Le Monde Sept 13

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  • 8/13/2019 Le Monde Sept 13

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    septiembre 2013

    el dipl, una voz clara en medio del ruido Capital Intelectual S.A.Paraguay 1535 (1061)

    Buenos Aires, Argentina

    Publicacin mensual

    Ao XV, N 171

    Precio del ejemplar: $23

    En Uruguay: 100 pesos

    www.eldiplo.org

    JOS NATANSONMARIOANTONIO SANTUCHOLEONARDO PADURAIGNACIORAMONETALAIN GRESHMAXIME ROBIN MONIQUECHEMILLIERGENDREAUSERGE HALIMI

    Dossier

    David H. Wells/Corbis

    Cubacambia

    A 40 aos del golpe contra AllendeEl 11 de septiembre de 1973 las tropas de Augusto Pinochet pusieron fin a los mildas de gobierno de la Unidad Popular y al sueo de instaurar el socialismo por vasdemocrticas. Cuatro dcadas despus, el legado de Allende sigue vivo. Pgs. 21 a 27

    Jorge ArrateCamila VallejoJorge Magasich

    La reforma migratoria,

    el boom del cuentapropismoy las nuevas relacionesinternacionales estntransformando la isla.

    Nmero Aniversario

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    2 | Edicin 171 |septiembre 2013

    por Jos Natanson

    Muy resumidamente, el resul-tado de las PASO de agostohabilita una lectura doble:por un lado, el oficialismo semantiene, aunque disminui-

    do, como la principal fuerza poltica del pas(como se sabe, el poder no es un absoluto sinouna relacin, y en comparacin con una oposi-cin dispersa y atomizada el gobierno conser-

    va su primaca). En segundo lugar, hubo un ve-redicto, tan nacional como ntido, en el sentidode una crtica hacia el gobierno, que perdi entodos los distritos importantes, incluyendo porsupuesto la provincia de Buenos Aires, fue de-rrotado en casi todas las capitales de provinciae incluso en lugares donde no pierde nunca, co-mo La Rioja o San Juan. Ninguna alquimia ma-temtica puede ocultar esta realidad.

    Como no se votaban legisladores sino can-

    didatos y como todos saben que es en octubrecuando se definen realmente los cargos, las PA-SO funcionaron ms como una primera vuel-ta electoral que como una interna, liberando amuchos electores de la obligacin del voto til, ypueden leerse como un mapa a escala uno a unode los deseos y miedos de la sociedad. Qu nosdice ese mapa? Bsicamente, que en los ltimosdos aos hubo un rendimiento decreciente de lapoltica econmica, que si bien ha logrado vaaumento de las jubilaciones, de la Asignac inUniversal y del salario mnimo contener a lossectores ms vulnerables, ya no alcanza para sa-tisfacer al sector ms prspero del movimientoobrero, que es tambin el ms dinmico y organi-zado, ni a las clases medias, afectadas por el im-puesto a las ganancias, las dificultades para ga-

    rantizar el poder de compra de sus ahorros y lacrisis de muchas economas regionales.

    Como todo populismo, desde su llegada alpoder el kirchnerismo se ha esforzado por des-plegar un programa policlasista, con una polti-ca para los sectores populares pero tambin pa-ra los medios e incluso para los ms altos. Losresultados de las PASO imponen la necesi dadde recuperar este enfoque socialmente ampliode la poltica econmica: aunque es probableque, manteniendo el control del Estado, cuidan-do las reservas y conservando las alianzas conlos peronismos del interior, un gobierno del 30por ciento pueda garantizar la gobernabilidad

    y aun el crecimiento, difcilmente logre mante-ner el mpetu reformador que para bien o malsiempre lo ha caracterizado. En otras palabras,

    el kirchnerismo no puede darse el lujo de pres-cindir del segmento ms alto de las clases traba-jadoras (el moyanismo social, digamos) ni de laclase media, que aunque arisca y veleidosa nodebe ser excluida de un proyecto de cambio ver-daderamente popular y progresista.

    En este sentido, y sin pretender quitarles tra-bajo a esos hombres de fortuna que son los con-sultores polticos, resulta necesario revisar latctica electoral. De una perfecta factura tc-

    nica pero basada en un eslogan jacobin o (Enla vida hay que elegir), la campaa oficialistaestuvo dirigida ms a consolidar el ncleo durode apoyo K que a conquistar nuevas voluntades,e incluso se not un contraste bastante eviden-te entre el contenido de la propaganda oficial yel perfil de los dos protagonistas en el princi-pal distrito del pas, Martn Insaurralde y Da-niel Scioli, expresin ambos de ese kirchneris-mo distante que prefiere hablar de las cmarasde seguridad y los patrulleros que de Clarn y ladictadura. Quizs sucedi que, en el esfuerzo decristinizarse, ambos desdibujaron su perfil, quees precisamente por lo que fueron elegidos, yterminaron tocando una cuerda disonante, for-zada: Kunkel hay uno solo, y no hace falta serDurn Barba para saber que la confusin es elpeor pecado del marketing poltico.

    Pero no todo est dicho. Mi tesis es que el kir-

    chnerismo tiene espacio para mejorar su per-formance porque, contra lo que suele pensarse,

    Argentina est lejos de ser Venezuela, donde unslido 49 por ciento chavista choca contra un nomenos rgido 49 por ciento opositor, y la suertese juega en esos dos o tres puntos y en los nivelesde participacin (no es casual que en Venezuelase registre la asistencia electoral ms alta de laregin a pesar de que el voto es optativo). Lejosde la asfixiante polarizacin bolivariana, el pa-norama aqu es ms bien el de dos polos durosen torno al 30 por ciento, mientras que el restoasume la forma de un electorado flotante sus-ceptible de inclinarse a uno u otro lado segn lacircunstancia econmica, si se trata de una elec-cin ejecutiva o legislativa y la oferta de candi-datos. En suma, el kirchnerismo tiene la posibi-

    lidad de abandonar el lugar de minora inten-sa en el que a veces parece recluirse, como esosgenios frustrados que creen que son los demsquienes no los entienden, para reconquistar aporciones ms amplias del electorado, incluso siello implica apostar todo a candidatos que fun-cionan ms como significantes vacos (1) quecomo soldados de la causa.

    Peronismo de la normalidadEl nuevo panorama poltico podra estar sugirien-do algo ms. Como se sabe, los tres grandes lde-res del peronismo fueron esencialmente lderesde crisis. Pern asumi el gobierno tras el colapsodel orden conservador y en medio de la convul-sin mundial producida por la Segunda Guerra.Menem lleg al poder tras la renuncia de Alfonsn

    y en el contexto de descomposicin del modelo dedesarrollo hacia adentro del ltimo medio siglo.En 2003, Kirchner se hizo cargo del pas luego dela salida anticipada de Duhalde y con los efectosdel estallido del 2001 todava presentes. Los treslograron recuperar la gobernabilidad poltica yrelanzar el crecimiento econmico. Cada uno a sumodo, fueron creadores de un orden.

    Quizs el principal desafo pase hoy por laconstruccin de un peronismo de la normalidad.

    Si se mira bien, el triunfo de Massa, la candidatu-ra de Insaurralde y el rol protagnico que adqui-ri Scioli refieren a tres dirigentes que combinancontinuidad y cambio en proporciones variadas,que ofrecen una mezcla bien estudiada de barria-lidad, sentido comn y gestin, y cuyo perfil seexplica en esa escuela de adaptabilidad y mimeti-zacin que es el conurbano (el duhaldismo comocultura poltica). Su ascenso tal vez pueda ser le-do como un reflejo de la bsqueda por parte de lasociedad de un atemperamiento de las pasiones:polticos normales para un pas normal.

    De ser as, estaramos tanto ante un triunfodel kirchnerismo, que fue el gran constructor deesa normalidad, como frente a una muestra desus limitaciones, sobre todo a la hora de dejarde lado las grandes picas y ajustar la sintonade las polticas pblicas en materias tan diver-sas como el transporte, la salud y la educacin.

    Avanzar en soluciones para estos temas reque-rira dejar de lado el estilo decisionista que ca-racteriza al gobierno y desarrollar una serie dedestrezas nuevas: sofisticacin tcnica, cons-truccin de equipos, miradas institucionalesms matizadas; un hilado fino que supone dosisde paciencia y negociacin e incluso mesas deconcertacin que articulen intereses de diver-sos actores polticos y sociales.

    El permetroEl contexto en el que se producen estos movi-mientos es el del auge de los commodities. Co-mo resultado de la sensata decisin oficial de noendeudarse, de la no tan sensata dificultad pa-ra atraer inversin extranjera directa y de la de-finitivamente insensata balanza energtica, la

    sustentabilidad del modelo macroeconmicodepende en buena medida de la exportacin dematerias primas, no porque Argentina no pro-duzca otras cosas sino porque el comercio exte-rior es la fuente casi exclusiva de dlares para laeconoma. Miguel Bein, a quien siempre convie-ne escuchar, explica que las crisis que azotaronnuestra alterada historia econmica tuvieron suorigen indefectible en una restriccin del sectorexterno: mientras haya dlares hay vida.

    Por eso, aunque tal vez sea exagerado hablarde una reedicin en tiempo de descuento del

    viejo modelo agroexportador, no caben muchasdudas de que la era de los commodities es a la

    vez la garanta y el lmite de nuestra economa,en una lgica que une a la expansin fiscal distri-

    butiva con el monocultivo de soja (y a ste con el

    glifosato). El cable submarino que conecta a laAsignacin Universal con Monsanto.Pero as como la ltima dcada est marcada

    por la economa de los commodities, han ido sur-giendo tambin, ms lentamente, lo que podra-mos llamar polticas commodities, en el sen-tido de polticas genricas y susceptibles de serutilizadas indistintamente por diversos candi-datos, y que se han incorporado de manera mso menos explcita al programa de los lderes con

    El discreto encanto de lospolticos commoditie

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    por M. Esperanza Casullo*

    posibilidades ciertas de llegar al poder.Me refiero, por ejemplo, a un diseo tri-

    butario con nfasis en las retenciones,que ningn poltico serio, por ms queproclame su amor al c ampo, proponeeliminar (recordemos, por citar sloun par de casos, que uno de los aseso-res econmicos de Sergio Massa es Ro-

    berto Lavagna, que fue quien im pusolas retenciones en tiempos de Duhalde, y que laestrella emergente de UNEN, Martn Lousteau,es nada menos que el autor de la 125). Del mismomodo, la Asignacin Universal ha sido festejadapblicamente incluso por Francisco de Narvez yMauricio Macri, a quienes probablemente nuncase les hubiera ocurrido implementarla en caso dehaber sido presidentes pero que ahora la aceptan

    y hasta prometen defenderla.Lo que quiero decir con esto es que la era de los

    commodities impone una doble frontera de pol-ticas, por derecha a un gobierno que depende dela soja para garantizar la gobernabilidad econ-mica, y por izquierda a una oposicin que no tie-ne ms remedio que incorporar a su discurso al-gunos de los avances sociales de la ltima dcada.Los commodities son el permetro de las posibili-dades de nuestra democracia y, al mismo tiempo,los que habilitan el ascenso de lo que estirandoapenas la metfora podramos llamar polticoscommoditie (Scioli, Massa, Insaurralde): lderesque se sienten evidentemente cmodos dentro deese permetro y que, tal vez por eso, pueden jugara ambos lados de la Lnea Maginot entre oficialis-mo y oposicin trazada por el kirchnerismo.

    Final

    El socilogo Adam Przeworski define a la de-mocracia como la incertidumbre institucio-nalizada (2), una combinacin siempre tensade previsibilidad y transformacin en la que laselecciones funcionan como mini revolucionesprogramadas para introducir, cada tantos aos,el cambio poltico. Como en un buen trago, porejemplo un Old Fashioned (3), todo depende delas proporciones: si la democracia del cambiopermanente puede ser vista como una aperturaa los impulsos transformadores de la sociedad,tambin puede ser un signo de la imposibilidadde construir colectivamente un orden que per-mita sostener esos cambios. Tal vez el ascenso delos polticos commoditie exprese la voluntadde la sociedad de consolidar lo logrado.g

    1.Tomo el concepto de Ernesto Laclau.

    2.Adam Przeworski, Ama a incerteza e sers democrtico,

    enNovos Estudos CEBRAP, N 9, San Pablo, julio de 1984.

    3.Cuatro partes de bourbon, una cucharada

    sopera al ras de azcar, dos gotas de bitter, un

    chorrito de soda, una rodaja de naranja.

    Le Monde diplomatique, edicin Cono Sur

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    Mucho se ha escrito en los lti-mos aos sobre el giro a la iz-quierda de Sudamrica. Tanslo hace tres aos, dos terciosde los habitantes del subconti-

    nente vivan en pases gobernados por la izquierdao la centroizquierda, contando entre ellos a Chile,Brasil, Argentina, Ecuador, Venezuela, Uruguay,Bolivia y Paraguay.

    Visto retrospect ivamente, pareciera que esemomento, ms que marcar un giro permanente, fueel punto mximo de una marea que fue seguida porun cierto reflujo. Desde entonces, Sebastin Pie-ra sucedi a Michelle Bachelet en Chile, FernandoLugo fue destituido en Paraguay y el chavismo ve-nezolano descendi a una situacin de mayor fra-gilidad luego de la muerte del lder. En Argentina,el gobierno parece tener dificultades para imponeral peronismo un sucesor ideolgicamente afn.

    Significa esto que la regin va a enfrentar uncambio de orientacin? Viviremos un retorno aun panorama de liberalismo poltico, libremerca-dismo econmico y administracin tecnocrticacomo en el Consenso de Washington?

    Ciertamente, muchos lo creen as. Una situa-cin financiera mundial ms complicada para losmercados emergentes y la baja de los precios de lasmaterias primas pareceran mostrar que el margende maniobra se ha angostado. Por ejemplo, en sueditorial del 25 de agosto pasado, elFinancial Ti-mes sostuvo:La marea rosa retrocede en AmricaLatina, y aventur que el populismo de izquierdaha alcanzado sus lmites y que los gobiernos de losprximos aos sern pragmticos y debern in-clinarse por opciones duras para corregir los ex-cesos distributivos.

    Una hiptesis para prever hasta qu punto lospases sudamericanos retrocedern a recetas neoli-

    berales de gobernabilidad es la siguiente: as como laamplitud del giro a la izquierda estuvo determinadapor la dureza relativa de las crisis del neoliberalismode fines de los 90 (aquellos pases que sufrieron cri-sis fuertes giraron ms a la izquierda, mientras quelos que no las atravesaron se mantuvieron en el cen-tro), ser la existencia o no de crisis econmicas ysociales graves la que determine la amplitud de unposible giro a la derecha en los pases de la regin.

    Vale decir: sin los efectos disciplinadores de unamegacrisis social y poltica como las que vivieron afines de los 80 o principios de los 90 Argentina, Bo-livia, Ecuador y Venezuela, ser difcil hacer quelas sociedades civiles y polticas (hoy ms movili-zadas y fortalecidas) de estos pases acepten nue-

    vos programas de recorte del gasto pblico, priva-tizacin y austeridad. Es por esto que, en este mo-mento de relativa debilidad, preservar la estabili-dad econmica y social debera ser el inters prin-cipal de los gobiernos de izquierda de la regin, afin de consolidar institucionalmente lo ganado enestos ltimos quince aos.g

    *Politloga.Le Monde diplomatique, edicin Cono Sur

    Capital Intelectual S.A.

    Le Monde diplomatique (Pars)

    La circulacin de

    Le Monde diplomatique,

    edicin Cono Sur, del mes

    de agosto de 2013 fue de

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    Mirar lasmareas

    Editorial

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    Una nueva imaginacin

    emancipadora

    Una aparente quietud mece a la islaque alguna vez excit la imaginacinrebelde de buena parte de la huma-nidad. Y sin embargo se mueve. Tresdispositivos clave del socialismo cu-

    bano fueron modificados en los ltimos aos, pesea predicciones autctonas y forneas. Mutaciones

    que, consideradas en s mismas, no poseen espe-cial relevancia; pero en Cuba ciertas contingenciasadoptaron el estatuto de lo inamovible, incluso de loinnombrable. Las famosas cuestiones de Estado.

    La primera sacudida fue el alejamiento de Fi-del Castro del comando poltico del proceso. Sie-te aos pasaron de aquella transicin que sumi atodos en la incertidumbre. Las ms recientes apa-riciones pblicas de Fidel resultaron impactantespara los cubanos de a pie: el lder histrico, el in-

    por Mario Antonio Santucho*

    Clima de efervescencia en la isla

    vencible estadista, aquella inagotable fuente de le-gitimidad, hoy sobrevive en el cuerpo de un viejitoque apenas susurra, mientras su luz se apaga len-tamente. El Comandante en Jefe pronto morir enpaz con su obra y consigo mismo, aun si sus mscaros anhelos no llegaron a convertirse en reali-dad. Y la poblacin le dir adis como a un ser en-

    traable, sin la angustia que supona afrontar eltan temido vaco de poder.

    La segunda variacin que puso patas para arri-ba a este socialismo o bsesivamente estatal fue laemergencia de una nueva y vigorosa economa po-pular. Miles y miles de cuentapropistas y peque-os emprendedores volvieron a experimentar laadrenalina de su propio negocito y a entusiasmar-se con un horizonte de ingresos ms abultados.Hubo que esperar aos para que el Estado se des-

    prendiera del monopolio en aquellos rubros quepeor funcionaban. Por ejemplo, la gastronomaminorista. O el transporte urbano de pasajeros. Laventa de materiales para la construccin. Y la pe-quea produccin agropecuaria.

    La tercera, la ms aorada, fue tambin la msreciente: el fin de la prohibicin de viajar al exte-

    rior sin autorizacin expresa del Estado, que su-pone tambin la venia a quienes se fueron y no hanpodido regresar. La nueva legislacin migratoriaabre la posibilidad de dar vuelta una pgina par-ticularmente dolorosa para la revolucin cubana.El socialismo real, en todas sus expresiones, nuncapudo explicar su tendencia al autoencierro, porquenunca existi razn suficiente para ello.

    Todava es imposible medir la orientacin de-finitiva de estas y otras medidas impulsadas por

    DossierCuba:tiempo decambios

    Hace pocos aos, el alejamiento de Fidel Castro del poder generaba angustia y

    desconcierto. Hoy, con su hermano menor Ral en el gobierno, Cuba vive cambiosprofundos como la reforma de la ley migratoria y la emergencia del cuentapropismo ensu estructura social y econmica. Nuevas aspiraciones palpitan al calor del nuevo siglo.

    Sub.coop

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    Ral Castro con aires de irreversibilidad. Se-mejante giro reformista sorprendi a la opinin

    mayoritaria, que antes de asumir consideraba alhermano menor como un duro defensor del sta-tu quo. La ebullicin social y cultural que se vi-ve resulta saludable y bienvenida, aunque variosesquemas se rompan y la conduccin unvoca delproceso se complique.

    Un gigante dormido, invertebrado y ambivalen-te ha comenzado a desperezarse. Habr que ver silas reservas ideolgicas forjadas durante medio si-glo de revolucin en el poder, que alcanzaron paraaguantar los trapos tras la crisis de los noventa, serncapaces de traducir esta vibrante mescolanza en lostrminos de una nueva imaginacin emancipadora.

    Los sabores de la infancia son inextinguibles porquedeterminan el gusto de una persona. Del mismo mo-do que las primeras vivencias de un nio con su ma-

    dre influyen en la afectividad del adulto. No es quelas experiencias posteriores signifiquen poco en eldevenir de los individuos, pero las marcas de origenpersisten como referencia y parmetro hacia las queremitimos una y otra vez toda novedad.

    A nivel colectivo, la cocina es la infraestructu-ra material donde se asienta la cultura de los pue-blos. La comida no slo provee las energas necesa-rias para que los cuerpos hagan su trabajo; tambinconstituye una fuente de inspiracin, prescribehumores, fundamenta estilos. En el caso cubano,la cuestin culinaria ha llegado a ser objeto de al-gunas de las mejores pginas de la literatura nacio-nal, desde las eruditas disquisiciones de Carpen-tier hasta las lascivas cenas de Mario Conde y susamigos en las novelas negras de Padura.

    El surgimiento de las paladares, la reapari-cin de los agro-mercados barriales y la generali-zacin de una mirada de pequeas cafeteras sig-nificaron un cambio de etapa en la isla. Atrs que-daba la racionalizacin del acceso a los alimentos,que garantiz una dieta digna pero homognea atoda la poblacin. Atrs quedaba tambin la trau-mtica escasez del Perodo Especial (eufemismoutilizado por el gobierno cubano para referirse ala furiosa crisis econmica de los noventa). De gol-pe, los antiguos manjares hicieron su reapariciny una multiplicidad de aromas inund pueblos yciudades. La calle volvi a ser escenario de perma-nentes degustaciones, capaces de alegrarle el da alms atribulado de los transentes. Ponme un ca-f y un masarreal. Vaya tu man tostado con sal.Dame pan con timba y jugo de tamarindo, mi so-cio. Coquitooooo. Hay guarapo?.

    Cientos de sabores se enseorean, inabarca-

    bles. Los ojos de quienes crean haber olvidadobrillan de ilusin glotona. Batido de gofio, chibiri-co, tortica, pan con lechn, pur de malanga, fufde pltano, mermelada de guayaba, panetela bo-rracha, champola, ropa vieja, potaje de chcharo,tostones, cangrejito de jamn.

    Pero hay otra sensacin que tambin vuelve, in-evitable. La llaman dolor de bolsillo.

    La minera y el turismo son dos de los principalesrubros de la economa cubana. En ambos el Estadose asoci con empresas transnacionales para explo-tar las riquezas de la isla. Los inversores extranjerosaportan financiamiento y tecnologas; las empresasestatales proveen los recursos naturales y la manode obra barata. Estos negocios generan importantesrentas extraordinarias y constituyen la pata neolibe-

    ral del modelo postsocialista en construccin.Las condiciones de trabajo en los complejos

    tursticos son muy duras, especialmente en aque-llos enclaves reservados para el visitante estn-dar. Diariamente ingresan miles de laburantes acayos o pennsulas repletos de hoteles all-inclu-sive; se ponen a las rdenes de infa mes gerenteseuropeos, experimentan una asimetra alevosaen la relacin con cl ientes que siempre tienen larazn (y varios caprichos ms), perciben salarios

    bajsimos y no cuentan con una cobertura sindicalefectiva. Aun as, son empleos apetec idos por el

    comn de los cubanos, por su contacto con la mo-neda fuerte y la promesa de escalar en una indus-tria pujante. La pregunta obvia es cundo y cmoresurgir la vieja lucha de clases. El interrogantean permanece ausente, en un pas donde el mar-xismo-leninismo es la ideologa oficial que se ma-ma desde chico en las escuelas.

    Sin embargo, desde que los cubanos pueden re-convertir sus casas en hosteras para alojar legal-mente a los turistas (hoy el 20% de los extranjerosque vacacionan en el pas se hospedan en vivien-das particulares), o establecer restaurantes ho-gareos de los ms diversos estilos, recauchutarsus viejas mquinas de la dcada del cincuenta entaxis hper-rentables, hay una disputa sorda porla captura de las divisas que ingresan al territorionacional. Por un lado, las grandes cadenas hotele-ras y gastronmicas; por el otro, ese vasto tejido

    variopinto que constituye la economa popular.Por un lado, grandes y sonantes inversiones; porel otro, el invento y el ingenio de la poblacin.Por un lado, las mejores locaciones, por su ubi-cacin cntrica o con vista al mar; por el otro, unlaberinto inacabable de interiores donde prima lacalidez humana y asoma un nuevo vnculo entreel adentro y el afuera.

    La marea turstica no ha parado de crecer desdeque el campo socialista se desmoron. Ya son cercade tres millones los que aterrizan anualmente entierras cubanas. Pero la gran tajada del negocio to-dava est por venir. Dicen que en las altas esferasya se preparan para recibir las hordas yanquis quebajarn cuando se libere la prohibicin de gastarsus dlares en el caimn caribeo. Tal cimbronazose sentir en todos los niveles, desde las ms bsi-cas cuestiones de infraestructura hasta en el inma-terial plano de la ideologa.

    El flaco Sandor tiene cuarenta aos y cada da quepasa crece su nostalgia por la banda de compinchesdel pre-universitario Jos Mart con quienes vivia pleno el despertar de los noventa. De aquel in-olvidable grupo de amigos slo l sigue residien-do en el pas. Despus, nunca ms tuve un broerde verdad, dice melanclico. Con el nuevo siglose gradu de economista y hoy convive con su no-via y su suegra en uno de los barrios ms popularesde Guanabacoa, municipio capitalino famoso porla alta densidad de negros y por la fuerza con que sepalpitan all las religiones afrocubanas.

    Desde que trabaja en el cabaret Tropicoco, San-dor ya no es tan flaco. Cuando lo nombraron admi-

    nistrador del Caf Samia, imagin que nada ni nadiepodra malograr su meterica carrera de funcionariogastronmico. Era un cuadro joven y con energa enascenso, en un momento del pas donde la innova-cin volva a valorarse, luego de aos de inercia.

    No fue tan difcil cumplir con el primer obje-tivo de conformar un equipo de trabajo unido, enbase a su habitual simpata y a un criterio elemen-tal de justicia redistribut iva. Pero a poco de andarapareci lo inesperado. La competencia. A metrosdel afamado centro nocturno floreci una pala-dar que prosper raudamente, multiplicando lasmesas y la oferta. Sus dueos la bautizaron Wacawaca y colgaron en la puerta un cartel lumnicoque dice Open y nunca se apaga.

    Sandor quiso entonces mover algunas fichas:propuso bajar la cerveza a un peso, en lugar deuno con veinte, comprar dos plasmas para exhi-

    bir videoclips e introducir algunas novedades enla carta. Nada de eso fue posible. Los precios y elmen se determinan de manera frreamente cen-tralizada. Los televisores fueron solicitados a lainstancia correspondiente, pero dos aos despustodava no haban sido otorgados.

    Por otra parte, el Flaco empez a sufrir las tpi-cas presiones del apetecible cargo. Administrar unrestaurante estatal en Cuba constituye un sitial es-tratgico para desviar productos hacia la actividad

    negra, donde la rentabilidad se multiplica. Aquelfuncionario que no se avenga al trapicheo ilegal ge-

    neralizado suele ganarse el desprecio de sus subal-ternos habituados al imprescindible complementosalarial. Y es que sin ese plus los sueldos resultanfrancamente intolerables. El jefe que s se adapta alfuncionamiento lgico de las cosas corre el riesgode ser acusado por malversacin de fondos y siem-pre hay algn advenedizo que aspira a ocupar el lu-gar de privilegio. La carrera empresarial al interiordel Estado cubano es un campo minado y los ni-

    cos que han podido tran-sitarla con cierto xitohan sido los militares.As fue como el prome-tedor ascenso de Sandordevino una trampa. Sinalternativas, prefiri re-nunciar. Y ahora admi-nistra el humilde come-

    dor obrero del cabaret,mientras piensa cmovolcar su mpetu em-prendedor hacia el in-cipiente sector privado,cada vez ms pujante.Al Estado no le trabajoms, concluye.El principal escollo paraprosperar en el mbito

    mercantil, que por primera vez lo seduce, es el fi-nanciamiento. Sandor se ilusiona con reunir a losviejos socios del Mart en torno a una inversin co-mn en el centro de La Habana.

    Un panel de lujo discuti la situacin de la indus-tria editorial cubana, en el marco de la Feria Inter-nacional del Libro. El pblico, sorpresivamenteescaso, escuch primero la intervencin del escri-tor Pedro Juan Gutirrez, provocador serial, con-siderado por la prensa cultural como una suerte deBukowski caribeo. Pedro Juan vive la mitad delao en Madrid y el resto de los meses en una ca-sa que compr en Santa Mara, la mejor playa dela capital cubana. El autor deEl rey de La Habanacuestion la imposibilidad de importar libros edi-tados en el extranjero durante los ltimos cincuen-ta aos y consider a esa falencia como la principalrazn del encapsulamiento literario que se respi-ra en la isla. Muchos de los autores contempor-neos ms importantes no han sido ni sern ledosen Cuba. Se trata de un dao cultural i rreversible,consider. Si bien podra rastrearse en los iniciosdel proceso revolucionario una prohibicin de cor-

    te ideolgico, el verdadero motivo del aislamientotiene que ver con la incapacidad financiera del paspara comprar libros en el exterior que tendran quevenderse en un improbable mercado interno en di-visas. Aun si la industria loca l creciera exponen-cialmente, el problema de fondo no sera resuelto.

    A continuacin, Leonardo Padura. Escritor in-signia de la literatura cubana actual, vecino delbarrio Mantilla en la periferia capitalina, apasio-nado terico del bisbol. Padura recibi el PremioNacional de Literatura 2012, lo cual fue interpre-tado como un guio de la direccin poltica haciaciertas trayectorias insistentemente crticas. Perosus libros no se consiguen en las libreras del pas.Las escasas ediciones de su obra se agotaron encuestin de minutos. Y largas colas de lectores seanotan para acceder a los pocos ejemplares quecirculan deEl hombre que amaba a los perros. La

    industria editorial cubana nunca va a salir a flotesi el nico fundamento de su existencia es el sub-sidio estatal. Tiene razn Pedro Juan cuando diceque sin un mercado literario propio, el atraso eneste rubro seguir siendo crnico. Acto seguido,Padura explica el modelo Tusquets, una empresade la que participa y en la que c ree. La casa edi-torial catalana en la que publico no est entre lasms grandes, que son transnacionales; pero tam-poco es chica, como tantas que se insertan en

    Lo que ms

    preocupa a

    ciertas reas de la

    intelectualidad y

    la militancia crtica

    es el deterioro

    del horizonte

    emancipador.

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    ciertos nichos para sobrevivir. Ese tamao me-diano es interesante, porque les permite sostenerun proyecto cultural propio, y a la vez delinear unesquema econmico sustentable. Tusquets poseecuatro o cinco escritores que venden muchsimosejemplares, entre los cuales me encuentro yo.Luego hay autores menos exitosos desde el puntode vista comercial, que engrosan el catlogo. Y ca-da ao se publican algunos libros con nimos ex-perimentales, incluso poesa, que son financiadospor los tanques ms vendedores.

    El cierre qued a cargo de Zuleica Romay, pre-sidenta del Instituto Cubano del Libro, estilo dedirigente que slo una revolucin como la cubanapuede engendrar. Intensamente prieta, duea de unhabla a la vez culta y silvestre, de una gestualidad re-finada e irreverente, Zuleica entrelaza fragmentosde frescura caribea y pensamiento conceptual. SulibroElogio de la altea o las paradojas de la raciali-dadgan el Premio Extraordinario otorgado por laCasa de las Amricas al mejor estudio sobre la pre-sencia negra en la Amrica contempornea. A pesarde su admiracin por quienes la antecedieron en lapalabra, la funcionaria asumi la polmica y defen-di el carcter subsidiado de la industria nacionaldel libro. Lo principal es defender la singularidad

    e independencia de criterio de nuestros autores ylectores, incluso si eso supone cierto aislamientooatraso. Cuando el mercado orienta la produccincultural, aun si se trata de empresarios de buen gus-to e ideologas progresistas, los criterios pedaggi-cos o polticos pasan a un segundo plano y tarde otemprano quedan en el olvido.

    Zuleica reconoci la incapacidad de la indus-tria de poner en circulacin la literatura contem-pornea cubana, especialmente aquellos best se-llers agotados o nunca publicados en la isla. Perotambin ofreci datos frescos sobre los ttulos msvendidos en la ltima Feria: La literatura infantil,como siempre; todo lo relativo a la religin afro queaparece, vuela; y, quin adivina cul fue el gneroque ms creci en las ventas este ao? Los manua-les de autoayuda! Pa que t sepa.

    La sorpresa desfigur los rostros presentes, segui-

    da por un suspiro de fatalismo generalizado.

    Yoandr y Urg ells C obas es uno de l os m ejorespeloteros surgidos de los equipos capitalinos entiempos recientes. Debut en la ltima tempora-da del siglo XX y fue elegido novato del ao. Des-de entonces juega en Industriales, la formacinms popular y gana dora del bisbol cubano. Ur-gells es zurdo y tiene grandes condiciones para

    el bateo, aunque tambin se destaca en la defensi-va. Adems, es rpido, picante, entrador. Integrla seleccin nacional que particip en los JuegosOlmpicos de Atenas 2004 y en Beijing 2008, via-j a la Copa Mundial de Ro tterdam 2005 y la deTaiwn 2007, estuvo en los Paname ricanos de Rode Janeiro 2007 y en otras competencias interna-cionales. Pero hace dos aos sufri una les in quelo alej de los estadios. Y aunque est de vuelta,todava no ha logrado recuperar su excepcionalperformance de antao.

    En una de sus contadas apariciones durante la pa-sada serie nacional, Yoandry conect un importantejonrn. Al finalizar el inning fue a saludar al pbli-co platesta y un chico de diez aos le dijo: Urgell,tremendo batazo!. Mitad en serio mitad en broma,el dolo le respondi: Coo chama, vengo a salu-darte y me dices payaso?. El nio qued petrificado,a medio camino entre la risa y el llanto.

    En los entrenamientos industrialistas que se rea-lizan en el estadio Changa Mederos de la Ciudad De-portiva, Yoandry siempre tiene un chiste entre dien-tes. Mientras precalientan, ironiza sobre las pobrsi-mas condiciones del deporte de alto rendimiento enla isla. Cualquiera de ellos podra ganar millones enlas Grandes Ligas de Estados Unidos. Sin embargo la

    mayora se queda. Y todo les cuesta un triunfo.El principal problema a medida que pasa el tiem-po es la motivacin. Quince aos en la misma escua-dra, luego de haberlo ganado todo, para qu seguiresforzndose? Wilber de Armas, uno de los coachsdel equipo habanero, percibe el desnimo de Urge-lls y lo increpa delante de sus compaeros: T mis-mo ests decretando el fin de tu carrera. Cada vez en-trenas menos y, mira como vienes vestido! Te pare-ce que se puede venir en short al entrenamiento?.Yoandry responde como puede, improvisa y contestaalgo revelador: Cmo t quieres que venga vestidosi hace cinco aos que no viajo?.

    Salir al extranjero fue el gran trauma de todo cu-bano nacido a partir de 1959. Quienes conseguanel permiso de viaje deban formularse una pregun-ta muy ntima: quedarse afuera o regresar. Segn elrgimen migratorio socialista, que prohiba el libre

    movimiento a sus ciudadanos, la alternativa se plan-teaba en trminos de una infame desercin o unareafirmacin revolucionaria. En el caso de los de-portistas de alto nivel, participar de las competen-cias internacionales era la oportunidad para conse-guir indumentaria y equipamientos que en la isla es-casean. Es comn que a estos atletas les lluevan ju-gosas ofertas y quienes aceptaban asuman el riesgode no regresar nunca ms a su tierra. Hasta que el 14de enero de este ao comenz a regir la nueva ley mi-

    gratoria, que elimina el permiso de salida otorgadodiscrecionalmente por el Estado cubano.

    Desde entonces se especula con la inminente ha-bilitacin de los peloteros locales para que jueguenen las ligas del exterior. Y se multiplican los viajesde fogueo, como premio al buen desempeo. Tal vezUrgells encuentre ahora un nuevo estmulo.

    Para el bisbol cubano abrirse al mundo implica-r una saludable actualizacin, seguramente un cre-cimiento. Mientras tanto, el gran desafo ser impe-dir que la popular liga local se deshilache diezmadapor la fuga de talentos, como sucedi en RepblicaDominicana, Venezuela, Puerto Rico, Mxico y en elresto de los pases latinos que nutren con sus estre-llas a los equipos yanquis.

    Los grandes logros histricos de la revolucin cu-bana se han ido devaluando. La educacin pbli-ca atraves una crisis profunda de la que an no

    logra recuperarse; el sistema mdico mantienesu importante cobertura en atencin primaria,pero no logra garantizar la totalidad de los medi-camentos; las organizaciones de masas que en suorigen encarnaron la emergencia de un autnticopoder popular, como las Asambleas o los Comi-ts de Defensa de la Revolucin, hoy constituyeninstancias burocrticas sin aptitud cuestionado-ra ni capacidad de movilizacin y, en lo referidoa la igualdad entre distintos estratos de la socie-dad, el retroceso ha sido ma nifiesto. Pero lo quems preocupa a ciertas reas de la intelectualidady la militancia crtica es el deterioro del horizon-te emancipador (luego de la ruina del socialismodel siglo XX) y el consecuente agotamiento de laimaginacin poltica e ideolgica. A pesar de to-do, Cuba sigue siendo fuente de inspiracin en va-rios sentidos. Por pura tozudez.

    Una de las ltimas obsesiones de Fidel en el go-bierno fue la apuesta continuada por insertarse enel mercado mundial en base a criterios de coopera-cin. El longevo estadista intuy que los trminosdel intercambio establecidos con el campo socialistano haban sido apenas una protuberancia de la frageopoltica bipolar, y podan ser recreados atendien-do a las nuevas condiciones globales. Rpido de re-flejos, el Fifo (como alguna vez le dijeron con ca-rio en la isla) aprovech la aparicin de gobiernosdispuestos a experimentar relaciones internaciona-les ms justas en Amrica Latina y se lanz a experi-mentar nuevas modalidades de comercio con Vene-zuela, Brasil, Ecuador, Bolivia y hasta cierto puntoArgentina. As surgi la idea (brillante) de exportarprofesionales mdicos y deportivos, es decir conoci-miento y atencin, a cambio de combustible y crdi-

    to. De este modo se sostiene nada menos que la ecua-cin energtica del pas.El hermano Ral tambin tiene credenciales

    para mostrar. En ocasin de asumir la presidenciapro temporede la Comunidad de Estados Latinoa-mericanos y Caribeos (CELAC), Ral Castro dijo:Ayer se habl aqu de que haba drogas y narco-trfico en todos los pases del continente, y quierosolamente aclarar que en Cuba no hay drogas. In-tentaron. Existen ms de 250 detenidos de diferen-tes pases extranjeros por introducir drogas. Hoyslo se encuentra un poquito de marihuana que secosecha en cualquier maceta de cualquier ciudad,pero drogas no hay ni habr. Slo quiero expresaren relacin a este tema, que se pueden tomar medi-das. Seguramente, si uno le pone empeo, podrhallar variedad de sustancias en La Habana. Perolo cierto es que el narcotrfico fue combatido y to-

    talmente neutralizado en la isla. Y eso es algo quese siente. Se respira. Se disfruta.

    El 22 de diciembre de 1961 el gobierno revolucio-nario declar a Cuba territorio libre de analfabe -tismo. Cincuenta aos despus, el mismo gobiernoasegura contar con un territorio libre de narcotrfi-co. Cuestiones laterales, que hacen la diferencia.g

    *Integra el Colectivo Situaciones y es editor de la Revista Crisis.

    Le Monde diplomatique, edicin Cono Sur

    DossierCuba:tiempo decambios

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    Una entrega cada bimestre:

    China (marzo),Brasil(mayo), India (julio),frica(noviembre)

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    Eppur si muove

    Alo largo del ltimo lustro la palabracambio ha ido perdiendo su con-notacin polticamente diablicaen Cuba. Tan terrible resultaba lasola mencin (y hasta el sueo) deuna posibilidad de cambios, que

    en el ao 2002 incluso se modific la Constitucinpara patentar, en la Ley Suprema, que en el pas na-da cambiara, por los siglos de los siglos. Aunquedesde la perspectiva del materialismo dialctico,que debera regir las doctrinas socialistas cuba-

    nas, la inmovilidad perpetua no resulta algo pre-cisamente muy doctrinario, se legisl y aprob deforma constitucional la irrevocabilidad del sistemasocioeconmico establecido, o sea, el socialismo,pues Cuba no volver jams al capitalismo, se-gn concluye el texto en una de sus adecuaciones.

    La grave situacin econmica y social que desdeentonces se fue perfilando en el pas (recin salido dela devastadora crisis de la dcada de 1990, el eufems-ticamente llamado Perodo Especial en tiempos de

    por Leonardo Padura Fuentes*

    Poltica y reformas al son de un nuevo ritmo

    paz) vena marcada por lastres como la improduc-tividad de la empresa socialista, la ineficiencia de lossistemas de produccin y distribucin de productosagropecuarios, la corrupcin en los ms diversos ni-veles y frentes, el desvaro de la poltica del pleno em-pleo (las conocidas plantillas infladas), la fuga deprofesionales en especial profesores e incluso m-dicos e ingenieros hacia otras actividades ms ren-tables como la industria turstica o la conduccin detaxis clandestinos (el boteo), en fin, el resquebra-jamiento del orden econmico, social y hasta moral.

    La conjuncin de estas problemticas fue cre-ciendo en el pas e hizo aun ms evidente la nece-sidad de que siempre dentro del sistema polticodel partido nico (el comunista) desde las altasesferas de decisin se comenzara a clamar por laintroduccin de aquello que el propio presidenteRal Castro, ya convertido de manera oficial en re-levo del enfermo lder histrico, llam cambiosestructurales y conceptuales. Una serie de movi-mientos, casi todos centrados en la esfera econ-

    mica, que han ido dando forma muy lentamenteal nuevo rostro de la vida cubana... con proverbialcautela, pero lo van moldeando y haciendo dife-rente. En pocas palabras: lo van cambiando.

    La emergencia del cuentapropismoAunque desde perspectivas forneas bien puedeparecer que en Cuba pocas cosas han sufrido mu-taciones, la realidad es que, sin llegar a tocar las es-tructuras polticas fundamentales, muchas han si-do las transformaciones emprendidas. Y si sus re-

    sultados an son poco visibles o esenciales, se debems a la falta de profundidad hasta ahora alcan-zada que a una cuestin numrica. Porque justa-mente esa falta de movimientos ms radicales y losprricos resultados obtenidos con algunos de loscambios efectuados advierten sobre la necesidadde llegar a asuntos de fondo, al menos en las estruc-turas econmicas de la nacin caribea.

    Entre las diversas transformaciones ya em-prendidas y en proceso de ampliacin, quizs la

    DossierCuba:tiempo decambios

    Desde que Fidel Castro declar a fines de 2010 que el modelo socialista cubano ya

    no funciona, varios cambios vienen teniendo lugar en la isla caribea. Aunque noson todava tan radicales, lo cierto es que generan nuevos desafos y habilitan elsurgimiento de debates sobre temas durante mucho tiempo postergados.

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    ms notable sea la revitalizacin y ampliacin deltrabajo por cuenta propia, o sea, el empleo indivi-

    dual o en pequeas empresas al margen del Esta-do, aunque limitadas por ste para que no se con-viertan en grandes generadoras de ganancias. Setrata, por lo general, de oficios simples (algunosde ellos decimonnicos: aguateros, reparadoresde monturas o de paraguas, etc.) y algunos servi-cios, sobre todo gastronmicos.

    Dos elementos, entre otros, movieron a tomaruna decisin que en la prctica derogaba la polticade la ofensiva revolucionaria de 1968 que, en unexceso de ortodoxia y afn de control, elimin ca-si todas las formas de produccin privadas sobre-vivientes de las grandes intervenciones y naciona-lizaciones de los primeros aos revolucionarios ylas coloc y casi siempre destruy en manos deltotalizador Estado socialista cubano. Cierto es quea mediados de 1990, cuando la crisis ajust hasta laasfixia los cinturones de los cubanos, se admiti la

    reapertura de esa posibilidad laboral, pero de for-ma tan limitada y asediada que muy pocos de losque entonces optaron por sumarse a ella lograronsobrevivir a las tasas impositivas, los continuoschequeos y el pequeo espacio comercial que lesfue concedido para su desarrollo. Resulta evidenteque a esa solucin de emergencia le falt una ver-dadera voluntad poltica capaz de alentar el traba-jo privado (que implica una cuota de independen-cia social y econmica para el individuo), el cualahora, segn los discursos oficiales, tiene todo elapoyo del gobierno... pago de impuestos mediante.

    Los elementos en juego en estos momentos hansido, primero, la evidencia al fin reconocida de queel Estado/gobierno era incapaz de mantener ensus puestos de trabajo a la casi totalidad de la po-blacin laboral activa, buena parte de la cual, co-mo bien dice el cubano de a pie, haca como quetrabajaba, mientras el gobierno haca como quele pagaba, pues ni eran lo suficientemente pro-ductivos o necesarios en sus labores ni podan vi-vir con los salarios oficiales en un pas en el que elcosto de vida se ha multiplicado por cinco, diez yhasta veinte veces o ms, segn el producto o ser-vicio durante las dos ltimas dcadas mientraslos sueldos apenas se han duplicado.

    Esta realidad llev a los analistas eco nmicosal gran descubrimiento de que alrededor de unmilln de trabajadores estatales (una cuarta partede la fuerza laboral activa) resultaban prescindi-bles. Ms aun, deban ser racionalizados (despe-didos), y la nica va para encontrarles una alter-nativa de supervivencia consista en darles la op-cin del trabajo por cuenta propia o el a liento alcooperativismo... Se ampliaron entonces los po-

    sibles rubros de labor y se flexibilizaron muchasprohibiciones, aunque no se tuvo demasiado en

    cuenta la dificultad que puede entraar para unasecretaria de 50 aos convertirse en dulcera, para

    un arquitecto, en albail, para un tcnico de cual-quier rama, en vendedor de frutas con una carre-tilla callejera como las que hoy pululan por las ca-lles de todas las ciudades cubanas.

    El segundo factor radicaba en la propia impro-ductividad de muchas empresas que, todava hoy,corren el riesgo de ser desmontadas a menos quemejoren sus niveles de eficiencia, segn lo han dic-taminado los ltimos documentos aprobados porel partido/gobierno. Todo este movimiento de per-sonal humano hacia actividades productivas o deservicios no regidas por el Estado garantizara ade-ms una fuente de ingresos notables pa ra el paspor la simple recoleccin de impuestos que se de -ben pagar por el derecho a ejercer un trabajo y porlas ganancias obtenidas, a lo cual se suma el pagode una cuota a la seguridad social.

    En esos movimientos laborales y estrategias

    de bsqueda de eficiencia econmica emprendi-dos por el presidente Ral Castro y su renovadoequipo de gobierno, el dramtico rubro de la pro-duccin de alimentos entr a jugar un papel pro-tagnico. Como bien se sabe, la favorable ubica-cin geogrfica de Cuba, la fertilidad de sus suelosy hasta el grado de desarrollo tcnico de muchosde sus habitantes hacan del pas un si tio ideal pa-ra tener una industria agropecuaria potente e in-cluso competitiva. Pero ni en la agricultura ni enla ganadera, por las estructuras polticas y orga-nizativas establecidas y por las prohibiciones parala comercializacin de producciones (entre otrascausas) se concret esa posibilidad.

    Tras el drstico desmontaje de una parte con -siderable de la industria azucarera ejecutadoen un momento en el cual los precios del azcarno eran los ms apetecibles y en el que el costo deproduccin cubano los haca definitivamente des-preciables y al mismo tiempo en que se cerrabanmuchas centrales azucareras (por dems, todo unsmbolo nacional cubano), un porcentaje impor-tante de tierras de cultivo quedaron ociosas, su-madas a otras que, en manos del Estado, ya ostenta-ban tal condicin desde haca dcadas.

    Una nueva reparticin de esas tierras entre vie-jos y nuevos campesinos, o recin creadas coope-rativas agropecuarias, se ha ido desarrollando porel sistema de usufructo, con el propsit o de rever-tir una de las realidades que ms agobian al gobier-no cubano: el hecho de que se debe importar en-tre el 70% y el 80% de los productos alimenticiosconsumidos en el pas, con la consiguiente eroga-cin de unas siempre escasas divisas. La entregade tierras en usufructo, en cantidades crecientes

    y por perodos que se han ido extendiendo, no pa-rece haber dado, sin embargo, resultados demasia-

    do alentadores, al menos al da de hoy. Los propiosdatos oficiales muestran que, salvo algn incre-

    mento en la produccin de arroz y frijoles, el restode los rubros productivos anda por niveles inferio-res a los del ao 2007, justo cuando se comenz apergear el plan de reformas...

    Inventar para vivirEl salario promedio que paga el Estado a un traba-jador ronda los 450 pesos cubanos, o sea, alrede -dor de unos 25 dlares. Pero al mismo tiempo que

    se han ido reduciendolas ofertas subvenciona-das por la canasta bsica(mediante la cartilla deracionamiento estable-cida hace medio siglo),la gran mayora de losproductos han aumen-tado su precio, tanto los

    que se venden en mone-da nacional como en elpeso cubano converti-ble (CUC), equivalente aunos 90 centavos de d-lar. En pocas palabras: elsalario real es cada vezms magro.Para la mayora de losciudadanos del pas, la

    medida de todas las cosas se podra simbolizarcon dos productos que han adquirido la cualidadde emblemticos: el aguacate y el litro de aceitede soja o girasol. El primero, vendido en la mo-neda nacional por los carretilleros ambulantes,suele rondar un precio de diez pesos. El segundo,importado de diversos lugares y expendido en lastiendas estatales recaudadoras de divisas, alcan-za los 2,50 CUC, o sea, unos 60 pesos cubanos alcambio actual... Y la pregunta se repite, me la re-pito, nos la repetimos, sin que al final encontre-mos todas las respuestas o las ms lgicas: cmoun trabajador que devenga al da unos 20 pesospuede invertir la mitad de su salario en un simpleaguacate? Y, cmo puede dedicar una octava par-te de su ganancia mensual a la adquisicin de unlitro de aceite de soja? Este es, sin duda, uno delos grandes misterios cubanos, al cual el gobiernoha respondido con la confesin de que entiendeque los salarios son insuficientes para vivir, peroque, mientras no aumenten los niveles de produc-tividad y se desinflen las plantillas laborales, noser posible subir los sueldos y empezar a equili-brar esta extraa relacin... que es absolutamentenormal y cotidiana en un pas donde nadie se mue-

    re de hambre Quizs por obra divina esa podraser una respuesta, no?. A sobrevivir en esas

    El nuevo sistema

    permite la aparicin

    de sectores que

    disfrutan de

    posibilidades de

    consumo con

    las que otros ni

    suean.

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    condiciones los cubanos lo llaman inventar,y lo engloban en el polismico verbo resolver.

    El movimiento social que la revitalizacin deltrabajo por cuenta propia ha ido produciendo haservido para que una parte de la poblacin ob-tenga mayores beneficios por su trabajo, a pesarde la caresta de los insumos y los impuestos quedeben abonar. En esta bsqueda de horizont es deesperanzas han ido apareciendo los nuevos em-presarios (es un decir); se trata de cubanos quehan montado refinados restaurantes, hosterasen casas que alguna vez pertenecieron a la altaburguesa cubana (inmuebles ubicados en losmejores barrios de la ciudad y que muchas vecessus padres o abuelos obtuvieron gratuitamentepor sus mritos revolucionarios), tall eres de re-paracin de diversos equipos, incluidos los tel-fonos celulares y hasta iPhones que en las casasmatrices haban dado por muertos. Las ganan-cias que obtienen algunos de estos emprendedo-

    res/empresarios (en realidad, un porcentaje n-fimo de la poblacin) comienzan a ser notablesy, para poder realizar su faena productiva o deservicios, hoy tienen autorizacin para contratarempleados, que perciben salarios muy superio-res a los que, en promedio, paga el Estado. La re-lacin entre esos empresarios y sus trabajadores,aun tratndose de pequeos negocios, es la quehaba concebido el socialismo cubano? O vuelvea ser la vieja frmula de patrn-empleado? Estaes otra de esas preguntas que circulan en Cubasin que haya una sola y convincente respuesta.

    Pero, como resulta fcil colegir, no todos los cu-banos tienen alma, habilidad o posibilidades em-presariales. De esa realidad comienza ya a des-prenderse la evidencia de que la homogeneidadsocial y econmica patentada por el sistema co-mienza a dilatarse y a permitir la aparicin de ca-pas o sectores que disfrutan de posibilidades deconsumo con las cuales otros ni suean. O s... peroen otro sitio de la geografa planetaria.

    El fenmeno de la migracin es comn en Am-rica Latina desde hace dos siglos y ha sido alen-tado por las ms diversas razones, que van de laspolticas a las econmicas. Y en el caso cubano delos tiempos recientes, mezcladas ambas razones(y aadidas las sentimentales), se est viviendoun proceso a mi juicio preocupante: el de la prdi-da de capital humano con suficiente (y hasta alta)preparacin intelectual y tcnica.

    El flujo hacia el exterior de jvenes con prepa-racin cultural y tcnica media y alta es un goteoque ms bien fluye como un arroyo. Aunque lasactuales leyes migratorias cubanas ponen diver-sas trabas a ese movimiento, son cientos los jve-

    nes ingenieros, informticos, mdicos, humanis-tas (y n o olvidemos a los deportistas) que prefie-ren poner mar por medio e, incluso en tiemposde crisis econmica global, apostar su f uturo a la

    bsqueda de un espacio de desarrollo personal yeconmico que para ellos su pas no puede ofre-

    cerles. Esta descapitalizacin de inteligencia en-traa, sin duda, una de las prdidas ms costosasque est sufriendo un pas en donde las personasde mi generacin entre 45 y 65 aos han co-menzado a llamarse los padres abandonados, losPA... por los hijos que salen a probar su suertepor el ancho mundo.

    No obstante, la propia existencia de esa inmi-gracin difcil pero continua ha potenciado lapresencia de una alternativa econmica que tieneun peso indiscutible en la economa familiar y enla nacional: el envo de remesas de divisas desdeel exterior. Ese dinero aportado por los familiaresdesde los diversos puntos del planeta en realidadno suele alcanzar grandes cantidades, pero en elcontexto cubano su peso llega a ser enorme, ha-bida cuenta de que si un mdico gana al mes unpromedio de 40 dlares por su valiosa labor, cual-

    quier hijo de vecino puede recibir una cantidadsimilar o mayor enviada por un pariente y vivirdel dolce far nientey dedicarse, como se dice en elpas, al invento... y no precisamente para el biende la ciencia y la humanidad.

    El fin del igualitarismo?Pero mientras se esperaba la llegada de las refor-mas migratorias (1) se ha ido poniendo en prcti-ca en estos aos otro grupo importante de modi-ficaciones del entramado legal inmovilista y bu-rocrtico imperante. Estas modificaciones vandesde la posibilidad de que los cubanos puedanabrir lneas de telfonos celulares, comprar equi-pos de computacin (lo cual no garantiza queluego tengan acceso a internet) o alojarse en loshoteles tursticos (siempre que paguen esos bie-nes y servicios en los ya mentados CUC, a preciosa veces muy elevados), hasta la ms reciente deque los propietarios de autos fabricados despusde 1960! puedan vender a otro cubano su veh-culo y, sobre todo, la de que los propietarios deinmuebles puedan hacer lo mismo con sus casas.Dos medidas que parecen la revocacin de edic -tos medievales y que, sin embargo, han pu esto acircular una cantidad notable de dinero en el pas.

    De este modo, la sociedad cubana, sin que pue-da hablarse de fracturas extremas o de nuevas cla-ses sociales capitalistas, se ha ido atomizandoen sectores que dependen de su funcin econ-mica o de su cercana al dinero, llegado por unau otra va, que incluyen la consabida corrupcincontra la cual el gobierno ha emprendido unaguerra frontal cuyos resultados ms notables aveces conocemos gracias a la cautelosa prensa na-

    cional. Pero el hecho es que, con los cambios, eligualitarismo socialista ya no funciona del mismomodo, ni por parte del gobierno, ni por parte delos ciudadanos.

    El proceso de reformas emprendido en la islaha tenido uno de sus puntos ms lgidos y con-troversiales en la relacin que no ha podido es-tablecer la sociedad con el universo de las llama-das nuevas tecnologas, sin duda esencial parael desarrollo humano y econmico en el mundoactual. Hasta ahora, la gran dificultad para quelos cubanos tuvieran un acceso normal a inter-net y todos sus otros beneficios haba tenido unapesada justificacin: la imposibilidad del pas deconectarse a los cables de transmisin de datos,pues estos pertenecen en parte o totalmente acompaas estadounidenses y, por la ley del em-bargo, Cuba quedaba excluida de la posibilidad de

    acceder a ellos. De esta forma, las comunicacio-nes deban (deben) establecerse por va satelital,ms lenta y costosa, imposibilitada de satisfacerlas demandas de todos los posibles usuarios. Portal motivo, el acceso tanto al correo electrnicocomo a internet ha estado limitado slo a perso-nas debidamente autorizadas por alguna entidadoficial, o abierto al uso de trabajadores o estu-diantes de ciertos centros (universidades, algu-nas oficinas, departamentos de investigacin).

    Pero la anunciada llegada a las costas cubanas deun cable tendido desde Venezuela, que multiplicara

    por varios miles de veces la velocidad y capacidad deconectividad, fue anunciada por los medios oficialescomo un gran cambio que revolucionara los proce-sos de transmisin y recepcin de datos, imgenes,seales televisivas. El cable, cuya llegada a Cubafue publicada, slo deba esperar su inauguracin

    cuando fuese dado de al-ta operativa... algo quemeses ms tarde, sin quese sepa la razn, no haocurrido. Lleg o no lle-g el cable? No funcionapor dificultades tecnol-gicas o por una decisinpoltica? O, como ase-gura mucha gente en lascalles del pas, su colo-cacin y funcionamiento

    sufrieron los embates dela corrupcin?Sea por cualquiera de es-tas razones, lo cierto esque en la isla, internettodava no funciona demanera rpida, sin quese haya explicado el por-qu, y su inexistencia no

    slo afecta las posibilidades de comunicacin de losciudadanos que eventualmente, quizs, tendran laautorizacin de utilizarla, sino que implica a todoun pas que, si en verdad quiere cambiar, tendr quehacerlo con los instrumentos de las nuevas tecnolo-gas, el nico camino posible para que una sociedady su economa funcionen con los cdigos globalesdel siglo XXI en el que avanzamos...

    La extraordinaria peculiaridad de la sociedad cu-bana radica en la necesidad de cambios que la acer-quen al mundo en que vivimos, pero sin que esos mo-vimientos impliquen una posible transformacin desus esferas polticas y econmicas fundamentales,como lo han refrendado los documentos y discursospartidistas y gubernamentales de los ltimos aos.

    Pero si la poltica y la economa no han cam-biado en lo esencial, el entramado social s se hapuesto en movimiento, con avances y retrocesos,pero con una nueva perspectiva de las aspiracio-nes, posibilidades, derechos exigidos por los ciu-dadanos de acuerdo con las nuevas condiciones yrealidades que se han ido creando. Los constan-tes debates que se producen en la intranet cu-bana (la red que da servicio de correo electrni-co) respecto a temas como la corrupcin, el ra-cismo, la necesidad de democratizar estructuras,

    la homofobia, la creacin cultural y sus liber-tades, el derecho a migrar, el ritmo de los cam-bios anunciados, el impulso al cooperativismo,el resurgimiento de relaciones econmicas dedependencia entre los individuos y no slo conel Estado, la muy impopular Ley de Aduanas re-cientemente estrenada, podran ser botones demuestra de esta efervescencia que se respira. La-mentablemente, slo un porcentaje no muy altode la poblacin tiene normal y fcil acceso a esosintercambios de ideas... Pero incluso una partede esos afortunados, y sobre todo el resto de loscubanos que transitan hoy las calles de la siem-pre fiel isla de Cuba y compran aguacates a diezpesos, s tienen una percepci n de lo que se viveen la calle que, segn el dicho cubano, est dur-sima. Y se hacen preguntas para las que muchasveces no tienen respuestas.g

    1.La reforma de la Ley Migratoria fue promulgada el 16 de

    octubre de 2012 y entr en vigencia en enero de este ao.

    *Escritor, periodista y crtico literario. Autor deLa neblina del ayer(2009),El hombre que amaba a los perros (2009),Herejes (2013), entre

    otras novelas (Tusquets, Barcelona).

    Este artculo fue originalmente publicado en Nueva Sociedad, N 242,

    Buenos Aires, noviembre-diciembre de 2012.

    DossierCuba:tiempo decambios

    El envo de

    remesas de

    divisas desde el

    exterior tiene un

    peso indiscutible

    en la economafamiliar y nacional

    de la isla.

    Archivo

    Cuba, el Partido y la fe

    por Janette Habel, N 156, junio de 2012

    Hacia el socialismo posible

    por Renaud Lambert, N 142, abril de 2011

    Cambio de rumbo en Cuba

    por Janette Habel, N 136, octubre de 2010

    Socialismo, transicin y participacin popular

    por Janette Habel, N 115, enero de 2009

    Los cubanos de Miami

    por Maurice Lemoine, N 106, abril de 2008

    Hora de cambios revolucionarios

    por Pablo Stefanoni, N 94, abril de 2007

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    Una historia de rupturas

    El anlisis del Poder Judicial muestra una trayectoria que, iniciada bajo

    impulso oligrquico, est sembrada de alteraciones, cambios y golpes. Con

    pocas excepciones, cumpli un rol de salvaguarda de los intereses de los

    ms poderosos. Quizs aqu radique parte de su escasa legitimidad.

    El papel poltico del Poder Judicial

    por Sergio Wischevsky*

    La historia de la justicia en Ar-gentina tiene una referenciantida en cualquier recorteajustado por razones de tiem-pos y espacio: el ao 1853, con

    la primera Constitucin Nacional. Y esuna historia del Est ado y, por ende, esuna historia ms bien de arriba haciaabajo, sobre los modos de adecuar la es-tructura jurdica a las necesidades de laestructura econmica.

    En la Argentina de la OrganizacinNacional, las dcadas finales del sigloXIX, la preocupacin central del Estadose orient a fortalecer un modelo agroex-portador y apuntalar todo aquello queimpulse los vnculos comerciales con lasmetrpolis compradoras de materias pri-

    mas. La condicin fue suprimir los obs-tculos, lo que inclua obstculos socia-les, que tenan cara de gauchos e indios.

    En 1886 se sancion el primer Cdi-go Penal, con notorio atraso respecto delComercial, que haba sido sancionado en1859 (escrito por Eduardo Acevedo y Dal-macio Vlez Sarsfield, autor tambin delCdigo Civil). Las prioridades del mo-mento saltan a la vista: el comercio y no

    parte de ese pulso punitivo y de clase. Eu-genio Zaffaroni apunta algunas lneas deconducta palpables y destaca entre ellaslas decisiones judiciales cada vez ms li-mitativas sobre los habeas corpus(2).

    Pero esta etapa inicial se cierra con unacontecimiento que quiz sea el ms sig-nificativo de la historia judicial de aque-

    llos aos: el 6 de septiembre de 1930 seproduce el golpe de Estado contra Yrigo-yen, que no slo depuso al presidente si-no que declar la disolucin del CongresoNacional y le comunic a la Suprema Cor-te que se formara un gobierno provisio-nal. Desde su creacin en 1863, el mximotribunal nunca se haba enfrentado a undilema de tamaas caractersticas. Debapronunciarse reconociendo o descono-ciendo al gobierno de facto. La situacinera indita. Luego de muchas discusiones,se impuso la opinin del ministro Rober-to Repetto, quien propona reconocer algobierno para salvar el resto de la legali-dad. Se opuso, en cambio, el ex presidenteFigueroa Alcorta, que defenda la idea deuna renuncia masiva. Cuatro das despus

    del golpe, una acordada de la Corte Supre-ma aval al nuevo gobierno.

    Fue la expresin de la rendicin de laideologa tradicional. Esa inicial resis-tencia de Figueroa Alcorta se explica porel hecho de que estaba alejado de los in-tereses corporativos y por su carcter desobreviviente de una poca que se extin-gua: no vea con buenos ojos que un gru-po de caudillos militares de derechas sehicieran toscamente con el poder. Otraalternativa hubiera sido esperar a quellegara a la Corte algn caso y luego pro-nunciarse, pero el gobierno necesitabaurgentemente un gesto de legitimacinante la comunidad internacional. El go-bierno provisional que acaba de consti-tuirse en el pas deca la acordada esun gobierno de facto, cuyo ttulo no pue-de ser judicialmente discutido con xi-to por las personas en cuanto ejercitala funcin administrativa y policial, de-rivada de la posesin de la fuerza comoresorte de orden y seguridad social (3).La decisin de la Corte marca un hito: elPoder Judicial comienza a cerrarse so-bre s mismo como corporacin y cubrede legalidad las aberraciones del nuevorgimen, como la pena de muerte in situ,la proscripcin del partido mayoritarioy la anulacin de las elecciones de 1931.

    En los aos siguientes se imponensucesivos gobiernos con servadoresmediante el fraude electoral, mientrasla economa vive el final del modelo

    agroexportador producto del cambio delescenario mundial generado por la crisisde 1929. El desarrollo industrial urbanoatrae a grandes poblaciones que conflu-yen desde las provincias hacia BuenosAires en condiciones de vida extremada-mente precarias. En 1943, en pleno desa-rrollo de la Segunda Guerra Mundial, unnuevo gobierno de factosacude al rgi-men iniciado en 1930. El comportamien-to del Poder Judicial es, en esta emer-gencia, altamente llamativo. Con JuanPern como figura ascendente del nuevorgimen, se inclina a limitar o decretar lainconstitucionalidad de las reformas so-ciales tendientes a ampliar los derechoslaborales. Una vez realizadas las eleccio-nes de 1946, el gobierno peronista pro-

    mueve el juicio poltico a los integrantesde la Corte Suprema. Entre los cargosacusatorios figuraron las acordadas de1930 y 1943 que legitimaron los gobier-nos de facto, el hecho de haberse arro-gado funciones legislativas negndosea aplicar la nueva legislacin laboral, lapostergacin de la integracin del nue-vo fuero laboral mediante la negativa atomarles juramento a los nuevos jueces

    mucho ms. El Cdigo Penal, de corte pu-nitivo, explica su naturaleza por el hechode que el control social de las clases ple-beyas se llevaba a cabo mediante la legis-lacin rural que aplicaban los caudillospolticos y sus jueces de paz. Por otra par-te, exista una medida pre-delictual paralos vagos y mal entretenidos: las peri-dicas levas orientadas a la lucha contra elindio, origen de la conversin de MartnFierro de gaucho tranquilo a delincuenteprfugo.

    Modelo civilizatorioEn 1865 se reconoci expresamente a lajurisprudencia norteamericana el carc-ter de fuente de la competencia federal.Frente al modelo revolucionario fran-

    cs, el estadounidense tena la enormeventaja de preservar las jerarquas socia-les y ofreca un seguro contra los des-bordes populares. A partir de la confor-macin definitiva del Estado en 1880, lacriminologa que hoy podramos llamarracista comienza a imponerse: la lle-gada de la inmigracin masiva desva lostemores, que no se dirigen ya contra elgaucho, el brbaro mestizo (que esta-

    ba controlado), sino contra el degene-rado extranjero identificado con crite-rios lombrosianos. En los tumultuososinicios del siglo XX, las clases dirigentesargentinas consolidaron en el Poder Ju-dicial un bastin de sus intereses. Unacoherencia profunda recorri los tribu-nales: la conservacin del orden, de lasjera rquas y del p redo mini o patri cio.En 1902 el constitucionalista JoaqunV. Gonzle z, quien lleg a ser mie mbrode la Real Academia Espaola, defendila llamada Ley de residencia, que per-mita al Poder Ejecutivo expulsar a cual-quier extranjero, o impedirle la entradaal pas, sin intervencin o recurso judi-cial alguno. Ante la pregunta qu pien-sa usted del sufragio universal?, Gonz-

    lez contest: Es el triunfo de la ignoran-cia universal (1).

    Idas y vueltasEl triunfo de Yrigoyen en 1916 implicun relativo desalojo de la elite aristocr-tica que vena gobernando desde 1860, loque convirti al Poder Judicial en un refu-gio. Qu signific esto? Tal vez un nfasisconservador, un repliegue en las leyes por

    Adolph Gottlieb, Waterscape, 1952 (Gentileza Christies)

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    y la integracin de las listas de conjue-ces con abogados relacionados con em-presas extranjeras. La Corte Suprema esdestituida y el pas asiste a una reformalegislativa profunda, cuyo punto culmi-nante es la promulgacin de la Constitu-cin de 1949, en la que, entre otras medi-das, se le otorg jerarqua constitucional

    al habeas corpusy se inaugur un consti-tucionalismo social. La mujer accedi alvoto, se estableci el bien de familia, seequipararon los derechos de los hijos ex-tramatrimoniales, se legaliz el divorcioy la participacin de los trabajadores enlas ganancias empresarias.

    InestabilidadEl golpe de 1955 abri una etapa de ines-tabilidad institucional desgarradora. Porprimera vez, un gobierno de factose arro-gaba la facultad de destituir no slo a laCorte Suprema sino a todos los jueces in-feriores que no gozaran de su simpata.Sin la necesidad de grandes argumen-taciones, alcanz con invocar poderesrevolucionarios. La Revolucin Liber-

    tadora, como se autodenomin el nuevogobierno, reimplant la Constitucin de1853 y convoc a una Convencin Cons-tituyente que introdujo un solo artculoen el texto, el 14 bis, y se disolvi por faltade qurum. La nueva Corte Suprema re-cientemente designada resolvi no inter-venir, por no ser de su competencia, enlos casos de fusilamiento de varias per-sonas por parte de personal policial de laprovincia de Buenos Aires, y legitim laaplicacin del Decreto 4.161, que prohi-ba mencionar el nombre de Pern, usarcualquier emblema de su partido o reali-zar cualquier propaganda a su favor.

    El 1 de mayo de 1958, con el peronismoproscripto, asumi la presidencia Artu-ro Frondizi. En el marco del Plan Conin-tes (Conmocin interna del Estado),se encarcelaron numerosos dirigentesobreros y se los puso a disposicin de lajusticia militar. La Corte Suprema no hi-zo lugar a los pedidos de habeas corpus.

    En 1962 el presidente fue derrocado y laCorte, con presteza, le tom juramento al

    titular del Senado como presidente cons-titucional bajo la figura de acefala. Pe-ro los vaivenes no terminaron ah.Lue-go del derrocamiento de Arturo Illia en1966 por un nuevo golpe de Estado au-todenominado Revolucin Argentina,la Corte y los superiores tribunales deprovincia fueron nuevamente removi-dos. Sin embargo, se respet a los demsmagistrados designados constitucional-mente. El dictador es reemplazado en1970 por otro y en 1971 asume un tercerpresidente de facto, Agustn Lanusse. Eneste marco, el rol de la Corte Suprema es

    compaginar las medidas represivas bajoel amparo del estado de sitio.

    En 1973, ante una situacin poltica in-gobernable, la dictadura convoc a elec-ciones y entreg al Partido Justicialis-ta el poder. La Corte renunci y asumi,con acuerdo del Senado, una nueva. Elpresidente, Hctor Cmpora, les tom

    juramento a los nuevos jueces en un ac-to fervoroso en el que se enton la mar-cha peronista y las consignas de la JP. Enla crnica publicada el 9 de junio de 1973,el diarioLa Prensarelat que en el eventose cant: Borombombm/ borombom-bm/ Esta es la Corte/ de Juan Pern ySe va a acabar/ la oligarqua judicial (4).

    El golpe de Estado de 1976 destitu-y a todos los jueces que se crey con-veniente destituir, cosa que no ocurradesde 1955, e impuso una nueva Corte,que convalid la legislacin de facto. Pa-ra ello le bast con citar los precedentesde la Revolucin Libertadora y del PlanConintes: Su trabajo fue aliviado por-que no haba abogados para sostener loshabeas corpus, ya que los que se atrevan

    a ello eran asesinados por el Estado (5).

    La democraciaLas elecciones de 1983 inauguraron unperodo de continuidad democrticasin precedentes. Que tuvo, sin embar-go, su pecado original: el gobierno radi-cal nombr jueces dejurea la mayora delos jueces de factoanteriores, tal vez poruna necesidad pragmtica de goberna-bilidad, tal vez sin justificacin. En to-do caso, lo incontestable es que el PoderJudicial sigui albergando en su seno amuchos jueces reaccionarios designa-dos originalmente por gobiernos dicta-

    toriales. La nueva Corte de la democra-cia, aunque se neg a declarar inconsti-tucional la detencin arbitraria por par-te de la polica, avanz en muchos otrosaspectos, en particular aquellos relacio-nados con los derechos humanos.

    En 1989, tras su llegada al gobierno,Carlos Menem se fij como meta con-

    seguir el control de la Corte Suprema. Ylo hizo copiando el mtodo que el pre-sidente estadounidense F. D. Rooseveltaplic con fines ms progresistas: si allla Corte le impeda construir el Estadobenefactor, aqu el objetivo era destruir-lo. El menemismo ampli por ley el n-mero de ministros a nueve y, sumandouna vacante por renuncia, logr designara cinco jueces que se pusieron a trabajarpara demoler la jurisprudencia relativa-mente avanzada de la Corte an terior yfrenar cualquier resistencia al descuarti-zamiento del Estado y los derechos labo-rales. Naca la mayora automtica.

    La explosin social de diciembre de2001 ubic a la Corte como uno de losblancos de la ira social. El proceso polti-

    co iniciado en 2003 logr encumbrar a untribunal progresista y democrtico, dota-do de credibilidad y respeto. Pero que nologr mantenerse a salvo del debate pol-tico que generan sus decisiones.g

    1.La Nacin, 24-4-1902.

    2.Ral Zaffaroni,Estructuras judiciales, 1994.

    3.Arturo Pellet Lastra,El Estado y la realidad

    histrica, AdHoc, Buenos Aires, 1 979.

    4.Arturo Pellet Lastra,Historia poltica de la

    Corte(1930- 1990), AdHoc, Buenos Aires, 2001.

    5.Ral Zaffaroni, op. cit., pg. 268.

    *Historiador y periodista. Le Monde diplomatique, edicin Cono Sur

    En 1983 se inaugur

    una democracia

    cuyo pecado

    original fue la

    designacin dejure

    de la mayora de los

    jueces de facto.

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    quier intento de divisin de sus fuerzas.Yo dije eso en el Llano venezolano por-que estaba viendo con mis ojos, ah mis-mo, delante de m, a una persona que di-ce ser chavista pero, por debajo, es finan-ciado por los terratenientes, y l tiene undiscurso chavista para dividir. No es im-posible que cuando ese individuo consta-

    te que no es designado por la Revolucincomo candidato a la alcalda de ese mu-nicipio, se lance por su cuenta... Estamosen buenas condiciones para lograr can-didaturas unitarias en casi todos los mu-nicipios del pas, y nos tocar hacer ungran esfuerzo para derrotar a las fuerzasdisolventes de estos sectores que se di-cen chavistas pero que, al final, terminansiendo aliados de la contrarrevolucin.

    Con respecto a la prctica guberna-mental precedente, usted ha introduci-do varios cambios: crtica de la inseguri-dad, denuncia de la corrupcin y, sobretodo, lo que llama el gobierno de calle.Por qu sinti la necesidad de insistiren estos temas? y qu balance hace del

    gobierno de calle?En primer lugar, el gobierno de calleha establecido, en esta nueva etapa, unmtodo para que exista una direccin co-lectiva de la Revolucin. Segundo: se hacreado un sistema de gobierno donde nohay intermediarios entre el poder popularlocal y la instancia de gobierno nacional.Aporta solucin a problemas concretos,pero sobre todo contribuye a la construc-cin del socialismo, de las comunas, deuna economa socialista, y a la consolida-cin de un sistema pblico de salud inte-gral, gratuito y de calidad, y de un sistemaeducativo pblico, gratuito y de calidad...El gobierno de calle es una revolucindentro de la Revolucin.

    Es tambin una manera de combatirel burocratismo?De vencerlo. Proponiendo otro siste-ma. Porque los modelos de gobierno queheredamos expresan la forma de gober-nar el Estado burgus, l mismo herederode la colonia en Amrica Latina. El pre-sidente Chvez los derrot mediante lasMisiones, que constituyeron un nuevomodelo de gestin de las polticas pbli-cas. Nosotros, a las Misiones, les estamosaadiendo el gobierno de calle, que, po-dramos decir, es una instruccin directadel Comandante Chvez. l nos orden,a Elas Jaua, que era vicepresidente enesa poca, y a m, que era vicepresidentepoltico, que fusemos construyendo un

    sistema de gobierno regionalizado po-pular deca l, al que yo le puse gobier-no de calle. Todas son instrucciones yorientaciones dentro de la filosofa de unmodelo socialista en el que el poder nosea de elites ni elites burguesas, ni nue-vas elites que se burocratizan o se abur-guesan. No! Queremos que el poderest democratizado, que sea una vacunacontra el burocratismo, contra el abur-guesamiento y, adems, que nos permitalograr la eficiencia socialista.

    Si la oposicin gana las elecciones mu-nicipales del 8 de diciembre, es probableque llame a un referndum revocatorioen 2015. Cmo ve usted esa perspectiva?Estamos preparados para todos los es-

    cenarios. Al pueblo siempre vamos a de-cirle la verdad. Si la oposicin llegara asacar una votacin importante el 8 de di-ciembre, va a tratar de profundizar la des-estabilizacin para disolver nuestra Pa-tria, acabar con la independencia y aca-bar con la Revolucin del ComandanteChvez que retom el concepto de Rep-blica Bolivariana. Van a imponer escena-rios de desestabilizacin violenta en pri-

    mer lugar, y Estados Unidos tratar deacabar con los niveles de independenciay de unin que Amrica Latina posee hoy.

    Tenemos una gran responsabilidad,porque estamos defendiendo un proyec-to que puede hacer posible otro mundoen nuestra regin, y puede contribuir acrear un mundo multipolar sin hegemo-

    nas econmicas, militares ni polticas delimperialismo estadounidense. Buena par-te del nacimiento de otro mundo donde serespeten los derechos de los pueblos delSur e inclusive de los pueblos de Europa,para que Europa se sacuda el neolibera-lismo, depende de que, en Amrica La-tina, triunfen definitivamente las ideas deconstituir un bloque de fuerza y de equili-brio para consolidar la situacin de que yano somos ningn patio trasero de Esta-dos Unidos. Todo eso depende, en buenamedida, de lo que pase aqu.

    Cmo explica usted el resultado dela oposicin el pasado 14 de abril y cmopiensa ganar el prximo 8 de diciembre?Hay un electorado que siempre ha vota-

    do indistintamente por la oposicin. Peroel 14 de abril, una buena parte de los queno votaron por nosotros lo hicieron pordescontento, por cosas mal hechas, pro-blemas acumulados... Sin embargo, es-tos electores no han acompaado nuncalas aventuras golpistas y antibolivarianasde la derecha. A esos venezolanos y ve-nezolanas, nosotros, permanentemente,les decimos que estamos en la calle tra-bajando para mejorar las cosas. Ellos sa-ben que no ha sido fcil. Y que la epope-ya ms grande fue, en la vspera del 14 deabril, sobrepasar la tragedia histrica dela muerte del Comandante Hugo Chvez.Superar el luto colectivo. Cuando una per-sona entra en luto puede caer en estado dedesesperanza, no creer ya en nada. Buenaparte del pueblo venezolano entr en lutoprofundo. Y los expertos en guerra psico-lgica que acosan a nuestro pas se apro-vecharon de ese momento y de esa fragi-lidad para atacar duramente.... Por esonuestra victoria del 14 de abril fue real-mente heroica.

    Lo que estamos realizando el go-bierno de calle, la recuperacin de laeconoma, la atencin a temas imposter-gables como la inseguridad ciudadana,la corrupcin... nos va a dar la fuerzapara una gran victoria el 8 de diciembre.Y eso va a ser la garanta de que se despe-ja de nuevo el camino para la construc -cin del socialismo del siglo XXI.

    Hasta dnde piensa llegar en su lu-cha contra la corrupcin?Hasta las ltimas consecuencias. Va-mos con todo. Nos enfrentamos a unaderecha muy corrupta, heredera de laIV Repblica descompuesta y en etapade decadencia. Pero tambin estamosenfrentando la corrupcin anidada enel campo revolucionario o en el seno delEstado. No habr tregua! He constitui-do un equipo secreto de investigadoresincorruptibles que ya han destapado va-rios casos enormes. Tenemos ya a algu-nos detenidos del ms alto nivel y vamosa seguir atacando duro. Sern juzgados yvan a ir a donde tienen que ir: a la crcel.

    Cmo ve usted la situacin de la eco-

    noma? Varios anlisis alertan sobre elnivel elevado de la inflacin.La economa venezolana est en tran-sicin hacia un nuevo modelo produc-tivo, diversificado y socialista del sigloXXI, en el marco de la construccinde un nuevo cuadro econmico consti-tuido por la integracin suramericanay latinoamericana. No hay que olvidarque nosotros somos ahora miembros de

    Mercosur ejercemos en este momentola presidenciapro tempore del Merco-sur, adems somos miembros del AL-BA [Alianza Bolivariana de los Pueblosde Nuestra Amrica] y lideramos Petro-caribe. Toda esta masa geogrfica-de-mogrfica-econmica rene a 24 pasesdel continente, lo cual podra represen-

    tar Mercosur + ALBA + Petrocaribecasi la cuarta economa del mundo... Te-nemos que transformar la economa ve-nezolana y conectarla con el desarrollo

    de este nuevo marco econmico, y a suvez integrarnos en situacin de venta-ja a la economa mundial . No en situa-cin de dependencia. Por eso digo queestamos en transicin.

    Sobre la inflacin le dir que hemospadecido un ataque muy duro, especula-tivo, contra nuestra moneda, y lo estamossuperando. Tambin hay un sabotaje alabastecimiento de varios productos. Todoello produce inflacin. Pero ya comenza-mos a controlar, a equilibrar, y estoy segu-ro de que vamos a superar esta situacinen lo que resta del segundo semestre.

    Vamos a estabilizar la moneda. Ya em-pezamos a estabilizar el abastecimiento,pero la clave fundamental para que vaya-mos saliendo de este modelo rentista, de-pendiente, es la diversificacin de nues-tra produccin. Estamos acometiendograndes inversiones en sectores clave dela produccin de alimentos, de la agroin-dustria y de la industria pesada. Estamosatrayendo capital internacional que apor-te divisas y traiga tecnologa. Reciente-mente hicimos una gira por Europa y esta-mos muy optimistas de que venga capitalde Francia, de Italia, de Portugal... Desea-mos que venga capital de Brasil, de India,de China, con su tecnologa para desarro-llar la industria intermedia en Venezuela,

    diversificarla. Para que Venezuela tengamotores propios y variados y no dependaslo del petrleo que, por lo dems, cons-tituye un motor poderossimo para losprximos 50, 80 aos. Poderossimo. Noolvidemos que Venezuela dispone de lasreservas de petrleo ms importantes delplaneta y posee la cuarta reserva de gas.Venezuela es una economa con muchopoder financiero y econmico. Lo que va-mos a ver, sobre todo a partir del ao 2014,es una recuperacin del nivel de empujey crecimiento de la economa venezolana.

    Cmo se explican los problemas dedesabastecimiento que han sido muy cri-ticados por la prensa internacional?El desabastecimiento forma parte de

    una estrategia de guerra silenciosa,donde actores polticos acompaados deactores econmicos nacionales e inter-nacionales, viendo el estado de gravedaddel Comandante Chvez entre diciembredel ao pasado y marzo de ste, comen-zaron a atacar puntos clave de los pro-cesos econmicos venezolanos. Alenta-dos tambin por algunos errores que secometieron en el sistema de cambio de

    divisas en Venezuela, que ya hemos co-rregido. Esas fuerzas antibolivarianascomenzaron poco a poco a golpear elabastecimiento de los productos que im-portamos. Adems, para explicar la esca-sez de algunos productos, hay que teneren cuenta que el poder adquisitivo de losvenezolanos no ha cesado de aumentar.

    Tenemos apenas un 6% de desempleo, yel salario mnimo urbano aqu es el msalto de Amrica Latina. Otro punto im-portante, reconocido por la FAO [Orga-nizacin de Naciones Unidas para la Ali-mentacin y la Agricultura, por su siglaen ingls]: somos el pas del mundo quems ha hecho por combatir el hambre.Todo esto es muy importante tenerlo encuenta ha generado una capacidad deconsumo de la poblacin, que est cre-ciendo cada ao por encima del 10%. Elconsumo crece a un ritmo superior a lacapacidad de produccin del pas y a lacapacidad de los mecanismos que tena-mos para abastecerlo con importaciones.

    El Comandante Chvez, la ltima vezque habl con l personalmente, el 22 de

    febrero pasado, cuando evaluamos la si-tuacin econmica y hablamos del desa-bastecimiento, me dijo: Se ha desatadouna guerra econmica para aprovecharmi enfermedad y mi gravedad y la posi-bilidad de que se llegue a unas eleccio-nes presidenciales. En ese caso, la bur-guesa tratara de crear unas circuns-tancias econmicas difciles para, con elapoyo imperial, darle el zarpazo a la Re-volucin Bolivariana.

    Nosotros ya estamos saliendo de estascircunstancias. Al pueblo venezolano ja-ms le ha faltado el alimento. Nunca. Us-ted va a cualquier barrio popular, de esosque yo conoc en los aos 1980, dondelos nios eran famlicos, donde la g en-te coma una vez al da y a veces comidapara perros... El barrio ms humilde queencuentre en el pas, donde quiera, m-tase all, abra la despensa, y conseguircarne, arroz, los aceites, leche... El pue-blo tiene garantizado el alimento, y lo hatenido en las peores circunstancias de laguerra econmica que nos han hecho.Nunca le ha faltado.

    Por eso tenemos estabilidad social ypoltica. Ahora, esta guerra es muy dis-tinta a la de hace once aos. Entonces sa-la el jefe de la patronal, Carmona Estan-ga, y llamaba a un paro general. Sala eljefe de la vieja burocracia sindical, Car-los Ortega, y llamaba al paro. Ellos dabanla cara, asuman el sabotaje de la econo-ma, y hubo grandes desabastecimien-

    tos que casi provocan una explosin so-cial en 2002-2003. Ahora no. Ahora es laguerra silenciosa, una guerra blanda,diplomacia blanda segn consignas deWashington. En 2002-2003, goberna-ba George W. Bush, que era brutal y de-ca: Voy a invadir!e invada; Vamosa derrocar a tal gobierno!y lo derro-caba. Ahora es lo blando, lo escondido,y aparece la derecha fascistoide que vasonriendo y diciendo: Este gobierno esincapaz porque no puede abastecer deproductos. Cuando son ellos los que es-tn detrs de un plan, con agentes inter-nacionales en el campo econmico, parahacerle dao al pas. Pero lo vamos su-perando y vamos vacunndonos. En elfuturo, les ser imposible arremeter con

    esos mismos mecanismos.

    En la economa qu papel le ve usted alsector privado?Histricamente, el sector privado enVenezuela tiene poco desarrollo. Nuncahubo burguesa nacional. El sector pri-vado, en lo fundamental, se desarrollcuando surge el petrleo, como un factorms bien vinculado a la apropiacin de

    Una buena

    parte de los que

    no votaron por

    nosotros lo hicieron

    por descontento,

    por cosas mal

    hechas

  • 8/13/2019 Le Monde Sept 13

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    16 | Edicin 171 |septiembre 2013

    pacio