Origenes - Comentario al cantar html 1 - prologo.txt

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    PrlogoCap. I

    [Bae 61-88] Este epitalamio, es decir, canto de bodas, tengo para mi que Salomn lo escribi a modo de drama y lo cant como si fuera el de una novia que va a carse y est inflamada de amor celeste por su esposo, que es el Verbo1 de Dios. Lo cierto es que apasionadamente le haamado, ya el alma, que fue hecha a su imagen, ya la Iglesia. Con todo, el presente escrito nos ensea adems qu palabras utiliz personalmente este magnifico y peto esposo al dirigirse a su cnyuge, el alma o la lglesia. Y por este mismo libro,que se titula Cantar de los Cantares, podemos igualmente conocer qu dijeron lasjvenes compaeras de la esposa, presentadas junto con la misma esposa, y qu, asimi

    o, los amigos y compaeros del esposo. Y es que, efectivamente, tambin a los propios amigos del esposo se les dio la posibilidad de decir algo, siquiera lo que hubieran escuchado al esposo mientras se alegraban de su unin con la esposa. Por consiguiente la esposa no slo habla en persona a su esposo, sino tambin a las jvenesy la palabra del esposo, por su parte, no va dirigida nicamente a la esposa, sinotambin a los amigos del esposo. Y a esto nos referamos arriba cuando decamos que l cantar de boda estaba redactado en forma de drama. Efectivamente, hablamos dedrama -como suele hacerse al representar una pieza teatral- cuando se hace intervenir a diversos personajes y, mientras unos entran y otros hacen mutis, los diferentes interlocutores van dando cabo a la trama de la narracin.

    El presente escrito contiene cada uno de estos elementos por su orden, y todosu meollo est formado por coloquios msticos2. Pero antes que nada nos es necesario saber que, de la misma manera q

    ue la edad pueril no se siente movida al amor pasible, as tampoco se admite a lacompresin de las palabras del Cantar a la prvula e infantil edad del hombre interior, es decir, la de aquellos que en Cristo se alimentan de leche, no de manjar slido3, y que ahora, por primera vez, apetecen la leche autntica y sin engao4. Efectivamente, en las palabras del Cantar de los Cantares est el alimentodel que dice el Apstol: Sin embargo, el manjar slido es propio de adultos; y requiere unos oyentes tales que, por la prctica de comer, tengan sus sentidos entrenados en el discernimiento del bien y del mal5. Y ciertamente puede ocurrir que los prvulos antedichos vengan a estosparajes y no aprovechen nada absolutamente de esta Escritura, aunque tampoco sedaen demasiado al leer lo que est escrito, o bien al examinar lo que para su explicacin se dir. En cambio, si se acerca alguien que slo es hombre segn la carne, p

    te tal lo escrito producir una situacin de peligro muy crtica. La razn es porqueno saber escuchar con pureza y castos odos las expresiones del amor, har que todaaccin de or se desve del hombre interior al hombre exterior y carnal; del esprie volver hacia la carne, nutrir en s mismo concupiscencias carnales y parecer quEscritura divina es para l ocasin de dejarse mover e incitar al deseo carnal. Poreso yo advierto y aconsejo a todo el que an no est libre de las molestias de la carne y de la sangre ni ha renunciado a los afectos de la naturaleza material quese abstenga por completo de leer este libro y cuanto se dir sobre l. De hecho cuentan que incluso entre los hebreos se procuraba que no se permitiese a nadie nisiquiera tener en sus manos este librito, a no ser quien hubiera alcanzado la edad adulta y madura. Es ms, teniendo en cuenta que entre ellos es costumbre que los maestros y los sabios transmitan a los nios todas las Escrituras junto con lasque ellos llaman tradiciones6, hem

    os sabido tambin que guardan para lo ltimo estas cuatro partes: el comienzo del Gsis, en que se describe la creacin del mundo7; los comienzos del profeta Ezequiel, en que se habla de los querubines8; su final, donde se contiene laconstruccin del templo9, y este libro del Cantar de los Cantares.

    Por consiguiente, antes de entrar a discutir lo que se contiene en este libro, me parece necesario que previamente expongamos unas breves consideraciones acerca del amor mismo, que es la causa principal de haber sido escrito el libro; despus, acerca del orden de los libros de Salomn, entre los cuales este libro parece

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    ocupar el tercer lugar; luego tambin sobre la intitulacin misma del librito: porqu se le puso el ttulo de Cantar de los Cantares; y adems, de qu manera fue compo, a guisa de drama, segn parece, y como pieza teatral que se suele representar en escena con mutacin de personajes.

    Cap. II

    Entre los griegos, ciertamente, muchos fueron los sabios que, queriendo investigar la verdadera naturaleza del amor, produjeron no pocos y variados escritos,tambin en forma de dilogo10, conel intento de poner de manifiesto que no existe ms fuerza del amor que aquella que puede conducir al alma desde la tierra hasta la cumbre excelsa del cielo, y que no es posible llegar a la suma felicidad si no media la provocacin del deseo am

    oroso. Pero tenemos tambin noticia de haberse discutido este tema en algo as comoen banquetes: pienso que entre personas que hacan banquetes, no de manjares, sinode palabras. Otros, es verdad, tambin dejaron por escrito ciertas artes mediantelas cuales pareciese que se haca nacer o crecer a este amor en el alma. Pero algunos hombres carnales aplicaron estas artes a los deseos viciosos y a los secretos del amor culpable. Por consiguiente, no es de extraar que tambin entre nosotros, donde cuanto mayor es el nmero de simples mayor parece ser el de inexpertos, hayamos dicho que es difcil y hasta peligroso disputar sobre la naturaleza del amor, siendo as que, entre los griegos, que pasan por doctos y sabios, hubo no obstante algunos que no entendieron este tema tal como estaba escrito, sino que, bajoel pretexto de cuanto se dice sobre el amor, dieron consigo en las cadas de la carne y en los precipicios de la desvergenza, bien porque, como antes recordamos, tomaron de lo que estaba escrito algunos estmulos e incentivos, bien porque utiliz

    aban los escritos de los antiguos como cobertura de su incontinencia.

    As pues, para no incurrir tambin nosotros en algo parecido interpretando viciosa y carnalmente lo que escribieron los antiguos en sentido bueno y espiritual, extendamos hacia Dios nuestras palmas tanto del cuerpo como del alma, para que elSeor, que dio la palabra a los que evangelizaban11 con gran poder, nos d tambin a nosotros, por su poder, la palabra con que podamos presentar una sana inteligencia de lo que est escrito y, en orden a la edificacin de la castidad, ajustada tanto al nombre mismo como a la naturaleza del amor.

    Al comienzo de los libros de Moiss, donde se escribe sobre la creacin del mundo, hallamos referida la creacin de dos hombres: el primero, hecho a imagen y semejanza de Dios12; el segundo, modelado del barro de la tierra13. E

    l apstol Pablo, que saba esto muy bien y con toda claridad, escribi en sus cartas on particular franqueza y transparencia que en cada hombre hay un doble hombre.Dice as, efectivamente: An cuando nuestro hombre exterior se va desmoronando, el interior, en cambio, se renueva de da en dia14; y tambin: Pues me complazco en la ley de Dios segn el hombre interior15; y cunto no escribi por el mio estilo? De ah que yo piense que nadie debe ya dudar de lo que Moiss escribi al mienzo del Gnesis sobre la hechura y formacin de dos hombres, cuando vemos que Pablo, que sin duda entenda mejor que nosotros lo que Moiss escribi, dice que en cadhombre hay dos, y nos recuerda que uno de ellos, el interior, se va renovando deda en da mientras el otro, el exterior, se va corrompiendo y debilitando inclusoen santos de la calidad del propio Pablo. Por si alguno piensa que todava cabe alguna duda sobre esto, se dar explicacin ms amplia en sus correspondientes lugares

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    Ahora, sin embargo, prosigamos con la razn de haber mencionado al hombre interior y al hombre exterior. En realidad, con ello queremos hacer saber que en lasdivinas Escrituras se suele nombrar mediante homnimos, esto es, mediante denominaciones semejantes, ms an, con idnticos vocablos, los miembros del hombre exterior las partes y sentidos del hombre interior, y su mutua confrontacin se realiza noslo en las palabras sino tambin en los hechos mismos. Por ejemplo: uno es, por laedad, un muchacho segn el hombre interior; entonces le es posible crecer y alcanzar la edad juvenil, y luego, continuando su crecimiento, llegar al estado de hombre perfecto16 y hasta converti

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    rse en padre17. Pues bien, nos hemos querido servir de estos trminos con el fin de presentar vocablos acordes conla divina Escritura, esto es, con lo que escribi Juan. Dice, efectivamente: Os escribo a vosotros, muchachos, porque ya conocis al Padre; os escribo a vosotros,padres, porque ya conocis al que exista desde el principio; os escribo a vosotros,jvenes, porque sois fuertes y la palabra de Dios permanece en vosotros y ya habisvencido al meligno18. Es evidente-y nadie creo que pueda en absoluto dudarlo- que aqu Juan habla de muchachos, jvenes e incluso padres, segn la edad del alma, no segn la del cuerpo. Pero es que el mismo Pablo dice en algn lugar: No puedo hablaros como a espirituales, sino como a carnales; como a nios en Cristo, os di a beber leche, y no alimento slido19. Sin duda alguna se les llama niosen Cristo segn la edad del alma, no segn la de la carne. Efectivamente, el mismo Pablo dice tambin en otro lugar: Cuando yo era nio, hablaba como nio, pensaba como io, discurra como nio. Cuando me hice un hombre, acab con las nierias

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    por los siglos, sino tambin de estas vides y frutos de los rboles de ac35. Pero de esto hablaremos en otra ocasin. As pues, siguiendo la distincin precedente, segn el hombre interior, uno carece de ijos y es estril mientras otro abunda en hijos, conforme a lo que se ha dicho: Laestril dio a luz siete hijos y la de muchos hijos qued baldia36; y como se dice en las bendiciones: No habr entrevosotros mujer sin hijos ni estril37.

    Entonces, si esto es as, de la misma manera que hay un amor llamado carnal, que los poetas llamaron Eros38, yquien ama segn l siembra en la carne39

    , as tambin existe un amor espiritual, y el hombre interior, al amar segn l, mbra en el espritu40. Y por decirlo con mayor claridad, si an hay alguien portador de la imagen del hombre terreno41 segn el hombre exterior, a este lo mueven el deseo y el amor terrenos; en cambio, al portador de la imagen delhombre celeste42 segn el hombreinterior, lo mueven el deseo y el amor celestes. Ahora bien, el alma es movida por el amor y deseo celestes cuando, examinadas a fondo la belleza y la gloria del Verbo de Dios, se enamora de su aspecto y recibe de l como una saeta y una herida de amor43. Este Verbo es, efectivamente, la imagen y el esplendor del Dios invisible, primognito de toda la creacin44, en quien han sido creadas todas las cosas en el cielo y en la tierra, las visibles y las invisibles45. Por consiguiente, si alguien logra con la capacidad de su inteligencia vislumbrar y contemplar la gloria y la hermosura de todo cuanto ha sido creado por l, pasmado por la belleza misma de las cosas y traspasado por la magnificencia de su esplendor como por una saeta bruida,en expresin del profeta46, recibir de l una herida salutfera y arder en el fuego delicioso de su amor. Sin embarnos conviene saber que, de la misma manera que el hombre exterior puede caer enun amor ilcito y contrario a la ley, de modo que ame, por ejemplo, no a su prometida o a su esposa, sino a una ramera o a una adltera, as tambin el hombre interioes decir, el alma, puede caer en un amor, no hacia su legitimo esposo, que dijimos que era el Verbo de Dios, sino hacia algn otro, adltero y corruptor. Es lo que, utilizando la misma figura, expone con toda claridad el profeta Ezequiel47 cuando introduce a Ohl y a Ohlib, fig

    uras de Samaria y de Jerusaln, corrompidas por un amor adulterino, como el textomismo de la Escritura proftica demostrar a quienes quieran conocerlo mejor. Por lotanto tambin este amor espiritual del alma, segn hemos sealado, unas veces se inama por algunos espritus perversos, y otras por el Espritu Santo y por el Verbo deDios: este es el esposo fiel y se llama marido del alma instruida, y de l se dice esposa la misma de que se habla sobre todo en la Escritura que estamos manejando, como demostraremos ms plenamente, con la ayuda de Dios, cuando empecemos a exponer sus mismas palabras.

    Por otra parte, tengo para mi que la divina Escritura, queriendo evitar a loslectores cualquier motivo de tropiezo a causa del trmino amor, en atencin a los mdbiles, lo que entre los sabios del mundo se denomina deseo (eros) lo llama, convocablo ms decoroso, amor (gape)48, como, por ejemplo, cuando dijo de Isaac: Y tom a Rebeca, que pas a ser su mujer

    , y la am49. Igualmente de Jacoby de Raquel vuelve a decir la Escritura: Raquel en cambio era de buen ver y de hermosa presencia; y am Jacob a Raquel y dijo (a Labn): Te servir siete aos por Rl, tu hija menor50. Sin embargo,el uso de este vocablo aparece muy claramente cambiado al referirse a Amnn, el que se enamor de su hermana Tamar. Efectivamente, est escrito: Y despus de esto sudi que, teniendo Absaln, el hijo de David, una hermana hermosa, llamada Tamar, laam Amnn, hijo de David51. Puso "amen lugar de "se enamor". Y Amnan andaba atormentado hasta el punto de enfermar por causa de su hermana Tamar, pues era virgen y a Amnn le pareca difcil hacerle a

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    o52. Y pocas lneas despus, dice asla Escritura acerca de la violencia que Amnn ejerci sobre su hermana Tamar: Pero no quiso Amnn escuchar sus palabras, sino que, imponindose por la fuerza, la derriby se acost con ella. Despus Amnn sinti por ella un odio terrible, pues el odio cue la odiaba era mayor que el amor con que la habla amado53. As pues, hallars que, en estos y en otros muchos pasajes, la divina Escritura rehuye vocablo deseo y pone amor en su lugar. Alguna vez, empero, aunque raramente, llama al deseo por su propio nombre y hasta convidae incita a las almas a l, como cuando en los Proverbios dice de la sabidura: Desa, y ella te guardar; asdiala, y ella te engrandecer; hnrala, para que ella te abe54. Y en el libro titulado Sabi

    dura de Salomn, tambin se ha escrito sobre la misma sabidura lo siguiente: Me hieseador de su belleza55. Con todo, creo que slo all donde no parece que habra ocasin de tropiezo es donde insertalabra deseo. Efectivamente, quin podra advertir algo de pasional o indecoroso en l deseo de la sabidura o en que alguien se constituya en deseador de la sabidura?Pues, si hubiera dicho que Isaac dese a Rebeca o Jacob a Raquel, ciertamente poresta expresin hubiera podido entenderse alguna pasin vergonzosa en los santos hombres de Dios, sobre todo entre aquellos que no saben elevarse de la letra al espritu. Por lo dems, en este mismo libro que tenemos entre manos est clarsimo que el vcablo deseo se ha sustituido por el de amor all donde dice: Yo os conjuro, hijasde Jerusaln: si encontris a mi amado, qu le anunciaris? Que estoy herida de amme="v56">56; como si dijera: se me ha clavadouna saeta de amor. En consecuencia es del todo indiferente que en la Escritura s

    e diga amor o deseo, si no es que la palabra amor alcanza tal categora que Dios mismo es llamado amor, como dijo Juan: Queridos, ammonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor57.

    Y aunque sea propio de otra ocasin el decir algo de lo que como ejemplo hemosaducido de Juan, sin embargo no nos ha parecido fuera de lugar tocar aqu algo brevemente. Ammonos los unos a los otros-dice-porque el amor viene de Dios; y poco despus: Dios es amor58. En esto demuestra que Dios mismo es amor, y tambin que el que viene de Dios es amor. Ahorabien, quin viene de Dios si no es aquel que dice: Sal de junto al Padre y vine a tar en el mundo59? Porque, si Dios Padre es amor y el Hijo es tambin amor, y por otra parte amor y amor son una s

    ola cosa y en nada difieren, se sigue que el Padre y el Hijo son justamente unasola cosa60. Y por esta razn es pertinente que Cristo, igual que se llama sabidura, fuerza, justicia, palabra y verdad, se llame tambin amor. Y as la Escritura dice que si el amor permanece en nosotros, Dios permanece en nosotros61": Dios, esto es, el Padre y el Hijo, que viene al que es perfecto en el amor, segn la palabra del Seor y Salvador, que dice: El Padre y yo vendremos a l, haros morada en l62. Por tanto debemos saber que este amor, que es Dios, cuando est en alguien, no ama nada terrenal,nada material, nada corruptible, y por eso va contra su naturaleza el amar algocorruptible, ya que l mismo es fuente de incorrupcin. Efectivamente, l es el niue posee la inmortalidad, puesto que Dios es amor, el nico que posee la inmortalidad y habita en una luz inaccesible63. Y qu otra cosa es la inmortalidad ms que la vida eterna que Dios promete da los que creen en l mismo, nico verdadero Dios, y en su enviado, Jesucristo, suHijo64? Por esta razn se dice queante todo y sobre todo es caro y grato a Dios el que uno ame al Seor su Dios contodo su corazn, con toda su alma y con todas sus fuerzas65. Y como quiera que Dios es amor, y el Hijo, que procede de Dios, tambin es amor, est exigiendo en nosotros algo que se le asemeje, de modo que por medio de este amor que hay en Cristo Jess, que es amor, nos unamos a lcon una especie de parentesco de afinidad por el amor, en el sentido de aquel que, ya unido, le deca: Quin nos separar del amor manifestado en Cristo Jess, Se

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    tro?66. Ahora bien, este amor ama a todo hombre como prjimo, y esa es la razn por la que el Salvador reprendi a uque se figuraba que el alma justa no debe tener en cuenta los derechos que da el ser prjimo, cuando se trata de un alma envuelta en maldades, y por eso compusola parbola que narra cmo un hombre cay en manos de salteadores cuando descenda drusaln a Jeric67. El Salvador culpa al sacerdote y al levita porque, aunque le vieron medio muerto, pasaron de largo; en cambio aplaude al samaritano, porque se haba compadecido de l; y que este samaritano fue su prjimo, lo confirma con la respuesta del mismo que le hiciera lapregunta, al que dice: Vete y haz t lo mismo68. Efectivamente, por naturaleza todos somos prjimos unos de otros,

    sin embargo, por las obras del amor, el que puede hacer el bien se convierte enprjimo del que no puede. De ah que tambin nuestro Salvador se hiciera prjimo nuey que no pasara de largo cuando yacamos medio muertos por las heridas de los salteadores. Por consiguiente debemos saber que el amor de Dios siempre tiende hacia Dios, del que se origina, y mira al prjimo, con el que tiene parte por estar asimismo creado en incorrupcin. As pues, todo lo que est escrito sobre el amor tmaomo dicho del deseo, sin preocuparte en absoluto de los nombres, porque, de hecho, en los dos se pone de manifiesto el mismo valor. Y si alguien dice que se nosacusa de amar el dinero, a la ramera y otras cosas tan malas como ellas, utilizando el mismo vocablo que deriva de amor, preciso es saber que en tales casos senombra al amor, pero no en sentido propio, sino impropio. As, por ejemplo, el nombre de Dios se aplica primera y principalmente a aquel de quien, por quien y enquien son todas las cosas69, lo

    que expresa bien claramente el poder y la naturaleza de la Trinidad70; pero en segundo lugar y, por decirlo as,impropiamente, la Escritura llama dioses tambin a aquellos a quienes se dirige lapalabra de Dios, segn confirma el Salvador en los Evangelios71. Adems, tambin a las potestades celestes se les llama, al parecer, con este nombre, cuando se dice: Dios se alza en el consejo de los dioses, y en el medio juzga a los dioses72, y en tercer lugar, ya no impropiamente sino sin razn se llama dioses de los gentiles a los demonios, cuando dice la Escritura: Todos los dioses delos gentiles son demonios73. Pues, de modo parecido, tambin el nombre de amor se aplica en primer lugar a Dios,y por eso se nos manda amar a Dios con todo nuestro corazn, con toda nuestra almay con todas nuestras fuerzas74,

    como origen que es de nuestra misma capacidad de amar. Y sin duda alguna, en ese mismo amor va ya incluido tambin nuestro amor a la sabidura, a la justicia, a lapiedad, a la verdad y a todas las virtudes, pues una sola y misma cosa es amara Dios y amar el bien. En segundo lugar y en sentido impropio y derivado, se nosmanda amar al prjimo como a nosotros mismos75. En tercer lugar, sin embargo, est lo que sin razn alguna se expresacon el nombre de amor: amar el dinero, los placeres o todo lo que tiene que vercon la corrupcin y el error. No hay, por tanto, diferencia en decir que se ama oque se desea a Dios, y no creo que se pueda culpar a nadie que llame deseo a Dios, lo mismo que Juan le llam amor. Por lo menos yo recuerdo que uno de los santos, llamado Ignacio, dijo de Cristo: Mi deseo est crucificado76, y no creo que merezca ser censurado por ello. Ahora bien, debemos saber que todo aquel que ama el dinero o cuanto en el mundo hay

    de materia corruptible abaja la fuerza del amor, que proviene de Dios, hasta loterrenal y caduco, y abusa de las cosas de Dios para cosas que Dios no quiere.Efectivamente, Dios no concedi a los hombres el amor de tales cosas, sino el uso.Hemos tratado esto algo ms ampliamente porque queramos distinguir con mayor claridad y cuidado lo referente a la naturaleza del amor y del deseo, no fuera que, al decir la Escritura que Dios es amor77, se llegase a creer que de Dios viene todo lo que se ama, aunque sea corruptible, y que esto es amor. Ciertamente se demuestra que el amor es cosa de Dios y que es don suyo, pero tambin que no siempre los hombres lo ponen en prctica para las cosas que son de Dios y para las que Dios quiere.

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    Sin embargo es preciso tambin saber que es imposible que la naturaleza humanano ame siempre algo. Efectivamente, todo el que alcanza la edad que llamamos dela pubertad ama algo, ya sea menos rectamente cuando ama lo que no debe, ya searecta y provechosamente, cuando ama lo que debe. Ahora bien, este sentimiento deamor, que por favor del Creador fue entraado en el alma racional, algunos lo desvan hacia el amor del dinero y a la pasin de la avaricia, bien para lograr fama, yse hacen vidos de vanagloria, bien para frecuentar a las rameras, y se ven cautivos de la impudicia y la sensualidad, o bien derrochan la fuerza de este bien tan grande en otras cosas parecidas a esas. Pero incluso cuando este amor se ordena hacia las diversas artes de tipo manual, o por causa de actividades de la presente vida-no las necesarias-se aplica, por ejemplo, a la gimnasia o a las carrer

    as, o tambin a la msica o a la aritmtica, adems de a otras disciplinas de pareciole, ni siquiera entonces opino que se le utiliza de manera digna de aprobacin. Efectivamente, si lo bueno es tambin lo que es digno de aprobacin, y por bueno se entiende propiamente, no lo que mira a los usos corporales, sino ante todo lo queest en Dios y en las potencias del alma, la consecuencia es que amor digno de aprobacin es aquel que se aplica a Dios y a las potencias del alma. Y que esto es as lo demuestra la definicin del mismo Salvador, cuando, al preguntarle alguien cuera el mandamiento supremo y el primero en la ley, respondi: Amars al Seor tu Diocon todo tu corazn y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. El segundo es semejante a ste: Amars a tu prjimo como a ti mismo. Y aadi: De estos dos mandamienpende toda la ley y los profotas78, con lo cual demostraba que el amor justo y legtimo subsiste por estos dos mandamientos y que de ellos penden la ley entera y los profetas. Y tambin est lo que

    dice: No cometers adulterio, no matars, no robars, no levantars testimonio falso ualquier otro precepto, todos se resumen en esta frmula: Amars a tu prjimo como ai mismo79, lo cual tendr ms fcil plicacin como sigue.

    Pongamos, por ejemplo, una mujer que se abrasa de amor por un hombre y ansa unir a l su suerte: no obrar en todo y dispondr todos sus movimientos en la forma sabe que agrada a su amado, no sea que, si en algo obra contra su voluntad, esteexcelente varn desprecie y rechace su compaa? Esta mujer, que arde en amor por ehombre con todo su corazn, con toda su alma y con todas sus fuerzas, podr cometeadulterio, si sabe que l arna la castidad? o matar, si sabe de su mansedumbre? o bar, si sabe cunto le complace la generosidad? Y podr desear lo ajeno, ella que tne toda su capacidad de deseo ocupada en el amor de ese hombre? En este sentidose dice tambin que en la perfeccin del amor se resume todo mandamiento y que de el

    la penden toda la ley y los profetass80. Por causa de este bien de amor, los santos no se dejan aplastar por latribulacin ni se desesperan en la perplejidad ni se dejan aniquilar cuando los abaten, al contrario, su leve y momentnea tribulacin de ahora produce en ellos una inconmensurable riqueza eterna de gloria81. En realidad esta tribulacin presente se dice momentnea y leve, no por todos, sino por Pablo y por los que son como l, porque poseen el perfecto amor deCristo, derramado en sus corazones por el Espritu Santo82. De igual modo, el amor a Raquel no permiti tampoco queel patriarca Jacob, ocupado en los trabajos durante siete aos continuos, sintierala quemadura del calor diurno y del fro de la noche83. Por eso, escucha al mismo Pablo que, inflamado en este amor, dice:EI amor todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo aguanta. E

    l amor jams decae84. Nada hay, pues, que no aguante el que ama perfectamente. Al contrario, si no aguantamos bastante ms, la causa cierta es que no tenemos el amor que todo lo aguanta.

    Y si no sufrimos pacientemente algunas cosas, es porque falta en nosotros elamor que todo lo sufre. Y si en nuestra lucha contra el diablo fallamos frecuentemente, no cabe dudar que la causa es nuestra carencia de aquel amor que nunca falta.

    Pues de este amor habla la presente Escritura: en l arde y se inflama por el Verbo de Dios el alma bienaventurada, y canta este cantar de bodas movidas por elEspritu Santo por quien la Iglesia se enlaza y une con su celeste esposo, Cristo

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    , ansiosa de juntarse con l por medio de la palabra, para concebir de l y as podee salvar gracias a esta casta maternidad85, con tal que sus hijos perseveren en la fe y en una vida santa y sobria, en calidad de concebidos de la semilla del Verbo de Dios y engendrados y alumbrados por la Iglesia inmaculada o por el alma que no busca nada corpreo ni material, sino que slo se inflama de amor por el Verbo de Dios. Esto es lo que por elmomento ha podido ocurrrseme acerca del amor al que se hace referencia en este epitalamio del Cantar de los Cantares. Sin embargo es de saber que de este amor se debieran decir tantas cosas cuantas se dicen de Dios, puesto que l mismo es amor86. Efectivamente, as como nadieconoce al Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar87, as tambin al amor nadie lo conoce,sino el Hijo. Y de modo parecido, puesto que tambin l es amor, al Hijo mismo nadielo conoce, sino el Padre88. Y por el hecho de llamarse amor, slo es santo el Espritu que procede del Padre89, y por eso conoce lo que hay en Dios, igual que el espritu del hombre conoce lo que hay en el hombre90". Lo cierto es que este Parclito, el Espritu de la verdad, que procede del Padre91, anda rondando en busca de almas dignas y capaces92 a las que pueda revelar la grandeza de este amor que viene de Dios93. As pues, ahora, invocando al mismo Dios Padre, que es amor, por aquel mismo amor que de l proviene, pasemos ya a discutir tambin lo dems.

    Cap. III

    En primer lugar intentemos indagar cuidadosamente qu significado pueda tener el hecho de que, habiendo recibido la Iglesia de Dios tres libros escritos por Salomn, se ponga como primero de ellos el libro de los Proverbios, segundo el que llamamos Eclesiasts, y slo en tercer lugar el Cantar de los Cantares. Lo que a m seme ocurre sobre este particular es lo siguiente. Las ciencias generales por lasque se llega al conocimiento de las cosas son tres, que los griegos llamaron tica, fsica y terica y que nosotros podemos denominar moral, natural y contemplativa94. Ciertamente algunos de entre los griegos pusieron tambin en cuarto lugar la lgica, que nosotros podemos llamar ciencia del razonamiento, pero otros afirmaron que sta no quedaba fuera, sino queforma cuerpo compacto con las susodichas ciencias. En realidad, la lgica -la ciencia del razonamiento, como decimos nosotros- contiene al parecer la naturaleza,

    propiedades e impropiedades de las palabras y de las frases, los gneros y las especies, y ensea tambin minuciosamente la figuras aplicables a cada expresin particar: una ciencia tal no conviene que est separada de las otras, sino bien trabadao inserta en ellas. Moral llamamos a la ciencia por la cual se dispone una conducta honrada y se proveen normas tendentes a la virtud. Natural llamamos a la ciencia en que se discute la naturaleza de cada cosa, con el fin de que en la vidanada hagamos contra la naturaleza, sino que apliquemos cada cosa a los usos paralos que el Creador las hizo. Contemplativa llamamos a la ciencia por la que, yendo ms all de lo visible, contemplamos algo de las cosas divinas y celestiales, ylas consideramos slo con la mente, porque exceden a la visin corporal. As pues, emi opinin, estas ciencias las tomaron algunos sabios griegos de Salomn95 que, por su mayor antigedad, las aprendi por obra del Espritu de Dios mucho antes que ellos, las presentaron como invencin pr

    opia y las dejaron en herencia a la posteridad incluidas en los volmenes de sus doctrinas. Pero, como dijimos, antes que todos las descubri y ense Salomn gracias a sabidura que recibi de Dios, segn est escrito: Y dio Dios a Salomn prudencia dura muy grandes y una anchura de corazn como la arena que est en la orilla del m. Y la sabidura se multiplic en l muy por encima de todos los antiguos hijos de hbres y por encima de todos los sabios de Egipto96. Por consiguiente Salomn, puesto que quera distinguir y separarentre ellas a estas tres ciencias que ms arriba dijimos ser generales, esto es, la moral, la natural y la contemplativa, las dio a conocer en tres libros, dispuestos separadamente por su orden lgico. As pues, primero ense en los Proverbios l

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    ctrina moral, redactando las normas de vida en breves y sucintas sentencias, como era del caso. La segunda ciencia, la que se llama natural, la expuso en el Eclesiasts, en el cual, discurriendo largamente sobre temas naturales y distinguiendo lo intil y vano de lo til y necesario, exhorta a abandonar la vanidad y a buscarlo que es til y recto. La cuestin contemplativa la ense en el presente libro qunemos entre manos, esto es, en el Cantar de los Cantares donde, bajo la figura de la esposa y del esposo, despierta en el alma el amor de las cosas divinas y ensea que se ha de llegar a la unin con Dios por los caminos del amor.

    Ahora bien, que al poner el fundamento de la verdadera filosofa y establecerel orden de las ciencias y de las reglas, no se le pas por alto a Salomn ni desechtampoco la cuestin lgica, lo demuestra con toda claridad el comienzo mismo de sus

    Proverbios. Lo primero de todo, por el hecho mismo de haber titulado su libro Proverbios, pues en todo caso este nombre significa que por fuera, a la vista de todos, se dice una cosa, pero por dentro se est indicando otra. Esto, efectivamente, lo ensea el uso que comnmente se hace de los proverbios97, y Juan, en su Evangelio, presenta al Salvador cuandodice as: Esto os lo he dicho en parbolas. Llega la hora en que ya no os hablar enparbolas, sino que con toda franqueza os hablar del Padre98. Esto por lo que atae al ttulo mismo. Pero en lo que sigue, Salomn aade inmediatamente una distincin de lenguaje, y distingue la ciencia la sabidura y la disciplina de la ciencia, pone que la comprensin de las palabrases diversa, y dice que la prudencia consiste en poder entender las sutilezas delas palabras99. Distingue tambinla verdadera justicia de la rectitud de juicio, y hasta nombra cierta sagacidad

    como necesaria a los que est instruyendo, la misma -creo- que hace posible el comprender y esquivar la argucia de los sofismas. Y por esa razn dice que por la sabidura se da a los simples la sagacidad, sin duda alguna para que en lo que atae ala palabra de Dios no se les sorprenda con la trampa del sofisma100. Y creo que justamente en este punto Salomn est recordando la lgica, gracias a la cual se delimitan la ciencia de las palabas y los significados de las sentencias, y se distingue con norma segura el carcter especifico de cada expresin. En esta disciplina es en la que conviene ante todo instruir a los nios. A ello exhorta, efectivamente, cuando dice: Para dar al joven ciencia y reflexin101. Y como quiera que quien se instruye en esto forzosamente se gobierna a s mismo de manera racional, gracias a lo aprendido, y mantiene su vida en mayor equilibrio, por eso dice: Y el inteligente adquirir el arte de gobernar102. Ahora bien, por conocer que en las palabras divinas, en las cuales se ha entregado al gnero humano por medio de los profetas el plan de vida, existen diversas figuras de lenguaje y varias clases de estilos,.y sabiendo que entre ellas tenemos una figura que podramos llamar parbola, otra que podramos decir palabra obscura, otras que podramos denominar enigmas y otras que sepodran llamar sentencias de los sabios, por eso escribe luego: Entenders tambin parbola y la palabra obscura, y las sentencias y los enigmas103. As pues, con estas expresiones Salomn va exponiendo abierta y claramente la lgica, y con breves y sucintas mximas declara pensamientos sublimes y perfectos.

    Todo esto, si uno medita en la ley de Dios da y noche104 y es como la boca del justo, que se ejercita en lasabidura del Seor105, podr inve

    igarlo con mayor exactitud, con tal que lo busque rectamente y, al buscarlo, haya llamado a la puerta de la sabidura pidiendo a Dios que le abra106, y merezca recibir, por obra del Espritu Santo, la palabra de sabidura y de ciencia, y participar de aquella sabidura que decPues dilataba yo mis palabras y no escuchabais107. Y dice con razn que dilataba sus palabras en el corazn de aquel a quien, segn dijimos antes, Dios haba dado anchura de corazn108, pues, efectivamente, se dilata el corazn dequien es capaz de explicar con mayor amplitud doctrinal, mediante afirmaciones tomadas de los libros sagrados, lo que en los misterios est dicho brevemente.

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    Por lo tanto, en conformidad con esta misma doctrina del sapientsimo Salomn, esnecesario que quien desee conocer la sabidura comience por la instruccin moral ycomprenda lo que est escrito: Deseaste la sabidura: guarda los mandamientos y el Seor te la dar109. Por la misma razn este maestro, el primero en ensear a los hombres la filosofa divina, puso comprembulo de su obra el libro de los Proverbios, en el que, segn dijimos, se ensea a moral, de suerte que, cuando uno ya progresado en la inteligencia y en las costumbres, pase tambin a la disciplina del conocimiento de la naturaleza, y all, aldistinguir las causas y la naturaleza de las cosas, reconozca que es preciso abandonar la vanidad110 y apresurarse, en cambio, hacia las realidades eternas y perpetuas. Y por eso, tras los P

    roverbios, se pasa al Eclesiasts, que, segn dijimos, ensea que todas las cosas vibles y corpreas son caducas y frgiles. En todo caso, cuando se d cuenta de ello eque se consagra a la sabidura, sin duda alguna las despreciar y desdear y, renundo, por as decirlo, al mundo entero, se encaminar hacia las realidades invisiblesy eternas que se ensean en el Cantar de los Cantares con pensamientos espirituales, aunque velados por ciertas alegoras amorosas. Tal es la razn verdadera de ocupar este libro el ltimo lugar, de modo que, cuando se llegue a l, uno est ya purifido y haya aprendido a conocer y distinguir las cosas corruptibles y las incorruptibles, y por ello le sea imposible escandalizarse de nada a causa de esas alegoras con que se describe y representa el amor de la esposa al esposo celeste, es decir, del alma perfecta al Verbo de Dios. Efectivamente, una vez establecidos los medios por los cuales el alma se purifica en las acciones y en las costumbres,y alcanza el discernimiento de las cosas naturales, es el momento adecuado para

    pasar a las exposiciones dogmticas y elevarse con amor sincero y espiritual a lacontemplacin de la divinidad.

    Por eso pienso que esta triple forma de la filosofa divina est prefigurada tambin en aquellos santos y bienaventurados varones en razn de cuyas normas de vida santsimas el Dios supremo quiso llamarse Dios de Abrahn, Dios de Isaac y Dios de Jacob111. Abrahn, por su obediencia, representa la filosofa moral: fue tanta, en efecto, su obediencia y su observancia de los mandatos que, cuando oy: Vete de tu tierra y de tu parentela y de lacasa de tu padre112, no vacil,y en seguida lo hizo; es ms, hizo algo an ms grande, pues, cuando oye que inmole su hijo, ni an entonces duda, sino que obedece al mandato113 y, para dar a la posteridad ejemplo de obediencia,que es parte de la filosofa moral, no perdon ni a su hijo nico114. Tambin Isaac: representa la filosofa natural cuando cava los pozos115 y escudria la hondura de las cosas. Y Jacob, por su parte, representa la filosofa contemplativa, ya que, por causa de su contemplacin de las cosas divinas, recibi tambin nombre de Israel, vio el campamento del cielo y la casa de Dios, y divis los caminos de los ngeles, es decir, las escalas tendidas desde la tierra hasta el cielo116. De ah que con toda razn hallamos que estos tres santos varones erigieron altares a Dios, esto es, le consagraron los progresos de su filosofa, evidentemente para hacer saber que talEs progresos no deben atribuirse a las artes humanas, sino a la gracia de Dios. Habitanadems en tiendas, para demostrar con ello que quien se dedica a la filosofa divina no puede poseer en la tierra nada propio, sino que siempre debe estar avanzando, no tanto de un lugar a otro, cuanto del conocimiento de lo inferior al conoci

    miento de lo perfecto. Pero an hallars en las divinas Escrituras muchos otros pasajes, que, segn este mismo criterio, sealan ese orden que, dijimos, se guarda en los libros de Salomn, slo que exponerlos ahora nos resulta largo, cuando tenemos entre manos otro tema. Por consiguiente, si alguien ha cumplido el primer capitulo,sealado por los Proverbios, enmendando las costumbres y observando los mandamientos, y luego, tras comprender la vanidad del mundo y considerar la fragilidad delas cosas caducas, consigue renunciar al mundo y a todo lo que en el mundo hay,llegar tambin a contemplar y desear las realidades invisibles y eternas117. Mas, para poder llegar a ellas, necesitamos de la misericordia divina. Ojal entonces, tras contemplar la belleza del

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    Verbo de Dios, seamos capaces de abrasarnos en saludable amor por l, de suerte que tambin l se digne amar a esta alma a la que ha visto ansiosa de l!

    Cap. IV

    Despus de lo dicho, la ilacin del discurso nos est exigiendo que hablemos tambdel ttulo mismo del Cantar de los Cantares. En realidad, este giro tiene parecidocon lo que de la tienda de la Alianza se denomina santo de los santos118, con las obras de las obras mencionadas en los Nmeros119, y con loque en Pablo se llama los siglos de los siglos120. Ahora bien, cmo se diferencia de lo santo el santo de los santos y en qu se distinguen de las obras las obras de las obras, lo hemos expuesto

    , segn nuestras posibilidades, en sendas homilas sobre el xodo y el libro de los Nros. Tampoco hemos pasado por alto lo de siglos de los siglos en los pasajes donde aparece, y baste con ello para no andar repitiendo lo mismo. Ahora, pues, comencemos por indagar cules son los cantares de los que ste se dice que es el Cantar. Pienso que cantares son aquellos que desde haca tiempo se venan cantando por obra de los profetas y de los ngeles. Efectivamente, se dice que la ley ha sido administrada por obra de los ngeles en la mano de un mediador121, por consiguiente, todo lo que por medio de ello se anunciaba eran cantares que los amigos del esposo hacan preceder122. En cambio, ste es el nico cantar que, en forma de epitalamio, deba cantar ya el propio esposo a punto de recibir a su esposa. En l la esposa no quiere ya que le canten los amigos del esposo, sino que anhela escuchar las palabras del esposo en persona, presente ya cuando dice: Que me

    bese con besos de su boca123.Es la razn por la que merecidamente se le prefiere a todos los cantares. En efecto, los dems cantares que la ley y los profetas cantaron parecen haber sido cantados a la esposa todava nia, cuando an no haba penetrado en los umbrales de la edadura, mientras que este cantar parece estar cantado a la esposa adulta, rebosante de salud y apta para el vigor fecundante del varn y el misterio perfecto. En conformidad con esto se dice de ella que es paloma nica y perfecta124, y as, en cuanto esposa perfecta de un marido perfecto, ha concebido palabras de doctrina perfecta.

    El primer cantar lo cantaron Moiss y los hijos de Israel cuando vieron a los egipcios muertos por la orilla del mar y cuando vieron la mano fuerte y el tensobrazo del Seor125 y creyeron aDios y a su siervo Moiss. Entonces cantaron, diciendo: Cantemos al Seor, pues glor

    iosamente se ha cubierto de gloria126. Sin embargo, tengo para mi que nadie puede llegar a este perfecto y mstico cantar y a esta perfeccin de la esposa, tal como se describe en el presente libro, si primero no camina a pie enjuto por medio del mar al hacrsele el agua un muro a derecha y a izquierda127y puede as escapar de las manos de los egipcios, de modo que los vea muertos porla orilla del mar y, al mirar la fuerte mano de Dios que mat a los egipcios128, crea al Seor y a su siervo Moiss: quiero decir a la ley, a los evangelios y a todas las divinas Escrituras: entonces s que cantar y dir con razn: Cantemos al Seor, pues gloriosamente se ha cubde gloria129. Un canto as lo cantar cualquiera con tal que primeramente se haya librado de la esclavitud de Egipto. Ahora bien, despus, cuando haya pasado por todo lo que se describe en el xodo

    y en el Levtico y llegue al punto de ser incorporado al censo divino, entonces cantar, nuevamente, el segundo cantar, en cuanto haya salido del valle de Zared (que significa descenso extrao) y haya alcanzado el pozo130 del que est escrito: Y dijo el Seor a Moiss: Junta al peblo, y les dar de beber agua del pozo131. Efectivamente, all cantar y dir: Dedicadle el pozo. Lo excavaron los pcipes, lo ahondaron los reyes de los pueblos en su reino, cuando los dominaban132. Pero sobre esto ya se ha hablado ms cumplidamente en el comentario al libro de los Nmeros, segn el Seor nos a entender. Es, pues, necesario llegar al pozo excavado por los prncipes y ahond

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    ado por los reyes, obra en la que ningn plebeyo interviene, sino todos prncipes, todos reyes, es decir, las almas regias y principescas que escudrian la hondura del pozo de agua viva. Despus de este cntico, se llega al cantar del Deuteronomio, del que dice el Seor: Y ahora escribos las palabras de este cantar, y enseadlo a lhijos de Israel, y metedlo en sus bocas, para que este cantar me sirva de testigo contra los hijos de Israel133. Y mira la importancia y calidad de este cantar, pues para escucharlo no basta la tierra, sino que se convoca al cielo. Dice, en efecto: Escucha, cielo, y hablar, y oiga la tierra las palabras de mi boca134. Y mira cun grandes y elevadas son las cosas que se dicen: Esprese como lluvia mi doctrina, y caiga como roco sobre la grama y como nieve sobre

    el csped, porque invoqu el nombre del Seor, etc.

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    y de ellos colige los grados del alma en su progreso y determina el orden y elacuerdo del sentido espiritual, entonces podr mostrar con qu magnficos pasos la eosa va atravesando por todo eso y llega hasta el tlamo del esposo, yendo al lagarde la tienda admirable, hasta la casa de Dios, entre gritos de jbilo y de alabanza, bullicio de gente festiva146; llega, como dijimos, hasta el tlamo mismo del esposo, para escuchar y decir todo lo que se contiene en el Cantar de los Cantares.

    Pero antes de entrar en el meollo mismo del libro, podemos todava indagar lo siguiente: por qu razn Salomn, que en estos tres libros parece obedecer la voluntadel Espritu Santo, en el libro de los Proverbios se dice: Salomn, hijo de David, que rein en Israel147, mientras

    que en el segundo libro no se escribe Salomn, sino: Palabras del Eclesiasts, hijode David, rey de Israel en Jerusaln148: igual que en el primero, tambin aqu se describe como hijo de David y reyde Israel, pero en aquel pone proverbios y en ste palabras, y all se llama a s mio Salomn, aqu, en cambio, Eclesiasts; y mientras all pona solamente la nacin sque reinaba, aqu nombra no slo la nacin, sino tambin el lugar del reinado: JerusPor el contrario, en el Cantar de los Cantares no escribe ni el nombre de la nacin ni el lugar donde reina ni siquiera que sea rey ni que tenga por padre a David, sino nicamente: Cantar de los Cantares, que es de Salomn149. Y aunque me parezca difcil poder indagar a fondo ycomprender las diferencias de estos encabezamientos, o bien, una vez investigadas como sea, sacarlas a la luz y confiarlas a la escritura, con todo, voy a intentar explicarlo brevemente, segn lo permita la capacidad de mi inteligencia y la

    atencin de mis lectores. No creo que pueda dudarse de que Salomn representa en muchsimos aspectos la figura de Cristo, ya porque se llama pacifico150 ya por el hecho de haber venido la reina del Medioda, desde los confines de la tierra, a escuchar la sabidura de Salomn151. Cristo, pues, reina en Israel encuanto que se llama hijo de David y en cuanto que reina sobre aquellos reyes respecto de los cuales l mismo se dice rey de reyes152. Y adems l es tambin el verdadero Eclesiasts, el cual, siede condicin divina, se anonad a si mismo tomando la condicin de esclavo153 para congregar a la Iglesia: de hechose llama Eclesiasts porque congrega a la Iglesia. Pues bien, quin es tan Salomn,o es, pacfico, como nuestro Seor Jesucristo, al cual hizo Dios para nosotros sabidura, justicia y paz154? Por con

    siguiente, en el libro de los Proverbios, cuando nos instruye en las disciplinasmorales, se dice que es rey de Israel, pero no todava en Jerusaln; razn: aunque ns llamamos Israel a causa de nuestra fe155, sin embargo no hemos llegado a tal punto que hayamos alcanzado laJerusaln celestial156. Pero, cuando hayamos progresado y lleguemos al punto de poder asociarnos a la Iglesia delos primognitos157, y cuando,despus de haber examinado cuidadosamente las causas primeras y naturales, reconozcamos que la Jerusaln celestial es nuestra madre del cielo158, entonces tambin el mismo Cristo se convertir ya para nosotros en Eclesiasts, y se dir que reina, no slo en Israel, sino tambin en saln. Cuando alcance la perfeccin de todo y se le una la esposa perfecta, por lo menos toda criatura racional159

    , puesto que pacific por medio de su sangre tanto lo que haya en la tierra como lo que est en los cielos160, entonces ser llamado Salomn, sin ms, cuando haya entregado a Dios Padre el reino, deus de haber destruido todo principado y potestad. Porque es preciso que l reine hasta que ponga a todos sus enemigos bajo sus pies, y sea destruido el ltimo enemigo: la muerte161. Y as, con todopacificado y sometido al Padre, cuando ya Dios sea todo en todos162, se llamar tan slo Salomn, esto es, el niacifico. Con razn, pues, en este libro, que deba ser escrito acerca del amor de laesposa y del esposo, y tambin por este motivo, no va escrito ni "hijo de David"

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    ni "rey" ni ttulo alguno que pueda relacionarse con un concepto corporal, con elfin de que la esposa ya perfecta pueda justamente decir: Y si en algn momento conocimos a Cristo segn la carne, ya no le conocemos as163, y nadie pueda pensar que la esposa ama algo corporal ocarnal y que su amor est mancillado. Por eso el Cantar de los Cantares es nicamente de Salomn y no del hijo de David ni del rey de Israel, y en ello no se mezcla ni el ms mnimo atisbo de nombre carnal. Y no te extraes de que, siendo nico y el mo nuestro Dios y Salvador, nosotros le consideremos, primeramente, inferior en los Proverbios, luego proficiente en el Eclesiasts y, por ltimo, perfecto en el Cantar de los Cantares, puesto que puedes ver esto mismo escrito en los Evangelios,donde se dice que l progresa por nosotros y en nosotros; as, efectivamente, se cu

    enta: Jess progresaba en edad y en sabidura ante Dios y ante los hombres164. Creo, pues, que por todos estos motivos no se escribe ni "hijo de David" ni "rey de Israel", aunque tambin por otrarazn: porque en el Cantar de los Cantares la esposa ha progresado hasta tal puntoque ya es algo ms que el reino de Jerusaln. Efectivamente, el Apstol dice que Jesaln es celestial165 recuerda que en ella entran los creyentes. Pues bien, el mismo Pablo, cuando define como sumo Pontifice166 a este esposohacia el que ahora se apresura la esposa, escribe de l como de quien no est en los cielos, sino que ha atravesado todos los cielos, adonde le sigue tambin esta superfecta esposa, ms an, all sube con l pegada y unida a l, pues se ha hecho un espritu con l167. Tambin por esmotivo me parece que, al decir a Pedro, que primero no poda seguirle: Adonde yo

    voy vosotros no podis venir168,le dijo: Me seguirs ms tarde169.

    Ahora bien, el que haya algo mayor incluso que Israel170, lo colegimos del hecho de que en el libro de losNmeros se hace recuento de todo Israel y, en verdad, las doce tribus de Israel quedan registradas bajo cierto nmero; en cambio, a la tribu de Levi, como ms eminente que las dems, se la mantiene por encima de ese recuento, y en modo alguno se laconsidera dentro del censo israelita. Dice as, efectivamente: Este es el censo de los hijos de Israel segn las casas de sus familias: todo su censo, por escuadrones, es de seiscientos tres mil quinientos cincuenta. Mas los Levitas no se incluyeron en el censo, como lo haba mandado Dios a Moiss171". Ests viendo cmo los Levitas, como ms excelentes que lo

    hijos de Israel, son puestos aparte y no se les junta en el recuento. Y los sacerdotes, a su vez, sern descritos como superiores a los Levitas. As est expresado,fectivamente, en la misma Escritura: Y habl Dios a Moiss diciendo: Toma la tribu de los Levitas y ponlos delante del sacerdote Aarn, y que estn a su servicio172. Ves cmo tambin en este pasaje llama los sacerdotes superiores a los Levitas, y de nuevo pone a los Levitas por encima de los hijos de Israel? Todo esto hemos tenido a bien examinarlo con mayorcuidado porque, con ello, queramos tambin mostrar la razn por la que, incluso en s ttulos de sus libros, Salomn se sirvi de distinciones necesarias, y desde la mia redaccin del ttulo seal una cosa en los Proverbios, otra en el Eclesiasts y ombin en el Cantar de los Cantares. Y en cuanto al hecho de que en el Cantar de los Cantares, donde ya se pone de manifiesto la perfeccin, no se escriba ni "hijo de David" ni "rey", todava se puede aadir lo siguiente: cuando el siervo se haya he

    cho como el amo y el discpulo como el maestro173, parece que ya ni el siervo es siervo, porque se ha convertidoen amo, ni el discpulo es discpulo, puesto que se ha convertido en maestro, sinoque, en su tiempo, efectivamente, fue discpulo, pero ahora es como el maestro, yen un tiempo fue siervo, pero ahora es como el amo. Por consiguiente parece quetambin se podr utilizar un razonamiento semejante acerca del rey y de aquellos sobre quienes reina, cuando ya el reino sea entregado a Dios Padre174.

    Sin embargo, tampoco se pase por alto el hecho de que algunos escriben como ttulo de este libro: Cantares de los Cantares, lo que est mal escrito, pues no se d

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    ice en plural, sino en singular: Cantar de los Cantares. Esto es lo que a modo de prlogo hemos dicho sobre el ttulo mismo del libro. Ahora ya, con la ayuda de nuestro Seor, vamos a acometer el principio de la obra misma. Con todo, que no quedepor nosotros sin mencionar tambin el hecho de que a algunos ha parecido bien investigar todava ms sobre el ttulo o inscripcin del libro, que reza as: Cantar de antares, que es de Salomn175. En realidad lo entienden como si el autor hubiera dicho que ste es el cantar de los cantares de Salomn, en el sentido de haber sealado el autor que ste era uno msre sus muchos cnticos. Pero, cmo vamos nosotros a aceptar semejante interpretaciuando ni la Iglesia de Dios ha recibido para leer ningn otro cntico de Salomn, ni ntre los hebreos, de quienes pas a nosotros la palabra de Dios, se conservan en e

    l canon ms que estos tres libros de Salomn que tambin tenemos nosotros? Con todo,uienes esto afirman quieren corroborar su opinin partiendo de lo que est escrito en el tercer libro de los Reyes, a saber, que existen muchos cnticos de Salomn, y as pretenden confirmar que ste es uno de esos muchos; efectivamente, as est escriY dio Dios a Salomn prudencia y .sabidura muy grandes, y una anchura de corazn comla arena que est en la orilla del mar. Y la sabidura se multiplic en l por encime todos los antiguos hijos de los hombres y por encima de todos los sabios de Egipto, y aun por encima del ezrajita Etn y de Hemn, Kalkol y Dard, hijos de Majol;su nombre se extendi por todos los pueblos circunvecinos. Y pronunci Salomn tresil parbolas, y sus cnticos fueron cinco mil176. As, pues, quieren que este nico cantar que poseemos sea uno de esos cinco mil cnticos: pero a las iglesias de Dios no ha llegado su uso, ni siquiera noticia de dnde y hasta cundo se cantaron. Pero sera trabajoso y muy ajeno a nu

    tro propsito querer ahora indagar cuntos libros se mencionan en las divinas Escrituras, de los cuales no se nos ha transmitido una sola cita. Por otra parte, hallamos que ni siquiera entre los judos se usan tales lecturas, ya sea porque plugoal Espritu Santo quitarlas de en medio por contener algo que sobrepasaba la inteligencia humana, ya sea porque los antiguos no quisieron darles un sitio ni admitirlas como autoridad, por ser escritos que llamamos apcrifos177, a causa de encontrarse en ellos muchas cosas corrompidas y contrarias a la verdadera fe. El pronunciarnos sobre tales puntos sobrepasa nuestras fuerzas. Est claro sin embargo, que tanto los apstoles como losevangelistas han citado e incluido en el Nuevo Testamento muchos pasajes que nunca lemos en las Escrituras que poseemos como cannicas y que, sin embargo, se hallan en los apcrifos, de los que, evidentemente, estn sacados. Pero ni an as se debr lugar a los apcrifos; no se debe, en efecto, traspasar los linderos que estable

    cieron nuestro padres178. De hecho pudo ocurrir que los apstoles y los evangelistas, llenos del Espritu Santo, supieron qu deban tomar de esos escritos y qu deban rechazar; nosotros, en cambiopodemos presumir, sin peligro, de nada parecido, pues no tenemos tanta abundancia de espritu. Por consiguiente, del presente versculo mantenemos aquella versin e ya expusimos, sobre todo porque en l tenemos una distincin clara, cuando dice: Cantar de los Cantares, que es de Salomn179. Si el autor realmente hubiera querido que se entendiera que de loscantares de Salomn ste era uno ms, con seguridad habra dicho: Cantar de los cantque son de Salomn, o bien: Cantar de entre los cantares de Salomn. Sin embargo, puesto que dijo: que es de Salomn, demuestra que este Cantar que tenemos en las manos y que l deba cantar es de Salomn. Y tal es el contenido del titulo que propus

    Veamos, pues, ahora lo que sigue.

    Notas

    1 (volver)Orgenes utiliza el vocablo logos para indicar, bien la palabra de Dios en sentido genrico, bien el Logos divino, Cristo, en cuanto Palabra divina personal. En este segundo caso, Rufino ha traducido siempre Verbum, mientras, en el primero, sermo o verbum. Nosotros traducimos Verbo para designar a Cristo en cuanto Palabrade Dios, y palabra/palabras cuando el texto utiliza el trmino en sentido ms general. Pero tngase bien presente que para Orgenes, el trmino logos, an usado en sengenrico, siempre es "praegnans", pues la palabra de Dios es en todo sentido mani

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    festacin de Cristo.

    2 (volver)Orgenes emplea mystiks (lat. mysticus) para indicar, segn el sentido normal de lpalabra griega, realidades secretas e inefables referidas a Dios. Tal es el significado con que usamos aqu el trmino castellano.

    3 (volver)Hb 5,12.

    4 (volver)1P 2,2. Orgenes amplia en sentido platnico la distincin paulina entre hombre intior y hombre exterior, hasta imaginar al primero como una realidad inteligible (espiritual) que se corresponde hasta en los pormenores con el hombre corpreo: el

    hombre interior tiene los mismos miembros (espirituales) que tiene el hombre carnal, y tiene los mismos sentidos, espirituales, evidentemente. Sobre este argumento, que es fundamental en la mstica origeniana, cf. infra, pp. 4 ss.; 50 s. Igualmente fundamental es la distincin entr pequeos, incipientes, y adultos, perfectolos primeros son los cristianos que se contentan con una instruccin elemental (= se alimentan de leche); los otros son los que progresan en el conocimiento deDios (= se nutren con manjar slido), pasando de la interpretacin literal de la Escritura a la espiritual. Todo el comentario origeniano al Cantar se asienta sobreeste tema, es decir, sobre la exigencia de que todo cristiano se esfuerce por superar su condicin de incipiente y crezca en perfeccin.

    5 (volver)Hb 5,14

    6 (volver)

    Mishna, "enseanza", es decir, el conjunto de interpretaciones orales que los judos daban a la Escritura.

    7 (volver)Gn 1

    8 (volver)Ez 10

    9 (volver)Ez 40

    10 (volver) Alusin evidente al Banquete, de Platn, cuyo tema es precisamente el amor, entendido sobre todo en su dimensin ideal, espiritual.

    11 (volver) Sal 67,12

    12 (volver) Gn 1,26

    13 (volver) Gn 2,7. En la repeticin del relato bblico de la creacin del hombre, los exeges espiritualistas de la tradicin alejandrina distinguen la creacin del hombre a imagen de Dios de la creacin del hombre del barro de la tierra; en este contexto, Orgenes ve en el primer hombre al hombre interior, es decir, al alma, y en el segundo, al hombre carnal.

    14 (volver) 2Co 4,16

    15 (volver) Rm 7,22

    16 (volver) Ef 4,13

    17 (volver) En sentido espiritual, el hombre se convierte en padre de otro cuando lo prepara para la vida perfecta, es decir, engendrndolo para la verdadera vida.

    18 (volver) 1Jn2,13s.

    19 (volver) 1Co 3,1s.

    20 (volver) 1Co 13,11

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    21 (volver) Ef 4,13

    22 (volver) Qo 2,14

    23 (volver) Mt 13,43

    24 (volver) Jr 50,1

    25 (volver) Pr 3,23

    26 (volver) Sal 72,2

    27 (volver) Is 26, 18

    28 (volver) Sal 5,10

    29 (volver) Sal 54,10

    30 (volver) Sal 3,8

    31 (volver) Sal 9,36

    32 (volver) Jn 6.33.41

    33 (volver) Jn 4,14

    34 (volver) Jn 15,1

    35 (volver) Alusiones a determinados cristianos que se imaginaban la resurreccin de los justos de manera materia- lista, como inicio de una era de felicidad corporal enuna tierra rica en mieses y frutos (milenarismo).

    36 (volver) 1S 2,5

    37 (volver) Ex 23,26.

    38(volver) Orgenes contrapone los trminos griegos que designan al amor, esto es, eros y ge, como indicativos, respectivamente, del amor carnal y del amor espiritual, bien que ms adelante reconocer que esta distincin no se guarda siempre en la Escritu. Para la distincin de los dos trminos en el griego prebblico, vase Kittel, Theosches Woreterduch z.N. Test., 1 34 ss.

    39 (volver) Ga 6,8

    40 (volver) Ibid.

    41 (volver) 1Co 15,49

    42 (volver) Ibid.

    43 (volver) Orgenes desarrolla el motivo de la saeta y la herida de amor al comentar Ct 2,5.

    44 (volver) Col 1,15; Hb 1,3

    45 (volver) Col 1,16

    46 (volver) Is 49,2

    47 (volver)

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    /a> Ez 23,4

    48 (volver) En este contexto, Orgenes contrapone y explica los trminos eros y gape, y los erbos que de ellos derivan. Rufino ha traducido el primer grupo por amor, amarey adamare, y el segundo, por caritas y diligere. Como quiera que en castellano caridad tiene hoy acepciones que no bastan para traducir con exactitud el trmino gape y carece, adems, de verbo derivado, an a sabiendas de lo limitada que es nuestra solucin, hemos preferido, en este contexto, traducir eros por deseo, y gape poramor.

    49 (volver) Gn 24,67

    50 (volver) Gn 29,17 s.

    51 (volver) 2S 13,1

    52 (volver) 2S 13,2

    53 (volver) 2S 13,14 s.

    54 (volver) Pr 4,6.8.

    55 (volver) Sb 8,2

    56 (volver) Ct 5,8

    57 (volver) 1Jn 4,7s

    58 (volver) 1Jn 4,7.8

    59 (volver) Jn 16,27s

    60 (volver) Jn 10,30

    61 (volver) 1Jn 4,12

    62 (volver) Jn 14,23

    63 (volver) 1Tm 6,16

    64 (volver) Jn 17,3

    65 (volver) Lc 10,27

    66 (volver) Rm 8,35.39.

    67 (volver) Lc 10,23 ss.

    68 (volver) Lc 10,37

    69 (volver) Rm 11,36

    70 (volver) En esta ltima expresin no puede excluirse un arreglo de Rufino, pues Orgenes nca habla en sus obras conservadas en griego de una naturaleza de la Trinidad.

    71 (volver) Cf. Jn 10,35

    72 (volver) Sal 81,1

    73 (volver)

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    /a> Sal 95,5

    74 (volver) Lc 10,27

    75 (volver) Lc 10,27

    76 (volver) Rm 7,2. Orgenes y otros despus de l entendieron que el eros/deseo de que hablIgnacio era Cristo; en realidad, Ignacio alude a su deseo terrenal, que se ha purificado y distanciado de la materia.

    77 (volver) 1Jn 4,8

    78 (volver) Mt 22,37 ss.

    79 (volver) Mt 19,18; Rm 13,9.

    80 (volver) Rm 13,9; Mt 22,40

    81 (volver) 2Co 4,8s.; 4,17.

    82 (volver) Rm 5,5

    83 (volver) Gn 29,18 s.

    84 (volver) 1Co 13,7 s.

    85 (volver) 1Tm 2,15

    86 (volver) 1Jn 4,8

    87 (volver) Mt 11,23

    88 (volver) Ibid.

    89 (volver) Jn 15,26

    90 (volver) 1Co 2,11

    91 (volver) Jn 15,26

    92 (volver) 1P 5.8

    93 (volver) 1Jn 4,7

    94 (volver) Son evidentes los arreglos de Rufino para esclarecer a los lectores latinosla fraseologa griega relativa a la divisin de la filosofa, en uso en las escuelasde la poca. Est de ms el poner de relieve lo forzado de la idea de Orgenes de reonar con esa divisin tripartita escolar las tres obras veterotestarnentarias atribuidas a Salomn.

    95 (volver) Orgenes alude a un motivo que ya los judos haban introducido en su polmica cos griegos en Alejandra y que los cristianos hicieron suyo: para exaltar la tradicin veterotestamentaria frente a la filosofa griega, se afirmaba, con absoluta arbitrariedad, que los filsofos griegos deban su filosofa a Moiss y a otros personadel A.T., de gran antigedad.

    96 (volver) 1R 4.29-30

    97 (volver) Es evidente que el griego paroimia (lat. proverbium) est aqu empleado con un sentido mucho ms amplio que el castellano proverbio, pues implica el hablar en parb

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    olas e imgenes.

    98 (volver) Jn 16,25

    99 (volver) Pr 1,2 ss.

    100 (volver) Pr 1,3-4

    101 (volver) Pr 1,4

    102 (volver) Pr 1,5

    103 (volver) Pr 1,6

    104 (volver) Sal 1,2

    105 (volver) Sal 36.30

    106 (volver) Col 4,3

    107 (volver) Pr 1,24

    108 (volver) 1R 4,29

    109 (volver) Si 1,26

    110 (volver) Qo 1,2

    111 (volver) Ex 3,6

    112 (volver) Gn 12,1

    113 (volver) Gn 22,1 ss.

    114 (volver) Gn 22,16

    115 (volver) Gn 26,15

    116 (volver) Gn 28,12.17; 32,2. Para entender el razonamiento origeniano, tngase presente que est basado en la etimologa, usual en su tiempo, del nombre de Israel = "hombre que ve a Dios". Orgenes tiene por sistema partir de la etimologa de los nombres hebreos, tal como se entenda en su poca, para basar en ella su interpretacin alica del texto sagrado. En las pginas que siguen, cosecharemos bastantes ejemplosde tal proceder.

    117 (volver) 2Co 4.18

    118 (volver) Ex 30,29

    119 (volver) Nm 4,47

    120 (volver) Rm 16,27

    121 (volver) Ga 3,19

    122 (volver) Veremos cmo Orgenes interpreta los amigos del esposo, de quienes se habla en el Cantar, como figuras y smbolos de los profetas y de los ngeles, que haban ancipado, profetizado y preparado la venida de Cristo en la carne ( = venida del esposo).

    123 (volver)

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    "> Ct 1,2

    124 (volver) Ct 6,8

    125 (volver) Ex 14,30 ss.; Dt 4,34; Sal 135,12.

    126 (volver) Ex 15,1

    127 (volver) Ex 14,29

    128 (volver) En sentido alegrico, Egipto y los egipcios son siempre, en Orgenes, smbolo

    el mal y del pecado. Todo el razonamiento que sigue, relativo a los cnticos del A.T., tiende a interpretar stos como etapas progresivas del cristiano hacia la perfeccin, evidentemente sobre la base de la interpretacin alegrica. El Cantar de loCantares representa su punto de llegada.

    129 (volver) Ex 15,1

    130 (volver) Normalmente, en Orgenes, el pozo se entiende como smbolo de la profundidadde la sabidura y de la ciencia que se ocupan de las cosas divinas.

    131 (volver) Nm 21,16

    132 (volver) Nm 21,17 s.

    133 (volver) Dt 31.19

    134 (volver) Dt 32,1

    135 (volver) Dt 32,2 s.

    136 (volver) Jc 5,15

    137 (volver) Jc 5,12

    138 (volver) 2 S 22,1 ss.

    139 (volver) 1Cro 16,8 s.

    140 (volver) Sal 17,3

    141 (volver) Sal 104,1-15

    142 (volver) 1Cro 16,22

    143 (volver) Sal 95,1 ss.

    144 (volver) 1S 5,1 ss.

    145 (volver) O "Salmos graduales". As se denominan los salmos 119-133, porque los canta

    ban los peregrinos mientras iban subiendo al monte de Jerusaln. Para Orgenes, simbolizan la ascensin del alma hacia la perfeccin.

    146 (volver) Sal 41,5

    147 (volver) Pr 1,1

    148 (volver) Qo 1,1

    149 (volver) Ct 1,1

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    150 (volver) Esta era la etimologa que se daba corrientemente del nombre de Salomn.

    151 (volver) Mt 12,42

    152 (volver) 1Tm 6,15

    153 (volver) Flp 2,6-7

    154 (volver) 1Co 1,30

    155 (volver) Ga 6,16; Rm 9,-8.- Es decir, la Iglesia representa al verdadero Israel, elIsrael segn el espritu, mientras los judos son Israel slo segn la carne.

    156 (volver) Hb 12,22

    157 (volver) Hb 12,23

    158 (volver) Ga 4,26

    159 (volver) En el sistema origeniano, tambin los ngeles participan, aunque de modo muypeculiar suyo, en ese tender de la Iglesia de los perfectos, de la que forman parte, hacia Cristo. Por eso tambin las regiones celestes quedan implicadas en la empresa, como lugar de llegada de las almas perfectas.

    160 (volver) Col 1,20

    161 (volver) 1Co 15,24-26

    162 (volver) Col 3,11

    163 (volver) 2Co 5,16

    164 (volver) Lc 2,52. El progreso del cristiano hacia la perfeccin significa tambin progreso de Cristo en cuanto que todo cristiano es parte de su cuerpo mstico.

    165 (volver) Hb 12,22

    166 (volver) Hb 4,14

    167 (volver) 1Co 6,17

    168 (volver) Jn 8,21

    169 (volver) Jn 13,36

    170 (volver) Orgenes est aludiendo a las realidades supramundanas, a las jerarquas angs, que, segn dijimos, son. parte de la Iglesia en su dimensin ms perfecta: cf. n. 59.

    171 (volver) Nm 2,32s.

    172 (volver) Nm 3,5s.

    173 (volver) Mt 10,24; Lc 6,40

    174 (volver) 1Co 15,24.- Es decir, en la perfeccin del cuerpo mstico ya plenamente realizado no habr ya superiores e inferiores, sino que en Cristo todos sern iguales entre si y respecto de Cristo mismo.

    175 (volver)

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    "> Ct 1,1

    176 (volver) 1R 4,29 ss.

    177 (volver) Con este nombre se design a escritos que presentaban la forma vtero y neotestamentaria, pero que no fueron reconocidos como inspirados y, por tanto, tampoco incluidos en el canon de la sagrada Escritura. Aqu Origenes da una valoracin porlo menos positiva de algunos apcrifos, mientras que, por el contrario, el juiciocorriente de la Iglesia sobre ellos era severo, pues los consideraba obra de herejes o, en todo caso, de falsarios. En realidad, aqu Orgenes admite que algunos de tales libros eran tan profundos en las ideas que presentaban que slo podan estar

    al alcance de la capacidad de unos pocos elegidos: por eso justifica su exclusindel uso en una iglesia, donde la casi totalidad de los fieles no podra comprenderlos.

    178 (volver) Pr 22,28

    179 (volver) Ct 1,1