NICOLÁS GRIMALDI, El arte y el mal

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  • 7/29/2019 NICOLS GRIMALDI, El arte y el mal

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    EL ARTE Y EL MALNICOLS GRIMALDI

    Que pueda haber cualquier conivencia entre el arte y el mal, nosera mera paradoja? Recordemos, en efecto, los ltimos momentosde SCRATES, el justo entre los justos; l, que nos mostr que nohacemos nada que no sea por el bien. Ahora bien, al entrar en sucalabozo, qu ven los infelices protagonistas del Fedon? Est escribiendo el que haba rechazado la escritura, esa prtesis del pensamiento. Pues, por ltima vez se le haba aparecido su demonio, yes propiamente el arte lo que le haba asignado como su ms secretay honda vocacin: 'H EcbKpaxE*;, ^ovaiKiiv iwiei xal epy^ou (60 a 6).Pero slo podran sorprenderse de ello quin hubiera olvidado queel mismo SCRATES haba definido la filosofa como el arte por excelencia, o el arte supremo: yikoaoyla$ ulv O

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    ser moral si es por poco que sea interesada, as tampoco puedehaber juicio de gusto que no sea absolutamente desinteresado. Ascomo, al ser absolutamente independiente de la existencia de su objeto, el juicio de gusto no tiene nada de emprico, as tampoco seramos seres ticos al no tener un ser inteligible. As como, por consiguiente, no somos capaces de la ms mnima accin tica si nosomos de alguna manera sustrados al tiempo y a la segunda analoga de la experiencia, as, al ser imitado sin haber imitado a nadie,teniendo una posteridad sin tener ascendencia, nada precede el genioa quien tantos suceden, ya que es, como la misma accin moral, unpuro comienzo, la manifestacin de una mera causa libre. Y ascomo la accin tica tiene por fundamento la misma autonoma denuestra voluntad, as tambin hay una necesaria autonoma del juiciode gusto, ya que la facultad de juzgar reflexivamente no puede msque darse a s misma su propia ley. Quizs por esa espontaneidad,ese desinters, esa independencia, ese retiro y esa separacin de ladebilidad y la trivialidad de la naturaleza, por esa libertad que postula el arte, quizs por eso lo reconoca BAUDELAIRE como la msindiscutible muestra que podemos dar a nuestra dignidad:

    Car c'est vraiment, Seigneur, le meilleur tmoignageQue nous puissons donner de notre dignitQue cet ardent sanglot qui roule d'ge en ageEt vient mourir au bord de votre ternit!(Les Phares)

    Y as como PRO U ST notar que cada artista hace su obra con losanto que disimulaba su vida, as su coetneo ANDR GIDE apuntaba en su Diario (1,310) que Slo con los elementos ms virtuosos del espritu se desarrolla una obra de arte.Y, con todo, a pesar de tantas pruebas que atestiguan la afinidaddel arte con el ideal, la armona, la virtud y el bien, en el tercerlibro de la Repblica es el mismo PLATN quien destierra a los poetasy prohibe, por ser demasiado languidecientes y ablandadoras, las armonas jonia y lidia (398e-399a). Veinticuatro siglos ms tarde, esesa misma preocupacin por la moral pblica, ese misino temor dealgn contagio tico, el que inspira a un tribunal parisino la condenacin de una famosa novela La seora Bovary, y de un librode poemas no menos famoso Las Flores del Mal.

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    Pero no es esa denuncia del mal en el arte una mera ingenuidad? No resultara de alguna ilusin que nos hace tomar, como adon Quijote delante del retablo de M A E SE PEDRO, la apariencia porla realidad, o la imagen por su modelo? Al condenar a FLAUBERT,que haba pintado las costumbres de su poca, no hicieron los jueces como si hubieran inculpado al espejo por culpa de la imagen querefleja?En efecto, hemos de notar que, lo mismo que no muerde la imagen de un perro, tampoco hace mal la presentacin del mal. EnBREUGHEL O en PO U SSI N , La Degollacin de los Inocentes no derramaninguna sangre, como tampoco Las matanzas de Scio o La muertede Sardanpalo de DELACROIX. A pesar de todo, es en las batallasde PAOLO UCELLO, de G RO S O de MEISSONNIER donde en realidadmenos se muere. Y si en ninguna parte se trata tanto de los desastresde la guerra como en CALLOT O en GOYA, es tambin donde menospeligro tenemos al verla tan cerca, del mismo modo que los temporales de BRAUGHEL O de TURNER son los que menos nos mojan, yen los que sobreviven ms tiempo los que estn a punto de ahogarse.De que el arte es irreductible a lo que representa tenemos adems una prueba, al observar que es el mismo arte el que representatanto el Bien como el Mal. En Nuestra-Seora-del Puerto, en CLER-MONT FERRAND, es el mismo arte, el mismo estilo de la misma estatuaria, el que representa como soldados de la Guerra de Cien Aos,unos y otros con su casco, su estoque y su cota de malla, a losVicios y Virtudes. En Bourges y en Sainte-Foix, en Reims, en Amiens,y en Pars, es el mismo arte l que representa en el tmpano de suscatedrales a los elegidos y a los condenados. Es el mismo MA N ET,con el mismo estilo, el que una vez pinta la lascivia de La comidasobre el csped, y otra pinta la marcial inocencia del Pfano o la caratan clara y la mirada tan limpia de ALEJANDRO, El nio con cerezas.As es como el mismo arte sirve para que FLAUBERT relata en Laseora Bovary la historia de un adulterio, y en Un corazn simplela historia de una abnegacin y una santidad rsticas.Esa acumulacin de ejemplos nos conducen a plantear tres seriesde problemas.

    1) Qu compromiso puede tener el arte con el mal, a no serel que tiene su modelo? Puesto que el arte no es ms que una re-11

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    presentacin, el problema es saber si efectivamente es malo el representar el mal, o bien, a la inversa, si su misma representacinno bastara para exorcizar el mal.2) Si el arte es independiente de lo que representa, no habracon todo algn mal inherente al carcter ilusorio de la representacin? Pues, si toda obra de arte nos da la ilusin de otra realidadque designa de manera subrepticia, si hay algo ilusorio en la mismaesencia del arte, no sera de alguna manera todo arte idlatra?Pero si la realidad es mala, al librarnos de ella no sera un bienla ilusin? La mera representacin que es el arte, no tendra como

    efecto librarnos del Mal originario inherente al querer?3) Si el arte puede ser independiente de lo que represen ta;si incluso, como la msica, puede ser librado de todo modelo, sipuede significar siempre sin designar nunca, no sera entonces slosu manera de expresar la que tendra relacin con el bien o con elmal? En el sentido en que STENDHAL deca que es el arte una moralconstruida, no sera necesario pensar que hay verdaderamente unaperversin igual que hay una santidad del estilo, y que el estiloes aquello por lo que el arte consiente en el mal o lo rechaza? Sihubo, pues, algn arte anglico para atestiguar el ennoblecimientode la existencia, al anunciar, a la inversa, el envilecimiento y el escarnio de la existencia; no habra entonces un diabolismo del ar te?

    * * *

    Veamos primero si, no siendo el arte ms que una representacin, no es malo representar el mal, o si el mal no podra ser,a la inversa, exorcizado por su misma representacin.Los jueces de la sexta sala de lo correccional que en 1857 condenaron a FLAUBERT y a BAUDELAIRE deban pensar que, tal comoel ser mirn es una perversin, as es una perversin representar laperversin. A causa de la escena del coche simn, condenaron a laSeora Bovary por inmoralidad e irreligin; y a causa de lesbianismoy ultraje a las buenas costumbres condenaron Las Flores del Mal.Pero, por una parte, esas pginas no hubieran enseado nada a12

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    quien no lo hubiera ya sabido. Y por otra, el mismo ministro delInterior y la misma compaa de los jueces, los Morny y los Rougon,hacan cosas mucho peores al mismo tiempo. Por eso BAUDELAIREpoda denunciar la hipocresa de esta sociedad, que aceptaba la realidad de la que castigaba hasta la misma evocacin. Todos los necios de la burguesa, escribe en Mon coeur mis a nu (84), que pronuncian sin cesar las palabras 'inmoral, inmoralidad, moralidad enel arte...' me hacen pensar en Louise Villedieu, fulana de dos durosque, acompandome al Louvre... se puso roja y se ocult la cara,...preguntndome cmo era posible que fuesen mostradas en pblicotales indecencias.

    Con todo, la fulana de dos duros pensaba espontneamente comoel mismo J.-J. ROUSSEAU, que escriba en su Discurso sobre las ciencias y las artes (p. 22) Nuestros jardines estn adornados de estatuas y nuestras galeras de cuadros... Son imgenes de todos losextravos del corazn y de la razn que se presentan temprano a lacuriosidad de nuestros nios, sin duda para que tengan bajo susojos modelos de malas acciones. Ahora bien, si es as, el arte notiene la inocencia de un espejo. Si es condenado, no es por lo queimita, sino porque ser imitado; no como imagen, sino como modelo. Si el arte puede ser malo, no es, pues, como espejo de la realidad, sino porque la realidad vendr a ser un espejo del arte. No escondenado porque represente algn suceso ms o menos licencioso,que no hemos vivido, sino porque lo propio del arte es hacer deseablelo que nos hubiera dejado indiferentes en la realidad. El arte, portanto, es una seduccin. La serpiente de la tentacin era artista.

    En qu consiste esa seduccin, o, como la llama PLA T N , lamagia o la brujera del arte (t yox]-zda. Repblica X, 598 d y 602 d)?Consiste en que el arte hace parecer real lo irreal.Slo al representarlo, el arte da consistencia a lo malo. CuandoPLATN critica a los poetas el haber mostrado a los dioses dedicndose a todos los vicios (Rep. II y III), a los hroes lbricos, tragones y simoniacos, muestra cmo el arte ha llegado a ser demonacoy tentador al haber hecho el vicio amable. Y, en efecto, los diosesno pueden haber sido viciosos sin que haya algo divino en los vicios,lo mismo que si hay una inconstancia de los hroes, no es posibleque no haya algn herosmo en la inconstancia. Y as es cmo el

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    arte nos acostumbr al mal, persuadindonos de que no hay en lnada tan malo.Hacindonos creer, adems, que lo verdadero es falso y que lofalso es verdadero, en el arte, el mal se hace adems sobornador,charlatn y engatusador. Tal es, por ejemplo, ese falso testimonio detantas narraciones y tragedias que muestran la injusticia siempreprspera y siempre miserable la justicia (Rep, III), ensendonos ypersuadindonos as de que la verdadera cordura es parecer justopara se r impunemente injusto. Y qu nos muestran tantas comedias, como las del mismo M O L I E R E , con ocasin de personajes comoGeorges Dandin el marido engaado o de Alceste el novia

    celoso sino el vicio apuesto y la virtud ridicula? Por eso, en sucarta a d'Alembert, bien poda escribir ROUSSEAU que el arte apaga el cario que se tiene a la virtud.Y con todo, no habra un uso profilctico del arte? De lamanera como lo desarrollan tantas teoras de la KocMpo-n;, de lapurgacin, como lo explica ANTONIN ARTAUD en su teatro de lacrueldad, no sera en el arte donde realizamos sin mal tantos deseosque sera tan malo no cumplir como cumplir en la realidad? Lobueno del arte sera pues que da salida al mal.Adems, el arte tiene un uso pedaggico. Hacindonos experimentar de manera imaginaria lo que no hemos vivido todava noshace reconocer el mal antes de que lo hayamos conocido. As es cmolas novelas de la ms cnica inmoralidad pueden ser presentadas comounos tratados de tica al revs, describiendo todas las figuras de laperversin, sus primeros sntomas, sus evoluciones y sus efectos,para que sepamos diagnosticarla bastante temprano con el fin deevitarla. Tal como se deca que la comedia castigat ridendo mores,as es como LACLOS en su prefacio a Les liisons dangereuses, o el

    marqus de SADE en su prefacio a Justine y a Eugnie de Franvalpretendan cumplir en sus novelas una obra sumamente moral, procurando el horror del vicio precisamente al mostrar sus efectos. Ensear al hombre y corregir sus costumbres es mi nico motivo...escribe SADE (prefacio a Eugnie de Franval, p. 553). Tal sera, pues,la funcin homeoptica del arte, hacindonos experimentar el malpara que lo evitemos.Pero no sera esa profilaxia o esa homeopata del arte una hipocresa ms? Como recuerda ROUSSEAU, para hacernos odiosos a los14

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    malhechores, necesitamos tan pocos dramas como novelas. Que lameta del arte sea la reforma de las pasiones es tambin otra hipocresa. Pues el fin del arte nunca fue corregir sino gustar. Ahora bien,son las pasiones las que gustan, y no la razn .Para ponerlo de manifiesto, no hay ms que observar cuntas Salom, cuntas Fedra,cuntas Agripina representa el teatro, y cuntos Filemn y Baucis.Adems, al acostumbrarnos por el arte a la exaltacin enftica y ala intensidad de las emociones, llegamos a necesitarlas, y a experimentar como insufribles, por ser demasiado sosas, la bondad, la inocencia y la prosa santa de lo cotidiano. Por eso cmo se pudo creerque se purgaran las pasiones al excitarlas? Es como si se diera quepara llegar a ser sensato y prudente, tenemos que empezar siendofuriosos y locos. Si se trata de purgar, nota ROUSSEAU, el arte purgalas pasiones que no tenemos y fomenta las que tenemos.Hay, adems, una patogenia del arte. Es un error creer que nohay nada serio en la imitacin. Imitar, pues, es identificarse con loque se imita. Imitar la clera, es experimentarla. Y aun si pensamos,como D I D ERO T, que el actor no experimenta lo que imita, a lo menos los espectadores sienten lo que contemplan. La contemplacines una imitacin interior. Y por eso, dice ROUSSEAU que se hanhecho cmplices, en el fondo de sus corazones, de los crmenes quehan visto cometer. Por eso es por lo que censura, por ejemplo, lasobras de REGNARD: Qu es interesarse por alguien, pregunta, sinoponerse en su lugar? Interesndonos por un ratero, nosotros mismosnos hacemos rateros por un momento.A pesar de los anlisis de D I D ERO T, consideremos la imitacin delactor. No podra estar dispuesto a hacer todos los papeles, si noestuviera ya interiorme nte dispuesto a todo , consintiendo en todos losposibles. Si no se niega a nada, es porque no hay nada a lo quese obligue. Si no hay para l ninguna transgresin, es por no habertampoco reglas. As es como no hay actitud, gesto, o comportamientotan feos que le sean prohibidos por su nobleza originaria. Si es puesapto para imitar todos los posibles, no es por ser ms libre, sino porser ms innoble que los otros.Ya que la representacin del mal es, por s sola, un cierto consentimiento en l no habra ya algn mal inherente al mismo estatuto de la representacin?* * *

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    No se ejercitara el mal, aunque sea de manera subrepticia, enese celo por producir una pura forma sin contenido, y en la fascinacin que ello produce?Si no hay arte sin tcnica, lo especfico del arte es la perfectagratuidad, la absoluta inutilidad de su tcnica. Al no producir, porsupuesto, nada real, el artista recuerda PLATN es tan intila las personas como a los Estados (Rep. X, 600ae). El artista es unparsito.No slo el artista vive, pues, a costa de los otros, sino que elarte se ejerce a costa de la misma existencia. Al no ser ms que unjuego, el arte roba, en efecto, a lo serio de la vida el tiempo que leotorgamos. Ahora bien, nota ROUSSEAU, si le faltan al hombre unosentretenimientos, con todo no son permitidos si no son necesarios.Todo entretenimiento intil es un mal para un ser cuya vida es tanbreve, y cuyo tiempo es tan precioso. Mera disipacin, prodigalidadculpable, al ser un verdadero despilfarro de la existencia, la aficinal arte es falta de respeto a la vida: y por eso es un mal.Si el arte es, pues, una irreparable prdida de tiempo, ms todava es una escuela de perversin. En efecto, al desarrollar nuestraaficin a la mera apariencia, desarrolla nuestra aficin al lujo. No sloel arte desarrolla as nuestra frivolidad y nuestra vanidad, sino queprovoca tambin en la sociedad la disolucin de las costumbres. Todoel mundo llega a no preocuparse ms que de s mismo. As es como,describe ROUSSEAU, creemos en el teatro, mientras que all es donde al contrario cada uno se aisla, se va para olvidar a sus amigos, a sus vecinos, a sus parientes, para interesarse en unas fbulas.Pero, si el arte suscita el mal al endurecer nuestro corazn, es tambin el mal el que suscita y nos da aficin al arte. Son en efecto,muestra ROUSSEAU, el disgusto de s mismo, el peso del ocio, losque necesitan el entretenimiento del arte. Mero divertimento, elarte nos distrae de toda realidad: de nosotros y de los otros. Al hacernos experimentar as lo real como irreal y lo irreal como real,embarcndonos para cierto viaje imaginario, el arte es una droga.Y tal es, en efecto, esa sofstica del arte que denuncian tantoPLATN como H E G E L (Esth. 1,40). Tal como el libro dcimo de laRepblica haba caracterizado el arte como una tcnica de la ilusin,as H E G E L mostraba que la sofstica del arte consiste en representarnos objetos que no son reales como si lo fueran efectivamente,16

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    de tal modo que quedamos tan emocionados, trastornados, cautivadospor su representacin como lo estaramos por una percepcin. Eseefecto hipntico del arte, es el que describen, sobre todo a propsito de la msica, a la vez SCHOPENHAUER, NIETZSCHE, y T O L S T O I , ensu famosa sonata a Kreutzer. Y el mismo BERGSON observa en Lasdos fuentes de la moral y de la religin (p. 36) que somos en cadainstante lo que expresa la msica.De esa sofstica del arte, de esa magia alucinatoria, de esa fuerza hechicera, se sigue una desrealizacin de lo real: y eso es el mal.Por comparacin con la pura intensidad de lo que evoca o representa,el arte opera en efecto una degradacin ontolgica del mundo. Bienpoda comparar SCHOPENHAUER la representacin del arte a la presentacin de Ideas platnicas, ya que el hechizo del arte hace del mismomundo slo un reflejo, una copia, o una efigie de lo que hace contemplar el arte. Es verdaderamente en este sentido la sensualidad delo inteligible. Todo el mundo recuerda el famoso encantamiento quehizo MALLARM de esa flor ausente de todo ramo. Del mismomodo, en La obra maestra desconocida, BALZAC describe la fascinacin de POUSSIN al ver un cuadro de GIORGIONE, hasta tal puntoque se lamenta su novia: nunca me ha mirado as.... Por haberledo demasiadas novelas, la seora Bovary no poda imaginarse queese sosiego en el cual viva fuese la felicidad que haba soado....De la misma manera la seorita de Chantepie, que se carteaba conFlaubert, le confiaba que slo viva en el teatro, que los personajesde D O N I ZETTI era su nica familia, su nico mundo, y que fuerade ellos se senta desterrada (cf. cartas del 26.2.1857 y del 13.2.1858).As MARGERITE DE YOURCENAR describe en una de sus Novelas orientales la decepcin de un joven emperador de China al descubrir elmundo despus de haberlo slo imaginado en los cuadros de su palacio. Y acusa a su pintor: Me hiciste mentiras, me engaaste,Wang-F, viejo impostor... El nico imperio que merece la penade que se reine sobre l es el que creaste... (lire p. 23-24).Por comparacin con ese viaje que hacemos en el arte y conlos mundos que nos hace presentir, el mundo donde vivimos es puesun mundo decado e inaceptable, de donde no tenemos ms que salir.Como la analiz BAUDELAIRE, tal es el carcter a la vez estupefacientey satnico del arte. Todo hombre, dice, que no acepta las condiciones de la vida, vende su alma. Es fcil comprender la relacin

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    que existe entre las creaciones satnicas de los poetas y las criaturasvivas que se han dedicado a las drogas... (Los parasos artificiales,p. 474). Lo maligno del arte es pues que nos hace despreciar y desdear la existencia concreta, y su irremediable precariedad. As escomo el poeta viene a rechazar todo compromiso con ese mundo:Ser un hombre til siempre me pareci algo horroroso.Pero, con todo, si experimentamos el arte como algo ms intensoque la realidad, no ser porque toda percepcin de la realidad esrelativa y por eso precaria, mientras que el arte es una representacin del absoluto? Y en efecto, en el mundo donde actuamos, lapercepcin que tenemos de cualquier objeto es relativa a la diversidad infinita de las maneras que podramos tener de obrar sobre l,a la infinitud de relaciones que tiene con todos los otros objetosque lo rodean, a la secreta infinitud de maneras que tiene el tiempopara cambiar y aniquilarlo. Por eso, al no poder percibir un objetosino en el mundo, no podemos percibirlo sino como infinitamenterelativo, dbil, y precario. Por el contrario, una obra de arte se dacomo una totalidad cerrada, sin la ms mnima relacin con nadaque la pueda rodear, sin ningn otro punto de vista posible. Nohay nada ms que buscar o esperar: toda su realidad se ha contradoen su apariencia. Por eso es por lo que el arte nos hace percibir unmundo absoluto en un objeto, mientras que a la inversa son siempreobjetos evanescentes y relativos los que percibimos en el mundo.Por eso, bien puede decir SCHOPENHAUER que el arte nos da larevelacin de la realidad absoluta, que saca el objeto de la corrientefugitiva de los fenmenos, y as nos proporciona, en el arrobamiento de la intuicin, la presencia sensible de la misma Idea, en laeternidad de su inmutable plenitud.Pero el arte no es as el mal divertimiento que nos desva delmundo y de los otros. Es, al contrario, su contemplacin la que noslibra de esa insuficencia originaria de la vida para llenar un alma(MVR, 407). En el arte encontramos, finalmente, algo as como unsmbolo o una imagen del paraso perdido (256). Arrancndonosa este esfuerzo indefinido, sin fin ni meta (405) que persigue indefinidamente nuestra voluntad, al librarnos del querer y del decepcionante principio de razn, el arte es el nico remedio a la vida, siexceptuamos a la misma muerte.Sin embargo, el arte no es reducible a la representacin de una18

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    EL ARTE Y EL MALidea. Lo pone de manifiesto la representacin de una misma ideapor artistas diferentes. Consideramos por ejemplo, La degollacin delos Santos Inocentes por G I O T T O , por BREUGHEL, O por PO U SSI N ; elDescendimiento de la Cruz por Q U E N T I N M E T S Y S , por GRNEWALD,o por el maestro de Villeneuve-ls-Avignon; instrumentos de msicapor CHARDIN O por P I C A S S O ; el Rquiem de PALESTRINA, el deCAMPRA, el de M OZA RT, el de BE RL IOZ, el de VE RD I, O el de FAUR .Si se tratara de idea, aqu y all sera la misma. Pero todo el mundoexperimenta con una irrefragable evidencia, que no hay nada comnentre esas obras, ya que no son diversas expresiones de una sola ymisma idea, sino la manifestacin de diversos mundos que esas expresiones evocan, o ms bien simbolizan.As llegamos, pues, a entender que la misma esencia del artees su estilo. Tal como KANT haba dicho que el arte no es la representacin de una cosa bella, sino la bella representacin de una cosa;as es como el arte no es bueno o malo por lo bueno o malo quenos representa, sino por lo bueno o malo de su misma representacin. Su expresin es lo que expresa. Sublime e irrisoria paradojadel arte: en l, el significado es el mismo significante.

    Eso es lo que tenemos que analizar ahora.* * *

    Todo arte dice K A N T, supone reglas { 46), pero no hay reglas del estilo. Tal como hay una autonoma de la moral, hay puesuna autonoma del estilo. Y quizs es por eso por lo que las diferentes maneras de calificar un estilo no son ms que otras tantasmaneras de calificar un carcter moral. Caracterizamos, en efecto,un estilo tal como definiramos actitudes o comportamientos morales,y por tanto como si fuera una armadura tica la que se expresa conocasin de la creacin esttica. Decimos de un estilo que es noble,altivo, imp etuoso, vehemente, arrebatado; o descuidado, relajado,tortuoso , flojo; puede ser claro, conciso, incisivo; decimos que esescrupuloso como el de DRER, de N I CO L S MA ES, de FLAUBERT)o desenvuelto (como el de F R A N Z H A L S , de W A T T E A U , de D E L A -CROIX, el de VLAMINCK O el de P I C A S S O ) ; que es simple, depurado,

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    escueto; o adornado, complaciente, efectista, etc. Por eso bien podra A N D R G I D E lamentarse: Al diablo la avaricia! Produce enliteratura a los escritores prolijos....As es como, al representar un mundo, cada artista expresa unamanera de ser o venir al mundo. Ahora bien, esta manera (es decir,su estilo) simboliza su carcter tico. Por eso, VAN GOGH no seequivocaba cuando alababa a unos pintores, no por el valor propiamente esttico de sus cuadros, sino por sus virtudes propiamentemorales. As, en diciembre de 1882 {Correspondance Genrale I ,532), admiraba en unas litografas de J U L E S D U P R , la suma devigor y de amor que revelaban; tal como escriba a EMILE BERNARD,al principio de agosto de 1888: Sabes lo que hace que me gustentanto tus tres o cuatro bocetos. Es un no s qu de voluntario, demuy honesto; un no s qu de fijo, firme y seguro de s que atestiguan. Nunca estuviste ms cerca de Rembrandt.. ..Si son, por tanto, virtudes las que se expresan en el buen estilo,ya presentimos entonces que el mal estilo es el estilo inspirado porel mal. Debi de haberlo presumido ya SAN HILARIO de P O I T I E R S , alhaber escrito en el captulo XIII de su Tratado de los Salmos queel mal estilo es un pecado (citado por RMY GOURMONT, La enturedes ideesy pp. 14-15).Por el contrario, lo maligno del alma es que nunca parece malo.La astucia del mal es su atractivo. Nunca seramos tentados por lsi no fuera tentador. Ahora bien, hay siempre una tentacin de gustar, de agradar: de expresar lo que la moda hace conmovedor, ycomo est de moda expresarlo. As es como hay una heteronoma delestilo. Hay una tentacin de asombrar (como en tauromaquia el tremendismo): y hay una patologa del estilo. Hay una tentacin dela facilidad, sea que nos inspire por pereza que as es bastantebueno, sea que nos inspire, por desprecio a los otros, que esas todava demasiado bueno para ellos. Hay una tentacin de laimpostura, que consiste, como le sucede a la seora VERDURIN, enno ser conmovido por nada, en pensar que slo el ruido hace elrumor, slo el rumor hace la fama, y slo la fama hace el talento.Este es el esnobismo.Ahora bien, qu postula el esnobismo? Proviene del sentimientode que no admiramos las obras porque son bellas, sino que pasanpor bellas porque las admiramos. Igual que la sofstica postula que20

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    no hay verdad, el esnobismo postula que no hay belleza. Como lasofstica postula que cada individuo es la medida de todas cosas,el esnobismo postula que no hay universalidad del juicio del gusto(del juicio esttico). Por consiguiente, sin esa universalidad subjetiva que KANT haba puesto de manifiesto, el arte no puede ser lagran reunin de la Iglesia invisible, sino ese aristocrtico mediode exclusin, por el cual los iniciados se excomulgan de la humanidad.En ese gusto por la separacin, la exclusin, la seccin, podemosreconocer esa vocacin del espritu que niega: un cierto diabolismodel arte.Y, en efecto, si hemos podido reconocer algo as como un ange-lismo del arte, tambin podremos reconocer, pero al revs, algo ascomo un diabolismo del arte. Si hay un angelismo del arte, es poranunciar como una buena nueva, el ennoblecimiento de la existencia. Como el ideal, el arte nos figura y representa lo que tenemosque ser. Tal era la leccin que WINCKELMANN haba sacado de laestatuaria griega, y que DIDEROT haba reconocido en el esfuerzodel genio para reformar la naturaleza y hacernos encontrar ese modelo ideal del que no hay nada en el tiempo que no haya decado(cf. saln de 1767). Tal era tambin esa necesidad de arte descritapor H E G E L y ese Elogio del maquillaje expresado por BAUDELAIRE,y que expresan casi con los mismos trminos, el rechazo originariopor parte del hombre de toda naturalidad. Al ser un esfuerzo delespritu para exteriorizar su interioridad, es decir, para dar al absoluto una presencia sensible, el arte expresaba una voluntad de regeneracin y la espera de la Parusa.Si tal poda ser el angelismo del arte, su diabolismo sera, completamente al contrario, su consentimiento con la naturalidad. Porque la espiritualidad del arte exige el esfuerzo y la paciencia delaprendizaje, de someterse a reglas, de negar lo inmediato en nombredel estilo, del gusto, del ideal, de la razn, surge un arte con la intencin de negar todo aprendizaje, toda regla, todo gusto y todarazn. Para entregarse a la pura inmediacin, quiso abandonarse a lofortuito de los encuentros, a la espontaneidad de los sueos, y a lamera casualidad de los cadveres exquisitos. Proclamando despusde ARTHUR RIMBAUD y de JACQUES VACH que el arte es unatontera, se comprometi a promover a la dignidad de obra de artecualquier objeto: un botellero, una pala o un urinario. As es como

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    NICOLS GRIMALDI

    PICABIA firm una mancha de tinta y la titul Santa Virgen. BRETNpresent como poemas un conjunto lo ms gratuito y fortuito posible de fragmentos de ttulos recortados en los peridicos. MAXE R N S T puso al azar hojas de papel sobre el piso o sobre una tela desaco, la frot con una mina de plomo y dio diversos ttulos a losresultados, como El mar y la lluvia, Mujeres atravesando un rogritando, etc. En 1957, la galera Apollinaire de Milano expone oncecuadros monocromos de YVES KLEIN, del mismo azul uniforme, delmismo tamao, pero vendidos a precios diferentes.Pronto, el arte mnimo, con un tubo de escape, una traviesade ferrocarril, un trapo de fregar extendido y manchado, exhibi emblemticamente la carne leprosa de la existencia. Desde entonces nohay nada que no pueda hacer las veces de obra de arte. Pero, sicualquier desecho puede ser promovido a la dignidad de obra dearte, el arte no tiene dignidad, especificidad, ni e statu to. D e una extensin casi infinita se sigue para el arte una comprensin casi nula.Si casi todo puede ser arte, el arte es casi nada. Tal es el diabolismodel arte: cuando rechaza, rehusa, recusa todo juicio. No hay nadafeo, sugiere, porque no hay nada bello. En este destierro metafsicode la belleza, en esa abrogacin del sentido, en esa consagracin dela nada, triunfa pues el nihilismo.En vez de convocar a toda la humanidad en cada uno de nosotros como a la Iglesia invisible, cuando el arte se instaura, al contrario, como una efigie de la Babel universal, tiene el ngel exter-minador todava que pasar, o ya pas?

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