pertinent: from an “inter-nal” view point, by precisely conciliating the diverse interests of the dif-ferent categories of members, and from an “external” perspective, in answering the question of who is eligible to benefit from these services.

Lastly, by means of its services rendered, the co-operative can instill in its members (“internally”) co-operative values (Belonging/Isolation) to which these persons would not have been exposed to if not for the co-op, and that subsequently could also have a beneficial impact, “exter-nally,” on the whole of the community (Recognition/Rejection).

6. EMPLOYABILITY

The concept of employability can be interpreted differently depending on the sector of activity of the co-ops. In certain cases this element is secondary, for example the co-ops offering a number of services to a community that does not have a grocery store, post office, bank, etc. In other cases, employability is central, for example, for a co-op working under programs for the reintegration of marginal populations into the workforce. In which case, we see again the importance of the Inclusion/Exclusion dimension, “externally,” naturally, where people excluded from

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 157 5/24/07 11:50:42 AM

Page 158: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

158 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

the marketplace can reintegrate it and also benefit from the social exter-nalities that a “reaffiliation” (Castel, 1995) to social networks brings.

In the same manner, by means of these institutional mechanisms, job creation revitalizes the social environment or at least preserves a certain degree of its socio-economic activities (Safeguard/Loss). These programs, of which the co-operative is bearer, also reaffirm the commu-nity’s will to safeguard or promote values of equality of opportunities, by giving people who otherwise would not have had the chance, the oppor-tunity to reintegrate the marketplace (Equality/Inequality). Furthermore, it should be mentioned that all that concerns voluntary work is counted for in this dimension. These activities contribute to “developing “trans-versal aptitudes” or “generics” or even “general capabilities” that can be referred to as social qualifications (or competencies)” (Alaluf, 1999).

In the case of the co-operatives that particularly interest us, Les Grès and Robert Verrier, this dimension can somewhat enlighten us on some aspects of social cohesion, namely by looking at how the few jobs created compare in terms of working conditions to similar ones in private clinics or CLSCs. The socio-economic characteristics of the people employed could also reveal a more or less significant influence on social cohesion in seeing if the co-ops employ less economically advantaged people, people on welfare, women, youth and so on. All of the above are particu-larly pertinent in the case of Les Grès and the elderly home, when looking at the before and after picture, pre and post acquisition (number of employees before/after, working conditions before/after, etc.).

In the case of a favorable outcome concerning these comparisons, we can see how the co-operative can be of those institutions who believe in preserving certain values essential to the social cohesion, those of a pluralist and open community, and thereby prove its indispensability to the community’s social development (Recognition/Rejection).

7. DEMOCRATIVITY

The notion of democrativity refers, on the one hand, to the nature of the democratic process in the enterprise (namely, the choice of representa-tive, direct or deliberative8 democracy) and secondly, to the institutional or composite form of its structure, by means of concepts such as “social democracy” and “plural democracy”. The distinction between the two is fundamental. In the first case, the “nature of the democratic process” refers to the practice per se of democracy, that is, in its operational or dynamic sense. The “institutional or composite form of its structure,” on the other hand, refers to the composition of the enterprise’s democratic structure, that is to say, who are the people in the Board of Directors, do

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 158 5/24/07 11:50:42 AM

Page 159: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 159

other specialized comities exist, what is its socio-economic composition and so on. It is here that we find the concept of “plural democracy,” refer-ring to the territorial, institutional or socio-economic origins of the administrative comity’s members or other instances of the enterprise’s democratic structure, and the concept of “social democracy,” that refers to the symmetrical representation of local or supra local populations amidst this democratic structure (Lévesque, 2001). The importance of having an equilibrium in regards to the representation of all different populations in the decision making instances of the enterprise is capital for social cohesion.

Participation to the co-operative’s democratic instances and the values that encourage this democratic implication, “internally,” are most significant (Participation/Noninvolvement). And in the instance that the co-operative enterprise distinguishes itself from other community orga-nizations, its example alone (“externally”) could be of considerable worth, and contribute to enriching and encouraging democratic behav-ior or participation in general as well as soften up the expression of cynicism toward democratic institutions today, by giving them a new legitimacy (Legitimacy/Illegitimacy).

The “democratic process” (the choice between different types of democracy) as well as the “institutional and composite form of its demo-cratic structure” are mechanisms that contribute to preserving and recog-nizing plurality inside the enterprise. On the one hand, by allowing ideas, opinions, and conflicting values to exist, to be voiced, and on the other, by ensuring symmetrical an equilibrated democratic representation.

These two elements of the enterprise’s democratic sphere corre-spond to Jenson’s dimension of Recognition/Rejection.

8. CONNECTEDNESS

Finally, the concept of connectedness can be defined as the relations between different social actors whether they be individuals or collectivi-ties forming networks, generating social capital (values of confidence and reciprocity) which encourages co-operation and contributes to the strengthening of social cohesion (Putnam, 2000). This notion will enable us to see, amongst others, in what the degree of connectedness of the initiators of the co-operative projects played a significant role in the success of their becoming. In fact, one of the most significant impacts of an important stock of social capital by the initiators of projects is to bring a certain amount of legitimacy to the venture, that will resonate in the degree of confidence that community members, individuals as well as institutions, will invest in the belief that these projects will or will not come to be. Although Jenson shows in her Legitimacy/Illegitimacy

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 159 5/24/07 11:50:42 AM

Page 160: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

160 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

dimension the importance of the role played by institutions, the impact of individual social actors, well connected and/or with a strong symbolic capital, is not to be neglected.

Furthermore, we will closely look at the nature of those relations, of this connectedness, to see if they coincide with what Granovetter (1985) defined as “strong” or “weak” ties and in what way one or the other influ-ence social cohesion.

Then, and strongly correlated with the concept of democrativity, we will take a look at what we called the influence of the “charismatic per-sonality” of social actors on the creation of social relations bearer of potentialities in terms of contributing to the success of the co-operative projects. In other words, we will try to see how local social actors, with strong symbolic capital (whether they be the mayor, general director of the local Caisse populaire, etc.) are able, from this strong symbolic capi-tal, to tie social relations that will facilitate the success of their respective projects (Legitimacy/Illegitimacy), notwithstanding nonetheless, the impact of such strong influence on the democratic process and the components of the enterprises’ democratic structure.

It is clear that for the latter aspect, which directly refers, “internally,” to the dimension of Recognition/Rejection, the plurality of opinions and values may easily be compromised. Here again, the impact of individuals is neglected by Jenson’s classification.

Furthermore, this concept will enable us to explore, as we have mentioned before, to what degree the connectedness of the enterprise is facilitated or not by the fact that it adopted or not in it’s functioning the new institutional territory of reference, supra local, as the CLSCs for example have. The fact that the enterprise is in synchronization with other community organizations enables it to gain in legitimacy, which might contribute to its success, and its success, in return, legitimizing moreover these same organizations, thus strengthening all institutions sharing a common pluralist view of society. These ties are what makes a community stronger, more able to put forward innovative social ideas and projects, thus at least safeguarding its most essential assets (Safeguard/Loss).

CONCLUSION

The concept of social cohesion has, in the past few years, enjoyed a strong popularity, and this mostly due to its ambivalence and its extraor-dinary suppleness. This vagueness, although theoretically convenient, soon came to hide a lack of conciseness, the notion absorbing any such meaning and being applied to any such object, without the felt necessity of specifying its reach.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 160 5/24/07 11:50:42 AM

Page 161: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 161

Consequently, “if we wish to develop research and policy aimed at fostering or promoting social cohesion, we should develop clearer notions as to what it might look like and entail” (Vertovec, 1997). This was pre-cisely the aim of this article; to limit and specify the reach of the concept of social cohesion, taking into consideration the context to which it will be applied to, and drawing up a definition, or theoretical tools, faits sur mesure, that is to say, fit for co-operative studies.

To do so, we deemed it important to firstly define our object of study: health care co-operatives and specifically those of St-Étienne-des-Grès and Robert Verrier as well as co-operatives at large, within the context of the social economy. Haven taken a closer look at these two co-ops enabled us to more precisely pinpoint the essential elements of their specific context important to social cohesion, and hence better adjust our theoretical framework.

Then, we felt it necessary to go back to the classics, to Durkheim and Weber in particular. From them, we kept, roughly, the notions of “values” and “regulation”; these two theoretical axis serving as the general frame of our definition from which we went looking for all the essential ele-ments of what has become a general consensus of what the concept of social cohesion means (Vertovec, 1997; Jenson, 1998; Bernard, 1999). Hence, we have worked with Jenson’s and Bernard’s dimensions, adding one more, a “theoretical missing link,” in our view, that of Safeguard/Loss, inspired by our most recent field research. These seven dimensions, although still too large and vague to be directly applied to the context of social economy and co-operative studies, were an essential part of the conceptualization, or rather the fathoming of our own five principle dimensions: territoriality, accessibility, employability, democrativity and connectedness. Through these, two more variables, “internal” and “exter-nal,” helping us better precisely grasp the impact of co-operatives on social cohesion.

Finally, less than a precise and concise definition of this vague but rich concept, a frame of a definition, inspired by a theoretical heritage and an overview of the state of the situation of this field of research. A structure, rich in concepts, fitted for a precise research object: co-opera-tives. A modest effort, which we hope, will serve to generally stimulate the debate on the definition of social cohesion, still pushing forward the need to specify its reach; but above all, specifically, hoping that it will contribute to enrich the thought process, from within our large research team, enabling us to fashion a valuable and precise theoretical tool that will allow us to better invest the subtleties and the principal stakes of a subject that strongly interests us: the impact of co-operatives on social cohesion.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 161 5/24/07 11:50:42 AM

Page 162: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

162 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

NOTES

1. Student, Master’s degree at Syracuse University in Marriage and Family Therapy.2. Associated researcher, IRECUS, Université de Sherbrooke.3. The authors would like to thank very much Geneviève Langlois for her kind col-

laboration in the review of this paper.4. Since 1997, Québec legislation allows for the creation of multi-membership co-

operatives called coopératives de solidarité (solidarity co-operatives). The law recognizes three categories of members: users of the services provided by the co-op, workers in the co-op and any other person or organization that has an economic or social interest in the goal of the co-op. This last category is called membre de soutien or sustaining member.

5. Formerly known as the Fédération des coopératives de services et de soins de santé du Québec.

6. The information about those co-operatives was drawn from co-op profiles pro-duced by the authors, unpublished.

7. This is a new territorial division created by the government of Québec in the 1980s, mainly to facilitate regional development.

8. Deliberative democracy is particularly significant, in the fact that it is an innova-tive form of democracy, leaving room for debate and conflicting opinions in the objective of obtaining a general consensus by means of deliberation.

BIBLIOGRAPHY

ALALUF, Matéo (1999). Évolutions démographiques et rôle de la protection sociale: le concept de cohésion sociale. Rapport Final, Belgique, Institut des sciences du travail.

ANDERSON, Benedict (1983). Imagined communities, London, Verso.

BERNARD, Paul (1999). Social Cohesion: A Critique, Ottawa, CPRN Discussion Paper No. F.09.

CAMUS, Annie (2001) Coopératives financières, cohésion sociale et territoire: La Caisse populaire Desjardins Allard-St-Paul issue de fusions de caisses dans l’arrondissement Sud-Ouest (Montréal), Centre de recherche en innovation sociale (CRISES), Cahier ES 01106, UQAM.

CASTEL, Robert (1995). Les métamorphoses de la question sociale, Paris, Fayard.

CHOUINARD Omer et al (2001). Coopératives financières, cohésion sociale et territoire: La Caisse populaire Moncton-Beauséjour et la Caisse populaire de Néguac issues de fusions de caisses milieux urbain et rural, Centre de recherche en innovation sociale (CRISES), Cahier ES 01107, UQAM.

COMEAU, Yvan (1991). “Les coopératives ambulancières au Québec,” Possibles, vol. 15, no 3.

DESFORGES, Jean-Guy (1979-1980). “Stratégie et structure de coopérative,” Coopé-ratives et développement, vol. 12, no 2.

DURKHEIM, Emile (1994). De la division du travail social, Paris, PUF.

ELIAS, Norbert (1997). Logiques de l’exclusion, Paris, Fayard.

GIRARD, Jean-Pierre and Patrick de Bortoli (2004) “The Solidarity Co-operative in Québec and Social Cohesion: Measuring and Understanding the Impact,” in Fairbairn Brett and Nora Russell (eds). Co-operative membership and globaliza-

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 162 5/24/07 11:50:42 AM

Page 163: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 163

tion New Directions in Co-operative Research and Practice, Saskatoon, Center for the Study of Co-operatives, University of Saskatchewan.

GRANOVETTER, Mark (1985). “Economic Action and social Structure: The Problem of Embeddedness,” American Journal of Sociology, Vol. 91 no 3 (November).

HALSETH, Greg (1998). Cottage Country in Transition: A Social Geography of Change and Contention in the Rural-Recreational Countryside, Montréal, McGill-Queens University Press.

HERMAN, Roger (2003). “The Role of Social Cohesion in the Adoption of Innovation and Selection of Organizational Form: An Examination of Saskatchewan’s Value-added Agricultural” . Available from the World Wide Web:

http:// coop-studies.usask.ca/

HUOT, Geneviève (2001). Coopératives financières, cohésion sociale et territoire: La Caisse populaire Desjardins de Kildare issue de fusions de caisses dans Lanaudière, Centre de recherche en innovation sociale (CRISES), Cahier ES 01105, UQAM.

JENSON, Jane (1998). Mapping Social Cohesion: The State of Canadian Research, Ottawa, CPRN Study no F03.

LÉVESQUE, Benoît (2001). Économie sociale et solidaire dans un contexte de mondi-alisation: pour une démocratie plurielle, Communication présentée à la 2e ren-contre internationale tenue à Québec sur le thème “Globalisation et société”.

MALO, Marie-Claire et al (2002). Coopératives financières, cohésion sociale et nouveau territoire local à l’ère de la mondialisation, Centre de recherche en innovation sociale (CRISES), Cahier no 0108, UQAM.

MAGER, Lucie (2001). Coopératives financières cohésion sociale et territoire: la Caisse populaire Desjardins Saint-Patrice de Magog issue de fusions de caisses dans la MRC Memphrémagog, Centre de recherche en innovation sociale (CRISES), Cahier ES 01104, UQAM.

OECD – Organisation for Economic Co-operation and Development (1996). Societal Cohesion and the Globalising Economy, Paris, OEDC.

PLAN – Commissariat Général du Plan (1997). Cohésion sociale et territoires, Paris, La Documentation Française.

POLICY RESEARCH INITIATIVE (1997). Social Cohesion Research Workplan, March.

PUTNAM, Robert (2000). Bowling Alone: The Collapse and Revival of American Community, New York, Simon and Schuster.

VERTOVEC, Steven (1997). Social Cohesion and Tolerance, International Metropolis net research - policy/social, Available from the World Wide Web:

http://www.international.metropolis.net/research-policy/socialf/chapt1_f.html

VIENNEY, Claude (1994). L’économie sociale, Paris, La Découverte.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 163 5/24/07 11:50:43 AM

Page 164: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

Extensão rural no Brasil: da modernização ao desenvolvimento localAngelo Brás Fernandes Callou*Universidade Federal Rural de Pernambuco, Brasil

RESUMO • Apresentam-se neste trabalho os significados da Extensão Rural a contar dos anos de 1940 até os dias atuais, sem perder de vista os cenários históricos onde eles foram erigidos. Pretende-se, com isso, inferir que o problema do desenvolvimento dos contextos populares através do extensionismo rural e pesqueiro não está no campo das significações, mas, sobretudo, nas incipientes interações com suas “zonas vizinhas” de conhecimento e na posição política que assumem as organizações e técnicos no contato com o meio em questão.

RÉSUMÉ • Ce travail présente les significations des services d’Extension rurale à partir des années 1940 jusqu’à maintenant, sans perdre de vue les contextes historiques dans lesquels ils furent élaborés. On prétend ainsi déduire que le problème du développement des contextes popu-laires à travers les services d’extension rurale et de pêche ne relève pas du domaine des significations mais, surtout, des interactions naissantes entre leurs «zones voisines» de connaissance et la position politique des organisations et des techniciens en contact avec le milieu concerné.

SUMMARY • This paper examines the signification of rural extension services from the 1940s to the present, keeping in view the historical contexts in which they evolved. We believe we can thereby deduce that the problem of popular context development by way of rural outreach services and fishing does not lie with their signification, but rather more with budding interactions between their “neighbouring areas” of exper-tise and the political stance of organizations and technicians in contact with the environment in question.

RESUMEN • Este trabajo presenta los significados de los servicios de extensión rural a partir de los años 1940 hasta el momento actual, sin perder de vista los contextos históricos en los cuales fueron elaborados. Con ello se pretende inferir que el problema del desarrollo de contextos populares a través de los servicios de extensión rural y pesquera no se encuentra en el campo de los significados sino, sobre todo, en las inci-pientes interacciones con sus “zonas vecinas” de conocimiento y la posición política que asumen las organizaciones y los técnicos en contacto con el medio en cuestión.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 164 5/24/07 11:50:43 AM

Page 165: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 165

INTRODUÇÃO

Foi necessário que se passassem vinte e cinco anos para que eu abdicasse da idéia de que os diversos significados atribuídos à Extensão Rural criaram dificuldades de ordem teórica e de ação prática no seu desenro-lar em solo brasileiro. A revisão bibliográfica que desenvolvi recente-mente levou-me a refletir em sentido contrário. Sempre considerei que a “indeterminação” desse campo de desempenho das Ciências Agrárias goza de popularidade entre pesquisadores, profissionais e estudantes, à medida que todos opinam sobre o assunto e se sentem capazes, de alguma maneira, de “estender” algo a alguém no meio rural, deixando entrever que, no ramo do extensionismo, tudo é passível de inclusão e de incorporação. Noutras palavras, a Extensão Rural resumida à coisa nossa. Terreno de todos e de ninguém. Sobre esse assunto, assim me expresso, em 1983, ao abordar a Extensão Pesqueira:

“…é lugar comum se relacionarem as mais diferentes atividades da engenha-ria de pesca (e fora dela) à Extensão Pesqueira. Se se trabalha em peixamen-tos de açudes ou viveiros de uma determinada localidade, está se realizando uma atividade de Extensão. Se se der assistência técnica a piscicultores (…), também se está executando um trabalho de Extensão. Quem preenche os projetos de financiamento de barcos ou apetrechos de pesca na SUDEPE ou EMATER, naturalmente está também realizando um serviço de Extensão. E, ainda, as atividades de mobilização popular, educação informal, recupera-ção de colônias de pescadores e de cooperativas, também dizem respeito à atividade de Extensão.” (CALLOU, 1983).

Frente a essas significações atribuídas à Extensão, acrescente-se, hoje, o desenvolvimento rural sustentável, a gestão da comunicação, as novas ruralidades, a educomunicação, a agroecologia, a economia soli-dária, o associativismo e, mais recentemente, a incubadora de coopera-tivas populares, aspectos que a tornam cada vez mais, polissêmica. Se, por um lado, como disse em outro lugar, a polissemia da Extensão Rural deu margem a que muitos profissionais, dentro e fora das Ciências Agrárias, se arvorassem a impor temas “pertinentes” à Extensão Rural, ou mesmo excluí-la do seu papel fundamental nos processos de desen-volvimento do campo, por outro, possibilitou que a atividade se reno-vasse teoricamente. E, ao renovar-se, resistiu no tempo. Defendo aqui essas idéias, pois a Extensão se mantém apesar das diversas crises socio-econômicas e políticas enfrentadas pelas organizações governamentais e não-governamentais que se ocuparam dessa atividade nos quase ses-senta anos de sua história oficial no Brasil.

Portanto, é dessa polissemia e resistência que trato neste momento. Afinal, quais são os significados assumidos pela Extensão Rural, e tam-bém Pesqueira, como disciplinas oficiais nas Ciências Agrárias? Pontuo

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 165 5/24/07 11:50:43 AM

Page 166: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

166 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

esses significados sem perder de vista os principais cenários históricos onde eles foram erigidos. Pretendo, com isso, inferir que o problema do desenvolvimento dos contextos populares rurais através do extensio-nismo rural e pesqueiro, ontem e hoje, não está no campo da diversidade de significações da Extensão Rural. Mas, sobretudo, nas incipientes interações das suas “zonas vizinhas” de conhecimento (a expressão é de Paul Veyne), de um lado, e, por outro, na posição política que assumem as organizações e técnicos no contato com o meio rural e pesqueiro. Para isso, farei um sobrevôo a alguns aspectos históricos da Extensão Rural e Pesqueira.

1. A EXTENSÃO RURAL E PESQUEIRA NO BRASIL: CAMINHOS DA FORMALIZAÇÃO

No meio agrícola, as primeiras experiências de Extensão no Brasil se desenvolveram seguindo o padrão americano dos Land Grant Colleges, ou seja, havia, na ação, um significado eminentemente “educativo”, à medida que se limitava a transferir conhecimento agrícola e de economia doméstica aos agricultores e seus familiares, sem preocupar-se com o oferecimento de crédito (Figueiredo, 1981). Significava, ainda, uma ação voltada para o serviço médico, à puericultura e ao saneamento básico. As experiências da Escola Superior de Agricultura e Veterinária do Estado de Minas Gerais, em Viçosa, a partir de 1930, e as de Santa Rita do Passa Quatro e São José do Rio Pardo, em São Paulo, a partir de 1947, revelam essa significação. Os principais disseminadores desse significado são os professores norte-americanos Peter Holfs, no caso mineiro, e Greenfin (que também havia sido professor em Viçosa) nos casos paulistas. (Gabriel, 1970).

Os resultados dessas ações de caráter local, educativo, enquanto transmissão de conhecimento, favoreceram o aparecimento oficial da Extensão Rural no Brasil. É o Estado de Minas Gerais que cria, em 6 de dezembro de 1948, a Associação de Crédito e Assistência Rural (ACAR), através do convênio entre o governo mineiro e a American International Association for Economic and Social Development (AIA), instituição esta fundada pela família Rockefeller (Gabriel, 1970). O convênio propõe “estabelecer um programa de assistência técnica e financeira que possi-bilite a intensificação da produção agropecuária e a melhoria das condi-ções econômicas e sociais da vida rural.” (Gabriel, 1970: 27).

A partir daí, o significado educativo das ações extensionistas desen-volvidas sob a influência de Holfs e Greenfin transfigura-se no terceiro significado da Extensão: o de “ajuda técnica e financeira” (Gabriel, 1870: 28). Noutras palavras, deixa-se de lado o viés extensionista dos Land Grant

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 166 5/24/07 11:50:43 AM

Page 167: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 167

Colleges e passa-se a adotar a perspectiva da Farm Security Administration (FSA) americana, cuja finalidade, nos Estados Unidos, foi a de apoiar, através de créditos, sob a égide governamental, os agricultores prejudi-cados pela depressão econômica dos anos de 1929-1930 (Figueiredo, 1981; Vieira, 1988). O significado educativo da Extensão Rural só voltará a reaparecer a partir de 1952.

É importante salientar que a escolha de Minas Gerais para a criação da ACAR e, por conseguinte, do seu significado de “ajuda técnica e finan-ceira”, deve-se, entre outros fatores, ao fato de Minas “possuir abundân-cia em recursos naturais, uma burguesia atuante com forte poder de negociação, uma firme disposição de colocar seu Estado em destaque no cenário nacional e um governo disposto a superar os problemas antigos da economia…” (Fonseca, 1985: 80).

Sabemos, através de Romeu Figueiredo e da própria Teresa Fonseca, que outras ordens de variáveis incidiram sobre a criação e o desenvolvi-mento do extensionismo oficial brasileiro. Convém ressaltar, de um lado, o insucesso da educação rural que, a partir de 1945, assume uma prática pedagógico-comunitária, não-escolar, através da Comissão Brasileiro-Americana de Educação das Populações Rurais (CBAR). Daí porque a noção de comunitário ter ficado tão presente no jargão extensionista (Queda apud Fonseca, 1985). De outro lado, estão os interesses norte-americanos no pós-guerra, de ampliar os investimentos e abrir mercados consumidores para os seus produtos industrializados, particularmente na América Latina. Os intelectuais para o desenvolvimento do significado extensionista de “ajuda técnica e financeira” foram os especialistas norte-americanos que pertenceram ao Extension Service e à Farm Security Administration, os quais vieram ao Brasil para treinar técnicos brasilei-ros. E, sem dúvida, Nelson Rockefeller, através da sua AIA (Figueiredo, 1981; ACAR apud Fonseca, 1985).

Mas não se pense aqui, contudo, que essa mudança de significado de uma Extensão Rural de cunho “educativo”, “extensionista”, no sentido dos Colleges, para uma Extensão à la Farm (preocupada com o aumento da produção e da produtividade, via recursos creditícios), deu-se de maneira radical. Iremos constatar, num primeiro momento, que a Extensão, como “ajuda técnica e financeira”, volta-se para a estima dos valores “humanis-tas”, e o consumo de bens materiais é visto como estratégia de melhoria do nível de vida das populações rurais. Logo, as ações estão ligadas ao estabelecimento agrícola e à comunidade rural. Para isso, a Extensão lança mão, segundo Romeu Figueiredo (s.d.), do crédito rural supervisio-nado, da articulação de lideranças locais tradicionais e comunitárias (estas, muitas vezes, identificadas por métodos sociométricos, criticaria João Bosco Pinto), dos trabalhos de comunidades, visualizadas como

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 167 5/24/07 11:50:43 AM

Page 168: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

168 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

contextos socialmente homogêneos, isto é, sem conflitos de interesses internos, entre outras estratégias do desenvolvimento de comunidades que fizeram escola no Brasil. Sob esse significado, a Extensão Rural propunha tecnologias mais ao nível da população atendida (plantio adequado, espaçamento correto, curva de nível, adubo orgânico etc.) (Figueiredo, s.d.). Em termos de economia doméstica, as recomendações estão relacionadas à habitação, alimentação, ao vestuário etc. (Figueiredo, s.d.) As estratégias de comunicação para atingir esses objetivos vão desde contatos pessoais, reuniões, excursões, treinamentos, unidades de demonstrações, até campanhas e programas de rádio, cuja variação e intensidade se desenvolve à medida que o sistema de Extensão Rural se expande pelo país (Gabriel, 1970).

Num segundo momento, a polissemia da Extensão é ampliada à medida que incorpora ao significado “ajuda técnica e financeira” o aspecto educativo da Extensão americana, que abandonara quando da sua oficialização em Minas Gerais. Isso ocorre, porque as experiências até então desenvolvidas não estavam logrando os resultados esperados pela ACAR. Inclusive, o próprio termo Extensão só passou a ser usual a partir dessa constatação (Gabriel, 1970).

Nessa perspectiva, a Extensão Rural passa ao seu quarto significado, ou seja, o de “ajuda técnica e financeira” como “ferramenta” de educação. Significado este que será estendido à Associação Nordestina de Crédito e Assistência Rural (ANCAR), em 1954, ano da sua criação. O principal intelectual dessa ampliação polissêmica no país foi o especialista da FAO, Willy Johanan Timmer que, em 1951, ministra, na Paraíba, o primeiro curso de Extensão Agrícola no Brasil (ACAR apud Gabriel, 1970). O resul-tado dessa experiência é o livro Planejamento do Trabalho em Extensão Agrícola; Bases e Diretrizes da Agronomia Social Aplicada com Referência Especial ao Brasil e outros Países da América Latina. O tratamento dado por Timmer ao ato de educar na Extensão é o mesmo proposto na Avaliação da ACAR-MG, em 1952, e será motivo de uma crítica fulmi-nante de Paulo Freire, muitos anos depois.

Com a criação, em 1956, da Associação Brasileira de Crédito e Assis-tência Rural (ABCAR), o significado da Extensão Rural na perspectiva de ajuda técnica e financeira em nível educativo-comunitário começa a somar-se a mais um outro. Estamos no início do governo do presidente Juscelino Kubitschek, o qual defenderá o desenvolvimentismo brasileiro. Nessa perspectiva, a Extensão pouco a pouco vai restringindo, sem necessariamente abandonar, a sua vertente “educativa”, a sua “filosofia humanista de ação”, o crédito supervisionado, as atividades não neces-sariamente econômicas, isto é, ligadas à economia doméstica, para se dedicar a uma agricultura mais “dinâmica”, mais “desenvolvida”. Quer

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 168 5/24/07 11:50:43 AM

Page 169: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 169

dizer, uma “agricultura moderna” de caráter químico e mecânico, com um sistema de recursos creditícios, agora de caráter orientado, particu-larmente em regiões consideradas mais promissoras (Figueiredo, s.d.). Não é ao acaso, por exemplo, que a Extensão Rural dá as costas ao movi-mento camponês no Nordeste, representado pelas ligas camponesas (Figueiredo, s.d.) e pelos sindicatos apoiados pela Igreja Católica. A Extensão não se interessa pela questão da reforma agrária, pelo menos aquela defendida pelos movimentos sociais. Ela se volta para a criação de grupos 4-H do extensionismo norte-americano. (Figueiredo, s.d.). Nesse processo, a Extensão Rural adquire o quinto significado: o de difusora de inovações tecnológicas para o desenvolvimento da agricul-tura brasileira, em termos de modernização. Esses contornos vão ficando mais visíveis à medida que a indústria de produtos agropecuários se desenvolve no país, forjando novos mercados consumidores no meio rural. O período do “milagre brasileiro” (1969-1973) é o ápice desse pro-cesso. Momento em que é criado, oficialmente, o serviço de Extensão Pesqueira no Brasil, inicialmente em Santa Catarina e, logo em seguida, no Rio Grande do Sul, em 1968 e 1969, respectivamente.

O significado que essa atividade apresenta não se diferencia do sig-nificado difusionista-inovador da Extensão Rural. Está registrado no Livro de Atas nº 1 da Associação de Crédito e Assistência Pesqueira do Rio Grande do Sul (ACARPERGS): “A ACARPERGS tem por finalidade um programa educativo baseado na assistência técnica, econômica e social, para intensificação racional da produção, nas comunidades de pesca, e melhoria das suas condições de vida.” (ACARPERGS. 1969: 2).

Não é à toa que a Extensão Pesqueira surge no Sul do país. Essa região, dadas as suas características oceanográficas e econômicas, era conside-rada mais promissora para o desenvolvimento industrial da pesca. A Extensão Pesqueira surge logo após a política dos incentivos fiscais (1967), da Superintendência do Desenvolvimento da Pesca (SUDEPE), entre 1967-73, ou seja, no caminho aberto para investimentos empresariais no setor. Nesses termos, o que diferencia a Extensão Rural da Extensão Pesqueira no campo da difusão de inovações para a modernização é a área de produção. Mas, com o insucesso da política dos incentivos fiscais, a SUDEPE se volta para o setor artesanal pesqueiro, através do Plano de Assistência à Pesca Artesanal (PESCART), em 1973. A justificativa é que o artesanato pesqueiro, mesmo sem grande apoio financeiro, era respon-sável por mais de 50% da produção nacional.(Diegues, 1979).

Assim, diante da crise dos incentivos fiscais e da crise do “milagre brasileiro” a partir de 1973, tanto a Extensão Pesqueira quanto a Extensão Rural irão consolidar o sexto significado, ao fundir a difusão de tecnolo-gias modernas com o extensionismo original, “educativo”, “humanista”,

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 169 5/24/07 11:50:43 AM

Page 170: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

170 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

como se refere Figueiredo (s.d). Portanto, a noção de desenvolvimento das comunidades rurais e pesqueiras permanece, seja pela adoção de “pacotes tecnológicos simplificados” para o desenvolvimento comunitá-rio, seja pela adoção de “pacotes tecnológicos” voltados a médios e grandes produtores rurais. Isso se prende ao fato de o “milagre”, ao entrar em crise foi deixado exposto o quanto se havia penalizado a pequena produção agrícola, aspecto alertado inclusive pelo BIRD e pela Fundação Ford (Figueiredo, 1981). Ao lado disso, os movimentos populares que começam a dar sinais de soerguimento, a partir de meados dos anos 1970, contribuem, também, para o significado fusionado da Extensão Rural. É dentro dessa lógica que ocorre, em 1974, a transformação do sistema ABCAR em Empresa Brasileira de Assistência Técnica e Extensão Rural (EMBRATER). (Figueiredo, 1981)

O que podemos observar até aqui, através dos autores analisados, é que há uma íntima relação das significações assumidas pela Extensão Rural e Extensão Pesqueira ao longo da sua história, com a própria dinâ-mica do capitalismo brasileiro. As noções de desenvolvimento que essas significações ensejam, estão, também, por seu turno, ao sabor dessa dinâmica. Tudo leva a crer que as significações apresentadas pela Extensão, até esse momento, são significações mais afetas, como dirá Francisco de Oliveira, referindo-se a um outro assunto, aos dominadores do que uma alternativa aos dominados.

Entretanto, não é só do Estado que se alimenta a polissemia da Extensão Rural. A produção científica das universidades e dos centros de pesquisa é uma grande fornecedora de sentidos nos processos de signi-ficação da Extensão.

2. PRODUÇÃO ACADÊMICA: RUPTURA E AMPLIAÇÃO DOS SIGNIFICADOS DA EXTENSÃO RURAL

O Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina (CIESPAL), criado em Quito, 1958, por exemplo, trará contribuições teóricas sólidas para o modelo difusionista-inovador, particularmente no período que vai de 1959 a 1973 (Berger, 2001). São pesquisadores como Wilbur Schramm, Paul Lazarsfeld, Harold Lasswell e, principalmente, Everett Rogers, expoentes da pesquisa funcionalista norte-americana no campo da Comunicação, que vão influenciar a produção científica do Centro. Como pólo disseminador de conheci-mento na América Latina na área da Comunicação para o Desenvolvimento – como também eram chamadas as atividades de Extensão –, o CIESPAL ajuda a manter e a consolidar o significado da Extensão como difusora de inovações. Logo, dentro da teoria criada por Rogers, em 1962, através do seu livro Diffusion of Innovations, os pesquisadores brasileiros que

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 170 5/24/07 11:50:44 AM

Page 171: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 171

passaram pelo Centro, somados aos professores que se titularam em Ph.D. na University of Wisconsin e Michigan State University, instituições importantes nessa área de conhecimento, ajudaram a reforçar, durante anos, através do ensino e da pesquisa, o significado da Extensão no campo difusionista. Para se ter uma idéia da força dessa teoria no con-texto latino-americano, convém registrar que duas terças partes dos estudos realizados nessa área são de origem brasileira, colombiana e mexicana (Nunes, 1977).

Muitas dessas contribuições vieram também dos cursos de mestrado em Extensão Rural, criados em 1968, na Universidade Federal de Viçosa (MG), e na Universidade Federal de Santa Maria (RS), em 1975. As preo-cupações de pesquisa desses mestrados foram ao encontro, em certos momentos, da “filosofia” extensionista da então “repaginada” ABCAR/EMBRATER, ou seja, buscaram, em último caso, identificar as razões pelas quais havia diferenciações, por parte dos agricultores, na adoção/rejeição dos “pacotes tecnológicos” propostos pelas agências governa-mentais de desenvolvimento rural.

Foi preciso que uma voz se alevantasse para negar toda a construção teórica e prática realizada pelo extensionismo americano no nosso país e em muitos outros lugares. Paulo Freire, com seu livro Extensão ou Comunicação?, destrói a noção da Extensão Rural como processo edu-cativo para o desenvolvimento das populações rurais, tal como havia sido formulada por Timmer, em 1954.

Se, na trajetória da Extensão Rural brasileira, o seu significado foi se modificando, fazendo-a resistir às transformações políticas, sociais e econômicas por que passava o país, agora parecia difícil uma resistência a partir da incorporação do sétimo significado atribuído: a Extensão como educação dialógica, comunicação. Difícil porque esse novo signi-ficado ia de encontro às diferentes significações até então admitidas pela Extensão, as quais, em última instância, se constituíram por dentro de uma mesma lógica, de uma mesma crença, ou seja, a de dissipar o “sub-desenvolvimento”, o “atraso”, a “ignorância” dos agricultores e dos pes-cadores através de “estratégias educativas” para adoção de tecnologias – agora consideradas antidialógicas. Some-se a isso, a consolidação do discurso científico da difusão de inovações e suas estratégias refinadas de pesquisa quantitativa. Aspectos que legitimavam um pensamento acadêmico e técnico, dentro e fora das universidades, que se contrapu-nha a essa nova visão paulofreiriana de Extensão Rural. E mais, estava-se, ainda, em plena ditadura militar, quando Extensão ou Comunicação? foi publicado no Brasil (1977).

Ora, esse novo significado teórico paulofreiriano da “Extensão” sugeria, evidentemente, ações distintas daquelas que, em geral, eram

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 171 5/24/07 11:50:44 AM

Page 172: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

172 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

realizadas pelos técnicos e pelas instituições voltadas ao desenvolvi-mento rural, isto é, vislumbrava-se, agora, a participação efetiva dos chamados “beneficiários” da Extensão Rural e Pesqueira na famigerada “leitura de realidade”. Leitura esta que os extensionistas e os profissionais de desenvolvimento de comunidades realizavam, historicamente, de maneira unilateral. Agora, nesse novo cenário teórico, ter-se-ia que admitir o outro, na relação educativa, como sujeito histórico, cognosci-tivo. Desse modo, a leitura da realidade a ser transformada só poderia configurar-se se, e somente se, os dois pólos do processo de mudança e desenvolvimento entrassem em comunicação. Isso implicava uma ati-tude político-democrática em tempo de ditadura.

Os pesquisadores pós-paulofreirianos desenvolveram um esforço teórico enorme, particularmente no campo da comunicação – pois daí advieram, majoritariamente, as principais contribuições – para, pouco a pouco, a Extensão firmar o seu significado educativo-comunicacional diante da consolidada teoria da difusão de inovações. As organizações não-governamentais e os técnicos que superaram a visão extensionista tradicional, também tiveram um papel fundamental nesse processo. É a partir daí que o verbete Comunicação Rural passa a adquirir sentido, ou a se sobrepor ao verbete Extensão Rural, ou, ainda, como uma espécie de irmãos siameses, unidos no binômio Extensão Rural-Comunicação Rural. Não fossem esses esforços à consolidação do novo significado da Extensão Rural, possivelmente essa disciplina e essa prática de apoio ao desenvolvimento do campo não teriam resistido às crises provocadas (e ainda vividas) pela extinção da EMBRATER e da Superintendência do Desenvolvimento da Pesca (SUDEPE), em 1990. Nada teríamos a colocar no lugar, sobretudo quando vamos avançando nessa década. Os desafios, a partir daí, tornaram-se mais complexos diante dos processos de mun-dialização dos mercados e das culturas e sua nefasta repercussão nos contextos populares rurais. Vejamos como se constituíram esses esforços até alcançarmos os anos 1990 e para onde eles nos levaram na abertura do século XXI. É o que vamos tratar a seguir.

3. DIFUSÃO DE INOVAÇÕES: PERDA DA HEGEMONIA E EMERGÊNCIA DO DESENVOLVIMENTO LOCAL

A primeira geração de pesquisadores pós-paulofreirianos, brasileiros e estrangeiros, que contribuiu para o arrefecimento da difusão de inova-ções no cenário latino-americano, foi estimulada, de alguma maneira, pela política do CIESPAL, entre 1970/1984, de criar um pensamento comunicacional livre das amarras do funcionalismo. Podemos citar, entre tantos outros, Mattelart (1976), com sua crítica à communication research, como foram chamadas as pesquisas de cunho funcionalista na

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 172 5/24/07 11:50:44 AM

Page 173: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 173

Comunicação; Beltrán (1973), com sua tese de Ph.D. na Michigan State University, estudo que não dissimula a influência do livro de Paulo Freire, Pedagogia do Oprimido; Bordenave (1976); Pinto (1973); Figueiredo (1981) e Fonseca (1985). Estes dois últimos, aqui bastante citados. Isso não quer dizer que a teoria da difusão de inovações perdeu espaço, ou foi retirada do mercado científico, como se retira do mercado um pro-duto industrializado fora dos prazos de validade.

A teoria difusionista, diante das críticas que apontavam a sua inca-pacidade de dar conta das condições estruturais do subdesenvolvimento latino-americano, vai ao embate teórico e “renova-se”. Mas renova-se por dentro do funcionalismo. Nessa perspectiva, são emblemáticos os livros Comunicação, Modernização e Difusão de Inovações no Brasil, organi-zado, no Brasil, em 1978, por José Marques de Melo, e Communication and Development, organizado por Everett Rogers, em 1976, nos Estados Unidos. Este último, talvez, tenha sido uma das primeiras tentativas de Rogers de “salvar” a sua teoria, frente às críticas vindas, sobretudo, do CIESPAL, onde ele próprio tinha feito seguidores na década de 1960. Esse embate teórico, extremamente frutífero, acabou por respingar, no final dos anos 1970 e início dos anos 1980, sobre a EMBRATER e a SUDEPE.

Essas instituições começam a se afastar da perspectiva difusionista, pelo menos em nível do discurso, e passam a incorporar o viés da comu-nicação horizontal por meio do planejamento participativo. Diz a EMBRATER que o planejamento participativo é “o processo pelo qual se procura racionalmente a utilização de recursos humanos, materiais e financeiros disponíveis, objetivando sanar problemas identificados no meio rural, juntamente com os produtores e suas famílias.” (Canuto, 1983: 108).

Naturalmente que a EMBRATER empenhada, como vimos, em unir os significados “humanistas” e “produtivistas” da ação extensionista contemplasse os novos ditames da Extensão Rural-Comunicação Rural. O caráter meramente retórico dessa instituição, no que diz respeito à participação, não passaria incólume àquele pesquisador, pois dedica sua análise ao discurso embrateriano. A propósito, essa temática já vinha sendo motivo de questionamento no âmbito das ações extensionistas internacionais e do desenvolvimento de comunidades no Brasil. São os casos dos pesquisadores Proaño (1980) e Ammann (1978; 1982).

Se essas distorções dos preceitos participativos da comunicação horizontal construída a partir de Paulo Freire foram cometidas pelas agências governamentais, o mesmo não podemos dizer das organizações não-governamentais. Cito, como exemplo, a experiência da Comissão Pastoral dos Pescadores (CPP), a partir de 1968, sob a coordenação do Frei Alfredo Schnuettgen.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 173 5/24/07 11:50:44 AM

Page 174: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

174 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

Ligada à Conferência Nacional dos Bispos no Brasil (CNBB), a CPP desenvolveria um trabalho de Extensão, principalmente no Nordeste, de perfil inovador, pelo menos, na pesca, pois se confrontava tanto com a forma tutelada com que os pescadores foram tratados pela Marinha de Guerra, como já observamos, quanto com o caráter difusionista-inova-dor da Extensão Pesqueira oficial que se inicia, também, coincidente-mente, em 1968. Pautado no “método” Ver-Julgar-Agir, o trabalho pastoral desenvolve-se numa linha de ação eminentemente paulofrei-riana, pois baseado na comunicação dialógica. Recupera, com os pesca-dores, a sua história; cria o boletim O Leme; revê o papel das colônias de pesca nas comunidades pesqueiras, apóia suas mobilizações na reestru-turação dessas entidades de classe e nas reivindicações ambientais e de previdência social, bem como na criação das sociedades de ajuda mútua, entre outras ações, à luz da Teologia da Libertação.(Callou, 1986). A Extensão passa a ter aí o seu oitavo significado: o da mobilização para participação sociopolítica e econômica, de reconstrução histórica, de tomada de consciência dos pescadores da sua própria realidade através de uma dinâmica religiosa. Os resultados dessa experiência pastoral na pesca repercutem positivamente até hoje nas atividades de Extensão Pesqueira.

À medida que experiências diferenciadas como essas avançam em direção aos anos 1980, os resultados de pesquisas desenvolvidas com o advento da anistia política (1979) começam a revelar, mais nitidamente, os efeitos nefastos da “modernização da agricultura” e da pesca sobre os pequenos produtores rurais e pescadores artesanais. Esses estudos mos-tram que, se algum benefício essas categorias sociais conheceram com o difusionismo-inovador da Extensão oficial brasileira, foi de caráter esporádico e sem a abrangência necessária. (Diegues, 1979; Andrade, 1979; Martins, 1980; Silva, 1981). Nesse sentido, o somatório do impacto de Extensão ou Comunicação?, das pesquisas críticas no campo da Comunicação, das experiências extensionistas bem sucedidas das orga-nizações não-governamentais, dos resultados da “modernização dolo-rosa” (a expressão é de José Graziano da Silva) e do soerguimento dos movimentos populares nos anos 1970/80 acabou por desbancar a hege-monia teórica da Extensão Rural no campo da difusão de inovações.

4. ANOS 90: CRISE E RENOVAÇÃO DA EXTENSÃO RURAL

Enquanto os processos de democratização se desenvolvem e vai-se consolidando uma perspectiva mais democrática de conceber e fazer Extensão Rural e Pesqueira no Brasil, o governo Fernando Collor de Mello extingue, em 1990, o sistema EMBRATER e SUDEPE, deixando as ativi-

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 174 5/24/07 11:50:44 AM

Page 175: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 175

dades de Extensão à deriva nos estados. Atravessamos os anos 1990 numa crise sem precedentes na história do extensionismo rural e pes-queiro, com o progressivo desaparecimento das EMATER estaduais (as delegacias da SUDEPE foram todas extintas) ou a fusão destas com outras organizações governamentais. Movimento nítido, portanto, de afastamento do Estado, em decorrência dos processos de globalização, que grassaram explicitamente no país a partir dessa década. Crise que também ocorreu na consolidada Extensão Rural norte-americana, nos anos 1980, no governo Regan, por motivos similares (Gustafson, 1997). Não fosse a versatilidade da Extensão Rural no agenciamento teórico e de circunstâncias socioeconômicas vividas, o soerguimento dessa ativi-dade, e, portanto, sua resistência, do ponto de vista teórico e prático, não seria mais possível, a meu ver, na abertura do século XXI. Pelo menos, dois vetores são importantes nesse processo de trazer de volta a Extensão Rural aos dias atuais, agora sob a nona significação: o da Extensão Rural na perspectiva do desenvolvimento local.

O primeiro vetor está diretamente relacionado ao próprio “emagre-cimento” do Estado nos processos de globalização que se trata da passagem

“de um modelo de regulação social e econômica assente no papel central do Estado para um outro assente em parcerias e outras formas de associação entre organizações governamentais, para-governamentais e não governa-mentais, nas quais o aparelho de Estado tem apenas tarefas de coordenação enquanto primus inter pares.” (Santos, 2002: 37-38).

Nessas condições, emerge a noção de desenvolvimento local como estratégia para resolver, através de uma dinâmica de “concertação” dos territórios, os problemas de exclusão social gerados pelos processos contraditórios de globalização de inclusão/exclusão, ou seja, é preciso que cada território descubra as suas potencialidades econômicas para, de per si, desenvolver-se. Condição que exige um esforço coletivo dos diversos atores sociais presentes nesses territórios. Evidentemente que o Estado, diante das frágeis condições de organização social, particular-mente nos contextos populares rurais, não se afastará de imediato desses processos. No mundo globalizado, é preciso uma “forte intervenção estatal”, quer dizer, “O Estado tem de intervir para deixar de intervir, ou seja, tem que regular a sua própria desregulação.” (Santos, 2002: 38).

Ora, é nesse cenário que surge o reiterado chamamento por parte do Estado para que as populações rurais participem dos processos de “concertação”, através de associações, cooperativa, sindicatos, conselhos, fóruns, entre tantas outras formas de organização social, como estratégia de desenvolvimento local. Convém ressaltar, de um lado, que muitos dos projetos produtivos financiados pelo Estado estão direcionados às

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 175 5/24/07 11:50:44 AM

Page 176: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

176 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

associações, exigindo, por conseguinte, a filiação dos agricultores inte-ressados. Aliás, trata-se, muitas vezes, de exigências das agências finan-ciadoras, a exemplo do Banco Mundial. (Callou e Braga, 2005). Nunca se erigiram tantas associações no cenário rural brasileiro. As distorções decorrentes por interferência política e pela velocidade como são oficia-lizadas essas organizações são por demais conhecidas pelos profissionais da área. De outro lado, a noção de participação embutida nesse chama-mento atual do Estado não é aquela defendida pelos movimentos popu-lares nos anos 1960 e finais dos anos 70. Naquele período, a participação tinha um significado de conquista, para usar a expressão de Pedro Demo. Agora, parece ter um significado de consentimento ou uma espécie de “passaporte-cidadão”. Nesses termos, é de se perguntar se a ação parti-cipativa não está sendo moldada nos antigos padrões embraterianos e do desenvolvimento de comunidades, já criticados, como vimos, por pesquisadores dos anos 1970/80. Voltaremos ainda a esse ponto.

Seja como for, esses aspectos contemporâneos da exclusão social representam desafios para a Extensão Rural e Pesqueira por fora e por dentro das organizações de desenvolvimento rural. Sobretudo porque a realidade da atuação profissional hoje se tornou mais complexa. Isso determinou que o aprendizado e os métodos difusionista-inovadores adquiridos tivessem pouca serventia no contexto atual dessas organi-zações. Não por acaso, elas estão investindo substancialmente no aperfeiçoamento dos seus técnicos através de treinamentos e cursos de especialização. As contratações recentes de pessoal, por sua vez, exigem um perfil extensionista voltado aos novos tempos. Perfil este construído graças aos empreendimentos teóricos realizados nas universidades. Tais empreendimentos teóricos procuram consolidar o significado da Extensão Rural no terreno do Desenvolvimento Local. Esse é o segundo vetor a ser abordado, a seguir.

Publicado em 1995, o artigo Desafios da Comunicação Rural em Tempo de Desenvolvimento Local (Santos e Callou, 1995) abriu os primei-ros caminhos para se pensar a Extensão Rural nos processos de exclusão social no campo. A partir daí vão ser observadas uma série de apropria-ções teóricas de áreas afins à Extensão Rural, que só uma disciplina polissêmica como esta é capaz de realizar. Entre as temáticas mais rele-vantes, estão: desenvolvimento local, tendo como principais estudiosos Carlos Jara, Augusto de Franco, Francisco Albuquerque, Sérgio Buarque, Paul Prévost e Bernardo Kliksberg; novas ruralidades, a partir dos traba-lhos de José Graziano da Silva, José Eli da Veiga e Ricardo Abramovay; recepção aos meios de comunicação pelas culturas populares, baseada em Jesús Martín-Barbero e Néstor García Canclini; introdução das tecno-logias eletrônicas e informatizadas na sociedade contemporânea, a contar

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 176 5/24/07 11:50:44 AM

Page 177: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 177

da Nova Teoria da Comunicação proposta por Ciro Marcondes Filho; mais recentemente, o associativismo e cooperativismo, lastreados na “Rede Universitária das Américas em Estudos Cooperativos e Associativismo” (UNIRCOOP). Os resultados dessas apropriações estão refletidos nas dissertações de mestrado, nas teses de doutorado e nas comunicações que vêm sendo apresentadas, principalmente, nos Congressos da Sociedade Brasileira de Estudos Interdisciplinares da Comunicação (INTERCOM) (Silveira e Canuto, 1988; Braga e Kunsch, 1993; Santos, 1997; Callou, 1999; Callou, 2002).

Nesses últimos dez anos, os estudos revelam que a Extensão Rural no âmbito do Desenvolvimento Local significa uma ação que vai além das atividades agropecuárias e pesqueiras, pois as formas associativas e cooperadas de produção se diversificam no meio rural; que enxerga o campo como territórios das culturas populares híbridas, abandonando, por conseguinte, a visão romântica das populações rurais imunes à cultura de massa; e que atua num cenário de embate das lutas populares na perspectiva da “concertação” e do desenvolvimento com sustentabi-lidade. Nesse sentido, os estudos consideram que as estratégias de comunicação elaboradas pelas organizações para promover o desenvol-vimento local devem ter um caráter dialógico no sentido comunicacional paulofreiriano. Isso para garantir a mobilização e a participação dos atores locais excluídos em todas as etapas dos processos de emancipação social e econômica.

Como vemos, o lugar ocupado pela Extensão Rural no âmbito do Desenvolvimento Local se “singulariza” em relação ao seu passado, sem perder, contudo, sua polissemia, pois mantém, pelos menos, três dimen-sões históricas da atividade: o desenvolvimento, a educação informal e a participação. Mostramos, historicamente, as diferentes formas assumi-das por essas dimensões no Brasil, isto é, desenvolvimento como moder-nização da agricultura e da pesca; desenvolvimento como aproveitamento das potencialidades econômicas endógenas numa perspectiva susten-tável em tempo de globalização; da educação informal, vertical, autori-tária, unilateral, e da educação dialógica, comunicacional; além da participação como estratégia de manipulação, como mero arremedo retórico, como passaporte-cidadão e como conquista.

5. EXTENSÃO RURAL E DESENVOLVIMENTO LOCAL: DESAFIOS TEÓRICOS CONTEMPORÂNEOS

Considero ainda folgados os laços que unem Extensão Rural ao Desen-volvimento Local. Não poderia ser diferente, diríamos, pois ainda esta-mos em fase de construção desse extensionismo contemporâneo.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 177 5/24/07 11:50:45 AM

Page 178: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

178 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

Gostaria de afastar-me um pouco desse tipo de assertiva para tentar desenvolver algumas considerações que, a meu ver, se impõem à Extensão Rural no Desenvolvimento Local. Começo pelas observações de Francisco de Oliveira sobre desenvolvimento local e cidadania. Oliveira parte da concepção de que cidadania se adquire por meio do conflito. Para ele, o discurso neoliberal do desenvolvimento local fratura a cidadania no seu caráter conflituoso, na medida em que o desenvolvimento local se trans-forma num “emplastro” capaz de resolver os problemas sociais numa perspectiva harmônica (Oliveira, 2001). Sob essa ótica, diz o autor, o desenvolvimento local busca apenas o idêntico, o similar. Diz ele, ainda: “O desafio do desenvolvimento local é dar conta dessa complexidade, e não voltar as costas para ela.” (Oliveira, 2001: 13).

Diante dessas ponderações, o que dizer do conceito de participação para “concertação” dentro da noção de desenvolvimento local na Extensão Rural contemporânea? O que dizer quando esse imperativo teórico da Extensão pela via do desenvolvimento local parece coincidir com as intenções das organizações governamentais de desenvolvimento rural, que apregoam a versão mais renovada do neoliberalismo, à la Kliksberg (2003), ex-presidente do Banco Mundial, isto é, a do “estado social inteligente”? Quer dizer, nem Estado nem mercado sozinhos, mas a tríade Estado, mercado e sociedade civil. Quanto a esse último aspecto, cabe, ainda, uma observação de Francisco de Oliveira. Salienta ele: “No Brasil (…) sociedade civil passou a designar no discurso da mídia, assim como em certos discursos acadêmicos, mas sobretudo nos discursos das organizações não-governamentais, um lugar do não-conflito, um lugar da concertação…” (Oliveira, 2001: 22).

Ocorreu-me que poderíamos, talvez, nos desviar dessa crítica de Francisco de Oliveira, numa tentativa de “salvarmos” a perspectiva da participação para a “concertação” na Extensão Rural, se nos ancorásse-mos no conceito de multidão, de Michael Hardt e Antonio Negri. Sem a pretensão de querer desenvolver aqui essas aproximações, cabe, ao menos, a título de referência, mencionar que os autores abdicam das noções de “povo”, “massas” e “classe operária” no mundo do Império Global, ou, como eles mesmos dizem, se quisermos, do neoliberalismo ou da hegemonia americana (Hardt e Negri, 2005).

Para esses autores, a noção de povo é redutiva, pois a magnitude das diferenças sociais fica restrita a uma unidade e a uma única identidade. Quanto às massas, dadas as suas características de compor um leque com todas as cores da população, acabam, dizem eles, por não ter cor nenhuma, ou seja, nem unidade, nem identidade. A essência delas, prosseguem os autores, é a indiferença. A classe operária, por seu turno, também, segundo eles, neutraliza as diferenças à medida que se refere a

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 178 5/24/07 11:50:45 AM

Page 179: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 179

todos os trabalhadores assalariados, distinguindo-se, por exemplo, dos trabalhadores da agricultura. Desse modo, o conceito de multidão que defendem possibilita que todas as diferenças singulares sejam contem-pladas sem serem reduzidas a uma unidade ou identidade única. (Hardt e Negri, 2005). A multidão abarca, portanto, “diferentes culturas, raças, etnias, gêneros e orientações sexuais; diferentes visões do mundo; e diferentes desejos. A multidão é uma multiplicidade de todas essas dife-renças singulares.” (Hardt e Negri, 2005: 12). Mas essa multiplicidade congrega aquilo que eles chamam de comum (the common), quer dizer, a criação, pela comunicação, de redes de partilha e colaboração, no que é comum entre os elementos constituintes dessa rede sem, contudo, neutralizar as diferenças.

Esse conceito pode nos ajudar, talvez, a pensar, de outra maneira, as estratégias de participação popular e de “concertação” já conhecidas ou, quem sabe, para além delas, porque contempla significados novos às formas de organização e participação no cenário atual de exclusão social, ou seja, ao se distinguir das formas democráticas tradicionais de repre-sentação – “luta unida debaixo de uma identidade central ou lutas separadas que afirmam nossas diferenças” (Hardt & Negri, 2005: 281) –, o conceito de multidão acena para um tipo de participação que não subordina nem põe de lado as divergências. Em outras palavras, acena para estratégias de compartilhamento na diferença e não na igualdade (Hardt e Negri, 2005). Portanto, aponta para um mundo contemporâneo muito mais voltado para a dissensão social do que para o consenso.

Frente ao exposto, sou levado a crer que a tênue relação teórica entre Extensão Rural e Desenvolvimento Local tende a permanecer, se “zonas vizinhas” importantes ao fortalecimento dessa relação não forem traba-lhadas teoricamente por dentro da Extensão Rural. Áreas de conheci-mento como, por exemplo, a Agroecologia e a Economia Solidária, cujos elementos teóricos referem-se a outro tipo de desenvolvimento agrícola e rural, poderiam articular, mais efetivamente, seus pressupostos teóri-cos à Extensão Rural na perspectiva do Desenvolvimento Local. Pois elas implicam intervenções sociais, leia-se, extensionistas.

A polissemia da Extensão Rural que defendo aqui não quer transfor-mar essa disciplina em modelos paradigmáticos, como diria Oliveira. Mas a construção de seus significados não pode ser resumida a ilações apressadas, por conseguinte, teoricamente estanques. Essas ilações têm que avançar para criar produtos acadêmicos consistentes, que iluminem práticas extensionistas capazes de enfrentar, no mundo rural, desde problemas humanos básicos, passando pela questão da terra e seus movimentos sociais, até situações nevrálgicas de exclusão social, na sua feição contemporânea. Assim, as palavras-chave “desenvolvimento”,

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 179 5/24/07 11:50:45 AM

Page 180: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

180 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

“educação”, “participação”, “associativismo”, por si sós, não dão conta, se é que algum dia deram, do quefazer da Extensão Rural no Brasil atual.

Essas considerações nos remetem à política nacional de Assistência Técnica e Extensão Rural (ATER), da Secretaria de Agricultura Familiar do Ministério do Desenvolvimento Agrário. Sem querer fazer uma análise exaustiva do seu documento final (2004), nem desmerecer o seu grupo de trabalho, encontramos, no seu arrazoado, alguns aspectos que refor-çam o que acabamos de abordar. Em primeiro lugar, a impressão que se tem ao ler o documento é a de que a Extensão Rural da ATER centrou suas preocupações exclusivamente no campo da agroecologia. As novas ruralidades, apontadas por muitos estudiosos como elementos impor-tantes do desenvolvimento do meio rural hoje, embora apareçam nos objetivos da ATER como “atividades não agrícolas”, não se desdobram nas diretrizes que elabora. Por outro lado, o documento é parcimonioso no que se refere especificamente ao desenvolvimento local. Opta pelo verbete desenvolvimento rural sustentável, talvez mais compatível com a noção do rural como território das possibilidades agroecológicas. Nesses termos, a Extensão Rural apresenta-se com o seu décimo signifi-cado: “Estimular, animar e apoiar iniciativas de desenvolvimento rural sustentável, que envolvam atividades agrícolas e não agrícolas, pesquei-ras, de extrativismo, e outras, tendo como centro o fortalecimento da agricultura familiar, visando à melhoria da qualidade de vida e adotando os princípios da Agroecologia como eixo orientador das ações.” (Brasil, 2002: 9).

Para concretizar essa significação, a ATER sugere práticas “mediante uso de metodologias participativas, devendo seus agentes desempenhar um papel educativo, atuando como animadores e facilitadores de processos de desenvolvimento rural sustentável.” (Brasil, 2004: 6). É sempre bom lembrar que as estratégias de comunicação embutidas nas metodologias participativas, ou em qualquer outra metodologia para ação extensionista, são produtoras de informações e sentidos. Não são neutras. Vimos, ao longo do tempo, como elas foram produzindo sentidos diferenciados, às vezes, utilizando-se dos mesmos meios de comunicação.

Todos esses aspectos possibilitam reafirmar a necessidade de estrei-tar os laços da Extensão Rural com suas “zonas vizinhas”, na perspectiva do desenvolvimento local. Nessa operação, poderemos ampliar sua polissemia e, conseqüentemente, a sua democratização e resistência como disciplina acadêmica e de ação para o desenvolvimento dos con-textos populares rurais. Talvez a orientação mais importante para nós, nesse processo e neste momento, já tenha sido formulada, há mais de trinta anos. Diz Freire (1979: 56): A nossa participação no sistema de

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 180 5/24/07 11:50:45 AM

Page 181: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 181

relações camponeses-natureza-cultura não pode ser reduzida a um estar diante, a um estar sobre, ou a um estar para, mas a um estar com eles como sujeitos também da mudança e do desenvolvimento.

NOTA

* Professor Titular da Universidade Federal Rural de Pernambuco, Brasil. O pre-sente texto faz parte de um estudo mais amplo desenvolvido para disputar o cargo de Professor Titular da UFRPE. [email protected]

BIBLIOGRÁFIA

AMMANN, Safira Bezerra (1978). Participação social, 2 ed. São Paulo, Cortez & Moraes.

AMMANN, Safira Bezerra (1982). Ideologia do desenvolvimento de comunidade no Brasil, 3 ed. São Paulo, Cortez.

ANDRADE, Manuel Correia de (1979). Agricultura e capitalismo, São Paulo, Livraria Editora Ciências Sociais.

ASSOCIAÇÃO DE CRÉDITO E ASSISTÊNCIA PESQUEIRA DO RIO GRANDE DO SUL (1969). Livro de Ata nº 1.

BELTRÁN, Luis Ramiro (1973). Communication in Latin America: Persuasion for “status quo” or for National Development, Tese de Ph.D., Michigan State University.

BERGER, Christa (2001). “A pesquisa em comunicação na América Latina”, in HOHLFELDT, Antonio et al. (org.) Teorias da comunicação: conceitos, escolas e tendências, Petrópolis, Vozes, p. 241-277.

BORDENAVE, Juan Díaz (1976). “Communication of agricultural innovations in Latin American: the need for new models”, In: ROGERS, Everett (org.). Communication and development: critical perspectives, Beverly Hills, Sage Publications, p. 43-62.

BORDENAVE, Juan Díaz e Horacio Martins de Carvalho (1978). Planificación y comu-nicación, Quito, Editorial Dom Bosco.

BRAGA, Geraldo Magela e Margarida M. Krohling Kunsch (orgs.) (1993). Comunicação rural: discurso e prática, Viçosa, UFV.

BRASIL. Ministério do Desenvolvimento Agrário (2004). Política nacional de assistência técnica e extensão rural, Versão final, Brasília, Secretaria da Agricultura Familiar

CALLOU, Angelo Brás Fernandes (org.) (2002). Comunicação rural, tecnologia e desen-volvimento local, São Paulo, Intercom, Coleção GT Intercom, nº 13.

CALLOU, Angelo Brás Fernandes (org.) (1999). Comunicação rural e o novo espaço agrário, São Paulo, Intercom, Coleção GT Intercom, nº 8.

CALLOU, Angelo Brás Fernandes (1986). Movimentos sociais de pescadores em Pernam-buco (1920-1982). Dissertação de Mestrado em Extensão Rural, Universidade Federal de Santa Maria, RS - Curso de Mestrado em Extensão Rural.

CALLOU, Angelo Brás Fernandes (1983). Extensão pesqueira como disciplina recente na universidade brasileira, III congresso Brasileiro de Engenharia de Pesca, Manaus, Anais.

CALLOU, Angelo Brás Fernandes e Brenda Braga (2005). “Estratégias de comunicação para o desenvolvimento local: uma experiência governamental em Pernambuco, Brasil”, Revista UNIRCOOP, vol. 3, nº 1, Canada, Université de Sherbrooke, p. 177-191.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 181 5/24/07 11:50:45 AM

Page 182: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

182 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

CANUTO, João Carlos (1984). Capital, tecnologia na agricultura e o discurso da EMBRATER. Dissertação de mestrado apresentada no Curso de Mestrado em Extensão Rural da UFSM, RS.

DIEGUES, Antonio Carlos Sant’Ana (1979). Pescadores sitiantes e trabalhadores do mar. São Paulo. 314 p. Tese de doutoramento - Departamento de Ciências Sociais da Faculdade de Filosofia, Letras e Ciências Humanas da Universidade de São Paulo.

FIGUEIREDO, Romeu Padilha de (s.d.). Extensão rural, extensão do capitalismo? Análise do sistema ABCAR/EMATER (1948-1979). Esboço de Projeto de Tese.

FIGUEIREDO, Romeu Padilha (1981). A Extensão rural no Brasil, I Simpósio Brasileiro de Extensão Rural, Santa Maria, Palestra (mimeo.).

FONSECA, Maria Teresa Lousa da (1985). A extesnão rural no Brasil: um projeto edu-cativo para o capital, São Paulo, Loyola.

FREIRE, Paulo (1979). Extensão ou comunicação?, Rio de Janeiro, Paz e Terra, 4ª edi-ção.

GABRIEL, Luiz et al. (1970). A extensão rural no Brasil, Rio de Janeiro, ABCAR, (mimeo.).

GUSTAFSON, Daniel (1997). Modelo de extensão nos Estados Unidos. Seminário Nacional de Assistência Técnica e Extensão Rural: uma nova extensão rural para a agricultura familiar, Anais, Brasília, PNUD.

HARDT, Michael e Antonio Negri (2005). Multidão: guerra e democracia na era do império, Rio e Janeiro, Record.

KIKLISBERG, Bernardo (2003). Falácia e mitos do desenvolvimento social, São Paulo, Cortez, 2ª edição, 2003.

MARTINS, José de Souza Marins (1980). Expropriação e violência: a questão política no campo, São Paulo, Hucitec.

MATTELART, Armand et al. (1976). Los médios de comunicación de massas: la ideologia de la prensa liberal, Buenos Aires, Schapire Editor, 3ª edição.

NUNES, Laércio Nunes (1977). Discussão sobre difusão e adoção de inovações na agricultura. Dissertação de mestrado apresentada ao Departamento de Comuni-cação da Universidade de Brasília, Brasília.

OLIVEIRA, Francisco de (2001). Aproximações ao enigma: que quer dizer desenvolvi-mento local? São Paulo, Polis, FGV.

PINTO, João Bosco (1973). “Extensión o educación: una disyuntiva critica”, Desarrollo Rural em Las Américas, vol. 1, nº 3, p. 165-186.

PROAÑO, Luis Eladio (1980). Planificación y comunicación, Colección Documentos, Quito.

SANTOS, Boaventura de Sousa (2002). “Os processos de globalização”, in SANTOS, Boaventura de Sousa (org.). A globalização e as ciências sociais, São Paulo, Cortez, 2ª edição, p. 25-102.

SANTOS, Maria Salett Tauk (org.) (1997). Políticas de comunicação rural nos anos 90, Recife, UFRPE, Imprensa Universitária, (Pesquisa Acadêmica, 4).

SANTOS, Maria Salett Tauk e Angelo Brás Fernandes Callou (1995). “Desafios da comunicação rural em tempo de desenvolvimento local”, Revista Signo, ano II, n. 3, set.

SILVA, José Graziano da (1981). A modernização dolorosa: estrutura agrária, fronteira agrícola e trabalhadores no Brasil, Rio de Janeiro, Zahar.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 182 5/24/07 11:50:45 AM

Page 183: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 183

SILVEIRA, Miguel Angelo da e João Carlos Canuto (orgs.) (1988). Estudos de comunica-ção rural, São Paulo, Loyola.

TIMMER, Willy Johanan (1954). Planejamento do trabalho em extensão agrícola; bases e diretrizes da agronomia social aplicada com referência especial ao Brasil e outros países da América Latina, Rio de Janeiro, Ministério da Agricultura.

VIEIRA, Luiz de Góes (1988). Cadernos de Extensão Rural, nº 1, Recife, Imprensa da UFRPE.

WHITING, Gordon e Lytton Guimaräes (orgs.) (1969). Comunicação das novas idéias: pesquisas aplicáveis ao Brasil, Rio de Janeiro, Edições Financeiras.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 183 5/24/07 11:50:45 AM

Page 184: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

Étude exploratoire des déterminants de la valeur perçue des coopératives de serviceNha Nguyen et Gaston LeBlanc*Université de Moncton, Canada

Maria Elena Rojas HerreraUniversidad Autonoma Chapingo, Mexique

Paulo de Albuquerque PeixotoUniversidad Federal de Pelotas, Brésil

RÉSUMÉ • Cet article se propose d’identifier un ensemble d’éléments d’information expliquant la valeur perçue par les membres de coopéra-tives de services. Les résultats obtenus à la suite d’entrevues individuel-les et de groupe réalisées en 2006 dans trois pays, le Mexique, le Brésil et le Canada, permettent de constater le rôle déterminant de facteurs à dominance coopérative, comme l’identité coopérative et les avantages pécuniaires, dans la perception des membres à l’égard de leur coopéra-tive. D’autres facteurs à dominance de service, comme la qualité, l’offre de produits et de services ainsi que le personnel de contact, viennent s’ajouter aux éléments d’information privilégiés par les membres dans leur évaluation de la valeur. Sur le plan des pratiques managériales, la connaissance de ces facteurs permet d’une part, d’apporter des correc-tions visant une concordance entre les stratégies en faveur de la création de la valeur et les attentes des membres et, d’autre part, d’aider les organisations coopératives à mieux définir leur positionnement dans l’environnement concurrentiel afin de contribuer au développement économique et social des régions.

SUMMARY • This article sets out to identify the factors used by mem-bers evaluating value in the context of cooperative organisations. The qualitative results obtained from a series of personal and focus group interviews conducted in 2006 in three countries, namely in Mexico, Brazil and Canada, reveal the important role of factors such as coopera-tive identity and pecuniary advantages in the members’ perceptions of the value they receive from their cooperative. Other factors, such as quality, the product and services offering and contact personnel, are also salient in the minds of members evaluating value in this context. With regard to the managerial implications of this study, it is proposed that a better knowledge of these factors will allow management to better adapt strategies whose objectives are to meet the expectations of their members with regard to the value they receive from their cooperative.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 184 5/24/07 11:50:45 AM

Page 185: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 185

In turn, value driven strategies should allow cooperatives to better define their positioning in the competitive environment and contribute to the economic and social development of their regions.

RESUMEN • Este artículo se propone identificar un conjunto de ele-mentos de información que explican el valor percibido por los miem-bros asociados de las cooperativas de servicios. Los resultados obtenidos luego de las entrevistas individuales y de grupo realizadas durante el 2006 en tres países: México, Brasil y Canadá, permiten constatar el rol determinante de los factores que poseen dominancia cooperativa, como la identidad cooperativa y las ventajas pecuniarias, en la percepción de los asociados con respecto a su cooperativa. Otros factores que poseen dominancia en cuanto al servicio, como la calidad, la oferta de produc-tos y servicios así como el personal con el que se tiene contacto, vienen a agregarse a los elementos de información privilegiados por los asocia-dos en su evaluación del valor. En el plano de las prácticas de gestión de empresa, el conocimiento de esos factores permite, por una parte, aportar correcciones que busquen la concordancia entre las estrategias favorables a la creación del valor y las expectativas de los asociados y, por otra parte, ayudar a las organizaciones cooperativas a definir mejor su posicionamiento en un medio competitivo con el fin de contribuir al desarrollo económico y social de las regiones.

RESUMO • Neste artigo, propõe-se identificar um conjunto de elemen-tos de informação que explicam a percepção de valor dos membros de cooperativas de serviços. Os resultados obtidos a partir de entrevistas individuais e em grupo realizadas em 2006 em três países, México, Brasil e Canadá, possibilitam constatar o papel determinante de fatores intrín-secos às cooperativas, como a identidade cooperativa e as vantagens pecuniárias na percepção dos membros relativamente às suas coopera-tivas. Outros fatores intrínsicos aos serviços, como a qualidade, a oferta de produtos e de serviços, bem como o pessoal de contato, juntam-se aos elementos de informação, privilegiados pelos membros em suas avaliações do valor. No tocante às práticas gerenciais, o conhecimento desses fatores possibilita, por um lado, implantar correções visando uma concordância entre as estratégias favoráveis à criação de valor e as expectativas dos membros e, por outro lado, ajudar as organizações cooperativas a melhor definirem seus posicionamentos no ambiente competitivo de modo a contribuir ao desenvolvimento econômico e social das regiões.

INTRODUCTION

Au cours des dernières décennies, les diverses formes d’évaluation d’une offre de services par le consommateur ont été analysées en relation avec le comportement de ce dernier. Parmi ces formes d’évaluation, la per-ception de la valeur a été identifiée comme un construit de premier ordre en raison de son impact sur les intentions comportementales du

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 185 5/24/07 11:50:46 AM

Page 186: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

186 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

consommateur et sur la compétitivité de l’entreprise dispensatrice de services.

La recension des écrits révèle que la notion de valeur a été abordée dans de nombreuses disciplines comme l’anthropologie, la sociologie, la psychosociologie et le marketing. Pour les anthropologues, la valeur est un repère qui marque le sens du bien commun (Nifle, 2003), alors que pour les sociologues elle représente un reflet de la société ou du groupe d’individus et se définit comme l’ensemble d’idéaux, de buts et d’intérêts propres à la culture d’une société (Merton, 1954). L’approche psychoso-ciologique, pour sa part, tient compte des valeurs des individus et des actions prises dans le but de satisfaire leurs besoins tout en focalisant sur le développement de la personne et la formation de son identité propre (Maslow, 1954; Rokeach, 1973). En marketing, tout en reconnaissant l’importance de la valeur dans le processus décisionnel du consomma-teur, les études ont tenté de bien comprendre les composantes de la valeur (Sheth et al., 1991; Zeithaml, 1988) et en ont proposé des échelles de mesure du construit (Petrick 2002; Sweeney et Soutar, 2001).

Malgré l’importance du concept de valeur pour les entreprises, force nous est de constater le nombre limité d’études portant sur l’évaluation de la valeur dans les organisations coopératives. De toute évidence, les organisations coopératives occupent un rôle important dans le dévelop-pement économique et social de plusieurs pays, et ont comme objectif la création de la valeur pour les membres.

Dans ce contexte, le présent article se propose d’identifier un ensem-ble d’éléments d’information privilégiés par des membres d’institutions coopératives dans leur perception de la valeur des produits et des servi-ces offerts par ces dernières. Cette étude s’intéresse au secteur de com-merce de détail, en l’occurrence les magasins Coop, situés dans trois pays, le Mexique, le Brésil et le Canada. L’étude vise aussi à évaluer les différences dans la valeur perçue par une analyse comparative des don-nées qualitatives recueillies dans trois différentes communautés.

En considérant la difficulté du processus de généralisation dans l’industrie des services en raison de sa très grande diversité, cette étude apporte une contribution empirique à la compréhension de la formation de la valeur dans les services, en particulier les coopératives de service. De plus, les résultats sur la connaissance de la provenance des informa-tions privilégiées par le consommateur dans le processus de perception permettraient d’éclairer le gestionnaire de coopérative dans sa démarche visant à renforcer la valeur de l’offre de produits et de services de son organisation. Cela contribuerait également à renforcer la compétitivité de cette dernière sur le marché très concurrentiel de vente au détail.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 186 5/24/07 11:50:46 AM

Page 187: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 187

1. RECENSION DES ÉCRITS

1.1. Ce qu’est la valeur

La valeur représente l’arbitrage entre les coûts et les bénéfices. Du point de vue du consommateur, la valeur signifie le meilleur résultat dans les conditions reliées à la consommation. Ainsi, la valeur croit lorsque la satisfaction du besoin de l’utilisation augmente ou que le prix de l’offre de produits et de services diminue. D’une façon générale, le consomma-teur a tendance à choisir une organisation de service qui lui délivre la plus grande valeur, décrite comme étant la différence entre la valeur globale perçue par le consommateur et le prix total déboursé pour obte-nir le produit ou le service (Zeithaml, 1988). Ce prix total va au delà du déboursé monétaire, comprend une multitude de coûts en termes de temps, d’énergie, de risques et repose souvent sur des jugements fort subjectifs (Kotler et al., 1994). La valeur est un construit de premier ordre capable d’influencer l’attitude et le comportement du consommateur face à l’organisation et à son offre de services (Nguyen et LeBlanc, 1998). Par exemple, une organisation peut renforcer son image aux yeux du consommateur en créant une valeur élevée visant à satisfaire les besoins et les attentes de ce dernier (Barich et Kotler, 1991).

Pour certains auteurs, ce concept de valeur est vu comme une pré-férence liée à une expérience de relation avec une entreprise souvent exprimée en termes de fréquentation ou de consommation (Holbrook, 1999). Dans certaines circonstances, la valeur peut être exprimée comme valeur utilité, dérivée de la comparaison entre les coûts et les bénéfices, alors que dans d’autres elle peut être considérée comme valeur d’usage, résultant de l’expérience de consommation située dans une perspective relationnelle (Filser et Plichon, 2004). Bien que la définition de la valeur fasse l’objet d’un consensus chez les auteurs intéressés, sa mesure demeure problématique en raison des diverses perspectives adoptées par ces auteurs. Dans le présent article, nous choisissons une perspective qui englobe l’ensemble des éléments qui façonnent une entreprise coopéra-tive de commerce de détail. Ces éléments sont susceptibles d’influencer la perception de la valeur retirée de l’ensemble des expériences du con-sommateur avec l’entreprise à travers la consommation des produits et des services qu’il achète et les interactions qu’il entretient avec le per-sonnel de l’entreprise. En ce sens, il s’agit de combiner la valeur utilité avec la valeur d’usage.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 187 5/24/07 11:50:46 AM

Page 188: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

188 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

1.2. Les déterminants de la valeur dans les organisations coopératives

Bien qu’il existe une multitude de typologies de sources de valeur, il demeure néanmoins difficile d’en identifier une qui peut être calquée telle quelle sur les institutions coopératives, en raison des caractéristi-ques distinctes de ces dernières. En fait, sans vouloir négliger l’objectif mercantile de ces organisations, il faut reconnaître la prédominance de leur vocation sociale et communautaire dans leur démarche relationnelle avec les segments de consommateurs visés. Dans cette perspective, nous croyons que les dimensions dérivées de la coopération doivent être prises en compte parmi les facteurs qui déterminent la perception de la valeur. Parallèlement, les dimensions propres aux organisations de service, telles que l’offre de produits et de services, le personnel de contact et la qualité du service, jouent aussi un rôle important dans la formation de la valeur perçue chez le consommateur. Nous pouvons regrouper ces éléments suivant cinq facteurs. Les deux premiers facteurs, la formule coopérative et les avantages pécuniaires, proviennent de la nature des organisations coopératives, alors que les trois autres, l’offre de produits et de services, le personnel de contact et la qualité du service, sont intimement associés au secteur de service, comme en témoigne le schéma 1.

• La formule coopérative

A priori, pour bien se positionner face à la concurrence, en particulier dans le secteur de la vente au détail, les organisations coopératives ont souvent recours, dans leur stratégie promotionnelle, à l’argument fondé sur le sentiment d’appartenance en tant que membres de coopératives. Il y a lieu de reconnaître que cet argument trouve l’écoute chez plusieurs consommateurs. À notre avis, cet argument s’inscrit dans la rencontre de deux volets orientation sociale et orientation extrinsèque de la typologie des sources de valeur de Holbrook (1999); il s’agit à la fois du statut social et de l’estime. À titre de membres d’une coopérative, les consommateurs adhèrent à une organisation dont le mode de fonctionnement est carac-térisé par la collectivité, les interactions sociales et la participation au processus de gestion, ce qui leur procure un statut social plus que de simples clients, mais plutôt sociétaires et potentiellement gestionnaires de l’organisation. Ce statut social est accompagné de l’estime pour l’ac-complissement de soi. Le sentiment d’appartenance est renforcé par d’autres formes d’avantages associés au «membership» et au fonctionne-ment de l’organisation, lesquels avantages s’expriment généralement par des émotions comme la satisfaction procurée par la participation à la prise de décision, le plaisir de retrouver des membres de l’entourage au sein de l’organisation, etc., ce qui contribue à la formation de l’identité de l’organisation reflétée par son image dans le milieu. En revanche,

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 188 5/24/07 11:50:46 AM

Page 189: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 189

SCHÉMA 1

Facteurs déterminant la valeur perçue d’une organisation coopérative de service

Facteurs à dominance coopérative

Formulecoopérative

Avantagespécuniaires

Valeur perçue

Offre de produits/services

Personnelde contact

Qualitédu service

Facteurs à dominance de service

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 189 5/24/07 11:50:46 AM

Page 190: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

190 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

l’image de l’organisation coopérative devient sa force motrice qui pro-cure un ensemble de bénéfices tangibles et intangibles, et mène à la fidélisation des membres. Cette fidélisation s’exprime souvent sous forme d’attitude envers l’organisation et se transforme en intentions comportementales (Jacoby et Kyner, 1973). Somme toute, la formule coopérative représente une dimension importante de la valeur perçue (LeBLanc et Nguyen, 2001).

• Les avantages pécuniaires

Au sein des coopératives, des consommateurs cherchent également des avantages pécuniaires, qui s’expriment sous forme de prix et de ristour-nes distribuées aux membres à la fin de chaque exercice financier. La dimension prix est souvent mentionnée dans les écrits comme étant un déterminant de la valeur (Dodds et al. 1991; Zeithaml, 1988). En effet, dans le processus d’échange, le prix fait partie des coûts ou sacrifices exigés pour obtenir les bénéfices (Kotler et al., 1994). Or, dans l’attente de recevoir de produits et services de valeur, les consommateurs doivent déterminer si les produits sont économiques par l’entremise de leurs prix et autres aubaines. En fait, leur perception de la valeur s’avérerait favo-rable, s’il s’agissait des bons achats. En plus des prix des produits et des services, les ristournes représentent un avantage pécuniaire important pour les consommateurs fidèles, puisque dans bien des coopératives, le montant de ristourne reçu varie selon la fréquence et le volume d’achat. Conscientes de la force d’attraction majeure des avantages pécuniaires auprès des consommateurs, les organisations coopératives ont tendance à les mettre en évidence pour convaincre ces derniers de devenir mem-bres ou clients.

• L’offre de produits et de services

La stratégie commerciale d’une organisation spécialisée dans le com-merce de détail s’appuie en grande partie sur son offre de produits et de services. Cette offre se caractérise par la variété des produits et des ser-vices, par leur nom de marque et leur qualité. Une grande variété de l’offre permet de répondre aux besoins diversifiés des consommateurs, mais elle entraîne habituellement les coûts plus élevés en raison des exigences d’espaces pour les stocks, de manutention et de gestion des marchandises en relation avec les fournisseurs. En revanche, une gamme limitée de produits peut entraîner une perte de clients qui trouvent les produits recherchés chez un des concurrents. Le nom de marque et la qualité des produits ou des services forment en quelque sorte leur répu-tation auprès des consommateurs. Cette réputation, traitée sous la rubrique de brand equity en marketing, est considérée comme un outil

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 190 5/24/07 11:50:46 AM

Page 191: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 191

de positionnement très efficace, particulièrement dans la stratégie de communication avec les groupes cibles pour encourager les dispositions favorables à l’offre de produits et de services. Ces dispositions favorables pourront se traduire ultérieurement en actions concrètes, entre autres, en décisions d’achat lorsqu’il s’agit des consommateurs. Cette réputation est en quelque sorte la perception du consommateur de la capacité de l’offre de produits et de services de l’organisation à satisfaire ses besoins et attentes. Dans cette perspective, la marque qui fait partie du vécu des produits et services de l’organisation coopérative évoque un ensemble de promesses sur la réputation et la performance de ces derniers dans le but de créer une valeur ajoutée aux yeux des consommateurs (Woodruff, 1997).

• Le personnel de contact

Le personnel de contact est constitué de l’ensemble des employés ayant des contacts directs avec le consommateur. Ces employés occupent souvent des postes hiérarchiques inférieurs dans une organisation de service, à l’exception du secteur des services professionnels, en dépit de leur rôle important dans le maintien de bonnes relations avec le consom-mateur et de leur contribution importante aux objectifs organisationnels. Les attributions du personnel de contact sont de deux ordres: traitement de l’information et représentation auprès du consommateur (Aldrich et Herker, 1979). D’une part, le personnel de contact reçoit, souvent grâce à ses relations privilégiées avec le consommateur, de l’information que celui-ci transmet à l’organisation, volontairement ou non, concernant l’offre de services et la procédure de prestation. Cette information est précieuse aux efforts déployés par l’organisation afin d’améliorer la qualité et la valeur du service. D’autre part, le personnel de contact est aussi appelé à remplir son rôle de représentant de l’organisation, c’est-à-dire sa fonction de vente et de marketing auprès du consommateur. Puisque le personnel de contact est en grande partie responsable des résultats du système de prestation dans le processus d’acquisition de biens et services, il constitue un élément important des bénéfices obte-nus par les consommateurs (Grewal et al., 1998). Par conséquent, le personnel a un impact sur la perception du consommateur de la valeur de l’offre de produits et de services; dans le processus d’échange il fait partie des bénéfices obtenus en contrepartie des coûts exigés pour l’obtention de ces bénéfices. Selon la structure des coopératives, les membres du personnel sont à la fois employés et propriétaires de leur organisation. Dans ce contexte, leur rôle dans la démarche de renforce-ment de la perception de la valeur est encore plus important, en raison de leur implication soutenue dans les activités de leur organisation.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 191 5/24/07 11:50:46 AM

Page 192: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

192 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

• La qualité du service

La qualité globale du service émane de la satisfaction du consommateur et de la qualité de l’acte de service qu’il reçoit (Woodside et al., 1989). La qualité globale fait référence à la capacité de l’organisation à satisfaire les besoins et les attentes du consommateur. Quant à la qualité de l’acte de service, elle est fonction de l’écart entre le service attendu et la perception du service reçu par le consommateur (Parasuraman et al., 1985). Elle représente le résultat de la rencontre consommateur-prestataire et est quelque chose de relatif et variable selon le consommateur et le moment de la prestation. Selon Gronroos (1983), la qualité du service a deux volets: la qualité technique et la qualité fonctionnelle. La qualité technique est directement reliée au contenu du service et peut être mesurée objective-ment par une série de ses propres caractéristiques. La qualité fonction-nelle, fondée sur le jugement du consommateur, représente la manière dont le contenu du service lui est transféré par le prestataire. Par exemple, les tâches effectuées par l’employé au cours de la prestation sont des dimensions de la qualité technique, tandis que le comportement de ce dernier devant le consommateur constitue la qualité fonctionnelle du service. En règle générale, la qualité fonctionnelle est prépondérante dans le processus de perception de la qualité globale de l’offre de services, qui à son tour influe sur la perception de la valeur (Bolton et Drew, 1991; Zeithaml, 1988). Globalement, la qualité s’exprime par la capacité de l’entreprise à rencontrer les attentes des consommateurs sur diverses dimensions de l’offre de services en particulier par la performance du personnel en contact (Parasuraman et al., 1988). En ce sens, la qualité du service est intimement liée au facteur personnel de contact. Ainsi, la gestion du personnel de contact doit s’appuyer sur les pratiques visant à renforcer sa compétence, ce qui contribuerait à améliorer sa performance en fonction des attentes du consommateur et à créer de la valeur.

2. MÉTHODOLOGIE DE L’ÉTUDE

Comme suite à la recension des écrits, dans le but de mieux comprendre le concept de valeur dans le contexte des organisations coopératives, nous avons choisi de réaliser une série d’entrevues personnelles et de groupe auprès de membres et de la direction de trois coopératives situées dans trois pays, le Mexique, le Brésil et le Canada. En règle générale, une démar-che qualitative est jugée comme étant pertinente pour bien délimiter un construit qui nécessite la connaissance des points de vue des parties impliquées (Fern, 1982). Dans le présent cas, il s’agit de comprendre le concept de valeur en intégrant les opinions des membres à celles de la direction des organisations coopératives étudiées.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 192 5/24/07 11:50:46 AM

Page 193: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 193

Au Mexique, nous avons choisi la coopérative Movideco située dans la région de la colonie Pedregal de Carrasco de la Délégation Coyoacán au Distrito Fédéral. Cette coopérative a débuté ses opérations il y a près de deux ans, regroupe environ 200 membres et offre également ses produits et services aux non-membres. Dans sa gamme de produits relativement diversifiée, on y retrouve des sucreries, jus, lait, fromages, produits de nettoyage pour le foyer, etc. La coopérative Movideco est logée dans un vaste complexe de 5200 appartements où habitent quel-que 20 000 personnes; la taille moyenne des unités familiales est d’en-viron quatre personnes. Dans ce complexe, près de 40% des habitants sont des personnes du troisième âge qui sont pour la plupart à la retraite et touchent une pension très modeste. Puisque le pouvoir d’achat des membres est faible, la coopérative Movideco a comme objectif l’amélioration du niveau de vie par l’offre de produits et servi-ces de qualité à bas prix. Dans un premier temps, nous avons réalisé 50 entrevues personnelles avec les membres de la coopérative choisis de façon aléatoire, plus précisément 29 femmes et 21 hommes. Au cours des entrevues, on a demandé aux membres de parler librement des facteurs qui, à leur avis, contribuent à la création de la valeur à la coo-pérative Movideco. Dans un deuxième temps, les membres de l’équipe de direction ont été invités à assister à une entrevue de groupe, à laquelle ont pris part onze membres du Conseil d’administration et du Conseil de Vigilance. La durée de cette entrevue a été d’environ une heure et demie et pendant ce temps les participants ont échangé sur les facteurs qu’ils considéraient comme déterminants de la valeur pour la coopérative.

Au Brésil, nous avons choisi la coopérative Santa Clara située dans la ville de Carlos Barbosa, district de Montenegro. Fondée en 1911, cette coopérative de production est l’une des plus anciennes du Brésil. Parmi les diverses activités de la coopérative Santa Clara, on y trouve la distri-bution de produits et services dans ses supermarchés. Ces magasins de détail desservent près de 3000 membres et sont également accessibles à une population de plus de 70000 personnes dans six communautés dif-férentes. Des entrevues personnelles d’une durée approximative de 15 minutes ont été réalisées avec 50 membres de la coopérative Santa Clara, soit 30 femmes et 20 hommes. La plupart des femmes occupent un travail à la maison, alors que les hommes sont de petits producteurs agricoles. En plus des entrevues personnelles, une entrevue de groupe fut réalisée avec un groupe de vingt autres personnes, soit dix membres de la coo-pérative et dix non-membres. Parallèlement, l’équipe de direction de la coopérative a préféré répondre par écrit à une série de questions ouver-tes sur les déterminants de la valeur dans la coopérative.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 193 5/24/07 11:50:47 AM

Page 194: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

194 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

Au Canada, nous avons choisi une coopérative située dans une communauté rurale à proximité de la ville de Moncton dans la province du Nouveau-Brunswick et comptant près de 2000 membres. Cette coo-pérative offre une gamme étendue de produits et services à la fois aux membres et non-membres dans une localité d’environ 12000 habitants. Comme dans les deux autres pays, cinquante entrevues personnelles ont été réalisées avec les membres de la coopérative, soit 32 femmes et 18 hommes, choisis au hasard à l’entrée de la coopérative. En règle générale, les entrevues étaient d’une durée de dix minutes. Les participants ont été invités à signaler les facteurs ayant un impact sur leur évaluation de la valeur dans la coopérative. Ensuite, une entrevue de groupe tenue avec huit membres a également permis d’obtenir d’autres informations per-tinentes sur le concept de valeur selon la perspective consommateur. Enfin, six entrevues personnelles ont été réalisées avec l’équipe de direc-tion de la coopérative.

Dans l’ensemble, les informations recueillies dans les trois pays permettent de présenter un sommaire des principaux facteurs suscepti-bles d’influencer les membres dans leur évaluation de la valeur. Parallè-lement, ces informations viennent ajouter au corps de connaissances sur le concept de valeur dans le contexte d’une organisation coopérative et offrent des pistes de réflexion sur les stratégies de création de la valeur.

3. ANALYSE DES RÉSULTATS: LES DÉTERMINANTS DE LA VALEUR

3.1. Perspective mexicaine

Les résultats obtenus des entrevues au Mexique permettent de regrouper les informations utilisées dans l’évaluation de la valeur en cinq facteurs, comme en témoigne le tableau 1. Il est permis de noter que ces cinq facteurs correspondent à ceux recensés dans la littérature et présentés au schéma 1. Dans l’ensemble, les résultats montrent qu’il y a peu d’écart entre les opinions des membres et celles de la direction relativement aux déterminants de la valeur.

En premier lieu, il convient de souligner le rôle de l’identité coopé-rative qui constitue une dimension de premier ordre dans l’esprit des répondants. En effet, lors des entrevues les participants ont à maintes reprises indiqué que la création de la valeur repose sur l’image projetée par la coopérative, sur sa capacité de développer un sentiment d’appar-tenance auprès de ses membres et sur sa capacité de contribuer au développement économique de la région dans le but d’améliorer la qua-lité de vie des citoyens. À cet égard, étant donné que la coopérative est seulement en opération depuis près de deux ans, les membres sont d’avis qu’elle devra poursuivre ses objectifs en matière de développement

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 194 5/24/07 11:50:47 AM

Page 195: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 195

TABLEAU 1

Facteurs contribuant à la perception de la valeur dans les coopératives:

Le cas du Mexique

Facteurs Membres Direction de la coopérative

Identité coopérative

À la coopérative, on se sent comme chez soi +++Je me sens comme faisant partie de la coopérative +++L´image du magasin Coop est la meilleure +++La coopérative contribue au développement local

Sentiment d’appartenance +++Avoir une bonne image +++À la coopérative, je me sens comme chez moi +++La coopérative contribue au développement économique et social de notre communauté.

Prix La Coop a les prix les plus bas+++Lorsque l’on cherche à diminuer les prix, cela crée de la valeurDistribution des bénéfices annuels aux membres

Avoir les prix les plus bas +++Prendre soins de nos membres par des diminutions de prix

Qualité Qualité des produits Bonne qualité des produits

Offre de produits/services

Offre d’une bonne variété de produits Bonne variété de services Heures d’ouvertureBons services

Variété des produits à améliorer Être à l’écoute des membres pour connaître leurs besoins en matière de produits/servicesDes heures d’ouverture convenablesPrésentement, les services ne rencontrent pas les besoins des membres

Personnel en contact

Personnel aimable, attentif et serviable +++

Personnel très aimable, attentif et serviable +++Le personnel manque de formation technique

Légende: le signe +++ signifie que lors des entrevues cette dimension est mentionnée le plus souvent par les membres ou la direction.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 195 5/24/07 11:50:47 AM

Page 196: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

196 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

communautaire et favoriser la participation des membres dans sa stra-tégie de croissance. La direction, pour sa part, reconnaît l’importance de cette participation et continue à déployer des efforts pour éduquer la population aux bienfaits d’être membre d’une organisation coopérative afin d’accroître le nombre de participants.

Au niveau des avantages pécuniaires, en particulier le prix, il y a consensus de la part des membres pour dire qu’en ce moment la coopé-rative offre les prix les plus bas et s’efforce de baisser les prix de ses produits. Cette politique de prix bas vient appuyer l’énoncé de mission de la coopérative qui est d’offrir les meilleurs prix pour le bénéfice de la communauté. Les membres apprécient également les ristournes annuel-les. Ces dernières sont perçues comme une forme d’épargne qui à un moment donné leur permet de faire des achats de biens durables plus chers. Par ailleurs, les membres et la direction s’accordent pour dire que la qualité des produits est bonne et a un impact direct sur la valeur glo-bale offerte par la coopérative. Pour ce qui est de la variété des produits, l’offre est jugée par les membres comme étant acceptable, toutefois la direction est d’avis qu’elle peut être améliorée par une meilleure con-naissance des besoins des membres. De toute évidence, cette constata-tion est à la base de la philosophie coopérative qui vise la satisfaction des besoins des membres et le développement communautaire. Dans cette perspective, la direction se dit engagée à mettre en place un système de collecte de l’information pour connaître davantage les besoins des mem-bres afin d’assurer une meilleure adéquation entre l’offre et la demande. Cette vision de la valeur ne peut que procurer des bénéfices pour les membres et mieux satisfaire leurs besoins.

Les résultats montrent également que le personnel de la coopérative, par ses actions, son attitude, sa courtoisie et sa volonté de bien servir les membres est un élément clé dans une stratégie de création de la valeur. La direction de la coopérative est du même avis et entend offrir au per-sonnel une formation lui permettant d’accomplir des tâches plus tech-niques avec une plus grande aisance et efficacité. L’offre de services de la coopérative, comme par exemple les heures d’ouverture plus tard en soirée, est également mentionnée par les membres comme un élément contribuant à la création de la valeur globale de leur magasin. Pour sa part, la direction estime que la gamme de services se doit d’être amélio-rée afin de mieux satisfaire les besoins des membres.

3.2. Perspective brésilienne

Comme le montre le tableau 2, les résultats obtenus au Brésil ont permis le regroupement des informations recueillies autour de six facteurs dont la plupart sont similaires à ceux recensés dans la littérature et identifiés

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 196 5/24/07 11:50:47 AM

Page 197: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 197

TABLEAU 2

Facteurs contribuant à la perception de la valeur dans les coopératives:

Le cas du Brésil

Facteurs Membres Direction de la coopérative

Identité coopérative

La coopérative fait partie de l’histoire de notre communauté ++++Bonne réputation des produits++On fait confiance à la coopérativeÊtre bien traité à la coopérative

Capacité de bien promouvoir la tradition coopérative et la marque Coop auprès des marchés +++

Prix Dans la région, c’est le lieu où l’on retrouve les meilleurs prix +++Meilleurs prix dans le secteur laitierCapacité de réduire les coûts +++

Améliorer les processus pour pouvoir rendre les prix plus concurrentiels +++Offre des prix les plus bas

Qualité La Coop a de bons produits Améliorer continuellement la qualitéÉcouter les membres de la coopérative pour améliorer la qualité

Offre de produits/services

Variété de produits +++Produits nouveaux et innovateurs Rapidité du service Heures de serviceGamme de services offerts

Penser à de nouveaux concepts de produits et services +++++Nouvelles approches à la gestion ++++Différentiation par l’utilisation des nouvelles technologies de l’information++Produits différenciés Efficacité du système de distribution

Personnel Accueil sympathique +++Être à l’écoute des membres ++++++Les employés connaissent nos besoinsBonne communication

Respect pour l’entreprise et pour les membresCrédibilité +++Quand le membre est bien servi, il est heureuxÊtre à l’écoute du membre et du personnel d’expérience

Autres La coopérative a plusieurs points de vente dans la régionProtection de l’environnement

Fidélisation des membres Capacité d’innovation chez les gestionnairesAugmenter les points de vente

Légende: le signe +++ signifie que lors des entrevues l’emphase est mise sur cette dimension le plus souvent par les membres ou la direction.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 197 5/24/07 11:50:47 AM

Page 198: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

198 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

pour le Mexique. Il convient toutefois de souligner que la coopérative Santa Clara se distingue par sa plus grande taille et son propre système de distribution dans sa chaîne de supermarchés, ce qui pourrait expli-quer les différences quant aux éléments constitutifs de certains facteurs entre les résultats brésiliens et ceux du Mexique.

Tout d’abord, l’organisation coopérative est perçue par les membres comme étant une partie de la tradition et le reflet de l’histoire du Brésil. La coopérative Santa Clara inspire confiance chez les membres par sa bonne réputation. Pour la direction, la tradition coopérative et la marque Coop constituent des éléments clés pour promouvoir la valeur auprès des marchés cibles. La dimension prix est aussi perçue comme étant un facteur de premier ordre dans une stratégie de création de la valeur. Sur ce point, la direction souscrit à l’approche visant à améliorer le système de distribution pour offrir des prix concurrentiels, alors que les membres pensent qu’une stratégie de réduction de coûts se transformera en prix concurrentiels.

Le tableau 2 révèle qu’aux yeux des membres et de la direction de la coopérative la qualité et la variété des produits et des services offerts contribuent à la création de la valeur. De plus, selon la direction, l’inno-vation, l’efficacité et la différentiation par l’utilisation des nouvelles technologies permettent d’ajouter de la valeur à l’offre pour mieux satis-faire les besoins des membres. Par ailleurs, le rôle important du personnel de contact dans le bon fonctionnement de la coopérative est également mis en évidence lors des entrevues, de sorte qu’il puisse être mis à profit dans la stratégie de fidélisation des membres. D’après les informations collectées auprès de la direction, il est permis de constater que la distri-bution, les processus et la technologie sont perçues comme des dimen-sions saillantes du concept de valeur, susceptibles de garantir la qualité de l’offre de produits et de services. Pour les membres, les mêmes dimen-sions sont indispensables à la démarche de création de la valeur. Bref, ces résultats montrent que les perceptions des membres et celles de la direction sont complémentaires en ce qui concerne la stratégie de ren-forcement de la valeur.

3.3. Perspective canadienne

Pour les données canadiennes, tout en constatant l’écart minimal entre les opinions des membres et celles de la direction de la coopérative, nous pouvons, comme dans le cas du Brésil, regrouper les informations recueil-lies en six facteurs (voir le tableau 3).

En premier lieu, l’examen des résultats présentés au tableau 3 révèle le rôle non négligeable de l’identité coopérative dans la perception de la valeur par les membres et la direction de la coopérative. Cette identité,

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 198 5/24/07 11:50:48 AM

Page 199: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 199

TABLEAU 3

Facteurs contribuant à la perception de la valeur dans les coopératives:

Le cas du Canada

Facteurs Membres Direction de la coopérative

Identité coopérative

Le sentiment d’appartenance, c’est notre magasin +++Ristournes versées aux membres On se sent chez nous iciC’est une grande famille La coopérative appuie la communauté

RistournesFidélité par le développement du sentiment d’appartenance ++Bonne relations avec les membresImage de la coopérative dans la communauté ++Esprit de famille

Prix Bons prix +++ Les spéciaux à chaque semaine

Prix abordables

Qualité Rapport qualité/prix des marques CoopProduits de bonne qualité

Marques Coop sont de bonne valeur +++Amélioration de la qualité de certains produits

Offre de produits/services

Variété des produits+++Service de 1ère classe ++++Produits locauxBonne qualité de la marque Coop Heures d’ouverture

Bonne sélection de produitsBon service est un atoutVariété des produitsPas de rupture de stock

Personnel Bon service, personnel gentil, amical et sympathiqueEmployés devenus des amis

Personnel très serviableTraitement juste et équitable des employésFormation continue du personnelLa valeur, c’est le bon service et de bonnes relations avec les membres ++

Environnement physique

Localisation+++ Aménagement intérieur et propretéFacilité de trouver les produits

Propreté des lieuxDisposition des produits sur étagères

Légende: le signe +++ signifie que lors des entrevues l’emphase est mise sur cette dimension le plus souvent par les membres ou la direction.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 199 5/24/07 11:50:48 AM

Page 200: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

200 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

qui détermine le positionnement de l’organisation dans la communauté, est en quelque sorte le reflet d’un sentiment d’appartenance collectif. En outre, même si les ristournes offertes aux membres pourraient a priori être perçues comme un avantage pécuniaire, elles font également partie de l’identité d’une coopérative axée sur le bien-être des sociétaires. Comme au Mexique et au Brésil, les dimensions prix et qualité ont aussi été identifiées au Canada comme des éléments de création de la valeur. Pour ce qui est de l’offre de produits et de services, la gamme et la qualité des services exprimées sous forme de «services de première classe» ont souvent été mentionnées par les membres interrogés. De même, le com-portement et les attitudes du personnel de contact sont jugés comme des moyens à privilégier pour améliorer la valeur de l’offre de la coopérative. Pour sa part, l’équipe de direction de la coopérative souligne le traite-ment juste et équitable des employés comme piste menant à l’améliora-tion de la productivité. Cela aurait pour effet d’encourager les employés à adopter des comportements favorables à l’égard des membres de la coopérative pour ainsi créer une ambiance de travail susceptible de contribuer au renforcement de la perception de la valeur. Enfin, d’autres éléments de la valeur associés à l’environnement physique du magasin comme la localisation, la propreté, l’aménagement intérieur et la facilité de retrouver les produits recherchés lors de l’expérience de magasinage, ont aussi été identifiés comme indicateurs de la valeur perçue.

4. DISCUSSION

Les résultats de l’étude exploratoire menée dans les trois pays, le Mexique, le Brésil et le Canada, permettent de suggérer que les facteurs détermi-nants de la perception de la valeur de l’offre de produits et de services des coopératives de service proviennent de deux sources: les avantages de la coopération et les caractéristiques propres au secteur de service. Ces résultats sont concordants avec des écrits antérieurs sur le concept de valeur dans les organisations coopératives. Les éléments d’informa-tion recueillis offrent des pistes de réflexion sur la formulation de straté-gies en faveur de la création de la valeur et de l’amélioration du bien-être des membres. Tout d’abord, les données qualitatives montrent, peu importe le milieu socioculturel, le rôle déterminant de l’identité coopé-rative dans le processus de création de la valeur autant pour les membres que pour la direction des coopératives.

Sur le plan social, il est important de mettre en pratique un ensemble d’actions en matière d’éducation et de socialisation qui mènent à la valorisation de la formule coopérative comme moyen de favoriser le développement communautaire dans une perspective d’améliorer le bien-être des membres. Les gestionnaires doivent par exemple envisager

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 200 5/24/07 11:50:48 AM

Page 201: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 201

les mesures susceptibles d’encourager la participation des membres au bon fonctionnement et à la gestion de leur coopérative. En d’autres mots, cette participation doit s’inscrire en priorité dans le plan de développe-ment de l’image organisationnelle et du positionnement de la coopéra-tive dans son milieu. Ainsi, la formule coopérative peut s’avérer un puissant indicateur de la valeur offerte aux membres. Sur le plan écono-mique, les avantages pécuniaires sous forme de bas prix, d’aubaines et de ristournes viennent ajouter aux perceptions favorables de la valeur par les membres et témoignent de la capacité des organisations coopé-ratives à contrecarrer les forces compétitives tout en focalisant sur les besoins et la satisfaction des membres. Ces avantages constituent donc un argument majeur dans la démarche de positionnement des coopéra-tives dans leur communauté respective et permettent de consolider les actions en faveur de la rétention des membres et le développement du «membership».

Quant au rôle des éléments à dominance de service comme la qua-lité, l’offre de produits et services et le personnel de contact, les résultats de la présente étude sont concordants avec les propositions recensées dans la littérature (Bolton et Drew, 1991; Parasuraman et al. 1988). Rappelons que la qualité est la capacité d’une organisation à combler ou dépasser les attentes des consommateurs et qu’elle s’exprime entre autres par la marque et la gamme de produits et services, et le personnel de contact. En fait, dans la présente étude, les membres et la direction des coopératives ont clairement indiqué que la qualité des produits de marque Coop contribue à la création de la valeur. Devant ce constat, des stratégies ayant pour objet de promouvoir le rapport qualité/prix des marques Coop seraient de mise afin d’influencer les intentions compor-tementales des membres et de favoriser la vente de produits faisant partie du réseau coopératif en provenance des producteurs locaux. Cette façon de faire renforcerait sans doute l’identité coopérative et viendrait rehausser l’image des coopératives en termes de contribution au déve-loppement économique et social. Parallèlement, puisque la variété des produits et services offerts par les coopératives est un indicateur de valeur pour les participants à cette étude, il est important que la direction favorise des actions qui assurent l’adéquation entre l’offre et la demande. De telles actions doivent s’appuyer sur une connaissance complète des besoins des membres de coopératives et sur le souci d’aller au-delà de leur simple satisfaction. En ce faisant, les gestionnaires s’assureraient de la perception favorable de leur coopérative et, du même coup, renforce-raient la relation de fidélité avec leurs membres.

En ce qui concerne le personnel de contact, son comportement peut s’avérer un élément utile pour influencer ou modifier l’attitude des

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 201 5/24/07 11:50:48 AM

Page 202: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

202 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

membres envers la coopérative. Sur ce plan, il est crucial de mettre en œuvre des mesures pour renforcer la compétence des employés dans les diverses sphères d’activités de la coopérative pour leur permettre d’ac-complir efficacement les tâches selon les exigences des membres. Par exemple, il est suggéré à la coopérative d’orienter la mise en œuvre des compétences individuelles et organisationnelles vers le bien-être des membres en focalisant spécifiquement sur deux actions, soutenir l’inno-vation et la créativité dans le développement de produits et de processus, et assurer la satisfaction du consommateur. L’innovation et la créativité sont des indicateurs réels de la capacité de la coopérative à s’adapter aux changements du marché et de l’environnement, alors que la satisfaction des membres constitue en quelque sorte l’élément central de la mission de la coopérative. Il est aussi important de promouvoir la bienveillance chez le personnel, car celle-ci permettrait à l’organisation de réaliser ses objectifs de performance et, du même coup, répondre de façon satisfai-sante aux exigences des membres. La bienveillance peut procurer à l’organisation de nombreux avantages, en particulier la concordance entre ses décisions et sa responsabilité sociale, et par voie de consé-quence, permettrait d’assurer la qualité des produits et services rendus aux membres et de forger une bonne image et une bonne réputation auprès de ces derniers.

Dans le contexte de la prestation du service, le consommateur tend aussi à utiliser l’environnement où se déroule la prestation comme indice dans ses perceptions à l’égard de l’organisation (Bitner, 1990; LeBlanc et Nguyen, 1988). Dans la stratégie de communication visant à influencer ou à modifier les croyances et les attitudes des membres à l’égard de leur coopérative, il est donc suggéré d’y intégrer les informations découlant des caractéristiques de l’environnement physique comme la localisation, l’aménagement intérieur et la propreté des lieux, car elles sont souvent évocatrices de la qualité et peuvent se transformer en perception de la valeur. Somme toute, il est souhaitable de croire que ces propositions de valeur ajoutée se traduiront par la fidélisation des membres et mèneront au développement économique et social dans les régions desservies par les coopératives.

CONCLUSION

Par l’entremise d’une série d’entrevues personnelles et de groupe, cette étude avait pour objet d’identifier un ensemble d’informations suscep-tibles d’influencer la perception de la valeur par les membres de trois coopératives de service dans trois différentes communautés au Mexique, au Brésil et au Canada. Tout en ajoutant au corps des connaissances sur

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 202 5/24/07 11:50:48 AM

Page 203: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007 • 203

le concept de valeur, les résultats ont permis de voir que la plupart de ces informations découlent soit de facteurs à dominance coopérative comme l’identité coopérative et les avantages pécuniaires, soit de facteurs à dominance de service comme la qualité, l’offre de produits et de services, et le personnel de contact. Sur le plan des pratiques managériales, la connaissance de ces facteurs permet d’apporter des corrections visant une concordance entre les stratégies en faveur de la création de la valeur et les attentes de membres. Ces informations aideront les organisations coopératives à mieux définir leur positionnement dans l’environnement concurrentiel qui respecte leur capacité de satisfaire les attentes des membres. Le rôle stratégique de la valeur dans la compétitivité des orga-nisations suggère qu’il est important de mettre en place un processus de gestion des facteurs qui contribuent à l’optimisation de cette valeur. Puisque cette étude propose une analyse exploratoire des causes de la valeur coopérative, en mettant en évidence les éléments d’informations utilisés par les membres, il serait intéressant de développer dans d’autres recherches une échelle de mesure de la valeur adaptée au contexte des coopératives pour mieux comprendre le comportement du consomma-teur et, du même coup, assurer l’efficacité des pratiques de gestion axées sur le bien-être des sociétaires et l’amélioration de la compétitivité des organisations coopératives.

NOTE

* [email protected]

BIBLIOGRAPHIE

ALDRICH, H.E. et D. Herker (1979). «Boundary-Spanning Roles and Organizational Structure», Academy of Management Review, Vol. 2, 217-230.

BARICH, H. et P. Kotler (1991). «A Framework for Marketing Image Management», Sloan Management Review, (Winter), 94-104.

BITNER, M.J. (1990). «Evaluating Service Encounters: The Effects of Physical Surroun-dings and Employee Responses «, Journal of Marketing, Vol. 54 (April), 69-82.

BOLTON, R.N. et J. H. Drew (1991). «A Longitudinal Analysis of the Impact of Service Changes on Customer Attitudes», Journal of Marketing, Vol. 55 (January), 1-9.

DODDS, W.B., K.B. Monroe et D. Grewal (1991). «Effects of Price, Brand and Store Information on Buyers’ Product Evaluation», Journal of Marketing Research, Vol. 28 (August), 307-319.

FERN, E.F. (1982). «The Use of Focus Groups for Idea Generation: The Effects of Group Size, Acquaintanceship, and Moderator on Response Quantity and Quality», Journal of Marketing Research, Vol. 17, 1-13.

FILSER, M. et V. Plichon (2004). “La valeur du comportement de magasinage, statut théorique et apports au positionnement de l’enseigne”, Revue française de gestion, Vol. 30, janvier-février, 29-43.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 203 5/24/07 11:50:48 AM

Page 204: IRECUS Université de Sherbrookeirecus.recherche.usherbrooke.ca/wp-content/uploads/2017/02/Revue... · tar el acceso a la información científica sobre el cooperativismo y el asociativismo

204 • uniRcoop • Vol. 5, # 1, 2007

GREWAL, D., K.B. Monroe et R. Krishnan (1998). “The Effects of Price-Comparisons Advertising on Buyers’ Perceptions of Acquisition Value, Transaction Value and Behavioral Intentions”, Journal of Marketing, Vol. 62 (Avril), 46-59.

GRONROOS, C. (1983). «Strategic Management and Marketing in the Service Sector», rapport no 83-104, Marketing Science Institute, Cambridge, Ma.

HOLBROOK, M.B. (1999). «Introduction to Consumer Value» in Consumer value: A Framework for Analysis and Research, Edition M. B. Holbrook.

JACOBY, J.R.W. et D.B. Kyner (1973). “Brand Loyalty versus Repeat Purchasing Behavior”, Journal of Marketing Research, Vol. 10, 1-9.

KOTLER P., P. Filiatrault et R.E. Turner (1994). Le management du marketing, Montréal, Gaëtan Morin Éditeur.

LEBLANC, G. et N. Nguyen (2001). «An Exploratory Study on the Cues that Signal Value to Members in Retail Co-operatives», International Journal of Retail & Distribution Management, Vol. 29 (1), 49-59.

LEBLANC, G. et N. Nguyen (1988). «Customers’ Perceptions of Service Quality in Financial Institutions», The International Journal of Bank Marketing, Vol. 6 (4), 7-18.

MASLOW, A. (1954). Motivation and Personality, New York, Harper & Row.

MERTON, R.K. (1954). Éléments de théorie et de méthode sociologique, Paris, Plon.

NIFLE, R. (2003). «La maîtrise de la valeur», Le Journal Permanent de l’Humanisme Méthodologique, http://journal.coherences.com/article.php3?id_article=53.

NGUYEN, N. et G. LeBlanc (1998). «The Mediating Role of Corporate Image on Customers’ Retention Decisions: An Investigation in Financial Services», The International Journal of Bank Marketing, Vol. 16 (2), 52-65.

PARASURAMAN, A., V. A. Zeithaml et L.L. Berry (1988). «SERVQUAL: A Multiple-ItemScale for Measuring Customer Perceptions of Service Quality», Journal of Retailing, 64 (Spring), 12-40.

PARASURAMAN, A., V.A. Zeithaml et L.L. Berry (1985). «A Conceptual Model of Service Quality and Its Implications for Future Research», Journal of Marketing, Vol. 49 (4), 41-50.

PETRICK, J.F. (2002). “Development of a Multi-Dimensional Scale for Measuring the Perceived Value of a Service”, Journal of Leisure Research, Vol. 34 (2), 119-134.

ROKEACH, M. (1973). The Nature of Human Values, New York, Free Press.

SHETH, J.N., B.I. Newman et B.L. Gross (1991).» Why We Buy What We Buy: A Theory of Consumption Values», Journal of Business Research, Vol. 22, 159-170.

SWEENEY, J.C. et G.N. Soutar (2001). «Consumer Perceived Value: The Development of a Multi item Scale», Journal of Retailing, Vol. 77 (2), 203-220.

WOODSIDE, A. G., L.L. Frey et W. Bearden (1989). «Linking Service Quality, Customer Satisfaction, and Behavioral Intention», Journal of Health Care Marketing, Vol. 9 (4), 5-17.

WOODRUFF, R.B. (1997). «Customer Value: the Next Source for Competitive Advantage», Journal of the Academy of the Marketing Science, Vol. 25 (2), 139-153.

ZEITHAML, V.A. (1988). «Consumer Perceptions of Price, Quality, and Value: A Means-End Model and Synthesis of Evidence», Journal of Marketing, Vol. 52 (July), 2-22.

Unircoop.vol. 5.1.1-204 corr.indd 204 5/24/07 11:50:48 AM