Las Mentalidades. Una Historia Ambigua - Jacques Le Goff

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Lasmentalidades.UnahistoriaambiguaporJacquesLeGoff Mentalitmeplat,Ilyacommecelades motsnouveauxquonlance. (Mentalidadmeencanta,Esascomose lanzannuevaspalabras.) MarcelProust Alarecherchedutempsperdu.LectdeGuermantes. Bibi.delaPliade,t.II,pp.236237.

Paraelhistoriadordehoymentalidadesanalgonuevoyyaenvilecido.Se hablamuchodehistoriadelasmentalidades,perosehandadopocosejemplos convincentes. Mientras se trata an de un frente pionero, de un terreno por roturar, uno se pregunta si la expresin encubre una realidad cientfica, si oculta una coherencia conceptual, si es epistemolgicamente operativa. Atrapadaporlamoda,pareceyapasadademoda.Hayqueayudarlaaseroa desaparecer? I.Unahistoriaencrucijada Laprimeraatraccindelahistoriadelasmentalidadesestprecisamente en su imprecisin, en su vocacin por designar los residuos del anlisis histrico,elnosqudelahistoria. A partir de 1095, individuos y masas se conmueven en la cristiandad occidentalyparticipanenlagranaventuradelacruzada.Augedemogrficoy principios de superpoblacin, codicias mercantiles de las ciudades italianas, poltica del papado deseoso de rehacer contra el Infiel la unidad de una cristiandad desunida, estas causas juntas no lo explican todo, mas quiz s lo esencial.EsnecesarialaatraccindelaJerusalnterrestre,dobledelaceleste,la impulsin de las imgenes de lo mental colectivo acumuladas a su alrededor. Queslacrudezasinciertamentalidadreligiosa?1 Queselfeudalismo?Instituciones,unmododeproduccin,unsistema social,untipodeorganizacinmilitar?GeorgesDubyrespondequehayqueir mslejos,prolongar la historia econmica con la de las mentalidades, hacer entrarenelconjunto:laconcepcinfeudaldelservicio>.Elfeudalismo?Una mentalidadmedieval.2 Desde el siglo XVI una nueva sociedad se desarrolla en Occidente: la sociedadcapitalista.Productodeunnuevomododeproduccin,secrecinde la economa monetaria, construccin de la burguesa? Sin duda, pero tambin

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Ver la obra de Alphandry-Dupront y el artculo de A. Dupront, citados en bibliografa. G. DUBY, La fodalit, une mentalit mdivale, Annales ESC, pp. 765-771.

resultadodenuevasactitudesfrentealtrabajo,eldinerounamentalidadque desdeMaxWebersevinculaalaetniaprotestante.3 Mentalidadrecubrepuesunmsalldelahistoria,pretendesatisfacerlas curiosidades de historiadores decididos a ir ms lejos. Y primero al encuentro deotrascienciashumanas. Marc Bloch, esforzndose por ceir la mentalidad religiosa de la Edad Media, reconoce una multitud de creencias y prcticas... ora legadas por las magias milenarias, ora nacidas, en poca relativamente reciente, en el seno de una civilizacin4 animada an de una gran fecundidad mtica. El historiador delasmentalidadesseaproximar,pues,aletnlogo,intentandoalcanzarcomo lelnivelmsestable,msinmvildelassociedades.Tomandolapalabrade Ernest Labrousse: Sobre lo econmico, retrasa lo social, y sobre lo social lo mental.5 Keith Thomas, estudiando a su vez la mentalidad religiosa de los hombres de la Edad Media y del Renacimiento, le aplica abiertamente un mtodo etnolgico, inspirado sobre todo por EvansPritchard.6 Del estudio de losritos,lasprcticasceremoniales,eletnlogoseremontahacialascreencias, los sistemas de valores. As los historiadores de la Edad Media, despus de March Bloch, Percy Ernst Schramm, Ernst Kantorovicz, Bernard Guene,7 a travs las consagraciones, curaciones milagrosas, las insignias del poder, las entradas reales, descubren una mstica monrquica, una mentalidad poltica y renuevanaslahistoriapolticadelaEdadMedia.Losespecialistasantiguosde la hagiografa se interesaban por el santo, los modernos se preocupan por la santidad,poraquelloquelafundaenelespritudelosfieles,porlapsicologa deloscrdulos,porlamentalidaddelhagigrafo.8Aslaantropologareligiosa imponealahistoriareligiosaunaconversinradicaldecontemplacin.9 Prximoaletnlogo,elhistoriadordelasmentalidadestienequedoblarse tambin de socilogo. Su objeto, de buenas a primeras, es lo colectivo. La mentalidaddeunindividuohistrico,siquierafueseladeungranhombre,es justamenteloquetieneencomnconotroshombresdesutiempo.TomemosaObras clsicas de Max WEBER, Lthique protestante et lesprit du capitalisme. 1904-1905. R. TAWNEY, La Religion et lessor du capitalisme, 1926; H. LTHY, La Banque protestante en France de la rvocation de ldit de Nantes & la Rvolution. 2 vols. Pars 1959-60. Cf. J. DELUMEAU, Naissance et afirmation de la Rforme. Pars, 1968, 2. ed.: Capitalisme et mentalit capitaliste, p. 301 ss. 4 M. BLOCH, La Socit fodale. Pars, 1968 (nueva edicin), p. 129. 5 E. LABROUSSE, prefacio al libro de G. Dupeux, Aspects de lhistoire sociale et politique du Loir-et-Cher: 1848-1914. Pars, 1962, p. XI. 6 K. THOMAS, Religion and the Decline of Magic. Londres, 1971; E. E. EVANS-PRITCHARD, Anthropology and History. Cambridge, 1961. 7 P. E. SCHRAMM, Herrschaftszeichen urid Saatsssymbolik. 3 vols. Stuttgart, 1954; E. KANTOROWICZ, The Kings two Bodies. A Study in Medieval Political Thought. Princeton, 1957; B. GUINE y F. LEHOUX, Les Entres royales franaises de 1328 1515. Pars, 1968. 8 H. DELEHAYE, Sanctus. Essai sur le culte des saints dans lAntiquit. Bruselas, 1927; B. n GAIFFIER, Mentalit de lhagiographe mddival daprs quelques travaux rcents, Analecta Bollandiana (1968), pp. 391-399; A. VAUCHEZ, Saintet laYque au XIII sicle: la vie du bienheureux Facio de Crmone (pp. 1196-1272), Mlanges de lcole franaise de Rome (1972), pp. 13-53. 9 Cf. D. JULIA en la obra presente y en Recherches de science religieuse t. VIII (1970) p. 575 ss., y A. DUPRONT en la obra presente, y Vie et cration religieuse dans la France moderne (XIV-XVIII), en La France et les Franais, ed. M. Franois, Encyclopdie de la P1ia de. Pars, Gallimard, 1972, pp. 49177.3

Carlos V de Francia. Todos los historiadores le alaban por su sentido de la economa, de la administracin del Estado. Rey Sabio, lector de Aristteles, rehace la hacienda del reino y hace a los ingleses una guerra de usura que le ahorra dinero, pero suprime una parte de los impuestos, de los fuegos. Y los historiadores se interrogan, buscan tras el gesto desconcertante del rey ora un pensamiento poltico de difcil penetracin, ora un momento de aberracin de un hombre de espritu ya perturbado. Y por qu sencillamente no lo que se crea en el siglo XIV: que el rey teme a la muerte y no quiere aparecer ante el juicio cargado con el menosprecio de sus sbitos? El rey, en el ltimo momento, deja que su mentalidad domine sobre su poltica, que la creencia comnprevalezcasobreunaideologapolticapersonal? Elhistoriadordelasmentalidadesseencuentradeformaparticularconel psiclogo social. Las nociones de conducta o de actitud son para uno y otro esenciales. A medida, por lo dems, que psiclogos sociales, cuales C. Kluckhohn,10 insisten en el papel del control cultural en las conductas biolgicas,lapsicologasocialseinclinahacialaetnologay,msall,haciala historia.Dosdominiosmanifiestanestaatraccinrecprocadelahistoriadelas mentalidades y de la psicologa social; el desarrollo de los estudios sobre la criminalidad,losmarginados,losdesviantesenlaspocasanterioresyelauge paralelodesondeosdeopininydeanlisishistricosdeconductaselectorales. En este camino se revela uno de los intereses de la historia de las mentalidades:lasposibilidadesqueofrecealapsicologahistricadevincularse a otra gran corriente de la investigacin histrica hoy: la historia cuantitativa. Cienciaenaparienciadelomvilylomatizado,lahistoriadelasmentalidades puede, por el contrario, con ciertas adaptaciones, utilizar los mtodos cuantitativos puestos a punto por los psiclogos sociales. El mtodo de las escalasdeactitud,que,comosubrayaAbrahamA.Moles,11permitepartirde una masa de hechos, de opiniones o expresiones verbales, totalmente incoherentesalprincipioydescubriralfinaldelanlisisunamedidadeuna magnitud pertinente al conjunto de los hechos tratados y, de ah, una definicin de estos a partir de su escala, lo que aportar quiz la definicin satisfactoria de esta palabra ambigua mentalidad, a ejemplo de la clebre frmuladeBinet:Lainteligenciaesloquemidemitest. Adems de sus lazos con la etnologa, la historia de las mentalidades podr disponer de otro gran arsenal de las ciencias humanas actuales: los mtodosestructuralistas.Noeslamentalidadunaestructura? Peromsanquedelasfacilidadesderelacinqueprocuraconlasotras ciencias humanas, la atraccin de la historia de las mentalidades viene, sobre

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C. KLUCKHOHN, Culture and Behaviour, en G. Lindzey, ed., Handbook of Social Psychology. Cambridge, Mass., 1954. 11 Prefacio a y. ALEXANDRI, Les chelles dattirude. Pars, 1971.

todo, del desarraigo que ofrece a los intoxicados de la historia econmica y socialyespecialmentedeunmarxismovulgar. Arrancadaalosviejosdeiexmachinadelaantiguahistoria:providenciao grandes hombres, a los conceptos pobres de la historia positivista: acontecimiento o azar, la historia econmica y social, inspirada o no por el marxismo, haba dado a la explicacin histrica unas bases slidas. Pero se revelabaimpotentepararealizarelprogramaqueMicheletasignaraalahistoria enelprlogode1869:Lahistoria[...]meparecaandbilensusdosmtodos: demasiadopocomaterial[...]demasiadopocoespiritual,hablandodelasleyes, de los actos polticos, no de las ideas, de las costumbres [...] En el propio interior del marxismo, los historiadores que lo invocaban, despus de haber puesto demanifiesto el mecanismo de losmodos deproduccin y de la lucha declases,noconseguanpasardeformaconvincentedelasinfraestructurasala superestructuras. En el espejo que la economa tenda a las sociedades, no se vea ms que el plido reflejo de esquemas abstractos, no rostros, ni vivientes resucitados.Elhombrenoviveslodepan,lahistorianotenasiquierapan,no senutramsquedeesqueletosagitadosporunadanzamacabradeautmatas. Haba que dar a estos mecanismos descarnados el contrapeso de algo ms. Importaba encontrar a la historia algo ms, distinto. Este algo ms, este otra cosadistinta,fueronlasmentalidades. Perolahistoriadelasmentalidadesnosedefinesolamenteporelcontacto conlasdemscienciashumanasyporlaemergenciadeundominioreprimido por la historia tradicional. Es tambin el lugar de encuentro de exigencias opuestas que la dinmica propia de la investigacin histrica actual fuerza al dilogo.Sesitaenelpuntodeconjuncindeloindividualconlocolectivo,del tiempo largo y de lo cotidiano, de lo inconsciente y lo intencional, de lo estructuralylocoyuntural,delomarginalylogeneral. El nivel de la historia de las mentalidades es el de lo cotidiano y de lo automtico, lo que escapa a los sujetos individuales de la historia porque es revelador del contenido impersonal de su pensamiento, es lo que Csar y el ltimo de sus soldados, san Luis y los campesinos de sus tierras, Cristbal Coln y el marino de sus carabelas tienen en comn. La historia de las mentalidadesesalahistoriadelasideasloquelahistoriadelaculturamaterial esalahistoriaeconmica.LareaccindeloshombresdelsigloXIVfrenteala peste, castigo divino, se nutre de la leccin secular e inconsciente de los pensadorescristianos,desanAgustnasantoTomsdeAquino,seexplicapor el sistema de ecuacin enfermedad=pecado establecida por los clrigos de la alta Edad Media, pero olvida todas las articulaciones lgicas, todas las sutilidadesderaciocinioparanopreservarmsqueelmoldegroserodelaidea. As el utensilio de todos los das, el vestido del pobre deriva de modelos prestigiosos creados por los movimientos superficiales de la economa, de la moda y el gusto. Es ah donde se capta el estilo de una poca, en la profundidades de lo cotidiano. Cuando Huizinga llama a Juan de Salisbury

espritu pregtico, le reconoce una superioridad de anticipacin sobre la evolucin histrica por el prefijo, mas por la expresin en que espritu (mind) evoca la mentalidad, lo convierte en testigo colectivo de una poca, como Lucien Febvre hizo con un Rabelais arrancado al anacronismo de los eruditos delasideasparaserdevueltoalahistoricidadconcretadeloshistoriadoresde lasmentalidades. Eldiscursodeloshombres,encualquiertonoquesehayapronunciado,el de la conviccin, de la emocin, del nfasis, no es, a menudo, ms que un montndeideasprefabricadas,delugarescomunes,deoerasintelectuales, exutorio heterclito de restos de culturas y mentalidades de distinto origen y tiempodiverso. De ah el mtodo que la historia de las mentalidades impone al historiador: una investigacin arqueolgica, primero, de los estratos y fragmentos de arqueopsicologa en el sentido en queAndr Varagnac habla de arqueocivilizacin, pero como estos restos unidos en coherencias mentales, si no lgicas, se impone, luego, el desciframiento de sistemas psquicos prximos al bricolaje intelectual por el que Claude LviStrauss reconoceelpensamientosalvaje. EnelcuartolibrodesusDilogos,escritoentre590y600,elpapaGregorio Magnocuentalahistoriadeunodelosmonjesdelmonasteriodelquefueabad, enRoma,quien,ensulechodemuerte,confiesaasuhermanohaberocultado tressueldosdeoro,loqueestformalmenteprohibidoporlareglaqueobligaa queloshermanoslopongantodoencomn.Gregorio,informado,ordenaque se deje al moribundo expirar en la soledad, privado de toda palabra consoladora,paraque,terrificado,purguesupecadoyparaquesumuerteenla angustiaseaunejemploparalosdemsmonjes.Porquesteabad,cultivadoe instruido como pudiera serlo nadie entonces, no se dirigi ms bien a la cabeceradelpecadormoribundoparaabrirlelapuertadelcieloconlaconfesin ylacontricin?SeimpusoaGregoriolaideadequehayquepagarsupecado porsignosexteriores:unamuerteyunentierroignominioso(elcuerposetiraal estercolero). La costumbre brbara (aportada por los godos o resurgida del antiguo fondo psquico?) del castigo fsico se impuso sobre la regla. La mentalidadvencialadoctrina. As, lo que parece falto de raz, nacido de la improvisacin y del reflejo, gestos maquinales, palabras irreflejas, viene de lejos y atestigua la prolongada resonanciadelossistemasdepensamiento. La historia de lasmentalidades obliga al historiador a interesarse ms de cerca por algunos fenmenos esenciales de su dominio: las herencias cuya continuidadenseasuestudio,lasprdidas,lasrupturas(dednde,dequin, decundovienenesteplieguemental,estaexpresin,estegesto?);latradicin, eso es, las formas en que se reproducen mentalmente las sociedades, los desfases, producto del retraso de los espritus en adaptarse al cambio y de la rapidezdesigualdeevolucindelosdistintossectoresdelahistoria.Campode

anlisis privilegiado para la crtica de las concepciones lineales del servicio histrico. La inercia, fuerza histrica capital, que es ms obra de espritus que delamateria,puesstaesamenudomsprontaqueaquellos.Loshombresse sirven de las mquinas que inventan guardando las mentalidades de antes de esas mquinas. Los automovilistas tienen un vocabulario de caballeros, los obreros de las fbricas del siglo XIX la mentalidad de los campesinos que fueron sus padres y sus abuelos. La mentalidad es lo que cambia con mayor lentitud.Historiadelasmentalidades,historiadelalentitudenlahistoria. II. Jalones para la historia de la gnesis de la historia de las mentalidades Dedndevienelahistoriadelasmentalidades?12 Del adjetivo mental que se refiere al espritu y que viene del latn mens, pero el epteto latino mentalis, ignorado por el latn clsico, pertenece al vocabulario de la escolstica medieval y los cinco siglos que separan la aparicin de mental (mediados siglo XIV) de la de mentalidad (mediados siglo XIX)indicanqueelsustantivorespondeaotrasnecesidades,tienequevercon otracoyunturadistintadeladeladjetivo. El francs no deriva naturalmente mentalit de mental. Lo toma del ingls quedesdeelsigloXVIIhabasacadomentalitydemental.Lamentalidadeshija de la filosofa inglesa del siglo XVII. Designa la coloracin colectiva del psiquismo,laformaparticulardepensarysentirdeunpueblo,deciertogrupo de personas, etc,. Pero el trmino sigue confinado en ingls al lenguaje tcnico13 de la filosofa, mientras que en francs no tarda en pasar al uso corriente.Lanocinquedesembocarenelconceptoyenlapalabramentalidad tiene todo el aire de aparecer en el siglo XVIII en el dominio cientfico y ms concretamente en el campo de una concepcin nueva de la historia. Inspira a VoltaireellibroylaideadelEssaisurlesmoeursetlespritdesnations(1754),en que uno siente el principio de una prolongacin del ingls mind. Cuando la palabraaparece,segneldiccionarioRobert,en1842,tieneelsentido,prximo dementality,decualidaddeloqueesmental.PeroLittr,en1877,loilustra conunafrasetomadadelafilosofapositivistadeH.Stupuyenquelapalabra tieneyaelsentidoampliado,peroansabio,deformadeespritu,yaque setrataazaroreferencianofortuitaentiempodelasluces?delcambio dementalidadinauguradoporlosenciclopedistas.Luego,hacia1900ProustQuiero dar vivamente las gracias a M. Jean Viet, director del Servicio de Intercambio e Informacin Cientficas de la Maison des Sciences de lHomme (Pars), y a Philippe Besnard que, a instigacin suya, reuni un dosier sobre la palabra y el concepto de mentalidad del que he bebido ampliamente. 13 Con relacin a mentalidad, mentality tiene una connotacin ms cognoscitiva, intelectual. Un caso lmite se halla en el ttulo de la obra de W. KOHLER, The Mentality of Apes (1925), traduccin inglesa del ttulo alemn Intelligenzprfungen an Menschenaffen (1921). Por el contrario, las connotaciones afectivas son fuertes en mentalidad, como puede verse, de forma un tanto paradjica, en el artculo de E. RIGNANO, Les diverses mentalits logiques, Scientia (1917), pp. 95-125, que estudia la predominancia fundamental de los elementos afectivos sobre los intelectivos en las dos grandes categoras de mentalidades distinguidas por el autor: la sinttica y la analtica.12

subraya la novedad de un trmino que conviene a su investigacin psicolgicalapalabratomasusentidocorriente.Eselsucedneopopularde la Weltanschauung alemana, la visin del mundo, de cada cual, un universo mentalestereotipadoycaticoaunmismotiempo. Es sobre todo una visin pervertida del mundo, el abandono por la pendiente de los malos instintos psquicos. El lenguaje lo subraya con el acompaamiento de un epteto francamente peyorativo, o bien en un empleo absoluto: qu mentalidad! El ingls, por su parte, ha conservado esta tendencia de la palabra en el adjetivo: mental (sobrentendindose deficiente) tomaelsentidodeatrasadoochiflado. Estacoloracindellenguajecorrientehaalimentadoosehaalimentadode doscorrientescientficas. Unaeslaetnologa.MentalidaddesignaafinesdelsigloXIXyaprincipios del XX el psiquismo de los primitivos que aparece al observador como un fenmeno colectivo (en el seno del cual un psiquismo individual es indiscernible)ypropiodeindividuoscuyavidapsquicaesthechadereflejos, deautomatismos,sereduceaunmentalcolectivoqueexcluyeprcticamentela personalidad.LucienLvyBruhlpublica,en1922,LaMentalitprimitive. Laotraeslapsicologadelnio.Aqutambin,sidejamosdeconsideraral niocomosimplepequeoadulto,esparahacerdelunmenormentalmente. Siendo as que los diccionarios tcnicos franceses de filosofa, psicologa, psicoanlisis ignoran la palabra mentalidad, el vocabulario ms reciente de Psychopdagogie et psychiatrie de lenfant (1970) define una mentalidad infantil. HenriWallondesde1928,enlaRevuephilosophiquehabaestablecidoellazo consagrandounartculoaLaMentaliteprimitiveetcelledelenfant(aproximacin vivamente condenada, como se sabe, por Claude LviStrauss en sus pginas clebresdeStructureslmentairesdelaparent). Antesdeavanzarunpasomsenelanlisisdelahistoriadelasmentalidades importaliquidardoshipotecasprevias. Laprimeraconsisteenladudaquepodrahacersurgirlaconstatacinde que la mentalidad no desempea prcticamente ningn papel en psicologa, que no forma parte del vocabulario tcnico del psiclogo. El trabajo llevado a cabo por Philippe Besnard sobre la frecuencia del trmino mentalidad en los ndicesdelasbibliografasdepsicologahizoverque,raroenlosPsychological Abstracts entre 1927 y 1943,14 el vocablo parece hoy haber cado en desuso en psicologa.15Cmolahistoriapsicolgica(omejordelaspsicologascolectivas)

Hay que notar las connotaciones ms o menos peyorativas de las expresiones destacadas: mentalidad rabe, hind, del criminal dans, del prisionero, german mentality en 1943. Una expresin interesante: levels of mentality. 15 Mentalidad apenas se cita en las bibliografas recientes de antropologa (con un dbil empleo de mentalidad primitiva o mentalidad indgena) y en las de sociologa (de siete referencias en Bibliographie internationale de Sociologie entre 1963 y 1969, cuatro remiten a una serie de artculos de R. LENOIR aparecidos en castellano en la Revista mejicana de sociologa entre 1956 y 1961 y que trata de las distintas mentalidades primitivas o civilizadas).

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podraaprovecharsedeuntrminoy,traselvocablo,deunanocinrechazada porlapsicologa? La historia de las ciencias abunda en ejemplos de transferencias de nocionesyconceptos.Talpalabra,talconceptoaparecidoenuncampoenque sedeshacemuypronto,transplantadoenundominioprximocreceyprolifera Porqulamentalidadnoencontraraenhistoriaelxitoquelehafalladoen psicologa? Y la psicologa que, por el lado de la lingstica y del estructuralismo, vio relanzar la fortuna de la Gestalt, no descubrira tardamente el buen uso que de mentalidad puede hacer? Est claro, en todo caso, que en el campo cientfico es la historia de las mentalidades la que ha salvadolapalabrayessuusoenfrancselquehareintroducidolapalabraen inglsylahatransmitidoalalemn,alespaol,alitaliano(mentality,Mentalitt, mentalidad,mentalit).Aqulaeclosindelanuevaescuelahistricafrancesaha asegurado hecho excepcional el xito de la palabra, de la expresin y del gnero(lostrestericosdelahistoriadelasmentalidadessonLucienFebvre, 1938,GeorgesDuby,1961,RobertMandrou,1968). La segunda hipoteca es la que puede hacer pesar sobre la historia de las mentalidades la tendencia peyorativa del trmino. Cierto es que LvyBruhl afirmaba, por ejemplo, que no haba diferencia de naturaleza entre la mentalidad de los primitivos y la de los miembros de las sociedades evolucionadas. Pero l haba creado desde el principio un mal clima para las mentalidades al escribir ya en 1911 Les Fonctions mentales dans les socites infrieures.Yesverdadqueelhistoriadordelasmentalidades,sinencerraresta palabraenelinfiernodelamemoriacolectiva,lapersigueenlasaguasturbias de la marginalidad, de la anormalidad, de la patologa social. La mentalidad parece revelarse de preferencia en el dominio de lo irracional y de lo extravagante.Deahlaproliferacindeestudiosalgunosdeellosnotables sobrelabrujera,lahereja,elmilenarismo.Deah,cuandoelhistoriadordelas mentalidades pone su atencin en sentimientos comunes o grupos sociales integrados, su eleccin, voluntaria, de temas lmites (las actitudes frente al milagroolamuerte)odecategorasincipientes(losmercaderesenlasociedad feudal).Enunaperspectivaprxima,unpsicosocilogocomoRalphH.Turner (CollectiveBehavior,enR.L.FARIS,HandbookofModernSociology.Chicago,1964), opta,alestudiarelcomportamientodelamuchedumbre,porlaobservacindel desastre generador del pnico y emplea los datos recogidos por un Disaster ResearchGroup. III.Laprcticadelahistoriadelasmentalidadesysustrampas Hombre de oficio, el historiador busca primero sus materiales. Dnde estnlosdelahistoriadelasmentalidades? Hacerhistoriadelasmentalidadeses,antetodo,operarunaciertalectura de un documento, sea cual sea. Todo es fuente, para el historiador de las

mentalidades. He aqu un documento de ndole administrativa y fiscal, un registro de los ingresos reales en el siglo XIII o XIV. Cules son las rbricas, quvisindelpoderylaadministracinreflejan,quactitudfrentealnmero revelan los procedimientos de cuenta? Aqu tenemos el mobiliario de una tumba del siglo VII: objetos de atavo (aguja, anillo, hebilla de cinturn), monedas de plata, entre ellas una pieza colocada en la boca del muerto en el momentodelainhumacin,armas(hacha,espada,lanza,cuchillo),unpaquete de utensilios (martillos, pinzas, limas, tijeras, barrena, gubia, etc).16 Estos ritos funerariosnosinformansobrelascreencias(ritopaganodelbolodeCaronte, transportadordelmsall),sobrelaactituddelasociedadmerovingiafrentea un artesano revestido con un prestigiocasi sagrado: el herreroorfebre(que es tambinguerrero),forjadorymanejadordeespada. Esta lectura de los documentos se aplicar sobre todo a las partes tradicionales, casi automticas, de los textos y los monumentos: frmulas y prembulos de cartas que indican las motivaciones verdaderas o de fachada;topoiquesonlaosaturadelasmentalidades.Sinllegaralahistoria de las mentalidades, Ernst Robert Curtius sinti la importancia de este basamentonoslodelaliteratura,comopensaba,sinodelamentalidaddeuna poca: Si la retrica hace al hombre moderno el efecto de un fantasma haciendo muecas, cmo pretender interesarle por la tpica, cuyo nombre es apenas conocido, ni siquiera del especialista de la literatura que evita deliberadamente los stanos ay, tambin los cimientos! de la literatura europea?17 Ay!, escapado a este brillante amateur de calidad que no se resuelve a ocuparse de lo cuantitativo cultural, venado de la historia de las mentalidades. Este discurso obligado y maquinal en que uno parece hablar paranodecirnada,enqueseinvocaadiestrayasiniestra,enciertaspocas,a Diosyaldiablo,enotras,alalluviayalbuentiempo,eselcantoprofundode lasmentalidades,eltejidoconjuntivodelespritudelassociedades,elalimento mspreciosodeunahistoriaqueseinteresamsporelbajocontinuoqueporla palabrafinadelamsicadelpasado. Pero la historia de las mentalidades tiene sus fuentes privilegiadas, las que, ms y mejor que otras, introducen a la psicologa colectiva de las sociedades.Suinventarioesunadelasprimeraslaboresdelhistoriadordelas mentalidades. Estn primero los documentos que atestiguan estos sentimientos, estos comportamientos paroxsticos o marginales que, por su separacin, aclaran la mentalidad comn. Por no salir de la Edad Media, la hagiografa pone de manifiesto estructuras mentales de base: la permeabilidad entre el mundo sensibleyelmundosobrenatural,laidentidaddenaturalezaentrelocorporaly lo psquico de ah la posibilidad del milagro y, ms generalmente, de lo16

J. DECAENS, Un nouveau cimetire du haut Moyen Age en Normandie, Hrouvillette (Calvados), en Archologie mdivale. I (1971), p. 83 SS. 17 La Littrature europenne et le Moyen Age latin. Pars, 1956, p. 99.

maravilloso.Lamarginalidaddelsantoreveladoradelfondodelascosas tieneporcorolariolamarginalidadejemplartambindelosdiablicos:posesos, herejes,criminales.Deahelcarcterdedocumentoprivilegiadodetodocuanto da acceso a estos testigos: confesiones de herejes y procesos de inquisicin, cartas de remisin otorgadas a criminales que detallan sus entuertos, documentos judiciales y ms generalmente monumentos de la represin. Otra categora de fuentes privilegiadas para la historia de las mentalidades, la constituyenlosdocumentosliterariosyartsticos.Historia,nodelosfenmenos objetivos, sino de la representacin de estos fenmenos, la historia de las mentalidades se alimenta naturalmente de los documentos de lo imaginario. Huizinga,ensuclebreDclinduMoyenAgemostrtodocuantolautilizacin de textos literarios (es la fuerza y la debilidad del libro) puede aportar al conocimiento de la sensibilidad y de la mentalidad de una poca. Pero la literatura y el arte vehiculan formas y temas venidos de un pasado que no es forzosamente el de la conciencia colectiva. Los excesos de los historiadores tradicionales de las ideas y de las formas que las hacen engendrar por una especiedepartenognesisqueignoraelcontextonoliterarioonoartsticodesu aparicin no tienen que disimularnos que las obras literarias y artsticas obedecen a cdigos ms o menos independientes de su medio ambiente temporal. La pintura del Quattrocento nos parece atestiguar una nueva actitud frente al espacio, la decoracin arquitectnica, el lugar del hombre en el universo: la mentalidad precapitalista parece haber pasado por ah. Pero Pierre Francastel, que es quien mejor ha penetrado el sistema pictrico del Quattrocentocomopartedeunconjuntomsamplio,nosadviertetambindela especificidad de la pintura, modo de expresin y comunicacin de nuestro esprituirreductibleacualquierotro.18 Importa no separar el anlisis de las mentalidades del estudio de sus lugares y medios de produccin. El gran precursor en estas materias que fue Lucien Febvre dio el ejemplo de inventarios de lo que l llamaba el utillaje mental: vocabulario, sintaxis, lugares comunes, concepciones del espacio y el tiempo, cuadros lgicos. Los fillogos observaron que, luego de la desestructuracin del latn clsico en la alta Edad Media, las conjunciones de coordinacin sufren una evolucin desconcertante. Pero es que las articulaciones 16 gicas del discurso hablado o escrito se modifican radicalmente. Autem, argo, gitur y las dems entran en un nuevo sistema de pensamientodedistintacomposicin. En las mentalidades ciertos sistemas parciales desempean un papel particularmente importante. Estos modelos se imponen largo tiempo como polos de atraccin de las mentalidades: un modelo monstico se elabora en la Alta Edad Media y se ordena alrededor de nociones de soledad y ascetismo, modelosaristocrticosaparecenluegocentradosalrededordelosconceptosde18

La Figure et le lieu; lordre visuel du Quattrocento. Pars, Gallimard, 1967, p. 172.

generosidad,proeza,belleza,fidelidad.Unodeellosatravesarlossigloshasta nosotros:lacortesa. Aunque tomando prestado de tradiciones antiqusimas, estas mentalidades no se explican ni por las tinieblas de la noche de los tiempos ni por los misterios del psiquismo colectivo. Se capta su gnesis y su difusin a partir de centros de elaboracin de medios creadores y vulgarizadores, de grupos y oficios intermediarios. El palacio, el monasterio, el castillo, las escuelas,loscursosson,alolargodelaEdadMedia,loscentrosenqueseforjan las mentalidades. El mundo popular elabora o recibe sus modelos en sus hogares propios de modelacin de las mentalidades: el molino, la fragua, la taberna. Los mass media son los vehculos y las matrices privilegiadas de las mentalidades: el sermn, la imagen pintada o esculpida son, ms ac de la galaxiadeGutenberg,lasnebulosasdedondecristalizanlasmentalidades. Las mentalidades mantienen con las estructuras sociales relaciones complejas,perosinestarseparadasdeellas.Sedaparacadasociedad,encada una de las pocas que la historia distingue en su evolucin, una mentalidad dominante o varias mentalidades? El hombre de la Edad Mdia o del Renacimiento fue denunciado por Lucien Febvre como una abstraccin sin realidad histrica. La historia an balbuciente de las mentalidades se apega a abstraccionesapenasmsconcretasvinculadasalasherenciasculturales,ala estratificacin social, a la periodizacin. Se emplearn, como hiptesis de trabajo, siempre a propsito de la Edad Media, las nociones, por ejemplo, de mentalidad brbara, corts, romana, gtica, escolstica. Agrupaciones sugestivas pueden operarse alrededor de estas etiquetas. Erwin Panofsky ha aproximado, como participando de las mismas estructuras mentales, el arte gtico y la ciencia escolstica. Robert Marchal ha aadido la escritura de la poca: Puede considerarse la escritura gtica como la expresin gtica de cierta dialctica. Las analogas que pueden constatarse entre ella y la arquitecturanosonoslolosonfortuitamente,visuales,sonintelectuales; resultan de la aplicacin a la escritura de una forma de razonar que se encuentra en todas las producciones del espritu.19 La coexistencia de varias mentalidadesenunamismapocayenunmismoesprituesunodelosdatos delicados, pero esenciales de la historia de las mentalidades. Luis XI, que en poltica da muestras de mentalidad moderna, maquiavlica, en religin manifiestaunamentalidadsupersticiosamuytradicional. Igualmente delicada es la captacin de las transformaciones de las mentalidades. Cundo se deshace una mentalidad, cundo aparece otra? La innovacin en este terreno de las permanencias y de las resistencias no es de fcil aprehensin. Ah es donde el estudio de los topoi tiene que aportar una contribucin decisiva. Cundo un lugar comn aparece o desaparece, y, cosaLcriture latine et la civilisation occidentale du 1er au XVI sicle, en Lcriture et la psychologie des peuples. XXII semana de Pars, 1963, p. 243; E. PANOFSKY, Architecture gothique et pense scolasrique, 1957 (trad. francesa, 1967).19

ms difcil determinar an, pero no menos capital, cundo no es ya ms que una reliquia, algo muertovivo? Este psitacismo de las mentalidades tiene que serescrutadodecercaparaqueelhistoriadorpuedaestablecercundoellugar comn se despega de lo real, se convierte en inoperante. Pero es que se dan purosflatusvocis? Salidaenbuenapartedeunareaccincontraelimperialismodelahistoria econmica,lahistoriadelasmentalidadesnotienequesernielrenacimientode un espiritualismo superado que se ocultara por ejemplo bajo las vagas aparienciasdeunaindefiniblepsychcolectivanielesfuerzodesupervivencia de un marxismo vulgar que buscara en ella la definicin barata de superestructuras nacidas mecnicamente de las infraestructuras socioeconmicas.Lamentalidadnoesreflejo. Lahistoriadelasmentalidadestienequedistinguirsedelahistoriadelas ideascontralacualtambinenpartenaci.NosonlasideasdesantoTomsde AquinoodesanBuenaventuralasquedirigieronlosespritusapartirdelsiglo XIII, sino nebulosas mentales en las que ecos deformados de sus doctrinas, migajasdepauperadas,palabrasfracasadassincontexto,handesempeadoun papel. Pero hay que ir ms lejos que este establecimiento de la presencia de ideas embastardecidas en el seno de las mentalidades. La historia de las mentalidades no puede hacerse sin estar estrechamente ligada a la historia de los sistemas culturales, sistemas de creencias, de valores, de equipamiento intelectualenelsenodelascualesseelaboran,hanvividoyevolucionado.As, por lo dems, las lecciones que la etnologa aporta a la historia podrn ser eficaces. Estevnculoconlahistoriadelaculturatienequepermitiralahistoriade lasmentalidadesevitarotrastrampasepistemolgicas. Ligada a los gestos, a las conductas, a las actitudes20 por las que se articulaconlapsicologa,unafronteraenquehistoriadoresypsiclogosalgn dadebernencontrarseycolaborar,lahistoriadelasmentalidadesnotiene que verse atrapada por un behaviorismo que la reducira a automatismos sin referencia a unos sistemas de pensamiento y que eliminara uno de los aspectos ms importantes de su problemtica: la parte e intensidad del conscienteydelatomadeconcienciadeestahistoria. Eminentementecolectiva,lamentalidadparecesustradaalasvicisitudes de las luchas sociales. Pero sera craso error separarla de las estructuras y la dinmicasocial.Es,alcontrario, elementocapitaldelastensionesylas luchas sociales.Lahistoriasocialestjalonadademitosenqueserevelalapartedelas mentalidades en una historia que no es ni unnime ni inmvil: uas azules, cuellos blancos, doscientas familias... Hay mentalidades de clase al lado de mentalidadescomunes.Sujuegoestporestudiar.

20

Cf. Especialmente M. JAHODA y N. WARREN, ed., Atttudes. Harmondsworth, 1966.

En fin, historia de las lentitudes de la historia, la historia de las mentalidadesdejadeserunahistoriadelastransformaciones,lamsdecisiva queexiste.UnfenmenotrastornaelOccidentemedieval,delsigloXIalXIII:el auge de las ciudades. Una sociedad nueva sale, dotada de una mentalidad nueva, hecha a base del gusto por la seguridad, el intercambio, la economa, basada en formas nuevas de sociabilidad y solidaridad, la familia estrecha, la corporacin, la cofrada, la compaa, el barrio... Cul es, en el seno de una historiatotal,ellugardelasmentalidadesenestasmutaciones? Pese,omejoracausadesucarctervago,lahistoriadelasmentalidades estenvasdeestablecerseenelcampodelaproblemticahistrica.Siseevita queseauncajndesastre,coartadadelaperezaepistemolgica,siseledansus utensilios y sus mtodos, hoy tiene que desempear su papel de una historia distinta que, en su bsqueda de explicacin, se aventura por el otro lado del espejo. [Este texto forma parte del libro Hacer la historia, bajo la direccin de Jacques Le Goff y Pierre Nora, Vol. III, Editorial LAIA, Barcelona, 1974.]